miércoles, 15 de abril de 2015

Los espiritistas creen que los espíritus con los cuales se comunican son almas de los muertos: La Biblia nos hace saber que son espíritus engañadores

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 



EL ESPIRITISMO ANTIGUO Y MODERNO


  Religión: El espiritismo.
  Organización y naturaleza: Hay muchas ramas distintas que practican el ocultismo, el consultar a los espíritus (incluso a los de los muertos). La Asamblea General Internacional de Espiritistas procura unificar diversas organizaciones y grupos independientes. Pero el espiritismo también se practica en otras iglesias y organizaciones (como las del movimiento de la Nueva Era) que no se llaman espiritistas.
  Origen: Es imposible citar la fecha del origen del espiritismo. Desde tiempos antiguos se practicaba en varias partes del mundo. Se observa a través de los tiempos bíblicos. Se practica desde tiempos remotos en varias formas del animismo en muchas tribus. La forma moderna en Norteamérica tuvo su origen en 1848.
  Autoridad: Las revelaciones recibidas de los espíritus a través de los médiums. En la forma moderna, los escritos de A. J. Davis, A. Conan Doyle, Allan Kardec y otros.
  Teología: Se adapta según el ambiente donde se encuentre, desde el animismo de pueblos primitivos o el misticismo oriental hasta formas que se llaman cristianas. Puede ser politeísta (cree en muchos dioses), panteísta (cree que Dios es todo lo que existe) o monoteísta (cree en un solo Dios).
  Atracción especial: El supuesto conocimiento de la vida de ultratumba. La oferta de consuelo en la comunicación con los familiares difuntos. Sanidad para los enfermos. Revelación del futuro y dirección para la vida. Poder sobrenatural. Venganza contra los enemigos mediante los hechizos.


ASPECTOS HISTÓRICOS

“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos” (Deuteronomio 18:10–12).


Origen

El texto antes citado nos da un resumen de lo que es el espiritismo y nos hace ver que es muy antiguo. En la época de Moisés estaba muy desarrollado. Esas prácticas siguieron a través de los siglos. Con la extensión del cristianismo se vio menos espiritismo, pero el ocultismo siguió como base de algunas de las religiones orientales. En el Nuevo Mundo, dondequiera que se imponía la religión cristiana como obligación, la mayor parte de las tribus conquistadas retenía sus antiguas creencias y las unía a la religión cristiana.
La idolatría honraba a los demonios con quienes el pueblo se comunicaba. Moisés dijo: “Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían temido vuestros padres” (Deuteronomio 32:17). Véanse Salmo 106:37 y 1 Corintios 10:20.
Los espiritistas creen que los espíritus con los cuales se comunican son almas de los muertos. En cambio, la Biblia nos hace saber que son espíritus engañadores, o sea demonios que se hacen pasar por los difuntos para apartar a los hombres de Dios y tenerlos bajo su propio control.
1 Timoteo 4:1 nos hace comprender que el resurgimiento del espiritismo y su crecimiento increíble en el siglo veinte es el cumplimiento de una de las señales de los últimos tiempos.


Desarrollo multiforme

Las muchas formas del espiritismo hoy son consecuencia de su facilidad de adaptarse al ambiente religioso y cultural donde se encuentra. Formaba parte de las religiones antiguas de Egipto, Babilonia, India y China y del animismo en varios continentes. La teosofía, el yoga y el movimiento de la Nueva Era contienen un espiritismo nacido del misticismo oriental.
En Haití se ve el vuduísmo violento y primitivo traído por los esclavos desde las selvas africanas. En Cuba hay una gran variedad, desde la hechicería de los santeros hasta la forma refinada que pretende trabajar por obra del Espíritu Santo y se cree cristiana. Tanto en esta nación como en muchas otras partes de América Latina, el espiritismo se ha adaptado al catolicismo romano y emplea en sus ritos la cruz y las imágenes de los santos y de la virgen María. En Brasil está muy arraigado y extendido el espiritismo. Se ha convertido en la fuerza predominante en la amalgama entre el animismo africano y el catolicismo. Mientras tanto, en Guyana se manifiesta en el culto a las sirenas. Estas, según su creencia, habitan en los ríos y en el mar.
A pesar de tener fuentes tan antiguas, el espiritismo de los Estados Unidos afirma que tuvo su origen en el año 1848. Esta fecha corresponde a un período de gran apostasía e incredulidad. Sin embargo, el alma humana siempre busca contacto con alguna realidad espiritual, alguna manifestación sobrenatural de poder.
En 1847, A. J. Davis publicó un libro llamado Las revelaciones divinas de la naturaleza. Contenía los fundamentos y la filosofía del espiritismo moderno, y preparó el terreno de tal forma, que Davis es reconocido como el “Juan Bautista del espiritismo”.
Pero el honor de ser las escogidas de los espíritus para dar principio a esta nueva “dispensación” que empezó en 1848, les corresponde a dos niñas, Margarita y Kate Fox. Su hogar de Hydesville, Nueva York, es considerado como el “Belén” del espiritismo moderno.
Se dice que las hermanitas Fox desarrollaron un sistema para comunicarse con un duende que frecuentaba la casa paterna. Le hacían preguntas y el espíritu les contestaba mediante golpecitos de acuerdo con el sistema telegráfico que habían ideado. Según confesaron públicamente y por escrito cuarenta años más tarde, todo empezó como una broma. Las niñas mismas hacían los golpecitos e inventaban los mensajes del “espíritu de un asesinado” que frecuentaba la casa. Pero una hermana mayor se unió con ellas en el engaño y las amenazaba cuando querían revelar el secreto. La popularidad de estas “manifestaciones del mundo espiritual” aumentó tanto que las hermanas se encontraron atrapadas en su propio fraude. Confesarlo hubiera sido exponerse a la ira de la multitud de personas engañadas por ellas. Por tanto, aquí tenemos el extraño caso de las muy veneradas fundadoras de una religión moderna que no creían en ella.
Pareciera que su confesión pública sería un golpe mortal para el espiritismo, pero para entonces se había hecho tan fuerte que no había cómo detenerlo. Había empezado como una broma, pero se había transformado en un engaño peor que el original; ahora los espíritus engañadores se les manifestaban verdaderamente a los que se rendían al control demoniaco.
Mientras tanto, gran número de personas miraba todo el asunto como un entretenimiento muy divertido. En sus fiestas se ponían a mover mesas con el poder de la mente, o consultaban a los espíritus con las “tablas de espiritista”. Para esto apoyaban los dedos sobre una tablita y hacían una pregunta. La tablita se movía hacia las letras en una tabla mayor hasta deletrear la respuesta.
Algunos que al principio sólo buscaban en el espiritismo un entretenimiento, se convencieron de que eran ciertas las manifestaciones de los espíritus.
La primera guerra mundial le dio gran impulso a la práctica de consultar a los difuntos. Los familiares de los soldados muertos buscaban consuelo en el espiritismo. En sus sesiones oían una voz que les parecía la del finado que les hablaba por los labios del médium. La voz se refería a sucesos conocidos por los parientes, pero desconocidos por el médium. Cuando se le preguntaba por la vida de ultratumba, contestaba que todo era muy bonito y que los espíritus gozaban de armonía y felicidad.
Al aumentar la popularidad del espiritismo, se comenzaron a publicar libros para los que querían aprender a comunicarse con los espíritus, rendirse a su control y desarrollar así sus facultades de médium. En la América Latina son fundamentales los escritos de Allan Kardec. Los libros de dos novelistas populares, Arthur Conan Doyle y Stewart Edward White, dieron un impulso tremendo a la extensión del espiritismo.
En 1893 se organizó en Chicago la Asociación Nacional Espiritista, la más fuerte de las organizaciones de esta religión en los Estados Unidos. Tiene un seminario para la preparación de sus ministros y también da cursos por correspondencia. A fin de fomentar la unidad del movimiento, se organizó en 1936 un cuerpo cooperativo llamado Asamblea General Internacional de Espiritistas. Esto no nos da el cuadro completo de la fuerza del espiritismo, porque numerosos grupos no pertenecen a ninguna organización, y millares de personas que son miembros de otros grupos religiosos también practican el espiritismo.
Varias cosas han llevado a millones de norteamericanos a comunicarse con los espíritus a un nivel personal. El estar drogado ha puesto a muchos bajo la influencia de espíritus engañadores. El yoga y la meditación trascendental que se fomentan en muchas escuelas como medio de librar de la tensión nerviosa producen “un estado alterado de conciencia” en el cual la mente está dispuesta a comunicarse con los espíritus.


