martes, 17 de marzo de 2015

Dios es el autor de toda la humanidad, de la cual escogió primeramente a Israel.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


APETITO PERVERTIDO
(Isaías 44)

INTRODUCCIÓN: 
Esta porción del Antiguo Testamento es, como muchos pasajes bíblicos, un mensaje para Israel según la carne, el primer pueblo de Dios que existió en el mundo con valiosas enseñanzas para los que por la fe en el Señor Dios Jesucristo el Redentor hemos venido a ser el más amplio y positivo «Israel de Dios» (Gá. 6:16) Este capítulo tiene tres pasajes bien distinguidos:
—La existencia y presciencia de Dios (vv. 2 y 8).
—La insensatez de la idolatría (vv. 9–20).
—El propósito redentor de Dios (vv. 17–27).
—La predicción más inmediata es respecto a Ciro, el futuro rey del Imperio babilónico (v. 28), una petición exactamente cumplida en la historia del mundo

1. El reto de Dios a los llamados dioses de todos los pueblos: 
Dios es el autor de toda la humanidad, de la cual escogió primeramente a Israel. Es hermosa para todos los tiempos la declaración del v. 6: «Así dice Jehová rey de Israel y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero y el postrero, y fuera de mí no hay Dios».

2. El desafío particular a la idolatría de todos los tiempos:
a) A partir del v. 9 el profeta nos introduce en una fábrica de ídolos, primero de metal, donde hombres forzudos están fabricando un dios que no puede moverse, ni andar, ni hacer nada de las muchas cosas que su Hacedor puede hacer … Nunca un hombre de carne puede producir un dios.

b) Describe a continuación una fábrica de ídolos de madera: la idea de los idólatras es que la imagen representa a un dios invisible y poderoso. La idea primitiva es de algún hombre que existió y a su muerte se convirtió en un dios. Esto entusiasma al idólatra. En los países más remotos aun las imágenes más feas son miradas con admiración por los devotos. Les parece hallar vida en la expresión de sus rostros que el artista formó con más o menos arte.

c) Pero ¿cuál es el calificativo que el Espíritu del verdadero Dios aplica a tales adoradores? «De ceniza se alimenta …» (v. 20).

3. La sabia disposición divina en la creación de alimentos: 
Dios fue preparando la tierra antes de poner la vida vegetal sobre este planeta, la proveyó de agua y de sustancias químicas que, absorbidas por las plantas, producen una variedad magnífica de diversos frutos. 

Debemos recordar que a los primeros animales, y asimismo al primer hombre en el Edén, Dios les dijo: «He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay frutos y que da semilla os serán para comer, y de toda bestia de la tierra y de todas las aves de los cielos y a todo lo que se arrastra sobre la tierra y tiene vida, toda planta verde os será para comer». 

De modo que el primer hombre, Adán, era vegetariano, imitando a los seres predecesores de la creación del hombre, las bestias de la tierra y las aves de los cielos y los peces del mar. ¿Por qué razón al hombre no le fue dado alimentarse de carne hasta después del Diluvio? Yo veo un propósito divino; además de la salud física para los primeros pobladores del mundo, existía en el plan de Dios el propósito de dar a conocer a su pueblo que el Redentor prometido tendría que redimir a los hombres por medio de un sacrificio cruento, como fue realizado por Jesucristo en la cruz y prescribió los sacrificios levíticos, de otra manera Juan el Bautista no hubiera podido decir cuando vio a Jesús acercarse al Jordán donde él bautizaba: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo», y los apóstoles no hubiesen podido presentar al Redentor doliente de Is. 53 con tantas figuras retóricas que en todo tiempo han conmovido los corazones de aquellos que pueden decir: «Nosotros le amamos a Él, porque Él nos armó primero». Ni aún hoy día los hombres no pueden prescindir de la creación vegetal para proveer alimentos a los recién nacidos.

