sábado, 30 de julio de 2016

Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos... sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




FUERTES Y DÉBILES EN LA FE



  CONVIVIENDO CON DIFERENTES GRADOS DE MADUREZ ESPIRITUAL

Nos cuesta aceptar que en las iglesias locales tenemos que convivir con hermanos que tienen diferentes grados de madurez espiritual.

Nadie cree que Pablo, al escribir esta parte práctica de su carta, lo hiciera para ayudar a resolver algún grave problema de la iglesia de Roma que hubiera llegado a sus oídos. Más bien se piensa que lo escribió motivado en su experiencia con otras iglesias que conocía a fondo por haberlas fundado él mismo.

Cuando escribió su carta a los romanos estaba viviendo en la ciudad de Corinto. En su carta a Corinto había abordado un tema que tiene afinidad con las situaciones aludidas acá.

En 1 Co. 8 trata la solución de problemas surgidos porque algunos hermanos comían carne que, según algunos, había sido previamente sacrificada a los ídolos.

Los temas mencionados en Romanos se refieren a si los judíos convertidos debían o podían conservar la práctica de guardar ciertos días de fiesta como algo especial, o si podían comer ciertas carnes o debían abstenerse, haciendo un régimen puramente vegetariano.

En el contexto actual, algunos de estos distingos pueden parecernos triviales. A veces no entendemos que las situaciones mencionadas son sólo ejemplos de muchas otras que van surgiendo en las iglesias locales con el transcurso del tiempo y con la variación de distintos entornos culturales.

En nuestro tiempo los “grandes” temas de debate, a veces alcanzan a dividir iglesias individuales o causan separación de denominaciones que formaban parte de un mismo grupo. Y estos temas de debate son, por ejemplo, si se puede acompañar las canciones de adoración con una batería, o la cantidad de decibelios a que debe salir la música de los equipos de sonido, o si se puede subir al púlpito a predicar sin saco y sin corbata, o si una dama cristiana puede o no ir a los cultos con pantalones, o si se puede aplaudir durante las canciones de alabanza al Señor. Hasta es posible que algunos se sonrían de que publiquemos estas “tonteras”, mientras que otros se escandalicen por considerar que son más serias de lo que nosotros les atribuimos ser.

¿Qué conclusiones sacaremos si buscamos la orientación que Pablo da en su carta con referencia al tratamiento de casos de este tipo, que no son cuestiones de doctrina?

   1. Pablo no define las situaciones planteadas en un sentido o en otro (Romanos 14:1–12).

1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 
2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. 
3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come;          porque Dios le ha recibido. 
4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae; pero      estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 
5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté                 plenamente convencido en su propia mente. 
6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el              Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no      come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 
8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea    que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 
9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos    como de los que viven. 
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tú hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu                  hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 
11 Porque escrito está: vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda              lengua confesará a Dios. 
12 De manera que cada una de nosotros dará a Dios cuenta de sí.

En lugar de dar definiciones, Pablo ofrece ciertos principios.

  a.      Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones (Romanos 14:1, 2)

Debemos reconocer que existe la variedad. “Uno cree que se ha de comer de todo; otro que es débil, come legumbres” (Romanos 14:2).

Al decir esto, ha planteado una distinción dentro de la familia de la fe. Hay un cristiano al que considera “fuerte”, porque tiene tal libertad en Cristo, que no está atado a escrúpulos que eran propios de una cultura religiosa que la sola fe en Cristo había dejado completamente atrás. Hay otro cristiano, que es tan cristiano como el primero, pero que mantiene su conciencia atada a ciertas normas que había aprendido en su práctica religiosa anterior.

 Pablo llama a este cristiano “débil”. Su debilidad es que se priva de comer carne y como sólo legumbres no por problemas de salud, sino por problemas de conciencia. Digamos, de paso, que posiblemente todos somos “débiles” con respecto a algunas cuestiones y “fuertes” con respecto a otras, lo que hace que necesitemos comprender, pero al mismo tiempo ser comprendidos.

El que come, puede ahora sentirse superior al que no come. El ha sido llamado “fuerte” y el otro ha sido llamado “débil”. ¿Cuál sería nuestra reacción si estamos del lado del “fuerte”? Casi con seguridad pensaríamos: ‘Este otro hermano no sabe mucho de esto, es débil, y en consecuencia deberá adaptarse a lo que creemos los que somos fuertes, pues por algo lo somos.’

¿Pero qué pensaría el débil? Tal vez razonaría así: ‘Ese hermano fuerte no se da cuenta de que la conciencia existe para algo; tendrá más experiencia que yo, pero en esto de comer de todo está completamente equivocado.’

¿Cuál es la definición de Pablo? Ninguna; al menos en el sentido de que no le da la razón a ninguno. Al fuerte le dice que “no menosprecie al que no come” (al débil). Y al débil le dice “que no juzgue al que come” (al fuerte). ¿Cuál es el argumento de Pablo para cada uno de ellos? El mismo: “Dios le ha recibido” (Romanos 14:3). Ha recibido a los dos, tanto al débil como al fuerte. Si ambos están en pie de igualdad frente a Dios, el otro está en pie de igualdad frente a mí y yo estoy en pie de igualdad frente al otro. ¿A qué viene entonces la discusión? Cuando miramos el problema desde el punto de vista que está planteado, la discusión resulta innecesaria y dañina.

Cuando Pablo les señala a los fuertes “recibid al débil en la fe” (Romanos 14:1), enseguida hace la aclaración de que no deben recibido para “contender sobre opiniones”. No se trata de asuntos esenciales. Se trata de opiniones diferentes sobre asuntos opinables, aunque a cada uno le parezca que su opinión es la única valedera.

  b.      No menosprecie al otro; no lo juzgue; Dios lo ha recibido (a ambos) (Romanos 14:3)

i) No hay derecho sobre el criado o esclavo, pues ya tiene dueño (Romanos 14:4). Ahora Pablo se dirige a los dos, al fuerte y al débil, y efectúa una argumentación basada en la figura de la esclavitud existente cuando escribió: la del mercado de esclavos. El “criado ajeno” es un esclavo al servicio del dueño en las tareas de la casa. ¿Quién podía sentirse con derecho a juzgar a ese criado si ya tenía un dueño que no admitiría que nadie interfiriera con las órdenes que él le daba?

ii) Para su señor está en pie o cae (Romanos 14:4). El único que puede juzgar su conducta es su amo, su señor. Está en pie, es decir, resulta aprobado; o cae, es decir, no satisface a su dueño por lo que hace. En la aplicación se transfiere la acción del señor, dueño del esclavo, al Señor, dueño de la vida de los que ha redimido y dice de esta última relación: “poderoso es el Señor para hacerle estar firme”. La ilustración es del mercado de esclavos, pero la aplicación es para la iglesia de Cristo, en la cual El—y no otro—es el Señor, el que preservará a los suyos para que se desarrollen y permanezcan firmes en la fe.

iii) Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente (Romanos 14:5). No se trata de adoptar diferentes puntos de vista basados en simpatías personales o adhesiones a mayorías o minorías, basadas en distintas razones. Lo que se está tratando acá no es de qué color deben pintarse las paredes del templo, en lo cual podemos tener opiniones cambiantes. Los temas referidos están relacionados con la conciencia espiritual de lo que es bueno o de lo que es malo. No se gana nada “convenciendo” a otro para tener una supuesta “uniformidad”. En alguna iglesia se podría convencer, presionar y hasta ayudar al vegetariano a comer un poco de carne, aunque sea para probarla, pero si su conciencia no ha sido tocada por Dios en ese punto, en lugar de ayudar a ese hermano, se lo estaría haciendo pecar.

iv) “Ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí” (Romanos 14:6–8). Desde que somos esclavos de Jesucristo, nuestras conductas ya no pueden ser independientes. Lo que hacemos o no hacemos, en razón de la conciencia, está directamente ligado al Señor. Se hace para El o no se hace para El (Romanos 14:6).

