Mostrando entradas con la etiqueta Pedro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pedro. Mostrar todas las entradas

viernes, 11 de septiembre de 2015

¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre? ¿En tu nombre no echamos demonios? ¿Y en tu nombre no hicimos muchas obras poderosas?...Nunca os he conocido. ¡Apartaos de mí, obradores de maldad!

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 

Preparemos nuestra enseñanza
Mateo 7:13-29
La puerta y el camino de la vida 
13 "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella. 14 Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y son pocos los que la hallan. 

Cómo reconocer a los falsos profetas 
15 "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? 17 Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos frutos. 18 El árbol sano no puede dar malos frutos, ni tampoco puede el árbol podrido dar buenos frutos. 19 Todo árbol que no lleva buen fruto es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis. 

Parábola de los dos cimientos 
21 "No todo el que me dice ’Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: ’¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre? ¿En tu nombre no echamos demonios? ¿Y en tu nombre no hicimos muchas obras poderosas?’ 23 Entonces yo les declararé: ’Nunca os he conocido. ¡Apartaos de mí, obradores de maldad!’ 

24 "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, será semejante  a un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña. 25 Y cayó la lluvia, vinieron torrentes, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa. Pero ella no se derrumbó, porque se había fundado sobre la peña. 

26 "Pero todo el que me oye estas palabras y no las hace, será semejante  a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron torrentes, y soplaron vientos, y azotaron contra aquella casa. Y se derrumbó, y fue grande su ruina." 

28 Y aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes estaban maravilladas de su enseñanza; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 

DOS CLASES DE RELIGIÓN 
(Mateo 7:13–29)
 INTRODUCCIÓN
Muchas religiones existen en el mundo desde el punto de vista humano—católicos, protestantes, mahometanos, teósofos, budistas—, subdivididas en no menos de 300 sectas; pero para Cristo no son centenares, ni diez, ni cinco; sólo dos: el camino ancho o el estrecho, árbol bueno o malo, hombre prudente o insensato. 

¿En qué categoría estamos? 
¿Qué distingue al insensato del prudente? 

Los dos tienen el mismo propósito.

 1. Edificar un abrigo para el alma
todos procuran lo mismo. 
¿Por qué? 
¿Cuáles son los motivos?
 a) Miedo a lo desconocido.

 b) Admiración por la sabiduría en la Naturaleza.

 c) Previsión de la inmortalidad 
(anécdota: las piedras de una gran calle de Babilonia tenían todas grabada la palabra «eternidad»).

 d) La voz de la conciencia, el sentimiento de pecado, muy vivo entre los indios y los faquires. La religión es necesaria; la diferencia está en la forma o en el lugar en que se funda, roca o arena.

  2. Los pueblos eligen la más fácil, la de la mayoría:
     a) Para el indio, la budista.
     b) Para el turco o el moro, la mahometana.
     c) Para el español, la católica.
     d) Para el inglés, la protestante.

Para la gran mayoría, la religión es sólo formalismo, sin detenerse a investigar y creer de veras. No tienen tiempo; negocios, fútbol, cine lo acaparan todo y mueren engañados, nunca creen de veras. Ventaja en los países evangélicos: los despertamientos religiosos que apelan a las masas.

 3. Jesús llama a los tales necios o insensatos: 
¿Por qué? No saben darse cuenta del peligro. El que tiene una fortuna procura asegurarla. Todos tenemos un gran tesoro, el alma inmortal. ¿Dónde colocaremos el tesoro? No podemos guardarlo nosotros mismos. Ninguno podrá redimir su propia alma (Sal. 49:6–8); o confiamos el tesoro en manos más seguras, o lo perderemos para siempre. Satanás no quiere que los hombres se preocupen por su alma, para que no encuentren la verdad; les hace pensar:
     a) Que no vale la pena, que es un misterio imposible de descifrar.
     b) Que si hay Dios, no será un juez severo, sino un padre bonachón.
     c) Que lo que importa es lo que se ve. «Pájaro en mano …», etc.

 4. Pero los hombres deberían escudriñar las señales: el insensato de la parábola debía mirar las señales de peligro del terreno donde edificaba …
     a) La arena era señal de que por allí pasaba agua.
     b) Las vertientes de las montañas vecinas lo denunciaban.
     c) Los vientos acanalados del valle lo estaban presagiando
.
 5. Así, el hombre que pretende ser religioso debería examinar las evidencias de su religión:

 a) Fundamentos: ¿Son de origen humano, o divino? ¿Tienen su origen en Cristo y los apóstoles, o en tradiciones no seguras? ¿Es congruente con el modo de obrar de Dios, según vemos en la Naturaleza? (ej.: ¿Envía Dios el sol y la lluvia gratis, y el perdón sería pagando?)

 b) Vertientes: 
¿Cuáles han de ser las consecuencias del sistema? Las religiones impuestas se hacen aborrecibles. La religión, por costumbre, acaba en incredulidad; la religión hipócrita o exterior ha de verse abocada al fracaso. Deberían pensarlo millones de «insensatos», según la calificación de Jesús; pero los hombres aceptan solamente lo más fácil. Jesús se extrañaba de la ceguera de los falsos religiosos de su tiempo que no sabían ver las señales (Mt. 16:2). No se paraban a examinar las profecías que oían leer en la sinagoga, por esto no supieron comprender que vivían en días del Mesías. Los trágicos vientos de violencia, desenfreno, etc., de nuestros días, nos dicen que la tempestad de la ira de Dios se acerca.

 6. Pero veamos el cuadro positivo, del que oye y hace: 
es frecuente esta expresión en boca de Jesús (véase Lc. 11:26). Significa el que oye con atención, medita, piensa, busca, se interesa seriamente como los de Berea (Hch. 17:13). El investigador serio busca la roca, que es la revelación divina; no se fía de las tradiciones humanas: «El que oye «mis» palabras»… ¿Es palabra de Cristo la que oímos, o de hombres? ¿Estamos unidos a Él por la fe? Notemos (Ro. 10:11):

 7. Jesús añade «y la guarda»: 
por la fe entramos en el corazón de Cristo y Él en nosotros. Formamos una sola cosa, pero ¿y después?… Hay que edificar una casa, una torre más o menos modesta, un carácter cristiano, un edificio para la eternidad (véase 1 P. 2:1– 5). No hay que usar materiales de mala calidad. Hay cristianos que pretenden edificar sobre la roca con tales materiales (véase 1 Co. 3:10–15). Sobre buena roca, buen material; según el material aquí, sería la gloria allá. Es un privilegio vivir para la eternidad, pero también una gran responsabilidad.

