sábado, 21 de marzo de 2015

No nos ha puesto Dios para ira: La ociosidad crea inquietud entre los hermanos y es un mal testimonio delante de los no creyentes

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Gratitud y aliento para los perseguidos
2 Tesalonicenses 1:1–12
LA SEGUNDA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS TESALONICENSES
Trasfondo histórico
En nuestro estudio de la primera carta que Pablo envió a los tesalonicenses, nos fijamos en que él quería completar lo que faltara a la fe de los hermanos de Tesalónica (1 Tesalonicenses 3:10c). Por eso, trató temas prácticos y escatológicos, incluyendo el día del Señor (1 Tesalonicenses 5:1–11). Pero es evidente que sus palabras fueron malentidades e interpretadas en forma incorrecta.
Él les dijo que Cristo “nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10) y que “no nos ha puesto Dios para ira” (1 Tesalonicenses 5:9). Pero según el parecer de los tesalonicenses, esas palabras no iban de acuerdo con su experiencia porque estaban pasando por enormes persecuciones que probablemente ellos atribuían a una manifestación de la ira de Dios. Por otro lado, algunos pensaban que el fin del mundo se acercaba, y por eso, habían dejado de trabajar. Esa ociosidad creaba inquietud entre los hermanos y era un mal testimonio delante de los no creyentes.
Propósito
Pablo escribió la segunda epístola para dar ánimo a los creyentes tesalonicenses mientras sufrían las persecuciones (1:3–12), para enderezar sus conceptos acerca del día del Señor (2:1–17) y para corregir el problema de la ociosidad (3:6–15)
Autor y fecha
El autor es Pablo, y escribió esa carta desde la ciudad de Corinto en el año 51 d.C., poco después de haber escrito la primera epístola.
BOSQUEJO DE SEGUNDA TESALONICENSES
I.
II.
III.
IV.
Palabras de agradecimiento y aliento a los perseguidos
La venida del día del Señor
El efecto del día del Señor
Instrucciones finales
1:1–12
2:1–9
2:10–17
3:1–18
El primer capítulo gira alrededor de tres puntos principales:
Divisiones del primer capítulo
El saludo de Pablo     1:1–2
Palabras de agradecimiento     1:3–4
Palabras de ánimo     1:5–12
EL SALUDO DE PABLO 1:1–2
La salutación de esta epístola es muy parecida a la de la primera carta. Proviene de los misioneros, Pablo, Silvano y Timoteo, que Dios usó para establecer la obra en Tesalónica. Ambas cartas se dirigen “a la iglesia de los tesalonicenses”. En la primera epístola, Pablo dijo que la iglesia estaba “en Dios Padre y en el Señor Jesucristo”, mientras que en la segunda dice que la iglesia estaba “en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo”. De modo que tanto los misioneros como los creyentes de Tesalónica tenían el mismo Padre.
Asimismo, el apóstol desea para ellos “gracia y paz… de nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. La iglesia estaba en ambas personas de la Deidad, y la gracia y la paz provenían de ambas. El hecho de unir el nombre de nuestro Señor Jesucristo con Dios nuestro Padre es un argumento a favor de la igualdad que existe entre ellos.
¡PENSEMOS!
¿Cuál es el problema doctrinal que surgió en la iglesia de Tesalónica después de recibir la primera epístola de Pablo? ¿Por qué creían algunos que el día del Señor ya había llegado? ¿Cuál es la ramificación práctica de la mala interpretación de la enseñanza de Pablo?
PALABRAS DE AGRADECIMIENTO 1:3–4
Aun en medio de su preocupación por las deficiencias que había en la fe de los hermanos tesalonicenses, Pablo halló motivos por los cuales agradecer a Dios y les dijo que siempre daba gracias al Señor por ellos (1:3). Él los había instruido diciéndoles que dieran “gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:18), y practicaba lo que les había enseñado. La frase “como es digno” indica que los tesalonicenses merecían la expresión de gratitud por parte del apóstol. Tales expresiones agradan a Dios y fueron de gran incentivo para los tesalonicenses.
PARALELISMOS ENTRE 1 TESALONICENSES 1:3
Y
2 TESALONICENSES 1:3–4
1 Tesalonicenses 1:3
Su obra de fe
Su trabajo de amor
Su constancia en la esperanza
2 Tesalonicenses 1:3–4
Su fe creciente
Su amor abundante
Su paciencia en sus persecuciones y tribulaciones
En su primera carta, Pablo dio gracias a Dios por la obra de fe de los tesalonicenses (1 Tesalonicenses 1:3). Agregó en el versículo 8 del mismo capítulo que su fe en Dios se había extendido, y se regocijó mucho cuando Timoteo volvió dando “buenas noticias” de su fe (1 Tesalonicenses 3:6).
