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domingo, 14 de abril de 2019

ABANDONAR UNA MISION... PARA CAER EN OTRA MISION Y VOLVER A LA MISION...

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





UNA HUIDA ALGO TONTA..
  1.  La palabra de Jehovah vino a Jonás  hijo de Amitai, diciendo:  
  2. "Levántate y vé a Nínive,  la gran ciudad, y predica contra ella; porque su maldad ha subido a mi presencia."  
  3. Entonces Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehovah a Tarsis.  Descendió a Jope  y halló un barco que iba a Tarsis; y pagando su pasaje, entró en él para irse con ellos a Tarsis, huyendo de la presencia de Jehovah.  
  4. Pero Jehovah lanzó un gran viento sobre el mar, y se produjo una enorme tempestad, de manera que el barco estaba a punto de romperse.  
  5. Los marineros tuvieron miedo, y cada uno invocaba a su dios. Y echaron al mar el cargamento que había en el barco, para aligerarlo. Pero Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y se había quedado profundamente dormido.
 
Por que huyo Jonas?...

El libro de Jonás gira en torno a una huida. 
El epónimo protagonista de la historia, llamado por Dios para llevar a cabo una crucial misión profética en Nínive, ciudad principal del imperio asirio, se levanta, conforme a la Palabra de Jehová, pero no para ir a Nínive, sino para abandonar precipitadamente su patria, Israel, y huir hacia Tarsis, «lejos de la presencia de Jehová».
 
La inesperada fuga de Jonás desencadena de manera directa los dramáticos sucesos que vertebran el relato subsiguiente: 
  • las peripecias en el mar tras su embarque en el puerto de Jope (cap. 1); 
  • la estancia en el vientre del gran pez (cap. 2); 
  • la campaña sin precedentes en Nínive (cap. 3): y 
  • el diálogo final en el que Jonás expone los motivos de su huida (cap. 4).
Llama la atención el hecho, evidentemente intencionado, de que los motivos de la fuga no son revelados por el narrador hasta que la campaña en Nínive esté concluida.

Este dato, sorprendente por cuanto el lugar natural para su inclusión en el relato habría sido el principio del mismo, no el final, provoca inevitablemente una primera lectura marcada por la especulación: 
  • ¿Huyó Jonás por miedo a los ninivitas? 
  • ¿Huyó por temor al fracaso de su misión? 
  • ¿Huyó por recelar de la opinión de sus compatriotas? La conducta de Jonás es, a todas luces, injustificable: ¡un profeta de Israel renuncia a su sagrada vocación!
Los comentaristas, ciertamente, han sido muy duros en su interpretación, y no han faltado sentencias moralizantes: 
  • Jonás, 
  • rebelde, 
  • renegado, 
  • contumaz, 
  • merece la muerte bajo la mano airada de Dios. 
Los acontecimientos, sin duda, parecen darles la razón; Jonás huye, lejos de la presencia de Jehová: ¿no hizo lo propio Adán después de su desobediencia en el Edén? El profeta desciende a Jope y paga su pasaje para ir a Tarsis: ¿no paga siempre el creyente extraviado el precio de su error?

jueves, 11 de abril de 2019

Los humanos no se contentan con las enseñanzas fundamentales y eternas de la palabra de Dios.

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




 La piedad y la verdadera riqueza
 1 Timoteo 6.3–10
3 Si alguien enseña algo diferente y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4 se ha llenado de orgullo y no sabe nada. Más bien, delira acerca de controversias y contiendas de palabras, de las cuales vienen envidia, discordia, calumnias, sospechas perversas, 5 y necias rencillas entre hombres de mente corrompida y privados de la verdad, que tienen la piedad como fuente de ganancia. 

6 Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento. 7 Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que  nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con esto. 

9 Porque los que desean enriquecerse caen en tentación y trampa, y en muchas pasiones insensatas y dañinas que hunden a los hombres en ruina y perdición. 

10 Porque el amor al dinero es raíz de todos los males; el cual codiciando algunos, fueron descarriados de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores.
 
MAESTROS DESCONTENTOS  
 1 Timoteo 6.3–10
Pablo hace alusión a otra persona en este pasaje: el que “no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad” (v. 3). Algunos maestros de Éfeso estaban descontentos en varios sentidos. El problema más serio era que no se contentaban con la enseñanza de Jesucristo, la doctrina que enseñaban los apóstoles como Pablo. Son los mismos que el apóstol señaló en el capítulo 1, los que enseñaban diferente doctrina y fábulas varias (1:3–4). En 4:1–5, el apóstol dice que enseñaban “doctrinas de demonios”, incluyendo normas legalistas que negaban la buena obra del Creador. Además, no estaban contentos con su estado económico y tomaban la religión “como fuente de ganancia” (v. 5).

Estos maestros no estaban contentos con la sana doctrina. Querían introducir enseñanzas falsas que causaron enfermedades espirituales. Debemos contrastar sanas palabras en el v. 3 y la palabra delira en el v. 4.

En 2 Timoteo 4:3, el apóstol habla de los que “no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”. Los humanos no se contentan con las enseñanzas fundamentales y eternas de la palabra de Dios. 


Buscan creencias novedosas que dan la apariencia de intelectualismo o de espiritualidad (1:4; 4:7; 6:4, 20). Son atraídos por sistemas que exigen alguna regla o rito para agradar a Dios. Quieren sentirse merecedores de las bendiciones. Es humillante para el ser humano recibir gratuitamente la salvación y la bendición de Dios. Por ello:
  • Participa en algún rito o requerimiento religioso, o 
  • se priva de alguna satisfacción, pensando que estas actividades compensan sus pecados y le hacen ser acepto delante de Dios (4:3).
Tenemos que combatir la tendencia humana de hacer algo para obtener la salvación. 
  • Es muy posible que uno que se cree cristiano haya sólo sustituido diferentes normas, un nuevo estilo de vida y otros ritos por los que antes tenía. 
  • Tal vez no haya reconocido su orgulloso egocentrismo y sus pecados o que no haya sido regenerado a través de confiar totalmente en el suficiente sacrificio de Jesucristo por nosotros: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24).
LOS MAESTROS DEL ERROR
  1. No se conforman a las enseñanzas de Cristo y los apóstoles.
  2. Su doctrina no produce genuina espiritualidad.
  3. Son orgullosos.
  4. Realmente no saben la verdad.
  5. Están enfermos de contiendas, envidia, blasfemias.
  6. Buscan ganancia personal.


Otra característica de estos maestros era su orgullo
Creían que tenían conocimientos superiores a los demás y que su conducta legalista era mejor que la conducta de otros. En realidad, Pablo dice que no sabían nada de la verdad y sus enseñanzas causaban disensiones, envidias y blasfemias (vv. 4–5).

La tercera característica era su avaricia: 

“toman la piedad como fuente de ganancia”. Su apariencia de espiritualidad y actividades religiosas estaban motivadas por el deseo de tener más ingresos económicos (v. 5). 

En 5:17–18, Pablo enseñaba que la iglesia tiene la responsabilidad de sostener a los que ministran bien. Sin embargo, la ganancia no es lo que debe motivar al verdadero siervo de Dios

De estos falsos maestros el apóstol le dijo a Timoteo: “apártate de los tales”.  
  • Sus falsas enseñanzas, 
  • su legalismo, 
  • su avaricia y 
  • su mala conducta eran contagiosos como una epidemia que amenazaba a la salud de la iglesia.
CRISTIANOS CONTENTOS 6–10
La avaricia de esos maestros motivó al autor a introducir una enseñanza muy interesante acerca del contentamiento que debe caracterizar la vida de cada creyente en Cristo. En estos versículo encontraremos tres razones para tener contentamiento y no entregarnos a la avaricia.

