lunes, 12 de septiembre de 2011

Iglesias Abusadoras: Un método moderno para apoderarse de voluntades


Iglesias Abusadoras: Un método moderno para apoderarse de voluntades


Iglesias abusadoras


Todos estamos familiarizados con sectas tradicionales como los mormones o los Testigos de Jehová. Sin embargo, hay otros grupos con características de sectas que no encajan en el mismo perfil que las sectas tradicionales. Se los suele llamar "iglesias abusadoras" o aun "sectas basadas en la Biblia", y aparentan por fuera ser ortodoxas en sus creencias doctrinales. Lo que diferencia a estos grupos o iglesias del cristianismo ortodoxo genuino es su metodología y filosofía del ministerio abusadoras y similares a las sectas.En su libro Churches That Abuse (Iglesias que abusan), el Dr. Ronald Enroth analiza cuidadosamente varias de estas iglesias en todo Estados Unidos. Revela los métodos sectarios que usan estos grupos y señala varias marcas distintivas de las iglesias abusadoras. A esta altura presentaré brevemente cada una de estas características y a lgunas propias mías. Más adelante trataré cada una de estas características con mayor detalle.
Primero, las iglesias abusadoras tienen un estilo de liderazgo orientado hacia el control. Segundo, los líderes de este tipo de iglesias usan la manipulación para lograr la sumisión total de sus miembros. Tercero, hay un estilo de vida rígido y legalista que involucra numerosos requisitos y detalles minuciosos de la vida diaria. Cuarto, estas iglesias tienden a cambiar de nombre a menudo, especialmente una vez que son expuestos por los medios. Quinto, la desaprobación de otras iglesias es frecuente, porque se consideran superiores a todas las demás iglesias. Sexto, estas iglesias tienen un complejo de persecución y consideran que son perseguidas por el mundo, los medios y otras iglesias cristianas. Séptimo, las iglesias abusadoras apuntan específicamente a los jóvenes adultos de entre dieciocho y veinticinco años de edad. La octava y última señal de las iglesias abusadoras es la gran dificultad que tienen los miembros para salir de estas iglesias, un proceso que suele estar marcado por el dolor social, psicológico o emocional.
Las personas involucradas en una iglesia que parece reflejar estas características harían bien en evaluar la situación en profundidad y dejar la iglesia, si corresponde. La permanencia puede aumentar los riesgos de dañar sus relaciones familiares y multiplica la probabilidad de perder su perspectiva. Los miembros de este tipo de iglesias suelen desarrollar una visión distorsionada de la realidad, desconfían de todos, y sufren de estrés, temor y depresión. Algunos ex miembros llegan a experimentar estas cosas luego de huir de una iglesia abusadora. Hay también varios casos documentados en los que la relación con una iglesia abusadora ha llevado a la muerte de personas o sus familiares. Algunas de estas iglesias tienen redes de muchas iglesias hermanas. En algunos casos, estos grupos se han separado de denominaciones más tradicionales. En ocasiones, los nuevos grupos han sido denunciados por la denominación madre. Este tipo de grupos suelen disfrazarse al cambiar frecuentemente el nombre de su organización, especialmente ante publicidad adversa. Esta práctica hace que la verdadera naturaleza de estas organizaciones sea más difícil de determinar para la persona poco suspicaz.
Algunas iglesias abusadoras tienen ministerios universitarios en todo el país. En algunas universidades, estos movimientos estudiantiles se encuentran entre los grupos más numerosos de sus respectivas universidades.
Es importante hoy que los cristianos conozcan la Biblia y sepan cómo reconocer este tipo de iglesias, para no caer en sus trampas. A fin de ayudar a las personas a estar más conscientes de iglesias que podrían estar abusando de sus miembros, ahora quiero ahondar en mayor detalle en las ocho características que mencioné anteriormente.

