domingo, 6 de enero de 2013

Consejos Prácticos Para El Predicador Del Evangelio


. Consejos Prácticos Para El Predicador Del Evangelio
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Proposición: Cada predicador del Evangelio necesita escuchar consejos prácticos para mejorar en el ministerio que Dios le ha dado el privilegio de desempeñar.

Objetivo: Animar a los predicadores del Evangelio a recordar ciertos consejos prácticos que les ayudaran a ser un buen ministro del Señor.


Introducción
 

El ministerio de la predicación es algo de mucha importancia.  Es un privilegio que Dios ha delegado a ciertos hombres idóneos (2 Ti. 2:2).  La predicación es tan importante porque este es el medio que Dios ha escogido para salvar a los perdidos de este mundo (1 Co. 1:18, 21).

El ministerio de la predicación no es un trabajo fácil,  ya que envuelve muchos retos  para  el  predicador  del  Evangelio.    Sin  embargo,  el  predicador  debe  de recordar que no esta solo en este trabajo (Mt. 28:20; Josué 1:5; He. 13:5; 2 Ti. 4:16-17).

Por  medio  de  este  estudio  deseo  presentar  ciertos  principios  bíblicos  que  estoy seguro,  muchos  predicadores  ya  conocen,  y  están  poniendo  en  practica.    Sin embargo, hay predicadores que acaban de salir de una escuela de predicación y que  necesitan  que  alguien  les  presente  consejos  prácticos  para  mejorar  en  el ministerio de la predicación.  En lo personal, yo tuve el privilegio de tener muchos predicadores que, ya sea verbalmente, o por escrito me aconsejaron de una manera excelente  para  poder  llevar  acabo  un  excelente  trabajo  en  la  predicación.    Yo, deseo  hacer  lo  mismo,  deseo  animar  por  medio  de  estos  consejos  a  mis compañeros en la fe y en la predicación del mensaje de salvación.  Por lo tanto, observemos ciertas áreas en las cuales necesitamos consejos prácticos.

LA PREDICACION 
El Predicador Necesita Recordar Quien Es 
Como  predicadores  del  Evangelio  necesitamos  recordar  quienes  somos. 
Necesitamos  recordar  que  nosotros  somos  predicadores,  esto  es,  personas  que anuncian, proclaman, predican el mensaje de salvación.  Nuestro trabajo principal es  predicar  el  Evangelio  de  Cristo  (Mr.  16:15-16;  1  Co.  9:16;  Mr.  1:38)  y  no nuestras opiniones, pensamientos o sentimientos.  En ocasiones, el predicador se pone de pie al frente para predicar (supuestamente) y en vez de predicar, termina hablando de otras cosas que no vienen al caso.  Tales predicadores necesitan leer pasajes como Marcos 1:38 & 2 Timoteo 4:2, pasajes que nos hablan en cuanto a la necesidad de predicar.  El predicador necesita recordar que su trabajo es predicar el Evangelio y no envolverse en los negocios de este mundo.  No se puede servir a dos  señores  (Mt.  6:24),  por  lo  tanto,  no  podemos  predicar,  y  a  la  misma  vez enredarnos en los negocios de este mundo.

Otro factor que el predicador necesita recordar es que la Biblia lo describe como Evangelista  (2  Ti.  4:5),  lo  cual  denota  el  anunciar  el  Evangelio.    También  lo describe como ministro, lo cual denota ministrar la palabra de Dios.

El predicador necesita recordar que no es un taxista, esto es, una persona que este llevando todo el tiempo a los miembros de la congregación a un lugar y a otro, descuidando de esta manera su responsabilidad principal de estudiar y predicar la Palabra a los perdidos.  Es cierto que el predicador necesita ayudar en muchas áreas, sin embargo, debe de recordar que su responsabilidad principal es predicar el  Evangelio.    Muchos  predicadores  no  tienen  el  tiempo  de  estudiar  para  sus predicaciones porque están tan ocupados llevando gente a la tienda, al doctor, y a muchos otros lugares.  El predicador necesita recordar cual es su responsabilidad principal.

El predicador también debe de recordar que es pescador de hombres (Mr. 1:17; Mt. 4:19; Lc. 5:10).  Y como tal, necesita ocuparse en compartir el Evangelio con los perdidos.  El predicador debe de organizar el programa de evangelismo para envolver a los miembros de la congregación.  Pero, el mismo debe de poner el ejemplo en cuanto a buscar a los perdidos.

¿Reconoce usted lo que es para el Señor?  ¿Qué tanto piensa usted en cuanto a lo que su trabajo envuelve?  Espero en el Señor que usted y yo tomemos tiempo para meditar en cuanto a todas estas cosas, y nunca nos olvidemos de quien somos.

Predicar solo la sana doctrina  
El  predicador  necesita  recordar  la  responsabilidad  tan  importante  que  tiene  de predicar solo la sana doctrina.  La Biblia nos exhorta a predicar la sana doctrina. 
El apóstol Pablo, escribiendo a Tito le dice, “Pero tu habla lo que esta de acuerdo a la sana doctrina” (Tito 2:1).  También le dice a Timoteo, “Reten la forma de las sanas palabras que de mi oíste en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (2 Ti. 1:13). 
Estos pasajes también están dirigidos a cada uno de los predicadores de hoy en día.  

