viernes, 8 de febrero de 2013

Estudios Ministeriales: Isaias y Jeremias - Bosquejos Homileticos


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Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
Los Profetas
 
Los libros históricos del nuevo testamento, desde Josué a Ester contienen la historia del Resurgimiento y el Ocaso de la nación  
Hebrea.
 Los libros poéticos desde Job hasta Cantares, pertenecen en términos generales a la Edad de Oro de la nación Hebrea.
Los libros Proféticos desde Isaías hasta Malaquías, corresponden a los días del Ocaso de la nación Hebrea.
Hay 17 libros Proféticos; solamente 16 Profetas ya que Jeremías escribió dos libros; el que lleva su nombre, y Lamentaciones.
Estos libros se dividen comúnmente en “Profetas Mayores” y “Profetas Menores” y los encontramos en el siguiente orden:
 
Profetas Mayores:     Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.
 
Profetas Menores:     Oseas, Joel, Amós, Abdias, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, y Malaquías.
 
Esta clasificación se basa en el tamaño de los libros y obviamente en la trascendencia de sus profecías. Cualquiera de los tres libros  
Isaías, Jeremías o Ezequiel, es por sí solo más extenso que todos los doce profetas menores juntos. Daniel contiene casi tanto como
los dos más extensos de los profetas menores, Oseas y Zacarías.
 
Clasificación cronológica:
Trece de los profetas se relacionaban con la destrucción de la nación Hebrea; tres con su restauración.
La destrucción de la nación se efectuó en dos etapas.
- El reino del norte cayó en el 734-721 A.C. Antes y durante este periodo fueron: Joel, Jonás, Amós, Oseas, Isaías y Miqueas.
- El reino del sur cayó en el 606-586 A.C. En este periodo fueron: Jeremías, Ezequiel, Daniel, Abdias, Nahum, Habacuc y
Sofonías.
La restauración de la nación fue en el 536-444 A.C. Se relacionan con este periodo: Hageo, Zacarías y Malaquías.

Clasificados según sus destinatarios:
 
A Israel: Amós, Oseas.
A Nínive: Jonás, Nahum.
A Babilonia: Daniel.
A los cautivos en Babilonia: Ezequiel.
A Edom: Abdias.
A Judá: Joel, Isaías, Miqueas, Jeremías, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías.
 
Todo lector de la Biblia debe memorizar los nombres de estos profetas, a fin de poder referirse fácilmente a cualquiera de los libros.
El evento histórico que evoco la obra de los profetas fue la apostasía de las diez tribus al final del reino de Salomón (I Reyes 12).
Como medida política para mantener alejado al reino del sur, el reino del norte adoptó como religión nacional la adoración a un
becerro de oro, religión de Egipto. Poco después añadió el culto a Baal, que también logró infiltrarse en el reino del sur.
En esta crisis cuando el pueblo de Dios mismo Le abandonaba y se entregaba a la idolatría de las naciones vecinas, y el nombre de
Dios desaparecía de las mentes de los hombres y Sus planes para la redención del mundo parecían fracasar, fue cuando Dios levanto
a sus profetas.
 
Profetas y Sacerdotes.
Los Sacerdotes eran los maestros religiosos regulares de la nación, formaban una clase hereditaria y a menudo eran los más
hipócritas de esta, pero con todo, eran los maestros de religión. En lugar de clamar contra los pecados del pueblo caían en los
mismos y llegaban a ser caudillos de iniquidad (DEBE PARECERLE AL LECTOR UNA HISTORIA QUE SE VUELVE A REPETIR
EN NUESTROS DÍAS Y LAMENTABLEMENTE NO SE EQUIVOCA) Los profetas no eran una clase hereditaria, cada uno recibió
un llamado directo de Dios, fueron llamados de entre diferentes condiciones. Jeremías y Ezequiel eran Sacerdotes; quizás también
Zacarías. Isaías, Daniel y Sofonías eran de sangre real. Amós era pastor, no sabemos lo que hayan sido los demás (YA SE ACERCA
EL
TIEMPO DE DIOS Y SUS VERDADEROS PROFETAS).
 