La razón es siempre la misma. El Señor es nuestro amo, nuestro dueño. El nos compró con el precio de su sangre, y nos compró para que seamos suyos. Ni siquiera nuestra vida o nuestra muerte son independientes del Señor (Romanos 14:7). “Sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8). No se trata de resolver el problema del momento. No se refiere a un hecho meramente puntual. Pertenecemos a nuestro Amo, Dueño y Señor, para siempre.

v) Cristo es nuestro Amo por un acto deliberado de su voluntad (Romanos 14:9). “Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor …” Señor de los creyentes que vivimos en esta esfera terrenal, y Señor de los creyentes que ya han muerto y cuyos espíritus están en su presencia consoladora, mientras sus cuerpos aguardan que huyan las sombras en la resurrección previa al arrebatamiento.

vi) Entonces, ¿por qué el débil juzga, y el fuerte menosprecia? (Romanos 14:10). Ninguna de las dos actitudes tiene sentido a la luz del hecho de que tanto el uno como el otro, así como cada uno de nosotros, deberemos comparecer ante el tribunal de Cristo (2 Co. 5:1–10).

vii) Todos adoraremos y confesaremos al mismo Señor (Romanos 14:11,12). Si esto será inevitable y gloriosamente así en el futuro, debemos vivir ahora en armonía con nuestros hermaos con los cuales nos diferenciamos por distintos escrúpulos de conciencia. Si hacemos esto, estaremos agradando al Señor.

    2.      Si hemos entendido lo anterior, debemos tomar decisiones concretas (Romanos 14:13–23)

Romanos 14:
13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner              tropiezo a ocasión de caer al hermano. 
14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa      que algo es inmundo, para él lo es. 
15 Pero si por causes de la comida tu hermano es contristado, ye no andas conforme al amor.        No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. 
16 No sea, pues, vituperado vuestro bien; 17porque el reino de Dios no es comida ni bebida,          sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 
18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 
19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 
20 No destruyas la obra de Dios por causes de la comida. Todas las cosas a la verdad son              limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. 
21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o      se debilite. 
22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí      mismo en lo que aprueba. 
23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que        no proviene de fe, es pecado.

  a.      No juzgar más los unos a los otros (Romanos 14:13)

Ahora se juntan las expresiones que antes eran distintivas. Antes se hablaba de juzgar, por parte de uno; y menospreciar, por parte de otro. El menosprecio es también una forma de juzgar, que tiene el sentido de “condenar” lo que el otro hace. Juzgar podría significar poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.

  b.      Aplicar el amor cuando no es conveniente usar la libertad (Romanos 14:14–18).

Yo puedo tener la libertad de dormir con una ventana abierta, pero si mi esposa está enferma y puede perjudicarse, mi libertad, sin sufrir menoscabo, podrá dar lugar al amor y privarse momentáneamente del aire fresco. Al hacerlo así, yo mismo me beneficio pues, si presiono sobre mi libertad y mi esposa empeora, yo mismo sufriré por su falta de salud.

Reflexionemos en qué consiste el reino de Dios, el gobierno de Dios sobre nuestra vida. No se trata de que comamos o no ciertas cosas. En cambio sí tiene que ver con la justicia práctica en la vida, con la paz y con el gozo en el Espíritu Santo. Estas bendiciones las disfrutamos plenamente cuando agradamos a Dios y a la vez a nuestros hermanos. Servimos así a Cristo y somos aprobados por los hombres.

  c.      Sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación (Romanos 14:19)

La iglesia no es para que nosotros nos edifiquemos en forma aislada. Es para la edificación conjunta. Es un edificio espiritual bien planeado y trabado, donde cada uno tiene su lugar. Es un cuerpo bien articulado, donde cada miembro cumple una función en bien de los demás miembros, y donde recibe bendición de los otros (Ef. 4; 1 Co. 12).

  d.      La comida y otros temas de divergencia tienen importancia relativa (Romanos 14:20)

No debemos permitir que asuntos personales destruyan la obra de Dios. Algo que es bueno para nosotros puede ser causa de tropiezo a otros. Nuestra actitud debe ser de abstención a fin de evitar ese mal mayor que el no uso de nuestra libertad.

  e.      No siempre lo bueno es hacer las cosas en que tenemos libertad (Romanos 14: 21)

Lo bueno es que nuestras actitudes no hagan tropezar, ofender o debilitar al hermano débil.

  f.      Entonces, ¿dónde queda la fe de los fuertes en su libertad? (Romanos 14:22)

En casos en que puede dañar a otros que no tienen esa fe, debe quedar en nosotros y delante de Dios. Evitaremos así ser juzgados en el tribunal de Cristo.

  g.      ¿Qué pasa si le débil que duda, finalmente come, o hace otra cosa? (Romanos 14:23)

Si lo hace movido por la presión de otros, peca al comer o hacer otra cosa, pues lo que no se hace en fe resulta ser pecado para el que lo hace (Romanos 14:15). Es la misma conclusión de que si el débil considera que algo limpio es inmundo, para él llega a ser inmundo (Romanos 14:14).
Aclaramos que este tema no termina en este capítulo, sino que se extiende hasta Romanos 15:1–7.

  BOSQUEJO ROMANOS 14:1–23

Débiles y fuertes

  A.      Aprendiendo a convivir con diferentes grados de madurez

    1.  Pablo no define las situaciones planteadas en un sentido o en otro (Romanos 14:1–12)
      a.      “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” (Romanos 14:1,2)
      b.      No menosprecie al otro; no lo juzgue; Dios lo ha recibido (a ambos) (Romanos 14:3)
         i)      No hay derecho sobre el criado o esclavo, pues ya tiene dueño (Romanos 14:4)
         ii)      Para su señor está en pie o cae (Romanos 14:4)
         iii)      Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente (Romanos 14:5)
         iv)      “Ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí” (Romanos 14:6–8)
         v)      Cristo es nuestro Amo por un acto deliberado de su voluntad (Romanos 14:9)
         vi)      Entonces, ¿por qué el débil juzga, y el fuerte menosprecia? (Romanos 14:10)
         vii)      Todos adoraremos y confesaremos al mismo Señor (Romanos 14:11, 12)

