sábado, 16 de junio de 2012

El Sermon Hecho para Impactar: Un Manual para la Cabecera del Predicador


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
 CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
A.  La Primacía de la Predicación
B.  Una definición de la Predicación
C.  Un Análisis de la Definición de la Predicación
1.  El material de la predicación
2.  El método de la predicación
3.  La meta de la predicación
D.  Nuestro Plan de Estudio
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA UN PREDICADOR IDÓNEO
A.  El Predicador Idóneo es un Convertido
1.  La naturaleza de su obra como testigo lo demanda
2.  La naturaleza de su obra como ministerio lo demanda
a)  Sentido en que todo creyente es un ministro
b)  El hecho de la diversidad en este ministerio cristiano
común
c)  El ministerio especializado del predicador: el
Ministerio de la palabra (Un ministerio apostólico,
profético, evangelístico y pastoral)
B.  El Predicador Idóneo Posee las cualidades Personales
Indispensables para el buen Desempeño del Ministerio de la
Palabra
1.  Una conducta moral irreprochable
2.  Madurez espiritual
3.  Aptitud para la enseñanza
C.  El Predicador Idóneo es Llamado de Dios para Dedicarse al
Ministerio de la Palabra
1.  Razones por qué un llamado divino especial es necesario
2.  Evidencias de un llamamiento divino especial para el
Ministerio de la Palabra
D.  El Predicador Idóneo Actúa en la Plenitud del Poder del
Espíritu Santo
1.  El modelo apostólico
2.  El mandato apostólico
a)  Todo verdadero creyente tiene el Espíritu Santo
b)  Dos pecados que el creyente puede cometer en
contra del Espíritu Santo impidiendo la manifestación de
poder divino en su vida (lo puede “contristar”; lo puede
“apagar”)
c)  Tres requisitos positivos que el creyente tiene que
cumplir para ser lleno del Espíritu Santo (entregarse sin
reserva a la soberanía de Cristo; mantener una comunión
ininterrumpida con Cristo; esforzarse concienzudamente
en dar lo mejor que pueda en cada acto de servicio)
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA UN PROPÓSITO DEFINIDO
A.  El Valor de la Determinación del Propósito del Sermón
B.  Los Propósitos Generales de la Predicación Cristiana
1.  El propósito evangelístico
2.  El propósito doctrinal
3.  El propósito devocional
4.  El propósito de consagración
5.  El propósito ético
6.  El propósito de dar aliento
C.  El Propósito Especifico del Sermón
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA UN MENSAJE BÍBLICO
 Una definición del mensaje bíblico
A.  El Texto del Mensaje Bíblico
1.  Definición del texto
2.  La función del texto
3.  Las ventajas de tener un texto para cada sermón.
4.  Sugestiones acerca de la selección del texto
5.  El “semillero homilético”
6.  La recta interpretación del texto
B.  El tema del Mensaje Bíblico
1.  Definición de términos
2.  Las cualidades de un buen tema
3.  El desarrollo del tema
a)  Desarrollo textual (desarrollo textual analítico;
desarrollo textual sintético; sermón expositivo; la homilía
b)  Desarrollo temático (sermón de asunto; la “lectura
bíblica”)
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA UN BUEN ARREGLO
A.  La Unidad del Sermón
1.  La necesidad de la unidad
2.  Los requisitos de la unidad
a)  Un solo tema (el tema que contiene una palabra o
frase enfática; el tema interrogativo, el tema imperativo; el
tema declarativo el tema histórico)
b)  Un solo propósito específico
c)  El empleo únicamente de los materiales de
elaboración que sean más apropiados al tema y al
propósito específico del sermón.