Predicar falsa doctrina es invitar destrucción divina sobre nuestras almas (2 Jn. 9-11; 2 P. 3:16-17).  Recuerde que lo que predicamos llevara a las personas al cielo o  al  castigo  eterno  (1  Ti.  4:16).    Por  consiguiente,  prediquemos  solo  la  sana doctrina.    Para  poder  llevar  esto  acabo,  el  predicador  debe  de  alimentarse espiritualmente por medio del estudio de la Palabra, y no dejarse engañar por las corrientes de cambio  que hoy en día se están penetrando en la Iglesia pura del Señor.

Necesitamos  predicar  la  sana  doctrina  en  cuanto  al  matrimonio,  divorcio  y segundas  nupcias;  Necesitamos  predicar  la  sana  doctrina  en  cuanto  al  uso  de instrumentos musicales en la adoración; Necesitamos predicar la sana doctrina en cuanto al plan de salvación; Necesitamos predicar la  sana doctrina en cuanto a todos  los  puntos  doctrinales  de  las  Escrituras.    El  no  hacer  esto  traerá  serias consecuencias.

Nunca  diga,  “el  hermano  fulano  de  tal  dice  esto,  o lo  otro”  sino  mas  bien,  “la Palabra de Dios dice esto, o lo otro” (Ro. 4:3; Ga. 4:30; 1 P. 4:11).  El predicador necesita  usar  libro,  capitulo  y  versículo  en  todas  sus  predicaciones.    Esto  le ayudara a hablar conforme a las palabras de Dios y no nuestras opiniones (1 P. 4:11).

Nunca de lugar a las falsas doctrinas, ya que tales no nos llevan a ningún lugar.  Recordemos  lo  que  le  paso  a  todos  aquellos  que  se  apartaron  de  la  instrucción divina dada por el Señor (1 Cron. 13:9-10; Lv. 10:1-2).  Estoy seguro de que usted no desea estas cosas.  Por consiguiente, prediquemos solo lo que la Biblia enseña, y prediquemos sin temor.

Predicar todo el consejo de Dios 
Un predicador puede predicar la sana doctrina toda su vida y aun asi ir al castigo eterno, esto es, perder su alma.  La pregunta es, ¿Cómo puede esto ser posible?  Bueno, si un predicador predica la sana doctrina, pero no esta dispuesto a predicar todo  el  consejo  de  Dios,  tal  predicador  puede  perder  su  alma.    La  palabra  nos exhorta a predicar todo el consejo de Dios (Hch. 20:27; Jer. 26:2).  

Lamentablemente  existen  muchos  predicadores  que  no  desean  presentar  temas bíblicos desde el pulpito porque tienen el miedo de ofender a los oyentes.  Muchos predicadores no predican en cuanto al matrimonio, divorcio, y segundas nupcias. 
Muchos predicadores no predican en cuanto al infierno, la disciplina en la Iglesia, las obras de la carne, las denominaciones, el bautismo, y muchos otros temas de suma importancia.  Esto no debe de ser asi.  

Si  un  predicador  no  predica  todo  el  consejo  de  Dios,  entonces,  tal  predicador necesita considerar  nuevamente que es lo que desea hacer en su  vida, pero, no predicar.  Nuestro Señor Jesucristo fue un predicador que predico todo el consejo de Dios, ya que el no buscaba el favor de los hombres, sino el de Su Padre.  Por lo tanto,  mi  consejo  para  nosotros  los  predicadores  es  que  prediquemos  todo  el consejo de Dios.  Debemos de predicar, no lo que la gente quiere, sino más bien lo que la gente necesita.

El  predicar  todo  el  consejo  de  Dios  traerá  serias  consecuencias,  sin  embargo, recordemos que Dios esta con nosotros y que no estamos aquí para agradar a los oyentes.  No estamos aquí para darle a los oyentes lo que quieren, sino más bien, lo  que  necesitan.    Y,  el  predicador  necesita  predicar  una  dieta  balanceada  en cuanto a temas que tienen que ver con la condenación, como también el amor de Dios.

Si usted como predicador no esta dispuesto a predicar todo el consejo de Dios, entonces usted no es un predicar del Evangelio de Cristo.  Ser un predicador del Evangelio de Cristo no significa que usted solo predicara el Evangelio, esto es, la muerte, sepultura y resurrección (1 Co. 15:3-4).  Ser un predicador del Evangelio es  ser  como  Jesús,  y  como  aquellos  grandes  hombres  de  fe  que  predicaron  la Palabra de Dios sin temor a las consecuencias.

Recuerde  que  cuando  usted  predica  todo  el  consejo  de  Dios,  el  Señor  esta  con usted (Mt. 28:20), y no lo dejara solo (He. 13:5; Jn. 16:33; 1 Jn. 4:4)

Vivir lo que predica cada vez que se para en el pulpito. Es triste ver como los predicadores predican una cosa desde el pulpito y fuera del pulpito practican lo opuesto.  Es importante que vivamos lo que la Palabra de Dios nos enseña.  Alguien dijo, “Prefiero ver un sermón, que oír uno.”  Esto significa que la gente desea ver el sermón en la vida del predicador, y no solamente oírlo. 
En ocasiones es muy fácil predicar algo que no estamos practicando en nuestra vida.  Debemos de tener mucho cuidado de no caer en este grave error.  Si el tema que va a presentar no lo esta viviendo, entonces, le animo a que no lo predique. 
¿Por qué? Porque si usted lo predica, entonces usted estará cayendo en un grave error, el error de la hipocresía, ya que estará predicando un tema que usted no esta poniendo en practica.