Liderazgo orientado hacia el control

Una característica fundamental de una iglesia abusadora es el liderazgo orientado hacia el control. El líder de una iglesia abusadora es dogmático, autosuficiente, arrogante y el punto focal espiritual en la vida de sus seguidores. El líder supone que está más sintonizado espiritualmente con Dios que nadie más. Afirma tener una comprensión de la Biblia que nadie más tiene. O tal vez diga que recibe revelaciones personales de Dios. Debido a estas afirmaciones, la posición y las creencias del líder no pueden ser cuestionadas; sus afirmaciones son concluyentes. Para miembros de este tipo de iglesia o grupo, cuestionar al líder equivale a cuestionar a Dios. Si bien el líder tal vez no diga esto, esta actitud se ve claramente por el tratamiento de quienes se atreven a cuestionar o desafiar al líder. El líder del movimiento suele tomar decisiones personales por sus seguidores. El pensamiento individual está prohibido; de esta forma, los seguidores se vuelven dependientes del líder.En la jerarquía de este tipo de iglesia, el líder no rinde -o tiende a no rendir- cuentas a nadie. Aun cuando haya una junta de ancianos, suele estar formado por personas leales al líder y que nunca estarán en desacuerdo con él. Este estilo de liderazgo no está avalado por la Biblia. Según la Biblia, todos los creyentes tienen el mismo acceso a Dios y son iguales ante Él, porque fuimos hechos a su imagen, y todos estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios. En 1 Tesalonicenses 5:21 se indica a los creyentes que midan todas las enseñanzas contra la Palabra de Dios. Hechos 17:11 dice que aun el apóstol Pablo estaba bajo la autoridad de la Biblia, y se elogia a los de Berea porque verificaron las enseñanzas de Pablo contra las Escrituras. Tanto los líderes como los laicos deben vivir de acuerdo con la Biblia.

Manipulación de los miembros

Las iglesias abusadoras se caracterizan por la manipulación de sus miembros. La manipulación es el uso de fuerzas exteriores para lograr que otros hagan lo que alguien quiere que hagan. Aquí la manipulación se usa para hacer que las personas se sometan al liderazgo de la iglesia. Las tácticas de manipulación incluyen el uso de la culpa, la presión de sus pares, la intimidación y las amenazas de juicio divino de Dios por la desobediencia. A menudo, se lleva a cabo una dura disciplina pública para promover el ridículo y la humillación.Otra táctica es la filosofía del "pastoreo". Según se practica en muchas iglesias abusadoras, esta filosofía requiere que cada miembro responda personalmente ante otra persona de mayor experiencia. Uno debe revelar todos sus pensamientos y sentimientos personales a esa persona y discutir con ella sus decisiones futuras. Esta información personal no se usa para ayudar al miembro sino para controlarlo.
Otra forma de control es el aislamiento. Las iglesias abusadoras pueden interrumpir el contacto entre un nuevo miembro y su familia, amigos y toda otra persona no asociada con la iglesia.
¡Qué diferente es este estilo de liderazgo del liderazgo de Jesús, el Buen Pastor, quien conduce a sus ovejas amorosamente, amablemente, humildemente y sacrificialmente!

Un estilo de vida rígido y legalista

La tercera característica de las iglesias abusadoras es el estilo rígido y legalista de sus miembros. Esta rigidez es un resultado natural del estilo de liderazgo. Las iglesias abusadoras exigen la devoción inquebrantable a la iglesia de sus seguidores. La lealtad a la iglesia tiene prioridad por sobre la lealtad a Dios, la familia o cualquier otra cosa.A menudo se presiona a los miembros a asistir a estudios bíblicos cinco, seis o siete días a la semana. Existe un requisito para hacer evangelismo; se debe cubrir cierta cuota de contactos, y algunas iglesias llegan a exigir que los miembros completen tarjetas de tiempo que registran cuántas horas han dedicado al evangelismo, etc. Se hacen programas diarios para la persona, con lo cual está cumpliendo el ministerio de la iglesia interminablemente. Ex miembros de una iglesia me dijeron que estuvieron trabajando para la iglesia desde 5:00 a.m. hasta 12:00 p.m., cinco días a la semana.
Los miembros de este tipo de iglesias frecuentemente abandonan la escuela, dejan de trabajar o aun desatienden sus familias para hacer el trabajo exigido por la iglesia. Hay también pautas para el vestido, las citas, las finanzas, etc. Este tipo de detalles se consideran de gran importancia en estas iglesias.
En iglesias como éstas, las personas comienzan a perder su identidad personal y empiezan a actuar como robots programados. Muchas veces, la presión y las exigencias de la iglesia harán que el miembro tenga una crisis nerviosa o caiga en una depresión severa. Al pensar en estas características, vienen a mi mente las palabras de Jesús acerca de los fariseos, que "atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (Mateo 23:4). ¡Qué contraste con el estilo de liderazgo de Jesús, que dijo: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo . . . Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana" (Mateo 11:28-30)!