LAS MANIFESTACIONES DEL ESPIRITISMO

Alicia Luce, en su libro Probad los espíritus, menciona siete formas de espiritismo mencionadas en la Biblia. Veamos en ellas cómo la práctica actual de esa religión diabólica se asemeja a la práctica de los tiempos bíblicos.


La adivinación y la pronosticación

La adivinación y pronosticación consisten en predecir sucesos futuros o descubrir cosas secretas. Puede ser por comunicación directa con seres espirituales, o mediante señales o agüeros.
En Génesis 44:5, el siervo de José menciona una copa para adivinar. Algunos médiums usan hoy un vaso de agua o una bola de cristal en los cuales dicen ver revelados los sucesos futuros.
1 Samuel 28:8 y Hechos 16:16–19 hablan de un espíritu de adivinación que operaba a través de una persona. Eso es idéntico a las manifestaciones de los espíritus en los médiums de hoy.
Oseas 4:12 habla de la consulta a los ídolos y las respuestas. Esto sucede ahora en el trabajo de los santeros y espiritistas.
Ezequiel 21:21 cuenta cómo el rey de Babilonia practicaba la adivinación: sacudiendo saetas, consultando a ídolos y mirando el hígado de un ave sacrificada. Hoy también se mira el hígado del ave sacrificada.
Otras formas modernas de adivinación son las de tirar las barajas para ver cómo caen (cartomancia), “leer” las hojas de té en el fondo de la taza, usar la tabla espiritista, y leer la suerte en la palma de la mano del cliente (la quiromancia).
La astrología, aunque no conectada con el espiritismo, presenta otra forma de adivinación o pronosticación. Sirve al mismo fin diabólico de apartar al hombre de la dirección divina para ponerlo bajo el control de otros consejos. Millares no se atreven a emprender ningún negocio sin antes consultar su horóscopo para ese día. En cambio, la vida de los cristianos es dirigida por un Padre amante y no es juguete de las influencias astrales.
La curiosidad humana lleva a muchos a consultar sobre su suerte, pero recordemos que la Biblia condena severamente la adivinación y la pronosticación. Dios las prohíbe y las clasifica entre las prácticas paganas abominables para Él (Levítico 19:26, 31; 20:22, 23, 26, 27). El castigo para esas prácticas era la muerte.


La necromancia

La necromancia se representa como comunicación con los muertos y la revelación por este medio de misterios y sucesos del futuro. También se llama “nigromancia”, que significa “magia negra”.
Lo que ocurrió en la visita de Saúl a la adivina de Endor es tema de gran controversia. Los espiritistas toman este caso en, 1 Samuel 28:3–20 como aprobación divina para las consultas a los muertos y prueba de que los muertos se presentan realmente.
Algunos comentaristas evangélicos creen que el espíritu que se presentó no era Samuel, sino una personificación de él. Se basan en la prohibición de Dios sobre la comunicación con los muertos. Otros creen que la mujer estaba acostumbrada a tratar con los espíritus engañadores, pero en esta ocasión, para gran sorpresa suya, Dios envió al mismo Samuel. Atribuyen el miedo de la adivina a que esta manifestación era diferente a las usuales. Creen que Samuel se presentó, no porque la adivina tuviera poder para hacerlo venir, sino porque Dios le iba a dar a Saúl un último mensaje para mostrarle que ni la necromancia podía ayudarlo, porque se había rebelado contra Él.
Cualquiera que sea el caso, lo cierto es que Dios prohíbe y condena la necromancia (Deuteronomio 18:10–12; Isaías 8:19). El colmo de los pecados de Saúl fue este acto de consultar a una médium en vez de arrepentirse y buscar a Dios. Eso le acarreó el juicio divino (1 Crónicas 10:13, 14).
En los tiempos actuales la necromancia toma varias formas. A veces el médium es el único que ve al espíritu que se presenta, como en el caso de Samuel y Saúl. En este caso es él quien recibe el mensaje y se lo transmite al cliente. La descripción que hace de la persona y la naturaleza del mensaje lo convencen de lo genuino de la aparición.
En otros casos, hay una materialización, o sea, el espíritu se presenta en forma visible para todos los presentes. Algunas de estas materializaciones se atribuyen a lo que llaman ectoplasma, “la sustancia de vida espiritual”, que sale de la boca o de otra parte del cuerpo del médium y toma una forma nebulosa parecida a la de la persona fallecida a quien se consulta.
A veces ni el médium ni el cliente ven al espíritu, pero éste toma posesión del médium y habla a través de él.