B.  La Organización del Sermón
1.  Una explicación del término
2.  El corazón de la organización homilética está en la división
del tema
a)  La necesidad de la división del tema
b)  La selección del principio de división que ha de regir
en el plan del sermón
c)  La formulación de las divisiones
d)  El número de las divisiones
e)  El anuncio de las divisiones
f)  Las cuatro reglas para las divisiones
C.  El Movimiento Progresivo del Sermón
1.  Significado del término
2.  Los requisitos del movimiento progresivo del sermón
a)  La iniciación del movimiento progresivo del sermón
(una buena introducción)
b)  El sostenimiento del movimiento progresivo del
sermón (un orden propio en las divisiones; transiciones
fáciles de un pensamiento a otro; uso predominante del
tiempo presente; eliminación de toda digresión
innecesaria)
c)  La culminación del movimiento progresivo del sermón
(una buena concusión)
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA UNA ELABORACIÓN
ADECUADA
A.  La Identificación de los materiales de Elaboración Más Útiles
1.  Los materiales de apelación
a)  Los que apelan al entendimiento
b)  Los que apelan a la razón
c)  Los que apelan al sentido de necesidad
d)  Los que apelan a la conciencia moral
e)  Los que apelan a los sentimientos
2.  Los materiales de ilustración
a)  Su importancia para la predicación
b)  Diferentes tipos de ilustración
c)  Las ventajas prácticas del empleo de las ilustraciones
con la predicación
d)  Las cualidades esenciales de una buena ilustración
e)  Las fuentes de donde podemos obtener material
ilustrativo
f)  Advertencias oportunas respecto al uso de la
ilustración en la predicación
B.  Las Fuentes de las Cuales los materiales de Elaboración
Pueden ser Obtenidos
1.  La observación
2.  Un plan de estudio
3.  El archivo homilético
C.  La Forma de Expresión Apropiada para estos Materiales de
Elaboración
1.  La importancia de la forma
2.  El deber de escribir
3.  Las cualidades de estilo que deben ser cultivadas en la
predicación
a)  Pureza
b)  Claridad
c)  Energía
d)  Interés humano
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA UNA COMUNICACIÓN
PERSUASIVA
A.  Deber del Predicador de cultivar Buenos Hábitos como
Orador.
1.  El hábito de hacer la debida preparación para cada ocasión
en que tenga que predicar
a)  Preparación física
b)  Preparación emocional
c)  Preparación homilética
2.  El hábito de predicar sin depender de una manuscrito o aun
de notas extensas
3.  El hábito de hacer buen uso de su voz
a)  Las cualidades de una buena voz (fuerza; pureza de
tono; claridad; buena expresión)
b)  La relación que existe entre estas cualidades y los
distintos movimientos del proceso de la producción de la
voz (fuerza se relaciona con respiración; pureza de tono
se relaciona con fonación y amplificación; claridad se
relaciona con articulación; buena expresión se relaciona
con integración)
c)  Adaptación de la manera de hablar a las demandas
de la acústica del salón
4.  El hábito de accionar con naturalidad
B.  La Preparación de un Ambiente Propicio para la Persuasión.
1.  Participación congregacional un reverente culto de
adoración.
a)  El canto congregacional
b)  La oración pública
c)  La lectura interpretativa de las Escrituras
d)  La ofrenda
2.  Una sabia atención a ciertos detalles físicos
a)  La limpieza y orden en el santuario
b)  La acomodación de los oyentes en el grupo más
compacto posible
c)  Una temperatura no extremada
d)  Buena ventilación
e)  Iluminación adecuada
f)  La eliminación de los defectos acústicos
EL SERMÓN EFICAZ DEMANDA LA VARIEDAD DE
SEMANA EN SEMANA
A.  La Necesidad de la Variedad en la Predicación
B.  La Posibilidad de la Variedad en la Predicación
C.  El Gran Secreto de la variedad en la Predicación
D.  Sugestiones Prácticas Respecto a la Proyección de un Plan de
Trabajo para el Púlpito
APÉNDICE A — Preguntas de RepasoAPÉNDICE B — Ejercicios para la
Vigorización de la voz
APÉNDICE C — El Archivo Homilético
Bibliografía
Indice de Asuntos
Indice de Pasajes Bíblicos
Indice de Personas

 1. LA PRIMACÍA DE LA PREDICACIÓN
Corría el año sesenta y seis. Desde la húmeda celda romana en que aguardabasu proceso final, el anciano Pablo escribía a Timoteo, su hijo en la fe. Era suúltima carta, y en ella vertía el alma en palabras de consejo, de estímulo, deexhortación y de advertencia. Ya para terminar, reunió la esencia de todo lodicho en un gran encargo final:
“Requiero yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha dejuzgar a los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino, queprediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempocuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, seamontonarán maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán de  la verdad el oído, y se volverán a las fábulas. Pero tú vela en todo,soporta las aflicciones haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio.
