miércoles, 16 de septiembre de 2015

...El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







La lucha contra huestes de maldad - Guerra espiritual
Nos preparamos para enseñar y actuar
Mateo 13: 3-9
3Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 8Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 9El que tiene oídos para oír, oiga.
Reina Valera Revisada (1960). 1998. Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

Argentina es un buen escenario para empezar a explicar lo que es la guerra espiritual.
Considero tres naciones de mucha importancia para mí.
     Aquellas que están experimentando en este momento el mayor derramamiento del poder del Espíritu de Dios: China y Argentina.
     Las prioritarias en mi agenda de ministerio personal: Japón y Argentina.
     Naciones del Tercer Mundo que están haciendo actualmente contribuciones especificas al cristianismo del Mundo Occidental: Corea en la oración y Argentina en la guerra espiritual.
Si viajamos  a Argentina para tener un testimonio de primera mano y participar en lo que equivale a un laboratorio sobre la relación entre la guerra espiritual a nivel estratégico y la evangelización. Para nosotros Argentina ha sido la vanguardia de un experimento altamente significativo que nos ha ayudado a aprender más acerca de las dimensiones espirituales de la evangelización mundial.
TRES NIVELES DE GUERRA ESPIRITUAL

Según veo desplegarse el cuadro mundial, el año 1990 marcó el comienzo de un ascenso rápido del interés a través de las líneas denominacionales, por la guerra espiritual, particularmente por lo que a mí me gusta llamar «guerra espiritual estratégica».

Una vez dicho y hecho todo, hay probablemente muchísimos grados discernibles de guerra espiritual. En este momento, sugiero tres niveles generalizados sobre los cuales existe un consenso bastante amplio entre los líderes cristianos que se especializan en esta clase de ministerio. Comprendo que cada uno de dichos niveles es susceptible de varias subdivisiones, y que se solapan entre sí considerablemente por las líneas más bien delgadas que los separan. Sin embargo, me ha sido de ayuda distinguir los siguientes:
1.     Guerra espiritual al ras del suelo
Se trata del ministerio de echar fuera demonios. La primera vez que Jesús envió a sus 12 discípulos, «les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera» (Mateo 10:1). Cuando los setenta a quienes el Señor mandó en Lucas 10, volvieron de su misión, le dijeron con gran gozo: «Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre» (Lucas 10:7). Cuando Felipe evangelizó Samaria «de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces» (Hechos 8:7). Todos estos son casos de guerra espiritual al ras del suelo.

Esta clase de guerra espiritual es la variedad más corriente que encontramos en el Nuevo testamento y la más comúnmente practicada por los cristianos en el día de hoy. Los grupos e individuos comprometidos en «ministerios de liberación» en general están librando una guerra espiritual al ras del suelo. En tiempos modernos hemos visto bastante de esto en los Estados Unidos, particularmente entre los pentecostales y carismáticos, y misioneros de todas las filiaciones han vuelto de los campos de misión con relatos referentes a ello. En ciertas partes del mundo, como la India, la mayoría de los convertidos en algunas iglesias de pueblo han sido liberados de malos espíritus. A lo largo y ancho de países como China, Nepal o Mozambique, el evangelismo eficaz es casi inconcebible sin que vaya acompañado de un ministerio de liberación.

La mayoría de los libros acerca de la guerra espiritual que hay en las librerías cristianas tratan de la guerra al ras del suelo. Y aunque sean relativamente nuevos para algunos de nosotros, los ministerios de liberación llevan ya tiempo a nuestro alrededor y un buen número de líderes cristianos, aunque en mi opinión no los suficientes, han adquirido considerable experiencia en este campo.

2.     Guerra espiritual en el nivel del ocultismo
Parece evidente que hay un cierto tipo de poder demoniaco que obra a través de los chamanes, los canalizadores de la Nueva Era, los curanderos, las brujas y los magos, los sacerdotes satanistas, los llamados adivinadores, etc. Dicho poder es substancialmente distinto de los demonios ordinarios que pueden causar dolores de cabeza, disputas matrimoniales, ebriedad o escoliosis.