Balance en la predicación  
Como  predicadores  necesitamos  tener  un  balance  en  nuestras  predicaciones. 
Necesitamos enfatizar el amor de Dios, pero también su severidad; Necesitamos enfatizar  la  gracia  de  Dios,  pero  también  su  justicia;  Necesitamos  enfatizar  la existencia del cielo, pero también la del infierno.  El balance es muy esencial en las predicaciones del expositor de la Palabra.  Nuestro Señor Jesucristo, asi como los apóstoles, tenían un excelente balance en sus predicaciones.  Le animo a que haga un inventario de sus predicaciones para ver si el balance existe.  Haga una evaluación de sus predicaciones, y asegúrese de que esta enfatizando el balance en sus predicaciones.  

Hay muchos predicadores que nunca les escuchara predicar en cuanto al infierno, ya que sus sermones solo enfatizan el amor de Dios y Su gracia.   Por el otro lado, existen muchos predicadores que solo predican en cuanto al castigo eterno, pero no  en  cuanto  a  la  gracia  de  Dios.      La  gente  necesita  aprender  en  cuanto  a  la bondad de Dios, pero también necesita aprender en cuanto a la severidad de Dios (Ro. 11:22; Jn. 3:16; He. 10:31; 12:29).  

¿Qué tanto balance hay en sus predicaciones?  La Biblia esta llena de balance. 
Nuestro Señor Jesucristo es un excelente ejemplo en cuanto a una vida de balance en la predicación.  Jesús enseñó acerca del amor de Dios, asi como también la severidad  de  Dios.    El  apóstol  Pablo  predico  de  la  gracia  de  Dios,  asi  como también del juicio final.  Este es el balance que los predicadores del Evangelio deben  de  tener.    Una  predicación    balanceada  asistirá  en  la  edificación  de  la audiencia 

Organización de las predicaciones 
El  predicador  necesita  organizar  sus  predicaciones  de  una  manera  ordenada. 
Guardar  un  record  de  las  lecciones  es  muy  recomendable  para  el  uso  de  tales lecciones en el futuro.  En ocasiones, el predicador predica sin notas, y, al hacer esto,  no  prepara  un  manuscrito.    Bueno,  si  este  es  su  caso,  le  animo  a  que considere de vez en cuando preparar un manuscrito o bosquejo para que desarrolle su habilidad de escribir.  

Si es posible, le animo a que guarde sus sermones en una carpeta (fólder) para que los pueda usar en un futuro.  Si no escribe sus sermones, por lo menos guarde un record de los títulos de los sermones que predica para que se pueda acordar de ellos  en  el  futuro.    Si  es  posible,  organice  sus  lecciones  por  tópicos  como  el infierno, castigo eterno, el cielo, la Iglesia, la salvación, la adoración, etc.

Tome tiempo para preparar sus lecciones  
El predicador necesita apartar un tiempo especial para preparar y estudiar el tema que estará presentando a la congregación.  En ocasiones, el predicador no aparta tiempo para hacer esto, y por consiguiente, termina haciendo un mal trabajo en el pulpito.  Es sumamente imperativo que el predicador aparte tiempo para preparar y estudiar muy bien la lección que predicara, ya sea el miércoles o el domingo.  Si es posible,  aparte  tiempo  para  repasar/ensayar  sus  lecciones  antes  de  predicarlas. 

Esto le ayudara a poder hacer un excelente trabajo.  

No es recomendable, ni correcto que el predicador este preparando su lección un día antes por lo noche antes de predicar.  Muchos dejan la preparación del sermón para el sábado por la noche, o el miércoles por la mañana.  Esto no es correcto, ya que debe de haber una buena preparación y estudio para hacer un buen trabajo.

Ahora,  hay  ocasiones  cuando  el  predicador  tiene  emergencias  que  atender  y muchas veces no le queda tiempo para prepararse adecuadamente.  Se entiende cuando este es el caso.  Sin embargo, esto no sucede todas las semanas.  Por lo tanto,  el  predicador  debe  de  prepararse  adecuadamente  para  poder  edificar  a  la congregación.  Una comida calentada en el microwave no sabe muy bien.  Una comida calentada y preparada con fuego sabe mejor.  Si se toma el tiempo para prepararse, la lección sera mejor recibida y tendrá un mejor resultado.  Asi que, hermanos predicadores, tomemos tiempo para prepararnos adecuadamente.

Memorizar las Sagradas Escrituras
El  predicador  debe  de  ser  “un  hombre  del  libro.”    Esto  significa  que  el predicador  debe  de  estar  muy  bien  familiarizado  con  la  Biblia.    Debe  de  saber donde se encuentran los textos que estará usando en sus predicaciones  y clases bíblicas.    Para  poder  llevar  esto  acabo,  el  predicador  necesita  ejercitarse  en  la memorización de las Sagradas Escrituras.  Esta es una de las prácticas que hoy en día ya no se ven entre los predicadores.  

Jesús es un excelente ejemplo en cuanto a tener las Escrituras memorizadas.  En Lucas 4:16-17 encontramos a Jesús leyendo las Escrituras.  Hasta donde  yo se, este  es  el  único  lugar  donde  vemos  a  Jesús  leyendo  las  Escrituras.    Todas  las demás veces, lo vemos citando las Escrituras de memoria (Mt. 4:4, 7, 10).  Esto es exactamente lo que debemos de hacer.  A veces pienso que los predicadores no memorizan las Escrituras porque no ven la necesidad de hacerlo y también porque en ocasiones no desean sacrificar tiempo para llevar acabo esta practica de suma importancia.  
 
