miércoles, 16 de septiembre de 2015

La ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





NOS PREPARAMOS PARA ENSEÑAR
Cuidar la Doctrina es un llamado 1 Timoteo 1:3-11
Advertencia contra falsas doctrinas
1Timoteo 1:3-11
3Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, 4ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. 5Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, 6de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, 7queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
8Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; 9conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 11según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.

Reina Valera Revisada (1960). 1998 . Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
ENCARGO DEL CUIDADO DE LA DOCTRINA 1 Timoteo 1:3–11

Como te rogué que te quedases en Éfeso … así te encargo ahora (3a y 4c). Podemos apreciar la insistencia del apóstol para que se resuelva el problema que empieza a surgir en Éfeso en cuanto a falsos maestros.11 Le había rogado que se quedara cuando pasó con él rumbo a Macedonia, y ahora por carta le vuelve a encargar la misma e importante tarea.
Para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables (3b y 4a). Desde el v. 3 se establece el tema prioritario de la epístola: proteger la doctrina. ¿Por qué la doctrina?12 Porque es el fundamento de nuestra fe, de nuestro poder y de nuestra esperanza en Cristo Jesús.
La doctrina cristiana es el conjunto de enseñanzas bíblicas. Tienen por objeto el mejoramiento del ser humano (Is. 42:3; Pr. 23:7; Jn. 8:32) y debían ser aceptadas por todos aquellos que formaran parte de la iglesia visible de Jesucristo.
Son apropiadas las palabras que sirvieron como base para la Constitución de la Iglesia Presbiteria en México: “De la fe y práctica: Reconocemos la estrecha relación que existe entre la fe y la práctica, por lo que la verdad cristiana tiene por objeto activar la fe y la santidad de los individuos y estimularlos al amor y a las buenas obras.” Seguramente que San Pablo también tenía en mente las palabras del salmista “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?” (11:3). Tan importante es el asunto que se recomienda a Timoteo que “mande” o sea que ejerza toda autoridad sobre este problema.
Las fábulas eran ficciones religiosas que habían sido inventadas y carecían de fundamento bíblico. Las genealogías interminables probablemente eran interpretaciones necias y extravagantes de la historia del A.T., quizás mezcladas con ideas de la filosofía de ese momento.13
Que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por la fe (4b). Véase el contraste entre el resultado de seguir la verdad, que es “edificación de Dios”, y seguir la “diferente doctrina … disputas”. Dice Juan Calvino: “Juzga la doctrina por el fruto, porque todo lo que no sirve sino para suscitar pleitos, debe ser doblemente condenado.”14
El propósito de este mandamiento es el amor (5a). Esta expresión refuerza lo dicho al comentar el v. 3 sobre el resultado de conocer y aceptar la verdad.
Nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida (5b). De un corazón pecaminoso no sale amor, aunque a veces sí pueden salir imitaciones del amor. Los resultados de la “sana doctrina” son edificación, fe, amor y buena conciencia.
Corazón limpio. En el N.T. corazón significa el aspecto central de una persona (1 P. 3:4); la persona tal como es ante Dios. El término griego para indicar limpio, está relacionado con el verbo que encontramos en 1 Jn. 1:7, 9 (ver 2 Ti. 2:22), donde se usa la misma frase con la idea de limpieza continua y transformación interior. En vista de que los lectores eran cristianos, aquí el término tiene que referirse a quienes caminan en la luz y confiesan sus pecados prontamente, y constantemente están siendo transformados por Dios.
Buena conciencia. El término griego original indica que uno es consciente de lo buenas o malas que son las acciones y actitudes de uno. El concepto de Pablo sobre la conciencia se basa en que la humanidad fue creada a imagen de Dios, y que por lo tanto conoce a Dios, y sus normas están presentes en la conciencia humana (Ro. 1:18 y sig.; 2:15). Sin embargo, debido al pecado la conciencia no es un instrumento confiable, opera de acuerdo a la información moral que recibe. y debe estar alineada con la Escritura para operar de acuerdo al plan de Dios. Al hablar de buena conciencia, Pablo se refiere a una sincera autoevaluación de nuestra conducta.
Fe no fingida. Fe en el sentido de confianza en Dios y dependencia de Él. No fingida en el sentido de sincera, sin hipocresía, con énfasis en lo genuina que es esa confianza.
De las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley (6 y 7a). El problema en Éfeso lo estaban causando personas que seguían los pasos de Himeneo y Alejandro, quienes habían sido entregados a Satanás por San Pablo (1:20). Tales personas se consideraban a sí mismas doctores de la ley.15
Sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman (7b). Esto suele suceder hoy día con predicadores que por tener facilidad de palabra, se levantan como pastores y líderes de la iglesia sin tener llamamiento de Dios, ni preparación alguna, ni confirmación de una iglesia local.16 Algunos de estos predicadores llegan a inventar doctrinas y formar nuevos grupos, a quienes les enseñan cosas que ni ellos mismos entienden.