Cuando el apóstol Pablo estaba en Filipos, una adivinadora le importunó durante varios días hasta que por fin echó fuera de ella al espíritu. Aparentemente esto era algo diferente de los demonios corrientes, ya que aquello causó tal conmoción política que los misioneros fueron encarcelados (véase Hechos. 16:16–24).
No hace muchos años, los cristianos de los Estados unidos eran bastante ignorantes acerca de esta actividad espiritual en el nivel del ocultismo. Algunos ni siquiera parecían prestar mucha atención al hecho de que Nancy y Ronald Reagan utilizasen en Washington a un astrólogo como consultor para la toma de decisiones a nivel presidencial. Y la incidencia de que el gobernador Michael Dukakis hubiera nombrado a una mujer como «bruja oficial del estado de Massachusetts» puede no haber sido una de las principales razones por las cuales los evangélicos no votaron por él para presidente. Pocos en esa época tenían mucha información acerca de la guerra espiritual en el nivel del ocultismo.
Sin embargo las cosas están cambiando. Resulta asombroso saber que el número de brujas inscritas en Alemania excede al de clérigos cristianos. Un misionero en Francia cuenta que más franceses enfermos consultan a médicos brujos que a los especialistas en medicina. No es fácil tener datos concluyentes, pero con toda probabilidad el movimiento religioso que más está creciendo en América es la Nueva Era.
En un sentido real Jesús vino a destruir las obras del diablo. Esto fue solo una manera para lograr la meta final que era buscar y salvar lo que se había perdido.
Libros excelentes sobre el tema, como Understanding the New Age, [Entendiendo la Nueva Era] de Russell Chandler (Word Inc.), Supernatural Faith in the New Age, (La fe sobrenatural en la Nueva Era] de Paul McGuire (Whitaker House) y Evangelizing the New Age [Evangelizando la Nueva Era] (Servant Publications), están elevando nuestro nivel de conciencia y preocupación acerca de la guerra espiritual en el nivel del ocultismo. La cubierta de Christianity Today correspondiente al 29 de abril de 1991 representa al poder demoníaco descendiendo a la tierra desde una luna llena, y el libro The Satanic Revival, [El renacimiento satánico] de Mark I. Bubeck (Here’s Life Publishers), documenta gran parte de lo que está sucediendo en los Estados Unidos y ofrece sugerencias para la acción de los cristianos.
3.     Guerra espiritual a nivel estratégico
En este nivel nos enfrentamos a una concentración todavía más siniestra de poder demoníaco: los espíritus territoriales. En la epístola a los Efesios, Pablo escribe: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes« (Efesios 6:12). Nada en este versículo indica que una o más de estas categorías encajen en la descripción de espíritus territoriales, pero muchos, incluyéndome a mí, piensan que tal cosa es muy probable. (Trataré el tema más adelante.)
Un relato bíblico claro de guerra espiritual a nivel estratégico lo tenemos en Apocalipsis 12, donde se nos dice: «Hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles» (v. 7). Esto es algo bastante diferente a tratar con el ocultismo o echar fuera un demonio de lujuria.
Indudablemente el acontecimiento más influyente que ha estimulado el interés por la guerra espiritual ha sido las publicaciones de las dos novelas de Frank Peretti, This Present Darkness [Esta patente oscuridad] y Piercing the Darkness [Penetrando la oscuridad, Crossway Books]. Muchos cristianos que no habían pensado apenas en la posibilidad de que los sucesos que moldean la sociedad humana pudieran guardar relación con las luchas entre poderosos seres espirituales, hablan ahora abiertamente de tal probabilidad. De hecho, aunque saben la diferencia, muchos leen This Present Darkness [Esta patente oscuridad] más como un documental que como un relato de ficción algo extravagante.

La expulsión del gobernador de Adrogué
El suburbio de clase media alta llamado Adrogué, en Buenos Aires, había experimentado poca evangelización eficaz. Muchos lo habían intentado, pero sin conseguirlo. La mayoría de las iglesias protestantes establecidas en Adrogué habían luchado y terminado por cerrar sus puertas. Se trataba de un camposanto de fundadores de iglesias.
