sábado, 20 de febrero de 2016

Sobre el firmamento que estaba encima de sus cabezas había como la apariencia de una piedra de zafiro, a semejanza de un trono; y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hombre por encima de él


RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






Nos preparamos para enseñar en la Congregación
La visión de la gloria
Ezequiel 1:1-28
1     El año treinta, el cuarto mes, a cinco días del mes, aconteció que estando yo en medio de los cautivos, junto al río Quebar, los cielos fueron abiertos y vi visiones de Dios.
2     A los cinco días del mes, el año quinto de la deportación del rey Joaquín,
3     el sacerdote Ezequiel ben Buzi tuvo revelación expresa de YHVH en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar. Allí estuvo sobre mí la mano de YHVH,
4     y miré, y he aquí un torbellino venía del norte: una gran nube con un fuego que se recogía dentro de sí mismo y un resplandor en torno a ella. En su centro, en medio del fuego, había una refulgencia como de metal incandescente.
5     De su centro emergía una semejanza de cuatro seres vivientes, y su apariencia era como la semejanza de hombres.
6     Cada uno tenía cuatro caras, y cada uno de ellos tenía cuatro alas.
7     Sus piernas eran rectas, y sus pies como pezuñas de novillo, y centelleaban a la manera de la refulgencia de bronce incandescente.
8     Por debajo de sus alas tenían brazos humanos a los cuatro lados, y los cuatro tenían sus caras y sus alas.
9     Las alas se tocaban la una con la otra. No se volvían al caminar, sino que cada uno caminaba según la orientación de su rostro.
10     El aspecto de sus rostros era como rostro de hombre, pero todos cuatro tenían también cara de león, a la derecha; todos cuatro tenían cara de buey, a la izquierda; y todos cuatro tenían también cara de águila. Así eran sus caras.
11     Sus alas estaban desplegadas hacia arriba. Cada uno tenía dos alas que se tocaban y otras dos que cubrían sus cuerpos.
12     Cada uno caminaba según la orientación de su rostro. Iban adondequiera el espíritu los movía, y al caminar no se volvían.
13     En cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su apariencia era de ascuas de fuego, encendidas como antorchas, que andaban de un lado a otro entre los seres vivientes, y había un gran resplandor por el fuego, del cual salían relámpagos.
14     Y los seres vivientes corrían y volvían como si fueran destellos de relámpagos.
15     Mientras contemplaba a los seres vivientes, he aquí, sobre la tierra, junto a cada uno de los seres vivientes, frente a sus cuatro rostros, una rueda.
16     El aspecto de las ruedas era como el brillo del crisolito; las cuatro tenían la misma apariencia, y su hechura era como si una rueda estuviera encajada en medio de la otra,
17     para poder rodar en las cuatro direcciones sin tener que girar cuando rodaban.
18     Sus circunferencias eran de gran altura, e infundían pavor, pues las cuatro tenían sus circunferencias llenas de ojos alrededor.
19     Cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban con ellos; cuando los seres vivientes se alzaban sobre la tierra, las ruedas se alzaban.
20     Iban adondequiera el espíritu los movía, y hacia donde los llevaba el espíritu, las ruedas se alzaban junto con ellos, porque las ruedas llevaban el espíritu de los seres vivientes.
21     Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se detenían, se detenían ellas; y cuando se alzaban de la tierra, las ruedas se alzaban junto con ellos, porque las ruedas llevaban el espíritu de los seres vivientes.
22     Sobre las cabezas de los seres vivientes había la semejanza de un firmamento como de hielo, extremadamente fuerte, extendido por encima, sobre sus cabezas.
23     Debajo del firmamento, sus alas expandidas se tocaban entre sí. Cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo por ambos lados.
24     Cuando avanzaban, oía el ruido de sus alas como el estruendo de aguas caudalosas, como la voz de Shadday, ruido tumultuoso como el fragor de un ejército. Al detenerse, sus alas se plegaban.
25     Y cuando se oía una voz en el firmamento encima de sus cabezas, se detenían y sus alas se plegaban.
26     Y sobre el firmamento que estaba encima de sus cabezas había como la apariencia de una piedra de zafiro, a semejanza de un trono; y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hombre por encima de él.
27     Entonces vi como una refulgencia de bronce acrisolado, y una apariencia de fuego lo enmarcaba de lo que parecía ser la apariencia de sus lomos hacia arriba; y de lo que parecía ser la apariencia de sus lomos hacia abajo, vi como una apariencia de fuego que tenía un resplandor todo en torno,
28     a semejanza del arco que suele aparecer en la nube en día de lluvia, así era la apariencia de la refulgencia alrededor de él. Tal fue la visión de la apariencia de la gloria de YHVH. Cuando la vi, caí rostro en tierra; entonces oí una voz que hablaba.
Ezequiel y La Visión
Contexto del mensaje de Ezequiel, Ezequiel 1:1–3:27
Como ya se ha mencionado más de una vez, el libro de Ezequiel tiene un orden que lo caracteriza. De tal manera que no llama, o no debiera llamar la atención, el que comience ubicando al profeta en su contexto, tanto histórico personal, como en su visión de Dios y del ministerio. De alguna manera estos capítulos iniciales tienen como propósito no solo introducir la profecía, sino presentar una clave para su lectura.

(1) Contexto histórico: Tiempo y lugar que le tocó vivir, Ezequiel 1:1–3. Es interesante notar que estos versículos contienen lo que podría ser llamado el contexto histórico del profeta. Dos detalles de estos versículos deben ser mencionados de manera introductoria: en primer lugar, note que el v. 1 se encuentra en primera persona (estando yo en medio de los cautivos …), mientras que el v. 3 se encuentra en tercera persona (vino la palabra de … al sacerdote Ezequiel …), que parece ser una continuación del v. 2.