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente (8). Las falsas enseñanzas tenían que ver con un mal entendimiento de lo que significaba la ley,17 pensando que el hombre puede alcanzar la salvación de su alma por guardar la ley. Pablo combate esta falsa doctrina en todas sus epístolas, dedicando a ese solo asunto su carta a los Gálatas, a quienes llama insensatos (3:1–2).
Comprendemos mejor lo pernicioso de esta doctrina si recordamos que equivale a desviar a los hombres del camino al cielo, conduciéndolos al camino de perdición. por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado (Gá. 2:16b).
¿Qué es usar la ley legítimamente? Pablo declara que ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe (Gá. 3:24). Y por la fe confirmamos la ley (Ro. 3:31), que fue el tropiezo de Israel, porque iban tras ella no por fe (Ro. 9:31–32). Los que conocieron el evangelio y creían que era indispensable guardar la ley para ser salvos, eran llamados “judaizantes”. Estos consideraban que las obras deberían venir antes de la salvación, y no como consecuencia de ella como se define en Ef. 2:8–10.
Conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores (9a). No fue dada al justo para que fuera salvo por ella, pues el justo por la fe vivirá, sino para que conociera su situación de pecador a fin de ser redargüido por ella, y a fin de que volviera sus ojos a Jesucristo (1:15).
En seguida se da una lista de 14 clases de infractores cuya conducta se opone a la sana doctrina: Transgresores, desobedientes, impíos, pecadores, irreverentes, profanos, parricidas, matricidas, homicidas, fornicarios, sodomitas, secuestradores, mentirosos, perjuros y cuanto se oponga a la sana doctrina (9b y 10).
Pablo menciona a los transgresores, y comienza una lista de pecadores, lista típica del apóstol en sus escritos.18 Hay dos grandes divisiones en la lista. En la primera, hay tres pares en una clasificación general: Transgresores y desobedientes, impíos y pecadores (exteriormente desobedientes), irreverentes (no respetan a Dios) y profanos (no respetan la religión). Luego la lista tiene una gran similitud con los Diez Mandamientos (del quinto al noveno). Estas personas sin ley son quienes matan a sus padres o a sus madres (quinto mandamiento); los homicidas (sexto mandamiento); los fornicarios o inmorales y los sodomitas u homosexuales (séptimo mandamiento); secuestradores—o comerciantes de esclavos—(octavo mandamiento), los mentirosos y los que juran en falso (noveno mandamiento).
Según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado (11). Con esta expresión exalta el mensaje que la iglesia debe defender, y proclamar (1:15). Pablo bendice a Dios por la grandeza de su plan redentor, pero también por haberle encomendado la predicación de este evangelio. Su inmensa gratitud y testimonio personal será tema para nuestro siguiente capítulo.
BOSQUEJOS PARA LA GUÍA DE ESTUDIO
CONTRASTE ENTRE BUENA Y MALA DOCTRINA (1:3–11)
Lo positivo
Lo negativo
1. La sana doctrina (3, 10)
Diferente doctrina (3)
2. Edificación de Dios (4)
Acarrea disputas (3)
3. La fe para los cristianos (4)
La ley para los transgresores (9)
4. Unos, justos (9)
Otros, pecadores (9)
5. Glorioso evangelio (11)
Fábulas y genealogías (4)
LA TAREA DEL PASTOR
1.     No dejar que se enseñe diferente doctrina (1:3)
2.     No permitir que se preste atención a malas doctrinas (1:3)
3.     Enseñar sana doctrina (1:10)
ENCARGO A LOS PASTORES (1:3–11)
A.     Encargo principal de la epístola: cuidar la doctrina (vv. 3–4).
1.     Pablo encargó a Timoteo que mandara a algunos que no enseñaran “diferente doctrina” (1:4, 18).
2.     El mandamiento incluye que no presten atención a todas aquellas herejías que conducen a disputas. Por otra parte, la “sana doctrina” (v. 10) siempre debe resultar en edificación, pues Dios es el autor, y todo lo hace con bendición para el hombre.
