miércoles, 11 de mayo de 2016

Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él: La magnífica historia de una operación de rescate

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




La magnífica historia de una operación de rescate

GÉNESIS
Génesis es el nombre que se le dio al primer libro de la Biblia, el primero de los cinco libros que escribió Moisés. En la Biblia hebrea, este libro tiene el nombre de la primera palabra del libro mismo: “En el principio”.

“Génesis” es una palabra griega que significa “origen”, y es un nombre muy apropiado.

Este primer libro de la Biblia nos informa sobre:

  • el origen del universo y de la raza humana; 
  • describe los trágicos detalles del origen del pecado y sus terribles consecuencias. 
  • el origen de la obra misericordiosa de Dios para deshacer el daño que el pecado le causó a su creación, y que comienza con la promesa del Salvador. 
  • La sección más larga del libro de Génesis (capítulos 12–50) describe el origen de Israel, el pueblo especial de Dios.

Este importante libro de los orígenes no pretende ser un libro de historia universal del mundo antiguo; el propósito específico de Génesis es describir la actividad salvadora de Dios.

Génesis es el primer capítulo de la magnífica historia de la operación de rescate que hizo Dios, a la que nosotros llamamos su plan de salvación. Es interesante e instructivo notar cómo describe Génesis la obra redentora de Dios, no por la formulación de declaraciones doctrinales, sino narrando las biografías de las personas.

En la vida de esas personas podemos ver a Dios en acción, con el mensaje de su ley y de su amor.

Autor

En Génesis no hay una referencia directa a su autor, pero eso no significa que debamos considerar este libro como anónimo.

Las Escrituras no tratan a Génesis como un libro separado; desde los primeros tiempos, el pueblo hebreo consideró el libro de Génesis, junto con los siguientes cuatro libros, como una unidad. A estos cinco libros los llamaron “la Torá de Moisés”.

Torá (usualmente traducido como “ley”) significa “instrucción”, “enseñanza”. Esta “ley de Moisés” también se conoce normalmente como el Pentateuco (“cinco libros”). Los antiguos judíos con frecuencia llamaban al Pentateuco “los cinco quintos de la ley”.

La premisa desde la cual se escribe este comentario es que Moisés es el autor de estos cinco libros de la Biblia. El resto del Antiguo Testamento y todo el Nuevo Testamento simplemente dan por sentado que existía el libro conocido como la “ley de Moisés”, cuyo contenido recibió Moisés de Dios mismo.

La Biblia reconoce tan sólo un autor humano del Pentateuco, y ese autor es Moisés. Jesús definió de una vez por todas el asunto del autor de Génesis y de todo el Pentateuco, cuando les dijo a sus críticos: “Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él” (Juan 5:46).

Esto plantea inmediatamente la pregunta: “¿Cómo recibió Moisés la información que escribió en el Pentateuco?” La mayoría de lo que está escrito en los libros de Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio ocurrió durante la vida de Moisés; pudo haber usado sus experiencias personales para escribir estas cosas. Sin embargo, lo que está escrito en Génesis, desde el relato de la creación hasta la muerte de José, tuvo lugar mucho antes del nacimiento de Moisés. ¿Cómo pudo haber recibido este material?

Como no hubo testigos humanos en la creación del mundo, esta información sólo pudo haberle llegado a Moisés mediante el milagro de la revelación divina. Milagrosamente, Moisés recibió de Dios la información acerca de cómo llegó a existir el mundo; no es posible que la haya obtenido de otra forma. El Pentateuco es una parte de las Escrituras del Antiguo Testamento, del cual dijo Pablo: “Toda Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16).

Podríamos preguntarnos: Cuando Dios le reveló a Moisés el contenido de Génesis, ¿lo hizo directamente? ¿O pudo Moisés haber usado documentos escritos previamente?

Por ejemplo, al informar sobre los viajes del patriarca Abraham, ¿es posible que Moisés haya tenido acceso a documentos que Abraham conservaba? Lutero una vez hizo el siguiente comentario: “Pienso que Abraham elaboró un pequeño manual o un breve relato de la historia desde Adán hasta su tiempo”, documento que muy bien pudo haber usado Moisés.

Aunque no puede decirse nada con seguridad acerca de si Moisés usó documentos existentes, no hay razón para que el cristiano creyente en la Biblia niegue esta posibilidad. Si Dios estimó conveniente usar la comida de un muchacho para alimentar a 5.000 personas, y usar el vientre de una virgen para dar al mundo un Salvador, ¿por qué no pudo haber usado documentos escritos previamente cuando reveló su verdad para que Moisés la escribiera?

Nuestra posición sobre la inspiración divina y la divina autoridad de la Escritura en general, y de Génesis en particular, se deriva de las presuposiciones de la fe cristiana. El mensaje bíblico de la ley de Dios y su mensaje del amor de Dios, nos han convencido de que Dios nos habló milagrosamente en Génesis, y de que lo que dice es verdad. Dios no puede mentir. El Hijo de Dios se refirió en particular a las Escrituras del Antiguo Testamento cuando dijo: “La Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35).