Sólo la ganancia espiritual es eterna (6:6–8)
Pablo ahora usa la palabra ganancia en un sentido diferente para enseñar una gran verdad. La verdadera ganancia no es la económica, la que buscaban los falsos maestros. La ganancia que es grande y valiosa es “la piedad acompañada de contentamiento”, o sea una vida de devoción y rectitud acompañada de tranquilidad en que la persona disfruta las circunstancias en las cuales Dios le ha puesto.
El vocablo contentamiento en el tiempo de Pablo era usado por los filósofos estoicos y significaba “la autosuficiencia”, el ser independiente de las circunstancias externas. La palabra describe a la persona cuyos recursos están dentro de sí misma. Pero sabemos que la idea de Pablo fue diferente del concepto que tenían los filósofos. Él nunca enseñó que el hombre es suficiente por sus propios recursos humanos. El cristiano puede sentir la autosuficiencia sólo porque Cristo está en su vida. El poder del Espíritu Santo provee la abundancia y satisfacción espiritual. El cristiano está completo sin tener las comodidades y lujos que el mundo materialista ofrece. El verdadero contentamiento brota de la devoción del corazón, no de las riquezas que-se tienen en mano. Un escritor dijo que un hombre es rico en proporción al número de cosas de que puede prescindir.
El apóstol vivía lo que enseñaba. Meses atrás, había estado encarcelado en Roma. Sin embargo, escribió: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:12–13).


Parte del argumento de Pablo se encuentra en el v. 7: las cosas materiales son terrenales y temporales (comp. Job 1:21–22; Eclesiastés 5:15). Su uso e importancia se limita a un breve espacio de nuestra existencia. La esencia del hombre no depende de ellas. Es más importante lo que es eterno: 

  • la devoción a Dios, 
  • las almas de los hombres, 
  • la salvación eterna, 
  • el espíritu obediente y tranquilo. Lo necesario para la vida material, según el v. 8, son el sustento y el abrigo. “Estemos contentos con esto”, dice Pablo.
Jesús enseñó: 
“No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?… Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25, 33).

La avaricia lleva a otros pecados (6:9)
El v. 9 señala una de las actitudes incorrectas con relación al dinero: querer enriquecerse. Se nota que Pablo no critica a personas que tienen recursos materiales. En los vv. 17–19, él tiene una orientación especial para los creyentes que tienen recursos (comp. Mateo 27:3–5; Hechos 1:18–19; 5:1–11; Lucas 16:19–31). Lo que es crucial es la actitud del creyente con respecto al dinero, sea uno que es pobre o uno que tiene más. El pecado es la ambición de hacerse rico, porque el creyente que lo hace está equivocado en su escala de valores. El cristiano ha de entregarse a los valores que no terminan con esta vida, que son eternos: el amor a Dios y a los demás, la salvación de los hombres y la edificación del cuerpo de Cristo.

  ¿POR QUÉ DEBEMOS ESTAR CONTENTOS?
  v. 6 La verdadera ganancia es la espiritual.
  v. 7 Lo material es temporal.
  v. 8 Son mínimas las verdaderas necesidades.
  v. 9 Querer enriquecerse hace caer en tentación y lazo.
  v. 9 Trae también codicias necias y dañosas.
  v. 10 El amor al dinero es raíz de muchos males.
  v. 10 Otros han dejado la fe y han sufrido por ello.


El deseo de enriquecerse trae dos consecuencias serias. La primera es que las personas que se proponen enriquecerse “caen en tentación y lazo”. Constantemente tienen la tentación de descuidar lo importante, como la familia, su testimonio, la ayuda a los demás, su participación en las actividades del Señor. Son tentados a ceder sus principios éticos para facilitar la ganancia. Pablo dice que este pecado no sólo trae tentaciones. El deseo de enriquecerse es una trampa (lazo). Nos enreda de manera que se pierde la libertad de tomar buenas decisiones.
La segunda consecuencia es que esta clase de vida trae “muchas codicias necias y dañosas”. Buscar el dinero sobre todo lo demás lleva al hombre a codiciar lo que el dinero puede conseguir, aunque estas cosas no tengan sentido (necias). El daño se refiere a que muchas de estas cosas no le hacen bien, ni a él ni a quienes lo rodean.
Estas codicias “hunden a los hombres en destrucción y perdición”. El apóstol está alumbrando el camino para que el creyente vea hacia dónde lleva el deseo de enriquecerse. Él describe las olas que alcanzan y ahogan al individuo que se ha metido mar adentro. Destrucción señala la derrota moral, emocional y espiritual en esta vida. Perdición probablemente indica las consecuencias eternas. Es el camino que caracteriza a los que no son creyentes y estarán perdidos. Si un creyente escogiera este propósito para su vida, perderá las bendiciones y el galardón que recibirá el creyente que se dedica a los valores eternos.

El amor al dinero trae muchos dolores (6:10)
La segunda actitud, muy parecida a la primera y tal vez la causa de ella, es el amor al dinero. Esta es una de las principales causas de todos los males, dice el autor. 


Al hablar de males, Pablo no enfoca aquí otros pecados, como hizo en el v. 9, sino 
  • las penas, 
  • desilusión, 
  • infelicidad, 
  • sufrimientos y aún 
  • el fracaso espiritual y doctrinal. Una de las mentiras de Satanás es que la felicidad viene de tener cosas materiales, cuando, en realidad, la vida se complica y las decisiones llegan a ser difíciles. Cuando una persona sustituye el dinero y lo que el dinero puede conseguir por los valores y las actividades espirituales y eternas, él trae a su vida, a su familia y a sus amigos, infelicidad y confusión. No sólo sufre él, sino también todos los suyos que le acompañan en ese camino equivocado.
Pablo dice que algunos dejan sus convicciones cristianas y fracasan espiritualmente por haber tomado el camino incorrecto de la avaricia. Como una espada, el amor al dinero penetra en el individuo y le inflige muchos dolores en la vida.
Después, en los versículos vv. 17–19, encontraremos una orientación positiva acerca del buen uso del dinero.


miércoles, 27 de marzo de 2019

Dios inicia el amor, lo derrama sobre su pueblo y espera...

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Dios muestra lo que es por lo que hace.


Juan ya mencionó el tema del amor en pasajes anteriores (2:7–11; 3:11–18, 23). Ahora, en un cambio abrupto, presenta un análisis completo de este tema. En su consideración Juan continúa formulando contrastes y paralelismos. Los eruditos probablemente estén en lo correcto cuando consideran que los versículos 7–10 son una expresión poética (compárese con 2:12–14). A fines de una mayor claridad, escribo los cuatro versículos siguientes en forma poética.

    7. Queridos amigos, amémonos unos a otros,
         porque el amor viene de Dios.
      Todo el que ama ha nacido de Dios
         y conoce a Dios.
    8. El que no ama no conoce a Dios
         porque Dios es amor.

Estos dos versículos y los dos siguientes están entre los más atesorados de toda la epístola. Hablan del amor que se origina en Dios y describen al creyente como una persona que ama y conoce a Dios. En contraste con esto, el incrédulo no ama porque no conoce a Dios.

a. “Queridos amigos, amémonos unos a otros”. Juan se dirige a los lectores usando el término familiar queridos amigos (2:7; 3:2, 21; 4:1, 7, 11) que literalmente significa “amados”. Incluye en esta oración una exhortación al amor mutuo. Aquí él no está analizando el afecto que los miembros de una familia sienten unos por otros. En cambio, lo que hace es escribir el verbo amar, que significa “amor divino”. Juan indica que Dios inicia el amor, lo derrama sobre su pueblo y espera que a su vez los miembros de dicho pueblo manifiesten ese mismo amor unos por otros.