Cambios frecuentes del nombre del grupo/iglesia

Una cuarta característica de las iglesias abusadoras es el hábito de estar constantemente cambiando el nombre de la iglesia o el ministerio universitario. A menudo, un cambio de nombre es en respuesta a publicidad desfavorable en los medios. Algunas iglesias abusivas han cambiado su nombre varias veces en el transcurso de unos pocos años.Si usted está en una iglesia de este tipo, que ha cambiado de nombre varias veces debido a la mala publicidad, o si siente la presión incesante de vivir de acuerdo con sus exigencias, probablemente sea tiempo de evaluar cuidadosamente el ministerio de la iglesia y su participación en ella.

Desaprobación de todas las demás iglesias

Consideremos ahora la quinta característica: las iglesias abusadoras suelen desaprobar a todas las demás iglesias cristianas. Se consideran una élite espiritual. Sienten que ellas solas tienen la verdad, y todas las demás iglesias se han corrompido. Por lo tanto, no se asocian con las d emás iglesias cristianas. Suelen referirse a ellas mismas como algún grupo especial, como "los boinas verdes de Dios", "el remanente fiel" o "el ejército de Dios del final de los tiempos". Hay un sentido de orgullo en las iglesias abusadoras, porque los miembros sienten que tienen una relación especial con Dios y con su movimiento en todo el mundo. En su libro Churches That Abuse, el Dr. Ron Enroth cita a un ex miembro de uno de estos grupos que dice: "Si bien no lo decíamos abiertamente, en el fondo de nuestro corazón realmente sentíamos que no había un lugar en el mundo como nuestra asamblea. Pensábamos que el resto del cristianismo estaba de recreo". Sin embargo, la Biblia deja en claro que no hay grupos o iglesias que son una élite espiritual. Efesios 4:3-6 dice: "Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos".La iglesia cristiana universal está unida por el mismo Dios, el mismo Espíritu Santo y las creencias fundamentales de la Biblia, que incluyen cosas como la trinidad, la autoridad de la Biblia, la muerte y resurrección de Jesús, la deidad de Cristo, la justificación solo por la fe, etc. En estas verdades fundamentales, estamos unidos. Una iglesia que considera que es una élite y no se relaciona con otras iglesias no está motivada por el espíritu de Dios sino por el orgullo divisivo.

Complejo de persecución

La sexta característica es consecuencia natural de la anterior. Como las iglesias abusadoras se consideran una élite, esperan persecución del mundo y aun se nutren de esto. La crítica y la exposición de los medios son consideradas una evidencia de que son la verdadera iglesia, perseguida por Satanás. Sin embargo, la persecución recibida por iglesias abusadoras es diferente de la persecución que recibió Jesús y los apóstoles.Jesús y los apóstoles fueron perseguidos por predicar la verdad. Las iglesias abusadoras atraen gran parte de su prensa negativa por sus propias acciones. Sin embargo, toda crítica recibida, independientemente de su origen -cristiano o secular- siempre se considera como un ataque de Satanás, aun cuando las críticas estén basadas en la Biblia. Esto hace que sea difícil testificar a una persona de una iglesia de este tipo, porque verá su intento por compartir el evangelio con ella como persecución. A menudo, en casos como estos, cuando se me acusa de persecución, simplemente respondo: "Estoy aquí hablándole con la Palabra de Dios, en la que usted dice creer. ¿Cómo puede ser esto persecución?". Este enfoque suele ayudar a continuar el diálogo con un miembro de una iglesia abusadora que ha sufrido un lavado de cerebro que le hace creer que toda oposición es persecución.

Apuntar a jóvenes adultos

La séptima característica de las iglesias abusadoras es que tienden a apuntar a jóvenes adultos de entre 18 y 25 años de edad, de clase media, de buena educación, idealistas y a menudo cristianos inmaduros. Los jóvenes adultos son el grupo de edad perfecto en el cual centrarse porque suelen estar en busca de una causa a la cual entregar su vida, y necesitan amor, afirmación y aceptación. A menudo estas iglesias brindan esto, y los líderes suelen adoptar el papel de padres sustitutos.