Porque yo ya estoy para ser ofrecido, el tiempo de mi partida estácercano”.f1
¡El deber principal de Timoteo era el de predicar! Los motivos más solemnes lo impulsaban a ello. Pablo pronto dejaría de existir. Callada la voz de aquel que“desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico” había “llenado todo del evangelio de Cristo”f2 era menester que otra voz anunciara las buenas nuevas.
Además, la oportunidad pasaba. Se divisaban ya los tiempos en que los hombres no prestarían atención al mensaje de vida sino que buscarían a maestros que halagaran sus oídos con palabras melífluas de una falsa paz. Por tanto había que aprovechar la oportunidad presente. Otro motivo era el hecho de estar actuando constantemente “delante de Dios”. El ojo divino lo vigilaba, tomando nota de su labor. Por último, la perspectiva de juicio final en que el Señor Jesús, “el Príncipe de los pastores”, premiaría con “corona incorruptible de gloria”f3 a los que hubieran desempeñado su comisión con fidelidad, le animaba a ser constante y cumplido en su ministerio de la predicación.
Las palabras dirigidas a Timoteo tienen una aplicación perenne a la iglesia del Señor. Su tarea principal es la predicación. Cuando Cristo subió al monte y llamó a sí a los que quiso y estableció a los doce como cuerpo apostólico, su propósito fue “para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios”.f4 La comunión con Cristo sería su preparación; los milagros de sanidad serían credenciales para su mensaje en el tiempo transitorio de la cimentación de la causa cristiana en un mundo hostil; la obra central había de ser la de predicar.
Cuando los doce fueron enviados de dos en dos a recorrer la provincia de Galilea, sus instrucciones fueron: “Y yendo, predicad...”f5 Cuando los apóstoles pidieron una señal de la futura venida del Señor y del fin del mundo, les indicó que sería “predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles; y entonces vendrá el fin”.f6 Y cuando el Maestro quiso reducir a la forma más breve posible su gran comisión, la expresó en estas palabras: “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura”.f7
La primacía de la predicación fue bien entendida por la iglesia primitiva. Cuando Felipe descendió a la ciudad de Samaria, “les predicaba...”f8 Cuando Pedro se presentó ante el centurión romano en Cesarea, le dijo que el Señor “nos mandó que predicásemos...”f9 cuando los filósofos atenienses quisieron describir a Pablo, dijeron: “Parece que es predicador...”f10 Y tuvieron mucha razón porque el mismo apóstol consideraba que la predicación era su tarea principal, como vemos en su declaración a la iglesia de Corinto, cuando dijo: “Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio”.f11 Tan así era que Pablo conceptuaba como una imposibilidad el que las gentes creyesen “sin haber quien les predique”.f12 “Así predicamos,” dijo, “y así habéis creído”.f13
Por esto el doctor E. C. Dargan, en su monumental Historia de la Predicación, ha dicho lo siguiente:
El fundador del cristianismo fue a la vez el primero entre sus predicadores; pero fue anticipado por su precursor y seguido de sus apóstoles, y en la predicación de éstos la proclamación y enseñanza de la Palabra de Dios por medio del discurso público fue convertida en rasgo esencial y permanente de la religión cristiana.f14
La historia confirma esta declaración. Al través de los siglos es notable el hecho de que el mayor extendimiento del Reino de Dios en la tierra ha coincidido precisamente con las épocas en que más ha florecido la predicación de la Palabra.
2. LA PREDICACIÓN DEFINIDA
Pero, ¿qué es lo que entendemos por predicación? Entre las muchas definiciones que han sido elaboradas, la mejor conocida, sin duda, es aquella que expuso el obispo Phillips Brooks en 1876 en una serie de conferencias ante los estudiantes para el ministerio en la Universidad de Yale.
