viernes, 18 de septiembre de 2015

Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.

SER APTO

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








Preparémonos para enseñar a nuestros discípulos
Ministerio de Pablo en Tesalónica
1 Tesalonicenses 2:1-12
1Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; 2pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos,a como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.b 3Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 4sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 

5Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; 6ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. 7Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 8Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.

9Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. 10Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; 11así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, 12y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.

13Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes. 

14Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia naciónc las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, 15los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron;d y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, 16impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.
a a 2.2: Hch. 16.19–24.
b b 2.2: Hch. 17.1–9.
c c 2.14: Hch. 17.5.
d d 2.15: Hch. 9.23, 29; 18.12.
Reina Valera Revisada (1960). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
MODELO DE CONDUCTA
Defensa de Pablo
1 Tesalonicenses 2:1–12
Es un tanto difícil para un ministro del evangelio saber cuándo debe defenderse. Casi siempre hay críticas injustas, pero cuando éstas ponen en peligro su mensaje y ministerio, es menester presentar una defensa. Este es el caso en el segundo capítulo de 1 Tesalonicenses. No sabemos exactamente qué habían dicho los enemigos del apóstol, pero por lo que él dice en su defensa podemos deducir varias acusaciones.
En términos generales, acusaban a Pablo de querer enriquecerse por medio del engaño y engrandecerse en los ojos de gente ingenua. Parece que sus adversarios eran judíos, cuyo verdadero propósito era impedir la predicación del evangelio a los gentiles (2:14–16).
El pasaje se divide en tres puntos principales:
No por riquezas ni por fama 2:1–6
Un cuidado basado en amor 2:7–9
Un modelo de conducta 2:10–12
NO POR RIQUEZAS NI POR FAMA 2:1–6
Su visita no resultó vana 2:1
El “porque” del primer versículo hace referencia a algún antecedente. Probablemente se refiere a 1:5, donde Pablo pone a los hermanos tesalonicenses como testigos de la conducta que había observado mientras estuvo en medio de ellos. Dice literalmente: “como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”. En el 2.1 repite la frase” …vosotros mismos sabéis, hermanos…” ¡Qué bendición cuando un siervo de Dios se ha comportado de tal forma en una iglesia que los mismos hermanos son su mejor defensa!
El vocablo en griego que se traduce aquí como visita, podría ser entrada, y así la tienen algunas versiones. La palabra vana también podría ser vacía. En Marcos 12:3, hablando de un siervo del hombre que plantó una viña, se dice: “Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías”. Si aceptamos estas variaciones, podríamos parafrasear el texto como sigue: “Cuando llegamos a vosotros, nuestras manos no estaban vacías”. En otras palabras, habían llegado a ellos con las manos llenas, para impartir la verdad del evangelio y para entregar su propia vida en servicio a ellos. No habían venido vacíos, con el fin de enriquecerse a costa de ellos.
Si aceptamos lo que dice la versión Reina-Valera 1960, llegamos a la conclusión de que la visita o la estancia de los misioneros en Tesalónica no fue infructuosa. En el capítulo 1 abunda la evidencia de que tuvieron un ministerio muy fructífero. Muchos se convirtieron y dieron muchas muestras de su fe verdadera, incluyendo la propagación del mensaje por todo aquel mundo.
LOS TESALONICENSES ERAN TESTIGOS