Asi que, el memorizar muchos textos  de  la  Biblia  es  una  practica  que  se  debe  de  llevar  a  cabo  por  los predicadores  hoy  en  día.    Esta  es  una  practica  de  suma  importancia  porque  el memorizar las Escrituras y practicarlas nos ayudara a no pecar contra nuestro Dios (Sal. 119:9, 11).

No se le olvide el LCV  
¿Qué  es  el  LCV?    Bueno,  el  LCV  significa:  libro,  capitulo  y  versículo.    El predicador necesita ejercitar la costumbre de citar libro, capitulo y versículo en sus lecciones.  Lamentablemente muchos no están de acuerdo con esta practica, sin embargo, el citar libro, capitulo y versículo ayudara a los oyentes a crecer en el conocimiento de las Escrituras.  

Muchas  son  las  razones  por  las  cuales  se  debe  de  citar  el  libro,  capitulo  y versículo,  una  de  ellas  es  porque  la  audiencia,  en  ocasiones,  toma  notas  de  la predicación, y a veces no se les da la información completa.  Ya basta de decir, “la Biblia dice” y no decirles donde la Biblia dice lo que esta diciendo.  En ocasiones pienso  que  el  predicador  solo  dice  “la  Biblia  dice”,  sin  decir  donde,  porque probablemente el mismo no sabe donde la Biblia dice lo que esta diciendo.  Otros no quieren tomar el tiempo para buscar los textos, y solo se conforman con decir, “la Biblia dice”.  Les animo a que seamos hombres del libro,  y que usemos la Biblia cuando predicamos.

Predique Con Convicción   
El Predicador debe de presentar sus lecciones poderosamente, es decir, con mucha convicción y denuedo.  Muchas de las predicaciones que hoy en día se escuchan carecen  de  convicción.    Necesitamos  predicadores  como  Jeremías,  Amos, Ezequiel, Juan el bautista, Pablo y Jesús.  Predicadores que enfaticen la voluntad de Dios en sus predicaciones.  Predicadores que prediquen de tal manera que las personas  no  se  duerman  el  las  bancas.    Debemos  de  predicar  con  poder, convicción, y entusiasmo.  La gente debe de darse cuenta que en realidad creemos en  lo  que  predicamos.    Asi  que,  les  animo  a  que  prediquen  con  convicción. 
Recuerden que ustedes son predicadores de Dios.  La gente no se convertirá, ni cambiara  su  manera  de  vivir  si  predicamos  monótono,  y  sin  convicción.    El hermano Guy  N.  Woods, en cierta ocasión  dijo: “Cuando prediques, se simple, lógico y breve.  Si eres simple, la gente va a entender lo que predicas.  Si eres lógico, la gente recordara lo que predicaste.  Y, si eres breve, la gente te apreciara.  Yo creo que este consejo es muy práctico para llevarlo a cabo.

Debe de estudiar la Biblia regularmente
El  predicador  debe  de  ser  un  “estudiante de la Biblia.”    Es  imposible  ser  un predicador  del  Evangelio  y  ser  efectivo  sin  estudiar  las  Sagradas  Escrituras regularmente.  El predicador debe de estar muy bien familiarizado con los libros de la Biblia y conocer la Biblia desde Génesis hasta los mapas.  ¿Qué tanto conoce usted la Biblia?  ¿Sabe usted como predicador de que habla el libro de los Hechos, el  libro  de  Galatas,  el  libro  de  Apocalipsis,  etc.?    ¿Qué  tanto  estudia  la  Biblia durante  la  semana?    Estas  son  preguntas  en  las  cuales  usted,  como  predicador, necesita meditar y responder honestamente. 

La Biblia se debe de estudiar no solo para la preparación de las lecciones, sino también para nuestro crecimiento personal y espiritual (1 P. 2:2).  Le animo a que dedique tiempo para estudiar la Biblia regularmente (2 Ti. 2:15; 1 Ti. 4:13).  Trate de leer la Biblia en un año las veces que pueda.  Esto le ayudara a poder conocer la Biblia más y más.  Después que el predicador ha hecho visitas, solo queda una cosa  más  que  hacer—Estudiar.    Después  que  el  predicador  ha  terminado  de desayunar,  solo  queda  una  cosa  más  que  hacer—Estudiar.    Después  que  el predicador  ha  terminado  de  estudiar,  solo  queda  una  cosa  más  que  hacer—Estudiar.  Esto enfatiza el punto de que el predicador debe de ser un estudiante de la Biblia (2 Ti. 2:15; Sal. 119:97)

El Predicador y los libros  
Una  de  las  cosas  que  el  predicador  debe  de  hacer  es  coleccionar  libros  de referencia para su estudio personal.  El predicador debe de tener una biblioteca muy  bien  surtida  de  libros  que  le  puedan  ayudar  a  crecer  en  conocimiento. 
Cuando  compre  libros,  compre  solamente  aquellos  libros  que  le  van  a  ser  de mucho provecho y que serán usados por usted.  No compre libros que no planea usar.    También,  al  comprar  libros,  tenga  mucho  cuidado  la  clase  de  libros  que compra,  ya  que  hoy  en  día  se  están  escribiendo  muchos  libros  que  traen  falsa doctrina en cada página.  El predicador debe de “examinarlo todo y retened lo bueno” (1 Ts. 5:21; ver Hch. 17:11).  En ocasiones alguien le regalara libros, y cuando  esto  suceda,  aproveche  la  oportunidad  de  recibirlos  y  guardarlos  en  su biblioteca.    ¿Qué  clase  de  libros  necesita  un  predicador?    Bueno,  observe  la siguiente  lista  que  le  sugiero  compre:  (1)  Diccionarios  Bíblicas,  concordancias, libros de sermones, diccionarios seculares, comentarios bíblicos, diccionarios del lenguaje  griego  y  hebreo,  libros  de  referencia,  libros  de  geografía, libros  de costumbres de los lugares bíblicos, etc.  Estos libros deben de formar parte de la biblioteca del predicador.  Aun el apóstol Pablo tenia libros que el usaba para su estudio (2 Ti. 4:13), por lo tanto, debemos de imitar este gran ejemplo.

