martes, 6 de septiembre de 2016

Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os hice, vosotros también hagáis... el que recibe al que yo envío, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió... Yo sé a quiénes he elegido

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




PREPARARSE PARA SERVIR MEJOR AL MAESTRO

Cómo preparar sermones bíblicos
Mientras entablamos un diálogo con alguien, tenemos la oportunidad de verificar, sobre la marcha, si estamos comprendiendo lo que la persona nos quiere decir. Así que entonces la interrumpimos, formulamos preguntas, parafraseamos lo que nos dice y clarificamos nuestras dudas. 

El proceso es activo, dinámico y, ciertamente, complejo.

Al acercarnos a un texto, enfrentamos una realidad distinta. El texto nos llega por sí solo. Es un discurso separado de su autor y de su contexto original. Todavía más, es un discurso colocado en un nuevo contexto —el nuestro— que posiblemente es muy distinto al de su contexto original. 

El diálogo directo con el autor, incluyendo la clarificación de sus intenciones y de nuestras dudas, se hace prácticamente imposible. Así que la pregunta se impone: ¿Cómo se interpreta un texto?

I. Los tres pasos
El sistema de los tres pasos ha sido desarrollado en diálogo con teorías contemporáneas de interpretación literaria. Nuestro objetivo principal ha sido diseñar un método que, por medio de preguntas y actividades específicas, lleve al expositor de la Biblia a una interpretación válida del texto.
La interpretación de cualquier texto bíblico siempre provoca un encuentro entre el mundo donde surgió el texto y el del intérprete. Este encuentro no sólo modifica nuestra forma de ver el texto, sino que también modifica nuestra forma de vernos a nosotros mismos. Así pues, el lector que comenzó interpretando el texto termina siendo interpretado por el texto. Ese texto, alguna vez frío y distante, ha cobrado vida. Ahora nos llama, nos juzga y nos interpela.



Habiendo dicho esto, pasemos a ver con más detalle cada uno de los tres pasos. 

A. El punto de contacto
El punto de contacto es el espacio donde nuestra experiencia personal se liga íntimamente al texto bíblico; es el punto donde el texto nos toca personalmente. El punto de contacto es un momento devocional donde el estudio de las Escrituras se entrelaza con la alabanza, la adoración y el testimonio. Si fuésemos a explicarlo por medio de un diagrama, el punto de contacto sería el espacio donde “C” se traslapa con “B”, la esfera de experiencia del intérprete y “A” el texto bíblico [vea diagrama 1].

Establecer el punto de contacto con el texto del cual uno se propone predicar es sumamente importante. Esto se debe a varias razones:

• Muchos de nosotros hemos oído un sinnúmero de sermones y estudios bíblicos. Por ello, cuando nos acercamos a un pasaje bíblico conocido, es posible que ya traigamos al estudio varias presuposiciones. Estas son ideas ya formadas de antemano sobre el contenido, el mensaje y el reclamo teológico del texto. Así que la metodología que proponemos reconoce que todos tenemos presuposiciones sobre las Escrituras y que al establecer el punto de contacto no las abandonamos. Sencillamente, desde el principio, dejamos en claro cuáles son esas ideas previas y esto nos permite hacer un estudio más honesto del texto.

• Establecer el punto de contacto nos permite tener momentos de devoción personal con el texto bíblico antes de pasar al análisis crítico del pasaje. La lectura del pasaje en voz alta nos permite escuchar las distintas «voces» del texto, que son distinguibles a través de la entonación y el sentimiento con los que nos acercamos a la Escritura.

• Recordar nuestras experiencias con el texto nos ayuda a recopilar ilustraciones para el sermón. Esas ilustraciones nos facilitan movernos de lo particular a lo general en el sermón.

• Como parte del ejercicio del punto de contacto debemos anotar las preguntas y las observaciones que surgen al leer el texto. Estas anotaciones nos irán indicando lo que debemos buscar en la concordancia, los diccionarios bíblicos y los comentarios.

• En varias ocasiones, el momento de devoción que tenemos con el texto nos dará el tono dominante del sermón. Por ejemplo, nos dirá si el tono de un sermón sobre la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-31) será sobre la alegría del padre, el dolor del hijo menor o la indignación del hijo mayor.

• Finalmente, al establecer el punto de contacto, anotamos los diversos temas que nos sugiere el texto. De estas ideas, podemos obtener temas para uno o más sermones.