 8. Las pruebas que azotan el edificio: 
Dios mismo las permite para demostrar a Satanás la firmeza de nuestra fe, sin que ellas nos puedan arrastrar. Son, como decía un predicador,
 «las corrientes que lavan».

 9. La prueba final (2 Ts. 1:6–10):
 a) Jesús conocía esta prueba final, eterna, definitiva. No es extraño que dijera: «Grande es su ruina».
 b) El creyente en Cristo, en cambio, está firme y su firmeza crece a medida que avanza el tiempo y la tempestad. Era en la cárcel de Roma, pocos días antes de ser degollado, que Pablo escribía: «Yo sé en quién he creído y estoy cierto …» (2 Ti. 1:12; 4:8).

DOWNLOAD HERE>>>

jueves, 10 de septiembre de 2015

...El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Porque la circuncisión en verdad aprovecha si practicas la Ley, pero si eres trasgresor de la Ley, tu circuncisión se ha hecho incircuncisión. Así que, cuando el incircunciso obedece las ordenanzas de la Ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 



Preparamos nuestro Estudio para enseñar 
Romanos 2:17-29
Los judíos y la Ley

17      Pero si tú, que te llamas judío y te apoyas en la Ley, y te enorgulleces en Dios,
18      y conoces la voluntad, e instruido por la Ley apruebas las cosas mejores,
19      y estás confiado en que eres guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas,
20      instructor de indoctos, maestro de niños, que tienes en la Ley la esencia del                         conocimiento y de la verdad.
21      Tú pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, que predicas que no se           hurte, ¿hurtas?
22      Tú, que dices que no se adultere, ¿adulteras? Tú, que abominas de los ídolos,                     ¿profanas templos?
23      Tú, que te jactas de la Ley, ¿por medio de la infracción de la Ley deshonras a Dios?
24      Porque, como está escrito: el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por               causa de vosotros.
25      Porque la circuncisión en verdad aprovecha si practicas la Ley, pero si eres                           trasgresor de la Ley, tu circuncisión se ha hecho incircuncisión.
26      Así que, cuando el incircunciso obedece las ordenanzas de la Ley, ¿no será tenida               su incircuncisión como circuncisión?
27      Y si la incircuncisión que es por naturaleza cumple la Ley, te juzgará a ti, que a pesar           de la letra y de la circuncisión eres trasgresor de la Ley.
28      Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es circuncisión la que aparece                       exteriormente en la carne;
29      sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, por el             Espíritu, no por la letra; cuya aprobación no proviene de hombres, sino de Dios.

El fracaso del judío, 2:17–24. 

Pablo ha dicho que el juicio de Dios es imparcial, que es según los hechos. El judío que peca teniendo la ley será juzgado por la ley (2:12). El gentil que peca sin tener la ley será juzgado por la luz que puede proveer su sentido interior de lo correcto, su conciencia y su evaluación racional de su conducta. Cuando él hace algo que la ley estipula, esto será reconocido por Dios aunque él no tiene la ley. 

A pesar de que mucho de lo que Pablo ha dicho en este capítulo tiene una aplicación general, su interés específico está en la situación del judío y ahora (2:17) se dirige explícitamente a un representante imaginario del grupo. Demostrará que la posesión de la ley no ha producido obediencia a ella de parte de los judíos. En 2:17–20 hablará de los privilegios de los judíos y en 2:20–24 mediante una serie de preguntas demostrará que la posesión de todos estos privilegios no ha significado una vida de obediencia a la ley.

El apóstol inicia el versículo 17 mencionando las cosas de las cuales los judíos tenían un orgullo especial por ser lo que a su criterio los hacía superiores a los gentiles. Primero en la lista es el nombre judío. La forma gramatical permite la traducción “te llamas judío” (NBE).

La traducción de la RVA puede sugerir una interpretación irónica de la frase, la posibilidad de tener nombre de ser judío sin ser realmente judío (comp. v. 29). Sin embargo, las expresiones de estos versículos (17 al 20) no son simples ironías. Pablo está reconociendo sinceramente la posición y la misión que Dios había dado a los judíos en medio de los gentiles.

Para el judío la ley era la base firme en que podía confiar en el juicio; descansaba tranquilamente en la supuesta seguridad que le proveía. Además, se gloriaban en Dios. El término gloriarse es uno de los favoritos de Pablo y que puede referirse a un orgullo por motivos inapropiados o puede referirse a un orgullo sano por motivos legítimos como gloriarse en Dios (5:11), en Cristo (15:17; Fil. 3:3) y en la cruz de Cristo (Gál. 6:14). El judío podía tener un orgullo justificado en su Dios. Lamentablemente su orgullo en Dios lo llevaba a la actitud incorrecta de confianza en que sus propios méritos son la explicación de esta relación especial con Dios.

El versículo 18 sigue con la lista de privilegios. El texto original dice simplemente “la voluntad”, pero la voluntad de Dios es tan central para Pablo que cuando él dice simplemente “la voluntad”, solamente puede referirse a la voluntad divina (comp. 1 Cor. 16:12; el término aparece 24 veces en los escritos paulinos y por lo menos 20 veces se refiere a la voluntad de Dios). La siguiente frase es ambigua. Puede significar “distinguir entre las cosas diferentes”, esto es, “distinguir entre el bien y el mal”, o puede significar “aprobar lo mejor”. 

El consenso general favorece el segundo sentido que es aceptado por los traductores de la RVA. Otra traducción es “distinguir lo que importa”, vale decir, “diferenciar entre lo que es esencial y lo que no lo es” (comp. BLA: apruebas las cosas que son esenciales). La última parte del versículo debe entenderse con las dos frases anteriores. Es precisamente porque están instruidos en la ley que los judíos pueden conocer la voluntad de Dios y aprobar lo mejor.

