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miércoles, 25 de mayo de 2016

La palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes. Enseñense y exhortense unos a otros en toda sabiduría. Canten con gracia en sus corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




La Alabanza perfecta

LOS SALMOS: UN HIMNARIO DEDICADO A CRISTO

    ¡Cantad a Dios, cantad!
    ¡Cantad a nuestro Rey, cantad!,
    Porque Dios es el Rey de toda la tierra;
    ¡Cantad con inteligencia! (Salmo 47:6–7).

Dios nos invita a alabarlo, su bondad nos motiva a alabarlo. Por estas razones el pueblo de Dios se deleita en exaltarlo con cánticos. Desde el principio de la creación, los ángeles de Dios han cantado sus alabanzas en el cielo (Job 38:7); a través de la historia, su pueblo ha cantado sus alabanzas en la tierra.


  • Moisés y todo el pueblo de Israel, entonaron un canto de victoria a orillas del Mar Rojo, después de que el Señor los liberó del ejército del faraón (Éxodo 15). 
  • Débora y Barac entonaron un canto de victoria después de que Dios entregó a los cananitas en sus manos (Jueces 5). 
  • Ana celebró el regalo de un hijo con un canto (1 Samuel 2). 
  • David escribió cantos para cada ocasión de su vida, cantos alegres para celebrar las bendiciones que Dios le dio (Salmo 18,) y cantos tristes para lamentar sus pecados (Salmo 38). 
  • Jesús y sus discípulos, cantaron himnos durante las últimas horas que pasaron juntos antes de la muerte de él (Mateo 26:30). 
  • Pablo y Silas, cantaron himnos a Dios en la cárcel de Filipos (Hechos 16:25). 
  • Por toda la eternidad, el pueblo de Dios cantará: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos” (Apocalipsis 15:3).

La música es un precioso regalo de Dios para su pueblo, Lutero dijo: “La música es un talento y regalo de Dios; aleja al diablo y alegra a la gente. Yo pongo la música enseguida de la teología y le doy la mayor alabanza”. En parte porque Lutero amaba la música, los luteranos han hecho de esta una parte muy importante de su adoración. La iglesia luterana se ha hecho conocer como “la iglesia que canta”.

Los cristianos se unen con frecuencia para cantar himnos que expresan su amor al Salvador. Los himnos son la jubilosa respuesta a la invitación que nos hace el Señor a cantar sus alabanzas. Muchos de nosotros conservamos un himnario que recibimos el día de la confirmación y lo apreciamos como uno de los libros más importantes que poseemos.

Como el amor de Cristo gobierna nuestro corazón, siempre queremos poner en práctica esta exhortación bíblica: “La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros en toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).

El amor por la música cristiana, que se expresa en los párrafos anteriores, es una de las razones por las que el estudio del libro de los Salmos es tan importante para nosotros.

  • El libro de los Salmos es el himnario de la Biblia, dado por inspiración de Dios. El libro de los Salmos, más que cualquier otro libro, nos enseña a cantarle a Dios con gratitud en el corazón. Lutero dijo: “Todo cristiano debe conocer los Salmos como conoce los dedos de su mano”.
  • En el libro de los Salmos, el Espíritu Santo nos enseña palabras y pensamientos para las oraciones. 
  • En los Salmos encontramos muchos pasajes que podemos usar, sin cambios, como oraciones propias. 
  • Los Salmos también nos dan bellos modelos para imitar en nuestras propias oraciones. 
  • El libro de los Salmos expresa toda la gama de emociones que el pueblo de Dios experimenta en esta vida; en ninguna otra parte se encontrarán palabras que expresen mayor gozo que en los salmos de alabanza y gratitud; en ninguna otra parte se encontrarán palabras que expresen más profundo pesar que en los salmos de arrepentimiento; en ninguna otra parte se encontrarán expresiones más fervientes tanto de los pesares como de los goces, que nos da la vida. 
  • El libro de los Salmos es un libro para todas las ocasiones y para todas las etapas de la vida.
El libro de los Salmos, que tiene muchos más capítulos que cualquier otro libro de la Biblia, es una rica fuente de doctrina bíblica; nos ofrece enseñanzas sobre una gran variedad de temas como:

  • el pecado, 
  • el arrepentimiento y el perdón (Salmo 51), 
  • los atributos de Dios (Salmo 139), y la obra de Dios en la creación y en la providencia (Salmo 104). 
  • El tema más importante de los Salmos es el retrato que presenta de Cristo, nuestro Salvador, en muchas de las profecías mesiánicas que se encuentran en este libro, el cual influyó más que ningún otro en el Nuevo Testamento, que lo cita aproximadamente 80 veces. Casi 120 de los 150 Salmos se reflejan de alguna manera en el Nuevo Testamento. Es obvio que el estudio de los Salmos nos ayudará a comprender mejor el Nuevo Testamento.

Muchos de nuestros himnos y gran parte de nuestra liturgia se basan en los Salmos. Por ejemplo, el ofertorio, “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”, que cantamos cada domingo, está tomado del Salmo 51. Muchas otras respuestas de nuestra liturgia vienen del los Salmos.

El tradicional himno de Año Nuevo: “Dios hasta aquí me acompañó”, y muchos otros himnos familiares son simplemente versiones rimadas de los salmos.

Un beneficio adicional del estudio de los Salmos es que nos da una compresión más plena de nuestra manera de adorar.

Todo cristiano que medite en las palabras y en las enseñanzas de los Salmos, será bendecido con crecimiento espiritual.

Como toda la Escritura, los Salmos han sido escritos para nuestro aprendizaje; son útiles para: enseñar, reprender, corregir, e instruir en justicia (2 Timoteo 3:16). Oremos para que el Señor le bendiga al estudiar este libro, con abundantes bendiciones.

