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sábado, 8 de agosto de 2015

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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CONSTRUCCIÓN DE SERMONES EXPOSITIVOS
EFESIOS 2: 1-10
1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristoa (por gracia sois salvos), 6y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe. 10Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
a a 2.1–5: Col. 2.13.



Salvados por la gracia
Efesios 2:1–10
Ahora el apóstol lleva al lector desde la gloriosa diestra de Dios (1:20–23) hasta la profunda oscuridad del reino del “príncipe de la potestad del aire”, Satanás mismo (2:2). 
En el primer capítulo, Pablo habló de las increíbles alturas de bendición, esperanza y poder divino. Supimos que el creyente está del lado ganador en la batalla entre la luz y las tinieblas. 
Ahora, nos hará recordar el abismo del cual nos sacó. Después, con igual rapidez, nos subirá de nuevo hasta sentarnos también con Cristo en los cielos. Nos lleva en estos “viajes” para decirnos que “la salvación es de Jehová”. Dios está formando la nueva comunidad por un milagro de gracia.
¡REFLEXIONEMOS!
Basado en los vv. 1–3, diga cuáles son las influencias negativas en la persona que no tiene una relación personal con Jesucristo. ¿Sus metas y deseos? ¿Las consecuencias de sus decisiones? ¿Su conducta? ¿Cómo explica que sea posible estar “muerto” cuando uno está vivo?
Al leer los vv. 4–7, ¿qué pensamientos encuentra que son paralelos a 1:20? Según estos vv., ¿qué motivó a Dios a salvar al creyente de la culpa de su pecado? ¿Cuáles son las distintas cosas que Dios ha hecho a nuestro favor? Según el v. 7, ¿cuál fue el propósito de Dios al salvarnos? ¿Cómo le hace sentir esto? ¿Por qué era importante que los efesios recordaran las verdades de los vv. 1–7?
DESDE LA MUERTE Y LA IRA 2:1–3
Decir que una persona está muerta cyando obviamente está viva, es chocante y hasta ofensivo. Sin embargo, Pablo dice que el que no tiene una relación personal con Dios está muerto; no posee la vida que realmente cuenta, la espiritual. Así como la muerte física es la separación del alma y el cuerpo, la muerte espiritual es la separación de la persona y Dios, el autor de toda vida. Estas son palabras duras. Sin embargo, en esta forma el apóstol enseña, 1) que no podíamos entender nuestro problema, 2) que éramos incapaces de ayudarnos a nosotros mismos, 3) que la salvación no es un cambio superficial, sino un milagro divino de resurrección espiritual (v. 5) y 4) que sólo la obra del Espíritu Santo puede penetrar en el pensamiento y corazón de la persona para que reconozca su pecado y reciba a Cristo como su Salvador (compárese con 2 Corintios 4:4).

Los vv. 2–3 describen otras características de las personas que están alejadas de Dios y de la vida.
Siguieron la corriente de este mundo v. 2a
La persona alejada de Dios anda on sus delitos y pecados porque está siguiendo “la corriente de este mundo”. Pablo no se refiere al mundo material, sino al sistema mundano de ambición personal, la búsqueda de poder, la sensualidad desenfrenada, la soberbia, el materialismo y otros valores puramente terrenales.
Siguieron a Satanás v. 2b
“El príncipe de la potestad del aire” es Satanás (comp. Mateo 9:34; Juan 12:31). Él gobierna el reino de las tinieblas. Sus huestes ocupan lugares invisibles. Es el padre de la mentira que engaña a los humanos para que piensen que hacen el bien cuando en realidad hacen el mal, que tienen vida cuando están muertos, que están felices cuando están desesperados, que están seguros cuando están en peligro de perder su alma eternamente (2 Corintios 11:13–15).
Siguieron los deseos de la naturaleza pecaminosa v. 3
La tercera fuerza que influye en el pensamiento y conducta son “los deseos de nuestra carne”. Para el apóstol Pablo, el concepto de la carne no se limita a los apetitos del cuerpo. Incluye todo el mal de la naturaleza de pecado que está dentro del hombre, todas las formas de desobediencia a Dios que brotan de su egocentrismo, orgullo, amargura, enojo, resentimiento, avaricia, celos, injusticia, necedades y otros malos pensamientos. El hombre no puede echar la culpa de su desobediencia sólo a las influencias externas del mundo y Satanás.