En los versículos 17 y 18 Pablo se ocupó de la manera en que el judío se consideraba a sí mismo en su relación con Dios y con su ley. Ahora, el versículo 19, pasa a hablar de la manera en que el judío se veía en su relación con los paganos. El judío estaba convencido de que sus privilegios le otorgaban un lugar de superioridad sobre los paganos. El papel que el judío presumía desempeñar en relación con el pagano se describe mediante dos metáforas, la de la persona con vista que guía a los que no ven, y la de la persona que posee una luz con la cual ilumina el camino de aquellos que están en la oscuridad.

Era cierto que la revelación que Dios había dado a los judíos los capacitaba para una misión de iluminación. El tesoro de la revelación divina había de ser compartido con todo el mundo. Pero la misión de compartir la revelación debía llevarse a cabo con humildad en la comprensión de que la posesión de la verdad no se debía a la superioridad innata del judío sino a la gracia de Dios. 

El comentario de Morris es acertado: “El peligro de asumir que uno es guía para otros es lo que tan fácilmente lleva a la convicción de que uno es inherentemente superior a los demás”. Es el mismo peligro que corre el creyente cuando intenta dar testimonio de su fe al incrédulo.

El Apóstol agrega dos expresiones más en el versículo 20, para ilustrar la manera en que el judío veía su relación con los paganos. Las dos expresiones son paralelas y en su sentido general equivalentes (instructor de los que no saben, maestro de niños). Estrictamente interpretadas la primera es general y habla de la instrucción de cualquiera a quien le falta conocimiento, mientras la segunda se refiere específicamente a la instrucción de niños.

Según la definición estricta de la palabra traducida como niño, se refiere a infantes; aquí se usa metafóricamente para designar a personas a quienes les falta madurez (los faltos de madurez, BLA). Si se ha de distinguir entre instructor y maestro, el primer término enfatiza orientación moral práctica, y el segundo, enseñanza de carácter más teórico. Se pueden interpretar los versículos como una referencia a la influencia que el judío común debe tener en sus contactos con el pagano y, más precisamente, de aquellos que instruían a los convertidos del paganismo.

Lo que calificaba al judío para desempeñar este papel entre los paganos era la ley, la completa expresión del conocimiento y de la verdad. Ellos tienen el saber y la verdad plasmados en la ley (NBE). El orgullo del judío era estar convencido de tener la ley. El judío estaba convencido de que en el libro de la ley él tenía la verdad en forma tangible.

Abruptamente al llegar a la primera parte del versículo 21, Pablo interrumpe la enumeración de privilegios de los judíos y empieza una serie de cinco declaraciones que los traductores en general toman como preguntas retóricas de acusación. Están destinadas a demostrar que los judíos no han sido consecuentes con su misión de ser maestros de los paganos.

Los versículos 20b a 22 nos expresan claramente lo que está sucediendo con el que roba y el que adultera. No es tan clara la referencia a cometer sacrilegio aunque muchas veces, como en este caso, aparece junto a robo y adulterio en las listas de pecados y vicios. El término debe traducirse “saquear templos” (BLA). El ídolo era para el judío algo abominable, pero presumiblemente podía aprovechar el saqueo (por él o por otro) de templos para lograr ganancias mediante el tráfico de los objetos robados. Así el judío promovía la idolatría a pesar de no fabricar él mismo ídolos, ni adorarlos.

El rabino Jochanan ben Zakkai, hablando unos 10 años después de la composición de Romanos, lamenta el aumento entre los judíos del asesinato, el adulterio, los vicios sexuales, la corrupción comercial y judicial y otros males (citado por Cranfield). Pero la culpabilidad de algunos judíos de estas ofensas no parece satisfacer las exigencias del argumento de Pablo de que todos los judíos son culpables (comp. 2:1). La mejor respuesta a este problema puede ser la de Cranfield que reconoce que cuando el robo, el adulterio y el sacrilegio se entienden estricta y radicalmente, no hay hombre que no sea culpable de los tres (comp. Mat. 5:21–48).


Bosquejo homilético
La salvación es para todos
Romanos 2:1-29
  I.      Los gentiles necesitan la salvación (2:1-16).
    1.      Aun "los jueces" serán juzgados (2:1-11).
             (1)      El juez que se juzga a sí mismo (v. 1).
             (2)      El juez hipócrita es juzgado por la verdad (v. 2).
             (3)      El juez que juzga pobremente (v. 3).
             (4)      Al juez presuntuoso se le paga con ira (vv. 4-11).

    2.      Desconocer la ley no exime del juicio (vv. 12-16).
             (1)      Los que pecan morirán  (v. 12).
             (2)      Los gentiles sí tienen una ley (vv. 13-15).
             (3)      Jesucristo juzgará en consecuencia (v. 16)

  II.      La necesidad de salvación por parte de los judíos (2:17-19).
    1.      Los judíos son condenados por su propia ley (2:17-24).
             (1)      La autosuficiencia del judío (2:17-20).
             (2)      La inconsistencia del judío deshonra a Dios (2:21-24).

    2.      La circuncisión tiene sus limitaciones (2:25-29).
             (1)      Carece de importancia si no se guarda la ley (2:25-27).
             (2)      El verdadero judío es el que está circuncidado en el corazón, en el Espíritu                             (2:28, 29).


Al llegar al versículo 23 la forma de expresión cambia y aunque la mayoría de las versiones entienden que la oración es una pregunta, otras (DHH) la interpretan como una declaración. Sea pregunta o declaración su función es resumir el contenido de los versículos 21 y 22. El término traducido como te jactas es el mismo que en el versículo 17 se traduce como te glorías (ver el comentario sobre v. 17). El judío podía gloriarse en la ley por motivos correctos o equivocados, pero su gran problema era que por su desobediencia a la ley deshonraba a Dios que había dado la ley. Lo que vale no es la posesión de la ley sino la obediencia a ella.

El Apóstol ahora cita las Escrituras (v. 24) para comprobar lo que ha estado señalando. Se debe notar que la frase como está escrito aparece después de la cita en el texto en el original (NBE, BLA), aunque los traductores de la RVA y de la RVR-1960 la han colocado antes. Aparentemente es la única ocasión en que Pablo pone esta fórmula después de la cita y no es evidente por qué lo hace. 

