miércoles, 5 de agosto de 2015

Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


La autoridad de Jesús
Mateo 8
¡SÍGUEME!

Mateo 8:22 Jesús le dijo:  Sígueme;  deja que  los  muertos entierren a  sus muertos.

Esta fue una de las primeras expresiones que impactaron mi vida cristiana, escuchar a Jesús decir imperativamente ¡Sígueme!. Obviamente es una orden. ¿Pero de qué tipo?. Sabemos que Jesús es un Señor, y esto implica que lo que dijo fue más una demanda que una orden, algo que debemos hacer sin peros, sin cuestionar, sin discutir, sin argumentar.
“¡Sígueme!”. El modo imperativo de esta expresión, está indicando que la misma es una orden directa del Señor Jesús, tanto como lo dice un amo a sus esclavos o un patrón a sus empleados ¡Sígueme!, y no hay una explicación del porque, no se especifica un destino, sólo se le sigue, y llegado a destino se especifica lo que debe hacer.

Ahora  bien,  la  orden  ¡Sígueme!  no  acepta  contravenciones,  no importa lo que estés haciendo, nada hay más importante que llevar a cabo esa orden. Cuando Jesús dijo, “deja que los muertos entierren a sus muertos” está diciendo que no importan los sentimientos, no importa tu estado emocional, las costumbres, no importa nada, hay que dejar todo, absolutamente todo y Seguirle.

Mateo 9
9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Ahora una vez más, pero esta vez a un hombre que estaba trabajando normalmente.
Evidentemente al Señor no le importa lo que estés haciendo, si trabajando, si pasando por alguna situación sentimental, si alguna crisis o aún estando en tu mejor momento. Fíjense; Cuando le dio la orden a Mateo, este estaba trabajando, Jesús no espero hasta su salida, no hizo fila para llegar a su mesa, pasó le miró y dijo: ¡Sígueme!. Y Mateo no tiene muchas opciones, Jesús dio la orden y ya estaba partiendo, no se puso a esperar a Mateo, fue Mateo quien dejó todo y le siguió.

Lucas 5
28 Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.
Imaginen la escena, Mateo se levanta y la gente que estaba haciendo fila para pagar sus impuestos comienzan a criticar y a pedirle a Mateo que no abandone su puesto de trabajo “¡Hey, volvé!”, y si hubiera estado algún pariente, quizás su esposa le estaría diciendo: “¡¿Qué estás haciendo?!, porqué abandonas tu trabajo?, con qué nos mantendremos?, con qué vas a pagar la escuela de tus hijos?, porqué sigues a ese hombre que no tiene ni donde reposar su cabeza?”

¡Sígueme!, esta orden se reitera muchas veces en las Escrituras: 

Juan 1
43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.

Mateo 19
21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

Juan 21
19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

Cuando el Señor llamó a sus discípulos les dijo a cada uno de ellos con autoridad ¡Sígueme!, era una orden, y así se debe predicar el Evangelio. Jesús nunca pero nunca pregunto si le querían seguir, nunca dijo “levante la mano el que quiera seguirme”, tampoco ofreció opciones o alternativas para que le sigan, tampoco les decía “el que me siga recibirá perdón, salvación, paz, prosperidad, vida eterna”; Nunca, pero nunca hizo promesas o propagandas para que le siguieran. Simplemente les miraba a los ojos y les decía
¡Sígueme!.

Cuando se presenta el Evangelio a una persona se le debe mostrar esta orden del Señor, Jesús te demanda ¡Síguele!, no hagas falsas promesas, no le prometas nada, dile que Él es el Señor y que en Él está la Vida, en Él está todo lo que uno necesita para servirle a Él.
Obviamente seguir a Jesús tiene costo, pero nada, absolutamente nada es mejor que seguir a Jesús.

Mateo 19
20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
¡SÍGUEME!, ante una orden así solo tienes dos alternativas, o le sigues o NO le sigues, cumples la orden o NO la cumples.

Los discípulos le obedecieron, el joven rico no pudo; Puede que haya reconocido a Jesús, esperaba que este le justifique, “una cosa te falta para heredar la vida eterna”, pero no pudo soportar el pedido del Señor, el amor al dinero, las posesiones que el mundo le había dado, su estatus, su avaricia, su afán no le permitía renunciar por lo que tanto había luchado y se fue entristecido (Mr 10:17:31).

El Evangelio y Jesús mismo son una disyuntiva a nuestra vida y a nuestra personalidad, cuando Él habla su autoridad se manifiesta con su Palabra. Se pueden imaginar a Pedro, Jacobo, Natanael, Felipe, personas de carácter muy fuerte dominantes ante la orden de Jesús ¡Sígueme!. 