    2.  Si entendimos lo anterior, tomemos decisiones concretas (Romanos 14:13–23)
      a.      No juzgar más los unos a los otros (Romanos 14:13)
      b.      Aplicar el amor cuando no es conveniente usar la libertad (Romanos 14:14–18)
      c.      Seguir lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación (Romanos 14:19)
      d.      La comida y otros temas de divergencia tienen importancia relativa (Romanos 14:20)
      e.      No siempre lo bueno es hacer las cosas en que tenemos libertad (Romanos 14:21)
      f.      Entonces, ¿dónde queda la fe de los fuertes en su libertad? (Romanos 14:22)
      g.      ¿Qué pasa si el débil que duda, finalmente come, o hace otra cosa? (Romanos 14:23)

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viernes, 29 de julio de 2016

No me propuse saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a Éste crucificado. Y llegué a vosotros con debilidad, y con temor y con mucho temblor; y mi palabra y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del poder del Espíritu

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




 
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Formación de Sermones Expositivos
1 Corintios 2: 1-5

1    Cuando yo, hermanos, fui a vosotros, no fui proclamándoos el misterio de Dios con               palabras altisonantes, o de sabiduría.
2    Pues no me propuse saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a Éste crucificado.
3    Y llegué a vosotros con debilidad, y con temor y con mucho temblor;
4    y mi palabra y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con       demostración del poder del Espíritu,
5    para que vuestra fe no esté en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.

Los corintios tenían en alta estima al orador elocuente; realmente lo idolatraban. No sólo admiraban al que era hábil e ingenioso con la palabra, sino que incluso llegaban a pagarle muy bien para que les instruyera en el arte de la elocuencia y de la retórica. Anhelaban expresar su sabiduría mundana con palabras persuasivas y con una dicción elocuente. De otra forma no valoraban el mensaje.

Como orador, Pablo era casi lo opuesto—tal como su propia descripción claramente lo indica. Su predicación era sencilla, sus sermones sin pretensiones. Pablo no era un orador popular como los tele evangelistas de hoy. Tampoco intentaba impresionar a sus oyentes extrayendo profunda sabiduría del simple evangelio. El estilo de Pablo en el púlpito era más bien mesurado.

Tenía buenas razones para mostrarse ante los corintios sin pretensiones. Pablo explica: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. Los corintios debían fijar sus ojos en Cristo crucificado, y no en Pablo el gran orador; se debían concentrar en el mensaje sencillo del evangelio, y en ninguna sabiduría mundana que el apóstol les pudiera impartir.

Pablo era capaz de ser elocuente; era un hombre inteligente y bien educado. Lea usted sus epístolas y se convencerá de ello. Era un hombre sabio, y sabía cómo presentar esta sabiduría de manera efectiva. Pero con los corintios no estaba tratando de ganarlos al evangelio valiéndose del amor que tenían ellos por la elocuencia y por las exposiciones sabias. Si él los hubiese complacido en cuanto a su gusto por esas demostraciones, y ellos hubieran aceptado el evangelio, bien pudiera haber sido porque la forma en que el apóstol usaba las palabras captó su atención, no porque el mensaje de la cruz hubiera ganado su corazón.

Los corintios recordarán que Pablo fue a ellos en “debilidad… temor y mucho temblor”. En Atenas, a sólo 60 kilómetros de Corinto, Pablo había tenido muy poco éxito y una experiencia decepcionante, así que tenía razones para pensar que estos griegos de Corinto serían igual de duros para ser ganados por el evangelio. Todo el tiempo que trabajó entre ellos estuvo consciente de la inmoralidad que abundaba en Corinto y del reto que presentaban los que no estaban listos a cambiar sus concupiscencias sólo porque un predicador itinerante los llamaba al arrepentimiento. Así sus palabras también sugieren ansiedad por el éxito del “necio” evangelio entre estas personas que eran tan sabias en las cosas del mundo. Trate usted de predicarles a Cristo crucificado a los estudiantes sofisticados y a los profesores de una universidad mundialmente famosa y entonces entenderá la ansiedad de Pablo.

Y sin embargo Pablo tuvo éxito en Corinto. En el momento en que les escribió esta carta, la congregación de Corinto pudo haber sido la congregación más grande de las que él había fundado en Europa. ¿Cómo fue posible ese éxito entre personas que tenían en tan alto valor las “palabras persuasivas de humana sabiduría”, y que despreciaban el mensaje como necedad si no era presentado con la debida elocuencia? Pablo nos da la respuesta: “Con demostración del Espíritu y de poder”. El Espíritu de Dios lo hizo. El Espíritu abrió los corazones que estaban cerrados y que eran hostiles a la verdad. Ahora aceptaban lo que habían despreciado, y creían en aquello de lo que se habían burlado. Sólo el poder del Espíritu Santo hizo que estos “sabios” griegos vieran la “necedad” de su antigua sabiduría y aceptaran la verdadera sabiduría de la “necedad” de Dios. No fueron las “palabras persuasivas de humana sabiduría” de Pablo las que obraron este milagro.

¿Por qué lo hizo Dios de esta forma? “Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”. La sabiduría de los hombres no puede hacer creyentes; sólo la sabiduría y el poder de Dios pueden obrarlos. Esta es la respuesta final al orgullo del hombre por su propia sabiduría.

En el púlpito, todo hombre de Dios debe dejar que estos cinco versículos de la carta de Pablo lo guíen en su predicación. Debe predicar la persona y la obra de Cristo; debe predicar con un sentido de temor y temblor. También debe predicar con confianza, sabiendo que el éxito no depende de su habilidad sino del poder de Dios, mientras la verdad de Dios convence el corazón de los que escuchan las palabras del predicador.

En esta ocasión, la división de capítulos que vemos en las versiones no es acertada, porque Pablo todavía no ha terminado su discurso sobre la insensatez de la cruz. En esta última parte de su disertación, les recuerda a sus lectores la primera visita que les hizo, cuando les predicó el evangelio. No fue con un discurso persuasivo, sino con el poder del Espíritu Santo. No les llevó nada que no fuese el mensaje del Cristo crucificado, para que su fe estuviese cimentada en el poder de Dios.

1. Y yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui proclamándoos el testimonio acerca de Dios con elocuencia incomparable o sobresaliente sabiduría.

Se presume que el verano del año 50 d.C., después de visitar Atenas durante su segundo viaje misionero, Pablo continuó viaje hasta Corinto (Hch. 18:1). Su costumbre era visitar las capitales, para que desde ellas el evangelio se propagase a las zonas rurales de los alrededores. Corinto, capital de Acaya en Grecia central y sur, tenía dos puertos, uno ubicado al sudeste (Cencrea) y otro al norte (Licaonia). Desde estos puertos, los marinos podían llevar las buenas nuevas a otros países y ciudades por todo el Mediterráneo. Corinto estaba ubicado en un lugar que era estratégico para la divulgación del evangelio.

a. «Hermanos, cuando fui a vosotros»
Pablo había tenido su encuentro con los filósofos de Atenas, donde su mensaje recibió una respuesta desfavorable (Hch. 17:16–34). Esto hizo que llegara muy desanimado a Corinto. Inmediatamente después de su arribo, encontró alojamiento en la casa de Aquila y Priscila, judeocristianos que se dedicaban a la confección de carpas y que ayudaron a Pablo (Hch. 18:2, 3). Como Pablo dice que la familia de Estéfanas fueron los primeros conversos de la provincia de Acaya (16:15), suponemos que Aquila y Priscila ya eran cristianos. Pablo y sus anfitriones fueron el núcleo de la iglesia cristiana de Corinto. Pablo predicó a los judíos y griegos de la sinagoga local, donde logró persuadir a Ticio Justo, a Crispo, a Gayo y a Estéfanas para que, con sus familias, creyesen en Cristo Jesús. La iglesia en Corinto siguió prosperando y creciendo en número. Cuando Pablo dejó Corinto unos dieciocho meses más tarde, Timoteo y Silas continuaron en la obra de predicar el evangelio.