Se mencionó en la Introducción que el uso de la tercera persona no es común en el libro, por el contrario a lo largo del mismo se puede encontrar un estilo autobiográfico. En este versículo es posible ver la mano de algún discípulo del profeta que interrumpe el relato en primera persona para reafirmar algo presentado por el propio Ezequiel (note que se repite junto al río Quebar …, vv. 1 y 3); allí en tierra extraña, Dios se le reveló a él.

Un segundo detalle que se debe mencionar es la manera en que comienza el libro: Sucedió (RVR-1960: aconteció, vayehi); esta es la forma natural de comenzar los libros históricos (Rut 1:1, 1 Sam. 1:1). Entre los libros proféticos que empiezan así solo se encuentra Jonás (1:1), un libro en el que se “relata” (narra / cuenta) la historia de este profeta, es decir que tiene un carácter narrativo. Esto quiere decir que el libro introduce el contexto histórico de la manera habitual de las narraciones. Al mismo tiempo es necesario mencionar que esta es una frase común en el libro de Ezequiel (Ezequiel 6:1; 8:1; 20:1; 26:1).

a. Contexto histórico y el profeta. 
Es notable ver que el indicador de tiempo que menciona el libro, el año 30 …, parece estar rodeado de cierto misterio, dado que no hay una referencia explícita a otro dato que lo relacione, como por ejemplo se hace en el v. 2. Sin embargo, la interpretación lógica es que se esté refiriendo a la edad del profeta. Aunque se va a mencionar el tema en la siguiente sección, como argumento para esta afirmación podemos mencionar que mientras el v. 1 está en primera persona (vi visiones de Dios), los vv. 2, 3 están en tercera persona (vino la palabra de Jehovah al profeta Ezequiel).

En el caso de Ezequiel tenía un valor especial dado que este era el momento en que debería haber comenzado su ministerio sacerdotal de haber estado en Jerusalén (ver Núm. 4:3, 23, 30; etc.). Ya se mencionó en la Introducción que se trata de un sacerdote, lo que implica formación, conocimiento de la ley, detalles del sistema sacrificial, etc.

El estar junto al río Quebar tiene dos tipos de indicaciones. En primer lugar, ubica geográficamente al profeta; este era un canal próximo a Nipur donde vivían los deportados, en una colonia con cierto grado de independencia. Si se toma este detalle solo, la indicación parecería ser de la ubicación dentro del grupo de exiliados. Sin embargo, podría también indicar, en segundo lugar, algo acerca del profeta mismo. 

Es posible que estuviera en un momento devocional, o cumpliendo con los ritos de purificación tan apreciados por los sacerdotes. Es posible que tengamos en este lugar el comienzo de una de las costumbres de los judíos fuera de Palestina, dado que buscaban la cercanía de un río a fin de realizar allí estas ceremonias. Era al mismo tiempo el lugar común de oración. Dios se reveló al profeta cuando este lo estaba buscando; la lección sería que Dios se revela a quienes están dispuestos a oírlo.

b. Contexto histórico y el pueblo de Dios. 
Ezequiel menciona inicialmente el año del cautiverio (quinto) del rey Joaquín … en que comienza su ministerio profético (v. 2). En esta frase él se asemeja y diferencia, al mismo tiempo, de los otros libros proféticos. Se asemeja porque otros de los libros proféticos comienzan ubicando el contexto histórico del profeta; pero se diferencia en que estos presentan el contexto histórico de su ministerio en general, mientras que Ezequiel solo señala el momento de su llamado (ver por ejemplo Isa. 1:1; Jer. 1:1; Ose. 1:1; etc.).

La referencia al rey Joaquín significa dos cosas. En primer lugar, que consideraba a este como el rey legítimo. Ya se ha mencionado en la Introducción que Ezequiel nunca llamó a Sedequías rey. En segundo lugar, que para el profeta el destierro del rey, y el propio, era una fecha que indicaba el comienzo de una nueva situación.

Pero al mismo tiempo, la referencia al momento (quinto año) puede relacionarse con Jeremías 51:59 que nos cuenta que Sedequías (el tío de Joaquín, que estaba en el trono) viajó por esa misma época a Babilonia; esto puede haber dado lugar a la expectativa de un regreso, basada también en la “profecía” de Ananías (Jer. 28:1–11).

Al mismo tiempo menciona que estaba en medio de los cautivos, junto al río Quebar. Ya se ha mencionado acerca del llamado río Quebar, que se trataba de un canal construido para regar la zona, o un brazo del mismo río; no parece tener demasiada importancia. 

Lo que importa es que estaba entre ellos; es lo que llamamos el contexto social del libro. Se debe notar que la palabra hebrea que se traduce cautivos (golah), literalmente significa desterrado (ver LBA o NVI). La raíz verbal significa la acción de desterrar o quitar. Se trataba de quienes perdieron sus propiedades, su tierra; quienes se encontraban en un medio que no conocían, que no era el propio.

Algunos comentaristas piensan que se trata de una figura, pues a lo largo de su ministerio él se traslada a Jerusalén en visiones (por ejemplo 8:3); esto no sería nada raro si esas visiones no fueran tan detalladas. Es probable que su conocimiento de la ciudad, y especialmente del templo, lo hayan llevado a tener tal conocimiento.

c. Contexto histórico ministerial. 
Desde el comienzo del libro se presenta una visión del ministerio de Ezequiel que lo hace a través de tres frases en estos primeros versículos. En el v. 1 fueron abiertos los cielos, y vi visiones de Dios; en el v. 3 vino la palabra de Jehovah y vino sobre mí [él] la mano de Jehovah.