La predicación es la comunicación de la verdad por un hombre a los hombres. Tiene en sí dos elementos: la verdad y la personalidad. No puede prescindir de ninguno de estos dos elementos y ser todavía la predicación. La verdad más cierta, la declaración más autoritativa de la voluntad divina, si es comunicada a los hombres de cualquier otro modo que no sea a través de la personalidad de un hombre hermano, no es una verdad predicada. Supóngase que esta verdad esté escrita sobre los cielos, o supóngala como incorporada en un libro que ha sido tenido por una pronunciación directa de Dios durante tantos años que la viva personalidad de los hombres que lo escribieron ha quedado casi borrada, en ninguno de estos casos hay predicación. Por otra parte, si los hombres comunican a los demás hombres algo que no pretenden que sea la verdad, si emplean sus poderes de persuasión o de entretenimiento para logar que se preste atención a sus propias especulaciones o con el fin de que sea hecha su propia voluntad, o que sean aplaudidos sus propios talentos; eso tampoco es predicación. Lo primero carece de la personalidad, y lo segundo de la verdad. Y la predicación es la presentación de la verdad a través de la personalidad.
Forzosamente ha menester de ambos elementos.f15 Sin restar ningún mérito a esta clásica definición, podemos sugerir la conveniencia de agregarle cuando menos dos elementos más. Por una parte, debe ser especificado que la verdad que constituye el material de la predicación cristiana es preeminentemente de índole religiosa y que tiene por su centro de referencia al Cristo crucificado y resucitado. A este respecto es mejor la definición de Bernardo Manning. “La predicación es una manifestación del Verbo Encarnado desde el Verbo escrito y por medio del verbo hablado”.f16 Reconocemos el hecho de que toda verdad es de Dios, y admitimos el derecho, y aun la obligación, del predicador de utilizar toda clase de conocimiento en la elaboración de sus mensajes. A semejanza de Eliú tomará su noticia de lejos, y atribuirá justicia a su Hacedor.f17 Pero no es por demás insistir en que la provincia peculiar del púlpito cristiano es la verdad divina así como ésta se ha dado a conocer en Cristo Jesús y así como ha sido conservada en las Sagradas Escrituras.
También tenemos que notar que la definición de Brooks deja de mencionar el proposito de la predicación. Es ésta una falta de serias proporciones, aunque en justicia hay que decir que en el curso de sus conferencias, al tratar del sermón, Brooks sí abordó el asunto del propósito con claridad y acierto. “Un sermón,” dijo, “existe por su propósito y para su propósito, a saber, el de persuadir y mover las almas de los hombres”.f18 Es de lamentarse que este elemento no haya sido incorporado desde un principio en la famosa definición de la predicación. Transcribimos en seguida tres definiciones que, a nuestro juicio, son mejores que las dos antes anotadas. El ellas se deja ver un debido hincapié sobre el propósito de la predicación.
Según el doctor A. E. Garvie, la predicación es “la verdad divina al través de la personalidad humana para vida eterna”.f19 Andrés W. Blackwood se ha expresado en estos términos: “¿Qué es o que entendemos por la predicación? Significa la verdad divina comunicada a través de la personalidad, o sea la verdad de Dios proclamada por una personalidad escogida con el fin de satisfacer las necesidades humanas”.f20
Por su admirable brevedad y simetría, el que esto escribe prefiere la definición dada por Pattison: “La predicación es la comunicación verbal de la verdad divina con el fin de persuadir”.f21
3. LA DEFINICIÓN ANALIZADA
Vale la pena detenernos aquí para hacer un análisis de esta última definición.
(1) Observemos en primer lugar cuál es el material de la predicación. Es “la verdad divina”. En un sentido puede decirse que toda verdad es “verdad divina”, puesto que Dios es verdadf22 y que al crear cuanto existe imprimió en todo el sello de su propia veracidad. Y como la verdad, siendo fundamentalmente una, no puede contradecirse a sí misma, una verdad científica o comercial puede ser considerada como una verdad divina. Sin embargo, una conferencia sobre la desintegración del átomo o sobre las ventajas del comercio internacional no sería, de ninguna manera, una predicación.
