domingo, 3 de junio de 2012

Las Epistolas de Juan: La certeza de la Salvacion - Para ministros y Obreros Itinerantes Nivel Instituto Biblico


biblias y miles de comentarios
 
CAPÍTULO TRES
VERSÍCULO 1
“¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él”.

Juan empieza este capítulo con una palabra interesante en griego: POTAPOS que denota sorpresa. Refiriéndonos al versículo 1: fíjense qué (clase) gran amor nos ha dado el Padre, aquí nos insta a poner la mirada en el amor de Dios, porque este es un amor extraordinario ¿de qué mundo viene el amor de Dios? Tengamos presente que esta fue la misma palabra que usó la virgen María cuando el ángel Gabriel le dijo que iba a tener un hijo y que había hallado favor a los ojos de Dios. Ella buscó en su mente entender; y para ello usó la palabra: POTAPOS; al preguntarse ¿de dónde viene este mensaje? Este mensaje no se originó aquí en la tierra.

Recuerden cuando los apóstoles estuvieron en un bote en el lago de Galilea, Jesucristo vino caminando hacia ellos sobre el agua, y los apóstoles pensaron que era un fantasma o un espíritu. Luego que el cuerpo se acercó, ellos pudieron reconocer a Jesús, quien subió al bote y fue a dormir; mientras dormía, se desató una tormenta que amenazaba hundir la embarcación, entonces los seguidores de Jesús clamaron que les cuidara porque estaban a punto de naufragar. Jesucristo se levantó y ordenó al mar que se detuviera. Los apóstoles en ese momento dijeron POTAPOS, ¡qué clase de hombre es este, que hasta el mar obedece su voz! La palabra POTAPOS se utiliza para algo asombroso o extraordinario.

¿Qué es lo extraordinario en 1 Jn. 3:1? El AMOR DE DIOS.




1.   ¿POR QUÉ ESTE AMOR ES EXTRAORDINARIO?
¿Qué tiene de extraordinario?
Fíjense el amor que tiene el Padre para con nosotros; no merecíamos este amor; ni lo podíamos ganar; fue un amor voluntario de parte Dios, y el hecho de que Dios nos ame es extraordinario. Es fácil comprender que Dios ame a los bebés; pero, que nos ame a nosotros, es más difícil de entender. Veremos entonces, mediante las escrituras, quién es el hombre realmente.

En Ro. 5:6-10, Pablo utiliza cuatro frases que nos ayudan a definir al ser humano, a través de LA CAUSA DE NUESTRO PECADO:

a.   Éramos moralmente malos, débiles.
b.   Éramos Impíos, caminamos fuera de Dios.
c.   Estamos pecando constantemente.
d.   Somos enemigos de Dios.

Por ello, que Dios pueda amarnos es algo extraordinario, entonces el objeto del amor de Dios es extraordinario y la razón de ese amor somos nosotros.

2.   A TRAVÉS DE ESE AMOR, SOMOS LLAMADOS HIJOS DE DIOS.
El hecho de ser llamados hijos de Dios, tiene implicaciones maravillosas. Vemos en Romanos 8, que Pablo dice: si somos hijos, también somos herederos de Dios y vamos a heredar el cielo; por lo tanto, los hijos de Dios tienen como destino el cielo. Juan también nos habla de esto, y debemos creerlo, ya que no es simplemente un llamado divino, sino una realidad.

Un grupo gnóstico llamado NOASEINS se jactaba de haber subido al tercer portal, en cambio Juan nos dice en dos ocasiones en 1 Jn. 3:1-3, que los cristianos somos hijos de Dios. De esta manera Juan pone a estos gnósticos en su lugar; quienes estaban totalmente alejados de la comunión con Dios. Recuerde 1 Jn. 2:19, que ellos estaban entre nosotros pero no eran de nosotros, es decir, nunca fueron convertidos (transformados).

1 Jn. 3:10. -“Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios, ni tampoco lo es el que no ama a su hermano”. Ellos son hijos de Satanás y no de Dios.

Jn. 3:16. -“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito…” Esto es lo extraordinario para Juan y para nosotros, el amor de Dios; tan grande que envió a su único Hijo; para que a través de Él llegáramos a ser también sus hijos.

Recordemos que, los gnósticos afirmaban que Jesús no tenía un cuerpo físico, y vemos en Col. 2:18, que adoraban ángeles; porque estos no tienen un cuerpo físico. Decían también que Jesús no vino a salvarnos del pecado sino del cuerpo, el cual venía a ser la prisión del espíritu, y que Dios no tiene problema con el pecado. Los gnósticos consideraban que la muerte liberaría el alma; sin embargo nosotros sabemos que eso es lo que Jesucristo vino a hacer, a liberar tu alma de este cuerpo de prisión.

Pero vemos 1 Co. 15, que el cuerpo y la sangre no heredará el reino de Dios. Por ello los gnósticos preguntaban: ¿Entonces, que harán con un cuerpo físico en un reino espiritual? Juan respondió que este cuerpo físico no irá al cielo, porque será transformado o renovado. De esta manera Juan echa por tierra los argumentos de los gnósticos con los cuales creían haber despedazado la fe de los cristianos.

Juan afirma que aún no sabemos cómo será nuestro cuerpo en el cielo, pero sí sabemos que cambiará.

1 Co. 15:35-37,42-44. Estas son las palabras que definen nuestro cuerpo físico ahora:

     a.   Es mortal.
     b.   Es débil.
     c.   Es terrenal.
     d.   Es corruptible.

Esta corrupción necesita cambiarse en incorrupción. Esta debilidad necesita resucitar en poder, tú vas a la tumba en deshonra y resucitarás en gloria, es decir, que tienes un cuerpo físico terrenal y vas a resucitar en un cuerpo celestial.

Fil. 3:20-21 -“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas”.

Entonces nuestro cuerpo será transformado, Pablo usó el término METAMORFOSIS, esta palabra significa el cambio que experimentan muchos animales durante su desarrollo, y que se manifiesta no sólo en la variación de forma, sino también en las funciones y en el género de vida.

¿Cómo seremos cuando cambiemos? Estamos seguros que seremos algo diferente y hermoso. Juan dice que no hemos visto cómo seremos. Sin embargo, lo que ahora somos Jesucristo una vez también lo fue, y lo que Jesucristo ahora es, nosotros lo seremos en el futuro. Pero lo que Cristo es ahora no se nos ha manifestado aún. Entonces, si Juan no lo sabe nadie lo sabe. Pero, si hay algo que sabemos, y es que, cuando Él venga nosotros seremos como Él.

¿Cuál es la prueba de que seremos como Él? Porque le veremos tal cual es, y esto ocurrirá cuando Jesucristo venga.

            a.  Si viene en cuerpo físico necesitaremos ojos físicos para verlo.
            b.  Si viene en cuerpo metafísico necesitaremos un cuerpo igual para                       poder verlo.
c.  Si viene espiritualmente necesitaremos ojos espirituales para verle.

Entonces, esta es la razón de Juan para que creamos que seremos como Él. Ap. 1, dice que todo ojo lo verá. Esta es la palabra que Pablo usó en Fil. 3:20, Jesucristo cambiará este cuerpo, el cual es un cuerpo de humillación. ¿Por qué es un cuerpo de humillación? 2 Co. 4:16-18. Porque se va desgatando, y es el vehículo que nos lleva a cometer pecados. La Muerte es la última humillación; sin embargo, el hombre invisible que está en el interior se renueva cada día.

1 Co. 15: Oh muerte dónde está tu victoria. ¿Tumba dónde está tu poder? y ¿Muerte dónde está tu victoria? La muerte ha sido transformada en victoria. Y el hecho de la resurrección de Jesucristo lo confirma en que somos la gran evidencia de que viviremos más allá de la tumba, porque Aquel que nos dio la vida la primera vez (la vida que ahora tienes y que vino de Dios), te la puede dar por segunda vez. Pero vas a ser cambiado, a semejanza de Él cuando venga, ¿no es esto extraordinario? POTAPOS.

 

VERSÍCULO 3

“Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

¿Cuál es la esperanza? Que un día seremos como Él. Pero esto se aplica sólo para los cristianos. Los perdidos no tendrán este cuerpo glorificado, espiritual y honorable. Pues, los perdidos no serán como Jesucristo en su venida. Ellos también resucitarán de la muerte, pero irán a juicio y no tendrán un cuerpo glorificado. Es a través del cuerpo físico que el hombre se expresa a sí mismo. Recuerdas que Jesús dijo una parábola en Mt. capítulo 12, acerca de los espíritus malos que fueron a buscar un cuerpo, estos eran espíritus sin un cuerpo; y por ello, no podían expresarse a sí mismos; eran espíritus frustrados, entonces estos espíritus malos, tan pronto como Jesucristo los sacó y los mandó al ato de cerdos, poseyeron los cuerpos de estos animales para poder de esa forma expresarse.