Algunos piensan que al poner al final la indicación de que la acusación es de las Escrituras, Pablo le da más solemnidad. La cita es de Isaías 52:5 (comp. Eze. 36:20, 23; 2 Ped. 2:2). El apoyo de las Escrituras hace que la acusación del Apóstol tenga más seriedad. Algunos autores encuentran en la declaración de Pablo un tono de indignación y amargura. Es la indignación del judío de mente elevada que al viajar por las grandes ciudades del mundo pagano descubría que éste se burlaba de la fe en Dios debido a la mala conducta de algunos judíos. El hombre de fe es siempre la evidencia más favorable o desfavorable de la fe que éste profesa.

Lo que es ser judío, 2:25–29
Hasta este punto, Pablo ha hablado de los privilegios de la ley en términos generales. Ahora señala una provisión de la ley que era la señal de la admisión a los beneficios del pacto, la circuncisión.

Para un judío era impensable que un hombre correctamente circuncidado no lograra la salvación (v. 25). Se creía que Abraham estaría a la puerta del infierno para evitar que cualquier judío circuncidado entrara allí. Pablo corrige esta actitud equivocada. La circuncisión es útil solamente si es señal de observar la ley. Para el Apóstol, practicar la ley no era asunto de observar algunos reglamentos sino de cumplir con aquella relación de fe en Dios que la ley apuntaba (3:31; 10:6 ss.). Sin esta relación con Dios, la circuncisión del judío se convertía en incircuncisión.

Pablo, en el versículo 26 presenta la otra cara de la moneda. La respuesta anticipada para la pregunta retórica es sí, será considerada como circuncisión. Al hablar del cumplimiento de los justos preceptos de la ley, Pablo aparentemente se refiere a las evidencias o el fruto de una fe salvadora. Parece claro que él está hablando de creyentes gentiles (comp. 2:7–10 y el comentario respectivo).

El Apóstol expone inmediatamente (v. 27) las implicaciones de lo que acaba de decir. El gentil incircunciso cumplidor de la ley se convierte en juez del judío circunciso trasgresor de la ley. La referencia es a creyentes gentiles que confían en Dios y lo obedecen sin haber sido circuncidados y sin haber tenido la ley escrita como la tenían los judíos. En el juicio final estos gentiles constituirán evidencia en contra de los judíos de lo que ellos deberían haber sido y de lo que podrían haber sido. En este sentido el gentil “juzgará” al judío.

Los términos judío y circuncisión requieren nuevas definiciones, y Pablo suple estas definiciones en sentido negativo en el versículo 28 y en sentido positivo en el 29. La gramática en el original es difícil, pero el sentido es claro. Ser judío es más que cumplir con ciertos preceptos superficiales que pueden ser observados por otros. La circuncisión genuina no es la operación física que deja una señal visible.

Ser judío no depende en última instancia de evidencias observables, sino de la condición del ser interior de la persona. La circuncisión genuina es la del corazón, una expresión del AT (Lev. 26:41; Deut. 10:16; 30:6; Jer. 4:4; 9:26) que se refiere a la actitud interior adecuada exigida por Dios para que el hombre pueda gozar de una buena relación con él.

Definición de términos
Ley (2:12): 
El gran legislador de Israel es Moisés. La torah  entera, el Pentateuco, se llama el libro de Moisés (Jos. 8:31 y 2 Rey. 14:6) o la “ley de Moisés”. (Neh. 13:1; 2 Crón. 2 Crón. 25:4). Por ley puede designarse a los Diez Mandamientos (Éxo. 20:3-17), a los cinco primeros libros de la Biblia (Mat. 5:17; Luc. 16:16), a todo el AT (Juan 10:34; 12:34). Los judíos del tiempo veterotestamentario demostraban su fe en Dios cumpliendo la ley. El propósito de esta era preparar el camino para la venida de Cristo (Gál. 3:24).

Circuncisión (2:25): 
Corte del prepucio. Este rito fue instituido por Dios mismo como señal del pacto con Abraham y sus descendientes (Gén. 17:10). Se debía circuncidar a todos los niños al octavo día de su nacimiento. La iglesia cristiana no obligaba a esta práctica (Hech. 15:5; Gál. 5:2).

Adulterio (2:22): 
Es la relación sexual cuando una de las personas involucradas está casada con otra. Los Diez Mandamientos lo condenan expresamente (Éxo. 20:14). En el AT, el adulterio tiene también sentido figurado relacionado a la idolatría del pueblo de Israel. El esposo (Dios) es traicionado por la esposa infiel (Israel), quien comete adulterio yendo tras otros dioses (ver el libro de Oseas).

Pecado (3:9): 
En el AT tenemos una serie de palabras para expresar “pecado”, pero todas tienen un concepto activo. Esto quiere decir que no es una situación o una actitud, sino un hecho, un proceder. La primera palabra es jat que significa “falta” o “errar el blanco”, malograr, no lograr algo, accidentarse. El énfasis está en el resultado final de la actuación y no en las intenciones. También tenemos av  que posee la idea de “torcido”, “desviarse del camino”. 

Aquí en cambio no se habla sólo del hecho pecaminoso, sino también de la voluntad. En tercer lugar tenemos a pesha, que no se usa con frecuencia y que designa la rebelión desobediente que proviene del orgullo (Rom. 5:19; Sal. 2). Por último, tenemos la palabra shag 7686 que significa “errar” o “equivocarse”. 

Se utiliza para designar toda trasgresión hecha sin intención alguna, incluso por ignorancia. La palabra griega para “pecado” es jamart 266, que significa “fallar”. Pablo nos dice que el pecado vino por medio de Adán (5:12), que se paga con la muerte (6:23). La muerte aparece por la caída en el pecado y es experimentada como un mal (5:17). La muerte pasó a todos los hombres (5:12). Pero el autor aclara que a pesar de nuestro pecado, Dios nos ama y nos envió a su hijo a morir por nosotros (5:8).
 