Dargan nos cuenta cómo en Alemania, hacia fines del siglo dieciocho cuando el racionalismo estaba en su apogeo, partiendo de la discusión de temas morales, desprovistos de una sólida base doctrinal, el púlpito degeneró cada vez más hasta quedar en la vergüenza de presentar “sermones” sobre temas como los siguientes: “El Peligro de Ser Sepultado Vivo” (un sermón para el domingo de Resurrección); “El Temor a los Fantasmas”; “La Preferencia de la Alimentación del Ganado en el Establo Sobre la Práctica de Pastarlos en el Campo”; y “La Bendición Inefable del Cultivo de la Patata”. También discutieron el valor del café como bebida y la importancia de la vacunación contra la viruela.f23
Semejantes temas constituyen nada menos que una prostitución del púlpito. La verdad de que legítimamente se ocupa la predicación cristiana es netamente religiosa y esencialmente bíblica. Es religiosa porque tiene que ver con las grandes realidades acerca de Dios y el hombre, del pecado y la salvación, del tiempo y la eternidad, del cielo y el infierno. Es bíblica porque toma de la fuente pura de las Sagradas Escrituras sus temas y los contornos generales del desarrollo de ellos.
(2) Veamos en seguida cuál es el método de la predicación. Es “la comunicación verbal”. Aquí cabe la declaración de un gran maestro de homilética del siglo pasado: “Por predicación no se quiere significar simple y principalmente el acto de repartir Biblias impresas, el vivir santamente, ni el uso del canto llano y del ritual en el culto, sino la proclamación personal, pública y autoritativa de la verdad de Dios a los hombres por medio de un hombre.”f24
Esta idea fundamental de “la comunicación verbal” se revela claramente al examinar los diferentes verbos griegos traducidos por la voz “predicar” en la Versión de Valera. Dos vecesf25 ésta representa la traducción de laleo, verbo que significa simple y llanamente “hablar”, como puede verificarse por una referencia a otros pasajes en que la misma palabra griega es empleada.f26 Siete vecesf27 la palabra “predicar” es la traducción de euaggelizo, vocablo que significa “traer buenas noticias” o “anunciar alegres nuevas” o “proclamar las buenas nuevas”. El mismo verbo aparece en otros cuarenta pasajes más donde es traducido generalmente “anunciar”. El otro verbo griego traducido “predicar” es kerusso, que significa “proclamar públicamente como un heraldo” con la sugestión siempre de ”formalidad, gravedad y de una autoridad que demanda atención y obediencia”.f28 Este verbo aparece sesenta y una veces en el Nuevo Testamento. Cincuenta y cinco veces es traducido “predicar”; tres veces “publicar”, dos veces “pregonar” y una vez “divulgar”. Lo dicho hasta aquí basta para comprobar que “la comunicación verbal” de la verdad divina es el método divinamente ordenado para la predicación del evangelio. Pero es necesario hacer constar que dentro de este método existe una saludable variedad. Aparte de los términos mencionados ya, existen varias otras expresiones en nuevo Testamento que describen los discursos cristianos.
Sólo en el libro de Los Hechos se encuentran veinticuatro de ellas, tales como “exhortar”, “testificar”, “disputar”, “afirmar”, “persuadir”, “amonestar”, “profetizar”, “disertar”, “enseñar”, “alegrar” y otras más. En términos generales podemos decir que había cuatro tipos principales de discurso en la predicación
apostólica.