2 Co. 5:1-3. Ahora estamos vestidos con un cuerpo físico, pero este cuerpo físico va a morir, como espíritus estaremos esperando por un nuevo lugar para morar, donde seremos revestidos una vez más con un nuevo cuerpo.

2 Co. 5:3, Revestidos y no hallados desnudos. Los malos cuando resuciten de los muertos estarán desnudos, sin cuerpo.

Entonces, seremos como Jesucristo cuando él venga; 1 Jn. 3:3, dice: -“Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. Como vemos aquí, todo aquel que tiene la esperanza de ser como Jesucristo se purifica a sí mismo, al igual que Cristo se purificó. Entonces teniendo en cuenta que seremos como Jesucristo en su venida; debemos vivir como Él lo hizo mientras estuvo en esta tierra, y mantenernos puros; así como él es puro.

¿Podemos purificarnos a nosotros mismos? NO, ES LA SANGRE DE CRISTO LA QUE NOS PURIFICA. Nosotros no podemos purificarnos del pecado, pero podemos dejar de pecar y vivir una vida pura así como Jesucristo. Por lo tanto, dependemos de Él para ser puros.

¿Ha visto usted un féretro luego de cuatro años de enterrado? ¿Ha visto una momia de Egipto? El gnóstico pregunta: ¿Cómo es posible levantar un muerto y enviarlo a los cielos? Ellos no comprendían que el cuerpo que sería levantado, no eran los restos físicos de lo que el fallecido fue en vida; sino que ese cuerpo saldrá de la sepultura levantado en gloria celestial; pues no será primero levantado como momia y luego glorificado. Esta es la respuesta de Juan a los gnósticos, ya que la transformación del cuerpo no es un problema para Dios.

Usando la declaración de Pablo en 1 Co. 15:35, posiblemente un saduceo le preguntó: ¿Qué tipo de cuerpo tendremos? Pablo piensa que es una pregunta ridícula, y dice: hombre loco, tú tomas una semilla de maíz y al sembrarla, no obtienes una semilla gigante; sino una planta, puesto que por medio de la transformación llega a ser una planta. Los saduceos no creían en los espíritus ni en la resurrección, y querían tenderle una trampa a Jesús; entonces preguntaron (Lc. 20:29) según la ley de Moisés existía una norma que se llamaba LEVIRATO. En la cual si un hombre moría sin hijos, el próximo hermano tenía que casarse con la viuda y tener hijos para su hermano muerto, y si este también moría, el próximo hermano tenía que repetir lo mismo, y así sucesivamente. Finalmente, 7 hermanos tuvieron la misma mujer, y los saduceos burlándose de Jesús le preguntaron; ¿en la resurrección de quién será la esposa? Jesús dijo, están en un error porque no conocen la Escritura. Pues, los muertos serán resucitados, sin embargo en la resurrección no existirá el matrimonio. Contrario a la enseñanza de los mormones sobre el matrimonio eterno, en la cual afirman que llevarán su esposa y seguirán casados con ella en el cielo.

Nuestros respectivos matrimonios no van a continuar en los cielos, ni podremos casarnos allá, porque somos hijos de la resurrección y seremos “como” ángeles que no se casan ni se reproducen, notemos que no dice que seremos ángeles; sino “como” ángeles; es decir, semejantes en que son espíritus creados como lo somos nosotros.

Entonces, en 1 Jn. 3, dice que seremos como Jesús, eso nos da una visión de nuestra condición celestial. Todos los que tienen la esperanza de ser como Jesús, Vivirán en pureza como Jesús.


VERSÍCULO 4.
“Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es trasgresión de la ley”.

En la lengua griega pecado es HAMARTIA. La primera vez que aparece esta palabra es en la Septuaginta (Versión del Antiguo Testamento, en la que se tradujo el Pentateuco del idioma hebreo al griego). Jueces 20:15,16 en esta narración bíblica vemos que los soldados zurdos de la tribu de Benjamín podían lanzar una piedra y no fallar en el blanco, tenían buena puntería; esto nos ayuda a entender el significado de la palabra griega hamartia, cuyo significado es FALLAR AL BLANCO. ¿Cuál es el blanco? LA PALABRA DE DIOS, EL ESTÁNDAR DE MORALIDAD.

Esa es la definición de Juan acerca del pecado, fallar en el blanco, y el que hace esto es culpable de trasgresión de la ley. La palabra de Juan para trasgresión de la ley es ANOMIA gr., que significa contra la ley. Uno que es rebelde contra la ley, el que rechaza la idea de ser gobernado por la ley.

Por ejemplo, un criminal que entra a tu casa armado y quiere llevarse tu televisión. Al verlo, seguramente le dirás que no puede llevársela; y si él te pregunta ¿por qué no? responderás porque está en contra de la ley. Pero, evidentemente él no tiene respeto de la ley, y tú dices ¡NO! tienes que matarme para poder llevarla; y él te dispara. Entonces, él no está gobernado por la ley. La naturaleza del pecado es criminal. Esta es la definición que Juan nos da sobre el pecado.

El apóstol tiene otra definición para el pecado en 1 Jn. 5:17 y es toda maldad es pecado. Todo lo que no es correcto es automáticamente un error. Esa es la naturaleza del pecado.

Santiago, también nos dio una definición de pecado, el que sabe hacer lo bueno y no lo hace comete pecado. Entonces, NO cumplir con la responsabilidad es pecado.

VERSÍCULOS: 5-6

“Pero ustedes saben que Jesucristo se manifestó para quitar nuestros pecados.  Y él no tiene pecado. Todo el que permanece en él, no practica el pecado. Todo el que practica el pecado, no lo ha visto ni lo ha conocido”.


Los gnósticos decían que el pecado no es una preocupación de Dios, el pecado es una función del cuerpo y, por tanto, esto no contamina el alma. Pero, si Dios es indiferente al pecado; ¿por qué vino Jesús para borrarlo? ¿Por qué dio su cuerpo en rescate por el pecador? ¿Por qué fue importante que Jesús viviera una vida perfecta? ¿Por qué no disfrutó de los deseos de la carne como los demás? La respuesta es PORQUE PARA DIOS SÍ ES IMPORTANTE EL PECADO. Ya que es el pecado el que nos separa de Dios y por ello Jesús vino para borrarlo y redimirnos por medio de su sangre.

El que permanece en él, no practica el pecado. Recordemos que hay mucha diferencia entre un pecado aislado y la práctica del pecado. Pues es la práctica la que define nuestra condición. El que peca no ha visto a Dios ni lo conoce. ¿Por qué no lo conoce? Porque piensa que Dios no está preocupado por el pecado. Pero el Dios presentado por Juan, sí lo está. Y lo demuestra en que envió a su propio Hijo para que podamos vivir. Entonces, Dios, el Padre, mandó a Jesús en una misión de muerte; fue Él quien murió en nuestro lugar.
Cuadro de texto: EL HOMBRE QUE PRACTICA EL PECADO NO HA VISTO A DIOS Y NO LO CONOCE.




Hay una gran diferencia entre:

1.    La práctica de Pecado.
2.    La práctica de Pureza.
3.    La práctica de Justicia.

VERSÍCULO 7

“Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo”.

Juan abre nuestros ojos y nos pone en conocimiento; que aquel que practica la justicia es justo como Dios es justo. Para ello, usó el verbo griego ESTIN, que en español significa: Justos, que seamos (ESTIN) justos, como Él es (ESTIN) justo.

Si bien admitimos que somos justos por la sangre de Jesucristo, y todos nuestros pecados son borrados y toda nuestra injusticia ha sido perdonada 1 Jn. 1:7 no siempre nos sentimos tan justos como Dios. Entonces, ¿Qué tan justos somos? La respuesta es como alguien que no tiene pecado.

En el evangelio la justicia de Dios está revelada. 1 Jn. 3:7, nos confirma que Dios es justo. Entonces, Ro 1:17 no nos revela la justicia personal de Dios, revela una justicia de Dios, justicia que Él entrega tanto al judío y como al griego. Como está escrito el justo vivirá por la fe Hab. 2:4. El evangelio revela una justicia para nosotros en base a la fe; lo cual nos indica que tiene vida espiritual, representada en la comunión con Dios.