La circuncisión verdadera es la que se efectúa en espíritu y no en la letra. La RVA y la RVR-1960 entienden que la expresión en espíritu se refiere al espíritu del hombre. Así sería equivalente a las dos expresiones anteriores, lo íntimo y el corazón. Según esta manera de interpretar la expresión el contraste es entre un cambio genuino y profundo en el ser interior, y la realización de un rito legalista y superficial. 

Pero la frase en espíritu puede tener el sentido “por el Espíritu” y referirse al Espíritu Santo. En este caso la referencia es a un cambio operado solamente por Dios y no por agencia humana. Las dos interpretaciones son atractivas y coherentes con el contexto y con lo demás del NT. En este contexto es preferible la interpretación de la RVA.

Un juego de palabras puede estar reflejado en la frase final del versículo 29. La palabra judío viene de Judá que significa alabanza (comp. Gén. 29:35; 49:8). Uno puede reclamar ante los demás el uso del nombre judío cuyo mismo significado indica el favor divino, pero en última instancia el reconocimiento valedero de que uno es verdaderamente judío vendrá solamente de Dios.
DOWNLOAD HERE>>>

No son los oidores de la Ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la Ley serán declarados justos... los gentiles, que no tienen Ley...son ley para sí mismos

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Nos preparamos para enseñar a nuestros discípulos
Los que oyen y los que hacen
Romanos 2:12-16

12      Porque todos los que sin Ley pecaron, sin Ley también perecerán; y todos los que en           la Ley pecaron, por medio de la Ley serán juzgados.
13      Porque no son los oidores de la Ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la                 Ley serán declarados justos.
14      Porque cuando los gentiles, que no tienen Ley, hacen por naturaleza cosas de la Ley,           éstos, no teniendo Ley, son ley para sí mismos;
15      los cuales muestran la obra de la Ley escrita en sus corazones, dando testimonio                 juntamente su conciencia; y acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos
16      en el día en que Dios juzgue por medio de Cristo Jesús los secretos de los hombres,          conforme a mi Evangelio.

La posesión de la ley no justifica, Romanos 2:12–16. 

El versículo 12 empieza un nuevo párrafo que tiene una relación directa con lo que Pablo ha estado diciendo con respecto a la imparcialidad de Dios en el juicio. El nuevo elemento es la referencia específica a la ley y el punto principal es que la posesión de la ley no constituye una defensa para el judío en el juicio de Dios.

El versículo Romanos 2:12 es una ilustración del principio de la imparcialidad de Dios en el juicio enunciado en el versículo 11. El término traducido como perecerán se usa para designar lo que los desobedientes pueden esperar en el juicio (Juan 3:16; 1 Cor. 1:18). A la luz de la enseñanza general del NT con respecto al destino de los incrédulos, no se debe concluir que el término indica el fin de su existencia.

La mención de los gentiles que pecaron sin la ley sirve como contraste para referirse a la situación de los judíos, que es lo que interesa a Pablo. La posesión de la ley no eximirá al judío del juicio; más aún, él será juzgado por la ley. Es evidente que se refiere a la ley mosaica. Los judíos serán juzgados por Dios, pero serán juzgados por la ley porque ella será el instrumento que se tomará en cuenta, la regla que se aplicará. Cada uno, gentil o judío, será juzgado por la luz que tiene.

El versículo Romanos 2:13 apoya al versículo Romanos 2:12b y expresa en forma clara el punto del párrafo, que la mera tenencia de la ley no beneficia al judío en el juicio. Fuentes rabínicas demuestran que algunos fariseos también enseñaban que ser hacedor de la ley era más importante que ser oidor. 

A pesar de esto, parece claro que en ciertos ambientes se creía que la mera posesión de la ley por el pueblo judío era suficiente para asegurar un veredicto favorable en el juicio (ver la cita de Sabiduría en el comentario sobre el v. 3). Las expresiones justos delante de Dios y serán justificados tienen un sentido jurídico aquí e indican el estado de la persona absuelta de culpabilidad en el juicio. Vuelve a surgir el problema de que si Pablo está diciendo que uno puede ser justificado por medio de ser hacedor de la ley. En este caso, aparentemente el Apóstol no está afirmando que la salvación puede lograrse por medio de guardar la ley. 

Está exponiendo el argumento desde la perspectiva de la ley. En lo que tiene que ver con la ley, solamente los hechos tienen importancia (comp. v. 2). En una nota Morris dice: “Parece que Pablo está hablando de la manera en que las personas de hecho son condenadas, no de la manera en que son realmente justificadas. Él cree que jamás pueden ser justificadas por la ley (3:20)”. Cranfield, en cambio, cree que aquí como en 2:6–10 Pablo está hablando de la demostración de la fe en hechos.

El argumento sigue y el Apóstol cita el caso de gentiles que no tienen la ley mosaica (v. 14) pero por naturaleza cumplen con algún aspecto de ella, por ejemplo, honrar a los padres o no robar. Aunque no tienen la ley (Pablo lo dice dos veces en el versículo), son ley para sí mismos. 

No cumplen la ley conscientemente, sin embargo cumplen algunas de las provisiones de ella. De hecho el gentil no está fuera de la esfera de la ley, aunque está fuera de la esfera de la ley de Moisés. Dios no dejará de reconocer que en estos aspectos específicos han hecho lo correcto aunque no lo han hecho como un acto de obediencia a la ley mosaica. Lo que vale desde la perspectiva de la ley no es tener la ley sino hacer lo que la ley exige aun cuando el cumplimiento se realiza sin conciencia de su contenido específico.

Los versículos 15 y 16 explican como es que los gentiles a veces por naturaleza practican las provisiones de la ley. Dice Pablo, muestran la obra de la ley escrita en sus corazones. Debemos fijarnos en que Pablo no dice que tienen la ley escrita en su corazón, sino la obra de la ley o “lo que ordena la ley”. En el versículo 14 él afirmó dos veces que no tienen la ley, pero por su conducta demuestran lo que ordena la ley. Hay un sentido interior de lo correcto.

Además de este sentido interior de lo correcto, su conciencia concuerda en su testimonio. El término conciencia designa la habilidad del hombre de evaluar sus actos con miras a su aprobación o desaprobación. En este caso la conciencia de los gentiles es un testigo en el proceso de evaluación de su cumplimiento del sentido interior de lo correcto.