Proceso de salida doloroso

La octava característica es un proceso de salida doloroso y difícil. Los miembros de muchas de estas iglesias temen salir por la intimidación, presión y amenazas de juicio divino. A veces, los miembros que salen son acosados y perseguidos por líderes de la iglesia. La mayor parte del tiempo, los ex miembros son ridiculizados y humillados públicamente ante la iglesia, y se les dice a los miembros que no tengan ninguna relación con ningún ex miembro. Esta práctica se llama evitacion.Muchas personas que dejan iglesias abusadoras por la intimidación y el lavado de cerebro llegan a sentir que lo han dejado a Dios mismo. Ninguno de sus anteriores compañeros quiere tener comunión con ellos, y se sienten aislados, abusados y temerosos del mundo. Un ex miembro de un ministerio universitario específico dijo: "Si uno se va sin la aprobación del liderazgo, recibe condena y culpa. Mi pastor me dijo que pensaba que era satánico que yo me fuera y se preguntó si yo podría continuar mi experiencia de salvación".
Déjeme concluir esta discusión compartiendo algunas formas prácticas de alcanzar a las personas involucradas en iglesias abusadoras. Primero, debemos comenzar por la oración. Testificar a los que han tenido un lavado de cerebro de iglesias abusadoras suele ser intimidante y difícil. A menudo, los líderes no permiten que un miembro individual se encuentre con una persona de afuera, a menos que esté acompañado por una persona mayor y más experimentada entrenada en el debate y/o la intimidación. Por lo tanto, debemos orar  por una oportunidad de hablar con la persona y  para que esté abierta a lo que tenemos para compartir.
Segundo, confronte amorosamente a la persona y presente algunos temas bíblicos. A menudo, las iglesias abusadoras tienen una enseñanza estrafalaria o un error teológico que pueden ser señalados. En su libro Churches That Abuse, el Dr. Ron Enroth documenta varios ejemplos de esto. Por ejemplo, el líder de una iglesia tenía enseñanzas extrañas basadas en sus afirmaciones de que tenía revelaciones extrabíblicas de Dios. Estos incluían leyes alimenticias, comportamiento sexual, decoraciones hogareñas, y más. El líder de otro grupo llamaba a los médicos "deidades médicas". También decía que los remedios tenían nombres demoníacos y, si eran tomados, abrían a la persona a la influencia demoníaca. Señalar errores, inconsistencias y creencias estrafalarias puede abrir la mente de una persona e impulsarla a comenzar a hacer preguntas.
Tercero, comparta artículos que encuentre en periódicos o revistas sobre la iglesia específica bajo discusión. El libro del cual he citado a menudo, Churches That Abuse, es un excelente recurso. La clave es lograr que la persona comience a hacer preguntas e investigar las respuestas por su cuenta. Dígale que verifique todo con la Biblia y que no tema hacer preguntas. Si el líder tiene miedo o duda en contestar las preguntas sinceras de un miembro, la madurez de este liderazgo puede quedar en duda.
Jesús, sin embargo, dijo que la verdad significa libertad y no esclavitud. Dijo: "Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8:32).

El Abuso Espiritual: Denominaciones al descubierto



El Abuso Espiritual: Denominaciones al descubierto


El abuso espiritual
Algunos estilos de liderazgo están construidos sobre una falsa autoridad espiritual y dependen de la manipulación de la gente para su existencia.
Algunos estilos de liderazgo están construidos sobre una falsa autoridad espiritual y dependen de la manipulación de la gente para su permanencia.
 El abuso espiritualAlgunas congregaciones se manejan con estilos de liderazgo abusivos. El liderazgo es abusivo cuando maltrata a las personas que llegan a la iglesia en busca de ayuda, consuelo o sanidad. El resultado es que estas mismas personas, en lugar de experimentar el crecimiento espiritual que procuran acaban atrapadas en un sistema que los hiere, humilla o utiliza. El problema es que la forma en que se perpetra este abuso es, muchas veces, muy sutil, de manera que se hace difícil detectarlo, pues maneja con astucia la culpa y el temor con que viven muchas personas.Mientras que los escribas y los fariseos fingían tener autoridad, basados en su posición, Jesús en verdad la poseía, y, sin necesidad de imponerla, las personas la reconocían en él.No obstante, existen ciertas características comunes a todos los sistemas espirituales abusivos. En este artículo, identificaremos y trataremos cuatro de ellas. Nos enfocaremos en las dinámicas poco saludables que establecen las relaciones entre las personas dentro de los sistemas de abuso espiritual.

