miércoles, 27 de julio de 2011

Quiero Casarme: ¿Con quién?

Quiero Casarme: ¿Con quién?
 
Esta es una de las preguntas cruciales que confronta la juventud. La gran mayoría de los
jóvenes quiere casarse y ser feliz. Dios así lo quiere. Pero la decisión de elegir al compañero/a
no siempre resulta sencilla.
1 CUANDO UN JOVEN CRISTIANO PIENSA EN CASARSE, ANHELA HACER LAS COSAS DE LA MEJOR MANERA, DESEA COMENZAR CON UN FUNDAMENTO SÓLIDO :
1.1.1 El joven no quiere edificar su casa sobre la arena sino sobre la roca. Si tienes a Cristo
en tu corazón no tienes por qué fracasar, caer o arruinar tu vida. Con el Señor Jesús en
tu vida podrás formar un hogar precioso donde valga la pena vivir.
1.1.2 Dios dice: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él.” O
sea que el cristiano y la cristiana, cuando están pensando en formar una pareja, están
buscando a aquella persona que Dios ya ha elegido. Una ayuda idónea, una persona
acorde a mis necesidades y, al mismo tiempo una persona que necesita lo que yo tengo
para darle.
1.1.3 El cristiano no busca a su pareja por motivos puramente egoístas (al menos no
debiera ser así). Es verdad que el joven necesita una esposa; pero a su vez, cuando
está pensando en la compañera, debe preguntarse: “¿A quién podré bendecir? ¿Quién
necesita lo que yo tengo para ofrecer? ¿A quién puedo ayudar? ¿A quién puedo amar
con todo mi corazón y para quién puedo ser una bendición?

        Ahora, hay otro punto importante que mencionar:
2 EL CRISTIANO ESTÁ UNIDO PARA SIEMPRE:
2.1 No es como una mariposa ni como una abeja que va de flor en flor para ver cuál es la más
dulce
.
La Biblia dice: “Ningún hombre debe separar lo que Dios juntó” (Mateo 19.6)
El cristiano verdadero piensa en casarse y vivir unido al cónyuge en amor, paciencia, ternura y perdón constantes, hasta que la muerte los separe.
Cuando existe la voluntad sincera en el corazón, el Espíritu Santo se ocupa de guiar al joven cristiano.
“Yo soy el Señor Dios de ustedes...
que los guía por la senda que deben seguir.”
(Isaías 48.17).


2.2 Hoy en día hay una gran confusión como resultado de novelas baratas, películas pornográficas y también como resultado de ciertas pautas culturales erradas. La palabra amor es una de las más distorsionadas de nuestro léxico.
El término amor se ha prostituido. La gente cree que la palabra amor es sinónimo de sexo. Pero en realidad amor y sexo no son sinónimos. Amar no implica, necesariamente, tener relaciones sexuales. Así como tampoco el tener relaciones sexuales implica que haya amor. El sexo es para expresar amor, pero no siempre el amor se manifiesta a través del sexo.
La Biblia dice que debemos amar a todos porque “Dios es amor” (1Juan 4.8).
¿Cuál es la esencia del amor? Según la Epístola a los Gálatas, el amor es servicio.
La señal de que amamos a alguien es que servimos a esa persona. “Ustedes fueron llamados a libertad; pero no a la libertad de hacer lo malo sino a la libertad de amar y servir a los demás” (Gálatas 5.13).
El amor se revela en el servicio. Amor es aquello que hace buscar el bien de la otra persona, es el fundamento de la vida en relación.
El amor es la clave de un noviazgo y un matrimonio feliz.
Examina tu corazón. Si crees amar a un joven o una chica, pregúntate:
“¿Siento la clase de amor que se describe en el pasaje de 1Corintios 13?”.

3 ¿CÓMO CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS PARA MI VIDA? : Para ello es necesario que te preguntes:
3.1 ¿Es o no es verdadero creyente en Cristo?:
3.1.1 La Biblia es terminante con respecto a que el cristiano no debe casarse con un incrédulo.
Hay un gran énfasis en las palabras de San Pablo.

“No se unan en matrimonio con los que no aman al Señor, porque ¿qué puede un cristiano tener en común con los que viven entregados al pecado?
¿Cómo puede la luz llevarse bien con la oscuridad? Y ¿qué armonía puede haber entre Cristo y el diablo? ¿Cómo puede un cristiano estar de acuerdo con un incrédulo? Y ¿qué unión puede existir entre el Templo de Dios y los ídolos? Ustedes son el templo del Dios viviente, y el Señor dijo de ustedes: “Viviré en ellos y caminaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.” Por eso el Señor dice: “Salgan de en medio de ellos, apártense; no toquen sus inmundicias, y yo los recibiré con los
brazos abiertos.” (1 Corintios 6.14-17).  


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