De estas tres frases es necesario remarcar que, como ya se ha señalado, mientras el v. 1 está en primera persona, los vv. 2, 3 están en tercera persona, es decir introducen la interpretación de otro (¿un discípulo?) acerca de la experiencia ministerial del profeta.

En relación con estas frases podemos decir lo siguiente: En primer lugar, en el v. 1 la expresión fueron abiertos los cielos indica una revelación que trasciende la ubicación geográfica específica que ha estado mencionando; desde donde está alza los ojos a los cielos. En segundo lugar, se debe notar que habla que vio; el verbo hebreo (raah) puede referirse tanto a la visión física como a cierta percepción espiritual. Además es necesario mencionar que la expresión visiones de Dios (ver también 8:3; 40:2) requiere que se la interprete adecuadamente.

Una de las posibles interpretaciones es que se usa un plural (visiones) en razón de que está introduciendo más que un hecho puntual; sin embargo, y como lo mencionamos con anterioridad, los primeros versículos hacen referencia al momento concreto del llamado del profeta. La segunda manera de interpretar es reconocer que en el hebreo la frase visiones de Dios tiene dos características que deben ser mencionadas. 

Una tiene que ver con la palabra elohim; de las 36 veces que aparece este término en el libro, de acuerdo a diferentes autores, no se usa como nombre propio solo sino asociado, y en una cantidad de ocasiones para referirse a lo divino. También es necesario considerar que el plural para visiones es interpretado por las gramáticas hebreas como un plural de generalización, sobre todo con el plural elohim

De tal manera que la frase podría ser traducida como visión de lo divino. El profeta menciona que tuvo la oportunidad de ver realidades sobrenaturales (divinas) que están fuera del alcance de los hombres.

En el v. 3 hay dos frases que pueden considerarse por separado. En primer lugar, se utiliza una fase común a los profetas: vino la palabra de (ver Jer. 1:2; Ose. 1:1; Joel 1:1; etc.), por la misma indicaban su identidad como mensajeros, heraldos de la palabra.

Por último, en esta introducción a su ministerio, se debe mencionar que vino sobre mí [él] la mano de Jehovah. Debemos señalar la diferencia que existe entre las traducciones RVA y RVR-1960 (también LBA, NVI, y otras). El texto hebreo tiene la frase en tercera persona (como RVR-1960 y LBA); es la versión griega del AT (llamada la Septuaginta/LXX) la que tiene la primera persona (como RVA).
Culto a una tumba
En el país de Iraq cerca de las ruinas de la ciudad antigua de Babilonia existe una tumba cuya leyenda indica que es del profeta Ezequiel. Durante más de 2.000 años judíos de distintos países han visitado la tumba para venerar la memoria del profeta. 

Pero todo cambió con la revolución islámica, ya que no se permite a ningún judío visitar la tumba. No obstante, los musulmanes van en gran número a visitarla, pues reconocen a Ezequiel como profeta; claro que para ellos Mahoma es el profeta más grande de todos.
La referencia a la mano de Jehovah sobre el profeta aparece siete veces en el libro (1:3; 3:14, 22; 8:1; 33:22; 37:1; 40:1). Hay algunos elementos que hay que tener en cuenta al tratar de comprenderla. Uno: en el AT hay más de 200 referencias a la mano de Dios, particularmente indica acciones poderosas de Dios (Éxo. 7:4; 14:8). Se habla de la mano de Dios sobre su pueblo (Isa. 51:16); y sobre hombres justos (Esd. 7:6, 9). 

La mano de Dios es siempre expresión de su poder. Dos: Otra diferencia entre Ezequiel y los otros profetas es que ellos recibían visiones y la palabra de Dios; pero él afirma que la mano de Dios tomaba posesión de su vida para que pudiera recibir la revelación. Aunque otros profetas habían sido fortalecidos por la mano de Dios (1 Rey. 18:46) en Ezequiel la mano de Jehovah dirige completamente su vida.

(2) Contexto teológico: Visión de la gloria de Dios, Ezequiel 1:4–28. Después de una introducción tan precisa comienza el profeta el relato de su llamado. Como no podía ser de otra manera comienza con una visión de la gloria de Dios, aunque no afirma que se trata de esta hasta el final.

En este sentido es importante marcar algunos aspectos introductorios a este relato desde dos perspectivas; la primera tiene que ver con la crítica textual y la segunda con la interpretación misma del texto. En cuanto a la crítica textual esta es una de las secciones que más dificultades tiene en el libro de Ezequiel, posiblemente en razón de la naturaleza de lo que describe.
Río Quebar
Ezequiel 1:3
El río Quebar no era un río, sino un canal de riego en Babilonia. Según documentos de Nipur, el canal tenía forma semicircular y fue construido para que el agua del río Éufrates pasara por la ciudad para el uso de sus habitantes. Luego el agua volvía al cauce del río al sur de la ciudad.
En cuanto a los aspectos interpretativos podemos mencionar también dos elementos. En primer lugar, debemos reflexionar sobre la frase la gloria de Jehovah (1:28). Esta era una frase técnica (idiomática) para señalar la presencia de Dios (Lev. 9:23, 24; Núm. 16:22, etc.). Justamente, el hecho de que tuviera una visión de la gloria de Dios en la zona de Babilonia tenía un profundo sentido teológico. El nacionalismo existente entre los judíos hacía que pensaran que la presencia de Dios estaba solo en Israel, y de manera más específica en el templo.

En segundo lugar, se debe notar la repetición del término hebreo keeyn: como, parecido a (vv. 4, 7, 16, 22, 27); al que habría que agregar el término demuth semejante (vv. 5, 10, 13, etc.). Estos dos términos ayudan a comprender que no se trata de una descripción que debe tomarse literalmente, se trata de una semejanza. En este sentido note que la segunda palabra mencionada es la que se usa en Génesis 1:26 para referirse a la semejanza del hombre con Dios.