1. La postura del poder

La primer característica de un sistema religioso abusivo es lo que nosotros llamamos «postura de poder». Es decir, en este modelo los líderes utilizan toda su energía para mostrar la autoridad que no tienen, exigiendo a los demás a que se sometan a ella. Sienten la necesidad de imponerse porque su autoridad espiritual no es real, ni se basa en un legítimo carácter piadoso, sino en una posición de poder.

Mateo incluye en el capítulo 7 de su evangelio el comentario que las multitudes hacían sobre el ministerio de Jesús: «Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas». (v. 28–29). Mientras que los escribas y los fariseos fingían tener autoridad, basados en su posición, Jesús en verdad la poseía, y, sin necesidad de imponerla, las personas la reconocían en él. En su libro Taking Our Cities for God (Ganando nuestras ciudades para Dios), John Dawson señala sabiamente: «El que da la mayor esperanza es el que más autoridad tiene». Jesús nos dio la mayor esperanza de todas.

Aquellos que desarrollan un legítimo liderazgo demuestran autoridad, poder espiritual y credibilidad a través de sus propias vidas y del mensaje que proclaman. Podemos ver la autoridad espiritual en el hombre o mujer cuya vida muestra que ¡Dios y su Palabra son reales, y que encuentra esperanza en el Señor!

Pablo advierte a los romanos: «Porque no hay autoridad sino de Dios» (13.1). Jesús declara: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra». (Mt 18.28) y Mateo relata que «llamando a sus doce discípulos, Jesús les dio poder» (10.1). Ser elegido para ocupar un cargo, hablar a los gritos, o dar ofrendas mayores que los demás no nos da autoridad. Es Dios quien la da, y la otorga con el propósito de penetrar hasta lo más íntimo de las personas. Su intención es fortalecerlas, servirlas, equiparlas y liberarlas para que así puedan cumplir Su voluntad, que puede o no coincidir con el plan de los líderes.

El deseo de los líderes abusivos por dominar a las personas es una clara señal de que siguen su propia voluntad y no la de Dios.

2. La obsesión por el rendimiento

En los sistemas de abuso espiritual, el poder se impone y la autoridad se legisla. Es por ello, que estos sistemas se obsesionan por el rendimiento de sus miembros. La obediencia y la sumisión son dos palabras importantes para el mantenimiento del sistema.

Aquí vemos un extracto de un boletín de una iglesia, que contiene este mensaje personal del pastor:Una iglesia que se guía por el rendimiento consigue que las personas se acomoden a lo que dictan sus líderes, pero no las transforma, sino que las conforma.Caídos de la gracia

El domingo pasado, bajamos nuestro récord de 200 personas por primera vez en 13 semanas. Nuestra marca de asistencia de 200 personas se detuvo en la semana 13. Ha ocurrido, ¡hemos caído de la gracia!... Me gustaría ver que todos nos juntemos para adorar los próximos cuatro domingos y que ayudemos a que el año termine con una explosión. Podemos lograr que este sea verdaderamente nuestro año en la iglesia. Hemos tenido una gran asistencia, una excelente ofrenda, y mucha participación en todos nuestros programas. Debemos crear un marco para esta nueva década para poder «llenarnos de gracia» nuevamente.

En primer lugar, ¿cómo obtuvieron la gracia de Dios estas personas? ¿Asistiendo a la iglesia? ¿Alcanzando a más de 200 asistentes? ¿Por qué perdieron la gracia? ¿Por perder la marca de 200 asistentes? ¡Qué visión tan tergiversada de la gracia! Este pastor, ¿busca que los miembros se «llenen de gracia» o que se desempeñen? ¿Vamos a la iglesia para ser motivados en nuestra confianza hacia Jesús o para que nos presionen a esforzarnos?

Es muy probable que este pastor evangélico equipare la asistencia a la iglesia con la obediencia a Cristo. Pero Dios nos enseña que él mira primero el corazón; a Dios no le interesa que hagamos las cosas bien por las razones equivocadasAsí es, la obediencia a Dios no es negociable. Aún así, la manera de darse cuenta de que alguien obra bien por motivos equivocados es cuando lleva la cuenta de lo que hace. ¿Por qué llevaría alguien la cuenta de su comportamiento «piadoso» si no es porque está intentando ganar puntos espirituales con su actitud?