Entonces, el hombre tiene tres enemigos que lo dominan hasta que recibe la presencia de Dios para combatir los. Los enemigos son el mundo que lo rodea, su propia naturaleza y las mentiras de Satanás, quien influye en sus pensamientos. El cristiano también tiene los mismos enemigos, pero ya han sido derrotados por la victoria de Jesucristo en la cruz. Cuando el creyente permite que el Espíritu Santo, que mora en él, domine su vida, entonces se neutralizan esas fuerzas para que obedezca la voluntad de Dios.

Estos vv. resumen la condición del hombre que no tiene a Cristo. Debemos observar que la Biblia no enseña que todo hombre ha cometido todo lo malo que puede hacer, sino que todo su ser está influenciado por el pecado: su alma, espíritu, cuerpo, pensamientos, sentimientos, voluntad, ambiciones, propósitos y relaciones. Tampoco enseña la Biblia que un hombre no puede hacer cosas buenas, ni le resta valor, porque fue creado a la imagen de Dios. Todos los hombres son pecadores: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”.
HASTA LA VIDA Y EL CIELO 2:4–7
La descripción de la humanidad en los vv. 1–3 es triste y desalentadora. Sin embargo, con las palabras “pero Dios” todo cambia. Lo que el hombre muerto y pecaminoso no puede hacer por sí mismo, Dios lo ha hecho. La misericordia y el amor de Dios le motivaron a rescatar al impotente ser humano.
En estos vv. se encuentra un claro paralelismo con 1:20. Dios resucitó de los muertos a Jesucristo y lo sentó en los lugares celestiales. Ahora en 2:5–6, Pablo afirma que Dios da vida al creyente, le resucita y le sienta en los lugares celestiales junto con Cristo. El estado de muerte requería una resurrección. Pablo dice que el creyente es una “nueva criatura” (2 Corintios 5:17). Cristo describe el cambio como nacer de nuevo (Juan 3:3) y promete que el creyente “tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
PERO DIOS…
Nos dio vida con Cristo v. 5
Nos resucitó con él v. 6
Nos hizo sentar en los lugares celestiales v. 6
Sorprendente es nuestra exaltación con Cristo. Estando todavía sobre la faz de la tierra, Dios ya nos ha trasladado al cielo espiritualmente. Según el v. 7, el deseo y propósito divino es seguir mostrándonos las “abundantes riquezas de su gracia” por todos los siglos venideros. ¡Qué gran amor! ¡Qué gracia tan inefable! El que estaba muerto, ahora está vivo eternamente y es objeto de la gracia y bondad de Dios.
ÚNICAMENTE POR GRACIA 2:8–10
Es paradójico que la mejor noticia para la humanidad sea tan difícil de aceptar. El orgullo, la soberbia y la independencia de la naturaleza pecaminosa del hombre le dicen que puede hacer algo para salvarse. Es humillante admitir que uno es incapaz de contribuir en alguna forma para obtener los beneficios que recibe. Sin embargo, al hablar de cómo recibir la salvación eterna, ¡con qué energía el apóstol Pablo rechaza los esfuerzos humanos! Este mensaje es la mejor noticia que la persona pueda escuchar. Si la salvación dependiera de ella misma, no tendría esperanza.
¡REFLEXIONEMOS!
Con respecto a lo que Dios ha hecho por los humanos, ¿cuál debe ser la respuesta correcta del hombre? ¿Cómo explica usted el significado de “fe”? ¿De la palabra “gracia”? ¿Cuáles actividades deben incluirse en “buenas obras”? ¿Cuál es el papel de las buenas obras? Según el v. 9, ¿por qué es importante que la salvación no sea por obras? ¿Por qué era importante que los efesios recordaran las verdades de los vv. 8–10? Según el v. 10, ¿cuál es la naturaleza y propósito del creyente en Cristo?
Por gracia v. 8
Gracia es una palabra clave en este párrafo. Pablo la usó en los v. 5 y 7. La repite aqui porque es el momento adecuado para explicarla. No sólo la conversión es por gracia. Toda bendición de Dios, ahora y por la eternidad, es sólo por la gracia divina. Cada cambio en nosotros, desde el momento de recibir a Cristo y aquellos que nos conforman más y más a la imagen de él, todo es una manifestación de la gracia de Dios.