Veamos un poco más sobre esta justicia de Dios. En Fil. 3:8 Pablo dice que todo lo considera pérdida, y que quiere la excelencia de su conocimiento; es decir, la unción de Jesús, en el versículo 9, su anhelo es encontrarse unido a Él  sin que prevalezca su propia justicia ¿Qué es justicia propia? Una producida por uno mismo; es decir basada en las experiencias personales, en la habilidad del ser humano de cumplir con la ley. Por consiguiente, Pablo dice que quiere el otro tipo de justicia; la que viene por fe en Cristo. Por la fe que tenemos en Cristo, a través de la cual nos hace justos como Él es justo, y esta justicia no es producida por nosotros, sino que es un regalo de Cristo mismo.

LOGISO gr. esta palabra habla de la idea de guardar un registro. Sal. 32:1, Dios no está registrando los pecados de su pueblo. Ef. 2:8, por gracia somos salvos por la fe; es nuestra fe en Cristo la que permite que la gracia sea aplicada en nosotros y aquel que no crea, será condenado. Entonces, SOMOS JUSTOS COMO DIOS ES JUSTO. En la manera que Dios nos regala o pone en nuestra cuenta la justicia que necesitamos.

Ro. 8:1, ahora no hay condenación para los que están unidos a Jesucristo, es decir los cristianos, aun cuando pequen no tendrán ninguna condenación.

Pablo tiene algunos porque que responden a la pregunta ¿Por qué no hay condenación aun cuando pecamos?

1.    Porque la ley del espíritu de vida en Cristo me ha liberado de la ley de pecado y de la muerte. Hay dos leyes funcionando aquí, una es la ley del pecado y la muerte y la otra es la ley del espíritu de vida en Cristo; la cual es revelada por el Espíritu; la cual está en el Nuevo Testamento y nos libera de aquella que dice que con un pecado estoy muerto o condenado. En cambio, la ley del pecado y de la muerte, funciona como la de gravedad, que mantiene siempre los pies en el suelo, pero si saltas del edificio más alto, la ley de la gravedad te matará. Sin embargo, los hijos de Dios cuando cometemos pecados no morimos, porque no hay condenación, podemos saltar (es decir, pecar) pero no morimos; porque la ley del espíritu de vida nos ha liberado de la antigua ley de pecado que dice solo un pecado y estoy muerto.

2.       ¿Por qué no morimos? Porque lo que la ley no pudo hacer, Dios lo hizo. ¿Qué no puede hacer la ley de gravedad? No puede suspender su penalidad ni dar vida una vez que ha sido desafiada. Inevitablemente si violamos la ley de gravedad; morimos. Sin embargo, cuando violamos la ley de Dios estando en Jesús, puesto que hemos sido liberados de la antigua ley no morimos; ya que transfirió a Cristo la consecuencia de nuestro pecado.

3.    Porque Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores Ro. 8:3. Ahora, en Ro. 8:1, no hay condenación para nosotros, pero sí existió condenación para Jesús en el versículo 3. Dios condenó a Jesús por nuestros pecados y esa es la razón por la cual no somos condenados. Dios condenó nuestro pecado en la carne de Jesús; es decir, su naturaleza humana. Pedro dijo que en su propio cuerpo cargó nuestros pecados en la cruz, de esta forma nos sacó de la ley del pecado y de la muerte y nos puso bajo una ley diferente, una ley que no mata sino que da vida, es una ley de vida revelada en el evangelio. Aquí está la razón para todo eso, el Padre, condenó a Jesús; Ro. 8:4 para que las ordenanzas de la ley se cumplieran en nosotros. Estas demandas de la ley son mandamientos divinos. Ordenanza es un paralelo a la ley, las demandas de la ley se cumplieron en nosotros, a través de Jesucristo.



TOMÓ NUESTRAS ACCIONES PECAMINOSAS Y LAS PUSO SOBRE JESÚS; EN CAMBIO, 
TOMÓ LAS ACCIONES Y LA VIDA DE PERFECCIÓN DE JESÚS Y LAS PUSO EN NOSOTROS 
COMO UN REGALO.
 
 





Leamos la última parte del versículo 4 de Ro. 8, enfocándonos en el verbo andar, el cual en griego denota caminar en círculos PERIPATEO. Esto significa que caminamos alrededor, es decir, no caminamos según la naturaleza pecaminosa; pues no nos alejamos de nuestro centro, Cristo. Los que así lo hacen, andan según el Espíritu, la unción, que es el mensaje que los apóstoles dieron; ejemplificando así, esta idea de caminar como UNA PRÁCTICA DE VIVIR.

VERSÍCULO 8

“El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo”.

Satanás es un pecador con mucha experiencia, su carrera es pecar. El ha pecado desde el principio, la primera vez que vemos al diablo en el relato bíblico está pecando; esa su naturaleza. Entonces el que practica el pecado es del diablo; y específicamente vemos en el versículo 10 que se lo llama hijo del diablo. Por consiguiente, el Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. ¿Cuáles son las obras del diablo? EL PECADO.

VERSÍCULO 9

“Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios”.

El que ha nacido de nuevo no practica el pecado; sin embargo, ocasionalmente cometerá pecado, pero la sangre de Cristo limpiará esta falta.

ÉL NO PRACTICA EL PECADO PORQUE LA SEMILLA DE DIOS PERMANECE EN ÉL. ¿Cuál es la semilla? LA PALABRA DE DIOS. Si la palabra de Dios permanece en nosotros estamos viviendo según la palabra de Dios. De esta manera no vamos a practicar el pecado ni a entregarnos a él. Recuerden en la parábola del sembrador, ¿cuál es la semilla? Lc. 8:11, la semilla es la palabra de Dios, algo de esta cayó entre los espinos, y esto destruyó el poder de la misma y murió. Cuando la palabra de Dios se va, nosotros morimos, pero mientras vivamos en la palabra de Dios, caminaremos según la luz que existe en ella.

Vemos que Juan dice que él no puede pecar, y con esto no está negando lo que dijo en el capítulo 1, si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos. Y Ro. 3:23, dice que todos han pecado. Juan está refiriéndose al hecho de no poder pecar, porque ha nacido de Dios, no dice que es imposible que pequemos, pero sí dice que no puedes tener la práctica del pecado y a la vez tener un estado o relación del nuevo nacimiento.

Esto es muy importante, porque Juan expresa que aquel que ha nacido de Dios, NO PECA. En cambio, los bautistas abusan de este pasaje y sostienen que los que han nacido de nuevo no pueden perder su alma por la práctica del pecado. Esta doctrina es la imposibilidad de la apostasía. En que todo el que ha nacido de nuevo es imposible que se pierda, esa su enseñanza.

Juan, no dice aquel que fue nacido de Dios, sino aquel que es nacido de Dios, los bautistas dicen aquel que fue nacido de Dios. Por ejemplo, yo fui a visitar a Carlos y él había salido, esta es una acción completa, que ya ha  pasado; por lo tanto no nos dice qué pasó después, sino que cuando yo fui a su casa él no estaba, pero si yo digo: yo estoy ahora mismo en casa de Carlos, y él se ha ido, se ha ido es una acción completa y su resultado todavía existe. Él se ha ido es una acción terminada en un período de tiempo que todavía es presente para el que formula la idea, llamado tiempo pretérito perfecto compuesto[1].

Observemos que, Juan afirma que tenemos un nuevo nacimiento, y este nacimiento está establecido. Si estamos hablando en presente, tienes ese nuevo nacimiento espiritual y no puedes pecar. Si practicas el pecado pierdes este nacimiento. Es decir, que pertenecías a Dios en el pasado, pero cuando comienzas a practicar el pecado pierdes el estado de tu nuevo nacimiento, eso te lleva atrás al versículo 8, aquel que practica el pecado pertenece al Diablo; y desde el momento que se entrega a Satanás pierde su estado de nuevo nacimiento espiritual.

Quien pertenece a Dios no debe vivir practicando el pecado. Juan usa este tiempo pretérito perfecto compuesto para definir nuestro nuevo nacimiento. En tres ocasiones diferentes repite, que el que ha nacido de nuevo, mantiene su nuevo nacimiento intacto, mientras no practique el pecado.