4. La perversión del apetito natural, figura del espiritual
Dios creó al ser humano con una doble naturaleza, la natural o física y la espiritual, de este modo le dio facultades que no posee ningún otro ser físico de los que han vivido o viven sobre la tierra. Es verdad que entre los pueblos menos civilizados y más pobres de la tierra, hay algunos que se alimentan de puñados de tierra. 

Pero éstos no proveen en realidad alimentos como aquellos procedentes del mundo vegetal. La peor perversión de un apetito físico es alimentarse de ceniza, que es un producto resultado de la combustión de plantas secas. Y es a esta figura a la que Dios apela para dar a entender la locura e insensatez de la idolatría; no obstante el enemigo ha sido tan astuto que muchísimos hombres hallaban placer en absorber los humos de ciertas plantas como el tabaco o el opio, y otras drogas del Reino vegetal. 

A veces, discutiendo con hermanos fumadores, les he hecho notar esta perversión del apetito natural y su respuesta es siempre la misma: «No hallamos ninguna prohibición del tabaco en la Sagrada Escritura», a lo que he respondido recordándoles que el hombre no es un ser puramente animal, citándoles las palabras del apóstol Pablo en Ro. 8, que los cristianos no vivimos «según la carne», o en otras palabras, «para dar satisfacción a la carne», sino a las dos partes que Dios ha concedido a los seres humanos, la carne y el espíritu, y que el espíritu puede encontrarse como el de los antiguos idólatras, que eran acusados por Dios de alimentarse «de cenizas», citándoles el texto de Mt. 4: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios». 

Esto puede tener diversas aplicaciones, no sólo al tabaco, sino aun a las ideas que entran a la mente mediante la lectura. Una novela mundana puede ser para el no creyente una ayuda intelectual por la provisión de palabras y frases bien hilvanadas, pero para el cristiano fervoroso es como llenar el estómago de tierra o de ceniza.

5. Facultades superiores del hombre regenerado:
a) Dijimos que por estar formado de cuerpo y alma el ser humano es totalmente diferente de las bestias que se satisfacen en llenar su estómago de productos materiales del Reino vegetal, producidos por la sabiduría y poder de Dios.

b) Por la ignorancia del paganismo más antiguo, algunos seres inferiores habían sido elevados a la categoría de dioses dignos de ser adorados (véase Ro. 1:18–25), pero las facultades artísticas del hombre irregenerado fueron progresando desde los rudimentarios dibujos escenográficos de Babilonia y Egipto hasta la más esplendorosa edad de los artistas griegos, en que se llegó a crear estatuas tan reales en apariencia inferior como la Venus de Milo.

c) A la adoración efectiva de dioses y diosas paganos sucedió la idolatría cristiana, venerando como representación a personajes bíblicos que están en el Cielo, y ello llevó a una lucha cruel entre los cristianos mejor iluminados de la Reforma y los católicorromanos adheridos a una importante fracción de la iglesia cristiana, entre los cuales existen todavía hombres y mujeres que adoran a Dios y le dan gracias por su redención, en espíritu y en verdad.

d) Dentro de la Iglesia católica existían ya desde hace siglos hombres y mujeres que poseían más luz espiritual procedente del Evangelio, y escribieron libros y poesías maravillosos, como Teresa de Cepeda (Santa Teresa de Jesús) y muchos escritores religiosos de su tiempo que habían renunciado a la vida familiar intentando imitar más las virtudes morales del Evangelio.
e) Las enseñanzas éticas que Jesús trajo a este mundo, juntamente con su revelación y sus gloriosas promesas acerca del más allá, trajeron a la luz las tales enseñanzas del Evangelio que adoptaron cristianos fervorosos tildados de herejes, incluso hasta el sacrificio de sus vidas …, pero también una dispersión en grupos y partidos basada en las interpretaciones de grandes predicadores como Lutero, Calvino, Menno-Simons, y otros grupos anabaptistas que creyeron que la reforma de Lutero era el advenimiento del Reinado de Jesucristo.