Entre los supervivientes estaba una iglesia bautista, que después de setenta años tratando de evangelizar Adrogué contaba sólo con setenta miembros. Y lo más preocupante todavía era que ninguno de esos setenta miembros residía en la localidad. Nadie recordaba que se hubiera convertido nunca ningún residente de Adrogué.
El pastor Eduardo Lorenzo había aceptado un llamamiento a esa iglesia en 1974. Era un dirigente dinámico que aplicaba los principios del crecimiento de la iglesia, y en trece años, hasta 1987, vio aumentar la congregación de 70 a 250 miembros. Aun así, pocos de esos miembros vivían en Adrogué.
En 1987 comenzó una ola de crecimiento, y cuando visité aquella iglesia en 1990, había pasado la marca de los 600 miembros y construido un nuevo auditorio que tenía capacidad para 2.000. A mediados de 1991 ya asistían 1.000 personas a la iglesia, y Eduardo Lorenzo me dijo: «¡Si para 1993 no llegamos a los 2.000 miembros será porque no lo estaremos intentando!»
¿Qué sucedió en 1987? ¿Cómo se convirtió la evangelización mediocre en evangelización eficaz?
La respuesta está en la aplicación de la guerra espiritual a nivel estratégico en primera línea. Esto no aconteció ni rápido ni fácilmente. Como muchos de nosotros, Eduardo Lorenzo no había sido enseñado en ningún tipo de guerra espiritual. Algunos de sus profesores de seminario consideraban el hecho de enfrentarse a lo demoníaco como un asunto de los pentecostales, pero fuera de lugar para los bautistas respetables.
Viniendo de ese transfondo, Lorenzo necesitó varios años para llegar a la raíz de las dificultades existentes en la evangelización de Adrogué y comprender sus dimensiones espirituales.
Cara a cara con un demonio
Todo comenzó a principio de la década de los 80, cuando el pastor Lorenzo se vio enfrentado con una mujer endemoniada. Aunque se sentía completamente inadecuado para ello, reprendió al demonio en el nombre de Jesús. ¡El demonio salió y la mujer fue liberada! Esto no lanzó a Lorenzo a un ministerio continuo de liberación, pero sí avivó su interés en el tema. En aquel tiempo, uno de los miembros de su iglesia viajó a los Estados Unidos y aprendió algunas cosas acerca de la guerra espiritual, las cuales transmitió a la congregación a su regreso. Lorenzo patrocinó dos seminarios sobre guerra espiritual en su iglesia: uno de los cuales fue dirigido por Edward Murphy, de Overseas Crusades, y el otro por John White, el conocido siquiatra cristiano y escritor del Canadá. El proceso de reequipamiento de la congregación estaba en marcha.
Poco después la batalla comenzó en serio y el enemigo intentó infiltrarse en la iglesia. Se descubrió que una mujer, la cual fingía haberse convertido a Cristo, era un agente encubierto de las fuerzas demoníacas que dominaban Adrogué. Los demonios empezaron a manifestarse abiertamente en los cultos. Satanás estaba contraatacando e intentando intimidar a los creyentes. Según explica Eduardo Lorenzo: «Satanás se sentía contento si podía mantener a aquella pequeña iglesia bautista dando vueltas y más vueltas. Había cegado eficazmente al evangelio las mentes de los inconversos de Adrogué. Alo largo de los años varias congregaciones más habían sido destruidas. Ahora nosotros mismos estábamos experimentando su ataque directo».
Por medio de un largo proceso de oración, ministerio y discernimiento, Lorenzo y los dirigentes de su iglesia identificaron por fin al principado demoniaco más importante que controlaba Adrogué. Descubrieron incluso el nombre de este espíritu territorial. Sintiendo que había llegado el momento de Dios para la última batalla, reclutaron a un equipo de 35 ó 40 miembros de la iglesia los cuales se comprometieron a pasar desde el lunes hasta el viernes de una determinada semana en ayuno y oración. El viernes por la noche, doscientos creyentes casi toda la congregación se unieron a ellos para interceder a nivel estratégico, y tomaron autoridad sobre el principado que dominaba la ciudad y sobre las fuerzas demoníacas menores.