En la segunda carta, el apóstol alabó a Dios porque su fe iba creciendo (1:3c). El verdadero pastor añora que sus discípulos crezcan en la fe y la verdad (3 Juan 4), y se goza mucho al darse cuenta de que tal crecimiento sucede.
Pablo rogaba a Dios que los creyentes tesalonicenses abundaran en amor “para con todos” (1 Tesalonicenses 3:12). En respuesta a su primera carta, recibió la buena noticia de que su oración había sido contestada. Los creyentes abundaban en amor “para con los demás” (2 Tesalonicenses 1:3). Con razón estaba tan agradecido a Dios.
“Y EL AMOR DE TODOS Y CADA UNO DE VOSOTROS
ABUNDA PARA CON LOS DEMÁS” (1:3D).
En 1 Tesalonicenses 1:3 se hizo referencia a su paciencia o constancia al esperar la venida de nuestro Señor Jesucristo. En 2 Tesalonicenses 1:4b, Pablo toma nota de su paciencia y fe en todos sus persecuciones y tribulaciones. Todos pasamos por aflicciones y problemas. Algunos muestran paciencia y como consecuencia, crecen en su fe. Otros resisten, se amargan, se endurecen y se alejan de una vida de obediencia a Dios. El ejemplo de los tesalonicenses frente a las pruebas impactó tanto a Pablo que se gloriaba de ellos en las iglesias de Dios (1:4a).
PALABRAS DE ALIENTO 1:5–12
El justo juicio de Dios 1:5–9
La paciencia frente a las pruebas demostraba el justo juicio de Dios o el hecho de que Dios es justo (1:5a). Al ser juzgados los tesalonicenses por Dios, serían declarados “dignos del reino de Dios” (1:5b). La demostración de la paciencia frente a las pruebas no hace a nadie digno del cielo, porque éste no se alcanza por medio de los sufrimientos. Sin embargo, la paciencia frente a las pruebas demuestra que el creyente es digno de recibirlo.
Dicha paciencia proviene de Dios, y es evidencia que él está obrando en alguien. Esa virtud es una garantía de que él cumplirá sus promesas acerca del lugar que tendremos en el reino. Dios declara al creyente digno por su gracia, la cual se recibe como dádiva de Dios por la fe en Cristo Jesús.
En 1 Corintios 3:11–13 encontramos una enseñanza parecida. El tema de ese pasaje es el tribunal de Cristo, quien es el fundamento de nuestra fe (1 Corintios 3:11). Cuando estemos ante el tribunal de Cristo, “la obra de cada uno se hará manifiesta…; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” (3:13a y d). El fuego no produce obra alguna, pero prueba si la obra es genuina.
Ese es el mismo propósito de las pruebas en la vida del cristiano. Las pruebas no producen paciencia, pero la presencia de la paciencia demuestra la obra del Espíritu Santo en el creyente (Gálatas 5:22). Dios es justo al declarar que tal persona es digna de su reino.
¡PENSEMOS!
¿Cuáles eran las cosas por las que Pablo daba gracias en 2 Tesalonicenses 1:3–4? ¿De qué manera son esas cosas pruebas de la eficacia de su enseñanza y sus oraciones? ¿Cómo se puede decir que la paciencia es demostración del justo juicio de Dios? ¿Qué hacía Pablo a favor de los tesalonicenses en las iglesias de Dios?
Dios también es justo al juzgar a los perseguidores (1:6–9). Dios paga con tribulación a los que atribulan a los creyentes. Esto es lo justo (1:6); todos cosecharán lo que han sembrado (Gálatas 6:7–8).
“Y OÍ AL ÁNGEL DE LAS AGUAS, QUE DECÍA: JUSTO
ERES TÚ, OH SEÑOR, EL QUE ERES Y QUE ERAS, EL
SANTO, PORQUE HAS JUZGADO ESTAS COSAS. POR
CUANTO DERRAMARON LA SANGRE DE LOS SAN
TOS Y DE LOS PROFETAS, TAMBIÉN TÚ LES HAS
DADO A BEBER SANGRE; PUES LO MERECEN”
(APOCALIPSIS 16:5–6).
En cambio, los atribulados hallarán reposo con todos los demás creyentes, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder (1:7). En esta vida, todos los cristianos padecemos de algún tipo de persecución (2 Timoteo 3:12), pero en medio de ella podemos hallar descanso en Cristo, y cuando él venga, disfrutaremos de reposo eternamente.
El poder del Señor se menciona en los versículos 7 y 9. Los tesalonicenses sentían el poder de sus perseguidores, y en tales momentos es muy fácil creer que nunca llegará el alivio. Algunos se sienten abandonados por Dios cuando sus tribulaciones son abrumadoras. Sin embargo, nuestro Dios es todopoderoso, y a su tiempo aplastará a nuestros enemigos. La creencia en su poder y en su justo juicio es un gran consuelo para los cristianos atribulados.