Este es uno de los pasajes que utilizan los que creen que Ezequiel “vio” una nave espacial. Ezequiel muestra hasta qué punto el lenguaje humano es inadecuado para describir las cosas que son espirituales. Se enfrenta con el desafío de describir por escrito sus experiencias indescriptibles con Dios. No puede más que usar un lenguaje figurativo, por lo que al interpretar se debe prestar atención a este dato.

a. Introducción: Descripción de la tormenta, Ezequiel 1:4. 
Como escribió un autor, las grandes tormentas de la vida como las de la naturaleza tienen la virtud de dirigir nuestra atención hacia lo que es de vital importancia, dejando lo secundario de lado. El profeta describe la tormenta de la siguiente manera: 
En primer lugar, presenta un viento huracanado, en este sentido es necesario recordar que Dios respondió a Job desde un torbellino (Job 38:1; 40:6), y en el libro de los Salmos Dios es presentado como el Señor de los truenos y las manifestaciones impactantes de la tormenta (29:3–5). Esto muestra que el uso de la tormenta era una figura común al AT para representar el poder de Dios. 

En segundo lugar, menciona una gran nube con un fuego, otra figura usada a lo largo del AT para referirse a la presencia poderosa de Dios (Sal. 18:12). Fue la visión del fuego lo que atrajo la atención de Moisés (Éxo. 3:1–15); en el desierto los hebreos fueron guiados por una columna de fuego (Éxo. 13:17–22). Cuando Dios se reveló en el monte Sinaí lo hizo también a través del fuego (Éxo. 19:16–18). Dios mismo es caracterizado como fuego consumidor (Deut. 4:24, Heb. 12:28, 29). De la misma manera se dice que este fuego era centelleante y un resplandor en torno de ella: el fuego no era solo símbolo de la presencia de Dios, sino también de la purificación que este hacía en medio del pueblo (Mal. 3:1–6).

Por último, menciona que en su interior había algo como metal resplandeciente. Esta frase trata de separar la descripción con cualquier semejanza con una tormenta proveniente del desierto, se trata de algo diferente, de allí la referencia al metal resplandeciente. Esta es una palabra rara, que la RVR-1960 traduce bronce, sin embargo es mejor pensar en un metal. Esta palabra se usa en 1:27 y 8:2 como una descripción del deslumbrante esplendor de Dios.

Probablemente en el exilio ellos habían perdido el sentido de la presencia majestuosa de Dios. Por eso hace dos menciones significativas: Dice que esta era una gran nube, algunos traducen inmensa; no se trata de una tormenta común, sino una manifestación especial de Dios.

Pero también dice que esta viene del norte, esta frase puede ser interpretada de dos maneras: El norte era la zona desde la cual llegaría la invasión según los profetas (Jer. 1:14). Esto para quien vivía en Jerusalén tendría sentido, pero para el que estaba en Babilonia no lo tenía. 

La segunda manera de interpretar es tomar norte en el sentido que lo usan tanto el Salmo 48:2 como Isaías 14:13. En estos dos pasajes el norte tiene mucho más que un sentido geográfico. La palabra hebrea que se traduce norte es tsafon, es el mismo término que se usa en Éxodo 14:2 (Éxo. 14:9; Núm. 33:7) y se asocia con un lugar llamado Baal-zefón. 

Los pueblos vecinos de Israel identificaban tsafon como la morada de los dioses. Es muy posible que el profeta usara una terminología comprensible por sus lectores, de manera que la cita al norte parece indicar que la tormenta a la que se está refiriendo es una tormenta que viene de la divinidad, de parte de Dios mismo. En resumen, esta tormenta es especial, tanto por su tamaño, su contenido, como por su lugar de origen. Se trata de una manifestación a la que debían prestar atención.

La “nave espacial”
Muchos creen que lo que Ezequiel vio era una nave espacial y están esperando que algo semejante aparezca de nuevo muy pronto. Ezequiel, por su parte, sabía muy bien que era una visión de la carroza de Dios que nos enseña que Dios puede llegar a cualquier punto del mundo en un instante. Las visiones de la Biblia no son fotografías de algo que existe, sino símbolos de un concepto espiritual o intelectual.

Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos de América, durante su guerra civil, dos veces tuvo el sueño de un velero grande, negro que salía de la niebla. La primera vez era antes de una de las batallas que costó más vidas en un solo día que ninguna otra en la guerra. La segunda vez fue la noche antes de que lo asesinaran.
b. Descripción de los seres vivientes, Ezequiel 1:5–14. 
Quizás a modo de introducción debemos decir que las imágenes que describe el profeta en este pasaje no son familiares al lector moderno, por lo que nos son muy difíciles de “visualizar”. Como habremos de decir más adelante, esa era una ventaja con la que contaban los primeros lectores del profeta.

Hay dos enfoques o maneras de interpretar este texto. Por un lado, a partir del contexto en el cual Ezequiel desarrolló su ministerio, buscando en su trasfondo la clave de comprensión. Por otro lado, se puede tomar el pasaje como simbólico, y espiritualizar cada uno de los aspectos del mismo. En nuestra lectura del mismo trataremos de reconocer estos dos elementos como clave para una interpretación balanceada.

Es importante comenzar mencionando que los seres vivientes de los que habla en este pasaje se deben relacionar con los querubines del capítulo 10 (10:20), aunque en este pasaje son llamados seres vivientes (jayoth). Este término señala la calidad de una ser vivo. En el AT se usa en general de los seres vivos (Gén. 1:21), de los animales (Gén. 9:12, 15; Eze. 47:9); y de los seres humanos (Ecl. 4:15).