Pablo vuelve a llamar «hermanos» a los corintios. Usa este apelativo general de afecto para llamar la atención de todos los miembros (hombres y mujeres) de esa congregación. Esto nos permite ver que tenía un corazón de pastor, cuando abordaba problemas delicados en la iglesia de Corinto.

b. «No fui proclamándoos el testimonio acerca de Dios». 
Algunos manuscritos griegos registran la palabra testimonio, otros la palabra misterio. El texto griego muestra que las palabras se escribían en forma similar, lo cual puede explicar cómo surgió la diferencia. La evidencia manuscrita que apoya la lectura misterio es antigua pero escasa, mientras que la que apoya testimonio es extensa. Numerosos editores, traductores y maestros del Nuevo Testamento Griego optan por esta última. Adoptan esta decisión en base a la evidencia interna, esto es, en base al sentido del contexto en el cual ocurre la palabra (cf. 1:6). Pablo les predicó el evangelio a los corintios. Este evangelio es el testimonio que Dios ha revelado a través de Jesucristo.

Algunos estudiosos creen que el versículo 7, donde ocurre la palabra misterio, es una explicación del versículo 1. A otros les parece que el versículo 7 influyó en los escribas, lo que los llevó a introducir la palabra en el versículo 1. Lo cierto es que, cuando Pablo fue a Corinto, no presentó un misterio, sino el evangelio de Cristo, que aquí se sintetiza en la expresión testimonio.

Algunas traducciones españolas leen el testimonio de Dios (NC, VM), pero en inglés otras leen «el testimonio acerca de Dios» (NIV, Cassirer). La diferencia tiene que ver con la forma en que se interpreta el caso genitivo. Si se trata de un genitivo subjetivo, entonces el texto quiere decir que Dios es el autor de este testimonio; si el genitivo es objetivo, entonces la idea es que Pablo predica un testimonio acerca de Dios. Como 1:6 tiene una construcción similar, nos parece que aquí el genitivo es tanto subjetivo como objetivo: Dios es el que origina el testimonio que Pablo proclama y Pablo enseña a los corintios acerca de Dios.

c. «Con elocuencia incomparable o sobresaliente sabiduría». 
Pablo declara abiertamente que no fue a Corinto con un mensaje entregado con elocuencia y sabiduría sublimes. Sus debates con los epicúreos eruditos y los filósofos estoicos en Atenas no consiguieron ninguna cosa, así que en Corinto predicó el evangelio sin adoptar la pose de un orador o filósofo. Más bien les llevó el mensaje de la salvación en términos sencillos que todos pudieran entender. Esta forma de predicar era poco usual en un contexto helénico, donde se admiraba a los oradores expertos.

Los sustantivos elocuencia y sabiduría apuntan a las habilidades verbales y a la agudeza mental del orador. Las dos expresiones se refieren a las palabras que salen de la boca de un orador y a los pensamientos que ensamblan palabras para formar oraciones. Claro que con frecuencia Pablo demuestra en su epístola que posee elocuencia y sabiduría. Por esto, en este contexto Pablo no quiere decir que carece de habilidades, sino que apunta a los excesos de filósofos y oradores griegos. El apóstol se niega a usar esos métodos; más bien prefiere predicar con claridad el mensaje de la cruz de Cristo.

La primera palabra que aparece en el griego es una forma que combina las palabras y yo. Se puede concluir, entonces, que Pablo empieza este versículo con el pronombre yo, a fin de acercarse a su audiencia. En el griego, el versículo 1 termina con la palabra Dios, para indicar de esta manera que su intención no es exaltarse a sí mismo, sino encaminar a su audiencia hacia Dios y hacia Jesucristo.

2. Más bien decidí no saber nada entre vosotros, que no sea a Jesucristo y a éste crucificado.

a. «Más bien decidí no saber nada». 
Una lectura superficial del texto podría hacernos creer que Pablo está en contra de lo intelectual. Pero esto es imposible, ya que en Jerusalén había recibido un largo e intensivo entrenamiento académico. Además, Pablo conocía la búsqueda griega del conocimiento y la sabiduría (Hch. 17:17). Con todo, su interés no era enseñarles a los corintios las metodologías que los pensadores atenienses habían adoptado y que los filósofos humanistas habían abrazado. Pablo dice que fue a predicar las buenas nuevas del Cristo crucificado (1:23; Gá. 6:14). Jesucristo lo había elegido para que llevase su nombre delante de judíos y gentiles (Hch. 9:15; 26:16). 

El Señor no lo había enviado a realizar ninguna otra tarea. Cuando Pablo llegó a Corinto, siguió cumpliendo la responsabilidad que Jesús le había encomendado, a saber, predicar el evangelio de la cruz de Cristo. Era un embajador en el sentido más pleno de la palabra, y como tal no reconocía ninguna otra tarea que no fuese la de proclamar el mensaje de su Señor y Salvador Jesucristo, el Señor crucificado.

b. «Entre vosotros». 
Estas palabras se refieren al año y medio que Pablo se quedó con los corintios, enseñándoles la Palabra de Dios (Hch. 18:11). En un sentido más amplio, la expresión entre vosotros revela la forma de vida de Pablo al predicar el evangelio de lugar en lugar, de sinagoga en sinagoga, de iglesia en iglesia.

c. «Que no sea a Jesucristo y a éste crucificado». 
Ésta es una forma más elaborada de la frase anterior «Cristo crucificado» (1:23). El mensaje de la crucifixión de Cristo parece ser directo y sencillo, y Pablo llamó a judíos y a gentiles a que creyesen en el Cristo crucificado, pero ellos rechazaron el mensaje como algo ofensivo y estúpido. Esto fuerza a Pablo a ir más allá de los detalles históricos de la crucifixión, para enseñar a su auditorio las implicaciones teológicas de este hecho redentor en la historia humana. No sólo enseñó por qué Cristo tenía que morir en la cruz, sino acerca de los beneficios eternos que cada creyente recibe: perdón de pecados, vida eterna y la resurrección del cuerpo.

Consideraciones prácticas en 2:2

Se espera que cuando se ordena a los ministros del evangelio, éstos dediquen tiempo completo a proclamar y enseñar el evangelio de Cristo. La ordenación significa que Dios los aparta para predicar «sea o no sea oportuno», como dice Pablo en 2 Timoteo 4:2. Los apóstoles dieron el ejemplo, cuando escogieron a siete varones llenos del Espíritu y de sabiduría para que ministrasen a las necesidades materiales de las viudas en Jerusalén (Hch. 6:1–6). De esta forma, los apóstoles pudieron dedicarse a la proclamación de la Palabra y a la oración. Sin embargo, Pablo dedicaba algún tiempo para confeccionar carpas, con lo cual suplía sus necesidades cotidianas. Pero cada vez que tenía lo suficiente para vivir, dedicaba todo su tiempo al ministerio de la Palabra.