Obediencia enfermiza

Considere el triste ejemplo de una iglesia que comenzó con un ministerio que brindaba un servicio valioso a la comunidad. Los que servían en ese ministerio debían rendir cuentas a los dirigentes de sus actividades diarias minuto por minuto. Los dirigentes evaluaban si habían utilizado el tiempo sabiamente, «de la manera que Dios quiere que lo usemos». A muchos los confrontaban por no leer la Biblia el tiempo «suficiente» que los líderes habían señalado. Cuestionaban a los que usaban quince minutos para ducharse en vez de diez. Este sistema no fomenta la obediencia a Dios, sino a su errada interpretación de espiritualidad.

¿Son importantes la obediencia y la sumisión? Sin duda. Así lo reconocía Pablo: «Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan» (Ro 13.1). Y Pedro también exhortaba a someterse: «vosotros los más jóvenes, estad sujetos a los mayores» (1Pe 5.5). El autor de Hebreos también indica rotundamente: «Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos» (He 13.17). Sin embargo, para lograr un equilibrio, debemos sumar a estos versículos un pasaje con importancia paralela. Consideremos las palabras de Pedro y de los otros apóstoles ante el concilio: «Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres» (13.17). Fuera de contexto, la obediencia a los líderes se ve como una práctica de sana teología. Si agregamos el contexto, veremos que sólo es apropiado obedecer y someternos al liderazgo cuando la autoridad que ejerce procede de Dios.

Son muchos los motivos por los que los seguidores obedecen a sus líderes sin cuestionar nada: por evitar vergüenza, por obtener aprobación de alguien o por mantener intactos su estatus espiritual o su posición en la iglesia. Esta no es una obediencia legítima; es puro egoísmo. Si no viene de un corazón que ama a Dios, no puede ser obediencia.

Pablo exhorta a los romanos: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (12.2). Conformarse significa «acomodarse a lo que dicen los demás». Una iglesia que se guía por el rendimiento consigue que las personas se acomoden a lo que dictan sus líderes, pero no las transforma, sino que las conforma. La transformación, no obstante, es un trabajo desde lo más íntimo; no procede de afuera hacia adentro.

3. Reglas implícitas

En los sistemas de abuso espiritual se controla la vida de las personas por reglas explícitas e implícitas. Las reglas implícitas son las que no se expresan en voz alta, que gobiernan a las iglesias o familias poco saludables. Como no se expresan en voz alta no nos damos cuenta de que están allí hasta que las rompemos.

Este tipo de reglas permanecen implícitas, ya que si las examináramos a la luz de un diálogo adulto nos mostrarían instantáneamente cuán ilógicas, insalubres y anticristianas son. Es por eso que el silencio se convierte en la pared de protección, pues resguarda la posición de poder del líder de cualquier cuestionamiento.

Si alguien entra en desacuerdo abierta o públicamente, rompería el silencio, y posiblemente sería castigado. Sin querer, descubriría que existe una regla. Cuando alguien se encuentra con reglas implícitas por quebrarlas sin intención, podemos llegar a sufrir cualquiera de estas dos consecuencias: abandono (que lo ignoren, lo pasen por alto o lo rechacen) o bien legalismo agresivo (será cuestionado, censurado abiertamente, le pedirán que abandone la iglesia, o en casos extremos, lo maldecirán).

Las reglas implícitas tienen un poder increíble. Existe abuso espiritual cuando la autoridad del líder está por encima de las Escrituras.

La regla «no puedes hablar»

Esta es la regla implícita más poderosa de todas en los sistemas abusivos. Se debe al siguiente pensamiento: «No se puede exponer el verdadero problema porque esto significaría tener que abordar el tema y las cosas cambiarían. Si usted saca a luz el problema, usted se vuelve el problema. De algún modo es necesario eliminar o silenciar a la persona que quiere hablar». A aquellos que sacan a luz los problemas se les acusa de inmaduros, de no mostrar un carácter cristiano.

En los sistemas de abuso espiritual existe una «paz fingida», la misma que denunciaba Jeremías cuando decía: «Los profetas dicen “paz, paz”, cuando en realidad no existe tal». Si simulamos estar de acuerdo, cuando en realidad no lo estamos, lo que logramos es una paz y unidad fingidas con un trasfondo de tensiones y murmuración. Esto dista mucho de «preservar la unidad y la paz en el Espíritu Santo» que debería ser el sello de las iglesias cristianas sanas. Es decir, debería poder hablarse cualquier tema, y en algunos puntos estar de acuerdo o en desacuerdo y sin embargo poder seguir discutiendo el tema libremente, si las dos partes están de acuerdo. O de lo contrario decidir suspender la charla por algún tiempo si es que trae algún tipo de tensión.Aunque a algunos que están en la posición de autoridad les encantaría que nunca los cuestionaran o se opusieran a ellos, ese tipo de sistema es una trampa y la perdición para cualquier líder.Lo que es importante aquí es que las dos partes sean las que estén involucradas en llegar al acuerdo. Si lo que realmente nos une es el Espíritu Santo y el amor que nos tenemos el uno al otro, entonces es posible estar en desacuerdo sin destruir nuestra unidad.