Bosquejo  homilético
Dios sabe
  I.      Dios conoce la verdad 
         (Romanos 2:1-3; Mat. 5:12-22; 5:27, 28; Juan 8:1-11).
    1.      Dios juzga de acuerdo a la verdad.
    2.      Cuando criticamos a otros por sus pecados no ocultamos con eso los nuestros

  II.      Dios conoce tu necesidad 
           (Romanos 2:4, 5).
    1.      Sabe que necesitas arrepentirte.
    2.      Sabe que debes volver a Cristo.
    3.      Sabe que necesitas ser perdonado (2 Cor. 5:21; Ef. 2:8, 9; Sal. 32:5).

  III.      Dios conoce lo que haces 
            (Romanos 2:6-10).

  IV.      Dios conoce tu situación 
            (Romanos 2:11-15).
    1.      Dios es imparcial.
    2.      La persona que tiene la ley será juzgada por la ley.
    3.      La persona que no tiene la ley también será juzgada.

  V.      Dios conoce tus motivaciones 
           (Romanos 2:16).
    1.      Todos los secretos serán revelados.
    2.      Los no salvos serán juzgados delante del gran trono blanco (Apoc. 20:11-15).
    3.      Los salvos estarán frente al tribunal de Cristo (2 Cor. 5:10; Rom. 14:12).

Conclusión: 
Si crees que vas a ser salvo por tu propio juicio, vuélvete a Cristo para recibir perdón y nueva vida. Si aun siendo cristiano te justificas a ti mismo, confiesa la necesidad que tienes de la misericordia de Cristo.


Con respecto a la última parte del versículo, parece preferible la traducción alternativa que figura en la nota de RVA: “y sus razonamientos o los acusan o los defienden”. Los términos traducidos como acusan y defienden son términos legales. 

Lo que Pablo describe es una situación en que el hombre participa de un diálogo consigo mismo, una especie de proceso jurídico, en el cual él es por turno su acusador y su defensor. Aunque el gentil no tiene la ley de Moisés, tiene el testimonio de un sentido interior de lo correcto (la obra de la ley escrita en sus corazones); una conciencia que es testigo de su grado de obediencia a este sentido del bien y el mal, y una capacidad racional que evalúa todo el proceso y lo acusa o lo defiende (sus razonamientos).

Es precisamente la posesión de estos testimonios por parte de los gentiles lo que será tomado en cuenta en el juicio (v. 16). Aunque la conciencia y el proceso racional de la evaluación de conducta pueden fallar en la era presente, en el día de juicio serán testigos en contra o en defensa del pecador. 

La referencia a los secretos de los hombres nos recuerda que nada quedará oculto en aquel día. Es este aspecto revelador del juicio que hace que sea tan temible. El juicio del mundo por Jesucristo (comp. Juan 5:27; Hech. 17:31) era parte del evangelio de Pablo. A veces pensamos que el evangelio y el juicio son incompatibles, que el evangelio elimina la necesidad de juicio. Aquí el Apóstol indica que el juicio del mundo por medio de Jesús es parte del mensaje evangélico.
DOWNLOAD HERE>>>

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Según tu dureza y tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de ira y de la revelación del justo juicio de Dios;...porque ante Dios no hay acepción de personas

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Estudiamos La Palabra para enseñar al liderazgo de la congregación
Romanos 2:1-11

El juicio de Dios

1      Por lo cual eres inexcusable, oh hombre (todo el que juzga), pues en lo que juzgas al           otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas practicas las mismas cosas.
2      Y sabemos que el juicio de Dios sobre los que practican tales cosas, es según verdad.
3      ¿Y piensas tú, oh hombre, que juzgas a los que practican tales cosas, y las haces, que         escaparás del juicio de Dios?
4      ¿O menosprecias la riqueza de su benignidad, de su tolerancia y de su longanimidad,           ignorando que la benignidad de Dios te guía al arrepentimiento?
5      Pero según tu dureza y tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el             día de ira y de la revelación del justo juicio de Dios;
6      el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
7      Vida eterna a los que perseverando en hacer el bien, buscan gloria, honor e                         inmortalidad;
8      pero ira y enojo a los que, por egoísmo, desobedecen a la verdad y son persuadidos           por la injusticia;
9      tribulación y angustia sobre el alma de todo hombre que obra lo malo, del judío                     primeramente, y también del griego;
10    pero gloria, honor y paz a todo el que obra lo bueno: al judío primeramente y también           al griego,
11    porque ante Dios no hay acepción de personas.

Juicio imparcial, Romanos 2:1–11. 

Pablo empieza el capítulo 2 señalando que aquellos que condenan a los demás ponen su propia vida en peligro porque ellos son culpables de los mismos pecados. Es siempre más fácil ver la paja en el ojo ajeno que ver la viga en el ojo propio.

El versículo 1 empieza con una conjunción que debe indicar que lo que se va a decir es una conclusión lógica de lo que se ha venido exponiendo. No es muy evidente por qué la condenación de los judíos debe ser consecuencia lógica de la condenación de los gentiles, el tema de Romanos 1:18–32. La respuesta más simple y satisfactoria a este problema es reconocer que, aunque en Romanos 1:18–32 Pablo se refería especialmente al pecado de los gentiles, no se limitaba a ellos; están incluidos en esta condenación los pecados de toda la humanidad. 

En este caso, del 2:1 en adelante es una aplicación específica y lógica a un grupo especial, los judíos, de esta condenación general. Se puede resumir de la siguiente manera: mientras en el capítulo 1 se tiene en mente principalmente a los gentiles, se condenan los pecados de todos los hombres; aquí (2:1 ss.), mientras los judíos están en el centro de la escena, se condena a todos los que piensan que están en condición moral de juzgar a los demás.

El Apóstol ahora se dirige a un lector imaginario en segunda persona singular. Esta era una técnica empleada en la época para hacer que la exposición fuera más dinámica (comp. 2:17 ss.; 9:19 ss.; 11:17 ss.; 13:3 ss.; 14:4, 10, 15, 20–22). En la expresión no tienes excusa se usa el mismo término que ya se ha usado de los paganos (1:20); es igualmente aplicable a los judíos. 