Cuando Cristo llama a alguien a que proclame el evangelio, el tal debe dedicarse completamente a ese ministerio, debe rechazar toda oferta que implique tener que involucrarse en otras áreas de la vida. Ante todo y sobre todo debe ser un ministro de la Palabra de Dios. En otro tiempo, el predicador colocaría estas iniciales junto a su nombre: V.D.M. (Verbi Domini Minister, esto es, Ministro de la Palabra de Dios). Es bueno que todo predicador se repita y aplique a sí mismo la máxima de Pablo: «yo … decidí no saber nada entre vosotros, que no sea a Jesucristo y a éste crucificado».

3. Fui a vosotros en debilidad y en temor y con mucho temblor.
¡Qué confesión de los labios de uno de los apóstoles de Cristo! ¡Qué honestidad! ¡Qué humildad! Una vez más (véase el v. 1), Pablo se pone como ejemplo. Desnuda su alma y revela sus pensamientos. No tiene otra cosa que ofrecer que el mensaje de la muerte de Cristo en la cruz. Los judíos primero lo recibieron bien, pero pronto la recepción se tornó en hostilidad. Tuvo que dejar la sinagoga local, para continuar su ministerio en la casa de Ticio Justo. Cuando el desánimo se apoderó de Pablo, Jesús se le apareció en una visión y le dijo que no temiese, que debía seguir predicando, que no debía callar. Jesús le reveló que tenía mucho pueblo en la ciudad de Corinto (Hch. 18:7–11).

«Fui a vosotros en debilidad y en temor» (cf. 4:10). De sus otras epístolas, aprendemos que Pablo tuvo que soportar dolencias físicas; con frecuencia sufrió castigos y aflicción (2 Co. 11:23–28; 12:7) y se sabe que durante su visita a los gálatas estuvo enfermo (Gá. 4:13, 14). Suponemos que Pablo no tenía atractivo físico, quizá era de corta estatura (2 Co. 10:10) y con una enfermedad ocular (véase Gá. 4:15; 6:11). A pesar de todo, demostró ser un aguerrido divulgador del evangelio, cuando predicó en las sinagogas y los lugares públicos de Damasco, Jerusalén, Antioquía, Chipre, Asia Menor, Macedonia y Acaya.

Cuando Pablo escribe que su estadía en Corinto fue «en temor y con mucho temblor», se refiere a los dieciocho meses que se quedó en Corinto. Tenía la ardua tarea de fundar una iglesia en el Corinto cosmopolita. La gente influyente de Corinto consideraba a Pablo una persona sin fuerza, medios ni privilegios. Por causa de su trabajo con carpas, no le tenían respeto, estimándolo poco menos que como a un esclavo. Los judíos maquinaron continuamente contra él hasta que lograron llevarlo a juicio ante el procónsul Galión (Hch. 18:12). 

Los términos temor y temblor aparecen a menudo en las epístolas de Pablo como expresión de ansiedad. El miedo es una fuerza que Satanás usa para debilitar y detener a los siervos de Cristo y para distorsionar su percepción de la realidad. Pablo no entrega detalles, pero confiesa que durante su estadía en Corinto experimentó temor y temblor. Aquí los términos apuntan a las numerosas amenazas sociales y políticas que tuvo que enfrentar.

Además, también pensamos que Pablo debió tener un temor y temblor innato, porque estaba consciente de sus limitaciones ante la tremenda labor de predicar el evangelio y de fundar una iglesia en Corinto. Sabía que negándose a sí mismo, debía confiar que Dios le daría la fuerza necesaria para llevar a cabo esa tarea. Esto queda claro cuando se analiza lo que dice el siguiente versículo.

4. No entregué mi discurso y mi predicación en palabras persuasivas de sabiduría, sino que en demostración del Espíritu y de poder.

a. Declaración negativa. 
Jesús entrega al predicador la exigente tarea y obligación de predicar el evangelio, y ningún predicador debería confiar en que su propia inteligencia y habilidad le dará la victoria. Si lo hace, será como el confiado evangelista que durante un servicio de adoración predicó sin el poder del Espíritu Santo. Lo que consiguió en el púlpito fue un fracaso que lo humilló delante de la congregación. Después del culto, un anciano gobernante le dio un juicioso consejo: «Si hubieras entrado en el púlpito en la forma que lo dejaste, habrías salido del púlpito en la forma que entraste». Cuando el pastor conduce a la congregación en la adoración, debe dejarse guiar por la humildad.

Pablo afirma que ni su discurso ni su predicación fueron en palabras persuasivas de sabiduría. Repite lo que ya dijo en el versículo anterior (v. 1), sólo que ahora las palabras discurso y predicación adquieren un tono personal por medio del pronombre mi. Usa estas palabras para referirse al mensaje del evangelio (1:18) y a la predicación. Con todo, Pablo se abstiene de mencionar a los oradores que hablan persuasivamente y que predican en palabras de sabiduría.

¿Qué trata Pablo de comunicar? Porque cuando habló delante del rey Agripa (Hch. 26:27, 28) fue capaz de presentar el evangelio en una forma muy persuasiva y con palabras cuidadosamente escogidas. Sin embargo, en este contexto se niega a expresar su mensaje en persuasivas palabras de sabiduría, con lo cual sugiere que su sabiduría no tiene un origen humano, sino que viene de Dios.

b. Texto. «No … en palabras persuasivas de sabiduría»
En esta parte del versículo 4, el texto griego contiene algunas variantes que están ausentes en la mayoría de las traducciones, con excepción de: «palabras persuasivas de humana sabiduría» (RV60, la cursiva es mía, cf. LT, CI). Parece que el adjetivo que hemos presentado en cursiva es una glosa añadida por escribas que querían explicar el concepto de sabiduría. Se trata, entonces, de una lectura secundaria.

Donde el asunto se le complica a los traductores es con el adjetivo persuasivas, ya que no vuelve a ocurrir en todo el resto de la literatura griega. Parece que fue Pablo el que acuñó esta palabra. Uno de los manuscritos más antiguos, P46, le da su apoyo, y la mayoría de los traductores aceptan el adjetivo. Otros eruditos creen que el adjetivo debería traducirse por el sustantivo singular persuasión. Esto va de la mano con sugerir una variante más corta del texto griego, la cual omite el término palabras, lo que resulta en la lectura no … con persuasión de sabiduría. Aunque se han dado fuertes argumentos en favor de esta última traducción, la lectura persuasión carece de adecuado apoyo manuscrito. Me parece que la traducción «No … en palabras persuasivas de sabiduría» todavía es la mejor alternativa. No importa qué camino tome el traductor, todavía quedarán algunas dificultades.

c. Declaración positiva. 
Ahora viene la afirmación positiva de «sino que en demostración del Espíritu y de poder». Pablo escoge tres palabras claves para exhibir el poder espiritual que está a disposición de los predicadores de la Palabra de Dios. La primera palabra es «demostración», término que las cortes de justicia usaban para referirse a los testimonios. La palabra comunica la idea de que nadie es capaz de refutar las pruebas presentadas.