a. En primer lugar encontramos el discurso informal o familiar. De esto tenemos evidencia en <410202>Marcos 2:2; <440401>Hechos 4:1, 31 y 14:25, donde se emplea la palabra “hablar”, y en <442011>Hechos 20:11, donde la expresión del original (jomileo) significa “platicar”. En este último pasaje se trata del discurso de Pablo ante los creyentes de Troas cuando el apóstol “alargó el discurso hasta la media noche... y disputaba largamente”. La palabra traducida “disputaba” da la idea de un discurso argumentativo de pensamientos bien ponderados. Tal discurso adormeció a cuando menos uno de los hermanos, pues leemos que “un mancebo llamado Euticho... tomado de un sueño profundo... postrado del sueño cayó del tercer piso abajo”. Cuando el pobre de Euticho fue restaurado a sus cabales, leemos que Pablo “habló largamente hasta el alba”. Pero aquí la palabra es “platicó”. Aunque el susto que todos llevaron con el descalabro de Euticho fue suficiente, sin duda, para quitarles el sueño, creo no hacer violencia a la recta interpretación bíblica al sugerir que el cambio en el tipo de discurso
ayudó también para mantener despierta a la congregación durante el resto de la
noche. Tal vez en esta experiencia apostólica podrán encontrar una fructífera
sugestión algunos predicadores de la actualidad. Indica que el discurso informal
o familiar es más fácilmente seguido por las mentes cansadas o poco
disciplinadas, y aconseja la práctica de variar la intensidad del discurso, aun
dentro de los límites de un solo sermón, para proporcionar descansos mentales
a los oyentes.
b. El segundo tipo de discurso empleado por los apóstoles fue el explicativo.
Dieciséis veces en Los Hechos se emplea el verbo “enseñar” para describir los
discursos apostólicos. Esto en sí sería suficiente para indicar la existencia del
discurso explicativo, pero tenemos evidencia todavía más clara. En <441701>Hechos
17:1-4 hallamos la historia de la actividad del apóstol Pablo en Tesalónica.
Siguiendo su plan acostumbrado de trabajo, al llegar a la nueva ciudad se
dirigió primero a la sinagoga judía, y por tres sábados consecutivos “disputó
con ellos de las Escrituras, declarando y proponiendo que convenía que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, al cual yo os
anuncio, decía él, éste era el Cristo”.
Por el momento nos interesan en este pasaje dos términos, traducidos
“declarando y proponiendo”. El primero traduce la palabra griega dianoigon
que significa literalmente “abriendo por el procedimiento de la separación de las
partes constituyentes”, o sea “abriendo completamente lo que antes estaba
cerrado”, Se emplea en las Escrituras en el relato del milagro de Jesús cuando
abrió los oídos al sordof29 y del descorrer del velo celestial que permitió a
Esteban ver “la gloria de Dios... y al hijo del Hombre en pie a la diestra de
Dios”.f30 Es el mismo término que usaron los discípulos del camino de Emmaús
al exclamar; “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en
el camino, y cuando nos abría las Escrituras”? f31 Esta palabra, pues, que la
Versión de Valera traduce “declarando”, indica un procedimiento
completamente pedagógico mediante el cual el predicador apostólico analizaba
las Escrituras, profundizándose en ellas y descubriendo su hondo y verdadero
significado. Indica todo aquello que cabe legítimamente en el término
“exégesis”.
El segundo término, “proponiendo”. Es una traducción más fiel de la palabra
que aparece en el griego del Nuevo Testamento. Esta palabra es
paratithémenos y significa literalmente “colocando delante de”, como, por
ejemplo, cuando la comida es colocada delante de los que están a la mesa. En
su sentido figurado significa “explicar” e indica un proceso de síntesis, dando a
entender todo aquello que legítimente cabe en el uso homilético de la palabra
“exposición”. Vemos, entonces, que la exposición presupone la exégesis, y que
ésta es el fundamento indispensable de aquélla, cosa que sugiere un
pensamiento adicional que no aparece tal vez en nuestro pasaje, pero que si
constituye una legítima inferencia, a saber: que la exégesis pertenece
principalmente al cuarto de estudio del predicador, mientras que la exposición
es provincia peculiar del púlpito.
c. Otro tipo de discurso empleado por los apóstoles fue el argumentativo. Ya
hemos hecho alusión a él en los párrafos anteriores. Su uso es indicado de dos
maneras. Por una parte, por el término dialégomai, traducido “disputar” en
<442009>Hechos 20:9 y “disertar” en <442425>Hechos 24:25. Esta voz griega significa
“pensar uno cosas diferentes consigo mismo; mezclar pensamiento con
pensamiento; ponderar; revolver en la mente; argumentar o discutir”. En el
primer pasaje mencionado describe el discurso de Pablo en la ocasión del
accidente sufrido por Euticho, y que ha sido comentado ya. En el segundo
pasaje describe el discurso de Pablo ante Félix, el gobernador romano, hombre
cuya preparación intelectual le capacitaba para seguir el curso de un argumento
lógico.