El punto de contacto puede establecerse de distintas maneras. Puede ser que baste un solo rato de meditación. Otra alternativa es usar el modelo de la «margarita» [vea el diagrama #2]. Éste consiste en escribir el texto en el centro de un papel, rodeando el pasaje con nuestros comentarios e impresiones sobre el pasaje. Sin embargo, creo que la metodología más efectiva es la de contestar una serie de preguntas guías que provean sentido de dirección en nuestro encuentro con el texto.

A continuación voy a proponer nuestro sistema para establecer el punto de contacto. Sugiero, a quienes se interesen en emplear este método, a que le den un poco de tiempo en tanto se familiarizan con él. Más adelante, cada uno podrá modificarlo, añadiendo preguntas y actividades que respondan a su propia perspectiva teológica y personalidad.

1. Separe de 30 a 45 minutos para tener su encuentro con el texto.
2. Comience con unos momentos de oración. Trate de mantener un ambiente de meditación a lo largo de este encuentro.
3. Lea el pasaje bíblico varias veces. Léalo, por lo menos, en dos versiones distintas de la Biblia, y tome nota de las diferencias significativas que hay entre ellas.
4. Lea el texto en voz alta, con buena entonación y con sentimiento. Para esto use la versión de la Biblia que sea más conocida para usted.
5. Conteste lo siguiente:
a) ¿Qué preguntas surgen de su lectura del texto?
b) ¿Qué sentimientos experimenta al leer el texto?
c) ¿Qué recuerdos le trae este texto?
d) Imagine que está en el mundo que propone el texto: ¿Qué ve? ¿Qué oye? ¿Qué huele? ¿Qué saborea? ¿Qué toca? En resumen, ¿qué siente al estar en el mundo que propone el texto?
e) ¿Qué cambios han ocurrido en su forma de entender el texto?
f) ¿Qué temas e ideas le sugiere el texto?
B. La explicación

La explicación es el momento donde el intérprete toma una cierta distancia del texto. Ésta es una distancia crítica, es decir, su propósito es dar espacio para un análisis cuidadoso del texto. La explicación es el momento donde recurrimos a fuentes secundarias —concordancias, diccionarios bíblicos, comentarios— que nos ayuden a estudiar el texto a profundidad. Si fuésemos a explicarla por medio de un diagrama, éste sería el momento donde se establece distancia (C) entre la esfera de experiencia del intérprete (B) y el texto bíblico (A) [vea el diagrama #3].

Si la explicación es el momento de estudiar el texto a profundidad, entonces debemos tomar en cuenta varios elementos:
• Desde este punto puede comenzar a utilizar fuentes secundarias. Se recomienda el uso de la concordancia, de un diccionario bíblico y de una Biblia en edición de estudio. En cuanto a comentarios se refiere, recomendamos la lectura de, por lo menos, dos comentarios sobre el pasaje bíblico que se está estudiando. De ser posible, se debe consultar un comentario crítico que trate el pasaje verso por verso en unión a un comentario hermenéutico que explore la relevancia del mensaje del texto para nuestros tiempos. Pero esto no limita a que quien estudia el texto pueda consultar más comentarios. Sin embargo, afirmamos que dos es un número razonable dada la presión de tiempo que pesa sobre los predicadores en nuestras iglesias.

• Un paso importante en el estudio del texto es determinar el contexto social e histórico del pasaje. Esta información puede encontrarse en libros dedicados especialmente al estudio del contexto histórico y cultural de los textos bíblicos. Recomendamos que por lo menos adquiera uno de estos libros y lo lea, haciendo las anotaciones pertinentes. Así, al buscar por el contexto del pasaje bíblico sólo tendrá que repasar el material. Otras fuentes donde se puede encontrar información sobre el contexto histórico son los diccionarios bíblicos, la introducción a los comentarios y los libros introductorios tanto al Antiguo como al Nuevo Testamento. De hecho, aquellas personas que han tomado cursos introductorios a la Biblia, ya sea en institutos o en seminarios, no deben tener mayores problemas para contestar estas preguntas.

• El estudio del género, la forma y la estructura literaria de los pasajes bíblicos puede ser uno de los mejores aliados del predicador. Podemos dirigir nuestro estudio sobre esto por medio de las siguientes preguntas guías:

– ¿Cuál era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente? En lo posible, identifique el contexto histórico, social, político y religioso del texto.