La segunda palabra es «Espíritu», la que ahora aparece por primera vez en esta epístola. Los corintios deberían saber que su nacimiento espiritual es la obra del Espíritu Santo (v. 13), que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo (6:19) y que sus dones espirituales son la obra del Espíritu (12:11). Tienen la evidencia en ellos mismos.

La última palabra es «poder». El Nuevo Testamento asocia fuertemente esta palabra con la persona del Espíritu Santo. Por ejemplo, Jesús dijo a los apóstoles que recibirían poder cuando el Espíritu Santo descendiese sobre ellos en Pentecostés (Hch. 1:8; véase también Lc. 24:49). En una de sus epístolas, Pablo escribe: «Nuestro evangelio les llegó no sólo con palabras sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción» (1 Ts. 1:5). Aunque la expresión poder muchas veces apunta a milagros, aquí su sentido es mucho más amplio. La palabra denota «la mano de Dios que se extiende para actuar con poder y de maneras diversas a través del apóstol».

Pablo exhorta a los corintios a que abran sus ojos espirituales y que por sí mismos vean que Dios está obrando en su medio a través de su poder y Espíritu. Ellos gozaban de pruebas visibles e irrefutables mediante el poder del evangelio y la presencia del Espíritu Santo.

5. Para que vuestra fe no esté fundamentada sobre la sabiduría de los hombres, sino sobre el poder de Dios.
En este último versículo de la presente sección, Pablo expresa cuál es su objetivo al rechazar las palabras persuasivas y la sabiduría sobresaliente. Cuando predicó el evangelio a los corintios, su predicación produjo en ellos fe personal en Dios. Pablo les informa que esta fe no se origina ni se fundamenta en la sabiduría humana. Si la fe tuviera un origen humano, fracasaría y desaparecería completamente. La fe descansa más bien sobre el poder de Dios, el cual protege al creyente y lo fortalece para que pueda perseverar (cf. 1 P. 1:5).

Dios produce la fe en los corazones de los corintios mediante la predicación del evangelio de Cristo. No sólo les ha concedido el don de la fe, sino que ha provocado su conversión. Dios manda a Pablo a que fortalezca esa fe, instruyéndoles en las verdades de la Palabra de Dios. En suma, los corintios deberían saber que la fe no descansa en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios.

«La sabiduría de los hombres». Notemos que Pablo usa el plural hombres, para ilustrar que en Corinto hay mucha gente dedicada a entregar su propia agudeza y sabiduría. El discernimiento humano es temporal, defectuoso y sujeto a cambio; la sabiduría de Dios es eterna, perfecta e inmutable. Cuando un creyente pide en fe que Dios le dé sabiduría (Stg. 1:5), experimenta también la obra del poder de Dios y se regocija en la salvación que Dios le ha dado.

Consideraciones prácticas en 2:4

La Reforma del siglo XVI produjo denominaciones que siempre han promovido que sus ministros tengan una buena educación. Muchas universidades surgieron del deseo que la iglesia tenía de enseñar bien a sus futuros predicadores. Después de que estas escuelas crecieron y se convirtieron en universidades, se mantuvo y todavía continúa la enseñanza teológica mediante escuelas o seminarios teológicos afiliados a estas universidades. El objetivo siempre ha sido equipar a los estudiantes que desean ser pastores, de tal manera que sean capaces de manejar correctamente la Palabra de Dios (véase 2 Ti. 2:15).

Pablo mismo había pasado por un estudio completo de las Escrituras. En sus epístolas pastorales, exhorta a Timoteo a mantenerse firme en lo que aprendió de él y de otros. Desafía a Timoteo a que predique la Palabra «con mucha paciencia, sin dejar de enseñar», lo mismo que a hacer «los deberes de tu ministerio» (2 Ti. 4:2, 5). A los predicadores se les debe enseñar a producir sermones que sean una fiel exposición de lo que dice la Escritura. 

Además, los sermones deberían estar libres de ampulosidad y anécdotas que nada tienen que ver con el pasaje bíblico que se discute. Finalmente, los predicadores deberían ser capaces de comunicarse y relacionarse bien con la gente a la que tienen que ministrar la Palabra de Dios.

Palabras, frases y construcciones griegas en 2:1–5

Versículo 1

ἦλθον … καταγγέλλων
—el verbo es un aoristo voz activa («fui») y el participio está en tiempo presente, voz activa («proclamando»). Ambos deben tomarse como una unidad verbal. Pablo fue a Corinto con el propósito definido de predicar el evangelio, y continuó predicando después de su llegada.

οὑ
—esta partícula negativa está colocada inmediatamente después del verbo ἦλθον para mostrar que la usual partícula negativa μή con el participio significaría «no proclamando». Este orden sintáctico coloca el concepto fui proclamándoos en forma negativa.

Versículo 2

οὑ—J.B. Lightfoot cree que el negativo se conecta con el verbo ἔκρινα («decidí») y traduce la oración completa de la siguiente manera: «no tenía la intención, no tenía la voluntad de saber nada». El negativo para el infinitivo εἰδέναι (=saber) debería ser μή. 

Sin embargo, C.F.D. Moule provee numerosos ejemplos en los que los negativos οὐ y μή son cambiados de lugar o bien usados intercambiablemente, y llama nuestra atención al texto griego de 2 Corintios 2:2, que es similar aunque sigue la construcción regular.

Versículo 4

λόγος—En los primeros dos capítulos de esta epístola, Pablo usa repetidamente la forma singular y plural de λόγος (1:5, 17, 18; 2:1, 4, 13). 

Aquí la palabra es usada como sinónimo del mensaje del evangelio, esto se nota especialmente por el uso del pronombre mi que ocurre dos veces, modificando a «discurso» y a «predicación».

πειθοἷς σοφίας λόγοις—«palabras persuasivas de sabiduría». Esta lectura está apoyada por el Códice Vaticano, el Sinaítico y el Beza. 

Pero no existe evidencia textual para la presencia del adjetivo πειθός (=persuasivo). En cambio, el sustantivo πειθω, (=persuasión, que en el dativo singular es πειθοἷς) sí ocurre en otra literatura griega. Con todo, el apoyo manuscrito que recibe en este versículo es extremadamente débil, y esto es especialmente cierto de la otra lectura más corta que omite el sustantivo λόγοις.

Versículo 5

ἵνα—la oración negativa de propósito que lleva μή depende del sujeto principal contenido en κἀγω, y del verbo ἐγενόμην (fui) en el versículo 3.
ἐν—seguida dos veces del caso dativo, esta preposición significa «sobre».

Pareciera que Pablo sintió un santo temor de que le atribuyeran méritos que no tenía. Es cierto que había ido a predicar a Corinto y allí había sufrido persecuciones, había luchado contra propios y extraños y, aunque con falencias, había dejado una iglesia en marcha. El no lo negaba, pero de ninguna manera pretendía que todo era obra suya y no del poder de Dios. No es que los cristianos deben limitar el lugar de quienes predican la Palabra o dirigen la obra del Señor. Sin embargo, estos deben hacer un doble esfuerzo para que su acción no desplace el lugar que corresponde al Señor.