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miércoles, 18 de mayo de 2016

Mi siervo Moisés ha muerto: levántate, pues, ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Esfuérzate y sé valiente

JOSUÉ: 
EL RELATO DE UNA POSESIÓN GUIADA
ASPECTOS HISTÓRICOS

1. EL MEDIO ORIENTE
El libro de Josué relata acontecimientos de la historia de Israel ocurridos durante el siglo XIII a. de J.C. cuando oleajes de pueblos nómadas del desierto en Oriente y los pueblos de Europa Central y del Norte (ilirios, dorios y frigios) llegaron a poner en jaque a los imperios de los heteos, asirios, babilonios y egipcios los cuales conformaban lo que algunos historiadores han llamado un triángulo geográfico que equilibraba las fuerzas sociales en el Medio Oriente.

Al parecer durante el período 1224–1204 a. de J.C. los hebreos ya se encontraban en Canaán, aunque no existen acuerdos precisos sobre las fechas. Lo que se puede afirmar, sin lugar a muchas dudas, es que durante la segunda mitad del siglo XIII a. de J.C. los hebreos fueron parte de un movimiento poblacional que fue generalizado en esta parte del Medio Oriente como consecuencia de la crisis de los imperios antes mencionada.

Las características de este período son:

(1) Inestabilidad política
Debido a la irrupción de nuevos pueblos en territorios caracterizados por la estructuración de la sociedad alrededor del modelo de ciudades y sistemas tributarios. Este modelo entra en crisis debido a levantamientos de sectores sociales marginados de la ciudad y que principalmente se concentraban en las labores agrícolas.

Canaán se encuentra dividida por querellas internas entre los reyes de pequeñas ciudades y azotada por la explotación de los egipcios que, a su vez, entran en una crisis irreversible para el imperio.

(2) Auge del hierro,
El hierro es comercializado por vez primera por los hititas. El uso de este metal se va generalizando para la elaboración de armas que permitirá, a quienes las utilizan, imponerse sobre los otros pueblos. Una nueva época va a comenzar en la historia, la edad del hierro.


2. EL PUEBLO DE CANAÁN
El pueblo que vivía en Canaán era conocido como cananeos o amoritas ( Josué 5:1 ). Ellos estaban agrupados en seis o siete naciones y estaban organizados en ciudades-Estado regidas por reyes ( Josué 12:7–24 ).

Hicieron alianzas entre sí con Israel, como los gabaonitas, o simplemente se mantuvieron aparte de Israel hasta los días del rey David. Estas naciones siempre fueron recordadas como impías delante de Dios, y esa la principal causa de su destrucción (Deut. 9:4, 5).

En términos religiosos los cananeos se caracterizaban por su creencia en varios dioses.
El dios principal era llamado “El”; se consideraba como el padre de todos los dioses, el supremo señor de todos los gobernantes y la asamblea de los dioses sobre las montañas del Norte.

Baal era otra divinidad, quizá la más conocida, y su esposa era Anat. Eran deidades de la vegetación que dirigían el ciclo anual de la siembra y la cosecha que se conectaban con la gran festividad del año nuevo.

Estas divinidades eran las más importantes en la vida cotidiana de los cananeos porque traían la fertilidad a todas las esferas de la vida.

Las orgías eran consideradas como imitaciones y apoyo al mundo divino para traer la fertilidad; Sacerdotes y sacerdotisas del templo, algunas de ellas llamadas prostitutas, formaban parte de este sistema religioso. Los sacrificios humanos fueron parte de la práctica religiosa entre los cananeos, tal como se menciona en el AT (Lev. 18:21; Deut. 12:31; 2 Rey. 23:10; Jer. 7:31).

Además de los ritos religiosos de la fertilidad los cananeos tenían un culto a la muerte. Hay evidencias en las leyes del AT de que había médiums especiales quienes, según se suponía, tenían contacto directo con la muerte para dar poder o información acerca de ella (Lev. 19:26, 31; Deut. 18:9–11).

Esta clase de cultos daba mucha influencia a la muerte sobre los vivos y esclavizaba las conciencias de quienes atemorizados buscaban refugio permanente en las adivinaciones y consulta sobre sus muertos.


3. EL PUEBLO DE ISRAEL
Cuando los primeros lectores se acercaron al relato de Josué se encontraron a sí mismos en dicho relato, pues los israelitas eran sus antepasados quienes habían recibido de Dios la tierra prometida. En el momento de que el libro fuera difundido llegaría como una voz de aliento a lectores en el exilio.

El grupo que ingresó a Canaán, bajo la dirección de Josué, era una multitud mezclada (Éxo. 12:38) compuesta de pastores nómadas con las características propias de este tipo de comunidades.

El pueblo que ingresó a Canaán no lo hizo como un grupo étnico distintivo, sino más bien como una nueva realidad social que tuvo efectos transformadores sobre la desintegración del sistema opresivo de ciudades-Estado que había en Canaán. Estos elementos “revolucionarios” fueron:

  1. La fuerte lealtad exigida a la soberanía del único Señor, llamado Jehovah, en oposición al numeroso séquito de dioses cananeos.
  2. La convicción de ser un pueblo unido por vínculos ancestrales comunes y no ciudades-Estado en competencia.
  3. La conformación de una sociedad basada en la libertad y la justicia, en oposición a una sociedad jerarquizada y basada en el privilegio para unos pocos.
  4. Una religión sin culto a la muerte, ni ritos sexuales o culto al rey, sino a Jehovah el Dios de la vida.

4. UBICACIÓN DEL RELATO DE JOSUÉ EN LA HISTORIA DE ISRAEL
Se ha tratado de ubicar este libro en el contexto histórico de Israel de varias maneras. Sin embargo, parece ser que lo más útil es colocarlo en una cronología de los principales eventos de la historia de Israel (E. J. Hanlim):