Aquella noche, a las 11:45, los que oraban sintieron de un modo colectivo que algo se rompía en el ámbito espiritual, y supieron que la batalla había terminado. El espíritu malo se había ido y la iglesia comenzó a crecer. No sólo la membresía se triplicó en poco tiempo, sino que ahora el 40 por ciento de la misma es del mismo Adrogué. ¡El año de la victoria fue 1987!
El declinar de Argentina
Con toda probabilidad, lo que sucedió en Adrogué en 1987 no hubiera sucedido en 1977—diez años antes. De todas las naciones de Latinoamérica, Argentina, juntamente con otras como Uruguay y Venezuela, no había experimentado el rápido crecimiento de las iglesias protestantes o evangélicas tan característico de todo el resto del continente. Argentina había sido muy conocida como indiferente o resistente al evangelio. A excepción del impacto extraordinario que tuvo la campaña evangelística de Tommy Hicks a principios de los años 50, el movimiento evangélico en Argentina había estado relativamente estancado.
Sin embargo, un cambio espectacular acaeció en 1982 con la guerra contra Gran Bretaña por la posesión de las Islas Falkland, cuando Argentina trató sin éxito de ocupar las Islas Malvinas, como ellos las llaman. La victoria británica produjo un cambio radical en la sicología social de Argentina, que había conseguido la reputación poco envidiable de ser el pueblo más orgulloso de Latinoamérica. Su orgullo nacional quedó hecho añicos. Muchos se volvieron resentidos. La Iglesia les había fallado, los militares les habían fallado, el peronismo les había fallado. ¡Estaban listos para probar algo nuevo!
Pero la base del orgullo argentino se había ido erosionando en forma grave desde mucho antes de 1982. En otro tiempo la décima potencia económica mundial, Argentina, que alardeaba de tener un nivel de vida superior al del Sur de Europa, era considerada justamente por muchos como la joya de Sudamérica. Juan Domingo Perón tuvo grandes ambiciones para el país mientras fue su dirigente político, durante buena parte de las décadas de los 50 y 60. Pero una vez que la influencia de Perón comenzó a desvanecerse a comienzo de los años 70, éste se vinculó con un poderoso curandero, José López Rega, conocido popularmente como el brujo. López Rega sirvió bajo Perón como ministro de Bienestar Social, y después de la muerte de éste, como consejero principal de su tercera mujer, Isabel Perón, durante los dos años que ella ocupó la presidencia.
El brujo logró levantar un monumento público a la hechicería (desmantelado más tarde) y muchos dicen haberle oído maldecir abiertamente a la nación cuando perdió el poder tras el golpe militar de 1976.
Obviamente los principados y las potestades del mal sobre Argentina lo estaban pasando de maravilla, ya que su misión consiste en hurtar, matar y destruir, y estaban haciéndole todo eso y más a uno de los mejores países del mundo.
El espiritismo, procedente sobre todo de Brasil, comenzó a inundar la nación. Bajo el gobierno de los militares, miles según algunos incluso decenas de miles de sospechosos políticos «desaparecieron» para siempre. Muchos de sus cuerpos ha sido descubiertos recientemente en remotas fosas comunes. Argentina, la que en otro tiempo fuera la décima potencia económica mundial, se encuentra ahora en el décimo lugar empezando desde abajo según algunas estimaciones.
No es extraño, por lo tanto, que el país esté maduro para el mensaje del evangelio. Como es de esperarse, en tal vacío espiritual, y rodeados de una miseria social tan grande, casi cualquier cambio es considerado por muchos como un giro a mejor. El poder de la brujería sigue creciendo. En medio de cada dos casas en toda una manzana, hay tiendas con escaparates que exhiben artefactos de ocultismo. Las sectas falsas como el mormonismo están experimentando un rápido crecimiento. Un enorme y adornado templo mormón domina la carretera que une el aeropuerto de Ezeiza con Buenos Aires. Y según la revista Somos, el presidente, Carlos Menem, consultaba regularmente con una «bruja personal» llamada Ilda Evelia que le aconsejaba desde hace 28 años y cita también las siguientes palabras de un alto cargo del gobierno: «La verdad es que la mayoría de nosotros consultamos con brujas, y lo hacemos muy a menudo».