La gracia de Dios es el favor inmerecido del Señor. Es la libre manifestación de su amor a los que no lo merecen. No sólo no lo merecemos, sino que de acuerdo a la justicia de Dios, debíamos recibir el castigo eterno por nuestra rebeldía contra él. La redención de cada persona, sin importar cuán recta y atractiva sea según los hombres, es un milagro de la gracia divina. Blas Pascal, filósofo francés del s. XVII dijo: “La gracia es requerida para transformar al hombre en santo; y aquél que duda de esto, no sabe ni lo que es un hombre ni lo que es un santo”.
Por medio de la fe v. 8
La segunda palabra clave es fe. No es únicamente una fe intelectual que acepta la veracidad de una enseñanze. Santiago nos recuerda que los demonios creen en la existencia y el poder de Cristo. La fe no es creer en Jesucristo y también confiar en uno mismo y en lo que uno hace.
La fe verdadera incluye los conceptos de creer y confiar. Jean Francois Gravalet caminó en un alambre de 300 mts. de largo tendido a 50 mts. por encima de las cataratas de Niágara cargando a un hombre sobre sus hombros. Cuando hubo llegado sin novedad al otro lado, preguntó a otro hombre de la multitud que presenció el acto”: “¿Cree que puedo llevarlo a usted?” El señor respondió: “¡Cómo no! Acabo de ver que puede hacerlo!” “Entonces, suba, dijo Gravalet”. Pero el hombre gritó: “¡Ni pensarlo!” No existe fe verdadera cuando uno no confía.
Pero cuando uno cree que Jesús murió por sus pecados y resucitó de los muertos y confía totalmente en la salvación por él, esa persona está confiando a Cristo su vida y destino eterno. Cristo es el único Salvador; no hay otro. Él es el Salvador suficiente; no hay que confiar en otra cosa además de él. No hay que confiar en la iglesia, el predicador, las ordenanzas o sacramentos, en las buenas costumbres, el servicio que uno hace a Dios, en los actos de caridad o en los esfuerzos por vivir como cristiano. Un maestro explicó la fe en estos términos: “Desechando todo lo demás, yo confio en Jesucristo”. Compare el testimonio personal de Pablo en Filipenses 3:8–9.
Cuando el autor dice en el v. 8: “y esto no de vosotros, pues es don de Dios”, no se refiere sólo a la fe como un don de Dios. Aquí Pablo quiere decir que todo lo que es la salvación por gracia y por fe es un don de Dios (Romanos 3:24).
No por obras. v. 9
Obras en este v., no se limitan a los actos de caridad que hagamos a favor de otras personas. Pablo habla de cualquier esfuerzo humane o actividad buena que hagamos, como tratar de mejorar nuestro carácter y comportamiento, ser excelentes trabajadores o profesionistas, obedecer y apoyar a las autoridades, cumplir con los ritos religiosos, ser buenos esposos, esposas, padres e hijos y cualquier otra cosa que nuestras creencias, educación o conciencia nos impulsen a hacer.
Pablo afirma que esas obras no contribuyen a nuestra salvación. La Biblia enseña que nuestro pecado es tan profundo, nuestra culpabilidad delante de Dios tan infinita y hasta los móviles para hacer el bien tan egocéntricos, que el juicio de Dios cae sobre nosotros de todos modos. Dios no exige que tengamos más buenas obras que malas para salvarnos. Él sólo acepta la perfección, la perfecta rectitud de su Hijo. Él recibe a los hombres que han sido “hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). Los esfuerzos por ser buenos son como bañarnos, vestirnos bien y peinarnos cuidadosamente, cuando nuestro barco se está hundiendo (Romanos 4:5; Tito 3:5; Isaías 64:6).
Creados para buenas obras v. 10
El v. 10 está íntimamente relacionado con el 9 para seguir la enseñanza sobre las obras. Hechura significa la obra maestra de un artista. Si alguien pudiera salvarse por sus propias obras, sería producto de él mismo, pero el cristiano es la obra maestra de Dios, la nueva criatura que Pablo describe en los versículos 5–6.
Ahora aprendemos el lugar correcto de las buenas obras. Dios ha creado nuevas personas para que le obedezcan y realicen las obras que él ha planeado que hagan. ¿Comprendemos la diferencia? La salvación no se recibe por las obras, ni tampoco por la fe más las obras. Se recibe únicamente por la fe; la salvación es obra de Dios. Por lo tanto, la verdadera conversión produce obediencia. Ésta es el fruto inevitable de la vida de una nueva criatura. Santiago 2:26 lo enseña también: “la fe sin obras está muerta” (comp. 1 Juan 3:9).