b. “Todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”. Esta es, pues, la señal distintiva del creyente. La persona que nace de Dios (2:29; 3:9; 5:1) es una ventana a la vida a través de la cual el amor de Dios brilla en el mundo. El creyente manifiesta su amor a su prójimo haciendo por el prójimo lo que él mismo desea que hagan por él. En definitiva, él muestra su amor obedeciendo la Regla de Oro (Lc. 6:31). Su amor es genuinamente abnegado.
El creyente ama a su prójimo como a sí mismo, porque, como escribe Juan, ese creyente conoce a Dios. Es decir, él tiene comunión con Dios el Padre y con su Hijo (1:3) y refleja por consiguiente la virtud del amor.
De paso, cuando Juan dice: “[El] conoce a Dios”, quizá haya tenido la intención de rebatir a los herejes gnósticos de su tiempo que alardeaban de su conocimiento de Dios.

c. “El que no ama no conoce a Dios”. Juan compara al creyente con el incrédulo y señala que cuando el amor está ausente el conocimiento de Dios no existe. La persona que no está en comunión con Dios por medio de la oración y que no lee la Biblia no puede ser un instrumento por medio del cual Dios demuestra su amor divino. El incrédulo ni siquiera ha comenzado a conocer a Dios. Sin conocimiento de Dios, no hay amor. El amor y el conocimiento de Dios son dos caras de la misma moneda.

d. “Dios es amor”. Los niños aprenden estas palabras en el hogar y en la iglesia. Los adultos atesoran estas tres palabras ya que en ellas Juan ha declarado una de las características de Dios: el amor. Esto significa no solamente que Dios ama a su creación y a su gente, o que Dios está lleno de amor. Quiere decir que en su mismo ser Dios es amor. Y este es el mensaje que Juan comunica en su epístola.

Agustín dice que: “Si no se dijese nada en alabanza del amor en las páginas de esta epístola, si nada se dijese en las páginas de toda la Escritura, y sólo esta frase fuera todo lo que nos dijera la voz del Espíritu de Dios: “Porque Dios es amor”; nada más haría falta.

Juan comienza el v. 7 con la palabra Amados (usada seis veces en 2:7; 3:2, 21; 4:1, 7, 11) que expresa su preocupación por el bienestar de los miembros de sus congregaciones.

Los gnósticos pretendían conocer a Dios y ser hijos de Dios pero no habían practicado el amor de Dios. Juan apela a sus lectores para que expresen y verifiquen su conocimiento de Dios por medio de la práctica del amor. Dios es amor y los creyentes han nacido de este amor, de modo que deben vivir en el amor y practicar el amor.

El v. 8 presenta esta verdad en forma negativa:
El que no ama no ha conocido a Dios. Sigue con una de las grandes afirmaciones de la Biblia: Dios es amor. Hay una descripción gráfica de Dios en esta expresión así como en las otras dos:
  • “Dios es espíritu” (Juan 4:24) y 
  • “Dios es luz” (1 Jn. 1:5).
  • Dios muestra lo que es por lo que hace. Mostró su amor para con nosotros en su obra redentora por medio de su Hijo quien es la expiación (sacrificio) por nuestros pecados. Al examinar las palabras envió y unigénito vemos otra vez la relación íntima entre el Hijo y el Padre. Jesús no llegó a ser Hijo unigénito después de nacer como hombre (encarnación) sino ya lo era antes de ser enviado. Jesús afirmó: “Yo y el padre uno somos” (Juan 10:30). Juan vuelve a insistir en que la teología está vacía si no resulta en acción ética: Si se ha recibido el amor de Dios no se puede menos que amar a otros. Porque Dios actuó en amor, nosotros debemos obrar en amor.
  • La frase Nadie ha visto a Dios jamás (v. 12) nos llama la atención. La ausencia del artículo enfatiza la naturaleza del Padre. Nadie ha visto al Padre en toda su gloria celestial, salvo por medio de su Hijo encarnado. Jesús dijo: “El que me ha visto, ha visto al Padre” (Juan 14:9; ver Juan 6:46). Juan explica que los que conocen a Dios por medio de su amor tienen el privilegio de permanecer en Dios y Dios en ellos. El amor de Dios se ha perfeccionado en nosotros. La dádiva el Espíritu Santo confiere seguridad en cuanto a la permanencia de Dios en nosotros. 
  • Aunque Juan no usa el término “Trinidad”, el concepto se encuentra frecuentemente en sus escritos. El amarse los unos a los otros y la permanencia de Dios en nuestra vida son credenciales del creyente que forman una parte vital en la proclamación del evangelio. Juan y los otros discípulos dieron testimonio de que Dios envió a Jesús a ser el Salvador del mundo. Asimismo, cada creyente debe afirmar esta verdad con su propio testimonio.

ARMA TU PREDICA
Dios es amor
4:7–19
Introducción:
“Dios es amor”. Todo tiene su fuente en el Dios de amor. El amor proviene de Dios y nos llueva a Dios. En el amor de Dios vemos cosas como la creación, el libre albedrío, la providencia, la redención y el más allá.
        I.      El amor emana de Dios y es un atributo de Dios, vv. 8, 19.
    1.      El que no ama, no ha conocido a Dios.
    2.      Dios nos amó primero.
        II.      El amor a Dios resulta en amor a otros, vv. 7, 11.
    1.      El que ama es nacido de Dios.
    2.      El amor viene de Dios.
        III.      El amor provee la salvación, vv. 9, 10, 14.
    1.      Dios envió a su Hijo para mostrar su amor.
    2.      Jesús es la propiciación por nuestros pecados.
    3.      Dios envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.
        IV.      El amor provee el Espíritu que mora en nosotros, vv. 12, 13, 15, 16.
    1.      Dios permanece en nosotros.
    2.      Dios ha perfeccionado su amor en nosotros.
    3.      El que permanece en amor permanece en Dios.
        V.      El amor da seguridad en el día de juicio, v. 17.
    1.      Tendremos confianza.
    2.      Seremos como él es.
        VI.      El amor borra el temor, v. 18.
    1.      El amor echa fuera el temor.
    2.      El temor no permite el perfeccionamiento del amor.
Conclusión: Amémonos unos a otros porque el amor es de Dios.
El amor es incompatible con el odio, 1 Juan 4:20–5:1.

jueves, 21 de marzo de 2019

¡VETE A TU CASA!, A LOS TUYOS

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






¡VETE A TU CASA!, A LOS TUYOS

Este siempre fue el principio enseñado por Jesús para dar testimonio de todo aquello que ha sido en y para nosotros una experiencia de bendición espiritual, intelectual, material, visual, o física.   Por ejemplo, cuando Jesús regresó al cielo, le dijo a sus discípulos “y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).  Jerusalén, era la ciudad donde fue crucificado y resucitado Jesucristo, y donde se reunieron los discípulos después de la resurrección de Jesucristo, y donde nació la primera iglesia local de nuestro Señor Jesucristo.   Por eso, la instrucción fue que comenzaran testificando en “Jerusalén”, luego que siguieran testificando sobre Jesús resucitado en todo el estado que se llamaba “Judea”, y luego que extendieran su testimonio al siguiente estado vecino que se llamaba “Samaria”, y ya entonces que continúen el proyecto de testificar “hasta lo último de la tierra”.  Es evidente que Jesús quiso que comenzaran de adentro hacia afuera.
    En el caso de la historia que nos ocupa en esta ocasión, encontramos que un hombre transformado por el poder de Jesucristo “le rogaba (a Jesús) que le dejase estar con él” (v. 18), es decir, por gratitud quería andar con Jesús como discípulo a donde quiera que él fuese entre los pueblos y ciudades de las provincias de Palestina, San Marcos nos cuenta que “Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos” (v. 19ab).   Esta instrucción es una clara expresión de que no se debe comenzar primero desde afuera para regresar hacia adentro con la familia, sino que se debe comenzar desde la familia, desde adentro hacia afuera.