Vitalidad espiritual
Aunque gran parte de Argentina todavía lucha con el dominio de los gobernadores de las tinieblas, la luz del evangelio de Cristo está progresando más que nunca en la historia. Dios está levantando una compañía de dirigentes espirituales argentinos de primer orden y los está utilizando para abrir «sus ojos [de los argentinos], para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados» (Hechos 26:18).
J. Philip Hogan, hasta hace poco director ejecutivo del Departamento de Misiones Exteriores de las Asambleas de Dios, sabe mejor que nadie lo que Dios está haciendo en el mundo. Sus viajes internacionales le han llevado multitud de veces a Argentina a lo largo de muchos años. Hogan está asombrado de lo que ahora ve en aquel país, y expresa: «Argentina se encuentra en medio de un avivamiento absolutamente soberano y desconocido hasta ahora en su historia. Conozco iglesias de las cuales han sacado los asientos para poder apiñar a más gente dentro».
Edgardo Silvoso, de Harverst Evangelism, uno de los principales expertos en el movimiento cristiano en Argentina, dijo en 1987: «La iglesia en Argentina ha crecido más en los últimos cuatro años que en los cien anteriores».
Los «cuatro años» de Silvoso se remontan a 1984, cuando el evangelista Carlos Anacondia llevó a cabo su primera gran campaña en la ciudad de La Plata. Muchos observadores utilizan esa fecha cuando hablan del comienzo del actual derramamiento de vitalidad espiritual en Argentina.
Carlos Anacondia
Carlos Anacondia era un cristiano comprometido, propietario de una fábrica de tuercas y tornillos de Quilmes, en las afueras de Buenos Aires, cuando Dios lo llamó al ministerio evangelístico. Probablemente no fue mera coincidencia que el mismo día de 1982 en que él iniciaba su primera campaña pública, los británicos hundieran el acorazado General Belgrano en la Guerra de las Malvinas. En aquel entonces Carlos tenía 37 años y era padre de ocho hijos.
Después de observar el ministerio de Carlos Anacondia, tanto desde cierta distancia como de primera mano, estoy listo para adelantar una hipótesis. Aunque algunos otros candidatos probables sean Reinhard Bonnke o Billy Graham, mi previsión es que Anacondia puede muy bien resultar el evangelista de campañas más eficaz de todos los tiempos. El ministerio de Carlos Anacondia, más que el de ningún otro evangelista que yo haya estudiado, es un instrumento para aumentar la tasa de crecimiento de las iglesias que participan en sus campañas.
En La Plata, por ejemplo, la Iglesia de las Asambleas de Dios de la Diagonal, pastoreada por Alberto Scataglini, creció de 500 a más de 2.500 en tres años después de la campaña de Anacondia. Han celebrado sus cultos dominicales en una cancha de baloncesto alquilada desde entonces, debido a que su templo no tenía cabida para todos los asistentes. Durante el mismo período de tiempo, la vecina Iglesia Bautista de Los Olivos, cuyo pastor es Alberto Prokopchuk, experimentó un crecimiento de 200 a más de 1.600 miembros.
En una reciente visita que hice a Argentina, trabajé con pastores de cuatro ciudades distintas. Sin ninguna pregunta directriz por mi parte, en cada una de esas cuatro ciudades oí a los dirigentes cristianos referirse de una manera natural a las nuevas tendencias en sus respectivas localidades como «antes de Anacondia» y «después de Anacondia». Durante más de veinte años estudiando la evangelización urbana de campaña, nunca he escuchado testimonios tan constantes del ministerio de un solo evangelista.