Es evidente que para que le siguieran tuvieron que quebrarse interiormente, preguntándose ¿Quién es éste para que le siga?, ¿Por qué me trata así?. Una cosa es cierta, ante la orden que se le ha dado solo tienen dos alternativas.

Mateo 11
12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

La violencia interior de una persona frente a la orden de Jesús, su lucha, su mirada, todo en cuanto puede pensar y en pocos segundos se define si es hijo de Dios o no, si puede ser esclavo de Cristo o seguir siendo esclavo del mundo.

Ahora bien, cuando le seguían Jesús les decía que nadie era digno de seguirle sin antes abandonar todo lo que tenía para estar a su servicio.

¿Qué significa y que costo tiene seguir al Señor Jesús?
Hacemos esta meditación, porque muchos que se dicen y afirman ser cristianos piensan que lo son por el solo hecho de haber “aceptado a Jesús en su corazón” a pesar de que siguen en los deseos de su corazón, o son cristianos porque han “hecho una oración de fe” aunque no viven por fe, sino que viven de la carne y para la carne.

A causa de las pésimas predicaciones de las religiones supuestamente cristianas (católicos, protestantes evangélicos, testigos, mormones, etc con sus denominaciones y derivados) se ha perdido el verdadero valor de lo que significa ser cristiano.

La mayoría piensa que uno es cristiano, porque tiene a Jesús de su parte, y piensan así porque estiman que Jesús vino para ayudarles con sus situaciones y problemas, estiman que Jesús nació en este mundo en un pesebre y sufrió muriendo humillado en una cruz, para ayudarles a cumplir sus metas mundanas (estudio, profesión, trabajo, bienes, propiedades, bienestar, prosperidad), esto es lo que predican las religiones actuales, todos esos seudos cristianos que solo hablan de dinero y prosperidad.

El Señor Jesús NO vino para ayudarnos con nuestras situaciones problemáticas, no vino para ayudarnos a conseguir metas humanas, mucho menos para obtener cosas o disfrutar del mundo, sino todo lo contrario, porque todo lo que es del mundo está gobernado por el maligno (1 Jn 5:19).

Lucas 14
33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

¿Porqué hay que renunciar a lo que poseemos?
Porque nada de lo que el mundo brinda es digno de Dios. Todo lo que el mundo ofrece está basado en la injusticia, en la mentira. La cultura del mundo es una mentira y una injusticia, los objetivos del mundo son mentiras e injusticias, el dinero y las riquezas son una mentira, una ilusión, una injusticia. Y toda injusticia sufrirá la ira de Dios y es por eso que debemos arrepentirnos de buscar cosas injustas que el mundo ofrece y debemos buscar la Verdad, seguir la Verdad, la cual es Cristo “Yo Soy el Camino la Verdad y la Vida” (Jn 14:6) y todo fuera de Él es pecado, es injusticia, es condenación; 

¿Se entiende entonces la incompatibilidad de las cosas del mundo frente al Reino de Dios?. Jesús siendo hombre no buscó lo que el mundo ofrecía sino buscó hacer la Voluntad del Padre.

Romanos 2
5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;

Jesús siendo hombre, no buscó bienes terrenales, ni beneficios, rechazó todo lo que satanás le ofreció Jesús dijo “¡Vete satanás!” (Mt 4:10), significa, “no me interesa tu mundo”, “no te necesito para vivir”. “Les enseñaré a vivir sin las cosas del mundo, les enseñaré a vivir por la Fe en Dios”; 
“mas buscad el Reino de Dios y su justicia” (Mt 6:32-33).

Lucas 9:
57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 
58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del      Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Con esta expresión de Jesús queda más que claro que seguir a Jesús no tiene garantías carnales, no le seguimos para conseguir cosas materiales o beneficios carnales o mundanos, no le seguimos para autosatisfacernos, le seguimos porque queremos los beneficios Espirituales y eso solo lo entienden lo que buscan Vida Eterna, los que buscan inmortalidad, pero los que quieren vivir en este mundo no entenderán jamás el Evangelio y en muchos casos solo vivirán una vida religiosa justificando una vida pecaminosa para terminar lamentablemente en condenación.

Entonces, ser cristiano NO se trata de nuestros logros, no se trata de alcanzar metas impuestas por el mundo, se trata de seguir a Jesús, de hacer lo que Él hizo, de hacer la Voluntad del Padre (Mt 12:50; 7:21; Lc 11:2).

Seguir a alguien, es andar por el camino del que guía, ¿para qué?, para llegar a donde el Guía quiere llevar. Seguir a Jesús implica que me dispongo a recorrer el Camino de Jesús para alcanzar lo que Jesús alcanzó. Los discípulos de Jesús así lo entendían:
1 Juan 2:6      El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 Pedro 2:21  Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por                                      nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;

Miren sus vidas, ¿están siguiendo a Jesús? o ¿están siguiendo sus propios caminos?.

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