NO: Fe + Obras Salvación
SÍ: Fe Salvación Obras
¡REFLEXIONEMOS!
¿Quiénes son las personas que necesitan que usted les muestre misericordia, amor y gracia? ¿Cómo lo hará usted? ¿Por qué es dificil que las personas reciban la salvación por la gracia y por la fe? ¿Cuáles son algunas de las buenas obras que Dios le ha preparado para hacer? En este pasaje, ¿qué aprendió para ayudarle a explicar mejor el evengelio? Cuando exponemos el evangelio, ¿por qué es tan importante que otras personas entiendan el lugar que ocupan las buenas obras?
BOSQUEJO HOMILÉTICO EXPOSITIVO
Los tiempos de la iglesia
Efesios 2:1–10
Introducción: En este párrafo epistolar tenemos un resumen de la historia de la salvación de los seres humanos. Pablo habla aquí del pasado, del presente y del futuro de los hechos de salvación del Señor en favor de la iglesia. Se justifica, entonces, que hablemos de "los tiempos de la iglesia". ¿Cuáles son, precisamente, esos tiempos?
I.     El tiempo de la muerte: el pasado sin Cristo (vv. 1–3).
1.     Los efesios estaban muertos, porque estaban separados de Dios a causa de su conducta pecaminosa (v. 1).
(1)     "Muerte" significa separación. El pecado enajena al hombre de su creador y Señor (Isa. 59:2).
(2)     El efecto real del pecado es la muerte moral del pecador.
2.     Los efesios estaban condenados a muerte por causa de la culpa (vv. 1 y 3): muertos en vuestros delitos.
(1)     Los delitos determinan culpabilidad (Rom. 1:32).
(2)     Las transgresiones requieren castigo (Rom. 3:5).
3.     Los efesios manifestaban su estado de muertos en su conducta diaria (vv. 2 y 3).
(1)     Una conducta rebelde contra Dios por estar bajo el señorío de lo demoníaco (v. 2).
(2)     Una conducta impulsada por bajos deseos sensuales según una voluntad carnal envilecida (v. 3a).
(3)     Una conducta merecedora de la ira o castigo de Dios (v. 3b).
II.     El tiempo de la vida: el presente con Cristo (vv. 4–6a, 8, 9).
1.     Tiempo concedido por la misericordia (compasión) y el amor de Dios (v. 4).
(1)     Porque Dios es rico en misericordia (compasión).
(2)     Porque Dios ama con un amor muy grande.
2.     Vida concedida solidariamente con Cristo (vv. 5a, 6).
(1)     Juntamente con Cristo sufrieron el justo castigo por los delitos (v. 5a; 1:7; Cristo murió por asumir la culpa de los que estaban muertos en sus delitos y pecados).
(2)     Juntamente con Cristo los creyentes han vencido la muerte (v. 6a).
(3)     Juntamente con Cristo comparten la gloria celestial (v. 6b).
3.     Vida donada por gracia y recibida por medio de la fe (vv. 5b, 8, 9).
(1)     La gracia es igual para todos (vv. 5b, 8a ; de iguales en su indignidad de la gracia [Rom. 3:23], a iguales en la opción a la vida eterna por la sola gracia).
(2)     Si es por gracia no puede ser por obras (v. 9b; Rom. 11:6).
(3)     Si es por las obras no puede ser por la fe (vv. 8a, 9a; Gál. 3:10–12; Rom. 4:4, 5).
III.     El tiempo de la acción: el futuro con Cristo (vv. 7 y 10).
1.     Dios actúa "para mostrar en las edades venideras las superabundantes riquezas de su gracia" (v. 7a).
2.     La iglesia actúa las buenas obras para llevar adelante el plan del reino de Dios bajo el señorío de su cabeza, Jesucristo (v. 10a, b; 1:20–23).
3.     En este presente en acción futura, Dios muestra que su inmensa bondad es concedida en Cristo Jesús y se concentra en los que son de Cristo (v. 7b).
Conclusión: Es impresionante la valorización que Dios hace de la iglesia. La notable historia espiritual de la iglesia, sin embargo, deriva de la historia de la salvación "en Cristo". El tiempo pasado debiera mover en gratitud a la iglesia; pero los tiempos presente y futuro son los de la evangelización creadora con el Espíritu Santo, y tiempos del servicio en beneficio de todos los hombres, mayormente aquellos de "la familia de la fe".