La segunda manera de saber que el discurso argumentativo ocupaba un lugar
prominente en el repertorio de los predicadores apostólicos es por la lectura de
sus sermones. En la introducción de su sermón del Día de Pentecostés, Pedro
empleó la refutación, y más adelante, sobre la base del hecho de la muerte y
sepultura de David, fundó un argumento para probar que en el Salmo 16
David, había profetizado la resurrección de Cristo.f32 La defensa de Esteban
ante el sanedrínf33 es un continuo argumento de analogía histórica en que refuta
la acusación hecha en su contra de haber hablado “palabras blasfemas contra
este lugar santo (el templo) y la ley”, demostrando paralelamente dos cosas.
Primero, que él no blasfemaba al hablar de la destrucción del templo, puesto
que Dios nunca había limitado la revelación de sí mismo al templo; se había
manifestado a Abraham en Ur de los Caldeos, a José en Egipto, y a Moisés en
el desierto de Madián; y cuando Salomón por fin le edificó un templo, en su
oración dedicatoria había confesado que “el Altísimo no habita en templos
hechos de mano”. En segundo lugar, no pecaba él, sino sus mismos
acusadores, puesto que exactamente como Abraham había demorado en
Charán hasta la muerte de su padre; así como los hermanos de José lo
vendieron a él a la esclavitud; de la misma manera en que los hebreos habían
desechado la primera vez a Moisés; así también ellos habían sido rebeldes a
Dios al rechazar a Jesús como su Mesias y Salvador. Todo el sermón es un
poderoso argumento, basado en una serie de analogías.
Es demasiado vasto el material de que disponemos en el libro de Los Hechos
para que lo mencionemos todo aquí. Bastará con un ejemplo más.
Refiriéndonos otra vez al incidente consignado en <441702>Hechos 17:2, 3, vemos
un hermoso ejemplo del argumento deductivo en forma silogística. Dice el
versículo 3: “...declarando y proponiendo que convenía que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, el cual yo os anuncio,
decía él, éste era el Cristo”. Este argumento es propiamente un entimema, es
decir, un silogismo incompleto en que una de las proposiciones queda
sobreentendida, pero podemos reconstruirlo en la siguiente forma:
Premisa mayor: “Convenía que el Cristo padeciese y resucitase de los
muertos”.
Premisa Menor: “Jesús padeció y resucitó de los muertos”. (Esta
premisa queda sobreentendida por el tenor general del argumento.)
Conclusión: Por tanto, “Jesús, el cual yo os anuncio, éste es el Cristo”.
d. Por último tenemos el discurso declarativo. Aquí tenemos el tipo de discurso
que más que cualquier otro indica la índole esencial de la predicación
verdadera. Es el tipo indicado por dos verbos muy comunes en el Nuevo
Testamento: euaggelizo y kerusso. El primero significa “traer buenas noticias;
anunciar alegres nuevas; o proclamar las buenas nuevas”. El segundo significa
“pregonar públicamente como un heraldo, siempre con la sugestión de
formalidad, gravedad y de una autoridad que demanda atención y obediencia”.
Como se ve por estas definiciones, se trata de un discurso cuya idea
característica es la de un anuncio, de una proclamación, de un pregón. No se
trata de probar, sino simplemente de manifestar. No es cuestión de emitir un
juicio respecto al significado de algún hecho, sino más bien de dar testimonio
del hecho mismo. Esta fue la tarea de los cristianos primitivos: ser testigos.
Pero, ¿qué era aquello que habían de atestiguar? Habían de ser testigos de la
Persona más gloriosa y de la obra más grande de que jamás hubo noticia.