Como se ha mencionado en el capítulo 10 se los identifica con los querubines. Es necesario mencionar que la palabra querubín tiene un origen incierto. Un término semejante en acadio significaba bendecir, adorar. 

En las Sagradas Escrituras son seres celestiales, siervos de Dios; dos de las citas más importantes se encuentran en Génesis 3:22 y Éxodo 25:18–22. Tanto en Génesis como en Éxodo representaban la presencia de Dios. Estos seres espirituales no son llamados ángeles directamente. Para interpretar correctamente esta visión es necesario volver a recordar que Ezequiel hace un amplio uso de imaginería o simbolismo, por lo que una interpretación literal no hace justicia al texto.

También se debe tener en cuenta que los oyentes del profeta, los exiliados, habían visto en los templos babilónicos la representación de figuras aladas, por lo que es posible que el profeta combinara elementos de la tradición bíblica con los tomados del trasfondo babilónico a fin de usarlos gráficamente para que los cautivos tuvieran en claro a qué se refería.
Seres alados
Estos versículos presentan una serie de características de los querubines, que a su vez muestran el equipo que tenían para cumplir con la tarea que Dios les encomendara:
(a) Tenían forma de hombre, v. 5. La frase tiene mucho parecido con Génesis 1:26–28, el relato de la creación del hombre. De allí se pueden sacar dos conclusiones, en primer lugar que eran seres creados, es decir no eran seres divinos (es decir dioses). En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, eran limitados. Estaban al servicio de Dios, con lo que este les permitía hacer. El profeta trataba de evitar que se convirtieran en objeto de adoración o veneración.

(b) Tenían cuatro caras, vv. 6, 8, 10. Si se presta atención a estas caras, se nota que cada una de ellas representaba un aspecto de la creación, comenzando con el hombre y pasando a las distintas categorías de seres creados. Al mismo tiempo cada uno de estos representantes eran reyes en la esfera que representaban; así el hombre como el rey de la creación, el león como rey de las fieras, etc. Un dato que no es menor en el pasaje tiene que ver con el número cuatro (arba) que en los vv. 5–18 aparece doce veces. 

El uso del número está en directa relación con lo terrenal, por ejemplo la división de la tierra en los cuatro puntos cardinales. Esto muestra que Dios es Señor de toda la creación. Como menciona un autor, el significado de las caras en relación con los seres excede la suma de las partes (valor de cada “cara” en particular).

(c) Tenían cuatro alas, vv. 6, 8, 11. Los dos pares de alas tenían como objeto relacionarse y cubrir sus cuerpos, trabajar en conjunto y al cubrir sus cuerpos hacerlo con humildad. En Apocalipsis 4:1–11 parece haber referencia a este pasaje aunque en aquel lugar los seres tienen 6 alas.

(d) Tenían piernas rectas, v. 7. El término en hebreo que se usa para piernas (regel) puede referirse tanto a los pies como a las piernas, y el que se traduce rectas implica que no tenían coyunturas. Notar que el texto habla también de la planta de sus pies (RVA: pezuñas), esta era como de becerros, es decir redondas, para no tener que volverse al andar. Es necesario tener en cuenta que es un pasaje altamente simbólico; por lo que es posible que se esté refiriendo a la estabilidad y agilidad, necesarias para cumplir con la obra de Dios.

(e) Tenían debajo de sus alas … manos de hombre, v. 8. Ya se ha mencionado el significado de la mano en el caso de Dios. En cuanto a las manos de hombre parece decir que tenían la capacidad de actuar y de hacerlo en conjunto. Al mismo tiempo se debe notar que sus cuatro lados tenían manos; se debe tener presente que las manos es una de las diferencias entre los animales y el hombre, su destreza para manejar cosas, la capacidad de manipular.

(f) Estos seres se movían hacia delante, vv. 9, 12. Por supuesto que siempre irían hacia adelante dada las características que tenían, porque no necesitaban volverse cualquiera fuera la dirección que tomaran. Lo que está tratando de simbolizar es que tenían un sentido de propósito, no iban hacia atrás.

(g) Iban adondequiera que el espíritu decidía ir, vv. 12, 20. Esta es una frase que necesita ser analizada en detalle. Quizás lo más importante es apreciar el sentido de la palabra hebrea ruaj que se traduce espíritu. Esta palabra puede significar cuatro cosas; 
(1) el Espíritu de Dios; 
(2) un viento fuerte, en relación con la tormenta que ha descrito; 
(3) el espíritu de las criaturas que está describiendo; 
(4) una fuerza que Dios desde su trono dirigía a estos seres. 

Si se compara con el v. 20 donde se habla del espíritu de cada ser viviente la diferencia podría hacer pensar que en este pasaje se refiere a la dirección que Dios daba a los mismos. Es decir, estaban dispuestos a hacer la voluntad de Dios en cualquier situación. Y al mismo tiempo estaban capacitados para hacer su voluntad cualquiera que esta sea.

(h) Centelleaban semejantes a bronce bruñido, v. 7, o como carbones de fuego, v. 13. Si el fuego era sinónimo de la presencia de Jehovah el bronce bruñido simbolizaba su cercanía con él.

(i) Se movían como relámpagos, v. 14. La palabra hebrea que se usa en este lugar (bazaq) significa literalmente centella, chispa. Esto muestra la velocidad con la que estaban dispuestos a hacer la voluntad de Dios.