– ¿Cuál es el género literario del texto? ¿Cuál es su forma? ¿Qué elementos la caracterizan? ¿Qué función tiene esta forma?

– ¿Cuáles son las características literarias de este texto?

– ¿Qué palabras difíciles de entender contiene el texto? ¿Cuáles son los conceptos teológicos claves del pasaje? ¿Qué significado tienen?

– ¿Qué respuestas ha encontrado a sus preguntas sobre el texto? ¿Qué elementos importantes para la interpretación del pasaje ha encontrado usted en su investigación?

– En pocas palabras, ¿qué dice el pasaje bíblico? Resuma el mensaje central del pasaje. Exprese sencilla y claramente los temas e ideas de este texto para su audiencia original.

C. La interpretación

La «interpretación» es el momento donde logramos un entendimiento más profundo del texto. En cierto sentido, es el momento donde cosechamos el fruto de nuestro análisis y estudio. La interpretación es una re-lectura informada del texto. Es una segunda lectura que toma como punto de partida las conclusiones obtenidas mediante el estudio cuidadoso del texto que llevamos a cabo en la explicación. Por lo tanto, esta segunda lectura debe ser más completa, más profunda, más aguda, más crítica y más válida que la primera. 

Si fuésemos a explicarla por medio de un diagrama, la interpretación sería el espacio donde “B”, la esfera de experiencia del intérprete, se re-encuentra con “A”, el texto bíblico, y así se obtiene una comprensión, “C”, más profunda del texto [vea el diagrama #4].

En este punto debemos señalar que hay una diferencia entre la explicación y la comprensión. El hecho de que uno pueda explicar un texto no quiere decir que lo comprenda. La explicación es posible cuando uno maneja en detalle el contexto, la forma y el contenido del texto. Sin embargo, la comprensión no ocurre hasta que escuchamos el reclamo del texto para nosotros hoy. Esto se verá más claro en el siguiente ejemplo.

Diagrama 4

Es posible estudiar críticamente la parábola del buen samaritano (Lc. 10:29-37), viendo lo peligroso del camino a Jericó, las razones cúlticas y rituales por las cuales el sacerdote y el levita no se detuvieron a darle la mano al herido, y la enemistad que separaba a los judíos de los samaritanos. Conociendo estos elementos, podremos explicar el contenido de la parábola. Ahora bien, sólo comprenderemos el texto cuando escuchemos su reclamo teológico para nosotros hoy. Sólo comprenderemos el texto cuando la frase «Ve y haz tú lo mismo» (v. 37) nos llame a ser misericordiosos con aquellas personas necesitadas en nuestro entorno.

La interpretación es el momento crucial del estudio bíblico. Al momento de interpretar el texto debemos considerar los siguientes elementos:

• Existe toda una serie de paralelos entre el mundo que describe la Biblia y el nuestro. En la vida hay constantes que se repiten, elementos que todo ser humano debe enfrentar. Tomemos, por ejemplo, el tema del poder. La Biblia, en especial el Antiguo Testamento, discute a fondo el problema del poder. En varias narrativas bíblicas la discusión gira en torno a la pregunta: ¿Quién tiene el poder último en el mundo? La respuesta bíblica es que Dios está en control, que Dios tiene el poder. Quizás hoy nadie se pregunte si Moloc, Marduk, Baal o alguna otra divinidad antigua tiene el poder último sobre la humanidad; sin embargo, el problema del poder sigue vigente. Hoy podemos ¡y debemos! preguntar quién tiene el poder último sobre el destino humano. Debemos preguntar cuáles son las nuevas deidades que reclaman nuestra adoración y nuestra lealtad. Debemos preguntar cuáles son las nuevas potencias que matan y destruyen al pobre, que matan y destruyen al pueblo de Dios. Al hacer esto estaremos usando la hermenéutica de la analogía, es decir, estaremos haciendo una comparación entre nuestro mundo y el mundo bíblico para determinar la relevancia del mensaje del texto para nosotros hoy.

• La forma del texto nos puede dar pautas o hacer sugerencias a seguir a la hora de diseñar la forma de nuestro sermón.

• Del mismo modo, la función o el propósito del pasaje bíblico nos puede sugerir un propósito específico para nuestro sermón.