No será una sorpresa para el lector saber que no todos los que estudian la Biblia abordan el estudio de Génesis con estas mismas suposiciones. Muchos consideran que el Pentateuco no fue escrito por un autor, sino que es el resultado de la unión de al menos cuatro documentos anteriores e independientes llamados:

  • el yahvista, 
  • el elohísta, 
  • el deuteronomista, y 
  • el código sacerdotal. 
Se supone que el yahvista (J) debió ser un teólogo que vivió en el reino del sur hacia del año 850 a.C., y quien habitualmente se refirió a Dios como Yahveh.

El elohísta (E), se ha dicho que vivió en el reino del norte alrededor del año 750 a.C., y que su contribución al Pentateuco puede identificarse por el uso predominante del nombre Elohim que le da a Dios.

La fuente deuteronomista (D), se dice que fue: una persona, o una escuela, o un grupo, en el norte de Israel, que escribió después de que la capital de Samaria cayó en manos de los asirios, tal vez hacia el año 625 a.C.

El código sacerdotal (P), se nos dice, estaba constituido por un escritor o un grupo de escritores que se dirigieron por escrito a Israel en el tiempo del exilio en Babilonia o más tarde (500 a.C., con un siglo más o menos de variación). Éste vuelve a narrar la historia de los antepasados de Israel y explica la forma en que Israel adoraba a Dios.

Las series genealógicas, las listas de tribus, y las reglas de adoración se le atribuyen generalmente a este código sacerdotal, ya que en esas cosas pudo haberse interesado en particular un sacerdote escritor.

Según esta teoría documental, se piensa que el Pentateuco es como un mosaico literario, que fue recortado y pegado usando diferentes documentos escritos con anterioridad. Este punto de vista sostiene que el Pentateuco alcanzó su forma actual tal vez algunos siglos antes de la época de Cristo, más de mil años después de Moisés.

Se repite que este comentario está escrito con la convicción de que Moisés es el autor de los primeros cinco libros de la Biblia.

Estructura

A fin de apreciar la singular estructura del libro de Génesis, será útil recordar que Moisés organizó su material literario en diez secciones, la mayoría de las cuales se introducen con la fórmula: “Estos son los descendientes de…” (La Nueva Versión Internacional dice: “Estos son los relatos…”).

Estos diez relatos son pequeñas historias que ilustran cómo, desde el principio de los tiempos, Dios ha estado interesado y activo en el establecimiento de una familia de creyentes.

Nueve de estos diez relatos llevan el nombre de las personas; el primero es el relato de los cielos y la tierra (Génesis 2:4).

En cada caso, el relato no nos dice el origen de las personas o de la cosa que se nombra, sino su historia subsiguiente, y siempre con referencia al gran plan de la salvación de Dios.

Aquí tenemos un resumen de los diez relatos:

1. El relato de los cielos y la tierra (Génesis 2:4–4:26) explica lo que ocurrió cuando el diablo invadió la perfecta creación de Dios. Por la tentación de Satanás, Adán y Eva dudaron del amor de Dios y se rebelaron contra su santa voluntad, y por lo tanto, trajeron la maldición de la muerte y la condenación sobre toda la familia humana.

La historia de los cainitas (capítulo 4) muestra la rapidez con que avanzó la maldad, una vez que se introdujo en el mundo. Sin embargo, por pura gracia, Dios dispuso restaurar su creación; prometió que el Salvador (la “simiente” de la mujer) destruiría el poder de Satanás y liberaría a sus cautivos.

2. El relato de Adán (Génesis 5:1–6:8) describe los antepasados del Mesías prometido, desde Adán hasta Noé. Lucas 3:36–38 confirma que esto es historia, y no una leyenda popular. Un tema prominente de este relato es la muerte. Todos los que aquí son nombrados mueren, con la única excepción de un hombre que caminó con Dios.

La trágica conclusión de este relato menciona la unión gradual de los descendientes de Set con los cainitas en su vana y propia glorificación y en su completo abandono moral. Por resultado, Dios tuvo que anunciar el juicio universal. Sólo Noé, por la gracia de Dios, permaneció fiel a Dios.

3. El relato de Noé (Génesis 6:9–9:29) nos da un doble mensaje sorprendente. Mientras el diluvio universal destruía toda vida fuera del arca, el Señor en su gracia preservó la línea mesiánica a través de Noé y su familia. El mismo diluvio que trajo el juicio de Dios sobre el pecado y la dura incredulidad, trajo también la gracia de Dios que salvó de la muerte y de la destrucción el arca con su preciosa carga. Después del diluvio, el Señor usó a Noé para anunciar que la línea mesiánica seguiría mediante Sem.