Juan establece el nuevo nacimiento en tres pilares:

1.    Si practicas la justicia tienes un nuevo estado de nacimiento. Aquel que practica la justicia es nacido de Dios, 1 Jn. 4:7, aquel que ama a Dios es conocido por Dios. El que no ama no conoce a Dios.  Quien practica el amor es nacido de Dios, y tiene un nuevo nacimiento espiritual. En 1 Jn. 5:1, todo el que cree en Jesús pertenece a Dios. 

2.    Si practicas el amor eres nacido de Dios. 1 Jn. 4:7. Todo el que ama, es decir practica el amor, ha nacido de Dios.

3.    Sigues creyendo en Jesús, eres nacido de Dios. 1 Jn. 5:1 todo el que cree en Dios pertenece a Dios. El que pierde la fe pierde su nacimiento. ¿Se requiere fe para seguir en este nuevo nacimiento? Sí, y ¿qué pasa con un hombre que pierde su fe? ¿Sigue en su estado de nuevo nacimiento? Este hombre tuvo un nuevo nacimiento, pero ya no pertenece a él porque ha perdido su fe. Aquel que ha nacido de Dios debe practicar la justicia, por lo tanto, desde el momento que empieza a practicar el pecado es del diablo, pues aquello que es necesario para nacer de nuevo, es decir la FE, es exactamente lo que se requiere para continuar dentro de este nuevo nacimiento.

VERSÍCULO 10
“Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo; el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano”.

Esta es la ocasión número veintiocho en la cual Juan refleja el conocimiento que tenemos respecto de cómo distinguimos a los hijos de Dios de los hijos del diablo.

¿Cómo distinguimos quién es hijo de Dios y quién lo es del diablo?

1.    El que practica el pecado es hijo del diablo. Podemos distinguirlos por sus frutos. El diablo nunca creó a nadie, sin embargo el que vive como el diablo, es como su hijo, como si el diablo mismo lo hubiera creado.

2.    El que practica la justicia es de Dios.

Aquí hay una separación entre los que son salvos y los que están perdidos; es decir, los hijos de Dios y los hijos del diablo.

Hay solamente dos opciones de pertenencia; o pertenecemos a Dios o al diablo, no hay una tercera opción. Los siguientes textos hablan de una separación; Mt. 25, las ovejas y las cabras; Mt. 13, la buena semilla y la hierba mala. ¿Qué es lo que determina la separación? Es la práctica. Más allá de que la práctica no tiene que ser perfecta. Pablo habla en Gálatas que si queremos ganar la salvación por medio de obras, Cristo murió en vano. Pero sí, nuestras obras definen nuestra salvación. ¿Cuáles son nuestras obras? Practicar la justicia, lo cual implica constancia.

¿La práctica del diablo define su condición? Supongamos que el diablo quiere hacer algo bueno, una acción justa, y se muere mientras está tratando de hacer esta buena acción, ¿acaso una buena acción lo haría justo? NO, PORQUE ESA NO ES SU PRÁCTICA HABITUAL.

Si un cristiano comete un pecado, una injusticia, ¿esta acción aislada lo lleva al infierno? NO, PORQUE ÉL ES JUZGADO POR SU PRÁCTICA NO POR ESA EXCEPCIÓN. Nosotros obtenemos la salvación por la constancia de nuestra práctica.

Este versículo 10 obra de transición para entrar en otro tema. Ahora, dice que aquel que no practica la justicia no es de Dios ni tampoco el que no ama. Juan estuvo hablando acerca de practicar la justicia, pero ahora pasará a la práctica del amor.

El nuevo nacimiento está basado en estos dos puntos, la justicia y el amor.

VERSÍCULO 11
“Éste es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los unos  a los otros”.

Veamos lo que dice 1 Jn. 3:12 -“No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano: ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano justas”.

Ya notamos el conflicto que existe entre lo bueno y lo malo, sin embargo,  encontramos un poco extraño, que Juan nos diga que amemos, pero no como Caín. ¿Es acaso Caín un ejemplo de amor? Sí, pero no es el tipo de amor que nosotros debemos seguir. Ahora, ¿Por qué Caín es un ejemplo de amor? En griego existen varios significados para la palabra amor. En cambio, en español tenemos las palabras amor, afección y otros. Uno de los significados  que hay para esta palabra es:

1.    EROS. Es un significado del griego para la palabra amor, la acción de eros produce una acción erótica, amor erótico el cual representa un abuso hacia la gente.

EROS                                  PHILEO                                       ÁGAPE












 



Caín                      amar al projimo como asi mismo                Otros









 
                                                                                                                                        
YO  

Por ejemplo, Caín se amaba a sí mismo. ¿Qué es lo que le hizo a Abel? Lo mató, ¿por qué lo mató? Es claro, Caín estaba celoso, porque Dios aceptó el sacrificio de Abel, pero no el suyo; puesto que no lo hizo de acuerdo a los requerimientos de Dios y eso le molestó; vemos entonces que Caín no quiso estar en segundo plano y por ello se deshizo del malestar que esto generaba, matando a su hermano Abel. Pues Caín era celoso, envidioso y odiaba a su hermano.

Veamos algunas razones más por las cuales Caín mató a Abel. Las obras de Caín eran malas, el matar a Abel no fue un hecho aislado, sólo fue una práctica de lo que él hacía. Caín no tenía ley, era un criminal. Y Juan nos dice: no amemos como él, porque ese amor es egoísta (eros) el cual es un tipo de amor que abusa de la gente. Por ejemplo el violar a una mujer, es un acto erótico, puesto que es un abuso que busca la autosatisfacción.

Existe otra clase de amor que en griego se llama:

2.    FILEO. ADELFOS en griego significa hermano. FILEO ADELFOS significa amor entre hermanos. Este tipo de amor fileo es explicado en la ley de Moisés en Lv. 19:18, dice ama a tu prójimo como a ti mismo. Trata a tu vecino como quieres que te traten a ti. Ama a tu prójimo como a ti mismo es una buena regla, pero no es suficiente en cuanto a la inmensidad del amor de Dios. Si bien a este pasaje de Lv. 19:18, lo llamamos la REGLA de ORO, no deja de ser nuestra definición; pues encontramos en Stg. 2.8, esta misma referencia acerca de amar al prójimo; lo cual nos está definiendo el amor que fue asignado en el A.T. Pero esta regla de oro no es suficientemente buena para los cristianos. En consecuencia, Jesucristo nos dio un nuevo mandato, puesto que el mandamiento de ama a tu prójimo como a ti mismo es viejo. Entonces; Jn. 13:34, nos dice: Un nuevo mandamiento les doy, que se amen los unos a los otros, así como yo los he amado. Esto es lo nuevo de este mandamiento, es decir, un nuevo estándar y la palabra para este tipo amor es ágape.

3.     ÁGAPE. Amarnos unos a otros, como Cristo nos amó y murió por nosotros, nos dio un círculo completo, dio toda su vida, esto es amor ágape; ahora puedes ver la diferencia entre Cristo y Caín. Caín se satisfacía a sí mismo y puso a otros en la Cruz, pero Jesucristo dice no, tú tienes que amar a otros como yo te he amado, es decir, que debes poner a otros en el círculo y a ti en la cruz, esto es lo que el nuevo mandamiento demanda. Que amemos a otros así como Cristo nos amó.

Ahora con esto en mente, vamos al versículo 13.

VERSÍCULO 13
“Hermanos, no se extrañen si el mundo los odia”.

 

No debemos sorprendernos si el mundo nos aborrece; pues en 1 Jn. 3:1, se nos llama hijos de Dios, y esta es la razón por la que el mundo no está de acuerdo, ni reconoce que somos Cristianos, porque ellos no reconocen a Jesucristo como Hijo de Dios. Entonces, el versículo 13 dice no te sorprendas si el mundo te odia.


Jn. 15:18 -“Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí”. Si el mundo te odia es porque tú no eres del mundo. Porque si fueras como la gente del mundo, el mundo te amaría. La gente del mundo ama a los del mundo.

Mt. 10:24 -“El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo”. Es decir, que si persiguieron al maestro; harán lo mismo a sus discípulos

En Juan 7:49, los fariseos que estaban siendo críticos acerca de los judíos (porque los judíos rechazaban sus enseñanzas) decían esta multitud no conoce la ley, por lo tanto es maldita. Pero cuando hablaban de la ley, no se trataba de la ley de Moisés, sino de su propia ley. Y si alguien rechazaba la ley de un fariseo estaba bajo maldición.