La ventriloquia

La ventriloquia es el arte de modificar la voz de manera que parezca venir de lejos, imitando la de otras personas o diversos sonidos. Se practica legítimamente en el mundo del espectáculo. Ha servido también a algunos charlatanes o farsantes en el espiritismo para explotar a su clientela.
Sin embargo, respecto a las manifestaciones de los espíritus este vocablo se refiere a la rendición de la lengua y las cuerdas vocales a un espíritu (Isaías 8:19; 29:4).
A veces el médium cae en un trance, o estado hipnótico, y está totalmente inconsciente de lo que sucede mientras el espíritu toma control de sus labios, lengua y cuerdas vocales y conversa con los que han pedido la consulta. La voz es idéntica a la del difunto a quien el espíritu representa y afirma ser. Lo que dice revela un conocimiento íntimo de toda la vida de esta persona, que el médium no puede haber tenido.
A veces las propias facciones del médium parecen transformarse hasta presentar la misma apariencia y expresión del difunto. Los clientes quedan convencidos de que están conversando en realidad con sus seres queridos. Varios ex médiums después de su conversión al evangelio han relatado cómo los demonios personifican así a los difuntos.
Leemos en el Nuevo Testamento sobre demonios que tomaban posesión de las personas y hablaban a través de ellas cosas que se hallaban más allá del conocimiento del poseso (Hechos 16:16–18; Marcos 5:2–12). Un estudio de los pasajes bíblicos que tratan de los demonios nos convence de que son los espíritus que operan a través de los médiums y se hacen pasar por difuntos.
Los hombres pueden registrar en forma permanente los hechos contemporáneos a fin de referirse a ellos en el futuro. Pueden hacerlo con su memoria o mediante registros escritos, filmados o grabados en cinta magnética. ¿Acaso no podrán hacer cosa semejante los seres inteligentes que pueblan la esfera espiritual que nos rodea? ¿No podrán consultar sus propios archivos, cualquiera que sea su sistema, para realizar el trabajo que su jefe les encomienda?
Con frecuencia los espíritus se presentan como personajes que lograron el éxito en otra época y ahora se ponen a disposición de la persona para aconsejarla en su especialidad. A lo mejor, un comerciante está muy contento porque un “economista europeo del siglo diecinueve” le da consejos sobre sus negocios. Millares de enfermos acuden a los médiums para recibir el diagnóstico de su mal y una prescripción médica de parte del “control espiritual”, que afirma haber sido un gran médico en la vida anterior.
Repetidas veces los “mensajes de ultratumba” que aconsejan la inversión de todo el dinero del cliente en determinado negocio han tenido origen en un complot entre el médium y un cómplice para estafar a la persona. Algunas de las predicciones son acertadas, y algunos de los mensajes vienen realmente de los demonios y no de un farsante. Pero aun así, son incontables las veces en que el fiel cumplimiento de estos consejos ha producido solamente la desilusión, el desengaño y el desastre.
Los demonios son espíritus engañadores. Antiguamente hablaban mentiras por medio de los profetas falsos. Continúan esta actividad en la actualidad, y es una de las señales profetizadas como características de los últimos días (1 Reyes 22:12, 19–23; 1 Timoteo 4:1). Dios permite que los espíritus mentirosos engañen a los que no quieren recibir la verdad (2 Tesalonicenses 2:9–12). En su Palabra, le advierte claramente a su pueblo que no crea a todo espíritu (1 Juan 4:1–3).


La magia

El diccionario establece una diferencia entre la magia blanca y la magia negra. Llama blanca a la que hace uso de medios naturales, y negra a la que se practica mediante un pacto con el diablo. Es decir, la magia blanca viene a ser el conjunto de artimañas de los prestidigitadores y cosas por el estilo para entretener al público, mientras que la negra es la nigromancia.
Sin embargo, entre los espiritistas, se le da el nombre de magia blanca a la que se usa para ayudar a las personas, y el de magia negra a la que se emplea para hacerles daño. En este caso, ambas consisten en un trabajo hecho bajo el control de los espíritus. Según ellos, los “espíritus de luz” hacen trabajos buenos a través de los médiums, mientras que los “espíritus oscuros” ejecutan el mal, poniendo maldiciones sobre las personas.
La magia se practicaba en las religiones paganas de los tiempos bíblicos. Recordemos cómo los magos de Faraón imitaron los milagros de Moisés (Éxodo 7:11). También había magos en la época de José (Génesis 41:8; véase también Daniel 4:7; Hechos 8:9–24; 13:6–12; 19:19). La Biblia usa las palabras “encantadores” y “hechiceros” como sinónimos de “magos”. Se ve por estos pasajes que la magia está en pleno conflicto con Dios. Al convertirse los que habían practicado la magia en la ciudad de Éfeso, quemaron sus libros sobre este arte diabólico para que no cayeran en manos de otras personas, aunque pudieran haberlos vendido por un alto precio. Esto debe servir de advertencia para el día de hoy: las artes mágicas y el evangelio no pueden mezclarse, aunque haya médiums que utilicen la Biblia en sus sesiones.
Entre las prácticas mágicas de la actualidad, se encuentra la “levitación”, que consiste en hacer que un cuerpo flote suspendido en el aire. Esto se hace con mesas y otros objetos o con el cuerpo de una persona en estado hipnótico. La “transportación” es parecida: se traslada la persona o el objeto de una parte a otra por el aire.
El caminar con los pies desnudos sobre brasas encendidas o tomarlas entre las manos sin quemarse, el traspasarse varias partes del cuerpo con cuchillos o lancetas sin derramar una gota de sangre y otros prodigios semejantes—realizados por la persona poseída por un espíritu—convencen a los espectadores de que hay un poder real en la esfera espiritual que va más allá de los trucos o la superstición.