  1. Cerca del año 1200 a. de J.C.: El pueblo dirigido por Josué cruza el Jordán y comienza a tomar posesión de la tierra. Esto es congruente con levantamientos ocurridos en Canaán contra el sistema de ciudades-Estado.
  2. 1150–1000 a. de J.C.: Los eventos ocurridos con el arribo a Canaán son conmemorados en la fiesta anual en Gilgal.
  3. 1000–922 a. de J.C.: David y Salomón incorporan el territorio cananeo con su pueblo dentro del reinado israelita. Los cananeos, es decir los que no fueron sometidos en principio, llegan a ser “israelitas”. Los límites tribales, listas de ciudades, aldeas y ciudades levíticas son usadas para describir lo que fue la organización bajo Josué
  4. (4) Cerca del 900 a. de J.C.: El “narrador”, el autor de una primera versión del libro de Josué (Josué 2–12), del Norte reúne los relatos asociados con Gilgal, Jericó, Hai y Gabaón para hacer claro que Josué el efraimita es el sucesor de Moisés y fue el único que dirigió a Israel para poseer la totalidad de la tierra dada por Dios. Quizá en este sentido hay cierta oposición a reconocer el papel central de David en la historia de Israel.
  5. 800–700 a. de J.C.: La sociedad israelita, tanto en el reinado del Norte como en el del Sur, es un fiel reflejo de la sociedad cananea antes de Josué. Los profetas Amós, Oseas, Miqueas e Isaías llaman al pueblo al arrepentimiento y a un reconocimiento de que en el pasado Dios había formado un pueblo caracterizado por la justicia. Asiria derrota el reino del norte y el territorio de Transjordania, que era parte de Israel durante el gobierno de David y Salomón. Muchos israelitas fueron deportados. Ezequías dirige un movimiento de reforma, parte de la cual incluye a los sacerdotes levíticos del Norte. La reforma consiste en gran parte en una nueva presentación de las enseñanzas mosaicas y esto último llega a ser lo que conocemos como el libro de Deuteronomio.
  6. 700–587 a. de J.C.:El reino corrupto de Manasés trae de nuevo el modelo cananeo a la vida del pueblo, así como la influencia de los asirios crece en gran medida. En medio de la persecución el grupo de reforma continúa su trabajo. Asciende Josías al trono pero siendo aún muy joven el grupo de reforma dirige el gobierno. Se instituye una purga de la religión de las prácticas cananeas y asirias, y se hace un esfuerzo por recuperar el territorio perdido y en poder de los asirios. El “maestro”, el más probable autor del libro de Josué, escribe una nueva versión con base en lo que ya había escrito el “narrador”. Su propósito es presentar a Josué como el modelo de líder que necesita el pueblo de Jehovah, para lo cual se prepara Josías.
  7. 587–538 a. de J.C.: La historia de Josué es una inspiración para muchos israelitas quienes anhelan un retorno a esa tierra que poseyeron sus antepasados desde el exilio.
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lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Hasta cuándo, oh YHVH, clamaré por auxilio? Pero no, Tú no oirás. Gritaré ante ti: ¡Violencia! Pero no, Tú no salvarás. ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me constriñes a mirar la opresión? La violencia y la destrucción me confrontan; surgen contiendas y se levantan pleitos.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






Nos preparamos para enseñar en la congregación
Habacuc 1:1-11
1      Carga que tuvo en visión el profeta Habacuc.

Diálogo de protesta

2      ¿Hasta cuándo, oh YHVH, clamaré por auxilio? Pero no, Tú no oirás. Gritaré ante ti: ¡Violencia! Pero no, Tú no salvarás.
3      ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me constriñes a mirar la opresión? La violencia y la destrucción me confrontan; surgen contiendas y se levantan pleitos.
4      Por eso la Ley ha perdido su poder y el derecho no sale vencedor, porque los impíos han cercado al justo, y la justicia resulta pervertida.
5      Mirad a las naciones, contemplad y asombraos, porque Yo haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contara, no la creeríais.
6      He aquí levanto a los caldeos, pueblo cruel e impetuoso que marcha por la anchura de la tierra conquistando poblaciones ajenas.
7      Terribles y temibles, de ellos mismos procede su juicio y majestad.
8      Sus caballos son más veloces que leopardos y más feroces que lobos nocturnos. Su caballería se despliega, y sus jinetes vienen de lejos, vuelan como el águila cuando se precipita sobre la presa.
9      Todos ellos vienen en son de violencia. Sus rostros están fijos hacia el viento del oriente, y recogen cautivos como arena.
10      Se burlan de los reyes, y los príncipes son motivo de su mofa: se ríen de todas las plazas fuertes, pues levantan terraplenes y las conquistan.
11      Pero luego mudará su espíritu y se enfurecerá, y pecará, por cuanto ha hecho de su poder su dios.

Un Gran Mensaje Pesado


  I.      TÍTULO, Habacuc 1:1

Como ya se mencionó, la Biblia no ofrece datos concretos tocantes a la persona y al ministerio del profeta Habacuc. Él solo dejó por escrito esta profecía que recibió del Señor. La palabra profecía (massa4853) muy bien puede traducirse lit. como “carga”, porque casi siempre se refiere a un mensaje “pesado” que amonesta o anuncia juicio (ver por ej., Isa. 13:1; Nah. 1:1; Mal. 1:1).

Predice el juicio y la destrucción tanto de Judá como del imperio de Babilonia. Habacuc vio esta profecía, es decir, ella vino por revelación divina. Más adelante, Jehovah le da una visión del futuro (2:2) y el profeta presenta un cuadro impresionante de Dios que ve en la oración que clausura su obra (3:7 ss.).


  II.      DIÁLOGO ENTRE HABACUC Y JEHOVAH: EL PROBLEMA DE LA JUSTICIA DIVINA,  Habacuc 1:2–2:20


  1.      Lamento inicial de Habacuc, 1:2-4
La inquietud que anima al profeta a que inicie un diálogo con Jehovah tiene que ver con la justicia divina: ¿Cómo es posible que un Dios justo permita que haya injusticia en su pueblo? Las palabras de Habacuc están en forma de lamento y expresan dos angustiosas preguntas: 
- ¿Hasta cuándo? (comp. Sal. 13:1, 2) y 
- ¿Por qué? (comp. Sal. 22:1). 

Estas preguntas dan la impresión de que ya había estado orando a Jehovah por mucho tiempo y la falta de respuesta lo tiene perplejo y frustrado. En el pasado Dios sí había respondido al clamor de su pueblo (por ej., Éxo. 2:23–25; Jue. 3:9; Sal. 145:19), pero ahora aparentemente se mantiene mudo ante la súplica de los justos (comp. Job 19:7).