Necesitamos entender, que Dios fue quien creó la hostilidad con el mal, Dios no quiere que el bien y el mal ocupen un área común. Gn. 3:13, Jehová dice: Satanás, porque hiciste esto, voy a poner enemistad entre ti y la mujer, pondré hostilidad entre tus hijos y los hijos de ella. Dios puso esa hostilidad entre el bien y el mal. Dios quiere que esa misma hostilidad exista en nosotros, y por ello, no debemos estar sorprendidos si el mundo nos odia.

VERSÍCULO 14
“Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos”.

¿Dónde está la evidencia de que hemos pasamos de muerte a vida? En el bautismo; en que amamos a nuestros hermanos, y hacemos de ello una práctica. Esta es tu práctica presente que se refleja en la acción del bautismo.
                                
EL QUE NO AMA PERMANECE EN MUERTE. Si no amas no vives. Tienes que amar a tus hermanos para que tengas este nuevo nacimiento y tienes que seguir amando a tus hermanos para estar en este nacimiento espiritual. Aquello que se necesitó para obtenerlo se necesita para seguir en el.

VERSÍCULO 15
“Todo el que odia a su hermano es una asesino, y ustedes saben que ningún asesino permanece la vida eterna”.

Esta es la definición de Caín, él es un asesino, y esta es una de las razones por la que Juan usa a Caín como ejemplo de un amor que no debemos seguir.

VERSÍCULO 16
“En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos”.

Notemos el lenguaje con el cual Juan habla de la muerte de Jesús, dice que Él entregó su vida, no es una terminología casual. En Juan 13, en el aposento alto Jesucristo se quitó su ropa y se puso una toalla, dejando de lado su posición para lavar los pies de sus discípulos. Esta acción define la razón por la cual fue a la cruz y entregó su vida por nosotros; por lo tanto, debemos a su vez, entregar nuestra vida el uno por el otro. Esta entrega; debe crear en nosotros una obligación. Tú dices, ¿yo tengo que morir por este hermano? Jesucristo dice todos debemos entregar nuestras vidas.

Esta palabra debemos en griego es OFEILO. Ro. 13:8, refiriéndose al hecho de no deberle nada a tu hermano excepto amor, esta palabra debemos significa no tengas deudas con tu semejante.

En 1 Co. 7:3-4, también se usa esta palabra en el sentido de una deuda en el plano conyugal, en que el esposo debe cumplir su deber conyugal con su esposa (ofeilo) de igual manera la esposa debe darse a su esposo, como vemos tenemos una deuda entre el hombre y la mujer. El punto es que, el esposo debe pagar a su mujer el derecho por el cual ella se casó con él y el momento que no cumple es como robarle algo a su cónyuge.  Entones, el esposo debe (ofeilo) a la esposa y la esposa a él, así nosotros debemos a nuestros hermanos entregar nuestras vidas.

EN OTRAS PALABRAS, EL NUEVO MANDAMIENTO NOS DEMANDA UN MISMO SACRIFICIO.

Recordemos los 5 puntos que definen el amor ÁGAPE. 

1.    Busca el bien de la otra persona.
2.    Aun si no lo merece.
3.    Incluso si me cuesta la vida.
4.    Si lo haya pedido o no, porque el amor es voluntario. El amor ve la necesidad y responde.
5.    No importa cuantas veces tenga que repetir esta acción, esto es lo que esta acción demanda.

Una iglesia que practique este tipo de amor, conquistará el mundo; en la medida que existan hermanos dispuestos a morir unos por otros.

¿Hay alguien aquí que esté físicamente vivo porque alguien murió por él? La vida de esta persona te dio vida a ti, por ejemplo alguien que donó sus órganos para que tú vivas. O que puso su cuerpo para recibir el choque de un carro en lugar de ti, él murió y tú vives.

·        Ej. En respuesta a esta pregunta; un estudiante de la escuela de predicación llamado Jimmy respondió: yo estoy vivo porque alguien murió en mi lugar. Le pidieron a este estudiante que explicara, y dijo cuando estuve en Vietnam, mi amigo, otro soldado y yo estábamos en el campo de batalla contra el enemigo, entonces hicimos un hoyo en la tierra y nos metimos en él; pero los vietnamitas lanzaron una granada al hueco donde estábamos los tres; entonces mi amigo saltó sobre la granada y la cubrió con su cuerpo y en el momento en que él la tocó explotó y con ella mi amigo en miles de pedazos, ahora yo estoy aquí vivo porque él murió por mí. Yo le pregunté a este joven ¿Cómo te sientes? Él respondió, yo quedé vivo, cubierto con su sangre, ¿cómo te sentirías sabiendo que estás vivo pero cubierto con la sangre de Cristo? Él entregó su vida por ti.

Este es un ejemplo muy bonito de un hombre muriendo por su compañero, pero no es ni igual ni semejante al sacrificio de Jesucristo. Puesto que, si este soldado que murió hubiera visto la misma granada caer donde hubieran estado tres vietnamitas, ¿crees que hubiera dado su vida para salvar a esos tres enemigos? Si hubiera hecho lo mismo para salvar a sus enemigos hubiera estado un poco más cerca del sacrificio que hizo Jesús.

Pablo dice que difícilmente un justo moriría por un injusto, pero Jesucristo murió por nosotros cuando éramos pecadores y enemigos de Dios. Yo le hice otra pregunta a Jimmy, qué tal si esta situación hubiera sido diferente, y ustedes tres hubieran estado en el mismo agujero y cae otra granda, ¿Qué hubieras dicho esta vez? Oye amigo lánzate otra vez; o dirías ahora es mi turno, yo te debo mi vida, y es mi turno rendir mi vida así como tú lo hiciste.

Entonces si nosotros somos dignos del sacrificio de Cristo, cada hermano merece nuestro sacrificio. Ahora es mi turno, la próxima vez que este hermano necesite que alguien muera por él, va a ser mi turno. Yo creo que es un poco difícil imaginarnos ciertas situaciones, donde nosotros esperamos morir por nuestros hermanos, fuera de un episodio como Vietnam o Corea. Puedes imaginarte una situación, donde tú literalmente requieres entregar tu vida, porque la muerte que tú debes, es igual a la muerte que Cristo pagó, ¿Cuánto fue lo que Jesucristo dio? Él dio todo, 100% como hombre y  100% como Dios.

VERSÍCULO 17

“Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidades, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?”.

Juan quiere que practiquemos el amor en nuestra vida. Cualquiera que tiene en este mundo bienes o alimentos para sostenerse, pero conoce a un hermano en Cristo que literalmente está muriendo de hambre y viéndolo en necesidad le da la espalda, mientras su refrigerador está lleno de alimentos; esto nos muestra que no practica el amor. Pues, ¿cuánto alimento de tu refrigerador necesitas para alimentar a tu hermano? Quizá el 1 %, muchas veces no estamos dispuestos a dar siquiera ese 1%, cuando en realidad debemos el 100%. Puede que este hermano muriera de hambre y nosotros que le debíamos el 100% ni siquiera le dimos el 1%.

Otro ejemplo, si vemos un automóvil que viene en camino, y el que conduce el auto odia al hermano que está cruzando la calle y el conductor está determinado a matarlo, acelera el carro y lo atropella deliberadamente. Pero tú estás cerca de la escena y el hombre que fue atropellado, está sangrado y le dices: puedes parar de sangrar, te das media vuelta, te vas y este hombre muere. Pero si le hubieras llevado al hospital le hubieran salvado la vida. ¿Ahora, quién es más culpable de su muerte? ¿Él que premeditadamente lo atropelló o tú que no le socorriste? De esto está hablando Juan en el versículo 18 que dice:

VERSÍCULO 18

“Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad”.

Tenemos que amar en acción y con sinceridad. Juan dice amemos no solamente de palabras. Si decimos al que está sangrando, te amo pero necesito irme, si te atreves a hacer eso, no te digas que lo que hiciste es amor. Si no estás dispuesto a pagar el precio del amor, entonces no digas que amas. Cada hermano es digno de la muerte de Cristo.

Juan dice, no amemos de estas dos maneras:

1.     De los dientes para fuera
2.     Y de palabra.

Amemos con acciones, es como Santiago dice acerca de la fe, la fe sin obras esta muerta, fe que no se expresa a sí misma no es fe, está muerta. Amar sin obras no es amor.

¿Quién es más culpable de homicidio, el hombre agresivo o aquel que fue indiferente y pasivo? AMBOS son culpables de la muerte de este hombre, tanto el que lo hirió como el que no levantó un dedo por ayudar al hermano herido.