La hechicería y la brujería

La Real Academia define hechizar: “Según la credulidad del vulgo, privar a uno a otro de la salud o de la vida, trastornarle el juicio o causarle algún daño en virtud del pacto hecho con el diablo y de ciertas confesiones y prácticas supersticiosas.”
Ya hemos visto varios textos bíblicos sobre la hechicería. Esta era castigada con la muerte en Israel. El Nuevo Testamento enseña que no hay lugar en el cielo para los hechiceros (a menos que se arrepientan, como los de Éfeso, antes que sea tarde). Su lugar está en el lago de fuego (Éxodo 22:18; Apocalipsis 21:8; 22:15).
La brujería se ve como la forma más baja del espiritismo; trabaja con espíritus malvados, “oscuros”, que sólo quieren hacerles daño a los seres humanos. No obstante, una parte de la hechicería puede consistir en combatir a los espíritus malos y despojar a las víctimas de la brujería, o sea librarlas de los malos efectos producidos por sus encantamientos o hechizos.
Sin embargo, las palabras “hechicería” y “brujería” se emplean indistintamente por lo general.
Hay muchos tipos de hechizos. ¡Cuántas señoritas acuden al hechicero, o a la hechicera, para conseguir por sus encantamientos el amor de determinado joven! ¡Y cuántas mujeres abandonadas por sus esposos van en busca de una venganza sobre “la otra mujer” que les ha quitado el marido!
A veces el brujo trabaja con un muñequito que representa al enemigo del cliente, metiéndole alfileres en las partes del cuerpo que deben ser afectadas por la maldición. Otras veces emplea el retrato de la persona, alguna prenda de ropa o cualquier objeto que tenga que ver con ella, como recortes de uñas o de cabello. En esos casos hace sus encantamientos sobre esos objetos. En cambio, otros preparan sus brujerías con sangre, centavos de cobre, pañuelos rojos, el cuello y las plumas de un pollo, y cosas por el estilo, mandando tirarlas delante de la puerta de la persona que debe ser víctima del hechizo.
Algunos espiritistas trabajan con crucifijos, imágenes o estampas de santos y vírgenes, junto con toda clase de confecciones heredadas del animismo o del vuduísmo. Hay tal mezcla en el simbolismo y en la actividad vengativa atribuida a ciertos “santos”, que en estos ambientes no se puede discernir dónde termina el catolicismo y dónde empieza la hechicería.


UNA IMITACIÓN DE LA OBRA DE DIOS

Desde tiempos inmemoriales Satanás se ha dedicado a imitar la obra de Dios. El Señor quiere comunicarse con su pueblo por medio del Espíritu Santo y darle la dirección que necesita. La iglesia es el cuerpo de Cristo, y cada miembro debe estar bajo el control del Espíritu Santo, el Espíritu de vida, para poder seguir haciendo en el mundo las obras que Cristo empezó cuando estaba en la tierra. El poder del Espíritu se manifiesta a través de los cristianos en la operación de sus dones, para la edificación de la iglesia y para traer bendición a la humanidad.
A su vez, Satanás, el adversario imitador, organiza su propia “iglesia”, un cuerpo a través del cual pueda obrar el espíritu diabólico. Imita la obra de Dios por medio de espíritus engañadores. Falsifica los dones del Espíritu Santo. Aparenta dar bendiciones, pero se tornan en maldición y tragedia. Hasta señala en la Biblia los textos referentes a la obra legítima de Dios para defender la falsificación que él ofrece.
Todo esto tiene un efecto doble: 1) Hace que algunos caigan en el espiritismo, y 2) ahuyenta a otros de las manifestaciones genuinas del poder de Dios, porque las confunden con las imitaciones satánicas.


Imitación de los dones del Espíritu

Veamos cómo el diablo imita los dones del Espíritu Santo enumerados en 1 Corintios 12:1–12.
1. Palabra de sabiduría. Los espíritus dan consejos a través de los médiums.
2. Palabra de ciencia. Los espíritus revelan misterios y cosas ocultas. Algunos médiums reciben la facultad de diagnosticar la enfermedad del cliente.
3. Fe. Los adeptos tienen que ejercer fe en su “control” para desarrollar la facultad de médium y para hacer las maravillas que logran hacer. Por el ejercicio de su fe en los espíritus, los pueden ver, oír, sentir su toque, y recibir su dirección. Por fe caminan sobre las brasas y no se queman, son transportados por el aire y hacen otras cosas que parecen imposibles.
4. Dones de sanidades. Un ex médium que se convirtió y llegó a ser pastor evangélico relata que el espíritu que era su “control” le indicaba cuál era el problema de las personas que acudían a él y lo que tenían que hacer para efectuar la curación de su mal.
Muchos médiums practican la medicina bajo la dirección de espíritus que afirman haber sido médicos cuando vivían en la tierra. Algunos reciben dinero por estas obras. Otros dicen que es un don de Dios y no cobran nada en absoluto. Creen que están sanando a los enfermos por el poder del Espíritu Santo, y que de esta forma están cumpliendo con la voluntad de Dios.
5. Milagros. Ya hemos mencionado el triunfo sobre las leyes naturales mediante el poder espiritual.
6. Profecía. Así como el Espíritu Santo nos comunica el mensaje de Dios por labios de los cristianos que ejercen este don, los espíritus del reino de Satanás les transmiten a sus súbditos los mensajes de su máximo líder a través de los médiums espiritistas.
Hay una gran diversidad de espíritus. Los “espíritus oscuros” hablan obscenidades y terribles blasfemias contra Dios. Otros, como ángeles de luz, exhortan a una vida buena y bondadosa. Son tan expertos en imitar la obra de Dios que el apóstol Juan tuvo que advertirles a las iglesias: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).
7. Discernimiento de espíritus. Cuando Cristo estaba en el mundo, parte de su ministerio consistía en echar fuera a los demonios. Por el poder del Espíritu Santo, la iglesia sigue echándolos fuera (Marcos 16:17). Para esto, y para la protección de la iglesia contra los espíritus engañadores, Dios la ha provisto del don de discernimiento de espíritus, que es la capacidad para reconocer a los espíritus malignos.
El espiritismo también practica el exorcismo, o sea, el acto de echar fuera a los espíritus malignos. Un ex médium que ahora predica el evangelio, cuenta las luchas que el espíritu que está en el médium sostiene con el espíritu maligno para destruir su poder. Al respecto, hace recordar la experiencia de los siete hijos de Esceva relatada en Hechos 19:13–16.
Podemos preguntarnos: “¿Cómo es posible que los demonios echen fuera a otros demonios?” Cristo mismo enseñó al respecto que una casa dividida contra sí misma no puede permanecer firme. Aunque el exorcismo espiritista puede librar a una persona de la posesión de determinado demonio (o demonios), no la libra del dominio de Satanás. Al contrario, la hace más que nunca esclava voluntaria del espiritismo. Desde ese momento, para conservar la salud debe ser leal a los espíritus que la han librado. Esta liberación es muy distinta de la de Cristo, ya que Él libra a la persona de la influencia y del dominio satánico.
En cuanto al discernimiento de espíritus en el sentido de percibirlos y conocerlos, esta capacidad está muy desarrollada en el espiritismo. Muchos médiums son videntes; es decir, pueden ver a los espíritus. Lo triste es que están engañados en cuanto a la identidad de los espíritus engañadores con quienes se comunican. Aun Satanás se disfraza de ángel de luz.
8. Diversos géneros de lenguas. A veces un médium habla en un idioma desconocido para él mientras está bajo el control del demonio. A veces el “control” habla el idioma de la tierra donde dice que ha vivido. Muchos brujos y hechiceros de origen africano hablan en otras lenguas cuando “se les sube el espíritu” o “el santo”. Dicen por lo general que es un espíritu africano que habla un idioma africano mientras hace sus encantamientos.
Otros casos citados de esta manifestación incluyen el de un médium que trabajaba bajo el control de un espíritu que pretendía haber sido un médico francés. Hablaba perfectamente el francés y empleaba la terminología de la medicina. Todos sabían que el médium desconocía tanto el francés como la medicina. Se puede imaginar el efecto que esto tendría sobre un cliente que sabía francés y algo de medicina. Aunque los espiritistas toman estas manifestaciones como pruebas de su comunicación con los muertos, los evangélicos solamente las reconocemos como evidencias de que hay un poder espiritual que opera en el médium, pero creemos que el espíritu es un demonio y no un muerto.
Tales manifestaciones de lenguas satánicas confunden a muchos cristianos. Llegan a la conclusión de que todo don de lenguas procede del diablo. Se olvidan de que Satanás es el gran imitador de Dios. Según Pablo, entendemos que el poder del Espíritu Santo era señal para el incrédulo (1 Corintios 14:21, 22). Así sucedió en el día de Pentecostés, cuando una serie de hombres de distintas naciones oyeron hablar en sus propios idiomas las alabanzas de Dios (Hechos 2:4–11). Esto los convenció de la realidad del poder sobrenatural que llenaba a los discípulos. Satanás, el imitador, emplea esta manifestación para convencer a los incrédulos de la realidad del poder que obra en el médium.
9. Interpretación de lenguas. A. Milsom cita casos en que los médiums ejercitan esa facultad. Ocurre cuando ha habido un mensaje en otra lengua y después un espíritu da su significado a través del médium.