El pastor Alberto Scataglini, principal anfitrión de la campaña de Anacondia que hizo época en La Plata, dice: «El [Carlos Anacondia] transmite su ministerio. No es meramente cosa de una persona. Allí donde va parece transmitir a otros la misma unción que él tiene. Eso le diferenció mucho de cualquier otro evangelista que habíamos tenido aquí. Antes, el evangelista venía, y una vez que se iba el avivamiento había acabado, el poder desaparecía».
LA ORACIÓN DE GUERRA
¿Qué está haciendo Carlos Anacondia que no hacen generalmente otros evangelistas de campañas urbanas? Creo que la oración de guerra. En esto concuerda mi amigo Edgardo Silvoso.
Edgardo Silvoso dice que Anacondia y los otros prominentes evangelistas argentinos «incorporan a su trabajo de evangelización un nuevo énfasis en la guerra espiritual el desafio de los principados y potestades, y la proclamación del evangelio no sólo a las personas, sino también a los carceleros espirituales que las mantienen cautivos». Según Silvoso, la oración es la variable principal. «Los evangelistas empiezan orando por las ciudades antes de proclamar el evangelio en ellas, y únicamente después de que sienten que las potestades espirituales sobre la región han sido atadas, comienzan a predicar».
Un accesorio permanente de las campañas de Anacondia es su ministerio de liberación, posiblemente uno de los más sofisticados y masivos que se conozca. Bajo la dirección de Pablo Bottari, un siervo de Dios sabio, maduro y dotado, literalmente miles de individuos son liberados de demonios durante cada una de las 30 a 50 noches consecutivas de una campaña.
La tienda de liberación de 45 metros, levantada detrás de la plataforma al aire libre del orador, está funcionando desde las 8 de la noche hasta las 4 de la madrugada de cada día. Anacondia la llama la «unidad de cuidados intensivos espirituales». Allí, numerosos equipos adiestrados por Bottari en la oración de liberación llevan a cabo el ministerio real de imposición de manos.
Yo no he visto una oración de guerra que sea un final en sí mismo. Mi interés principal es una oración de guerra que contribuya a la evangelización de una forma efectiva.
No he visto nunca a ningún evangelista de campañas que sea tan agresivo en público confrontando los malos espíritus como Anacondia. Mediante un desafío prolongado de gran volumen y potencia lo que hace en realidad es ridiculizar a los espíritus hasta que éstos se manifiestan de una manera u otra. A los no iniciados, el escenario del solar de la ciudad donde celebra sus campañas puede parecerles una confusión total, pero para los miembros especializados y experimentados de los 31 equipos de ministerio de la campaña de Anacondia, se trata simplemente de una noche más de oración de guerra en primera línea en la que el poder de Jesucristo sobre las fuerzas demoniacas se manifiesta ante todos.
Y el poder de las reuniones es imponente. Se producen muchas curaciones milagrosas. Hay, por ejemplo, tantos milagros dentales, empastes, dientes nuevos y sustituciones de puentes defectuosos por muelas sanas que sólo se concede tiempo para dar testimonio público a aquellos que han tenido más de dos muelas empastadas. En una ocasión se informó de que un enano había crecido 38 centímetros.
Se sabe de peatones desapercibidos que pasaban cerca de las reuniones y que cayeron bajo el poder del Espíritu Santo. En la ciudad de Santiago del Estero, un sacerdote local decidió oponerse a la campaña invadiendo el área con una procesión religiosa. Cuando llegaron, los cuatro hombres fuertes que llevaban la imagen de la virgen favorita del sacerdote cayeron al suelo bajo el poder del Espíritu y la imagen se quebró en mil pedazos. Dos de dichos hombres pasaron la noche en el hospital ¡y los otros dos en la tienda de liberación de Anacondia!
Esto es la oración de guerra en acción. La oración dirigida por el Espíritu abre el camino para que las bendiciones del reino de Dios vengan a la tierra con sanidades, liberaciones, salvación, santidad, compasión por los pobres y los oprimidos, y el fruto del Espíritu. Sobre todo, Dios es glorificado, adorado y alabado.
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