El Predicador y Las Computadoras
El predicador del Evangelio debe de estar muy bien familiarizados con el uso de las computadoras.  Si usted no tiene una, le animo a que la compre, ya que tales son muy bien beneficiosas para el ministerio.  Hoy en día las computadoras se usan para desarrollar boletines, redactar cartas personales, escribir sus sermones, y clases  bíblicas,  revisar  correos  electrónicos,  invitaciones  para  conferencias, campañas evangelisticas, etc.  Las computadoras hacen el trabajo del predicador más fácil y mejor ordenado.  El aprender a usar una computadora no toma mucho tiempo.  Si la persona desea aprender a usarlas, tal persona aprenderá fácilmente. 
El predicador que aprende como usar las computadoras podrá también aprender como usar el PowerPoint, un programa que le ayuda a presentar sus lecciones en pantalla, la cual los oyentes pueden ver y escuchar.  El uso de Powerpoint es una herramienta de mucho provecho en la predicación y enseñanza de la Palabra.

En  lo  personal  me  ha  tocado  ver  como  estudiantes  vienen  a  la  escuela  sin conocimiento  alguno  en  cuanto  al  uso  de  las  computadoras,  pero  después  de comprar una, aprenden a usarlas rápidamente.  Yo, en lo personal, todo lo que he aprendido de las computadoras lo he aprendido observando como otros la usan. 
Creo que esta es la mejor manera de cómo aprender a usar una computadora.  Asi que, le animo a que invierta en comprar una, la cual le ayudara en gran manera en el ministerio de la predicación.

Nunca usar el pulpito para “echarle o atacar” a las personas  
En ocasiones, el predicador tiene algún problema contra cierto hermano o hermana en particular, entonces, cuando este es el caso, el predicador termina usando el pulpito para desquitarse con la persona con la cual tiene el problema.  Esto no debe de ser asi.  El pulpito se debe de usar para edificar a la audiencia, pero no para desquitarse con alguien.  Si el predicador tiene un problema con alguien en particular, el tiene que ir con tal persona y arreglar su problema, pero no usar el pulpito para esto.  

El predicador tampoco debe de dar lugar para que otros vengan y le digan que es lo  que  debe  de  predicar,  haciendo  esto  para  “echarle”  ha  alguien  mas.    En ocasiones vienen hermanos y nos dicen que prediquemos cierto tema para que el hermano “fulano de tal” aprenda bien a no hacer tal cosa.  Nuevamente, esto no debe de ser asi.  Es cierto, el predicador debe de reprender y exhortar, pero, esto se debe de hacer de una manera correcta y no para atacar a cierta persona.  Note los siguientes propósitos del pulpito:

1)  Edificar a los oyentes (Ef. 4:11-12)
2)  Presentar solamente la Palabra de Dios (2 Ti. 4:2; Mr. 1:38)
3)  Por medio de las Escrituras se redarguye, reprende, y se exhorta con toda paciencia y doctrina (2 Ti. 4:2)

Yo  entiendo  que  habrá  ocasiones  cuando  debemos  de  dirigirnos  al  error  y combatirlo.  Sin embargo, la mayor parte del tiempo que pasamos en el pulpito debe de ser para predicar el Evangelio de Cristo y equipar a los oyentes para un mejor servicio.

El predicador debe de estar al tanto de los problemas de la congregación 
Esto es algo que el predicador debe de hacer muy ha seguido.  Debe de estar muy bien  familiarizado  con  los  problemas  que  pasan  en  la  Iglesia  para  que  de  esta manera pueda presentar lecciones que puedan ayudar a la Iglesia a superar tales problemas.  Si el predicador no esta presente en la congregación todo el tiempo, no podrá conocer cuales son las necesidades de la congregación.  

Las necesidades de la congregación ayudan al predicador a saber que es lo que estará predicando.  Por lo tanto, hay que mantener nuestros ojos, y oídos abiertos para presentar lecciones que ayudaran a la Iglesia del Señor.  El apóstol Pablo fue informado en cuanto a los problemas de la Iglesia en Corinto, y por consiguiente, les escribe en cuanto a estos problemas y como solucionarlos.  El predicador debe de hacer lo mismo.  

Predique con convicción  
El  predicador,  cuando  predica,  debe  de  hacerlo  con  convicción.    Predicar  con convicción no significa predicar fuerte para que todos lo escuchen.  Predicar con convicción  significa  que  usted  esta  totalmente  convencido  de  lo  que  esta predicando y que lo estará haciendo con autoridad (Tito 2:15). Muchas veces falta convicción en las predicaciones que se presentan.  

En ocasiones, las lecciones son presentadas de una manera sin este ingrediente de suma importancia.   Ahora, la pregunta es, ¿Por qué pasa esto? La respuesta es simple, y esta es que muchos no están completamente convencidos de lo que están predicando.    Cuando  usted  esta  totalmente  convencido,  usted  predicara  con autoridad y con mucha convicción y denuedo.  