El profeta hace énfasis en la gravedad de la situación de varias maneras. Por un lado, en el v. 3, él elabora el concepto de la violencia mencionada en el v. 2, al presentar tres pares de abusos. 

Usa también una gran variedad de términos: iniquidad/aflicción, pleitos/contiendas, destrucción/violencia. Vocablos similares en otros pasajes dan a entender que Habacuc está describiendo el sistema de injusticia y opresión sancionado por las autoridades de la nación (Job 15:35; Jer. 6:6, 7, 15:10; Amós 3:10). 

Él describe poéticamente la situación perversa, utilizando la forma literaria llamada quiasmo, que es una estructura en forma de espejo (a b / b’ a’). Esta estructura tiene como uno de sus propósitos subrayar los elementos que se encuentran en el centro de esa estructura o, por lo menos, hacer que el lector ponga su atención en ello. La estructura hebrea de la frase es así: “¿Por qué me muestras (verbo) la iniquidad (objeto) y la aflicción (objeto) me haces ver (verbo)?”. 

Habacuc quiere que el lector se fije en las palabras “iniquidad” y “aflicción”. Lo que le es aun más inexplicable es que Dios hace que él vea toda esta injusticia.

Como resultado de la extensa iniquidad (1:4), ahora no rige un estado de derecho justo en Judá (2 Rey. 24:4; Jer. 22:13–17). Los fallos de las cortes salen manipulados y no siguen las exigencias de la Ley de Jehovah. El justo no puede escaparse de los ataques y del maltrato de los impíos que controlan el sistema y se benefician de la injusticia. 

En el Pacto Mosaico Dios había advertido que el pecado traería consecuencias graves. Ahora, ante la inactividad de Jehovah, su palabra podría perder su impacto y, los llamados proféticos al arrepentimiento, su credibilidad.

¿Quiénes son las víctimas de esta injusticia? Probablemente los seguidores de Jehovah son los que se esfuerzan por mantener una vida recta y fiel a la voluntad divina. Es posible que el mismo Habacuc se encuentre entre los acosados, así como su contemporáneo Jeremías. También, el justo puede ser una referencia a individuos inocentes que pierden sus casos en el sistema legal corrupto.

Esta porción introductoria pinta un cuadro bastante negativo de la situación interna del país. Habacuc muestra su angustia e inconformidad a través de un enfático lamento. En estos versículos también aparecen por primera vez ciertos términos que tendrán importancia en el desarrollo de su obra: violencia (1:9; 2:8, 17), “observar” “mirar” y ver (1:5, 13), justicia (1:4, 7). 

Quedan planteadas las interrogantes del profeta: 
¿Hasta cuándo? 
¿Por qué? 
Ahora le corresponde a Jehovah dar una respuesta a su siervo.


PRÁCTICA homilética
Dios responde a las inquietudes de su profeta
Habacuc 1:12–2:4
Introducción: 
Todos los siervos del Señor tienen tiempos cuando hay grandes preguntas e inquietudes. En tales tiempos, es necesario expresar las inquietudes, y evaluar de nuevo nuestra fe.

        I.      El profeta expresa sus inquietudes delante de Dios.
               1.      El problema de la oración no contestada ( Habacuc 1:2).      
                        El profeta sufrió confusión, porque sintió que Dios no lo oyó, ni le                                   contestó.
               2.      Los pecados de la sociedad están delante de él ( Habacuc 1:3). El                                 profeta sufre porque él ve toda esta maldad.
                3.     La razón de tanta iniquidad, y sus resultados ( Habacuc 1:4).
                         (1)      Falta de respeto.
                         (2)      El derecho no prevalece.

        II.      Los eventos históricos contribuyen a las inquietudes.
                 1.      Él cree que Dios es inmortal, santo, y personal ( Habacuc 1:12, 13).
                 2.      Dios levanta a los caldeos; ellos destruyen al más justo que ellos                                   ( Habacuc 1:6–17).
                         (1)      Es nación cruel.
                         (2)      Posee las moradas ajenas.
                         (3)      Destruyen como águilas que se apresuran para devorar.
                         (4)      Pasa como el huracán y luego lo atribuye a su dios.

        III.      El profeta se acerca a Dios con sus inquietudes ( Habacuc 2:1b).
                  1.      Tomó su posición sobre su guardia.
                  2.      Subió la torre espiritual para ver de lejos.
                  3.      Hizo su acercamiento a Dios con el fin de escuchar.

        IV.      Dios responde a las inquietudes.
                  1.      Primero, Dios dijo al profeta: “escribe la visión y grábala claramente                              en tablas” ( Habacuc 2:2b).
                  2.      La respuesta de Dios vino en forma de una visión.
                  3.      Es importante la paciencia ( Habacuc 2:3).
                  4.      He aquí la respuesta. “He aquí, aquel cuya alma no es recta dentro                              de sí está envanecido, pero el justo por su fe vivirá” ( Habacuc 2:4). 




  2.      Respuesta inicial de Jehovah, Habacuc 1:5-11
En estos versículos Jehovah responde a las inquietudes del profeta. Esta sección se divide en dos partes. Primera, Jehovah anuncia que pronto enviará a los caldeos como su instrumento de juicio (1:5, 6), y luego pasa a describir el carácter de estos invasores ( Habacuc 1:7–11).

(1) El anuncio del juicio, Habacuc 1:5, 6. 
El mensaje divino que corresponde al lamento de Habacuc se dirige no solo al profeta, sino a la nación entera (nótese el cambio al plural en Habacuc 1:5). Todo el pueblo debe darse cuenta de la obra de Dios. Las palabras que inician esta porción (observad, mirad) en heb. son las mismas del v. 3 (¿Por qué me muestras… y me haces ver?). 

Jehovah había forzado a Habacuc a que viera la triste condición del pueblo; ahora exige que toda Judá se fije en lo que hará por el pecado nacional. Esto indica que Jehovah sí estaba consciente de los problemas que el profeta señalaba en sus oraciones. Habacuc pensaba que Dios estaba indiferente. 

Sin embargo, él veía la situación con más seriedad de la que creía el profeta. Por lo tanto, decide tomar la drástica medida de entregar a Judá en manos de un invasor poderoso y cruel.