DEL MINISTERIO FRUCTÍFERO DE PABLO.
Pablo mostró denuedo en Tesalónica 2:2
Pablo recordó a los tesalonicenses como él y sus colegas habían sufrido por el evangelio en Filipos (2:2a). Los detalles se encuentran en Hechos 16:11–40. En vez de desmayar por semejante maltrato, siguieron fieles a la visión macedonia y llegaron a Tesalónica, donde predicaron con denuedo el evangelio de Dios en medio de gran oposición (2:2b). La frase “como sabéis” indica que los hermanos tesalonicenses eran testigos del denuedo de Pablo y sus compañeros. Si los misioneros hubiesen ido motivados por el amor al dinero o por el deseo de engrandecerse, habrían abandonado la obra para volver a un trabajo que no exigiera semejante sacrificio.
PABLO SABÍA QUE SU DENUEDO PROVENÍA DEL
ESPÍRITU Y NO DE SU PROPIA CARNE.
¡PENSEMOS!
¿A quiénes puso Pablo como testigos de la efectividad de su ministerio? Explique la frase: “nuestra visita a vosotros no resultó vana”. ¿Qué había pasado a Pablo y Silas en Filipos? ¿Cuál fue su reacción?
Pablo no predicó por engaño 2:3
El mensaje de Pablo no provenía del error (2:3a). Él predicaba el evangelio, o sea, las buenas de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. El suyo, era un mensaje basado en muchas pruebas de su veracidad y había sido corroborado por todos los apóstoles, incluyendo a Pablo, quien vio a Cristo en el camino a Damasco (Hechos 9). No es sorprendente que los judíos dijeran que la fuente de su mensaje era el error. Ellos no creían en la resurrección de Cristo, e inventaron una fábula para decir que no resucitó de los muertos (Mateo 28:11–15).
Su exhortación tampoco procedió de la impureza (2:3b). La fornicación era una práctica común en los cultos paganos de aquel entonces, y parece que sus opositores habían acusado a Pablo de practicarla en sus cultos. Por ello, se vio obligado a defenderse de esa acusación también y aclarar que tales prácticas no formaban parte del culto evangélico.
Pablo no usó de ningún engaño para atraer a la gente ni para persuadirla a aceptar a Cristo. Él dependía del poder de Dios para llevar a cabo su obra. El uso de trucos no era correcto, ni eran necesarios para el éxito en un ministerio honrado. ¡Qué lección para nosotros, los que predicamos el evangelio! Pablo dijo en Romanos 1:16: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” No debemos depender de trucos, elocuencia ni persuasión humana para hacer la obra. La palabra misma, predicada con sencillez en el poder del Espíritu Santo hace su obra.
Pablo fue aprobado por Dios para predicar el evangelio 2:4
La frase “fuimos aprobados por Dios” lleva la idea de ser sometidos a prueba, ser examinados y ser hallados fieles (2:4a). El verbo está en tiempo perfecto, de modo que podría traducirse de la manera siguiente: “Hemos sido aprobados por Dios”. En otras palabras, el proceso de ser examinados seguía en pie hasta el momento en que Pablo escribió estas líneas. Desde su conversión a Cristo, había sido sometido a prueba. Esto incluye el tiempo que pasó en Arabia, su visita a Jerusalén, sus años en Tarso, su ministerio en Antioquía, su primer viaje misionero, el recorrido por los lugares visitados en ese viaje, y la experiencia en Filipos. En cada caso, Dios estaba sometiendo a su siervo a prueba, y siempre lo había hallado digno o genuino.
Como resultado de salir aprobado de cada uno de estos exámenes, Dios le había confiado el privilegio de predicar el evangelio continuamente, incluyendo el ministerio en Tesalónica. Pablo estaba siempre consciente de haber sido puesto en el ministerio por Dios. En 1 Timoteo 1:11–12 dijo: “según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado. Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”.
Habiendo sido puesto en el ministerio por Dios, Pablo sentía la responsabilidad de agradar al Señor, y no a los hombres (1:4b). La tentación de agradar a los hombres está siempre presente para el que predica la palabra divina. Si uno no se cuida, comienza a eliminar ciertas cosas de su prédica para no ofender a sus oyentes. El siervo de Dios no debe predicar para ofender, pero no debe cambiar su mensaje sólo porque determinado personaje llega repentinamente al culto.