• El mensaje del texto se vuelve más claro cuando nos identificamos con alguno de los personajes del texto. Si el texto es narrativo, podemos identificarnos con alguno de los personajes; si es discursivo, con la persona que escribe o que recibe la enseñanza. En todo este proceso la regla a seguir es muy sencilla: Nunca debemos identificarnos con el héroe de la historia. La razón para esto es sencilla. Si nos identificamos con el héroe —es decir, con Dios, Cristo, o con el creyente fiel— corremos el peligro de caer en el triunfalismo. Si nos identificamos con los demás personajes, el mensaje del texto será más contundente. Por ejemplo, si predicamos la parábola del buen samaritano diciendo que la iglesia representa al samaritano misericordioso, no hay desafío para la audiencia. Si, por el contrario, nos identificamos con los religiosos que siguieron de largo, el llamado de la parábola a ser compasivos y misericordiosos será evidente.

• En todo este proceso no debemos perder de vista el propósito de la predicación cristiana: llamarnos a vivir en comunión con Dios y, por lo tanto, en comunión con los demás. Así pues, a la hora de interpretar el texto debemos considerar sus implicaciones prácticas. Es decir, debemos preguntar qué nos llama a hacer el texto aquí y ahora, tanto al nivel personal como al nivel de iglesia. Así nuestra predicación será pastoral y contextual.

• Finalmente, alcanzaremos la meta de todos nuestros esfuerzos: identificar el mensaje del texto para nosotros hoy. En este punto debemos recordar que la palabra evangelio viene del vocablo griego que significa «buena noticia». Por lo tanto, la proclamación del evangelio debe transmitir siempre una buena noticia al oyente. La predicación cristiana es verdadera si transmite la buena noticia de que por medio de la obra redentora de Jesucristo podemos pasar de la esclavitud a las fuerzas de la muerte a la libertad para servirle al Dios de la Vida. La predicación que carece de buena noticia, por definición, no es predicación cristiana.

Podemos usar las siguientes preguntas guías para interpretar el texto:

• ¿Cómo se compara el contexto socio-histórico del texto con el nuestro? ¿Qué elementos de conflicto presenta el pasaje? ¿Qué elementos salvíficos? ¿Hay en nuestro mundo elementos parecidos a éstos? Haga una comparación entre nuestro mundo contemporáneo y el mundo que propone el texto.

• ¿La forma o la estructura literaria del texto le sugiere una estructura específica para su sermón?

• ¿La función del texto le sugiere un propósito específico para su sermón?

• ¿Con qué personaje debemos identificarnos para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada?

• ¿Qué pautas le sugiere este texto para la práctica de la fe y para la acción pastoral?

• ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy? ¿Cuáles son las «buenas nuevas» del pasaje?

II. Estudio de Juan 21:15-18

A manera de ejemplo, a continuación presentaré algunas notas exegéticas sobre Jn. 21:15-18, siguiendo el método de los tres pasos. Estas notas me guiaron a producir el sermón de práctica Itinerario, uno de los apéndices de este libro.
A. El punto de contacto

Comienzo leyendo el texto en varias versiones. Éstas son: la Reina-Valera, Revisión 1960 (VRV); La Biblia de Jerusalén (BJ), edición de estudio; Dios Habla Hoy, la Biblia Versión Popular (VP), edición de estudio y la New Revised Standard Version (NRSV). La discrepancia principal en la traducción del texto salta a la vista. Mientras la VRV usa el verbo amar en todas las preguntas y respuestas, las traducciones modernas en español alternan entre los verbos amar y querer. 

La NRSV  usa sólo el verbo to love, ya que el inglés no tiene otros verbos para referirse a este sentimiento. Otro punto de controversia es el nombre de Simón. ¿Es «hijo de Jonás» o de Juan? Una vez más, las traducciones modernas se apartan de la VRV, la única que llama al discípulo pescador «hijo de Jonás». Después de un rato de lectura y meditación, procedo a contestar las preguntas.

• ¿Qué preguntas surgen de mi lectura del texto?
El texto sugiere varias preguntas. ¿Cuál es la traducción correcta del texto? ¿Por qué Jesús cuestiona tan insistentemente a Pedro? ¿Por qué repite la pregunta tres veces? ¿Por qué Pedro se entristece la tercera vez que se le hace la pregunta?