¿Por qué estarían los judíos asombrados y atónitos? ¿Por qué razón no iban a creer lo que haría Jehovah? La idea de que Dios enviará naciones para juzgar a su pueblo era muy antigua: se menciona en las maldiciones de la legislación mosaica (Lev. 26:17, 18, 33, 36–39; Deut. 28:25, 26, 47–57) y los profetas en el siglo anterior también habían anunciado que un imperio (el asirio) sería la vara del juicio de Jehovah (por ej., Isa. 5:26–30, 10:5, 6; Amós 6:14). 

Entonces, posiblemente para los judíos habría dos realidades sorprendentes. Por un lado, en el pasado, por castigo divino, cuando Judá había sido invadida, Dios la había salvado una y otra vez. El pueblo seguramente conocía las historias de los jueces y de sus grandes reyes guerreros. Hacía 100 años que, durante el reinado de Ezequías cuando los asirios sitiaron a Jerusalén, el ángel de Jehovah había herido a gran parte del ejército enemigo para lograr una victoria inesperada (2 Rey. 18–19; Isa. 36–37). 

De acuerdo con tales acontecimientos y las tradiciones teológicas acerca de Sion y el Pacto Davídico (por ej., 2 Sam. 7; Sal. 2), muchos pensaban que la capital era inviolable. Concebir que la nación y en particular la santa ciudad de Jerusalén serían destruidas, habría sido considerado como blasfemia y una contradicción (ver la reacción al ministerio de Jeremías a nivel popular y oficial; por ej., Jer. 6–7, 28, 36–38). 

Por otro lado, el surgimiento de Babilonia como el imperio sin rival en el Medio Oriente fue sumamente acelerado. Entre el año 614 y el año 605 a. de J.C. destruyó al imperio asirio y derrotó a los egipcios. Nadie hubiera imaginado que los caldeos (otro nombre para referirse a los babilonios, por ej., 2 Rey. 24:2, 25:4, 5; Jer. 32:4, 5) alcanzaran tanto en tan poco tiempo. Su llegada a las puertas de Jerusalén sería en vuestros días, o sea en días no muy lejanos.

(2) El carácter del invasor,  Habacuc 1:7-11
En esta porción Jehovah describe y califica el carácter del ejército de Babilonia como temible y terrible. Lo compara con la ferocidad y rapidez de varios animales salvajes (comp. Deut. 28:49; Jer. 4:13). Es violento ( Habacuc 1:9), orgulloso y burlador ( Habacuc 1:10; comp. Isa. 10:8, 9, 13, 14).

Estos versículos también enseñan dos verdades centrales del libro. 

Primero, se recalca la ley del talión: el juicio corresponde al pecado. El pueblo judío (o por lo menos sus líderes) pervierten la justicia de Jehovah ( Habacuc 1:4); por lo tanto, tendrán que vivir según la justicia caldea ( Habacuc 1:7). 

La nación está llena de violencia ( Habacuc 1:2, 3); ahora sufrirá la violencia del opresor ( Habacuc 1:9). Los injustos cercan a los piadosos ( Habacuc 1:4); en un futuro cercano multitudes irán amarradas como cautivos ( Habacuc 1:9; comp. Lev. 26:33, 34; Deut. 28:36, 37, 63–68). 

Segundo, esta obra profética intenta presentar a Jehovah como el único, incomparable y Dios soberano. Los demás dioses son vanas creaciones humanas. El versículo 11 hace alusión a la idolatría babilónica. El imperio atribuye su éxito a sus dioses (comp. Habacuc 1:16), algo que más adelante es juzgado por Jehovah ( Habacuc 2:18, 19; comp. Isa. 40:18–20, 44:9–20, 46:1–7).


Cuando las cosas no salen bien
En su libro ¿Quién va allá? (Who goes there? ), Walter Hamilton dice: “Es un tonto el que dice que tiene la respuesta al problema del sufrimiento humano”. Usted puede estar de acuerdo o no con él, sin embargo, casi diariamente estamos enfrentados con problemas sin respuesta. Aunque no tenemos respuesta, nosotros nos preguntamos, ¿por qué?, ¿por qué pasa así conmigo?

Hay varios acontecimientos misteriosos y sufrimientos de la vida que no se pueden entender ni explicar. Aunque no hay explicación, tales hechos nos llevan a averiguar y preguntar. Alguien ha dicho que la esperanza de descubrir algo nuevo da vigor a la vida. Un filósofo dijo: “Si pudiera recoger toda verdad y todo conocimiento y contenerlos en mi mano como a un pájaro cautivo, los soltaría para poder experimentar el gozo de descubrirlos de nuevo”. 

Habacuc, el profeta del AT, se enfrentó con grandes problemas en su tiempo. La destrucción y la violencia lo rodeaba. La ley fue débil y no hubo justicia. Hombres malos conquistaban a los buenos. 

Habacuc tuvo dos preguntas: 
- ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás? ¿Hasta cuándo daré voces a ti diciendo: “¡Violencia!”, sin que tú libres? (Hab. 1:2). Y 
- ¿Por qué, pues, contemplas a los traidores y callas cuando el impío destruye al más justo que él? (Hab. 1:13b).

¿Cómo afrontamos nuestros problemas indecifrables? Habacuc decidió así: “En mi guardia estaré de pie y sobre la fortaleza estaré firme. Vigilaré para ver qué dirá y qué tiene que responder a mi queja”. El resultado fue que él ganó una nueva perspectiva. 

Él pudo ver el panorama, tuvo preguntas, tuvo problemas grandes; no le dio la espalda a Dios, sino que buscó a Dios con más fervor. Dios le mostró a él que iba a hacer una obra, y tal vez por el momento no entenderá, pero el “justo vivirá por la fe”. No hay nada malo en hacer preguntas, solamente recuerda que en medio de las preguntas debes buscar a Dios.

Si tienes preguntas sin respuestas recuerda que fue Jesús quien preguntó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mar. 15:34.)

No sé la respuesta a todas las preguntas que hace la humanidad. Solamente sé que Dios dice: “Pero los que esperan en Jehovah renovarán sus fuerzas” (Isa. 40:31a).