NO TEMAMOS A LOS HOMBRES, RENDIREMOS
CUENTA A DIOS POR EL MINISTERIO.
¡PENSEMOS!
¿De qué acusaron a Pablo en 2:3? ¿Cuáles son algunos trucos usados por algunos predicadores en la actualidad? ¿Quién confió a Pablo el evangelio de Cristo? Mencione algunas pruebas a que el apóstol fue sometido antes de ser aprobado por Dios para el ministerio. ¿Cuáles son algunos peligros de procurar agradar a los hombres en la predicación de la palabra? ¿A quién ha de dar cuenta el ministro de Dios por su ministerio?
Pablo no predicó por avaricia 2:5
Pablo decía que no usaba “de palabras lisonjeras” (2:5a), porque éstas sólo pueden tener un propósito. Uno de ellos es para congraciarse con otros. En este contexto la razón es evidente, porque en aquel entonces abundaban charlatanes que comerciaban con su capacidad de pronunciar discursos acerca de diferentes temas. Probablemente algunos habían acusado a Pablo de predicar para sacar provecho material de sus oyentes. Una vez más, él puso a los tesalonicenses como testigos de la falsedad de tal cargo (2:5b). Desmintió la acusación categóricamente con las palabras: “ni encubrimos avaricia” (2:5c) y puso a Dios como testigo (2:5d). Pocas personas pueden hacer eso, pero Pablo conocía su corazón, y sabía que era inocente.
Hay muchas cosas que tientan al ministro del evangelio. Una de ellas es el amor o mal uso del dinero. Es menester cuidarse mucho para ser guiado por el Espíritu Santo y no por ofertas monetarias. ¡Dichoso el joven ministro que conoce a un siervo de Dios de experiencia que le puede servir de mentor en tales cosas!
Pablo no predicó por alcanzar gloria personal 2:6
Existía la insinuación de que Pablo predicaba para obtener la gloria de los hombres (2:6a). Abundaban quienes sí lo hacían, pero no este siervo de Dios. ¿Qué gloria había en una cárcel de Filipos? ¿Qué gloria traía la experiencia de haber sido perseguido en Tesalónica y Berea? Él no buscaba la gloria ni de adversarios ni de amigos (2:6b). Su única meta era que Dios recibiera la gloria por la salvación de las almas y la edificación de cuantos creyeran. El apóstol aun se privaba de sus privilegios o derechos legítimos. Él podía ser una carga por ser apóstol de Cristo. En otras palabras, tenía derecho a vivir del evangelio o esperar que los tesalonicenses lo sostuvieran mientras predicaba en medio de ellos. Pero los misioneros decidieron no hacerlo, y al contrario, servían a los hermanos de Tesalónica con gran amor, como hacen constar los versículos 7–9.
UN CUIDADO BASADO EN EL AMOR 2:7–9
Pablo mostró ternura para los tesalonicenses 2:7
En vez de usar su autoridad apostólica para exigir la atención de los tesalonicenses, Pablo los trató con mucha ternura (2:7). El cuadro que presenta es el de una madre que abriga tiernamente a su bebé en el regazo mientras lo acaricia. No es común pensar de Pablo como un hombre de gran sensibilidad o ternura, pero así se presenta en este contexto. Es loable cuando un pastor puede derramar lágrimas por las almas perdidas y con los hermanos cuando pasan por diversas pruebas. Tendemos a creer que al hombre tierno de corazón le falta carácter varonil. Al contrario, las lágrimas genuinas vinculan al pastor con su pueblo.
Pablo estaba dispuesto a sacrificarse por los tesalonicenses 2:8
El amor que Pablo y sus compañeros sentían por los tesalonicenses era muy grande (2:8a). Los hermanos habían llegado a serles muy queridos (2:8d). Ese amor se manifestaba de dos maneras:
1.     Los motivó a entregarles el evangelio, (2:8c) y
2.     Los motivó incluso a estar dispuestos a entregarles su propia vida (2:8b).
Un amor así se compara con el amor de Cristo, y desmiente toda acusación falsa acerca de los motivos de los misioneros.
PABLO NO FUE MOTIVADO NI POR AVARICIA
NI POR GLORIA DE LOS HOMBRES, SINO POR
AMOR (2:5–8).
Los misioneros se sostenían a sí mismos 2:9
En el versículo 6, Pablo ya había dicho que él y sus colegas evitaban ser una carga para los tesalonicenses