    Así que, en esta hermosa historia aprendemos que cuando una persona recibe una misericordia de Dios en su vida, debe dar testimonio de ello comenzando en su casa con la familia, es decir, desde adentro hacia afuera.  /  ¿Cuáles son las razones para comenzar a testificar primero “adentro” en casa con “los tuyos”, antes de estar listo para ir a otros lugares y personas “hacia afuera”?  /  En el desarrollo de este mensaje les voy a indicar algunas de las razones por las que se debe comenzar a testificar primeramente en casa, según lo sugiere la narración de San Marcos cuando describe lo acontecido al hombre gadareno, y según la instrucción que recibe de Jesús.
 .
    La primera razón por la que el testimonio de la misericordia de Jesús en nuestras vidas, debe comenzar primero en casa, es:
I.- PORQUE LA FAMILIA DEBE SER LA PRIMERA QUE OBSERVE QUE HAY UN CAMBIO EN NOSOTROS.
   La sanidad total de este hombre gadareno fue un evento que serviría para la gloria de Jesús, y que merece ser testificado y conocido por todo el mundo, pero Jesús no podía ni quiso alejarlo de todos aquellos que conocían a aquel hombre y que primeramente deberían conocer que algo providencial había y estaba ocurriendo en su vida.   Por eso, no hay nada mejor que: “Vete a tu casa, a los tuyos,…” (v. 19), indicando de esta manera que el testimonio de una persona que ha sido recipiente de la misericordia divina, debe comenzar primero en casa.   Aquel hombre que había sido víctima del control del maligno y que había tenido que vivir en los sepulcros, sin control de sus fuerzas, sin cuidado de su apariencia, sin buen uso de su razón, y de otras muchas cosas más, ahora ya lo pueden ver “sentado, vestido, y en su juicio cabal” (v. 15).   ¡Qué hermoso final feliz!, pero antes que sea conocido por todo el mundo, su familia debía conocer que este hombre ha sido cambiado totalmente.

    Amados hermanos, cada uno de nosotros como creyentes en Jesucristo, hemos sido transformados en algunas cosas, y seguimos siendo transformados en otras cosas que tienen que ver con nuestra espiritualidad, con nuestra conducta, con nuestra ética, etc…, y antes de decirle a otros que ya somos cambiados, y antes de decirle a otros que Dios está transformando nuestra vida, nuestra familia es la que primeramente debe dar fe de la obra de Dios en nosotros.   Es por eso que la gente adecuada para confirmar el bien divino que está sucediendo en nosotros, no son primeramente los que no nos conocen, ni los que solamente nos ven de vez en cuando, sino aquellos con quienes pasamos más tiempo de nuestra vida, que son los de casa, la familia.
 .
    La segunda razón por la que el testimonio de la misericordia de Jesús en nuestras vidas, debe comenzar primero en casa, es:
II.- PORQUE LA FAMILIA DEBE SER RESTAURADA EN TODO LO QUE HA SIDO DAÑADA.
   Es de esperarse que tras la condición espiritual de aquel gadareno, debió él haber sido causa de diversos problemas en su propia familia, al grado de ya no ser aceptado por su propia familia, o puede ser que de manera involuntaria, dominado por las fuerzas del mal, tuvo que abandonar su propia casa y familia para ir a vivir en los sepulcros de Gadara; pero de cualquier manera, el resultado fue que se generó una ruptura del vínculo familiar, desencadenando al mismo tiempo, sin duda, graves problemas socioeconómicos y espirituales para su propia familia.   Pero ahora que el hombre ha sido sanado por el poder de Jesucristo, lo mejor que primero tenía que hacer, no era ir con Jesús para acompañarlo a otras ciudades y aldeas como discípulo, sino mostrarse en casa, como una persona transformada, y nuevamente apta para dedicarse a restaurar la ruptura familiar que se había generado por la influencia de los demonios que alcanzaron controlar su conducta.  

 Por ejemplo, ahora en vez de hacerse discípulo para seguir a Jesús en su viaje misionero por todo el país, era mejor que este hombre se dedicara a trabajar para sacar a su familia de las crisis y adeudos en la que probable o seguramente habían caído.

    Amados hermanos, el bienestar espiritual de la familia de cada persona es la primera prioridad irrenunciable antes que ocuparnos de otras personas.  Si nuestra conducta ha sido causa de daños a la estabilidad familiar, ahora que estamos en la fe en Jesucristo, es nuestro deber ocupar nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestro salario, nuestro afecto, nuestra fe, todo lo que ha sido transformado en nosotros.  Al estar en Cristo, tenemos que usar la gracia de Dios que opera en nosotros, para restaurar la relación familiar que alguna vez quizá fuimos responsables de deteriorar, y así entonces, estaremos ya capacitados para ir hacia los demás; es decir, testificar de la obra de Dios en nuestra vida, es un deber que va primeramente DE ADENTRO y entonces HACIA AFUERA.
 .
    La tercera razón por la que el testimonio de la misericordia de Jesús en nuestras vidas, debe comenzar primero en casa, es:
III.- PORQUE LA FAMILIA DEBE EXPERIMENTAR URGENTEMENTE LA MISERICORDIA DE DIOS.
   El mandato que Jesús dio al gadareno acerca de ir a su casa y a los suyos, incluyó lo siguiente: “y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti” (v. 19cd).   El tema de las conversaciones que este hombre transformado tenía que compartir con los de su casa, no serían temas de otra índole que no sean las grandes cosas que el Señor había hecho con él, y cómo el Señor Jesús había tenido misericordia de él.   Era una total misericordia de Jesucristo hacia este hombre, pues no solamente quería bendecir su voluntad, su cuerpo, su apariencia, y su espiritualidad, sino que quería Jesús extender su misericordia a todos los miembros de su familia que aceptaran su poder transformador.   Pero no se necesita estar endemoniado para que una persona necesite de la misericordia de Jesucristo, pues basta con ser pecador y entonces se necesita de esa misericordia especial.  Es esa misericordia para el pecador que Jesús envió por medio de aquel hombre transformado para el bien de su propia familia.
    Amados hermanos, debemos hacer todo nuestro esfuerzo, con dependencia en el poder del Espíritu Santo de Dios, para testificar a los miembros de nuestra familia, diciéndoles que Jesucristo es la fuente de misericordia, especialmente para la salvación eterna de sus almas, pero también que él es la fuente de misericordia para la transformación de la vida familiar, de los problemas conyugales, de los problemas sociales, de las adicciones, de los pecados, de los pleitos, y de todas las perversiones y depravaciones que pudieran estar alcanzando a nuestros propios seres queridos que están en casa.
 .
   CONCLUSIÓN: Cada una de nuestras familias debe estar experimentando la misericordia transformadora de Jesucristo, todos los esposos y esposas, hijos e hijas, toda la familia debemos ser la auténtica muestra de la misericordia de Dios para nuestra familia y para las personas a quienes les estaremos compartiendo el evangelio.   Es así como se propaga el mensaje del evangelio: Con las palabras de Dios, y con el testimonio de sus hijos.
3Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 4sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 1 Tesalonicenses 2.3–4

viernes, 11 de diciembre de 2015

Ya sea que la práctica sea descrita como “adoración” o “veneración”, o cualquier otro término, el problema es el mismo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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¿Es apropiado dirigirse a los ministros por el titulo de “Reverendo”? 

REVERENDO: Que es digno de reverencia.
REVERENCIA
¿CÓMO EMPIEZO A EXPRESAR REVERENCIA?
1. De la manera en que hablo acerca de Dios.
– No debo hacer bromas del Padre, o del Hijo, ni del Espíritu Santo.
– Nunca debo tomar el nombre de Dios en poco o en vano. Éxodo 20:7


2. De la manera en que sirvo a Dios.
– Todo servicio que hago como para el Señor, es digno de respeto. Colosenses 3:23-24
– Debo pensar en qué manera puedo agradar a Dios con un espíritu de temor y reverencia. 