(j) El ruido de sus alas era impactante, v. 24. Dos detalles acerca de este versículo; en primer lugar las palabras ruido, voz y bullicio son traducciones de la misma palabra hebrea (qol), lo que muestra que compara el sonido que ellos hacían con cuatro cosas; la primera es muchas aguas; la segunda es voz del Todopoderoso; la tercera bullicio de una muchedumbre; y por último bullicio de un ejército

Este lenguaje, y comparaciones, muestra a las claras que se trata de una “teofanía”. En este mismo sentido es necesario hacer una comparación con el Salmo 93:3, 4 (ver también Isa. 17:12). Recordar que Juan en su visión del libro de Apocalipsis tomó esta imagen de Ezequiel para mostrar que la “voz” era semejante al sonido de muchas aguas. En segundo lugar note que este sonido representa una interrupción que turba el silencio de la visión, que hasta el momento estaba sumida.

Como ya se ha mencionado se trata de una visión del trono de Dios, allí se presentan sus siervos, quienes están dispuestos a hacer su voluntad. Para el grupo de exiliados que estaban en Babilonia esta “visión” tenía un profundo significado: allí en el exilio podían ver que Dios estaba en su trono, gobernando todas las cosas y que sus siervos estaban listos para servirle.

c. Descripción de las ruedas, Ezequiel 1:15–21. A esta altura del relato ya debe ser evidente el cuadro que trata de presentar el profeta: un carro o carroza. Algunos piensan que se trata de la carroza que transportaba el arca del pacto (2 Sam. 6:3) aunque esta no era una costumbre en Israel, ya que el arca era llevada por los levitas (Deut. 31:9). Otros piensan que se trata del carro de un rey.

Es interesante notar que en Ezequiel 1:4, 5 y 3:12, 13 parece representar la llegada y partida de una carroza. Al margen del uso común en el mundo antiguo los carros se usaban en relación con las deidades (2 Rey. 23:11). En relación con el Dios de Israel el “carro” fue usado como un símbolo de su majestad y poder (Sal. 68:17), Él es quien usa las nubes como su carroza (Sal. 104:3).

Fue un carro de fuego el que separó a Elías de Eliseo antes de que fuera tomado (2 Rey. 2:11); hubo carros de fuego protegiendo al profeta Eliseo (2 Rey. 6:17). Al mismo tiempo es necesario recordar que el mismo Eliseo fue llamado “carro de Israel” (2 Rey. 13:14). Dos pasajes proféticos deben ser mencionados: 

En primer lugar Habacuc 3:8 donde se habla de los “carros de victoria”. 

El segundo pasaje es Isaías 66:15 donde se habla de sus carros como instrumentos de juicio. 

Por lo tanto los carros tenían para los judíos de los tiempos de Ezequiel tanto el trasfondo histórico como teológico para que fuera una figura fácil de comprender. En este mismo sentido se debe tener presente el texto de Daniel 7:9 que, aunque está en arameo, presenta la misma idea.

Es necesario tener presente un último dato en la lectura de este pasaje; parte de las figuras vienen del contexto del templo, especialmente ver las descripciones de 1 Reyes 7:27–39 y Éxodo 25:17–22. Preste atención en el mobiliario del templo, algunas de las imágenes que allí se mencionan se relacionan con lo que está describiendo el profeta.

De debe comenzar mencionando que la palabra hebrea que se traduce rueda (v. 15: o pannin) se usa 35 veces en todo el AT, de ellas 25 corresponden a Ezequiel. Se trata de un término cuyo uso común se encuentra en relación con las ruedas de un carro (Éxo. 14:25; Nah. 3:2). También es la palabra que se usa en relación con adornos del templo de Salomón (1 Rey. 7:30–33). Tanto en Ezequiel como en el libro de Daniel (7:9) se mencionan ruedas como base del trono de Dios. Es posible que se esté refiriendo al arca del pacto, que en el Salmo 132 se presenta como el estrado de Dios.

De la misma manera que se mencionaron algunas características de los seres vivientes, se describe a las ruedas de la siguiente manera (vv. 16–18): Comienza presentando su forma y aspecto como crisólito, una palabra que se puede traducir también topacio. 

Esta se usa en las descripciones de las ropas sacerdotales (Éxo. 28:20), y en descripciones que tienen que ver con el esplendor (Eze. 28:13, Dan. 10:6). En segundo lugar, presenta la manera en que estaban hechas una rueda dentro de otra rueda

Esto parece indicar una serie de círculos concéntricos o una rueda doble. En tercer lugar, se presentan tanto su tamaño como la impresión que causaban (v. 18). Es interesante notar que se usan dos palabras que podrían ser llamadas complementarias. 

La primera, que se traduce altos, también se puede traducir exaltado o digno (Job 40:10; 36:7). 
La segunda, aterradores, es otro término que se usa de Dios, equivale a respeto o veneración (Neh. 5:15).

Por último, termina su descripción diciendo que los aros de las ruedas estaban llenos de ojos. Si se toma literalmente se puede referir a salientes ornamentales o grandes clavos de cabeza brillante que las ruedas de los carros de guerra solían tener. Por otro lado, simbólicamente se puede referir a un trono del que nada está fuera de su conocimiento.

Finalmente, el texto pasa a describir las acciones de las ruedas (vv. 17, 19–21). Para esto se usan tres verbos que presentan acciones de las ruedas y de los seres vivientes.
(a) Se desplazaban (jalaq). El sentido primario del verbo hebreo es trasladarse de un lugar a otro. Se debe mencionar que este verbo se repite en varias ocasiones a lo largo del pasaje; solo en el v. 17 se usa tres veces. Dejando de lado que existe una cierta dificultad mecánica, para aquel tiempo, en pensar que se desplazaban sin volverse, el énfasis se encuentra en el movimiento.

(b) Se elevaban (nasa). El segundo verbo (v. 19), tiene un núcleo semántico que incluye causas y efectos, en otras palabras, se levantaban para ir o transportarse a otro lugar. En su uso pasivo, tiene como sentido figurado elevarse, ponerse por sobre de. Note que es el mismo verbo que se usa en Isaías 6:1.