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viernes, 7 de agosto de 2015

Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos! Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales,

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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PREPARADOR DE SERMONES EXPOSITIVOS
EFESIOS
2:1-10

Salvos por la gracia
1 En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 
2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, conforme a la corriente de este mundo  y al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia. 
3 En otro tiempo todos nosotros vivimos  entre ellos en las pasiones de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y por naturaleza éramos hijos de ira, como los demás. 
4 Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, 
5 aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos! 
6 Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales, 
7 para mostrar en las edades venideras las superabundantes riquezas de su gracia, por su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús. 
8 Porque por gracia sois salvos  por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. 
9 No es por obras, para que nadie se gloríe. 
10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.



    La manifestación en la salvación de los hombres 
(EFESIOS 2:1–10)



Pablo retrocede ahora para reanudar el hilo de pensamiento que había introducido en 1:19, donde asevera que él ora a fin de que sus lectores puedan llegar a ver lo que es la supereminente grandeza del poder de Dios. 

La resurrección, la exaltación y el encabezamiento de Cristo sobre la iglesia son manifestaciones de este poder. En 2:1–10 el apóstol declara que la renovación espiritual de todos los hombres, tanto judíos como gentiles, es parte íntegra de la resurrección de Cristo, la suprema manifestación de la potencia de Dios. El tema es sucintamente declarado en el versículo 5: Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo. La sección se divide en dos: (a) la vida vieja de pecado (2:1–3); (b) la nueva vida en Cristo (2:4–10). El contraste entre 2:1–3 y 2:4–10 nos habla del poder estupendo de Dios.

a. La vieja vida de pecado (2:1–3). 
Pablo distingue cuando menos cinco características de la vida que sus lectores vivieron antes cuando estaban lejos de Dios. 

Primero, era una vida de muerte espiritual; estaban muertos en… delitos y pecados (1). 
La muerte espiritual es “la muerte de pecado”,48 el cual es el estado de separación de Dios causado por delitos y pecados. ¡Qué ejemplos tenemos de ello en Adán y Eva! (Gn. 3:23). Debería entenderse claramente que Pablo no está meramente diciendo que el hombre aparte de Dios “está sujeto a la muerte, o aun bajo sentencia de muerte; él está realmente muerto, porque (está) bajo el control de una naturaleza pecaminosa”. Las palabras gemelas delitos (paraptoma) y pecados (hamartiai) dan énfasis a la naturaleza total de esta muerte. Delitos alude a “los deseos de la carne, audaces, crasos y palpables”, en tanto que pecados designa más “los deseos de la mente, pecados de pensamiento y de ideas, de propósito e inclinación”.

La segunda característica de los pecadores es que caminan siguiendo la corriente de este mundo (2). 
La palabra griega traducida corriente es aion, que literalmente significa “edad” (“este mundo”, VM., NVI). Tal como es empleada aquí no denota un sentido cronológico, sino más bien “el carácter espiritual de los tiempos”. 

Estas personas “anduvieron” (condujeron sus vidas, “vivisteis”, BJ.) de acuerdo a los pensamientos y pasatiempos de esta edad presente mala y transitoria (cf. Ro. 12:2; 1 Co. 7:31; Gá. 1:4). Un fragmento Siriaco, del sexto siglo tiene aquí la palabra kanona, que puede ser traducida, “reglas o cánones de operaciones”. Hombres espiritualmente muertos han olvidado las reglas y los caminos de Dios, para seguir las reglas y los caminos del mundo.