Nuestro Señor Jesucristo vendrá en llama de fuego (1:8a). El fuego es parte de su vestidura y de su persona (Apocalipsis 1:14b). Por el contexto se sabe que esta es una figura de juicio, porque él se manifestará: “para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (1:8b y c). Es interesante notar que el versículo seis dice que Dios paga con tribulación a los que persiguen a los creyentes atribulados. En otras palabras, él manifiesta su poder a favor de su pueblo. En el versículo ocho, él obra con gran poder a favor de su propio honor.
El juicio contra los incrédulos es cosa terrible. Sufrirán pena de eterna perdición (1:9a). Esta frase no habla de aniquilación total, o sea la destrucción del ser humano. Los no creyentes permanecerán con vida, pero perdidos eternamente. Además, serán lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:14–15) donde está el diablo, la bestia y el falso profeta: “y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10). También quedarán excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder (1:9b). Las llamas del lago de fuego son literales, y esa parte del juicio de los inconversos es horrible. Pero el juicio más drástico es quedar separado de la presencia de Dios para siempre. Si hay un lector que no conoce a Cristo, le ruego encarecidamente poner su fe en él para ser librado de semejante juicio. Tome en cuenta que el juicio es justo, aunque el objeto del castigo sea un ser querido mío o suyo. Es su propia incredulidad la que le acarreará tal consecuencia.
La segunda venida de Cristo no sólo será un tiempo de retribución, sino también de glorificación 1:10a
El Señor vendrá para ser glorificado en (no por) sus santos y ser admirado en todos los creyentes (1:10b). En esa ocasión, el Señor no vendrá para arrebatar a su iglesia. La descripción del arrebatamiento se encuentra en 1 Tesalonicenses 4:13–18. En la segunda venida, regresará para reinar después de la gran tribulación. Es una maravilla de la gracia de Dios que él permita que la gloria de su bendito Hijo se refleje en nosotros, que antes de ser salvos, éramos pecadores alejados de su gracia. Él también será admirado en todos los que creyeron. Todos los que presencien ese espectáculo se maravillarán en el Señor al ver su gracia desplegada a plenitud en las vidas totalmente cambiadas de su pueblo. Hasta cierto grado, la gloria de Cristo se manifiesta a través de las vidas de sus hijos en esta vida, y esa transformación debe ser constante y creciente.
“POR TANTO, NOSOTROS TODOS, MIRANDO A
CARA DESCUBIERTA COMO EN UN ESPEJO LA
GLORIA DEL SEÑOR, SOMOS TRANSFORMADOS DE
GLORIA EN GLORIA EN LA MISMA IMAGEN, COMO
POR EL ESPÍRITU DEL SEÑOR”
(2 CORINTIOS 3:18).
El conocimiento de lo que Cristo hará en su venida es un estímulo a la fe de los hermanos sufrientes, y les dará reposo aun en medio de las tribulaciones.
Pablo termina esta sección con una oración a favor de los tesalonicenses. Sus peticiones eran:
1. Que Dios les tuviera por dignos de su llamamiento (1:11a).
La contestación de esta petición depende de la obedencia de los creyentes. No se relaciona tanto con su posición, como con su andar. Lo expresa así el apóstol en Efesios 4:1:”…os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”.
2. Que Dios cumpliera todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder (1:11b).
La fe aquí no es pasiva, sino activa, como era el caso en 1 Tesalonicenses 1:3, donde se observaba el uso activo del poder de Dios en servicio fructífero. Aun en medio de las tribulaciones, Pablo deseaba que los creyentes demostraran por medio de sus obras que servían al Dios vivo y verdadero.
3. Para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo fuera glorificado en ellos, y ellos en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo (1:12).
El resultado sería que nuestro Señor Jesucristo sería glorificado en ellos y ellos en él, demostrando así la unión estrecha que existe entre Cristo y los miembros de su cuerpo. Esos resultados pueden efectuarse solamente por la gracia de Dios.
¡PENSEMOS!
¿De qué manera paga Dios a los perseguidores de los creyentes? ¿Cómo demuestra la retribución el justo juicio de Dios? Comente el reposo que Dios provee para sus hijos cuando se encuentran en medio de las tribulaciones.
Describa la condición eterna de los incrédulos. Explique cómo será glorificado y admirado Cristo en sus santos. ¿Cuáles eran las peticiones de Pablo a favor de los tesalonicenses?

DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa

No hay comentarios:

https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html