¡Habían de anunciar a Jesús y la resurrección! Siendo tal el tema de su pregón,
podemos entender el fervor, la pasión, el celo con que se consagraron a la
tarea. Había perdón para los pecados más viles; había pureza para el más
corrompido corazón. Había poder y victoria para los derrotados; había
consuelo y paz para los tristes y afligidos. Con razón dijeron los apóstoles: “No
podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”.f34 Proclamaron como
heraldos la regia venida del Mesías Salvador. Anunciaron la buena nueva de
que en Jesús el Reino de Dios se hacía una realidad en el corazón arrepentido y
creyente. ¡Y esto es, hasta hoy, la esencia de la predicación cristiana!
Entendemos, pues, por qué Pattison, después de referirse a los diferentes tipos
de discurso empleados por los apóstoles, terminó su discusión con estas
palabras: “La predicación apostólica era una combinación de todos estos
procedimientos, saturada con oraciones y con lágrimas”.f35
(3) Volviendo ahora al análisis de la definición de la predicación, recordamos
que hemos discutido sus primeras dos partes: el material y el método de la
predicación. Resta considerar cuál es su meta. Es la de persuadir. La
persuasión era nota característica de la predicación apostólica. Lo vemos tanto
en el tono urgente de sus discursos como en los resultados que obtuvieron.
El apóstol Pedro predicaba para persuadir. Al final de su sermón en el Día de
Pentecostés, leemos que “con otras muchas palabra testificaba y exhortaba,
diciendo: Sed salvos de esta perversa generación”.f36 Lo mismo puede decirse
del apóstol Pablo. Cuando estuvo con los ancianos de la iglesia de Efeso en
Mileto les recordó cómo por tres años de día y de noche no había cesado de
amonestar con lágrimas a cada uno.f37 Ante la mofa incrédula del rey Agripa
reveló cuán profundo era su anhelo de persuadir, clamando: “¡Pluguiese a Dios
que por poco o por mucho, no solamente tú, mas también todos los que hay
me oyen fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas prisiones”.f38 Y en su
carta a la iglesia de Corinto descubrió las fuentes de su pasión, diciendo:
“Estando pues poseídos del temor del Señor, persuadimos a los hombres...
Porque el amor de Cristo nos constriñe... como si Dios rogase por medio
nuestro”.f39 Por último, Judas, el medio hermano del Señor, da cima a este
sentimiento de persuasión con su ferviente exhortación; “Mas haced salvos a
los otros por temor, arrebatándolos del fuego”.f40
Tal espíritu de urgencia no dejó de tener su efecto. En Jerusalén leemos que
“fueron compungidos de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
“Varones hermanos, ¿qué haremos?... Y fueron añadidas a ellos aquel día
como tres mil personas”.f41 En Iconio los apóstoles “hablaron de tal manera que
creyó una grande multitud de Judíos, y asimismo de Griegos”.f42 En Tesalónica
los judíos dieron testimonio de la efectividad de la predicación apostólica,
diciendo: “Estos que alborotan el mundo, también han venido acá”.f43 Y en
Efeso el platero Demetrio desahogó su resentimiento por causa de las pérdidas
sufridas en el negocio de la fabricación de ídolos, diciendo: “Y veis y oís que
este Pablo, no solamente en Efeso, sino a muchas gentes de casi toda el Asia,
ha apartado con persuasión, diciendo, que no son dioses los que se hacen con
las manos”f44.
Los apóstoles predicaban para persuadir. Esta es la meta de la predicación.
Como dijo G. Campbell Morgan:
Toda predicación tiene un solo fin, a saber: el de tomar cautiva la
ciudadela central del alma humana, o sea la voluntad. El intelecto y las
emociones constituyen vías de acercamiento que debemos utilizar. Pero
lo que tenemos que recordar siempre es que no hemos logrado el
verdadero fin de la predicación hasta no haber alcanzado la voluntad,
constriñéndola a hacer sus elecciones de acuerdo con la Verdad que
proclamamos.f45


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