(c) Se detenían (amad). El tercer verbo tiene como sentido no solo de detenerse, sino mantenerse en pie, erguirse. En el campo cúltico y militar se usa para estar listo o al servicio de un superior (2 Sam. 20:4).

Dos cosas más se deben mencionar acerca del uso de estos verbos: Note que se usan en un orden progresivo; y se debe señalar que en estos versículos se enfatiza la completa identificación entre las ruedas y los seres vivientes. Hay una completa coordinación de movimientos, se movían exactamente al mismo tiempo, es en este mismo sentido que se debe interpretar la frase que se traduce el espíritu de cada ser viviente (vv. 20, 21). Otras interpretaciones de la frase podrían ser que algo inanimado, es decir las ruedas cobraron vida, o por otro lado que el autor está haciendo referencia a que estas estaban bajo la dirección del Espíritu (v. 12).

d. La bóveda/plataforma y el trono, Ezequiel 1:22–28a. Estos versículos contienen una descripción de la bóveda y luego del trono. Se debe comenzar mencionando el uso de la palabra hebrea que la RVA traduce bóveda (RVR-1960, expansión; BLA, firmamento) en el v. 22 (raquia) viene de un verbo hebreo que significa martillar, golpear (Eze. 6:11; 25:6). Este verbo y sus derivados fueron muy usados en la descripción de la construcción del altar y sus elementos (Éxo. 39:3; Núm. 16:39). De allí que la palabra bóveda/firmamento llegó a significar literalmente algo golpeado (Núm. 16:38, RVA traduce láminas).

“Semejante”
Ezequiel 1:26
La palabra “semejante” no significa “copia” o “reproducción” sino “estatua”. Es un símbolo, no una realidad. Tal como el ser humano sabe que Dios lo creó a su imagen y semejanza, es muy natural que el hombre conciba a Dios a su semejanza. Es totalmente imposible describir a Dios (ver Apoc. 4).
El profeta utiliza esta palabra por dos razones principales: Por un lado por su relación con el culto, pues hay que recordar que estaba relacionada al mobiliario del tabernáculo; y por el otro porque tenía un valor universal. 

En este sentido es importante señalar que es la misma palabra de Génesis 1:6; es en esta dirección que debe entenderse la palabra latina firmamentum, que utiliza la traducción latina.

En este lugar el profeta usa el término para presentar una plataforma o base en la que se apoya el trono de Dios, que después presentará. En cuanto a la bóveda, se debe mencionar lo siguiente:

(a) En primer lugar, la expansión tenía una apariencia semejante a un cristal. Es necesario volver a mencionar que el texto comienza con la palabra hebrea demut1823 (semejante), que vuelve a enfatizar que se trata de una figura y no debe ser tomada literalmente. Tiene que ver con el impacto visual que irradia la plataforma. Nuevamente se trata de mostrar el esplendor que rodea al trono de Dios.

(b) En segundo lugar, menciona que estaba sobre las alas de los seres vivientes (vv. 22, 23). Es notable el uso de las preposiciones encima y debajo, la repetición de estas tiene como propósito señalar que los seres vivientes eran el apoyo de la bóveda sobre la que al mismo tiempo se apoyaba el trono.

(c) Por último el profeta señala el sonido de la imagen; por un lado el que producían los seres vivientes, el ruido de sus alas (v. 24), que rodeaba toda la visión. Pero cuando se hacía silencio se escuchaba un estruendo por encima de la bóveda, seguramente se trata de la voz de quien estaba en el trono, dado que la palabra que se traduce estruendo es la misma que en otros lugares se traduce voz.

La segunda parte del texto (vv. 26–28) pasa a describir el trono y el que estaba sentado en el mismo. Comienza con una descripción del trono (kisse, v. 26a). Esta palabra significa asiento, silla, trono; es interesante notar que dada la costumbre antigua de sentarse en la tierra, tener un asiento significaba una categoría social, política o religiosa. Otro detalle a señalar es que nuevamente se encuentra una repetición de la idea de semejanza o apariencia (forma, parecía); esto indica que el profeta no quería limitar al trono a su descripción.

En cuanto a la descripción del trono, es presentado como de zafiro. Esta era una piedra preciosa (Eze. 28:13), que era una de las que se usaban en las vestiduras de los sacerdotes (Éxo. 28:18; 39:11). Note que esta visión es semejante a la de Moisés y los setenta ancianos en Éxodo 24:10.

Descripción del que estaba en el trono (vv. 26b–28a). Es de notar que se repiten los términos de semejanzas, señalando el simbolismo de la escena que va a describir. En cuanto al que está en el trono lo presenta con distintas frases, la primera es alguien semejante a un hombre. La idea de presentar a Dios en forma humana se encuentra a lo largo de todo el AT, es lo que se conoce como antropomorfismo. Era una manera común de ir de lo conocido a lo desconocido; se encuentra en las distintas visiones proféticas, como por ejemplo Isaías 6.

La segunda expresión de descripción es semejante a metal que resplandecía (v. 27). Se debe prestar atención a que esta presentación es tan radiante como la que se encuentra en otras teofanías (Éxo. 3:2–15; 24:17) y es seguida de cerca por al apóstol Juan en Apocalipsis (4:1–4).

Los elementos de esta visión comunican dos importantes conceptos: Dios es un Dios de esplendor y poder. Aunque esta no era una nueva idea es probable que en tiempos de decadencia espiritual como los que precedieron a la caída de Jerusalén, debió haber quedado de lado. Dios no solo está en Israel. Una idea revolucionaria para los oyentes de Ezequiel.