Tristemente, muchos sufren de abuso espiritual cuando se les cataloga de «rebeldes», «muy enérgicos», «desleales», por exponer a los líderes abusivos, o incluso por cuestionarlos. Demasiadas iglesias comunican este tipo de mensajes vergonzosos: «El problema no es que se hayan cruzado y violado los límites, el problema es que hayas hablado. Si no hubieras hecho tanto problema por este asunto todo estaría bien». Si la persona acepta ese mensaje, entonces dejará de hablar.

Sin embargo, el verdadero problema es que si un cristiano que se siente violado deja de hablar, entonces el abusador nunca será considerado como el responsable de ese comportamiento. La víctima será obligada a «congelar» el dolor y enojo que siente por ser abusado espiritualmente.

Aunque a algunos que están en la posición de autoridad les encantaría que nunca los cuestionaran o se opusieran a ellos, ese tipo de sistema es una trampa y la perdición para cualquier líder.

4. Falta de equilibrio

Un sistema de abuso espiritual se caracteriza por su enfoque desequilibrado de cómo vivir la fe cristiana. Se observa en dos extremos:

El objetivismo extremo

Este enfoque eleva la verdad objetiva dejando a un lado la experiencia subjetiva válida.

La autoridad se basa solamente en el nivel académico e intelectual, en vez de fundarse en la intimidad con Dios, obediencia y sensibilidad al Espíritu Santo. Todo lo que no se puede explicar racionalmente lo tienen por sospechoso. Este tipo de sistemas se oponen a las Escrituras y a la obra del Espíritu de Dios. Consideremos los inicios de la iglesia «[los sumos sacerdotes] al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús» (Hch 4.13). La confianza y autoridad que mostraban Pedro y Juan se debían a que habían andado con Jesús y que estaban «llenos del Espíritu Santo» (Hch 4.8). El sistema espiritual objetivo limita a Dios a actuar sólo de aquellas formas que podemos explicar, probar o experimentar. Encajona a Dios.

Subjetivismo extremo

Con este enfoque se decide lo que es verdadero basándose en los sentimientos y las experiencias, y se les da más importancia que a lo que la Biblia declara. En este sistema, las personas no pueden saber o entender la verdad (aún si realmente la entienden y conocen) hasta que el líder «reciba una revelación espiritual de parte del Señor». En esta clase de sistemas, resulta más importante actuar de acuerdo a la palabra que ha recibido el líder para usted, que actuar de acuerdo a lo que usted sabe que es verdadero según las Escrituras.

Una palabra directiva, de guía o correctiva del Señor, ya sea de la Escritura o en la forma de don espiritual, será confirmada por el Espíritu Santo que vive en usted. Hasta que la confirme no la reciba como una palabra del Señor, aún si proviene de un pastor o un anciano de la iglesia. Más aún, creemos que es deshonesto y hasta peligroso, simplemente recibir y actuar basados en una directiva espiritual porque «se supone que debemos ser sumisos», o porque alguien es «la autoridad».

Los cristianos demasiado subjetivos con frecuencia consideran a la educación como mala o innecesaria. Afirman que todo lo que necesitamos lo enseña el Espíritu Santo. («Después de todo, ni Pedro ni Timoteo fueron a la universidad o al seminario…»). Lo cierto es que Pedro sí fue al seminario. Jesús le enseñó tanto la verdad objetiva como la experiencia subjetiva. El seminario de Timoteo fue Pablo. Esto se debe a que en esa época se enseñaba con el método rabínico de enseñanza. Es decir, vivir y experimentar la vida con un mentor espiritual. El discipulado de Pedro duró tres años. Aún después de que Timoteo empezara su ministerio, continuó «el seminario» a través de las cartas.  Tenga cuidado con aquellas personas que le dan importancia espiritual al hecho de carecer de formación académica, o que creen que solo deben recibir su formación académica en instituciones específicas.

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