Aquí da más detalles acerca de esa afirmación. Habían trabajado con sus propias manos para no ser gravosos a ninguno de ellos (2:9c). Hechos 18:1–3 habla de la relación que existía entre Pablo, Aquila y Priscila. Todos practicaban el mismo oficio, y Pablo se quedó con ellos; “…el oficio de ellos era hacer tiendas” (Hechos 18:3c).
Los tesalonicenses eran testigos del trabajo que Pablo y sus compañeros desplegaban de noche y de día para no ser gravosos (2:9a y b). Trabajaban con sus manos para sostenerse y poder predicar el evangelio de Dios (2:9d). No tenían la meta de enriquecerse, sino de proclamar el mensaje de la muerte y resurrección de Jesucristo. Tal trabajo era otra evidencia de su gran amor para los tesalonicenses.
Había quienes cooperaban económicamente con Pablo en su ministerio (Filipenses 4:15–16), pero parece que él tenía la costumbre de no ser carga para nadie durante la predicación inicial en cada lugar (2 Corintios 11:8–9).
Pablo enseñaba que el obrero es digno de su salario (1 Timoteo 5:17–18) y los miembros de la iglesia hacen bien en cumplir con este principio bíblico. Asimismo, es muy loable ver a un hombre de Dios trabajar con sus propias manos para obtener su sostén cuando la carencia de recursos económicos no permite a los hermanos sostenerlo completamente.
UN MODELO DE CONDUCTA 2:10–12
La conducta de Pablo fue ejemplar 2:10
El apóstol usa tres adverbios para describir su comportamiento entre los tesalonicenses. Dijo que él y sus colegas se comportaron: santa, justa e irreprensiblemente con los creyentes (2:10). Una vez más pone a los tesalonicenses como testigos con la frase: “Vosotros sois testigos” (2:10a). Santamente se refiere a la conducta pura, separada del mal y apartada para Dios, cosa que debe caracterizar a todos los creyentes.
Justamente tiene que ver con la justicia práctica. No hace referencia a la justicia perfecta de Cristo, que es nuestra por haberlo aceptado como nuestro Salvador. Procedemos justamente cuando damos a Dios y a los seres humanos lo que les pertenece. Irreprensiblemente quiere decir en forma irreprochable.
Así era la conducta de Pablo, Silas y Timoteo. Pablo enseñaba que “es necesario que el obispo sea irreprensible” (1 Timoteo 3:2) y practicaba lo que predicaba.
Pablo fue como un padre para los creyentes 2:11–12
Anteriormente habló de mostrar ternura hacia los hermanos tesalonicenses (2:7). Tal cuidado generalmente es característico de una madre. En estos dos versículos describe su papel como padre espiritual que se preocupaba por el desarrollo completo de sus hijos, así como su autoridad. Para llevarlos hacia la madurez espiritual, les exhortaba, les consolaba y les encargaba que anduvieran como es digno de Dios.
Una de las definiciones de exhortar es “amonestar con urgencia”. Ese papel le pertenece al padre. Consolar tiene un significado más obvio. Los tesalonicenses estaban pasando por muchas pruebas, y necesitaban del ministerio de consolación. “Encargar” tiene la idea de pedir a alguien que asuma una seria responsabilidad. El encargo tenía que ver con andar como es digno de Dios.
Pablo agregó que Dios les había llamado “a su reino y gloria”. El reino de Dios tiene cuando menos dos significados. Hay un aspecto actual, que es espiritual (Colosenses 1:12–13). Tiene también un aspecto futuro que se llevará a cabo cuando Cristo vuelva a esta tierra para reinar. Los cristianos somos partícipes de ambos. Cristo debe reinar ahora mismo en nuestros corazones, y reinaremos con él sobre la tierra cuando regrese (Apocalipsis 2:10 y 5:6). Debemos hacer todo para la gloria de Dios.
¡PENSEMOS!
Pablo negó dos acusaciones en el versículo 5, ¿cuáles son? ¿Qué quiere decir la frase, “aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo”? ¿Qué figura usó Pablo para describir su ternura para con los tesalonicenses? ¿Qué hicieron Pablo y sus colegas para no ser gravosos a los creyentes? Describa cuál era la conducta de los misioneros. ¿Qué diferencia hay entre el cuidado “maternal” y el paternal de Pablo?

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