La insistencia en este punto de la carta tiene que ver con el tema que está tratando: la unidad. Como mencionamos, uno de los argumentos de algunos líderes de grupos facciosos en la iglesia era que podían apelar al nombre de su padre espiritual y fundador de la iglesia. Como era lógico que ese papel tan especial no fuera dejado de lado, el argumento tenía su peso. No se trataba de seguir a una figura secundaria como Apolos, ni a una personalidad lejana como Cefas, sino a quien más importancia podía tener en la historia de aquella congregación.

Por otra parte, es importante notar el tono empleado por el apóstol.

COMO HABLAR A LOS HERMANOS
  1.      Con afecto—“hermanos” (1a).
  2.      Con humildad.
  3.      Con claridad.
  4.      Con un propósito claro (5).


Después de demostrar que la obra del evangelio no podía basarse en las características de los corintios, Pablo expone que tampoco podía fundamentarse en él—pese a todo lo que Dios le había permitido realizar en esa ciudad.

Su afecto por aquellos creyentes se nota en la reiteración de la palabra “hermanos”, que pareciera una reflexión: “Pero, hermanos, no me coloquen en una situación falsa que yo no he buscado”. La palabra describe los sentimientos del apóstol, así como también apela a la conciencia de los lectores.

La primera insistencia de Pablo está precisamente en aquello que él evitó. No tenía dudas sobre lo que sí debía predicar (v. 2). Los vv. 1b y 4 prácticamente reiteran ideas similares: nada de “excelencia de palabras”, nada de sabiduría humana (2a, 4a, 5a), nada de “palabras persuasivas” (4a). Notemos que se trata precisamente de áreas en que los griegos se destacaban. 

Ellos habían producido oradores extraordinarios como Demóstenes,12 o pensadores inigualables como Aristóteles—que ha sentado las bases para la filosofía de todos los tiempos—, y además discutidores como los sofistas, que basaban sus razonamientos en juegos de palabras o en su sentido oculto. 

Es cierto que los tiempos de gloria habían pasado y que la ciudad de Corinto no se destacaba precisamente en esos órdenes, pero en general eso se esperaba de alguien que quisiera hacer un impacto en el pensamiento general. Pablo dice que él rehuye todo eso. Cuando leemos sus cartas o lo que nos queda de su predicación, nos admira la fuerza de sus razonamientos, así como la forma en que algunas de sus expresiones han logrado condensar maravillosamente grandes verdades. Pero él diría con sencillez: “Esto es sólo el poder de Dios”.

No se trata sólo de saber qué debemos evitar sino también de tener en claro qué debemos hacer.

EL EVANGELIO PARA EL PUEBLO
  1.      Es el mensaje de Jesucristo, el Mesías prometido que se hizo hombre en Israel.
  2.      Es el mensaje de “éste crucificado”, como si dijera: “De todo lo que se puede decir de él, hay un punto que no puede omitirse”. Es aún más fuerte que en 1:23.
  3.      Es algo que debemos predicar. Nadie oye lo que no se dice.

Algunos autores creen que Pablo tomó una decisión específica al ir a Corinto, ya que allí llegaba desde Atenas, donde había hecho un enfoque distinto al habitual, apelando a la cultura griega. Pero esta idea desconoce todo lo que el apóstol predicó con anterioridad. La idea de Cristo crucificado era central en todo lo que hizo en todo momento, y un leve cambio de estrategia en cuanto a la manera que había utilizado en Atenas, no indica que haya abandonado el núcleo del mensaje. “Me propuse” sólo indica que decidió continuar con su práctica habitual (Gá. 3:1). “A éste crucificado” no sugiere una nueva estrategia. Para Pablo esto ya era parte de predicar a Cristo.

El cuadro que Pablo traza sobre sí mismo es impactante. El apóstol debía de tener una buena medida de aquello que, en su humildad, colocaba en un discreto segundo plano (Fil. 2:3). En los siguientes versículos notamos que su actitud es distinta, así como el tono de autoridad que asume en diferentes momentos de la carta.

EL OBRERO CRISTIANO (2:3)
  1.     Puede sufrir de “debilidad” física (3a). Varios pasajes insinúan que Pablo no gozaba             de excelente salud. Pero las limitaciones eran suplidas por “el poder de Dios”.
  2.    También reconoce que tenía “mucho temor y temblor” (v. 3b), problemas que hoy                  consideraríamos psíquicos. Esta repetida expresión bíblica no describe el miedo, sino           el sentimiento de profunda responsabilidad ante una tarea de alcances etemos.
 3.   Asimismo estaba limitado en su capacidad de encontrar palabras suficientemente                 persuasivas. La respuesta estaba en dejar que lo humano tuviera un papel secundario,         y en dar preponderancia a lo del Espíritu.


De la misma manera, podríamos pensar que si alguien está convencido a tal extremo de sus limitaciones, bien podría replegarse y dejar el trabajo a otro que tuviera la elocuencia de Apolos o la historia de Pedro. Por lo contrario, Pablo declara que nunca dejará de ocupar su propio lugar, siempre apelando al poder del Espíritu.

Quizá todo eso era una sorpresa para los corintios, que debían recordar a Pablo con admiración. ¡De modo que aquellos mensajes inflamados de poder surgían de un hombre que temblaba ante Dios! ¡Y aquellos notables argumentos eran sólo una inspiración directa del Espíritu, que usaba los conocimientos previos del apóstol! ¡Y aquella fuerza ante las pruebas era exhibida por un hombre que se consideraba débil! Hay una sola conclusión posible: el poder de Dios es infinito, y el poder de Pablo no radicaba en la persona o la presentación del predicador sino en la obra del Espíritu.

DIOS A TRAVÉS DEL PREDICADOR (2:2, 4 y 5)
  1.      Produce el “testimonio de Dios” (2).
  2.      Enseña las palabras de la sabiduría de Dios.
  3.      Actúa con el poder de Dios (5b).
  4.      Se demuestra con el Espíritu de Dios (4b).

Si la fe de los cristianos se basara en la sabiduría humans, habría sido lógico que algunos fueran discípulos de Pablo, otros de Apolos, otros de Pedro y otros, insatisfechos con todos, dijeran ser sólo de Cristo. Pablo tuvo un propósito concreto al analizar cómo debía llevar el mensaje divino en Corinto: dar a la iglesia un fundamento verdadero. Estos conceptos reaparecerán en el cap. 3: “Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (v. 11).

EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA
  1.      Es aquello que fundamenta la fe, la convicción interna expresada en la vida                          continua.
  2.      No se basa en nada que sea humano.
  3.      Se basa en el poder transformador de Dios y én la guía del Espíritu Santo.

El apóstol entonces ha descartado las razones de fondo que provocaban divisiones en la iglesia de Corinto. No ha caído en minucias ni en hechos aislados. La importancia excesiva que los corintios daban a sus propios méritos así como a su fundador, revelaban que no tenían, su mira en lo único que produce verdadera unidad: el Espíritu de Dios.