Dentro de esta porción se encuentran tres pasajes difíciles de traducir. 

El primero ( Habacuc 1:8) hace referencia a los jinetes de la caballería babilónica. 
En el Texto Masorético (TM) el término sus jinetes se repite y las dos palabras aparecen juntas. En contraste, el versículo en los Rollos del Mar Muerto (Rollos MM) tiene la forma verbal “se dispersarán” en vez del primer “sus jinetes”. La RVA  está de acuerdo con esta versión. La repetición de vocablos o de palabras derivadas de la misma raíz es muy común en Habacuc; por lo tanto, se puede mantener el texto de TM (comp. RVR-1960). 

El segundo, la frase todos sus rostros en el v. 9, ha causado problemas. 
RVR-1960, por ejemplo, traduce “el terror”. De acuerdo con la RVA, es mejor presuponer que el término viene de la raíz gamam (“ser abundante”, de allí, “todos”) y no de otras raíces, de las cuales las diferentes versiones basan sus traducciones. La frase todos sus rostros sería paralela a la anterior todo este pueblo. Así que el v. 9 describe el avance incontenible del invasor.

Por últimoHabacuc 1:11 ha sido muy discutido. 
Existen dos problemas principales. Primero es necesario tomar una decisión acerca de la palabra heb. ruaj7307 ó 7306. Este término se puede traducir como “espíritu” o como “viento”. La RVA toma la primera opción y la califica como el sujeto (su espíritu pasará). No obstante, se puede traducir como “viento” y asignarle la función de adverbio. La frase entonces se traduciría “pasará como el viento” (RVR-1960 y Dios Habla Hoy tienen: “como el huracán”). Tal vez sea mejor esta segunda opción. En este caso, el versículo sería la continuación de la descripción iniciada en 1:7 acerca de la invasión.

Tercero, algunos comentaristas y versiones cambian la forma verbal de la segunda oración del versículo de acuerdo con los Rollos MM. 
La forma propuesta es traducida por la RVA (ver su nota) devolverá; mientras que Dios Habla Hoy y RVR-1960 optan por la otra forma verbal. Gran parte de esta culpabilidad ante Dios es el orgullo egoísta del imperio que se asocia con sus dioses.

No reconocen que su éxito viene por la voluntad de Jehovah que utiliza al imperio según sus planes soberanos.

En resumen, Habacuc 1:7–11 presenta cómo ha de ser el juicio de Dios. 
Será una invasión llevada a cabo por el imperio caldeo. Este instrumento de Dios hará una campaña militar relámpago y devastadora. 

Habacuc quería que Jehovah juzgara la injusticia del pueblo. Dios responde que pronto lo castigará a través de un pueblo cruel e idólatra. Esta revelación hace que surjan nuevas inquietudes en la mente del profeta y lo lleva a continuar el diálogo con Jehovah.

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jueves, 19 de noviembre de 2015

Dios mío, en ti me he refugiado!¡Sálvame y líbrame de todos los que me persiguen! No sea que desgarre mi alma cual león, Que despedace, y no haya quien libre.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







Estudiamos para enseñar en la Congregación
PLEGARIA PIDIENDO VINDICACIÓN
SALMO 7

    1      ¡Oh YHVH, Dios mío, en ti me he refugiado!
    ¡Sálvame y líbrame de todos los que me persiguen!
    2      No sea que desgarre mi alma cual león,
    Que despedace, y no haya quien libre.
    3      Oh, YHVH Dios mío, si he hecho esto:
    Si hubo iniquidad en mis manos,
    4      Si pagué con mal al que estaba en paz conmigo,
    (Antes, liberté al que sin causa era mi adversario),
    5      Que mi enemigo me persiga y me dé alcance,
    Que pisotee por tierra mi vida,
    Y ponga mi honra en el polvo.      Selah
    6      ¡Levántate, oh YHVH, en tu ira!
    ¡Álzate contra la furia de mis adversarios,
    Y despierta a favor mío en el juicio que convocaste!
    7      ¡Que te rodee la asamblea de naciones,
    Y presídela Tú desde las alturas!

    8      Oh YHVH, Tú que impartes justicia a los pueblos:
    ¡Júzgame YHVH, conforme a mi rectitud,
    Conforme a la integridad que hay en mí!
    9      ¡Acábese ahora la maldad de los malvados,
    Y sea el recto firmemente establecido!
    Porque el Dios justo examina el corazón y los riñones.
    10      Mi escudo está en ’Elohim,
    Que salva a los rectos de corazón.

    11      ’Elohim es Juez justo,
    Es un Dios que sentencia cada día.
    12      Si no se convierten, afilará su espada,
    Tensará su arco y apuntará.
    13      Preparará sus armas mortales,
    Y dispondrá sus flechas abrasadoras.
    14      He aquí el inicuo se preñó de iniquidad,
    Concibió perversidad y dio a luz la falsedad.
    15      Hizo un hoyo y lo ha ahondado,
    ¡Pero él mismo ha caído en el foso preparado!
    16      Su perversidad se revierte sobre su cabeza,
    Y su violencia desciende sobre su coronilla.
    17      ¡Alabaré a YHVH conforme a su justicia,
    Y cantaré salmos al nombre de YHVH ’Elyón.

«PLEGARIA PIDIENDO VINDICACIÓN»


En este salmo se incluye la plegaria intensa de una persona perseguida y acusada injustamente que suplica a Dios su vindicación. 

En su dolor, se confiesa inocente, y reclama la liberación de quienes le hieren y angustian. Comienza el poema con dos afirmaciones de confianza y seguridad: «Señor, Dios mío» (v. 1, 3). 

En la primera declaración se clama por liberación y apoyo; y en la segunda se declara su inocencia en la forma de juramento. Las dos afirmaciones se relacionan pues la liberación que se reclama se hará realidad únicamente si la persona que ora es inocente de lo que se le acusa falsa e injustamente. Utilizando un lenguaje figurado el salmista presenta su caso ante el Dios Altísimo (v. 17), pues reconoce que el Señor es su «escudo» (v. 10) y que salva a la gente inocente. Su liberación es motivo de cánticos y alabanzas (v. 17).

