sábado, 14 de mayo de 2016

Pablo, prisionero de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo; a Filemón el amado y colaborador nuestro, a la hermana Apia, a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Onésimo, Pablo, Filemón y Timoteo: Hermanos en Cristo



EL HERMANO TIMOTEO y LA EPÍSTOLA A FILEMÓN

Pablo es el responsable de la Epístola, pero ha querido incluir en la autoría al hermano Timoteo.

El apóstol le concede lo que es quizás el título más sencillo y entrañable en la comunidad de la fe: le llama hermano. Luego, hablando de otros compañeros, empleará otros sustantivos: colaborador, compañero de milicias, hijo, compañero de prisiones. Pero ahora, al hablar de aquella persona que más supo comprender al apóstol y estar a su lado, le llama sencillamente hermano, lo cual demuestra toda la fuerza de especial afecto y ternura que puede haber en aquella palabra.

Puesto que la relación fraternal servirá de base para las peticiones de Pablo a Filemón —Pablo le llamará hermano en el versículo 20 y le pedirá con respecto a Onésimo que le reciba ya no como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado (v. 16)—, es apropiado que desde el primer momento de la carta Pablo empiece hablando de consiervos suyos como hermanos.

Ésta es la vinculación básica que une a los creyentes entre sí. Es la que nos da derechos y privilegios en la familia de Dios, pero también responsabilidades ante los demás. Por esto podemos contar los unos con los otros, a veces sin apenas conocernos, y ayudarnos mutuamente: porque somos hermanos. Ésta es la base de la apelación a Filemón y es la base de la relación entre Timoteo y Pablo.

¿Y por qué es mencionado Timoteo y no los otros compañeros? Probablemente porque a estas alturas Timoteo no es el aprendiz que salió de Listra como compañero de Pablo hacía muchos años, sino el consiervo y consejero en cuyos criterios Pablo deposita mucha confianza.

Tanto en la situación que tiene que afrontar en la Epístola a los Colosenses como en la de Filemón, es posible que Pablo haya buscado en Timoteo a un compañero con el cual compartir sus pensamientos. Sin duda, los dos pasaron tiempo hablando de estas situaciones y ahora Pablo quiere reconocer el lugar que el consejo, discernimiento y sabiduría de Timoteo ocupan en la redacción de las cartas.

Si bien éstas llegan con la fuerza de su propia autoridad apostólica —y son escritas mayormente en primera persona del singular— llegan con el respaldo de Timoteo. Son fruto de la reflexión de dos destacados y reconocidos líderes espirituales. Por lo tanto, hay doble razón para prestar atención a lo que dicen.
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