Sacrificios sangrientos

En el Antiguo Testamento vemos que Dios instituyó sacrificios de sangre para simbolizar el sacrificio de Cristo, quien habría de morir por los pecados del mundo.
Desde aquellos tiempos, el diablo ha incluido en el culto a los demonios los sacrificios sangrientos. Basta con subir por ciertos caminos a los cerros que rodean a la hermosa ciudad de Río de Janeiro. Llegará a un sitio donde encontrará una gran cantidad de cabos de velas, lazos rojos, manchas de sangre, cuchillos y restos de los sacrificios, tales como las patas y la cabeza de un cabrito.
Pregúnteles a los “devotos de Santa Bárbara” sobre los sacrificios sangrientos que ese dios africano disfrazado de santa católica les exige a sus fieles. En la película “Yo era brujo”, se ve cómo en Guatemala también se hacen sacrificios de sangre para invocar el poder de los espíritus.


El agua de purificación

Los judíos usaban con frecuencia el agua como purificación, para poner énfasis sobre la santidad de Dios y la necesidad de la limpieza física, moral y espiritual de los que se acercaban a Él.
En la imitación satánica llamada espiritismo, se le da mucha importancia al agua. Se ponen uno o más vasos de agua detrás de la puerta o en otros lugares para defensa contra espíritus malos que quisieran entrar. Se emplea agua en “el despojo” de una persona que es víctima de un hechizo. En algunos lugares, los espiritistas acostumbran echar agua a la calle cada mañana, pensando que así arrojan de la casa cualquier poder maligno que se hubiera infiltrado en ella. Algunos médiums ven la materialización del espíritu en un vaso de agua. Con frecuencia, el espiritista le responde al evangélico que le habla de la sanidad divina con las palabras: “Ah, sí; si se tiene fe, se puede sanar con cualquier cosa, aunque sea con un vaso de agua.”


Escritos inspirados

Los espiritistas citan 1 Crónicas 28:19 en defensa de su práctica de escribir o dibujar con la mano movida por el “control espiritual” y no por su propia voluntad. Podemos decir que el carácter blasfemo de algunos de sus “escritos inspirados” muestra su origen, que no puede ser el Espíritu Santo.


LOS FRUTOS DEL ESPIRITISMO

Como los espiritistas “refinados” afirman que su religión procede de Dios, citan textos bíblicos y manifiestan poderes espirituales, vamos a aplicarles dos pruebas: el examen de sus frutos y el estudio de su doctrina.
1. Colapso nervioso y mental. Con respecto a las manifestaciones del Espíritu Santo, la Biblia dice: “Este es el reposo … este es el refrigerio” (Isaías 28:12). La bendición del Espíritu Santo sobre una persona le da refrigerio, reposo y renovación de sus fuerzas físicas. En cambio, después de una sesión espiritista, el médium se encuentra agotado física y mentalmente. Según el testimonio de varias personas que antes eran médiums, el sistema nervioso no soporta por mucho tiempo la tensión que se le impone, y una buena proporción de médiums sufren colapsos nerviosos y mentales. Más aun, los que suelen ceder sus fuerzas mentales a los espíritus corren el peligro de caer en completa posesión de los demonios, de tal forma que pierdan totalmente su propio juicio. La locura es fruto muy común del espiritismo.
2. Temor. Cristo da su paz, pero el espiritismo llena a la persona de temores. Véase 2 Timoteo 1:7.
3. Celos e inmoralidad. Como al diablo le gusta destruir la felicidad humana, a veces los mensajes dirigidos a una mujer casada le aseguran que su esposo le es infiel, para sembrar la discordia en la familia. Otros recomiendan el amor libre, burlándose del carácter sagrado del matrimonio.
4. Suicidio. Se han cometido muchos suicidios como resultado de mensajes de los espíritus. El que imita al ser querido difunto, le asegura a la novia o a la viuda que la vida de ultratumba es bella y feliz. Lo único que le falta al difunto para colmar su felicidad es que se le una en ese paraíso la persona con quien habla. El resultado es un suicidio más.


DOCTRINAS DEL ESPIRITISMO

Las doctrinas de los diversos grupos son tan distintas que es imposible definirlas todas. En el “espiritismo sucio” de la magia negra se hace un pacto con el diablo y se hablan obscenidades contra Dios. Consideramos aquí las doctrinas de los grupos más “refinados” y la “Declaración de principios” adoptada por la Asociación Nacional de Iglesias Espiritistas.