En los Salmos el tema de apreciar y afirmar la seguridad que proviene del Señor es recurrente e importante (Sal 11:1; 16:1; 25:20; 31:1; 46:1; 61:3; 62:7–8; 71:1, 7; 94:22; 141:8; 142:5). Las metáforas de «refugio» o «escudo» ponen en clara evidencia la esperanza fundamental de los adoradores en momentos de dificultad, particularmente en momentos de crisis personal, nacional e internacional. 

El verbo hebreo que transmite la idea de «refugio», generalmente se refiere a la protección relacionada con las inclemencias del tiempo o con la que se necesita ante las amenazas o ataques de los enemigos. Desde la perspectiva poética y simbólica, la imagen se asocia con las ideas de confianza y seguridad. La idea es proyectar al adorador un sentido de seguridad y paz en momentos de tensión y adversidad.

Este salmo generalmente se incluye en la categoría de los lamentos individuales, aunque la unidad literaria del poema es compleja. La oración pone de manifiesto los sentimientos más hondos de una persona que ha sido acusada de forma injusta. Posiblemente este salmo se utilizaba en el Templo en momentos de dificultad extrema, cuando la persona acusada se presentaba ante Dios para implorar justicia y para esperar el veredicto divino. Por su alusión a David en el título hebreo, algunos intérpretes han relacionado el poema con las oraciones reales que se hacían en momentos de crisis nacional.

La referencia a Cus, hijo de Benjamín, en el título hebreo es difícil de descifrar y comprender. Del personaje o del episodio aquí aludidos no se encuentran referencias claras en los relatos de David que se incluyen en la Biblia. Posiblemente el editor del salmo tenía acceso a información, episodios y leyendas de la vida del famoso monarca de Israel que no se preservaron en la literatura bíblica. 

En algunas ocasiones se ha relacionado a Cus con Saúl o con Simei hijo de Gera, enemigos de David, que provenían de la tribu de Benjamín (2 S 16:5–8). Y el término hebreo sigaión tradicionalmente se ha entendido y traducido como «lamentación».
La estructura del salmo puede describirse en cinco estrofas, que alternan invocaciones y alabanzas con una declaración de inocencia del salmista y una descripción de la gente malvada:

    •      Invocación al Señor (vv. 1–2)
    •      Declaración de inocencia del salmista (vv. 3–5)
    •      Invocación a Dios, juez de la humanidad (vv. 6–11)
    •      Descripción de la gente malvada (vv. 12–16)
    •      Alabanza al Señor (v. 17)

vv. 1–2: La primera afirmación del salmo es de seguridad y esperanza en el Señor. Ante la persecución, crisis e injusticia, el salmista reconoce que su salvación proviene de Dios. Su preocupación básica e inmediata es que sus enemigos le destruyan sin que haya quien le ayude y libre. La imagen del «alma desgarrada» como si fuera atacada por un león, pone en clara evidencia la naturaleza de la dificultad y revela la intensidad del problema; describe, en efecto, la violencia de los actos y las aseveraciones en su contra. 

El salmista se siente impotente ante las acusaciones a las que es sometido y demanda la intervención divina para superar el problema.

La expresión «en ti he confiado» puede ser una alusión al acto de allegarse al Templo e implorar la intervención divina; es una frase simbólica y poética que pone de manifiesto el fundamento de la seguridad del salmista. Y la referencia al león es parte del estilo literario de los salmos, que relaciona a los enemigos y las dificultades con animales salvajes y cazadores (Sal 9:15; 31:4; 35:7; 57:5), o con algún ejército que ataca (Sal 3:6; 27:3; 55:18). El salmo describe la hostilidad del enemigo como un acto de salvajismo, como una manifestación no humana ni racional de la adversidad. En los tiempos bíblicos, los antiguos israelitas conocían los leones persas y asiáticos, aunque con el tiempo desaparecieron en Palestina.

vv. 3–5: Esta sección del salmo incluye una clara profesión de inocencia. Fundamentado en esa seguridad, el salmista se allega a Dios y ofrece su plegaria. Le reconoce no como la divinidad lejana e impersonal, sino con intimidad y cercanía: «Señor, Dios mío». 

Con esta declaración no pretende indicar que está libre de toda culpa sino poner de manifiesto su integridad personal. Su propósito es indicar que sus actuaciones no justifican la severidad y complejidad de su condición y dolor. La violencia a la que es sometido no puede fundamentarse en sus actos, pues el salmista ha tratado de vivir de acuerdo a buenos principios éticos y morales. Como ejemplo de su afirmación de la moral, indica que inclusive liberó a un enemigo que le perseguía injustamente (v. 4).

Fundamentado en esa convicción de inocencia el salmista indica que si en verdad es culpable que le lleguen las calamidades identificadas en su oración: ¡Que el enemigo le alcance y pisotee, y que hiera su honra! Esta sección del salmo es como una especie de juramento, en el que, ante el guardián del compromiso (Dios), se afirma la inocencia o se aceptan las consecuencias de la culpabilidad. La oración es una especie de auto-maldición en la que se aceptan las calamidades identificadas si se descubre falta de integridad en la persona que ora.

En la antigüedad se pensaba que una persona culpable no se atrevería a orar y profesar su inocencia de esta manera, aunque debemos suponer que en el Israel bíblico había personas que no temían a «Dios ni a los hombres» (Lc 18:2). Este tipo de juramento en algunas ocasiones estaba acompañado de actos simbólicos que enfatizaban el compromiso y la seriedad de las afirmaciones (Dn 12:7). Es posible que en el contexto de este salmo se incluyera algún gesto físico, como el de lavar las manos (Sal 26:6; Is 1:15–16).