En base a ello, Pablo puede proseguir exponiendo la acción de la tercera persona de la Trinidad, en un pasaje muy digno de ser considerado con suma atención, ya que se relaciona con muchos debates actuales.

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martes, 26 de julio de 2016

Piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?... Entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que es necesario que suceda de esta manera?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




POR ESO DEBEMOS ACEPTAR SU GRAN AMOR

PRUEBA DE TU GRAN AMOR SEÑOR JESÚS

La mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo se encuentra en su muerte por los hombres. Si dar la vida por los amigos es la demostración más grande de amor (cf. Jn 15:3), Jesús ha ofrecido la suya por todos, también por los que eran sus enemigos, para transformar los corazones.
Por eso, los evangelistas han situado en la hora de la cruz el momento culminante de la mirada de fe, porque en esa hora resplandece el amor divino en toda su altura y amplitud.
Juan introduce aquí su solemne testimonio cuando, junto a la Madre de Jesús, contempla al que habían atravesado (cf. Jn 19:37): « El que lo vio da testimonio, su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis » (Jn 19:35).
F. M. Dostoievski, en su obra El idiota, hace decir al protagonista, el príncipe Myskin, a la vista del cuadro de Cristo muerto en el sepulcro, obra de Hans Holbein el Joven: « Un cuadro así podría incluso hacer perder la fe a alguno ». En efecto, el cuadro representa con crudeza los efectos devastadores de la muerte en el cuerpo de Cristo.
Y, sin embargo, precisamente en la contemplación de la muerte de Jesús, la fe se refuerza y recibe una luz resplandeciente, cuando se revela como fe en su amor indefectible por nosotros, que es capaz de llegar hasta la muerte para salvarnos.

En este amor, que no se ha sustraído a la muerte para manifestar cuánto me ama, es posible creer; su totalidad vence cualquier suspicacia y nos permite confiarnos plenamente en Cristo.

SOMOS PRECIO DE SU VIDA
CRISTO HABLA CON AUTORIDAD Y ESPADA DE DOS FILOS
El Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte. 19 Le entregarán a los gentiles para que se burlen de él, le azoten y le crucifiquen...
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.  Mt 20.18-19

El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. Mt 20.28

—Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús, conmovido dentro de sí, les tocó los ojos; y de inmediato recobraron la vista y le siguieron. Mt 20.33-34

—¡Hosanna e al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! f ¡Hosanna en las alturas!
10 Cuando él entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió diciendo:
—¿Quién es éste?
11 Y las multitudes decían:
—Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
e Adaptación de una voz hebrea que significa salva por favor
f Ver Sal. 118:25, 26      Mt 21.9-11

¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman preparaste la alabanza? k
k Sal. 8:2 (LXX)   Mt 21.16

—¿Nunca habéis leído en las Escrituras?
La piedra que desecharon los edificadores,
ésta fue hecha cabeza del ángulo.
De parte del Señor sucedió esto,
y es maravilloso en nuestros ojos. q
q Sal. 118:22, 23            Mt 21.42

43 Por esta razón os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a un pueblo que producirá los frutos del reino. 44 El que caiga sobre esta piedra será quebrantado, y desmenuzará a cualquiera sobre quien ella caiga. r
r Algunos mss. antiguos no incluyen v. 44; comp. Luc. 20:18.
Mt 21.43-44

14 porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad. Mt 22.14

—Erráis porque no conocéis las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios;
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad. Mt 22.29

 h Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
h Exo. 3:6, 15, 16

—Entonces, ¿cómo es que David, mediante el Espíritu, le llama Señor? Pues dice:
44 Dijo el Señor a mi Señor:
"Siéntate a mi diestra
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies." n
45 Pues, si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?
n Sal. 110:1                                                   Mt 22.43-45

13 "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres. Pues vosotros no entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando.                                         Mt 23.13

"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque entregáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino; pero habéis omitido lo más importante de la ley, a saber, el juicio, la misericordia y la fe. Era necesario hacer estas cosas sin omitir aquéllas. 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito pero tragáis el camello!
                                                                     Mt 23.23-24

11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, se enfriará el amor de muchos. 13 Pero el que persevere hasta el fin será salvo. 14 Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las razas, y luego vendrá el fin.
                                                                     Mt 24.11-14

23 »Entonces, si alguien os dice: "Mirad, aquí está el Cristo", o "Está acá", no le creáis. 24 Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y darán grandes señales y maravillas de tal manera que engañarán, de ser posible, aun a los escogidos. 25 ¡Mirad! Os lo he dicho de antemano. 26 Así que, si os dicen: "Mirad, está en el desierto", no salgáis; o "Mirad, está en las habitaciones interiores", no lo creáis. 27 Porque así como el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre. 28 Porque donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres. h
h Otra trad., las águilas
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad. Mt 24.23-28

2 "Sabéis que después de dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del Hombre va a ser entregado para ser
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.   Mt 26.2

11 Porque siempre tenéis a los pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. 12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, ella lo hizo para prepararme para la sepultura.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.   Mt 26.11-12

—Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: "El Maestro dice: ’Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.’ "
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.  Mt 26.18

—De cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.  Mt 26.21

A la verdad, el Hijo del Hombre va, tal como está escrito de él. h Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.
h P. ej., en Sal. 41:9
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.     Mt 26.24

—Tomad; comed. Esto es mi cuerpo.
—Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del pacto, j la cual es derramada para el perdón de pecados para muchos. 29 Pero os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo k con vosotros en el reino de mi Padre.
j Algunos mss. antiguos dicen del nuevo pacto.
k Adjetivo; aparentemente se refiere al fruto de la vid, o sea, al vino nuevo.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.     Mt 26.27-29

está escrito: Heriré al Pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. m 32 Pero después de haber resucitado, iré delante de vosotros
m Zac. 13:7
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.     Mt 26.31-32

—Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.     Mt 26.38

—Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.     Mt 26.39

El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.      Mt 26.41

—Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.       Mt 26.42

piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo s más de doce legiones de ángeles? 54 Entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras t de que es necesario que suceda de esta manera?
s Algunos mss. antiguos reubican la expresión ahora mismo para decir, O piensas que no puedo rogar ahora mismo a mi Padre …
t P. ej., Sal. 22 e Isa. 53.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.        Mt 26.53-54

—¿Como contra un asaltante habéis salido con espadas y palos para prenderme? Cada día me sentaba u enseñando en el templo, y no me prendisteis. 56 Pero todo esto ha ocurrido para que se cumplan las Escrituras de los profetas.
u Algunos mss. antiguos incluyen ante vosotros.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.         Mt 26.55-56

os digo: De aquí en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo. z
z Sal. 110:1; Dan. 7:13
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.           Mt 26.64

¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani? ...Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? s-
s Sal. 22:1
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.           Mt 27.46

—¡Os saludo!
Y acercándose ellas, abrazaron sus pies y le adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo:
—No temáis. Id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí me verán.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.            Mt 28.9-10

"Toda autoridad d me ha sido dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id e y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles f en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles g que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." h
d Otra trad., potestad.
e Otra trad., yendo
f Otra trad., bautizadles
g Otra trad., enseñadles
h Lit., la edad; algunos mss. antiguos añaden Amén.
Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad.             Mt 28.18-20

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