lunes, 23 de mayo de 2016

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida... Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Dios confronta al necio


Se entregaron a la inmoralidad, son insaciables

...y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas. Efe. 4:19 LBLA
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Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes. Efe. 4:19 NVI

“Toda clase de impurezas” se refiere a la amplia diversidad de pecados sexuales que representan tentaciones en la vida del hombre. Desafortunadamente, algunos de ellos son
motivo de atracción y tentación también para los siervos de Dios. En este capítulo veremos algunas de las formas en las que el pecado sexual se presenta, con el fin de conocer las características de cada una y de ver cómo nosotros, como creyentes en Cristo, podemos repeler sus influencias destructivas.

Fornicación.
El vocablo griego porneia, deriva de porne (prostituta). Bíblicamente, es un término general que abarca toda clase de conducta sexual inmoral incluyendo:

  • relaciones sexuales prematrimoniales, 
  • homosexualidad, 
  • prostitución (de hombres o mujeres), 
  • pornografía, 
  • incesto, 
  • adulterio, 
  • lascivia, etc.

La palabra fornicación también se usa comúnmente para referirse a las relaciones sexuales entre solteros.

Se practica por no contener las pasiones antes de su matrimonio o, como en algunos casos, por puro placer y “diversión”.

Esto refleja el espíritu de este siglo, llamado “la nueva moralidad”, o “revolución sexual”. Este concepto de sexualidad rechaza como anticuada toda ley moral en cuanto a la vida sexual, y demanda total libertad para participar en todo tipo de acto sexual, libre y sin restricción.

El fruto ha sido miles de jóvenes embarazadas, bebés nacidos fuera del matrimonio (muchos sin padre), vidas quebrantadas y confundidas, enfermedades sexuales transmitidas, y la proliferación del aborto.

El resultado incluye a muchos jóvenes varones que engendran hijos, pero no saben ser padres responsables.

Un nuevo hogar, formado sobre el “fundamento” de la inmoralidad, tiene poca probabilidad de ser un hogar estable y duradero.

Jóvenes que practican la inmoralidad durante su vida de solteros están más propensos a ser infieles a su cónyuge una vez que se casan. En un sentido, la inmoralidad es infidelidad a la futura cónyuge.

Las “aventuras”.
Antes de exponer las distintas clases de aventuras, es importante ver algunos hechos fundamentales acerca de ellas y las relaciones indebidas que se presentan.

Una aventura ocurre cuando hay una relación o lazo emocional o físico entre dos personas, y cuando por lo menos una de ellas es casada. La relación es ilícita porque involucra la infidelidad al, o a la cónyuge.

Adulterio es la violación de votos y promesas de fidelidad y exclusividad. Significa infidelidad o deslealtad al, o a la cónyuge, traicionar los votos hechos al iniciar la vida matrimonial.

Al tener relaciones sexuales extramaritales, uno es infiel a sus promesas de proteger, cuidar y amar exclusivamente a su cónyuge.

El término también se usa en La Biblia en sentido espiritual para referirse a la infidelidad a Dios por parte de su pueblo.

Por ejemplo, Santiago 4:4 dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.

Aunque la mayoría de los casos de adulterio ocurre entre hombres casados y mujeres solteras, el adulterio puede suceder en una diversidad de situaciones.

La Biblia describe el adulterio como traición al pacto de matrimonio que un varón hace con su mujer.
Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto... Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud” (Malaquías 2:14–15).

Véase también Proverbios 2:16–17, donde, en este caso, es la mujer quien viola el pacto matrimonial que hizo con su marido.

En Jeremías 29:21–23, el adulterio era una de las causas de la cautividad en Babilonia: “...porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus
prójimos...” (v.23).

Éxodo 20:14 revela que la prohibición del adulterio constituye uno de los Diez Mandamientos
de Dios, dados al principio de la vida de Israel como nación.

Hay varios tipos de “aventuras”:
  • La aventura prolongada o continua. Puede durar semanas, meses o, en casos raros, años. Se forman lazos más allá de lo emocional, e incluyen relaciones íntimas como si fueran varón y esposa.
  • La aventura de “una sola noche”. Ocurre en un  momento de tentación con una persona, y las pasiones no controladas dan lugar a un encuentro sexual. Sea que lo busque el varón, o sea seducido, el resultado es el mismo: una caída en el abismo del pecado sexual. A veces ocurre en una sola ocasión. En otros casos, la aventura de una sola noche se repite muchas veces, con diferentes personas. Se ha dicho que hay personas “adictas” a las aventuras de una sola noche. Un hombre que practicaba este estilo de vida “disfrutó” de otra noche de placer sexual con una mujer que recién había conocido. Cuando despertó a la mañana siguiente, descubrió que su “amante” se había ido. En el espejo, escritas con pintura de labios, encontró las palabras: “Bienvenido al mundo del SIDA”.
  • Adulterio emocional o mental. Se parece a las fantasías porque se trata de algo que sucede en la mente de una persona, no en el mundo físico. Se disfrutade una relación ilícita con una persona en la imaginación. Se piensa mucho en la persona, se imaginan escenas románticas con ella, incluyendo relaciones sexuales. Cristo habló de esto en Mateo 5:28 cuando dijo: “Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Por eso La Biblia hace mucho énfasis en la necesidad de controlar nuestros pensamientos: “... derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento (Palabra) de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Cor. 10:5). Hay personas que no están dispuestas a cruzar la línea e ir “tan lejos”, o sus circunstancias les impiden practicar el adulterio físico. Sin embargo, lo cometen en el corazón, quizá porque piensan que “no habrá consecuencias” (como cuando es físico). O bien aceptan que es la única forma en la cual pueden disfrutar la relación romántica deseada en su corazón. Puede vivirla un soltero con una mujer casada, o un hombre casado con otra mujer, soltera o casada. El adulterio emocional o mental: 