En tercer lugar, estas personas anduvieron conforme al príncipe de la potestad del aire. 
Este mundo tiene un dios, el diablo. En 2 Corintios 4:4, Pablo habla del “dios de este siglo”; en contraste con lo cual el mismo apóstol alaba en 1 Timoteo 1:17 “al Rey de los siglos”, o “Rey de las edades”. El diablo ejerce su autoridad en la esfera del aire. De acuerdo a Bruce, esto significa que “él es el líder de esas ‘huestes espirituales de maldad en las regiones celestes’ de las que se nos informa en Efesios 6:12”. 

Los lectores de Pablo antes se habían inclinado ante el dios transitorio de este mundo, y en ese tiempo sus recompensas eran tan efímeras como su dios. Pero Cristo les había traído liberación del diablo y sus cohortes. 

El término espíritu alude a los poderes malignos que habían sido mencionados antes, y sugiere esa disposición interior desobediente que se torna activa en los corazones de los hombres cuando están sujetos al maligno. Tal como Foulkes observa, los hombres son “dotados de energía” ya sea por Dios (20), o por las fuerzas del mal; si sucede esto último, “correctamente son llamados los hijos de desobediencia”.

Cuarto, ellos, y Pablo también, habían una vez vivido en los deseos de la carne (3). En este punto Pablo se ve forzado a admitir que él también, aunque era judío, se contaba entre “los hijos de desobediencia” antes de encontrar a Jesús. En los deseos de nuestra carne define “ese dominio o elemento en el cual su vida era gastada otrora”. 

Se mantenía dentro de los confines de los apetitos e impulsos que acompañan a la naturaleza humana caída, o que emanan de ella. Estos seres humanos se habían rendido a los deseos (epithumia, apetitos) de la carne (sarx, la naturaleza humana bajo el dominio del pecado). Ellos “satisfacían” (NVI) la voluntad (thelema, “voluntades”, o “deseos”, NVI) de la carne y de los pensamientos. Aquí se ponen al descubierto dos fuentes de mal: (1) la naturaleza caída del hombre en general, y (2) “el laboratorio de pensamientos, impresiones, imaginaciones y deseos pervertidos, en particular”.

Quinto, estas personas sin Dios eran por naturaleza hijos de ira. 
En su estado precristiano, sin la ayuda del Espíritu de Dios, los lectores de Pablo, y él también, estaban por naturaleza (innatamente) comprometidos al pecado. Una ley de pecar los controlaba, y por ende caían bajo la ira de Dios. 

La frase hijos de ira en este caso no significa “por nuestro nacimiento como niños”. El hecho de que cada hombre de la raza de Adán nace como pecador es reconocido por la frase por naturaleza. Hijos de ira en este caso sencillamente significa “objetos de ira”. Tal como Purkiser declara con mucho énfasis, la ira de Dios “no es una reacción de las sensibilidades y de la voluntad divinas que pueda ser cambiada o alterada. Es el incesante antagonismo de Dios al pecado, que debe continuar en tanto que Dios sea Dios”.

b. La nueva vida en Cristo (2:4–10). 
Desde la perspectiva de Pablo el predicamento de la humanidad nunca es desesperado. En contra del negro fondo de muerte espiritual el apóstol ahora traza una caracterización cautivadora de la nueva vida en Cristo. Tres características de esta vida se observan aquí con claridad.

Primero, es una vida iniciada por Dios (4–5). 
En Cristo la historia irrumpió en la situación trágica de la humanidad, y hoy El invade o irrumpe en el estado pecaminoso de cada hombre arrepentido para traer salvación. Tal es la fuerza de la poderosa cláusula de Pablo: Pero Dios. Dios siempre cambia la situación. 

Aun estando nosotros muertos en pecados, su amor estaba obrando en nuestro favor (cf. Ro. 5:6, 8). La misericordia es la disposición de Dios hacia seres pecaminosos, pero el amor es su móvil por todo lo que El hace por ellos. La misericordia es rica (inagotable), pero el amor es grande (indescriptible y magnánimo). 

Es “debido a” ese gran amor, y no “a través de” ese amor que Dios nos escogió y nos dio vida juntamente, o “nos vivificó juntamente” (BJ., 5). La palabra traducida juntamente no aparece en el original como una sola palabra, sino que es formada por la adición del prefijo syn al verbo “vivificar”. 