A veces se usaba en sentido legal, para la persona que no tenía una defensa que podía justificar su conducta ante los tribunales. Los gentiles no tenían excusa al rechazar la revelación de Dios para seguir su propio camino. Tampoco tienen excusa los que se constituyen en jueces (sean judíos o moralistas en general) para condenar los pecados de otros. La acción de juzgar en este versículo tiene el sentido de condenar.

El judío y el moralista se condenaban a sí mismos en su condenación de los demás porque hacen lo mismo que condenan en otros (v. 1b). No es necesario pensar que los judíos pecaban de la misma manera. De hecho había una diferencia entre el estado moral en el mundo pagano y el mundo judío. No son culpables de las mismas acciones, pero son culpables de la misma clase de conducta, la de pecar contra la luz que tenían sobre el bien y el mal. Se ha dicho que el pecado de los judíos era el mismo, pero sus pecados no eran los mismos.

Algunos entienden que el versículo 2 es una respuesta del judío representativo a quien Pablo se dirige en el pasaje. Es mejor entenderlo como una afirmación del Apóstol. Pablo usa la expresión sabemos con frecuencia (3:19; 7:14; 8:22, 28; 2 Cor. 5:1; 1 Tim. 1:8) para señalar algo que es aceptado por él y por la persona a quien se dirige. Lo que se da por sentado aquí es que el juicio de Dios es según verdad. La sentencia de Dios es según los hechos. En el juicio no tendrá importancia nacionalidad o privilegio, sino hechos.

En el versículo 3 Pablo vuelve a dirigirse al judío imaginario repitiendo los conceptos de los dos versículos anteriores. Por medio de una pregunta aplica a la situación del judío la verdad que acaba de enunciar con respecto al juicio de Dios. En el griego extra bíblico la palabra traducida como supones se usaba en el lenguaje comercial en el sentido de contar, calcular (te figuras, NBE). 

Después, se aplicó al pensar objetivo y reflexivo con el sentido de considerar o tomar en cuenta. Es un término que invita a razonar y quizá por eso es de uso tan frecuente en Romanos (19 veces), una epístola con estilo reflexivo. El pronombre recibe el énfasis en la pregunta. 

El judío debe ser el último en pensar que escapará. Pero ésta es precisamente la actitud reflejada en citas como ésta del libro apócrifo o deuterocanónico Sabiduría: “Aunque pequemos, somos tuyos” (Ro 15:2). 

La pregunta de Pablo tiene tres implicaciones que el judío no podrá evitar: 
(1) el juicio, 
(2) el ser condenado, y 
(3) el castigo correspondiente a su culpabilidad.

El Apóstol, al llegar al versículo 4, dirige otra pregunta al judío imaginario. La bondad de Dios se refiere a su disposición a hacer el bien, su benignidad. Paciencia traduce un término que aparece en el NT solamente aquí y en 3:24 y que significa “interrumpir”; se usaba especialmente para indicar la interrupción de hostilidades en el sentido de “tregua”, “armisticio”. Dios ha suspendido su castigo al pecador, pero el mismo queda pendiente. Magnanimidad representa una palabra que significa paciencia (DHH). El uso de la expresión las riquezas para calificar estas virtudes de Dios indica que son “inagotables”.

Arrepentimiento significa etimológicamente cambio de mente. Es un cambio de mente con respecto al pecado que implica un cambio de vida. En el contexto neotestamentario indica el acto de volverse a Dios. La observación de Cranfield es pertinente: “la bondad de Dios ofrece a aquellos que son objeto de su favor tanto la oportunidad de arrepentirse como la intimación a hacerlo”.

El versículo 5 nos presenta el hecho de que en lugar de arrepentimiento, la actitud del judío se caracterizaba por dureza y por un corazón no arrepentido. Dureza traduce un término que se usa aquí en sentido metafórico para referirse a la obstinación, la terquedad. Corazón (ver comentario sobre 1:21) indica la vida interior total que, en este caso, no quiere someterse a Dios. 

Movido por estas actitudes, el judío esta acumulando sobre sí mismo ira. El término traducido como acumulas significa atesorar (comp. Mat. 6:20). El uso parece ser irónico. En lugar de estar atesorando algo de valor, está amontonando para sí ira. Ira es la firme oposición de Dios al mal (ver el comentario sobre 1:18). La ira mencionada en 1:18 ya se está manifestando; aquí está reservada para el día de la ira. Parece claro que se refiere al juicio futuro.

Revelación traduce un término de la misma raíz que en 1:18 se traduce como se manifiesta. Aquí Pablo se refiere a la revelación del justo juicio de Dios en lugar de la ira, pero es evidente que las expresiones son equivalentes. La ira de Dios se está revelando en la entrega del pecador a las consecuencias plenas del pecado, pero queda una revelación futura en el día del juicio. La manifestación presente es un anticipo de la manifestación escatalógica de la ira.

Tesoro bíblico
Él recompensará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción (2:6, 7).
 
Ni judíos ni gentiles tienen excusa (2:1 y 1:20) ante el tribunal de Dios. Sobre judíos y sobre gentiles se revela la ira (2:5 y 1:18). Pero mientras que en el caso de los gentiles el énfasis está en la manifestación presente, en el caso de los judíos está en la manifestación futura.

El Apóstol cita el Salmo 62:12 al iniciar el versículo 6 para declarar el principio fundamental del juicio de Dios. El justo juicio de Dios consiste en la retribución exacta correspondiente a los hechos (v. 2) sin ninguna parcialidad (v. 11). Al decir cada uno, enfatiza la responsabilidad individual. 

Este principio general se explica en los versículos 7 al 10 y vuelve a enunciarse en el 11. El párrafo presenta un problema para el intérprete, pero es mejor considerarlo después de haber repasado los versículos. Sin embargo, se puede afirmar que la enseñanza invariable de la Biblia es que el juicio será en base a obras, pero la salvación es totalmente por gracia.

El versículo 7 inicia mencionando 2 categorías de hombres. Los primeros se caracterizan por 2 cosas: (1) su perseverancia en las buenas obras y (2) su búsqueda de gloria, honra e incorrupción. Para algunos intérpretes la palabra perseverancia es la clave. Presupone una confianza en Dios más allá de los esfuerzos propios. 