La Biblia

ð No reconocen la Biblia como autoridad para la fe o doctrina. Basan su doctrina sobre las revelaciones. En la obra El A.B.C. del espiritismo preguntan: “¿Se basa en la Biblia el espiritismo?” y responden: “No. En lo que tiene de inspirada y cierta, la Biblia se basa en la mediumnidad y por consiguiente, el cristianismo y el espiritismo yacen sobre el mismo fundamento. El espiritismo no depende de ninguna revelación anterior para sus credenciales y pruebas.”

Para los cristianos es pura blasfemia el acto de poner las revelaciones del espiritismo al mismo nivel de la Palabra infalible de Dios. Las muchas evidencias de la inspiración divina de la Biblia nos hacen aferrarnos a la “palabra profética más segura” que tenemos en ella, rechazando las revelaciones satánicas y espurias del espiritismo (2 Pedro 1:19–21).


Dios

ð El manual espiritista declara: “Creemos en una Inteligencia Infinita … Por esto expresamos nuestra creencia en un poder supremo, impersonal, presente en todo lugar, que se manifiesta como vida mediante todas las formas organizadas de la materia, y al que unos llaman Dios, otros Espíritu, y los espiritistas llaman Inteligencia Infinita.”

Los evangélicos creemos que Dios es un ser personal que posee una inteligencia infinita. Al hablar con sus criaturas, tal como hablaba con Abraham con respecto a Sodoma, al airarse por la idolatría de Israel, al amar al mundo tanto que envió a su Hijo a morir por los hombres, muestra ser un Dios personal. Nos ama. Se interesa por cada uno de nosotros. La Biblia lo prueba.
Russell Spittler dice: “Los espiritistas sustituyen al propio Dios por uno de sus atributos. Hacen caso omiso de todos los otros atributos. Luego le dan este atributo a toda la creación, haciendo que todo sea un poco divino. Esto es panteísmo, herejía.”


Jesucristo

ð Los espiritistas creen que Jesús fue el mejor maestro, ejemplo y médium que el mundo haya conocido jamás. Creen en la divinidad de Cristo en el mismo sentido en que creen en la divinidad de todo ser humano. No lo reconocen como divino en un sentido único. Creen que Jesús era uno más entre varios salvadores o cristos que han venido al mundo cada cierto tiempo, mediante cuyas enseñanzas y ejemplos los hombres han podido hallar su camino. En la lista están Buda, Mahoma y Confucio. Dicen que Jesús conocía todas las bases fundamentales del espiritismo y las practicaba.

Los cristianos creemos que Jesucristo es el unigénito Hijo de Dios, eterno y coexistente con el Padre, y el único mediador entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5; Hechos 4:12), Él no consultaba con los muertos. La mayor parte de sus milagros se hacían a plena luz, al aire libre, y no mediante la invocación a un “control”. Jesús sólo oraba al Padre.
Los espiritistas niegan la verdad de todas las grandes enseñanzas de Jesús respecto al pecado, la redención, la resurrección y su segunda venida.
Si Él estaba equivocado en todas sus enseñanzas fundamentales, ¿cómo es posible que fuera “el mejor médium espiritista que el mundo haya conocido”?
Niegan la encarnación divina, la resurrección corporal de Cristo y su ascensión y regreso en forma personal. Dicen que Él resucitó sólo en espíritu y que ascendió a la sexta esfera espiritual. Su regreso ya tuvo lugar cuando hizo su aparición de iluminación espiritual.
La base fundamental del evangelio es la divinidad de Jesucristo, su sacrificio vicario por nuestros pecados, su resurrección corporal de entre los muertos y su regreso visible para llevarnos al hogar que Él ha ido a preparar para los suyos (Juan 1:1–4, 14; Mateo 1:18–23; Juan 3:14–21; Isaías 53:1–12; 1 Corintios 15:1–8, 14–23; Juan 14:1–6; Lucas 24:36–48; Hechos 1:9–11; Mateo 24:23, 27–31; 1 Tesalonicenses 4:16–17).


El Espíritu Santo

ð Algunos espiritistas hablan mucho del Espíritu Santo. Dicen que Él los inspira y opera a través de ellos. Emplean términos bíblicos, pero dicen que la creencia en la Trinidad es absurda. El Espíritu Santo es sólo otro nombre de la Infinita Inteligencia, el principio divino que habita en todo el universo.

Cristo hablaba del Espíritu Santo como una persona divina igual que el Padre y el Hijo, y enviado por ellos. Véase la doctrina de Dios en los capítulos sobre el judaísmo, el Islam y Sólo Jesús.


El pecado y la expiación

ð A. J. Davis, el “Juan Bautista del espiritismo”, combate vigorosamente el concepto de la expiación. Según él, debe considerarse esa doctrina como algo de tendencia inmoral.

ð A. Conan Doyle dice que nunca ha habido evidencia de la caída del hombre. Sin embargo, reconocen la existencia del mal y creen que hay una especie de purgatorio para los espíritus oscuros.

Los textos ya citados en párrafos anteriores muestran nuestra base bíblica para la doctrina de la expiación. Sabemos que “en Adán todos mueren” (1 Corintios 15:21, 22; Romanos 5:12).


La salvación

ð La “Declaración de principios” dice: “7. Afirmamos la responsabilidad moral del individuo. Él es quien hace su propia felicidad o infelicidad cuando obedece o desobedece las leyes físicas y espirituales de la naturaleza. 8. Afirmamos que la puerta a la reforma nunca se le cierra a ningún alma humana, aquí o en el porvenir.”

ð El alma del hombre es su cuerpo astral: Alrededor de nuestra tierra hay siete esferas espirituales. Las dos más bajas son una especie de purgatorio para las almas de los que han llevado una vida mala en la tierra. Las almas más puras van a esferas más altas. La mayoría de las personas van a la tercera esfera.

ð Mediante sus buenas obras a través de los años, las almas progresan de las regiones oscuras a las esferas de luz. Con el tiempo, todas llegan a las esferas superiores. No existen ni el infierno ni el cielo que describe la Biblia. El hombre se salva por sus obras, ya sea en esta vida o después de la muerte.

La Biblia enseña que nuestra salvación no es por obras, para que nadie se jacte, sino que todo es por la gracia de Dios (Efesios 2:8, 9; Romanos 6:23; Juan 3:16; 2 Corintios 5:21; Tito 3:5).

ð Algunos creen que tienen que reencarnar en el mundo y purificarse a través de varias vidas. Creen que Juan el Bautista era una reencarnación de Elías, y que el “nuevo nacimiento” es una reencarnación. Según su conducta en cada vida uno progresa hacia las esferas más altas. El blanco final es ser asimilado en lo infinito y perder por completo su personalidad individual.