Pablo acuñó este verbo compuesto, sin duda alguna para dar más énfasis a que la salvación es el resultado de la unión con Cristo (cf. Ro. 6:6, 8; Col. 2:12; 2 Ti. 2:11). La resurrección de Cristo no es nada más la seguridad de la regeneración espiritual; también es el medio de la regeneración. Seres humanos muertos son resucitados de la muerte espiritual en y con el Cristo resucitado, y todo ello es iniciado por el amor de Dios (cf. Ro. 6:11). Para la discusión del resumen espontáneo que Pablo hace del evangelio, por gracia sois salvos, véanse los comentarios sobre el versículo 8.

Segundo, la nueva vida en Cristo es vida de resurrección (6–7). Como cristianos, ambos los judíos y los gentiles, participamos no sólo de la resurrección de Cristo sino también de su exaltación. Dios juntamente con él nos resucitó (synegeiro), y asimismo nos hizo sentar (synkathizo). Estos verbos están en el tiempo aoristo y expresan acción puntiaguda y terminada. Tal como Bruce escribe: “… los creyentes son vistos como si ya estuviesen sentados allí con Cristo, por el acto y propósito de Dios. 

Y efectivamente, vivimos temporalmente en la tierra y sólo en tanto que permanezcamos en este cuerpo; pero ‘en Cristo’ estamos sentados con Cristo donde El está.” Este es el significado de en los lugares celestiales (véanse los comentarios sobre 1:3). El cristiano, habiendo sido elevado “del infierno más profundo al mismísimo cielo” (Calvino) disfruta de la vida y la ciudadanía en el cielo (cf. Fil. 3:20). El propósito de esta vida resucitada y exaltada del nuevo hombre es que pueda mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (7). “En el futuro sin límites, conforme cada edad es seguida por otra”, seres humanos resucitados espiritualmente desplegarán la gracia de Dios. Nótese la repetición del tema de alabanza en 1:6, 12, 14.

Tercero, la vida en Cristo nos ha sido dada (8–10). Ensanchando lo que dijo en el paréntesis del versículo 5, Pablo presenta “uno de los grandes resúmenes evangélicos del Nuevo Testamento”. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios (8). La segunda parte de este versículo es un paralelo de la primera. Nuestra salvación de la esclavitud del pecado, que brota de la gracia de Dios y que es apropiada a través de la fe, es don de Dios (cf. 1:7). Por lo tanto, no ganamos por buenas obras (la esencia de la religión legalista) el derecho a ser librados del pecado y de la muerte. ¡Jamás! La gracia significa que todo principia y termina con Dios. La salvación es por ende un don de nuestro Creador. El versículo 10 da énfasis a esta verdad: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús. Simpson comenta: “Nosotros nos hemos arruinado a nosotros mismos, pero en El está nuestra ayuda. El Creador remienda su arruinada obra maestra con sus propias manos, y ‘no está dispuesto a compartir la alabanza de la gracia’.”

Si bien la gracia es el origen o fuente de nuestra salvación, la fe es el medio o instrumento. El pronombre demostrativo esto del versículo 8 no debe interpretarse como que se refiere a la fe como el don de Dios. Tal como Wesley y otros exégetas sugieren, esto se refiere a “toda la cláusula precedente, sois salvos por medio de la fe”. La salvación misma es lo que es el don de Dios. La fe no presenta demanda alguna, no sea que ella también fuese llamada un “mérito” o una “obra”. Si tal cosa pasara, el hombre creyente tendría el derecho a jactarse, o a gloriarse en sí mismo (cf. Ro. 4:2). La fe es la respuesta gratuita y obediente del hombre a las divinas invitaciones o súplicas de la salvación. Pero cuando la fe opera y el pecador posee el gozo de la nueva vida, la declaración espontánea es: “¡Todo viene de Dios!”

Sin embargo, Pablo nos recuerda que las obras tienen un lugar en la salvación que Dios nos brinda. Cuando la gracia opera, a través de la fe, un nuevo hombre es creado… para buenas obras (10), tal como era la intención original de Dios al crearnos. Buenas obras, obras que están en armonía con esos elementos de la ley de Dios que permanecen, o son retenidos en Cristo, vienen después de la experiencia de la fe. Y para la persona de fe, estas buenas obras no son obras humanas, sino buenas obras inspiradas por el ministerio del Espíritu en su vida. ¡Por lo tanto, la nueva vida en Cristo es una manifestación del grandioso poder de Dios!





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