Juan dice, 1 Jn. 3:14,  el que no ama permanece en la muerte, y aquel que está en la muerte no tiene la vida eterna. Vamos otra vez a la escena del hombre que está sangrando a punto de morir y nosotros estamos ahí y nos vamos, ¿qué significa su vida para nosotros? Nosotros le dejamos morir, su vida no tiene significado para nosotros; pero para Cristo si tiene valor. La iglesia puede existir con gente pasiva y negligente, Santiago dice: Aquel que sabe hacer el bien y no lo hace peca. Entonces, si tu ves una necesidad y no das siquiera el 1 %, el amor de Dios no está en ti, pero lo opuesto sí, y lo opuesto de amor es el odio. Y si nosotros no intervenimos en ayudar al herido o al que está en necesidad, a lo mejor no requiera del 100%, pero Juan dice cualquiera que sea el porcentaje necesario debemos darlo, ya sea el 50% o más; pues, está incluido en el 100% correspondiente a tu deuda.

1 Jn. 3:17 -Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?” Jesucristo nos permite conocer el amor ágape en que dio su vida por nosotros, sin la cruz tú y yo no sabríamos nada de este amor. Porque ahí surgió este amor, tuvo su nacimiento en el momento en que Dios mandó a Jesús a nacer en la tierra.

Jn. 3:16 -Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Dios amó al mundo.

1 Jn. 3:16 -“En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos”.  Así Cristo nos amó.

1 P. 1:22 -“Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros”.  Tú has purificado tu alma en obediencia a la verdad, ¿qué es lo que te ha atraído para amar a tu hermano? Cristo habitando en él. Juan dice este amor hacia tu vecino te trajo a Cristo. Y ahora que estás en Cristo, Él demanda un amor ágape, unos con otros.

El amor Fileo te trajo a Cristo pero el amor Ágape te mantiene en Cristo.

Creo que uno de los problemas que tenemos como santos que cometemos pecados ocasionalmente, es nuestra conciencia.

VERSÍCULO 19-20

“En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él: que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo. Queridos hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios”.

Notemos que Juan usa el término corazón tres veces. En el versículo 19, nos muestra que sabemos que estamos en la verdad, porque amamos a nuestros semejantes. Sabemos también que pertenecemos a la verdad y ponemos nuestro corazón delante de Dios que lo sabe todo. Por nuestro corazón tenemos confianza delante de Dios.

 

Cuatro aspectos diferentes de nuestro corazón:


1.    Nuestro corazón nos da confianza.

2.    Nuestro corazón condena.

  1. Dios es más grande que nuestro corazón.
  2. Nuestro corazón no nos condena, v.21

¿Cuál es ese elemento de nuestra vida que nos trae condenación en todas nuestras acciones, avisándonos antes de cometer dicha acción, diciendo si es buena o mala? ¿Cuál es este pequeño juez que se sienta en un pequeño trono y juzga nuestras acciones, para aprobar o reprender? ES NUESTRA CONCIENCIA.

 

¿Te sientes justo así como Dios es justo? Generalmente no podemos sentirnos justos a este nivel por nuestra conciencia; la cual es como un juez local, que juzga problemas locales, pero Dios es la Suprema Corte.


Juan dice que nosotros tratamos de practicar el amor; pero nuestra práctica no es perfecta. Aun así, podemos sentir esa confianza delante de Dios, ¿Por qué tenemos confianza delante de Dios? Porque Dios es más grande que nuestra conciencia y Él lo sabe todo. Algunos dirían si tu conciencia te condena, entonces imagínate que tan grande condenación sería la que Dios podría traer. El hecho de que Dios sea más grande que tú, intimida.

 

¿Cómo puede el corazón traer confianza, incluso cuando nos condena? Esto es difícil de entender, porque cuando tu conciencia te condena, es posible que tu te sientas confiado en tu conciencia, sin embargo Dios es más grande, y esto debe ser el motivo de tu confianza, porque Él es la Suprema Corte, y controla y gobierna ese pequeño juez local que es la conciencia y Él te declara justo. Dios sabe todas las cosas, eso no significa que sabe todas las cosas en contra de ti, Él sabe que tú quieres amar, así como Cristo nos amó, DIOS SABE NUESTRAS INTENCIONES.

 

Dios conoce que queremos ser mejores, Dios sabe que cuando pecas tú habrías deseado no haberlo hecho, conoce nuestro arrepentimiento y por eso Él gobierna nuestra pequeña corte local. Se dice que la ruta al infierno está llena de buenas intenciones, pero el camino al cielo también porque no hay ninguno de nosotros que no es ahora tan bueno como lo intenta ser y Dios nos da beneficio de ello y eso es la confianza que tenemos en nuestra conciencia.

Declaración:  
¿Cómo está tu conciencia? Cuando nuestra conciencia nos condena, significa que no hicimos lo que debíamos haber hecho, y la conciencia nos acusa, pero esta conciencia que nos acusa, no gobierna sobre nosotros, sabemos también que si nuestra conciencia no nos molesta cuando damos las espaldas a un hermano necesitado o cuando hemos pecado, significa que estamos cerca del infierno.

¿Sentimos luego de pecar que vamos al infierno? Los cristianos nos sentimos culpables, pero no nos sentimos perdidos. Pero Dios quiere que la conciencia nos moleste cuando hacemos algo malo. Por ello, Juan dice que nuestra confianza está delante de Dios, esto mismo lo encontramos en 1 Jn. 1:7, la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y esto a su vez es un poco diferente a lo que Juan expresa en 1:7 que está lidiando con el PECADO MORAL, en este contexto está luchando con pecado en la conciencia, ahora con confianza y acción de gracias leamos el versículo 21.

VERSÍCULO 21
“Queridos hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios”.

El hecho que Dios sea quien gobierne todo, provoca confianza en nuestro corazón, ¿por qué?

1.     Porque caminamos en la luz.
2.     Porque estamos amando a nuestros hermanos.
3.     Porque tenemos fe en Jesús.
4.     Y nuestra conciencia no nos condena.

¿Cuál es la única persona a la cual su conciencia no le condena?

1.     Jesucristo.
2.     El ateo.
3.     Los gnósticos.

a.  El cristiano que ha sido limpiado de todo pecado a través de la sangre de Cristo, que se ha bautizado, 1 Jn. 1:7.

LA CONCIENCIA DE DIOS NO LE CONDENA PORQUE ÉL ES JUSTO.

Juan dice en este pasaje que esto nos da valentía, confianza, PARESIA en el griego significa en el idioma español confianza. No sólo confiados en nuestra salvación, conciencia limpia. Pero confianza en el poder de la oración. PARESIA gr. Su primera definición es el derecho de un hombre a hablar, un hombre libre y adulto, puede hablar lo que piensa, si es hijo o esclavo no puede expresar. Pero nosotros somos gente que tenemos libertad en nuestra oración y obtenemos todo por dos razones:

1.     Obedecemos sus mandamientos.
2.     Hacemos lo que le agrada.

Juan dice que nosotros tenemos confianza, es decir, tenemos libertad para pedir a Dios, y estar seguros de que ya hemos recibido lo que pedimos.

1.     Confianza para pedir.
2.     Y seguridad en lo recibido.


Respecto  a la conciencia vemos que tiene cuatro grandes funciones:

1.  Trae un prejuicio a tus acciones. Y  te dirá si tus acciones están bien o mal. Pues no es posible obtener el consentimiento de la conciencia para hacer algo malo. Pero si lo haces, la conciencia te condenará.

2.     Tu conciencia te condena. La conciencia no estará satisfecha ni va a estar en paz, hasta que hayas pagado todo el mal que hayas hecho. Si robaste, no estará tranquila hasta que devuelvas lo robado. Hay un dicho americano, que dice deja que tu conciencia sea tu guía. Sin embargo, no está bien creer que la conciencia puede guiarnos. Pero la conciencia no determina lo que está bien o mal. Sólo en la palabra de Dios encontramos la definición de lo que está bien y de lo que está mal. Y si tienes la palabra de Dios como tu guía, y la admites como estándar para tus acciones; tu conciencia te juzgará de acuerdo al estándar.

Pablo en Hechos 24, dice yo he caminado con buena conciencia toda mi vida,  incluso cuando perseguí a los cristianos, es decir, que él lo hizo con una conciencia limpia; y esto es posible porque él pensaba que estaba haciendo la voluntad de Dios; sin embargo, su conciencia estaba caminando de acuerdo a la ley de Moisés. Y cuando Pablo se convirtió al cristianismo su conciencia no cambió, pero sí su estándar, la fuente por la cual su conciencia le juzgaba.