  Hebreos 12:28

3. De la manera en que manejo la Palabra de Dios.
– Siempre debo estimarla como la Palabra inspirada de Dios. 2 Pedro 1:21 y 2 Timoteo 3:16
– Tengo que tomar su mensaje en serio y actuar a base de ella. Santiago 1:21


4. De la manera en que me comporto durante los servicios de la iglesia.
- Debo evitar platicar con amigos durante los servicios. Zacarías 2:13
– Debo enseñar a los niños la importancia de mostrar reverencia en los cultos.
– Debo procurar llegar a los cultos con una actitud de oración a Dios. Salmos 95:6


5. En la actitud que demuestro durante la oración.
- Una forma de manifestar reverencia en la oración es por inclinar la cabeza y cerrar los ojos.
– Debo evitar la risita o una actitud ligera en tiempo de la oración.


6. En mi comportamiento en un lugar dedicado a la adoración de Dios y la predicación de su Palabra.
- No debo gritar ni correr en el edificio antes ni después de los cultos.
– Debo ayudar a mantener el lugar de adoración limpio y ordenado para así mostrar honra y aprecio a Dios.


REVERENDO 
En la Biblia, la palabra “reverendo” le aplica a Dios y solamente a Dios. En ningun momento esa palabra le aplica a ningun hombre. Salmos 111:9 dice, “El [Dios] ha enviado redención a Su pueblo; Para siempre ha ordenado Su pacto; Santo y reverendo es Su nombre” (versión KJ). La palabra es traducida “temible” en la Nueva Versión King James, y Reina Valera.

Usted no puede encontrar en ningun lugar en el Nuevo Testamento donde Pedro, Pablo, Juan, Santiago o cualquier otro ministro fue alguna vez llamado “reverendo.” De hecho, Cristo prohibe esos titulos (Mat. 23:9).

El uso de titulos religiosos, como los de “Reverendo,” “Padre,” “Su Santidad,” etc., comenzaron en el primer siglo dentro de circulos religiosos cuando una gran apostasia habia comenzado. Fue en ese instante en que los ministros comenzaron a ponerse ellos mismos “en el lugar de Cristo.” Por ellos mismos decidieron darse titulos de divinidad. Los verdaderos siervos de Dios no van a usar esos titulos.

Sin embargo, es apropiado para los ministros ser llamados, “Ancianos,” “Pastor,” “Evangelista,” etc., porque estos son los titulos usados en el Nuevo Testamento.

"¿Es bíblica la veneración a los santos y a María?"

Respuesta:
La Biblia es absolutamente clara en que solo debemos adorar a Dios. Los únicos casos en que alguien más que Dios recibe adoración en la Biblia es cuando se trata de dioses falsos, los cuales son Satanás y sus demonios. Todos los seguidores de Dios el Señor rechazan la adoración. Pedro y los apóstoles se negaron a ser adorados (Hechos 10:25-26; 14:13-14). Los santos ángeles se negaron a ser adorados (Apocalipsis 19:10; 22:9). La respuesta es siempre la misma, “¡Adora a Dios!”

Los Católicos Romanos intentan “desviar” estos claros principios Escriturales, diciendo que ellos no “adoran” a María y a los santos, sino que más bien ellos sólo “veneran” a María y a los santos. El usar una palabra diferente no cambia la esencia de lo que se ha estado haciendo. 

Una definición de “venerar” es “respetar en sumo grado o dar culto.” En ningún lugar en la Biblia se nos dice que rindamos culto a alguien, sino solo a Dios. No hay nada de malo en respetar a aquellos cristianos fieles que se han ido antes que nosotros (ver Hebreos capítulo 11). No hay nada malo con honrar a María como la madre terrenal de Jesús. La Biblia describe a María como “muy favorecida” por Dios (Lucas 1:28). 

 Al mismo tiempo, no hay instrucción en la Biblia de reverenciar a aquellos que se han ido al cielo. Debemos seguir su ejemplo, sí, ¡pero nunca adorarlos, reverenciarlos, o rendirles culto!

Cuando son forzados a admitir que en realidad ellos adoran a María, los católicos argumentarán que ellos adoran a Dios a través de ella, al adorar la maravillosa creación que Dios ha hecho. María, en sus mentes, es la más hermosa y maravillosa creación de Dios, y al alabarla ellos están alabando a su Creador. Para los católicos, esto es análogo a dirigir alabanzas a un artista al alabar su escultura o pintura. El problema con esto, es que Dios explícitamente prohíbe ser adorado a través de las cosas creadas. No debemos inclinarnos y adorar a ninguna cosa que esté arriba en los cielos ni abajo en la tierra (Éxodo 20:4-5). Romanos 1:25 no puede ser más claro: “ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Sí, Dios ha creado cosas increíbles y maravillosas. Sí, María fue una buena mujer que es digna de nuestro respeto. No, absolutamente no debemos adorar a Dios “vicariamente,” alabando las cosas (o la gente) que Él ha creado. El hacerlo es obviamente idolatría.

La mayor manera en que los católicos “veneran” a María y los santos, es rezándoles. Como la siguiente declaración lo demuestra, el orar a alguien más que a Dios es anti-bíblico. “Es anti-bíblico orar a los santos y a María, ya sea que se ore directamente a María o a los santos, o que se les hagan peticiones como mediadores. Ninguna de estas prácticas es bíblica”. El orar es un acto de adoración. Cuando oramos a Dios, estamos reconociendo que necesitamos Su ayuda. Al dirigir nuestras oraciones a alguien más que no sea Dios, le estamos robando a Dios la gloria que solo le pertenece a Él.

Otra manera en que los católicos “veneran” a María y a los santos es creando estatuas e imágenes de ellos. Muchos católicos usan las imágenes de María o de los santos como “amuletos de la suerte”. Cualquier lectura superficial de la Biblia revelará que esta práctica es un claro acto de idolatría (Éxodo 20:4-6; 1 Corintios 12:12; 1 Juan 5:21). El frotar las cuentas del rosario es idolatría. Prender velas o veladoras ante una estatua o imagen de un santo o de María, es idolatría. El enterrar una estatua de José con la esperanza de vender tu casa (y un sinnúmero más de prácticas católicas), es idolatría.

La terminología no es lo importante. Ya sea que la práctica sea descrita como “adoración” o “veneración”, o cualquier otro término, el problema es el mismo. Cada vez que atribuimos a alguien más algo que pertenece a Dios, es idolatría. En ninguna parte de la Biblia se nos enseña a reverenciar, orar, depender, o “adorar” a alguien que no sea Dios. Debemos adorar solamente a Dios. La gloria, la alabanza y la honra pertenecen a Dios solamente. Solo Dios es merecedor de “... la gloria y la honra y el poder...” (Apocalipsis 4:11). Solo Dios es merecedor de recibir nuestra reverencia, adoración y alabanza (Nehemías 9:6; Apocalipsis 15:4).

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La mujer tiene un espíritu más sensible hacia las cosas de Dios: Es una necesidad congregarse con otros que comparten su fe

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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                                                Mi pareja no es cristiano: ¿qué hago?
Estas páginas tienen su enfoque en la realidad del mundo hispano, aunque se ha comprobado que la situación se da a nivel mundial: en la mayoría de nuestras iglesias hay más cantidad de mujeres que de hombres. Esto se debe, en parte, a que la mujer tiene un espíritu más sensible hacia las cosas de Dios, y siente necesidad de congregarse con otros que comparten su fe.
Al margen de los problemas de orden práctico creados por el mayor porcentaje de creyentes del sexo femenino, surgen asimismo problemas de relación para estas mujeres ––tanto en la iglesia como en el seno de la familia y en la sociedad en general. Los problemas se dan pues ellas intentan vivir su fe sin el apoyo de un esposo cristiano.
Ya en tiempos apostólicos se mencionaba el caso de una mujer con esposo no creyente (mientras que casi no se citaba el caso inverso, quizás por ser menos corriente),* y el mismo Pedro ofrece consejos para una mujer en esa situación (1 Pedro 3).
Distintos son los casos individuales. Bien se ha dicho que cada caso es un mundo. Las situaciones por las que cada uno atraviesa son resultado de circunstancias de origen diverso, por lo cual no podemos hablar de una solución universal. Sin  embargo, en estas páginas intentaremos señalar varios problemas que surgen como resultado de matrimonios mixtos, y hemos de mencionar algunas soluciones bíblicas para la mujer objeto del problema. Esta última, por lo general, lo resume en cinco palabras: “Mi esposo no es cristiano”.