f) Al aumentar el número de tales agrupaciones y extenderse sobre la Tierra, trajeron dentro de la iglesia católicorromana, la contrarreforma adherida más que nunca a los errores doctrinales de su época y entre los evangélicos una confianza quizá algo exagerada acerca del valor de la fe en contraposición de las obras presentadas por la Iglesia católica y una reacción tantoanticatólica como antievangélica en la persona de Mahoma, en cuyas filas existen personas que adoran a Alá con acciones exteriores. A la luz de Ro. 2:10–16 no sabemos hasta qué punto serán tenidos en cuenta los sentimientos piadosos y sinceros que puedan existir entre estos extraviados creyentes a quienes. empero, tenemos el deber de llevar al conocimiento del Evangelio para que puedan gozar de las bendiciones espirituales de que todo el pueblo de Dios, tanto dentro de la organización catolicorromana como dentro de los aborrecidos y perseguidos cristianos evangélicos de aquellas épocas pasadas. prevaleciendo una frialdad religiosa en todas partes del mundo.

g) El mismo arte parece que en estos últimos tiempos va en declive, comparado con las obras religiosas de siglos pasados. Pero el que ha encontrado en Cristo y en la fe de sus promesas la satisfacción espiritual no puede menos que declarar como el rey David: «Como el ciervo busca jadeante …».

6. El alimento natural
Ejemplo del alimento espiritual: todos los cristianos de todos los tiempos, aun aquellos que comulgaron con algunos errores de la Iglesia catolicorromana constituyen la verdadera Iglesia de Jesucristo que Él ha de venir para evaluar sus hechos de más de veinte siglos y establecer su reinado de paz y orden superior sobre la Tierra, cuando quedará totalmente no sólo desacreditada, sino refutada la teoría materialista y renovada por una fe y gratitud viva la inspirada frase de Jesucristo en su lucha con el rey de este mundo (Satanás): «No sólo con pan vivirá el hombre, sino con toda palabra procedente de Dios» (Mt. 3:4).

7. ¿Para qué necesitamos los alimentos espirituales?

a) La función de los alimentos es triple:
—Reemplazar la energía gastada.
—Mantener la temperatura.
—Suplir nuevo material para el crecimiento.

b) Cada esfuerzo físico e intelectual gasta energía; así, cada esfuerzo espiritual, cada acto abnegado, cada amonestación que aplicamos a hermanos débiles, o para reprimir el propio yo, produce desgaste espiritual. Si no leemos la Biblia y buenos libros, ni meditamos, ni oramos. pronto no tendremos fuerzas y seremos como las personas del mundo no regeneradas por la fe de Jesucristo.

c) Si no nos alimentamos pronto, seremos tibios y disgustaremos al Señor, que ve nuestro corazón. El no quiere la tibieza (Ap. 3:15).

d) Lo necesitamos para crecer: «Creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo» (2 P. 3:18), decía el apóstol Pedro cuya vida fue transformada por la influencia del Espíritu Santo, y el apóstol Pablo exhorta: «Que no seáis niños fluctuantes» (Ef. 4:14) y ello ocurre por falta de alimento. Algunos cristianos nunca salen de la infancia espiritual.

CONCLUSIÓN: 
Afortunadamente existen hoy día no solamente la Sagrada Escritura como las preciosas promesas de Jesús y los comentarios de los apóstoles, sino también muchos libros piadosos que alimentan nuestro espíritu.

Pidamos a Dios que despierte en cada uno de los creyentes un apetito espiritual sano, para que podamos alimentar nuestra alma mientras nos hallamos en la Tierra y podamos, nosotros mismos, guiados por su Espíritu, ayudar a alimentar a nuestros hermanos con alimento verdadero, basado en la Palabra de Dios, para que nuestra vida espiritual y la suya, puedan crecer hasta que Dios nos llame a su misma presencia, en donde hemos de recibir, como dice el apóstol, de acuerdo como lo que hemos hecho por medio de este cuerpo que se ha desgastando y deteriorando. Que podamos decir como el apóstol cuando se hallaba en inminente peligro de muerte: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, por lo demás me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor Juez Justo, y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida» (2 Ti. 7, 8).

 

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