Necesitamos  más  convicción  en  muchos  predicadores  de  hoy  en  día.    Nuestro Señor Jesucristo, y los apóstoles son un grande ejemplo en cuanto a predicar con denuedo  y  convicción.    A  ellos  debemos  de  imitar.    ¿Qué  tanta  convicción proyecta usted cuando predica?  ¿Se da cuenta la gente de que usted predica con convicción  y  denuedo?    ¿Deja  usted  la  impresión  de  que  no  esta  totalmente convencido de lo que esta predicando?  Espero que las respuestas a estas preguntas sean positivas y no negativas.

Otro consejo en cuanto a la predicación es el que nuestro hermano Johnny Ramsey dijo: “Procura exaltar a Cristo cada vez que predicas tu lección”.  El predicador debe de tratar lo mejor posible de darle la honra y la gloria a Dios y a nuestro Señor Jesucristo.  Predicaciones acerca de Jesús son muy recomendables para que la congregación conozca más y más al Salvador del mundo.  

Mantenga sus lecciones dentro de su contexto
Este  es  uno  de  los  problemas  que  vemos  muy  a  seguido  en  la  mayoría  de  los predicadores—el  sacar  textos  fuera  de  contextos.    El  simple  hecho  de  que  un pasaje de la Biblia se escuche bien, o se vea bien, no significa que puede ser usado en la lección que desea presentar.  Es muy importante que el predicador se asegure de que su pasaje o texto puede ser usado en contexto.  Recuerde que un texto fuera de contexto es un pretexto.  Examinemos cuidadosamente las Escrituras para ver si estamos  usando  correctamente  la  Palabra  de  verdad  (2  Ti.  2:15).    Por  lo  tanto, mantengamos  los  textos  dentro  de  su  contexto  para  no  interpretar  o  usar incorrectamente las Sagradas Escrituras. 

En cierta ocasión un predicador uso Hebreos 10:31 para presentar su lección.  El tema de su lección fue “En las manos del Dios vivo.”  Basado en este texto, el predicador  comenzó  a  predicar  cosas  positivas  acerca  de  lo  que  es  estar  en  las manos del Dios vivo.   De acuerdo a este pasaje, el texto esta hablando de las consecuencias de caer en las manos del Dios vivo, y no de la bendición de estar en las  manos  del  Dios  vivo.    Como  podemos  observar,  este  predicador  no  presto atención al contexto del texto bajo consideración.

EL PREDICADOR EN SU VIDA PERSONAL

El Predicador debe de ser balanceado en el tiempo que dedica a su familia
 Uno de los problemas que los predicadores tienen es que no dedican tiempo a sus familias como deberían.  En ocasiones, el trabajo del ministerio es tanto que no hay tiempo para dedicarlo a nuestras familias como debería de ser.  Es imperativo que  el  predicador  preste  mucha  atención  a  su  familia.    Muchos  han  sido  los predicadores que han sido dejados por su esposa porque el no le da tiempo ha ella. 
Muchos predicadores han perdido sus familias por estar tan ocupados en la obra del Señor.  ¿Qué tanto dedica usted a su familia?  

En  cierta  ocasión  me  acuerdo  que  nuestro  hermano  Ferman  Carpenter  nos aconsejaba en cuanto al tiempo que debemos de darle a nuestra familia.  El nos decía  que  el  predicador  debe  de  tomar  mucho  tiempo  para  preocuparse  por  su familia.    Por  ejemplo,  cuando  salgan  de  vacaciones,  no  lleve  su  familia  a  una campaña evangelistica, seminario, conferencia, o reunión religiosa.  El tiempo de vacaciones es para dedicarlo a su familia.

Yo  reconozco  que  hay  ocasiones  cuando  el  trabajo  es  mucho  y  no  podemos encontrar tiempo para dedicarlo a nuestras familias.  Sin embargo, si en realidad deseamos que nuestra familia nos apoye, y si en realidad deseamos cumplir con nuestra  responsabilidad  que  Dios  nos  ha  dado,  entonces,  es  importante  que tomemos tiempo para dedicarlo a nuestras familias.  Habrá ocasiones cuando sera necesario  apagar  nuestros  celulares  para  poder  gozar  de  un  buen  tiempo  con nuestra familia.  

Si sale de vacaciones, apague su celular, o no conteste llamadas relacionadas a la congregación.    Recuerde  que  esta  de  vacaciones,  y  que  su  familia  lo  necesita. 
Ahora, no solo le de tiempo a su familia en vacaciones, sino mas bien, todo el tiempo.  Su familia esta con usted todo el tiempo y no solo cuando hay vacaciones.

Es cierto que la obra nos necesita, pero a la misma vez, debemos de recordar que nuestra familia también nos necesita.  Seamos balanceados en cuanto al tiempo que le vamos a dedicar a nuestra familia, asi como también a la obra del Señor.
Hay muchos que dedican más tiempo a la familia que a la obra del Señor.  Otros dedican más tiempo a la obra del Señor, en vez de la familia.  El predicador que hace  esto,  no  esta  practicando  un  balance  en  su  vida.    Si  hace  esto,  tarde  que temprano sera afectado.  Recuerde, el predicador debe de proveer para su familia (1 Ti. 5:8).  Esto no solamente incluye lo económico, sino también lo moral, y lo espiritual.  El no hacer esto, traerá serias consecuencias (1 P. 3:7).