SITUACIONES DIFICILES
La cuestión de los matrimonios mixtos  sigue provocando encrucijadas. Durante mis más de 20 años en el ministerio de consejos, he tratado innumerables casos de este tipo, unos más comunes que otros. Lo que sigue es una selección de variadas situaciones que dieron origen a o son resultados de matrimonios mixtos.
•Jóvenes cristianos evangélicos —mayormente señoritas— que por distintas razones se casan con quienes no comparten su fe en Cristo.
•Matrimonios de no-cristianos en que la esposa recibe a Cristo en su vida mientras que el marido permanece ajeno a la nueva fe de la mujer (oposición pasiva).
•Marido inconverso que además de no compartir la fe de su cónyuge, se opone a que la esposa practique su fe, y le impide toda conexión con la iglesia (oposición activa).
•Las actividades de muchas iglesias tienen una orientación familiar que, por razones obvias, dejan de lado a las mujeres que tienen esposos y/o familias inconversas.
•Con frecuencia las mujeres buscan orientación de pastores o líderes, quienes a veces son muy jóvenes o no están suficientemente equipados para abordar los múltiples problemas de estas damas.
•Si una de tales mujeres se hace amiga de un hombre de la iglesia, siempre surge el problema de los chismes.
•Mujeres con esposos inconversos a menudo se enamoran de un miembro de la iglesia, por lo general el pastor.
•Como contrapartida, hay pastores cuyo corazón se enternece ante una pobre mujer víctima de un esposo inconverso violento, desleal, adúltero y a veces borracho. En ocasiones el pastor cree que puede suplir la falta de compañerismo en la mujer, y termina enamorándose de ella.
•Algunas mujeres sufren del llamado “complejo de mártir” en razón de las dificultadas ocasionados por el marido no creyente.
•En innumerables casos hay que encarar el resentimiento, enojo o rencor que una mujer cristiana tiene hacia su esposo inconverso.
•Los amigos de la mujer a veces toman como propia la ofensa que ella ha sufrido por parte de su esposo, e intentan tomar partido en la situación familiar.
•Hay confusión  sobre cuál es la voluntad de Dios cuando el cónyuge es inconverso. Esto se debe a que no ha habido clara enseñanza sobre el orden bíblico para la familia.
•Existe asimismo el problema del comportamiento no bíblico de la esposa. Muchas mujeres sostienen equivocadamente: ”Si las puertas de la iglesia están abiertas, tengo que estar presente a pesar do lo que diga mi marido, a pesar de que él me prohíba asistir“.
•Además, hay que recordar a la familia que sufre las consecuencias de un esposo y/o padre que no cree en Jesucristo como su Salvador.


LOS PRINCIPIOS BIBLICOS PARA MATRIMONIOS MIXTOS
El apóstol Pedro, inspirado por el Espíritu Santo exhorta:

Asimismo, vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus esposas al observar vuestro casto y respetuoso comportamiento. Y que vuestro adorno no sea externo: —peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos— sino que sea el ser interno del corazón, con el adorno imperecedero de un espíritu tierno y sereno, el cual es precioso delante de Dios. Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. Así obedeció Sara a Abraham, llamándole señor, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor.(1)



¿INCOMPATIBILIDAD RELIGIOSA COMO CAUSAL DE DIVORCIO?
La mujer cristiana debe tener presente que la incompatibilidad de religión entre una esposa creyente y  su marido inconverso, bajo ningún concepto justifica la disolución del matrimonio. Pareciera obvio, pero uno de los errores más comunes  es creer que la conversión al Señor Jesús da derecho al divorcio dentro de un período determinado el cónyuge no se convierte a Cristo. Sin embargo, refiriéndose a los maridos incrédulos Pedro dice con claridad: “Vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados...”(2) Según el apóstol la mujer cristiana debe sujetarse al esposo aun cuando éste no crea en Cristo, aun cuando sea “desobediente”.*
Otro caso similar es el de la mujer creyente que se casa fuera de la voluntad de Dios (es decir con un inconverso). Ella cree que su arrepentimiento por haber contraído ese matrimonio incluye el derecho al divorcio para poder comenzar una nueva vida. Aunque en este pasaje Pedro se refiere en especial a las mujeres convertidas después del matrimonio, las enseñanzas se aplican también a las creyentes que optaron por casarse con inconversos. La orden divina es sujetarse y no deshacer la unión.
En tiempos bíblicos un alto porcentaje de matrimonios eran digitados, y los padres convenían de antemano el casamiento de sus hijos. En la India se dan situaciones similares todavía. A veces, por ejemplo, una muchacha cristiana no tiene voz ni voto y debe casarse con un inconverso en razón del compromiso asumido por los padres. El apóstol Pedro insiste en que la voluntad de Dios es sujetarse al marido.
Al hablar sobre el tema, el apóstol se dirige mucho más a las mujeres (1 Pedro 3:1–6) que a los hombres (sólo v.7). Es probable que el ojo profético de Pedro advirtiera que la situación sería más frecuente en las mujeres que en los hombres. No obstante otros comentaristas atribuyen la diferencia a un hecho cultural del primer siglo, época en que las mujeres poseían menos derechos. Si el hombre llegaba a conocer a Cristo primero, tenía la prerrogativa de llevar a su mujer a la iglesia sin que ella pudiera objetar. Consecuentemente los problemas resultantes no eran tan complejos.**


LA ESPOSA MARTIR QUE DEJA DE SERLO
Después de años de haber ayudado a mujeres en esta situación, he llegado a la conclusión de que desde el comienzo es imprescindible establecer metas correctas ––es decir bíblicas–– y luego mantenerlas.
Para ilustrar este punto consideremos el caso de la esposa sufrida cuyo esposo se convierte al Señor. Irónicamente, hay mujeres que ante este hecho retroceden en su vida espiritual, y a veces hasta entran en profunda depresión. ¿Qué ha ocurrido? Ellas tenían un foco de atención incorrecto. Su meta era ganar al esposo para Cristo en lugar de ser la persona que Dios deseaba de ellas ––independientemente de lo que pasara con el marido.
Algunas se concentran tanto en la meta de ganar al esposo, que este propósito acapara su vida toda. Cuando la meta se cumple, sienten que han perdido el propósito en la vida.
Otro grupo de mujeres llegan a estar cómodas en el papel de esposas sufridas y mártires. El esposo inconverso se convierte en excusa para tener un pie metido en el mundo y otro en la iglesia, y también es excusa para no profundizar su andar con el Señor. Cuando milagrosamente el marido se convierte, la inmadurez espiritual de ella queda al descubierto. Es más, se ha dado el caso de mujeres que, luego que sus esposos aceptaron a Cristo, tomaron la actitud opuesta y terminaron “convirtiéndose en inconversas”.
Ultimamente (y otros consejeros me han comentado que es más común de lo que yo pensaba) he sido testigo de casos en que, cuando el esposo se convierte en un verdadero creyente, después de tantos años de maltratos la esposa cree que el marido merece cierto castigo o que debe pagar por sus pecados. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario a la mujer: él es absuelto, perdonado, libre de culpa y cargo. Recuerdo una ocasión cuando no sospechábamos que la mujer estaba llena de resentimiento hasta que su esposo se bautizó... y ella corrió a su casa llorando de amargura, no de gozo. Según esta mujer, el esposo no había recibido el castigo que merecía.
Desde el principio pueden evitarse complicaciones si la mujer hace la distinción entre la meta (vivir con su esposo inconverso como Cristo desea, ser la clase de esposa que honra al Señor) y el deseo (ganar al esposo para el Señor). Pedro exhorta: “Asimismo estad sujetas...” La palabra “asimismo” se refiere a los versículos anteriores,(3)donde el apóstol se sirve de situaciones paralelas para instruir al pueblo de Dios sobre las actitudes, metas  y comportamientos convenientes en situaciones sociales similares. Pedro concluye esa sección de su carta citando el ejemplo del mismo Señor cuando tuvo que soportar los insultos de hombres malignos.(4)  Es entonces que aparece la palabra “asimismo” en referencia a la conducta de la mujer con su esposo inconverso.