4. El relato de los hijos de Noé (Génesis 10:1–11:9) pone el énfasis en la unidad de la raza humana al describir la distribución de los tres hijos de Noé en varias naciones e idiomas. Esta “tabla de las naciones” examina el mundo de las naciones que el antiguo Israel conocía. Se enumeran con más detalle las naciones con las que el pueblo escogido de Dios tuvo mayor contacto. El relato concluye con la dispersión que tuvo lugar en Babel. Los que buscaron su propia gloria en lugar de glorificar el nombre de Jehová cayeron otra vez bajo el juicio de Dios.

5. El relato de Sem (Génesis 11:10–26) nos menciona los antepasados del Mesías, limitando el linaje del Salvador de la línea de Sem a Taré, padre de Abraham.

Estos primeros cinco relatos describen el principio de la historia de la actividad salvadora de Dios en el mundo antiguo. El segundo grupo de relatos menciona la actividad salvadora de Dios entre los patriarcas.

6. El relato de Taré (Génesis 11:27–25:11) es uno de los más largos, cubriendo casi una cuarta parte del libro de Génesis. Describe cómo, después de que la raza humana abandonó el evangelio (Génesis 6:5–7; Génesis 11:1–9), Dios estableció un nuevo programa de amor fiel para sus criaturas pecaminosas.

Escogió a Abraham, de la familia de Taré, para ser el padre de su nación especial de Israel. El Señor sacó a Abram de una cultura donde se practicaba la idolatría, y lo capacitó para confiar completamente en la promesa de Dios. Por esta fe Abram llegó a ser “el padre de los creyentes”.

7. El relato de Ismael (Génesis 25:12–18) es el más corto de los diez relatos de Moisés, dado que los descendientes de Ismael, hijo de Abraham nacido de una joven esclava, no fue parte de la línea escogida, sino una línea secundaria en la historia de la gracia salvadora de Dios en el Antiguo Testamento. Este relato de seis versículos narra el cumplimiento de la promesa divina de que doce gobernantes descenderían de Ismael. Dios cumple todas sus promesas.

8. El relato de Isaac (Génesis 25:19–35:29) lleva el cumplimiento de la promesa mesiánica mediante las dos generaciones que siguieron a Abraham. A diferencia de su ilustre padre, Isaac fue de naturaleza tranquila e introvertida. Él y su esposa tuvieron hijos gemelos; desde antes del nacimiento de los gemelos, Dios anunció que el mayor (Esaú) serviría al menor (Jacob).

Al contrario de lo que se hubiera esperado, Jacob fue el hijo que Dios escogió para continuar la línea de la cual iba a nacer el Salvador.

Desafortunadamente, Jacob, en su juventud, tuvo la tendencia a confiar en su propia inteligencia para obtener el éxito. Este relato muestra que Jacob tuvo que aprender del modo más difícil a depender por completo de la gracia salvadora de Dios. Cuando Jacob aprendió esto, Dios le cambió el nombre a Israel: el que, en fe, pudo con Dios y con el hombre.

9. El relato de Esaú (Génesis 36:1–37:1) también constituye una línea secundaria. En primer lugar, nos habla del desarrollo de la línea de Esaú y, en segundo lugar, del desarrollo de los edomitas, vecinos de Israel ubicados al sur.

10. El relato de Jacob (Génesis 37:2–50:26) es el último y más largo de los diez relatos de Moisés. Relata cómo los doce hijos y la hija de Jacob llegaron a formar una familia de setenta almas que, junto con sus familias, se fueron a vivir a Egipto. Dios en su gracia obró de forma misteriosa para realizar todas estas cosas, usando la crueldad de los hermanos de José para llevar a cabo sus maravillosos planes para la nación que había escogido. Este relato explica cómo las doce tribus lograron establecerse en Egipto y prepara la escena para la narración del Éxodo.

Entonces vemos que, al registrar la historia temprana del misericordioso trato de Dios para con la humanidad, Moisés divide su material en dos partes desiguales. Los primeros once capítulos de Génesis describen la actividad salvadora de Dios en el mundo antiguo: primero entre las dos primeras personas, luego entre los descendientes de Adán y Eva, y finalmente entre los descendientes de Noé.

Los últimos treinta y nueve capítulos del libro de Génesis describen la actividad salvadora de Dios entre los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob.

Después del relato de los descendientes de Noé, que terminó en idolatría y rebelión contra Dios (Génesis 11:1–9), Dios introdujo un nuevo programa de su amor salvador. Amorosamente escogió y capacitó a los patriarcas: Abraham, Isaac, y Jacob para formar su pueblo especial de Israel.

Mediante este pueblo escogido, Dios resolvió llevar a cabo su maravilloso plan para rescatar del pecado a toda la raza humana. Por lo tanto, el amor salvador de Dios es el gran tema de toda la Biblia, desde la primera palabra de Génesis hasta la última de Apocalipsis.

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