Semillero homilético
Dios anima a sus siervos
1:1–2:7
Introducción: Un joven prisionero de guerra tuvo una visión de Dios en la que él le llamó a ser su mensajero y a predicar su palabra. Ante el asombro del joven y el reconocimiento de su incapacidad para una obra tan grande, vemos lo que Dios hizo con él al igual que con Ezequiel.
     I.     Dios le dio una visión de su gloria.
1.     Ezequiel comprendió que Dios es soberano de todo ser creado (1:4–14).
2.     Comprendió que Dios no está limitado en su actuación (1:15–21).
3.     Vio la gloria y el poder de Dios (1:22–28).
     II.     Dios afirmó a su siervo.
1.     Dios le dio poder y le afirmó (2:1, 2).
2.     Dios le habló personalmente.
3.     Dios le dio valor y coraje frente a una tarea difícil (2:3–7).
     III.     El mensaje de Dios es dulce para su siervo.
1.     A veces la gente con quienes trabajamos es difícil.
2.     No quieren escuchar la palabra de Dios.
3.     Hay que predicarles la verdad con amor.
4.     El mensaje de Dios nos será dulce porque es la palabra de Dios, no la nuestra, y él obrará para que la gente reciba su mensaje.
Conclusión: Dios no siempre llama a la gente más talentosa; sin embargo, él nos capacita y nos anima para la obra y nos da el mensaje que hemos de proclamar. Por eso es un gozo servirle.
La tercera expresión tiene que ver con el arco iris que está en las nubes. La referencia a este arco debía recordar a los oyentes que este era símbolo de paz (Gén. 9). Al mismo tiempo es necesario tener presente que un arco iris sale siempre después de la tormenta, lo que da una nueva visión, una nueva perspectiva frente a los problemas. Tanto Ezequiel como sus compañeros debían comprender que Dios es más grande que cualquier adversidad. Necesitaban tener esta visión de Dios y su majestad.

Además es necesario mencionar que hay una nueva tensión que muestra esta teofanía: Este era el aspecto de la gloria de Jehovah. Moisés afirmó que nadie podía ver a Dios y vivir (Éxo. 33:18, 20), por lo tanto Dios solo se puede revelar a sí mismo a los hombres de manera limitada. En este sentido es notable señalar el pasaje de Números 12:8 donde se habla de que Moisés se relacionó con Dios cara a cara, pero se debe recordar que se refiere a hablar, es decir, relacionarse directamente, sin intermediarios.

Joya bíblica
Como el aspecto del arco iris que está en las nubes en un día de lluvia, así era el aspecto del resplandor alrededor. Este era el aspecto de la gloria de Jehovah. Y cuando la vi, caí postrado sobre mi rostro y oí la voz de uno que hablaba (1:28).
También, es necesario detenerse un momento en la frase gloria de Jehovah. La palabra que se traduce gloria, kebod viene de una raíz que significa pesado, carga, de allí se desarrolló de manera simbólica a riqueza y honor. Se usó la misma con el sentido de honor o reputación (Job 19:9, Prov. 3:16). En relación con Dios se usó de tres maneras precisas. En primer lugar, se usó en el contexto de los Salmos como una expresión de alabanza; de hecho el libro que más usa esta palabra es justamente este (Sal. 19:1). 

En segundo lugar, hay un uso escatológicio del término, especialmente en el libro de Isaías, que es el segundo en uso del término (toda la tierra está llena de su gloria, Isa. 6:3), es esperanza para el futuro (Isa. 40:5). Por último, se debe mencionar el uso sacerdotal del término (Éxodo y Ezequiel). En este caso significa una presencia especial de Dios en medio de su pueblo (Éxo. 24:17).

Por último, el detalle que se debe marcar en Ezequiel es que la gloria es algo que está en movimiento, no es estática o fija. En el capítulo 1 sale de la bóveda celeste para manifestarse al profeta; (11:23) sale del templo de Jerusalén antes de la destrucción. Y por último, en la visión final (Eze. 43:4), el profeta ve el regreso de la gloria de Dios al nuevo templo.

e. Conclusión: La respuesta del profeta, Ezequiel 1:28 b. Como el profeta Isaías, Ezequiel cayó postrado sobre su rostro; inclinarse o postrarse ante alguien implicaba reconocer su autoridad o señorío, en el caso de Dios es someterse delante de su presencia. En un sentido simbólico cuando se levanta ya no es el sacerdote, es el profeta que es levantado por el Espíritu de Dios quien lo comisiona.

Esta visión de apertura del libro y ministerio de Ezequiel contiene algunas lecciones básicas, que no deben perderse en la interpretación de las mismas. En primer lugar, contiene un reencuentro de este joven judío con la visión de un Dios santo, poderoso y majestuoso. 

La importancia de este reencuentro para el profeta y los cautivos se puede notar en el impacto que debió causar en ellos, en la cultura y en la religión babilónica. Este Dios que se manifiesta es el que ha hecho un pacto con la casa de Israel. De la misma manera que Jeremías en Jerusalén, Ezequiel entre los cautivos debía tener en claro que tanto el castigo como la esperanza del pueblo estaban en torno al mismo. 

La mención del arco iris recordaba tanto el castigo por el pecado como la promesa hecha por Dios en el contexto del pacto (Gén. 9:16). Por último, este capítulo muestra que nada, incluyendo la ubicación geográfica, podía separar al pueblo de su Dios. Se podría destacar que esta visión inicial, que marca el contexto teológico del ministerio de Ezequiel, contiene un detalle de esperanza, dado que la presencia de Dios les acompaña aun a las lejanas tierras de Babilonia; pero se trata de una esperanza condicionada a la obediencia al pacto.
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