• ¿Qué sentimientos experimento al leer el texto?
El texto provoca sentimientos agridulces. Por un lado, me regocija el encuentro con el Señor resucitado. Por otro, me entristece y me avergüenza el encuentro con el Señor al cual tanto Pedro como yo hemos negado.

• ¿Qué recuerdos me trae a la memoria este texto?
Recuerdo los viajes por las Islas Vírgenes en el bote de mi padre, navegando desde la isla de Santa Cruz al Islote del Bucanero. Recuerdo el paseo en bote por el mar de Galilea. Recuerdo los momentos en que he tenido que volver al Señor, humillado después de haber cometido una falta contra mi prójimo y contra Dios.

• Imagino que estoy en el mundo que propone el texto: ¿Qué veo? ¿Qué oigo? ¿Qué huelo? ¿Qué saboreo? ¿Qué toco? En resumen, ¿qué siento al estar en el mundo que propone el texto?

Veo las riberas del mar de Galilea, cerca de Capernaúm. Los montes galileos están a la izquierda. A la derecha, veo a la distancia las alturas del Golán. Recuerdo el amanecer en la ciudad de Tiberiades y veo el sol comenzando a radiar, brillando contra el mar en calma. Escucho el ruido del agua contra el malecón; mi mano firme en un costado del bote. Recuerdo el sabor del pescado. A la distancia, me parece ver la silueta majestuosa de Jesús.

• ¿Que cambios han ocurrido en mi forma de entender el texto?
De alguna manera el texto ha cobrado vida. Ya no es la historia de Pedro; ahora es mi historia.

• ¿Qué temas e ideas me sugiere el texto?
Pienso en la importancia del discipulado que nos lleva a seguir a Jesús. Es posible perder de vista al maestro, volviendo a las viejas redes del pasado. El texto me lleva a pensar en la importancia de aceptar el perdón de Dios. Me lleva a pensar en el gran amor de Dios.

De alguna manera, este texto se ha convertido para mí en un resumen del mensaje del evangelio. Jesús acepta y restaura al discípulo caído. Aun cuando Pedro lo había negado, Jesús va a su encuentro y lo comisiona.

B. Explicación

• En lo posible, identifico el contexto histórico, social, político y religioso del texto. ¿Cuál era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente?
El Evangelio de Juan presupone la separación entre la comunidad cristiana primitiva y el judaísmo fariseo (Juan 9:34b-38). Por lo tanto, debió ser escrito entre los años 90 y 100. El Evangelio evoca un contexto palestino donde encontramos puntos de contacto con varias sectas judías. 

Primero, los discípulos iniciales de Jesús vienen del movimiento bautista (Juan 1:35-37). Segundo, Juan le da gran importancia a los habitantes de Samaria (Juan 4:4, 20-24). Tercero, presenta ideas comunes a lo que describen los documentos de la comunidad de Qumrán (como el dualismo entre la luz y las tinieblas, vea Juan 3:19-21 y 8:12).

• ¿Cuál es el género literario del texto? ¿Cuál es su forma? ¿Qué elementos la caracterizan? ¿Qué función tiene esta forma?
Este pasaje se aparta de la forma tradicional de las manifestaciones de Jesús después de su resurrección. Más que un relato sobre la resurrección, sigue la forma de un contrato legal donde se repite tres veces, ante testigos, las condiciones del contrato. La función del texto es, pues, afirmar el llamamiento o la vocación de Pedro.

• ¿Cuáles son las características literarias de este texto?
Como indiqué anteriormente, el texto se caracteriza por la triple apelación de Jesús a Pedro.

• ¿Qué palabras difíciles de entender contiene el texto? ¿Cuáles son los conceptos teológicos claves del pasaje? ¿Qué significado tienen?
El concepto teológico central de este pasaje bíblico es el amor. La razón para la discrepancia en la traducción es que Jesús usa el verbo agapáo en las primeras dos preguntas. En las demás ocasiones, tanto Jesús como Pedro emplean el verbo filéo. Hay un gran debate entre los expertos sobre los matices de estas formas del amor. Me inclino a pensar que la primera forma verbal se refiere a un amor más profundo y comprometido que la segunda. En este sentido, las traducciones modernas al español reflejan el verdadero sentido del texto. En las primeras preguntas, Jesús exige un nivel de compromiso que Pedro no puede alcanzar. En la tercera, Jesús llega al nivel de Pedro, le acepta y le comisiona.