Gloria, honra e incorrupción son dones escatológicos firmemente asociados en el pensamiento judío con la vida de los hijos de Dios después de la muerte (comp. v. 10; 1 Ped. 1:7). Pablo habla de los que buscan estas bendiciones no de los que las merecen. El comentario de Morris es muy apropiado: “[Pablo] está hablando de una actitud, la de los que buscan ciertas cualidades; no está hablando de los que guardan ciertas leyes o tratan de merecer cierta recompensa. 

La confianza de esta gente está en Dios, no en sus propios logros. Él habla de aquellos cuyas vidas están orientadas en cierto sentido… La inclinación de sus vidas es hacia cosas celestiales”.

Personas con esta disposición reciben vida eterna. El énfasis no está tanto en la duración de la vida sino en su calidad. Es el término amplio para designar el estado final de bendición del que es salvado.

Los de la segunda categoría son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia (v. 8). El significado del término traducido como contenciosos es tema de discusión. Recientemente se ha sugerido el sentido de ambiciosos (BLA) o egoístas (NBE). 

Sin embargo, en este contexto parece mejor entender el sentido tradicional y preferir la traducción rebeldes (DHH). La última parte del versículo recuerda la descripción de los hombres que con injusticia detienen la verdad (1:18). Ellos están en contra de la verdad y a favor de la maldad (DHH).

A esta gente le corresponde enojo e ira. La palabra traducida como enojo es la misma que aparece en 1:18 y 2:5 (dos veces) donde la traducción de RVA y RVR-1960 es ira. El primer término tiende a enfatizar una disposición resuelta de hostilidad y el segundo a la manifestación exterior y explosiva. 

En este pasaje aparentemente son sinónimos, y el segundo término sirve para reforzar y subrayar la idea. La referencia es a la ira de Dios. Mientras en 2:7 Dios da la vida eterna, en este versículo la gramática requiere que se agregue el sobreentendido “y” para quedar finalmente habrá ira y enojo. Pablo se refiere directamente a Dios como el dador de la vida eterna, pero no lo asocia tan directamente como agente de la ira.

Pablo, en el versículo 9, vuelve a referirse a las dos categorías de hombres, pero en el orden inverso (v. 9 corresponde al v. 8 y v. 10 al v. 7) y con énfasis en que el castigo es imparcial e inclusivo: Tribulación traduce un término que tiene el sentido fundamental de “presión” y es un término fuerte para designar una situación de opresión que se hace inaguantable. 

Angustia traduce una palabra menos frecuente que etimológicamente sugiere la idea de falta de espacio. Para algunos, cuando aparecen juntas en los escritos paulinos, la primera indica el sufrimiento externo y la segunda el sufrimiento interno. Pero posiblemente aquí son sinónimos usados para subrayar la magnitud de la aflicción. Son consecuencias explícitas del “enojo e ira” del versículo anterior.

Sobre toda persona (literalmente “sobre toda alma de hombre”) indica que ni una sola persona “que hace lo malo” escapará. La universalidad del castigo se recalca aún más por la frase el judío primero, y también el griego. Los dos términos abarcaban la totalidad de los hombres. 

El AT enseñaba el juicio de los judíos (comp. Jer. 25:29 y Amós 3:2), pero en el primer siglo era una enseñanza olvidada por los judíos. Jesús insistía en que un mayor conocimiento implicaba una mayor responsabilidad en el juicio (Luc. 12:48). Por lo tanto, la prioridad de los judíos en el juicio es lógica. Tienen prioridad en la salvación (1:16) y prioridad en el juicio.

El Apóstol habla de gloria, honra y paz para cada uno que hace el bien (v. 10). Los términos se refieren a la bendición de la salvación, especialmente en su aspecto escatológico.
En el versículo 11 el Apóstol hace explícito lo que ha venido diciendo: habrá imparcialidad en el juicio (comp. vv. 2 y 6).

Bosquejo homilético
Principios del juicio divino
Romanos 2:1-16
  I.         El juicio de Dios está de acuerdo con nuestros patrones (2:1; Mat. 7:1-2).
  II.       El juicio de Dios a los hombres es de acuerdo a nuestras obras (2:5-11; Apoc.              20:12).
  III.      El juicio de Dios a los hombres es de acuerdo a la revelación que tenemos                   (2:12).
  IV.      El juicio de Dios a los hombres es imparcial (2:3, 11).
  V.       El juicio de Dios no se debe confundir con su misericordia (2:4, 5).

 
Ahora es posible considerar el problema de interpretación que se presenta en estos versículos. Este pasaje (2:6–10) puede entenderse como base para creer en la salvación por obras, por mérito propio. Interpretado así estaría en contradicción con la insistencia de Pablo en que por las obras de la ley nadie será justificado (3:20), y en que la justificación es solamente por la fe (1:16, 17; 3:30; 4:1–8). 

Se han identificado cuatro posibles interpretaciones del párrafo: 
(1) Pablo no es consecuente. Hay una contradicción en su pensamiento. 
(2) Pablo está presentando como hipótesis la posibilidad de salvación por la conducta.              Demostrará la imposibilidad de esto a continuación (3:20). 
(3) Al hablar de obras en el versículo 6, Pablo se refiere a la presencia o no de la fe.                  Perseverar en las buena obras (v. 7) y el hacer “el bien” (v. 10) son expresiones que            equivalen a tener fe. 
(4) Las buenas obras (v. 7) y el bien (v. 10) no se refieren a la fe del creyente, sino a su            conducta como una expresión inevitable de su fe. De manera semejante “obras” en el          versículo 6 se refiere a la conducta de cada hombre como evidencia infalible de su fe o        falta de fe.

Tesoro bíblico
Pues no hay distinción de personas delante de Dios (2:11).

En el análisis de las cuatro interpretaciones mencionadas, la (2) podría parecer más lógica en el contexto. Sin embargo, nada indica que Pablo esté presentando una mera hipótesis. Por lo tanto, parece que la (4) es la mejor. Además, es una interpretación que puede ser apoyada por otros pasajes neotestamentarios (p. ej., Mat. 25:31–46; Stg. 2:14–26).

DOWNLOAD HERE>>>
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html