Misión y Mensaje de los Profetas:
  Tratar de salvar a la nación de su idolatría y maldad, volviéndolos a Dios.
   Fracasando en esto, anunciar que la nación sería destruida.
   Pero no destruida del todo; un remanente sería salvo.
De en medio de este remanente vendría una influencia que se extendería por toda la tierra y traería a Jehová todas las naciones.
Esta influencia se hallaría en un gran hombre que un día se levantaría del linaje de David. Los profetas le llamaban “EL RENUEVO”. La familia de David en un tiempo la más poderosa del mundo, en los días de los profetas cortada y derribada hasta gobernar a un reino pequeño, despreciado y a punto de desaparecer, una familia de reyes sin reinos, no había de morir, había de renacer. Del tronco de la familia nacería un vástago, un retoño tan grande que sería en sentido especial “EL RENUEVO”.
 
El período de los profetas abarcó, por más o menos, 400 años, 800-400 A.C. El evento céntrico del período fue la destrucción de Jerusalén, cronológicamente más o menos, a mediados del período. Con este evento de una o de otra manera, se relacionaban de hecho o cronológicamente siete de los profetas: Jeremías, Ezequiel, Daniel, Abdias, Nahum, Habacuc y Sofonías. La caída de Jerusalén fue el tiempo de mayor actividad profética, ya sea para tratar de evitarla, o para explicarla. Aunque Dios mismo trajo la destrucción de Jerusalén, humanamente hablando, hizo cuanto pudo para evitarla. Dios desplegó un gran contingente de profetas en un gran esfuerzo por salvar a Jerusalén.
Sin haber podido salvar a la Ciudad Santa por la falta de santidad de ella, los profetas arden en explicaciones y seguridades divinas
de que la caída de la nación elegida no significa el fin de los planes de Dios; que después de un tiempo de castigo habría una
restauración, y para el pueblo de Dios, un futuro glorioso.
 
El Mensaje Social de los Profetas.
Muchos libros modernos a cerca de los profetas hacen gran énfasis en su mensaje social, su denunciación de la corrupción política,
de la opresión y de la podredumbre moral de la nación. Sin embargo, lo que más preocupaba a los profetas era la “idolatría” de la
nación; que erraba en su concepto de Dios. Es sorprendente hasta donde pasan esto por alto escritores modernos y religiones,
especialmente en vista de la verdad universalmente reconocida, de que la vida social de una nación es producto directo de su
relación con Dios por medio de las Escrituras (John Quincy Adams, (1767-1848), Presidente de los Estados Unidos:
 
“ Tan grande es mi veneración hacia la Biblia, que cuanto mas pronto comiencen mis hijos su lectura tanto mas
confiada será mi esperanza de que lleguen a ser ciudadanos útiles de su patria y miembros respetables de la
sociedad”, “Desde hace muchos años he tenido por costumbre leer la Biblia entera una vez al año”).
 

Edom

El Elemento Profético.
Los eruditos modernos tienden a desdeñar el aspecto profético de la Biblia. Pero la Biblia sí predice. El pensamiento más persistente
en todo el A.T. Es este: que Jehová, Dios de la nación Hebrea, llegara a ser Dios de todas las naciones. Las generaciones sucesivas de
escritores del A.T. pasan de lo general a lo particular para describir y detallar la manera en que esto se hará.
Y en los profetas, aun cuando ellos mismos no hayan comprendido el significado pleno de algunas de sus palabras, y aunque algunas
de sus predicciones están veladas por las nieblas de los eventos históricos de sus propios tiempos; sin embargo la historia entera de
Cristo y de la extensión del cristianismo sobre la tierra queda dibujada de ante mano, en bosquejo y en detalle, el lenguaje que no
puede referirse a ninguna otra cosa.
 