Las afirmaciones «si de algo soy culpable», «si hay en mis manos iniquidad» y «si he dado mal pago» no deben ser entendidas como declaraciones de perfección moral y ética de parte del salmista. Son, en efecto, expresiones de quien es acusado injustamente e intenta convencer a Dios y a la comunidad de su inocencia. Y las imprecaciones finales de la oración (v. 5) son la prueba que ofrece el salmista de su inocencia. Respecto a la palabra hebrea selah véase la introducción.

vv. 6–11: El juramento del salmista ahora se torna en invitación: Ante las injusticias de sus acusadores, reclama la manifestación de la ira divina. La oración se transforma en petición formal para que se establezca una corte que haga justicia al salmista. Y aunque el lenguaje utilizado es figurado y simbólico, el salmista pide a Dios la declaración de su inocencia y reclama el juicio divino contra sus acusadores. Esta oración no debe entenderse en el contexto del futuro escatológico, sino en el entorno real e inmediato del adorador que experimenta el dolor de la injusticia y necesita vindicación inmediata.

La oración que reclama la intervención divina comienza con varios imperativos: ¡Levántate, álzate y despierta! (el texto hebreo incluye uno adicional: «¡manda o declara el juicio!»). La fraseología revela la urgencia de la petición, el tono del clamor pone de manifiesto la intensidad de la plegaria. Se solicita la pronta intervención divina, pues mientras los enemigos continúen con sus injurias e injusticias contra el salmista se da la impresión que Dios está impotente, detenido, silente.

El lenguaje usado en la oración es militar y jurídico. «Levántate» (Num 10:35) y «despierta» (Jue 5:12) son gritos de guerra que incentivan el coraje y fomentan la lucha; y «álzate» es una expresión sinónima que genera la misma reacción de valentía y entusiasmo. En efecto, son frases que evocan las antiguas tradiciones que se asocian con el Arca del Pacto y la Guerra Santa (Sal 3:7; 9:19; 17:13; 44:26; 102:13; Is 33:10). 

El adorador reclama la intervención divina en términos militares. Posiblemente toda esta terminología bélica revela la naturaleza hostil de las acusaciones a las que estaba expuesto el salmista—p.ej., podía haber sido acusado de haber roto algún tratado—, aunque también todos estos términos pueden estar relacionados con la idea de Dios como guerrero.

La oración revela, además, un particular entorno jurídico y legal. Los pueblos se reunirán alrededor del Señor para ser juzgados en justicia y equidad. El salmista reconoce esa capacidad divina y acepta la intervención de Dios como juez, para que se reconozca que el adorador injustamente acusado ha actuado con integridad. ¡Su «escudo» está en el Dios que salva a la gente recta de corazón (v. 10), y prueba la mente y el corazón de las personas justas (v. 9)! 

El salmista no fundamenta su defensa en que es perfecto sino en que es íntegro. Además, reconoce que únicamente ante el tribunal divino es que las personas impías recibirán su merecido.

vv. 12–16: En el contexto de sus afirmaciones de intervención divina, el salmista le habla a sus adversarios y acusadores. Luego de declarar que su seguridad y escudo está en el Señor (v. 10), describe las actitudes y actividades infames de sus detractores: Afila la espada, prepara el arco y las armas de muerte, concibe maldad, iniquidad y engaño, y cava pozos traicioneros. ¡Presenta de forma gráfica la naturaleza de la crisis! 

El salmista pone en justa perspectiva su caso y revela la extensión del peligro al cual se expone. Afirma que si no hay un arrepentimiento de parte de sus enemigos estará expuesto a una serie de actos infames que se asemejan al estar expuesto a la violencia de un ejército.

El uso de la expresión «armas de muerte» pone en evidencia la urgencia de su petición, pues reacciona a los actos de maldad, engaño e iniquidad de sus enemigos. Sin embargo, reconoce que esas mismas actitudes de odios, injusticias y resentimientos propiciarán la destrucción de sus acusadores: ¡Caerán en los mismos pozos que cavaron! ¡La iniquidad que prepararon les llegará para destruirlos! ¡Su agravio caerá contra su propia coronilla!

Una de las imágenes que utiliza el salmista para describir las acciones injustas de sus adversarios es la del embarazo y parto. En el contexto original femenino, la mujer embarazada da a luz con dolores y amor. Las angustias relacionadas con el proceso de alumbramiento son superadas por el gozo de ver y disfrutar la vida del hijo o la hija. 

En este contexto la imagen se torna adversa e hiriente, pues lo que se concibe es maldad y lo que se produce es engaño. De esta manera chocante y adversa el salmista describe la naturaleza misma de la injusticia que vive. Solo un acto de arrepentimiento—que en hebreo se describe como un cambio radical de dirección evitará la agonía del salmista y la autodestrucción de sus enemigos.
v. 17: El poema finaliza como comenzó, con una alabanza al Señor y una clara declaración de esperanza. El salmista canta y alaba al Señor porque confía en su justicia. Y ante las falsas acusaciones de sus detractores, canta con seguridad al Dios Altísimo. 

De esta forma la estructura literaria del salmo crea como un paréntesis temático: Inicia con una afirmación de confianza y seguridad ante una serie de acusaciones injustas, y termina con una expresión de honra y alabanza a Dios por su justicia. Se hace justicia con esta nota final del poema a la teología del salmista: El Dios justo tiene la capacidad y el deseo de intervenir en medio de las realidades humanas para ayudar a personas inocentes a superar las acusaciones falsas e injustas.

La referencia al Dios «Altísimo» evoca la divinidad los tiempos pre-israelitas de la ciudad de Jerusalén. El hebreo elyon, generalmente traducido como «Altísimo», significa exaltado, elevado, alto, y se utiliza en el Salterio no solo en relación al nombre divino sino para referirse a Dios de forma independiente (Sal 9:2; 91:1). ¡Dios es mayor que los enemigos del salmista! Y cantar al nombre del Señor es reconocer esa capacidad extraordinaria de triunfo y victoria en la adversidad.

El Salmo 7 es una oración a Dios para ser liberado de los ataques injustos de los enemigos. Y con ese importante tema creyentes de muchas generaciones han encontrado apoyo y sostén en las crisis de la vida. Las imágenes de refugio y las afirmaciones de triunfo en la guerra le han brindado a la gente de fe las palabras de aliento requeridas en instantes de dificultad. 

Particularmente las personas que han sido acusadas y juzgadas de manera injusta descubren en esta oración un particular sentido de seguridad, pues reconocen que únicamente Dios les puede ayudar mantenerse incólumes en la dificultad y les puede apoyar para superar el problema.
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