Esforzarse en ser un buen ejemplo en la comunidad
El predicador debe de ser un excelente ejemplo en la comunidad donde vive.  Esto no quiere decir que solamente donde vive debe de comportarse como es digno del Evangelio  (Fil.  1:27),  sino    también  en  todas  partes  donde  se  encuentre.    El consejo que Pablo da a Timoteo se aplica a todos los predicadores de la Palabra. 
Pablo le dijo a Timoteo que fuese un buen ejemplo en palabra, conducta, amor, espíritu, fe,  y pureza (1 Ti. 4:12).  Recordemos que nuestra luz debe de brillar delante  de  los  hombres  para  que  vean  nuestras  buenas  obras,  y  Dios  sea glorificado (Mt. 5:16).  La Biblia nos exhorta a poner atención a  la manera de cómo nos comportamos delante de los hombres (Col. 4:5-6).

Lamentablemente, la obra del Señor ha sido lastimada por aquellos predicadores que no han prestado atención a lo que Dios nos enseña en Su Palabra concerniente a la manera de cómo debemos de comportarnos delante de los hombres.  La Iglesia es blasfemada por el comportamiento pecaminoso de muchos predicadores.  Es mi oración el que cada uno de nosotros vivamos de tal manera que la gente pueda ver a Cristo reflejado en nuestras vidas.  Recordemos que tenemos grandes ejemplos en la Biblia, los cuales debemos de imitar (1 Co. 11:1; 1 P. 2:22; Fil. 4:17; 1 Co. 4:16; 3 Jn. 11; Hch. 20:33-35; 1 Co. 9:26-27; 13:1-8; 2 P. 1:5-11; Fil. 1:27).

La pregunta es, ¿Cómo lo conocen a usted en la comunidad donde vive? ¿Qué impresión tiene la gente de usted? ¿Lo conocen como una persona integra, o como una persona que traer vergüenza al Señor?  Espero en Dios que la respuesta a estas preguntas sean positivas y no negativas.

El predicador debe prestar atención a la manera de cómo se viste 
La manera de cómo nos vestimos dice mucho delante de los hombres en cuanto a nuestra  personalidad.    Por  medio  de  nuestra  vestimenta  la  gente  se  puede  dar cuenta si en realidad representamos lo que la Biblia enseña o no.  ¿Cómo se viste usted entre semana? ¿Qué clase de ropa usa? Espero que este poniendo atención a como se esta vistiendo, ya que eso, dice mucho de usted.  Conozco predicadores que  se  visten  como  si  fuesen  cantantes de  Rock  pesado.    Usan  botas  de guitarristas, y camisas que promueven las cosas del mundo.  Hermanos, esto no debe de ser asi.  Recordemos que estamos representando a Dios y Su Palabra, no al mundo.  Asi que, prestemos mucha atención a la manera de cómo nos vestimos, para que la Palabra de Dios no sea blasfemada 

EL PREDICADOR Y EL EVANGELISMO PERSONAL

El Predicador debe de ser un pescador de hombres La Palabra de Dios nos exhorta a ser pescadores de hombres (Mt. 4:19; Mr. 1:17; Lc. 5:10).  Esta es la razón principal por la cual somos predicadores—predicar el Evangelio  de  Cristo  (Mr.  16:15;  Mt.  28:18-20).    Nuestra  responsabilidad  no  es ganarnos  un  buen  nombre  en  la  comunidad  o  en  la  hermandad.    Nuestra responsabilidad  es  ganar  almas  para  Cristo.    El  mundo  se  esta  perdiendo,  y muchos  están  muriendo  cada  día  sin  el  Evangelio,  sin  una  esperanza  de  vida eterna.    Nuestro  trabajo  es  cambiar  el  destino  de  las  personas  por  medio  de  la predicación del poder de Dios, el Evangelio (Ro. 1:16).  La Iglesia del primer siglo es nuestro ejemplo a seguir en cuanto a ser pescadores de hombres.  Ellos iban por todas partes anunciando el Evangelio de Cristo (Hch. 8:4).  Nosotros debemos de hacer lo mismo.  

El predicador debe de equipar a la congregación para que también se ocupen en el trabajo mas importante de la historia—el ganar almas para Cristo.  El predicador debe de equiparlos en los métodos del evangelismo, estudios bíblicos, responder preguntas,  etc.    Recordemos  que  nuestro  trabajo  es  edificar  y  equipar  a  la congregación.  Clases de evangelismo personal deben de ser presentadas por el predicador, a la congregación.  El predicador debe de animar a cada miembro a envolverse en este muy importante trabajo.  Yo se que en ocasiones, sino todo el tiempo, el predicador hará este trabajo solo, dado a que no muchos se interesaran en este trabajo de ganar almas para Cristo.  Sin embargo, el predicador debe de seguir  adelante  envolviéndose  en  este  trabajo,  recordando  que  todos  deben  de hacerlo.

El predicador debe de planear talleres de evangelismo personal, asi como también fechas  en  las  cuales  la  congregación  estará  saliendo  fuera  del  edificio  para compartir el mensaje de salvación.  También debe de, ya sea ordenar folletos, o escribir sus propios folletos para usarlos en el evangelismo personal.