En cuanto al significado del “nuevo nacimiento” (Juan 3:3–15), las Escrituras deben interpretarse a la luz de otros textos sobre el mismo tema. Pablo explica que, si alguno está en Cristo, “nueva criatura es” (2 Corintios 5:17; Gálatas 3:26). Esta nueva vida no viene de otro nacimiento físico, sino de un cambio radical de la naturaleza en la conversión (Romanos 8:12–16). Cristo habla en Mateo 18:2–4 del cambio de actitud necesario.
La reencarnación no concuerda de ninguna manera con la doctrina bíblica de la resurrección. Habría muchos cuerpos para cada alma; ¿cuál resucitaría? Además, la Biblia enseña que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después el juicio (Hebreos 9:27). La descripción del juicio no dice nada de que exista tal oportunidad de seguir reformándose (Apocalipsis 20:12–15; 21:8). El castigo es eterno, al igual que la vida más allá de la muerte también lo es (Mateo 25:46; Daniel 12:2).


EL TRATO CON LOS ESPIRITISTAS

Para conocer mejor lo que creen las personas con quienes usted trate, recomendamos un libro que identifica a varios grupos ocultistas y sus creencias: Ocultismo: ¿Fraude o realidad? por Josh McDowell y Don Stewart, Editorial Vida, 1988.
Los espiritistas dicen que Jesús era el mejor médium que haya existido, y que vino de la sexta esfera espiritual para enseñarles a los hombres el camino. Esto nos da un buen punto de partida en el trato con ellos. Sería bueno usar un Nuevo Testamento con las palabras de Jesús subrayadas en rojo, y obsequiárselo al espiritista. Así podrá saber más sobre el camino que Jesús trazó para nuestra salvación.
Para quienes viven en temor a los espíritus malos, el testimonio de nuestra paz y de nuestra liberación de estos temores será de gran importancia. El gozo del Señor en la vida es poderoso. Procure conseguir que lo acompañen a los cultos. Ore mucho por sus amigos espiritistas, recordando que nuestra lucha no es contra las personas sino contra los principados y potestades satánicos, “contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12, 13).
Recuerde siempre que el Espíritu Santo es más poderoso que todos los espíritus engañadores de Satanás. Es importante que estemos llenos del Espíritu Santo para combatir a las fuerzas diabólicas.
Hay muchos testimonios de cristianos que han echado mano de la promesa dada primero a Pedro y después a todos los discípulos: “Todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo” (Mateo 18:18; 16:19). La oración de fe en nombre del Señor Jesucristo puede atar a los espíritus malos impidiendo su obra.
Por ejemplo, en la ciudad de Camagüey, Cuba, en el año 1951, había muchos médiums espiritistas. Cuando se iba a empezar allí una campaña evangelística interdenominacional, el evangelista y los pastores y misioneros que iban a tomar parte en la campaña se unieron en oración para atar a todos los espíritus malos en la ciudad durante la campaña. Los propios médiums dijeron a sus clientes que durante la campaña no había ninguno de ellos en la ciudad que pudiera conseguir que “bajara su control” para hacer los trabajos acostumbrados. Antes de empezar la campaña, se le presentó a cierta médium su “control espiritual” y le dijo: “Los que echan fuera a los demonios vienen para acá, pero no me van a echar a mí; yo me voy ahora mismo.” Desde entonces no lo volvió a ver. Ella y toda su familia se convirtieron en la campaña.
Después de la campaña, cierta médium le mandó avisar a una cliente enferma: “Ya puede regresar para un tratamiento. Ha vuelto mi control y ahora puedo trabajar de nuevo.” La señora no tuvo necesidad de volver, pues en la campaña se había entregado a Cristo y Él la había sanado y salvado. Se pudieran multiplicar los testimonios de que la manifestación del poder genuino de Dios es el mejor remedio que hay contra la falsificación satánica.
En vez de discutir la posibilidad de comunicarse con los muertos, muéstreles que tal práctica ha sido estrictamente prohibida por el Señor. La misma cosa que hacen para conseguir la bendición de Dios, lleva a la perdición. No solamente los médiums, sino todos los que acuden a sesiones espiritistas y siguen sus instrucciones corren el peligro de la condenación eterna de la cual Jesucristo mismo habló. Estas prácticas son abominación para el Señor. Debemos exhortarlos a que busquen al Dios vivo, y no a los muertos (Isaías 8:19, 20; Deuteronomio 18:9–12; Levítico 19:26, 31; 20:27; Éxodo 22:18; Levítico 20:6; Gálatas 5:19–21; Apocalipsis 21:8).
Sobre la posibilidad de comunicación con los muertos se pueden citar Lucas 16:22–31; Filipenses 1:20–24; Apocalipsis 14:13; 2 Samuel 12:23; Eclesiastés 12:7; y 2 Corintios 5:6–8.
Es posible que le citen la aparición de Moisés y Elías en el monte de la transfiguración como una materialización de espíritus, y aseguren que en esa ocasión dejó de estar vigente la prohibición contra la comunicación con los muertos. Se les puede mostrar que Elías nunca había muerto, y muchos opinan que Moisés había resucitado y apareció en su cuerpo glorificado. La Biblia los llama “varones” y no “espíritus”. Véase Judas 9; Lucas 9:28–36.
Sobre todo, señáleles el camino de la salvación por el arrepentimiento y la fe en Cristo.
Entre los espiritistas hay muchos casos de poseídos por demonios, opresión diabólica, y diferentes grados en el poder que los espíritus ejercen sobre sus súbditos. Cuando los espiritistas llegan a los cultos evangélicos, a veces causan problemas y confusión. Parece que la presencia de Dios revuelve a los espíritus malignos. Gritaban los demonios ante Cristo y se quejaban de su venida, y la joven con espíritu de adivinación seguía a Pablo dando voces. Así en los cultos la bendición de Dios a veces provoca una reacción violenta de parte de las personas endemoniadas que están presentes. Si es posible, es bueno hablar con la víctima cuando no está de lleno bajo el ataque satánico. Si tiene uso alguno de su razón, se debe animarla a poner su fe en Cristo y pedirle que la libre.
A veces alguien que participa en el espiritismo da un “mensaje profético” destinado a sembrar error y confusión. Para tal caso el apóstol Juan recomienda “probar los espíritus” (1 Juan 4:1–3). ¿Confiesa el “profeta” que Jesucristo es el Hijo de Dios venido en carne?
Otra prueba que se emplea cuando hay manifestaciones de origen dudoso es pedirle a la persona que repita: “La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Los demonios se niegan a reconocer el poder de la sangre de Cristo.
Por supuesto, el diablo no quiere perder a sus víctimas y luchará por retenerlas, pero Dios es más fuerte que él. Por lo tanto, tomemos sobre el diablo la autoridad que fue comprada para nosotros en el Calvario. Busquemos la plenitud continua del Espíritu Santo, y proclamemos la libertad que hay en Cristo. Echemos fuera los demonios en nombre del Señor Jesucristo, pues Él ha venido para poner en libertad a los cautivos de Satanás (Marcos 16:17). “Estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios.”
Esto forma parte de la comisión que Jesucristo dio a la iglesia, y se cumple múltiples veces hoy en campañas evangelísticas en muchos países. Ejemplo es el avivamiento en Argentina que empezó en 1983 y continuaba en la década de los años noventa. Bajo el ministerio del evangelista Carlos Annacondia y otros, millares de personas atrapadas por el espiritismo han sido libradas del poder demoniaco.
No es raro que los demonios persigan a un espiritista que acaba de convertirse al evangelio, golpeándolo, infundiéndole temor y tratando de hacerlo volver a estar bajo su control. Los nuevos convertidos deben refugiarse bajo la sangre de Cristo y reclamar sus méritos para ser librados de todo poder satánico. Deben deshacerse en seguida de todos los amuletos, encantamientos, vasos de agua para los espíritus, altares, y demás objetos que pertenecen a su vida antigua. A veces ha sido necesaria una visita de parte del pastor y de otros obreros de la iglesia para orar en su casa y consagrarla a Dios para que no siga siendo lugar propicio a la manifestación de demonios.
Oremos por el nuevo convertido que reciba pronto el bautismo en el Espíritu Santo y no le suceda lo de Lucas 11:24–26.