SUJECION FEMENINA SEGUN LA BIBLIA
La mujer cristiana debe comprender las implicaciones de la sujeción bíblica.
Sujetarse es una actitud, mientras que obedecer es la acción que generalmente resulta de tal actitud. Sumisión es “reconocimiento y aceptación voluntaria de la autoridad de otra persona.” Es posible que haya obediencia sin sujeción. Sucede a menudo cuando uno obedece de mala gana, con amargura. No es ésa la voluntad de Dios ya que tanto valor tiene la actitud como la acción misma. Sin embargo, también existe la posibilidad de sujetarse (mantener una actitud piadosa) sin obedecer, y aún estar dentro de la voluntad de Dios.
La sujeción bíblica también se define como “aceptar que Dios puede perfeccionar su plan para mi vida a través de la persona que El ha puesto en autoridad sobre mí.”  La mujer debe tener confianza en que el esposo será instrumento de Dios para que en ella se cumpla la voluntad divina. A través de los años nuestra experiencia ha mostrado que, además del gozo que puede experimentar la mujer al obedecer al Señor en asuntos hogareños, ella siente alivio al comprender el significado de la línea de autoridad bíblica.*
Una tercera definición de sujeción es: “Vaciarse del yo voluntariamente, es decir crucificar el orgullo, y en su lugar tener el deseo y propósito de servir.”  Es una actitud que reconoce la autoridad que Dios le haya dado a otro a pesar de las debilidades humanas de ese otro. Sujetarse es estar libre del deseo de hacer las cosas siempre “a mi manera” Es una actitud que por lo general resulta en obediencia.

Asimismo, vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus esposas... Porque así también se adornaban en otro tiempo la santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. Así obedeció Sara a Abraham, llamándole señor...(5)

La sujeción no implica inferioridad ni superioridad. Jesús gozaba de una relación íntima  con su padre, una relación al mismo nivel, y sin embargo estaba sujeto. Sujeción tampoco sugiere que uno no tenga ni comparta una opinión; eso sería negar el profundo significado de “y los dos serán  una sola carne”.(6) Sujetarse es ponerse bajo la autoridad de otro en forma voluntaria y porque Dios lo ha ordenado.


OBEDIENCIA LIMITADA VS. ILIMITADA
Muchos me han preguntado hasta qué punto una mujer debe obedecer a su marido inconverso. De acuerdo a la Escritura, creo que la esposa ha de sujetarse y obedecer mientras eso no signifique cometer un pecado personal. Dios desea que haya sujeción al esposo en tanto que ello no implique violar un principio bíblico. Algunos sostienen que ella no es responsable cuando obedece a su esposo, y alegan que ante los ojos de Dios su marido es el responsable de lo que ella hace en obediencia a él. No estoy de acuerdo. Como hija de Dios ella tiene la responsabilidad de vivir en santidad.
Cuando un esposo ordena que su esposa cristiana haga algo que, evaluado a la luz de la Sagrada Escritura, implicaría cometer un pecado, el hombre está creando un conflicto entre la autoridad de Dios y la humana. Ambas son autoridades hacia quienes la Biblia demanda sumisión.

A continuación menciono algunos ejemplos de autoridad humana en conflicto con enseñanzas divinas: (En cada caso las mujeres eran cristianas.) Un estafador en Sudamérica pidió a su esposa que participara en sus robos. Un empresario norteamericano quiso que su mujer tomara parte en una fiesta —en realidad una orgía–– donde tendría relaciones sexuales con otros hombres. Un caso difundido por televisión donde un hombre deseaba que su esposa se acostara con el jefe de él a fin de conseguir una promoción y mejor salario. Otro caso en Latinoamérica cuando un padre ordenó a su propia hija  que se hiciera prostituta para incrementar la ganancia de la casa. En tales situaciones la sumisión al esposo ––o padre–– no incluye los actos pecaminosos ––es decir que existe la libertad bíblica de NO obedecer.
Sin embargo, un entendimiento correcto de la sujeción bíblica deja en claro que no debemos usar tal libertad como pretexto para hacer el mal. La exhortación es “no uséis la libertad como pretexto para la maldad, sino empleadla como siervos de Dios.”(7)  La libertad que Dios da para NO obedecer sólo se emplea en casos en que la obediencia implique pecado, pero jamás para zafarse de un compromiso marital.
Los ejemplos mencionados resultan obvios, sin embargo no todas las situaciones son tan fáciles de discernir. Es necesario tener principios guías.
La experiencia de Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3) nos brinda pautas de ayuda en la  decisión de conflictos morales. La situación de estos muchachos es semejante a los ejemplos anteriores. A estos tres judíos temerosos de Dios una autoridad humana les ordenó hacer algo que Dios claramente prohíbe (adorar a un ídolo) y que está en contra de sus leyes (Exodo 20:2–5). Por otra parte Dios nos exhorta a sujetarnos a la autoridad humana (Romanos 13:1–8; 1 Pedro 2:13–17; Tito 2:1). Por eso decimos que existe un conflicto moral entre obedecer la autoridad del hombre y seguir los mandatos de Dios.
Los principios que observaron Sadrac, Mesac y Abed-nego son tan contemporáneos hoy como lo eran en tiempos de Daniel.* 
Dice el profeta:

El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia... Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo... Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos... Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego... Habló Nabucodonosor y les dijo: ... Ahora, pues, ¿Estáis dispuestos para que al oír... de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.(8)

1) La intención de Dios es que la autoridad divina y la humana estén en armonía, y su voluntad es que nos sujetemos a la autoridad de quienes están en eminencia (Romanos 13:1–8).
2) Cuando haya conflicto entre la ley divina y la ley humana, o entre la autoridad divina y la humana, siempre es consecuencia de que la persona que representa el poder humano se ha apartado de los límites de autoridad otorgados por Dios. Consecuentemente, obedecer semejante mandato humano (adorar al ídolo, participar de una orgía, etc.) sería violar la Palabra de Dios.
3) Si nos halláramos frente a tal dilema, no debemos dudar en obedecer la ley de nuestro Dios (Daniel 3:15, 16).
4) Cuando esa obediencia signifique oponerse a la autoridad humana, podemos contar con el poder y la protección divinos (Daniel 3:17).
5) Debemos estar preparados para aceptar las posibles consecuencias de la obediencia al Dios vivo frente al enojo, la ira y la oposición humana (Daniel 3:18).
6) Aunque en casos de conflicto como los citados debemos obedecer a Dios antes que a los hombres, la postura bíblica ––pase lo que pasare- es una actitud de sumisión y respeto a la autoridad humana -rey, esposo, jefe, dueño (Daniel 3:16).
7) Una sugerencia final (sin conexión con Daniel 3) es el principio de la sustitución. En vez de declarar un “no” categórico, es aconsejable proponer una alternativa: lograr los mismos propósitos básicos que la autoridad humana tiene en mente, pero sin violar los principios divinos. (Véase Génesis 39 y Hechos 5:21–41.)
Un buen ejemplo de este principio se encuentra en la triste historia bíblica de Amnón y Tamar (2 Samuel 13). Amnón quería forzar a Tamar a acostarse con él. Tamar, en cambio, reconociendo no sólo el pecado sino también las múltiples consecuencias** de un acto tan perverso, sugiere una alternativa que no violaría los principios divinos: el matrimonio. “... que hables al rey, que él no me negará a ti.”(9)


CUANDO LAS PALABRAS ESTAN DE MAS
La mujer cristiana no debe tratar de convertirse en la voz de la conciencia del esposo. No podemos esperar que alguien se conduzca como cristiano si no lo es. Pedro enfatiza que al esposo se lo gana para Cristo sin palabras. “De modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus esposas al observar vuestro casto y respetuoso comportamiento.”(10)
No es necesario idear trampitas evangelísticas, colocar tratados debajo de su plato a la hora de comer ni estar continuamente sermoneando. Es probable que todo ello produzca un efecto contrario. El Espíritu Santo usará la conducta de la esposa para obrar en la conciencia del marido inconverso. Esto no significa que nunca haya que testificarle. Claro que sí. La conducta de la esposa brindará la oportunidad de testificar, y ella con toda libertad podrá explicar lo que Cristo ha hecho en su vida. Tanto antes como después del testimonio mismo, lo que importa y tiene aun más peso son las acciones y actitudes bíblicas (Mateo 5:16; Gálatas 5:19–23).