B.     La razón del encargo (vv. 5–6).
1.     El resultado final de la sana doctrina: amor (v. 5; 1 Jn. 4:8).
2.     La fuente del amor es un corazón limpio por la sangre de Jesucristo; una buena conciencia, restaurada por el Espíritu de Dios; y una “fe no fingida”, la fe verdadera de quien ha nacido otra vez, no la fe falsa de los que siguen la religión por tradición y no por convicción.19
3.     Los resultados de dejar la sana doctrina y el amor: desviarse y apartarse a vana palabrería.
C.     El encargo específico es corregir errores en cuanto a la ley (vv. 7–11).
1.     Corregir a quienes quieren ser “doctores de la ley” sin entenderla (v. 7).
2.     Corregir a los que imponen la ley a los justos (v. 9). Los judaizantes enseñaban que la salvación incluía el cumplimiento de leyes rituales, como la circuncisión (Hch. 15:1).
3.     La ley dada para los transgresores (vv. 9–10). Mención de pecadores cuya conducta se opone a la sana doctrina.
4.     La ley fue cumplida perfectamente por Jesucristo.
ÉFESO
Ciudad al o. de Asia Menor. Situada entre Mileto y Esmirna, a 5 km. del Mar Egeo. Su excelente acceso al mar la convirtió en el principal puerto de Asia durante el Imperio Romano. Además allí estaba el grandioso templo de Diana, llamada Artemisa por los griegos. El templo era una de las siete maravillas del mundo antiguo.
El apóstol Pablo visitó Éfeso en dos ocasiones y permaneció allí tres años (Hch. 20:31).
El lugar merecía especial atención ya que era una ciudad de mucha idolatría, exorcismo, y magia. Igualmente tenían el culto a Diana, motivo de gran corrupción y fanatismo extremo (ver Hch. 19:34).
Fue tanto el interés del apóstol por ese lugar, que allí dejó a Timoteo para que pastoreara la iglesia, alimentándola y cuidándola de malos maestros que se estaban desviando de la sana doctrina.
LA LEY (1:7–9)
Traducción del hebreo TORA, instrucción, enseñanza, revelación; y del griego NOMOS, “lo válido”, “lo que es asignado”.
Ley es el nombre dado al Pentateuco, en el cual se encuentran tres clases de leyes que debía guardar todo israelita: La ley moral (los 10 Mandamientos), la ley civil (diversas clases de preceptos para mantener buenas relaciones sociales, así como también penas para los infractores), y la ley ceremonial (que contiene lo relacionado al culto a Dios, a los sacerdotes, a los santos sacrificios y a las ofrendas). La Torá bíblica es una unidad inseparable de estas tres clases de leyes dadas al pueblo de Israel. Antes que fuese escrita la ley de Moisés, existía la verbal, conservada desde tiempos de Adán y Eva. Dios promete bendecir a Abraham por cuanto guardó sus preceptos, mandamientos, estatutos y leyes aún sin codificar (Gn. 26:5).
Los gentiles, a quienes no fue dada la ley y algunos de los cuales nunca tuvieron conocimiento de ella, Pablo declara que serán juzgados sin ley (escrita) pero por la ley escrita en sus corazones (Ro. 2:14–15).
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11 Ver nota adicional sobre Éfeso al final de esta sección.
12 Las palabras griegas más usuales en el N.T. en cuanto a doctrina son DIDACHE o DIDASKALIA, cuyo significado es “enseñar” o “lo que se enseña”. La Palabra de Dios—el material de enseñanza—es nuestra doctrina. La palabra se usa en singular, aunque se refiere al conjunto de doctrinas o dogmas de la Biblia entera (1:3, 10; 4:6, 16; 6:1, 3). Cuando se refiere a las falsas enseñanzas de Satanás, les llama en plural “doctrinas de demonios”, enseñanzas de los demonios (4:1). Ver también He. 13:9. Esto nos hace pensar que hay variedad, confusión, contradicción y locura en las religiones no cristianas y en las satánicas. Como también que hay unidad en la Palabra de Dios, dentro de la variedad de sus muchas enseñanzas, a pesar de que fue escrita por varios autores y en diferentes épocas.
13 A pesar de estas posibles explicaciones, el significado pleno permanece incierto ya que Pablo no ofrece suficientes detalles. De lo que sí estamos seguros es de que el apóstol se oponía a ellas en forma terminante, en especial por los resultados negativos (1:6; 6:3–5).
14 Ver 6:3–5, resultados negativos de las enseñanzas contrarias a las sanas palabras del Señor.
15 Gr. NOMODIDASKALOI, maestros de la ley.
16 Ver 4:14, que habla de la ordenación ministerial de Timoteo.
17 Ver nota adicional sobre la ley al final de esta sección.
18 Ver Ro. 1:29–31; 1 Co. 5:11; 6:9–10; 5:19–21; 2 Ti. 3:2–4.
19 Ver Introducción a Efesios, Comentario Bíblico del Continente Nuevo.
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