AVISOS EN EL CAMINO

“En los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). El aumento del espiritismo y de la actividad demoniaca que se observa en estos tiempos es una de las señales de los últimos tiempos. También por esto, Dios le está dando a su iglesia una nueva unción en el Espíritu Santo.
El discernimiento de espíritus es uno de los dones del Espíritu Santo. Hoy es una bendita realidad que “los que creen … echarán fuera demonios” en el nombre del Señor Jesucristo. Muchas personas testifican que han sido liberadas del poder demoniaco.
Pero aquí hace falta poner un aviso en el camino. Algunos predicadores les atribuyen al diablo o a los demonios la causa inmediata de toda enfermedad y empiezan a “echar fuera los demonios”, tanto de creyentes como de inconversos. Esto trae mucha confusión. ¿Cómo pueden estar los demonios en los creyentes? Si no sanan, ¿será porque no son salvos, o porque están llenos de demonios? La confusión y las dudas ocasionadas así pueden dejar al enfermo en un estado peor que antes. Es verdad que algunas enfermedades son aflicciones puestas sobre los creyentes por Satanás (como en el caso de Job); pero muchas provienen de causas naturales, como el descuido en los principios de higiene y de salud. Debemos tener presente que aunque los demonios pueden afligir a un creyente entregado a Cristo, no pueden morar en él.
Es cierto que estamos en lucha contra poderes satánicos, pero hablar constantemente acerca de los demonios tiende a provocar un estado de temor y nerviosismo similar al de los espiritistas. Quitemos la vista de las fuerzas malignas y pongámosla en Dios, nuestro amparo y fortaleza, nuestro Padre cuyo poder infinito excede al de todas las huestes satánicas.
En las curaciones sobrenaturales obradas por los espiritistas, se pone énfasis en el poder del médium y del espíritu que opera a través de él. En nuestros cultos debemos dirigir la fe hacia Dios, y no hacia la persona que ora por los enfermos. Evite todo exhibicionismo en la oración por los enfermos. No hablemos del evangelista como si fuera un médium poderoso, sino de lo que Dios está haciendo. En los anuncios de una campaña evangelística, en la predicación, los testimonios y la oración por los enfermos, dirijamos la fe hacia Dios, y démosle a Él la gloria.


PREGUNTAS Y ACTIVIDADES

        1.      Si hay alumnos convertidos del espiritismo, relaten su experiencia, qué los atrajo al evangelio y cualquier recomendación para el evangelismo.
        2.      ¿Qué opina usted sobre la asistencia a una sesión espiritista sólo con el fin de conocerla? ¿Qué peligro encierra?
        3.      Investiguen en los libros disponibles y den informes en la clase a medida que se traten los aspectos del espiritismo.
        4.      Busquen en comentarios bíblicos lo que dicen de 1 Samuel 28:8–19.
        5.      Escriban de memoria en la pizarra siete formas de espiritismo mencionadas en la Biblia. Expliquen cómo se practican ahora.
        6.      Comenten los alumnos sobre las organizaciones espiritistas en su país y la variedad de actividades que realizan.
        7.      ¿Por qué no piden los evangélicos que se les diga la suerte ya sea a un médium, un quiromántico, un cartomántico o un astrólogo?
        8.      Conversen sobre la lectura del horóscopo para cada día.
        9.      ¿Qué atracción tiene el espiritismo para las personas?
        10.      ¿Cómo explicar las aparentes manifestaciones de los difuntos?
        11.      ¿Cómo imita Satanás la obra de Dios en esta época?
        12.      Citen dos efectos de las falsificaciones satánicas.
        13.      Escriba en la pizarra los nueve dones del Espíritu Santo citados en 1 Corintios 12:1–12. ¿Cómo los imita el diablo?
        14.      ¿Qué imitación hay en cuanto a los “escritos inspirados”?
        15.      Citen cuatro frutos del espiritismo y contrástelos con los frutos, o efectos, del Espíritu Santo en la vida del cristiano.
        16.      ¿Cuál es la doctrina espiritista respecto a la Biblia?
        17.      Compare con la Biblia lo que dicen los espiritistas respecto a Dios, Jesucristo, el Espíritu Santo y la salvación.
        18.      ¿Qué enseña la Biblia respecto a la reencarnación?
        19.      ¿Qué punto de contacto podemos usar para el evangelismo con los espiritistas?
        20.      Hagan una representación en la que un evangélico, en sus visitas a los hogares, se encuentra con un médium espiritista.
        21.      Cite tres textos sobre el consultar a los muertos.
        22.      Oren por los espiritistas.
        23.      Si es posible, exhiba la película “Yo era brujo”.
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