El Mensaje central de cada Profeta:
Joel   : Visión de la edad del evangelio; la cosecha de Jehová entre las naciones.
Desobediencia, castigo, arrepentimiento, bendición y promesa de un futuro glorioso 
 Jonás     : Vislumbre del interés del Jehová de Israel en los enemigos de este.
El amor por aquellos que no han conocido su Palabra, la oportunidad de alcanzarle a través de sus misericordias, aun para los mas despiadados su amor no se limita.
 Amós     : La casa de David, ahora rechazada por Israel, un día regirá la tierra.
Predicción del juicio contra las naciones vecinas, a causa de sus pecados.
Las cinco visiones del juicio venidero y las bendiciones que seguirán, después de este, (pasado, presente y futuro para Israel y el mundo).
 Oseas         : Jehová, rechazado por Israel, un día será el Dios de todas las naciones.
El juicio de Dios se expresa en el nombre de sus tres hijos.
En dos secuencias repite el ciclo del adulterio, juicio, ternura y restauración.
 Isaías    : Dios tiene un remanente para el cual hay una posteridad gloriosa.
La maravillosa venida de Emmanuel, su obra, padecimiento, muerte y victoria.
 Miqueas    : El príncipe venidero de Belén y su reinado glorioso.
 Nahum    : El juicio inminente de Nínive y su desvanecimiento.
 Sofonías    : Anuncia el juicio venidero, el inminente día de la ira de Jehová caerá sobre Judá
 Jeremías    : El pecado, la destrucción, y la gloria futura de Jerusalén.
 Ezequiel    : la caída de Jerusalén, su restauración y su glorioso porvenir.
Un Israel floreciente en los postreros tiempos, “una gran nación”.
 Abdias    : Por su enemistad contra el pueblo de Dios, Edom perecerá del todo.
 Daniel    : Los cuatros reinados, y el reinado universal y eterno de Dios.
 Habacuc    : La seguridad del triunfo final del Pueblo de Dios. "El justo vivirá por “fe”.
  Hageo    : El segundo templo, y el gran templo futuro.
 Zacarías    : El Rey venidero su casa y su gloria.
El llamado a su pueblo al arrepentimiento y volverse a su Dios.
 Malaquías    : Último mensaje a la desobediente nación Mesiánica.
El padre amante y su hijo que ha deshonrado a su padre.

Dios siempre ha tenido su remanente de hombres y mujeres, y Dios nunca a querido que su Pueblo se pierda, por eso siempre ha tenido profetas en medio de ellos, para avisarles antes, durante y después del tiempo, les avisa para que se alejen del camino que llevan, casualmente los profetas son los odiados de la gente, los que por decir la verdad de Dios se enfrentan al pueblo que muchas veces es rebelde y obstinado, y hoy, lamentablemente hay muchos falsos profetas en el mundo y  en nuestras congregaciones, que dicen hablar de parte Dios, pero  ¿¿como saber si es profeta de Dios??, Si la profecía es corroborada por lo que las Escrituras dicen, y por lo que Jesús nos enseña, bien, si la Profecía va en contra de lo que la Biblia dice, esa profecía es humana por lo tanto carnal, animal, Satánica y Diabólica. La Biblia es la única referencia que tenemos de profecías de Dios, y las actuales profecías deben ser analizadas a la Luz de la Palabra, por eso instamos a que todos nosotros seamos unos arduos lectores de la Palabra de Dios, la Biblia, la única que por si sola puede corregir y ministrar en nuestras vidas, pues ahi esta la Palabra de Dios, por eso la Escritura es útil, útil para enseñar, para redargüir, para corregir y ministrar, instruir y capacitar, para crecer en conocimientos y en FE.  Esperamos que este estudio les sirva a usted y su congregación, desde ya le instamos a leer las escrituras y no olvidar detalle alguno de ella, que la Paz de Dios este sobre sus vidas.

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