  1. demuestra que el matrimonio de la persona (si está casada) no es saludable. Algo anda mal en su relación con su cónyuge. Fantasear con una relación ilícita no arregla el problema. Es sólo fantasía que provee un escape del aburrimiento u otros problemas en su matrimonio.
  2. indica que algo está mal en el propio corazón. Si deseamos algo que Dios prohíbe, es indicio de un espíritu de rebelión puesto de manifiesto en nosotros. Llegamos a creer que el estado en el que Dios nos permite vivir (soltería, matrimonio, etc.) no es de nuestro agrado, y buscamos algo más allá de lo que él nos concede. Este fue el engaño que la serpiente le vendió a Eva en el Edén: “Dios no te dio lo que mereces, él te ha defraudado, lo que tienes no es lo que podrías y debes tener; la esposa (o el esposo) que tienes no es lo que tú necesitas; tú mereces más”. De pronto creemos esta mentira, pensando que lo que tenemos (matrimonio, cónyuge, etc.) no es ni apropiado ni suficiente. Pensamos que hemos sido “defraudados”, por lo tanto buscamos algo más, lo que realmente “merecemos”. Y, como Eva, caemos en la trampa. El adulterio emocional o mental, entonces, no es ni más ni menos que la búsqueda de algo no dado por Dios, pero que codiciamos. La lista de los Diez Mandamientos prohíbe primero el adulterio (7º mandamiento), y luego prohíbe el deseo por la mujer de otro hombre: “No codiciarás... la mujer de tu prójimo” (10º mandamiento). El deseo de tener algo más allá de lo que Dios nos ha dado como cónyuge, matrimonio, etc., es una señal de la rebeldía del hombre hacia Dios: el deseo de seguir el propio camino, decidir lo que es mejor para uno y, en fin, vivir una vida independiente de Dios.
  3. El adulterio emocional o mental puede ocurrir en las amistades surgidas entre un varón y una mujer. Cuando alcanzan cierto nivel, la cercanía creada por su amistad da lugar a un ambiente de confianza en el que uno comparte problemas y asuntos personales con el otro. Esto da lugar a una intimidad emocional, la cual, como dijimos antes, está a un paso de la intimidad física. Se trata de una intimidad falsa y preocupante, porque reemplaza la intimidad emocional que uno debe experimentar únicamente con su cónyuge. Una relación de amistad con una persona del sexo opuesto no es necesariamente inapropiada, pero sí debemos actuar con mucha cautela y precaución para evitar que se pase de la raya y se convierta en una relación indebida. Esto ha ocurrido en miles de casos.
  4. Una aventura mental puede abrir la puerta y preparar el camino para el adulterio físico. Existe la ley de rendimientos decrecientes. Cuando el cigarrillo ya no satisface, la persona busca la marijuana. Cuando ésta ya no produce el éxtasis de antes, se busca algo más fuerte, por ejemplo, la cocaína. Cuando la cerveza no deleita como antes, uno busca una bebida alcohólica más fuerte para lograr el mismo efecto. Lo mismo sucede en la relación entre un hombre y una mujer que ha dejado de ser una simple amistad. Las conversaciones y sentimientos se convierten en contactos más serios: la amistad llega a ser cariño, el cariño se convierte en caricias, y las caricias en acto sexual. El pecado sexual requiere “dosis” cada vez más fuertes, y siempre nos lleva más allá de donde pensábamos llegar. La pureza moral que Dios espera de nosotros empieza en el corazón. No sólo el área de lo físico debe mantenerse pura y “el lecho sin mancilla” (Heb. 13:4), sino también la arena de los pensamientos debe ser guardada como terreno sagrado e inviolable. A veces el adulterio emocional o mental incluye “conversaciones inocentes” con la persona que atrae nuestro corazón. Pensamos que si no hay contacto físico o sexual con la persona, no cometemos ninguna falta. Sin embargo, si en la mente damos lugar a pensamientos impropios o experimentamos emociones indebidas o compartimos cosas íntimas que se deben reservar única y exclusivamente para nuestro cónyuge, violamos los límites que protegen el matrimonio. Jesús confirma que es posible cometer adulterio en nuestro corazón. Por eso La Biblia nos amonesta en Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”. Sabio es el que guarda su corazón de ésta y toda expresión de inmoralidad. 
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