Si creciste creyendo que está bien robar; tu conciencia aprobará eso, pero desde el momento que te conviertes a Cristo, tienes una ley diferente por la cual eres juzgado. Juan dice incluso cuando tú corazón te condena Dios es más grande que tu corazón, Dios cambia la condición de tu corazón y te perdona y si Dios te perdona tienes tu conciencia está limpia.

3.     Te va a aplaudir si haces el bien, o condenar si haces lo malo. 1 Jn. 3:19. Si tu corazón te condena, la conciencia te dirá que cometiste pecado, hiciste lo  malo, por eso te acusó; eres culpable.

4.     La conciencia no va a estar satisfecha hasta que pagues el daño cometido. Lo interesante es que no siempre podemos pagar el daño, el único que es capaz de pagar el daño es Jesucristo.

La conciencia fue creada por Dios, no necesitas estudiar para tener una conciencia ni puedes ir a la tienda y comprar una conciencia. Forma parte de nuestra naturaleza así como el apetito está en nosotros. Es uno de los regalos más preciosos que Dios nos ha dado. Pero debes estar seguro que tienes el estándar adecuado, porque tu conciencia trabajará de acuerdo a ese estándar.

VERSÍCULO 23

“Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto”.

COMUNIÓN es cuando Dios habita en nosotros y nosotros en Él. ¿Cómo es que Dios nos manda que nos amemos? Si el amor es una emoción en la cual podemos decir; que no le agradamos a alguien o a la inversa, en tales circunstancias no existe amor entre nosotros, porque mis emociones no me ayudan a amarle. Sin embargo, nos equivocamos al pensar que el amor no es simplemente una emoción, sino acción, por eso hermanos no amemos con nuestros labios o de boca, amemos en acción.

El amor es un verbo y los verbos definen una acción, entonces Dios puede mandarnos que actuemos teniendo este amor, incluso si tus emociones no están ahí. Pero si hacemos algo por amor, a aquellos que particularmente no nos agradan, vamos a estar invirtiendo algo de nuestro amor en ellos, y mientras más podamos invertir de nosotros mismos en ellos, nuestro amor irá creciendo. Entonces, Dios puede demandarnos amor y también puede demandarnos fe en Jesucristo.

Fe es una convicción personal, entonces cómo puede Dios demandar algo que es una convicción personal.

Ejemplo: Yo demando que creas que hay cinco lunas girando sobre la tierra.  ¿Puedes creer esto? Pero yo te estoy ordenando que creas. Entonces, ¿cómo Dios puede ordenarnos que tengamos fe? La razón por la que no crees que haya cinco lunas, es por que no hay evidencia. Pero cuando la evidencia ha sido dada por cualquier fuente y esta es adecuada podemos llegar a creer; debido a que en Jesucristo tenemos una evidencia adecuada, Dios tiene el derecho de ordenarnos que creamos.

Intelectualmente no sería honesto rechazar hechos concretos, pues si negamos los hechos, negamos la evidencia, y la deshonestidad es evidente.

¿La evidencia que tenemos de parte de Dios es adecuada? Sí, tenemos más de 300 profecías sobre Jesús,  y cada una de ellas fue cumplida. Jesús dijo todo lo escrito acerca de mí, en la ley de Moisés y de los profetas tiene que ser cumplidas totalmente Lc. 24.  Entonces, las profecías nos dan evidencia, el mensaje de Cristo y los milagros confirman el mensaje de Cristo. El evangelio de Juan fue escrito con este propósito, describe la vida de Jesús para que creamos.

Según Ro. 1:20 -Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa”. ¿Por qué no tienen excusa? La razón es porque la creación en su totalidad es un paquete grande de evidencias.

La Creación evidencia dos grandes cosas:

1.    Del poder de Aquel que creó todo y
2.    Su eterna deidad.

Entonces, el mundo creado es una evidencia de que Dios existe y la creación son las huellas del Creador. Y cualquiera que rechaza esta evidencia que Dios ha dado es culpable por no haber creído Mr. 16:15. Por esta razón Dios puede demandar fe de nosotros.
 
Obedecer sus mandamientos y amar a nuestros hermanos es lo que Dios ha dispuesto, v. 23.

VERSÍCULO 24
“El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu Santo que nos dio”.

Dios y el que obedece sus mandamientos viven en la misma casa, es decir que Dios vive en él y él vive en Dios.

Ef. 2:22 –“En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu”. Judíos y gentiles están unidos en una misma familia.

¿Cómo sabemos que Dios habita en nosotros y nosotros en Él? Juan expresa que lo sabemos por medio  del Espíritu Santo que Dios nos ha dado.

Hay dos cosas que confirman que el Espíritu Santo nos fue dado por Dios:

1.    La revelación que Dios permanece en nosotros a través del Espíritu Santo.
2.    La confirmación de la escritura que lo confirma. Pues ha sido el Espíritu Santo el que inspiró dicha escritura.


La Unción es el mensaje que nos ha sido revelado en nosotros por medio de la Palabra de Dios.


Pero también lo confirma nuestro nuevo nacimiento, en el bautismo, pues a partir de ese momento recibimos el Espíritu Santo el cual habita en nosotros, el Espíritu Santo mismo es el regalo que recibimos de Dios. 

Hay dos cosas por las que se dice que el Espíritu Santo es un regalo:

a.   El Espíritu Santo, el cual es una persona es en sí, el regalo.

b.  El poder del Espíritu Santo; dado únicamente a los apóstoles en el día de Pentecostés. Los apóstoles recibieron ambos: la persona y el poder del Espíritu Santo.

Jesús durante su ministerio les dijo a sus apóstoles, el Espíritu Santo está con ustedes; pero luego Él estará en ustedes y eso sucedió en el día de Pentecostés. Ahora, luego del período apostólico, nosotros recibimos la persona del Espíritu Santo, pero ellos recibieron tanto la persona como el poder del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo en los apóstoles hizo lo siguiente:

1.    Autentificó al mensajero y
  1. Confirmó el mensaje.

¿Cuál es la diferencia entre la persona y el poder del Espíritu Santo? Cuando saliste del bautisterio, ¿qué promesa recibiste de Dios? ¿Recibiste el don o regalo del Espíritu Santo? ¿O comenzaste a partir de ese momento a hacer milagros?

Veamos en Juan 12-17, todo lo que fue dicho acerca del Espíritu en estos capítulos fueron promesas para los apóstoles.

1.    Les guiará a la verdad.
2.    Les recordará todo lo que les fue enseñado.

Jesús les dijo que el Espíritu estaría con ellos: ¿En qué manera estuvo con ellos? Recordemos que: El Espíritu estaba con ellos y dentro de ellos. Estuvo durante el ministerio de Jesús, porque hasta los apóstoles hicieron milagros, pero los milagros comenzaron luego que el Espíritu Santo estuvo dentro de ellos. ¿Cuál es la diferencia? Jesús llamó a los apóstoles y les dio poder para hacer milagros Mt. 10:1, siendo estos milagros una extensión del poder. Porque Jesús tuvo el poder espiritual residente, es decir que el Espíritu Santo moró dentro de él.

Juan declaró que vio al Espíritu descender como una paloma sobre Jesús (Jn. 1:32), llegó a ser permanente dentro de Jesús. Podría comunicar este poder a los apóstoles, pero el poder del Espíritu Santo no estuvo en forma permanente dentro de los apóstoles en los años del ministerio de Jesús.

Entonces, Jesús da la persona del Espíritu a todos los creyentes, no necesariamente el poder Jn. 3:34. Nunca hemos leído que los apóstoles durante el ministerio de Jesús impusieron sus manos sobre una persona para transmitir el poder del Espíritu Santo. Pero en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre ellos y permanecía en ellos, y desde este momento el poder del Espíritu estuvo con ellos; ahora podían imponer las manos sobre otros y trasmitir la habilidad de los dones espirituales.
 
Los apóstoles animaron a la iglesia a  escoger a 7 hombres para alimentar a las viudas (Hch. 6). Ente ellos estaban Esteban y Felipe. Los apóstoles impusieron las manos sobre estos 7 varones y ellos pudieron hacer milagros. Todos los milagros de Hechos capítulos 2 a 6:7 fueron hechos por los apóstoles.

Esteban fue el primero en hacer un milagro no siendo apóstol (Hch. 6:8). Él hacía milagros poderosos por el poder del Espíritu Santo.