CONFIDENCIAS Y CHISMES
La mujer cristiana y su vida de oración son una combinación crucial cuando el cónyuge es inconverso. Pedro dice que un esposo impío es ganado sin palabra verbal, por lo tanto una esposa creyente ha de dirigir sus palabras primordialmente a Dios.
Es muy cierto que para una mujer sufrida será beneficioso compartir su problema con otras cristianas que le ayuden a sobrellevar la carga (Gálatas 6:2), pero debemos hacer algunas advertencias. En primer lugar, ello nunca debe ocupar el lugar de la oración. Las confidentes cumplirán con la ley de Cristo sólo cuando ayuden a sobrellevar las cargas, no al entrar en chismes, calumnias u otros pecados comunes a estos casos (aunque a veces se cometan de manera inconsciente). Para prevenir estas desviaciones hay que utilizar discreción y discernimiento al escoger a las confidentes. Como resultado de los chismes, muchos esposos tienen que hacer frente a la vergüenza y el bochorno de saber que la mitad de los miembros de la iglesia conocen los problemas matrimoniales de la pareja. Mi consejo es tener un máximo de dos compañeras que se comprometan a sobrellevar las cargas y a orar. Deben ser mujeres maduras en la fe, tal vez mayores de edad, que también puedan instruir a la esposa en problemas.(11)


SANTIDAD Y RELACIONES INTIMAS
La mujer cristiana debe sujetarse sexualmente a su esposo inconverso. El fundamento bíblico “Vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos”(12) incluye los asuntos sexuales. Desafortunadamente muchas mujeres cristianas hoy día alegan: Ya que soy cristiana no debo... no osaría... usted sabe, Jaime... una mujer santa no debe tener relaciones sexuales con su esposo inconverso.  Existen muchos conceptos erróneos acerca del significado de una vida santa. Admito que la sexualidad es un tema delicado, pero es imprescindible hablar con claridad.
Mencionaré tres cuestiones comunes que, a menudo, hemos enfrentado en el ministerio de orientar a la gente.

1) El esposo es inconverso e infiel a su mujer, y ésta pregunta: “¿Tengo que seguir sujetándome sexualmente?” No encuentro ninguna indicación bíblica que permita a una creyente comportarse en forma no-bíblica debido a que su esposo está en pecado sexual. Mientras la pareja esté viviendo bajo el mismo techo, continúa en vigencia el siguiente principio:

Que el esposo cumpla su deber para con la esposa, e igualmente la esposa lo cumpla con el esposo. La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino que el esposo es el que la tiene. Y asimismo, el esposo no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, pero la esposa sí la tiene.(13)

2) El esposo pide algo fuera de lo normal en las relaciones íntimas. En la actualidad muchos hombres inconversos (lamentablemente también algunos cristianos ) llenan sus mentes de material pornográfico; tienen conversaciones de tono subido con sus compañeros y amigos e imaginan que les falta algo en la vida íntima. Como resultado piden a sus esposas actos sexuales no convencionales (me refiero a las relaciones íntimas entre ambos, sin la intervención de terceras partes). ¿Tiene que sujetarse la esposa?  Aunque esta cuestión necesitaría una respuesta detallada, en estas páginas resumiremos diciendo que si el requerimiento del esposo no produce daño físico (que sí sería el caso del sadomasoquismo) ni viola un principio bíblico (homosexualidad, bestialidad, adulterio, etc.) la Biblia declara que el lecho matrimonial está sin mancilla.(14)

3) El esposo ha contraído una enfermedad venérea, por lo general como resultado de sus relaciones sexuales extramatrimoniales. Sin embargo, desea  tener relaciones intimas con su esposa. ¿Ha de sujetarse sexualmente una mujer cristiana sabiendo que su esposo está infectado con tal enfermedad contagiosa? Hay que tomar en cuenta tres verdades: a) el cuerpo humano es el templo del Espíritu Santo;(15)  b) el mal venéreo no perjudica sólo a la presente generación sino también a la siguiente;  c) lo más factible es que la infección haya sido contraída por adulterio (tal vez incluso con una prostituta). Por lo tanto, creo que una esposa cristiana, en esas circunstancias, tiene la libertad de no consentir las relaciones sexuales. Ella debe reanudar el contacto sexual con su esposo siempre y cuando él tenga puebas médicas de que se haya curado y de que la enfermedad ya no sea contagiosa.*


¿CELOS DE LA IGLESIA?
La mujer cristiana no debe provocar a celos al esposo. El apóstol dice con claridad que el marido es ganado para Cristo por el comportamiento casto.(16)   Muchas veces en el Nuevo Testamento la palabra griega que aquí se traduce “casto”, es traducida “puro”.(17) Esa conducta casta y pura hace referencia a la batalla mental de algunas mujeres cuyos esposos no son de Cristo. Ella se siente tentada a comparar al esposo con los hombres de la iglesia e incluso con el pastor. Sin embargo, debe estar alerta a fin de que su esposo no tenga motivos para sospechar infidelidad marital ni sienta que sus obligaciones conyugales se están debilitando. Como las actividades de la iglesia a menudo hacen que la esposa esté fuera de la casa, quizá el hombre se sienta tan celoso de la iglesia como de otro hombre.
“Pero mi esposo no me deja ir a la iglesia,” exclamó dolorida una mujer que vino a pedir consejo. Sin duda estamos ante una situación que choca con un mandato bíblico inequívoco “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre”.(18) En primer lugar, recomiendo a la mujer que vive este drama hacer un inventario de su tiempo, a fin de saber con exactitud cuánto está fuera de la casa atendiendo los asuntos de la iglesia. Es posible que haya provocado los celos de su esposo por pasar demasiado tiempo en la iglesia. Si así fuera, sería aconsejable trazar un plan bíblico que abarque tiempo con su familia y además comunión y edificación en la iglesia local: 
1) Revisar —Biblia en mano— las prioridades de la vida.
2) Asegurarse de mantener actitudes bíblicas en el hogar y estar libre de resentimiento.
3) En oración y con sabiduría establecer qué reuniones o actividades de la iglesia serán más beneficiosas para la vida espiritual, y darles prioridad. (Es posible que la mejor alternativa sea asistir a encuentros fuera del templo, como un té de damas o una reunión hogareña. Hay muchos hombres que sólo se oponen a las reuniones formales en el templo mismo.)
4) Luego de pasar tiempo en oración, ir directamente al esposo y solicitarle permiso para asistir a la actividad de la congregación. En caso de haber pasado más tiempo del razonable en los asuntos de la iglesia, comenzar pidiendo perdón al marido por esa negligencia.
5) Vivir cada día mostrando al esposo que él tiene un lugar prioritario en la pareja. La experiencia demuestra que, por lo general, cuando un esposo percibe que él está primero en las prioridades de su mujer (aunque en realidad el Señor esté primero -Mateo 6:33), y cuando advierte que Dios está convirtiendo a su mujer en una esposa más dedicada, una amante más fervorosa, una madre más sabia y una persona más auténtica, ese marido permitirá que su esposa asista a algunas reuniones.


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