EL PREDICADOR Y SU RELACION CON OTROS PREDICADORES

El Predicador no debe de tener comunión con los Predicadores que enseñan falsa doctrina  
Este  es  uno  de  los  grandes  problemas  que  hoy  en  día  estamos  observando. 
Muchos predicadores están teniendo comunión con aquellos que están enseñando falsa doctrina.  La Biblia nos exhorta a apartarnos de todos aquellos que andan desordenadamente  (2  Jn.  9-11;  Ef.  5:11;  2  Co.  6:17;  Ro.  16:17-18).    Ahora,  si usted  va  ayudar  a  tal  predicador  para  que  deje  de  hacer  lo  que  esta  haciendo, entonces usted puede ir y hablar con el.  Sin embargo, si tal predicador no quiere cambiar,  entonces  debemos  de  apartarnos  de  tales.    Debemos  de  estar  listos  y preparados para enfrentar las falsas doctrinas que hoy en día se están presentando por muchos predicadores que no tienen respeto alguno para con la sana doctrina.

Aquellos predicadores que enseñan la sana doctrina deben de ser apoyados, ya que  tales  se  preocupan  por  que  la  doctrina  del  Señor  no  sea  pervertida.    Es importante que de tiempo en tiempo se junten aquellos predicadores que tienen una  misma  mente  y  un  mismo  parecer.    Esto  es  bueno  hacerlo  para  compartir experiencias en el ministerio.

EL PREDICADOR Y SU RELACION CON LOS DIACONOS DE LA IGLESIA
El Predicador debe de tener una buena relación con los diáconos de la Iglesia
Los diáconos de la Iglesia son una grande ayuda para el predicador del Evangelio. 
Ellos se preocupan por servir en diferentes áreas de servicio de la congregación. 
El Predicador debe de llevarse muy bien con tales hermanos y asistirles cuando tenga la oportunidad de hacerlo.  ¿Qué tan bien se lleva usted con los diáconos de la Iglesia? ¿Qué tanto les ayuda cuando tiene la oportunidad de hacerlo?  Le animo en el nombre del Señor a que tenga una buena relación con tales hermanos, los cuales  trabajan  arduamente  en  la  obra  del  Señor.    Déjeme  decirle,  si  tales hermanos no estuvieran en la congregación, usted tendría que hacer todo el trabajo que ellos hacen.  Asi que, apreciemos su trabajo, y tengamos una buena relación con ellos.  Yo, en lo personal, he sido grandemente beneficiado por el trabajo que los diáconos de la Iglesia hacen.  Si ellos no estuvieran presentes, yo tendría que hacer el trabajo que en ocasiones, ellos hacen.  Gracias le doy a Dios por haber organizado Su Iglesia con diáconos, y ancianos.  

EL PREDICADOR Y SU RELACION CON LAS MUJERES
El Predicador debe de tener mucho cuidado en su relación con las mujeres de la congregación  
Una de las herramientas que Satanás ha usado para hacer caer a los predicadores es las mujeres.  El diablo siempre ha usado las faldas para hacer caer a los que predican el Evangelio.  Muchas veces hemos escuchado como predicadores del Evangelio han caído en el adulterio o la fornicación por que no prestaron atención a lo que la Biblia nos enseña.  El predicador debe de tener mucho cuidado con las mujeres.  Nunca debe de estar solo con ellas,  ya que Satanás es  muy  astuto,  y puede hacer que usted haga algo indebido.

El predicador nunca debe de ir a visitar a las hermanas de la congregación cuando los esposos de las hermanas no están presentes.  Los predicadores que han hecho esto,  se  han  metido  en  grandes  problemas  y  han  caído  en  el  pecado  de  la fornicación.    Siempre  que  haga  una  visita  a  una  hermana  de  la  congregación, hágalo acompañado de su esposa, de otra manera, evite hacer tal visita.  Mejor es prevenir que lamentar.  Se cuenta que el evangelista bautista Billy Gram, antes de entrar en un hotel, envía a uno de sus hombres para que inspeccione el hotel, y de esta manera cerciorarse de que no hay ninguna mujer presente dentro de su cuarto. 
Este  hombre  trata  lo  mejor  que  pueda  para  mantenerse  alejado  de  cualquier tentación sexual.  Recuerde, Dios desea que seamos santos (1 P. 1:15-16), desea que nos abstengamos de los deseos carnales (1 P. 2:11), desea que no proveamos para los deseos de la carne (Ro. 13:14), desea que no satisfagamos los deseos de la carne (Ga. 5:16), desea que nos mantengamos alejados de la fornicación (1 Co. 6:18-19),  desea  que  nos  mantengamos  alejados  de  toda  clase  de  maldad  (1  Ts. 5:22-23).  Por lo tanto, tengamos mucho cuidado de lo que hacemos, para que de esta  manera,  no  nos  arrepintamos  después  de  haber  hecho  algo  que  resulto  en nuestra propia destrucción.  Solamente póngase a pensar si usted cae en un pecado sexual.  Esto estará con usted por todo el tiempo que usted viva, y probablemente en la memoria de aquellos que quedan con vida después que usted ha muerto.  Si usted  comete  un  pecado  sexual  estando  en  el  ministerio.    Esto  sera  su  propia destrucción,  ya  que  a  usted  lo  van  a  despedir  como  ministro,  luego  su  esposa probablemente se divorciara de usted, sus hijos serán grandemente afectados,  y luego no podrá encontrar otro trabajo para predicar, dado a que ha cometido un pecado muy grande.  Asi que, las consecuencias son muy graves, por lo tanto, le animo a que siempre se esfuerce por vivir una vida santa delante de Dios y delante de  los  hombres.    Esto  le  ayudara  a  poder  tener  éxito  en  el  ministerio  de  la predicación.
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