Felipe hacía milagros en Samaria (Hch. 8) y fue el segundo que hacía milagros no siendo apóstol. En Hch. 8:6, Felipe fue a Samaria y mucha gente prestaba atención a su enseñaza y a sus milagros. Simón, el hechicero, estuvo muy impresionado con el poder de Felipe y fue bautizado. Cuando los apóstoles oyeron que en Samaria habían recibido el mensaje del evangelio enviaron a Pedro y Juan. Ellos oraron e impusieron sus manos; pues en Samaria recibieron el evangelio, fueron salvados, fueron bautizados, recibieron la persona del Espíritu Santo y moraba  dentro de ellos.

Veamos algo interesante: ¿Por qué fueron Pedro y Juan a Samaria?

1.   Para orar por ellos.
2.   Para imponer las  manos sobre ellos.
3.   Para que ellos recibieran el Espíritu Santo.

No era necesario imponer las manos para recibir la persona del Espíritu Santo. Porque como dice Hch. 2:38, en el momento del bautismo se recibe el Espíritu Santo y en ese día unas tres mil personas fueron bautizadas. No dice que los apóstoles impusieron las manos sobre ninguno de ellos, pero sí que recibieron la persona del Espíritu Santo.

Hch. 8:17 -“Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo”. Así, los samaritanos recibieron el poder milagroso del Espíritu Santo.

Viendo esto, Simón quiso pagar para comprar el don de Dios con dinero (Hch. 8:18). Felipe no pudo comunicar o trasmitir el poder. Porque el poder del Espíritu  Santo no era permanente dentro de Felipe, sólo Jesús tenía el poder permanente. La fuente del poder durante el ministerio estuvo en Jesús, y los milagros de los  apóstoles fueron extensión del poder de Jesús nada más.

Jn. 14:16, esta conversación fue entre los apóstoles y Jesucristo sobre la venida del Consolador. Jesús dijo: El vive con ustedes pero estará en ustedes, desde el día de Pentecostés el Poder del Espíritu Santo estaba dentro de los apóstoles, ellos llegaron a tener la fuente del poder del Espíritu  Santo. 
Resumiendo:

1.  Durante el ministerio de Cristo, los apóstoles no eran la fuente, sólo Jesús.
2.  Luego de Pentecostés, los apóstoles llegaron a ser la fuente.

Ni Felipe ni Esteban pudieron ser la fuente como los apóstoles, los milagros que hicieron los dos fueron solamente una extensión de los apóstoles.

No podemos encontrar en las Escrituras ninguna persona haciendo milagros, además de los apóstoles o las personas a las cuales ellos les impusieron las manos. Felipe recibió el poder a través de los apóstoles, pero no era la fuente; por esta razón no podía transmitirlo; por consiguiente, Pedro y Juan fueron a Samaria, para imponer sus manos y transmitir el poder.

Cuando la fuente llegó a Samaria, Simón (Hch. 8) vio que por la imposición de sus manos otros podían recibir el mismo poder; así que, ofreció dinero para tenerlo. Había visto los milagros de Felipe, pero no quiso solamente el poder de Felipe, él quiso el poder apostólico, quiso ser la fuente.

Este poder del Espíritu Santo hizo dos cosas para Cristo, los apóstoles y para los primeros cristianos que recibieron la imposición de las manos:

1.  Autentificó al mensajero.
2.  Confirmó el mensaje.

Jn. 15:16 Jesús dijo no me escogieron a mí, yo los escogí a ustedes, para ser mensajeros de Dios; vemos entonces, que los  apóstoles no se auto-escogieron.

Dios tuvo mensajeros escogidos que comunicaron la totalidad del evangelio, los apóstoles fueron inspirados, tuvieron un poder de inspiración milagrosa,  solamente los apóstoles y profetas fueron inspirados.

Marcos 16. Los apóstoles recibieron la gran comisión la cual abarca a todas las criaturas.

Mr. 16:20 -“Los discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaba”.  Las señales que acompañaba su mensaje confirmaba la palabra.

He. 2:3-4 ¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor y los que la oyeron nos la confirman. A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones atribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad. El mensaje fue primeramente hablado por Cristo, y como Marcos dijo Dios va a obrar con ellos acompañándoles, entonces los apóstoles escucharon el mensaje de salvación de Jesús y el Espíritu Santo confirmaba el mensaje de los apóstoles con milagros y prodigios del Espíritu Santo.

Hch. 19:1, Pablo salió de Corintio y fue a Éfeso y Apolos fue de Éfeso a Corinto.
Hch. 18:24-26 -“Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría. Era un hombre ilustrado y convincente en el uso de las Escrituras. Había sido instruido en el camino del Señor, y con gran fervor hablaba y enseñaba con la mayor exactitud acerca de Jesús, aunque conocía sólo el bautismo de Juan. Comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Al oírlo Priscila y Aquila, lo tomaron a su cargo y le explicaron con mayor precisión el camino de Dios”.

Apolos solo conoció el bautismo de Juan, Aquila y Priscila no lo reprendieron públicamente; sino que lo llevaron aparte y le enseñaron.

Hch. 19:1-6 -“Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos. ¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron? – les preguntó. No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo- respondieron. -Entonces, ¿qué bautismo recibieron? El bautismo de Juan. Pablo les explicó. El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Él le decía al pueblo que creyeran en el que venía después de él, es decir, en Jesús. Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar”.

Como vimos, Pedro y Juan fueron a Samaria para ungirlos con el Espíritu Santo, y ahora, Pablo está hablando con estos 12 hombres que habían sido bautizados con en el bautismo de Juan el Bautista. Pablo preguntó a este grupo si habían  recibido el Espíritu Santo. Esta pregunta no era respecto de la persona del Espíritu Santo; sino más bien del poder; puesto que si hubieran sido bautizados en el nombre de Cristo, recibirían la persona del Espíritu Santo automáticamente. A esta pregunta ellos respondieron que ni siquiera habían oído de Él y pues el bautismo que habían recibido era el de Juan (luego de Pentecostés el bautismo de Juan ya no tenía validez, ahora regía el bautismo de Cristo, el cual transmite el Espíritu Santo). El bautismo de Juan no transmitió la persona ni el poder del Espíritu Santo; pues era en espera de un Mesías venidero, el cual en tiempos de Pablo ya había venido y por tanto su bautismo había caducado. Al oír esto ellos fueron bautizados en el nombre de Jesús, recibieron la persona del Espíritu Santo y luego Pablo les impuso las manos y recibieron también el poder del Espíritu Santo.

Estos poderes dados tanto a los cristianos de Samaria como a estos 12 hombres de Éfeso ¿qué hicieron en ellos?

Vemos en 1 Co. 12, que fueron entregados nueve diferentes dones espirituales. Y se utiliza aquí la palabra griega CARISMA, que significa dones milagrosos. Servir en griego es DIACONIA, y tiene diferentes funciones, ENERGEIA, es de donde recibimos la palabra potencia.

En 1 Co. 12:8 Dios da por medio del Espíritu: palabras de sabiduría, a otros fe (para mover montañas), a otros dones para sanar y son estas cosas las que confirman el mensaje. Porque cuando estas iglesias fueron establecidas, por ejemplo en Samaria, Éfeso, no tenían la palabra de Dios escrita, pero por estos dones milagrosos recibieron el mismo mensaje que nosotros, también la revelación milagrosa del mismo.

Ahora, que el mensaje ha sido escrito en papel, no necesitamos nuevos mensajeros, tenemos el mensaje que fue dado por los apóstoles y tenemos la confirmación milagrosa del mensaje, entonces lo que tenemos en forma de un libro fue lo que ellos recibieron en forma de revelación.

En 1 Co. 13 Pablo había hablado del mensaje milagroso y de la confirmación milagrosa:

1 Co. 13:8 -“El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá”. Todo eso desaparecerá, es decir, la revelación milagrosa y la confirmación del mensaje.

CUANDO VENGA LO PERFECTO, TODAS ESTAS COSAS MILAGROSAS DESAPARECERÁN POR DOS RAZONES BÁSICAS:

1.    LA FUENTE YA NO EXISTE, sólo las manos de los apóstoles podían transmitir estos dones. Cuando los apóstoles fallecieron dejó de existir ya la imposición de manos, pero antes de morir todos los apóstoles la escritura ya había sido registrada.

2.    LA NECESIDAD YA NO EXISTE.  No hay una nueva revelación adicional, no hay otros mensajeros inspirados milagrosamente por Dios.    

[1] Ramón y Fernando García, Práctico Larouse de la Conjugación,  Ediciones Larouse, Marsella 53, México 066000, D.F. 1982,  pág. 13.


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