• ¿Qué respuestas he encontrado a mis preguntas sobre el texto? ¿Qué elementos importantes para la interpretación del pasaje he encontrado en mi investigación?
La traducción correcta es la moderna. Creo que Pedro se conmueve al comprender el amor de Jesús, un amor que le acepta y le restaura al lugar que había perdido en la comunidad cristiana primitiva.

• Resumo el mensaje central del pasaje. Expreso sencilla y claramente los temas e ideas de este texto para su audiencia original.

Para la audiencia del Evangelio de Juan, este texto legitimó el ministerio de Pedro. El mismo aseguraba que, a pesar de haber negado a Jesús, Pedro continuaba siendo uno de los líderes importantes de la iglesia primitiva. Para nosotros, este texto es un resumen claro del mensaje del evangelio: Dios acepta, restaura y comisiona a los creyentes.

C. Interpretación

• Hago una comparación entre nuestro mundo contemporáneo y el mundo que propone el texto. ¿Cómo compara el contexto socio-histórico del texto con el nuestro? ¿Qué elementos de conflicto presenta el pasaje? ¿Qué elementos salvíficos? ¿Hay en nuestro mundo elementos parecidos a éstos?

A la base de este texto hay un «sub-texto». Es decir, hay otro relato al cual se hace referencia: la negación de Pedro (Juan 18:15-18 y 25-27). Creo que Juan 21:15-18 responde a las dudas que surgieron en la comunidad cristiana primitiva sobre el liderazgo de Pedro.

Podemos comparar la falta de compromiso de Pedro con la nuestra. En algún momento, todos «negamos» a Jesús y en todas las congregaciones podemos encontrar luchas de poder. Creo que el texto nos exhorta tanto al compromiso personal como a la misericordia con las personas que puedan encontrar tropiezos en su desarrollo cristiano.

• ¿Acaso la forma o la estructura literaria del texto me sugiere una estructura específica para mi sermón?
Voy a presentar el sermón en forma narrativa.

• ¿Acaso la función del texto me sugiere un propósito específico para mi sermón?
Voy a usar el texto para llamar al discipulado cristiano.

• Para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada, ¿con qué personaje debemos identificarnos?
Debemos identificarnos con Pedro, el discípulo caído y restaurado.

• ¿Qué pautas me sugiere este texto para la práctica de la fe y para la acción pastoral?
El texto nos llama a un compromiso serio con Cristo, a la misma vez que nos exhorta a mostrar misericordia, aceptación y comprensión.

• ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy? ¿Cuáles son las «buenas nuevas» del pasaje?
La experiencia de conocer a Cristo pierde su sentido si no conduce a la práctica del discipulado cristiano.

III. Conclusión

El método de los tres pasos intenta ayudar a estudiar el texto bíblico de manera eficiente y efectiva a quienes predican. Le exhortamos a que, después de usarlo por lo menos un par de veces, lo modifique hasta que pueda desarrollar su propio método de estudio e interpretación de la Biblia.

Tareas sugeridas

1. Tenga un tiempo de reflexión y de oración, usando las preguntas sugeridas en el Punto de contacto.

2. Estudie un texto bíblico usando el método de Los tres pasos.
Lecturas sugeridas

Bek de Goede, Jan. «La Biblia y la predicación» en Comunicación y proclamación del evangelio para el siglo XXI, editado por Marjorie T. y James W. Carty. México: Casa Unida de Publicaciones, 1984, pp. 13-23.

Cortés Fuentes, David. «Exégesis bíblica y predicación» en Púlpito cristiano y justicia social, editado por Daniel Rodríguez Díaz y Rodolfo Espinosa. México: Editorial El Faro, 1994, pp. 101-112.

Jiménez, Pablo A., editor. Lumbrera a nuestro camino. Miami: Editorial Caribe, 1994.

Jiménez, Pablo A. «Cómo preparar sermones bíblicos» en El Evangelio 53:4 (Octubre-Diciembre 1998): pp. 28-29.

——. «Cómo preparar un sermón con la Biblia de Estudio» en La Biblia en las Américas 49:#214 (#5, 1994): pp. 11-12.

——. «¿Qué es la predicación bíblica?» en El Educador Cristiano 1, Tercera época (Febrero 1990): 4-7.
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