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martes, 1 de septiembre de 2020

¿PODEMOS VIVIR EN MATRIMONIO MANTENIENDO NUESTRAS DIFERENCIAS?

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6

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DE LA FANTASIA A LA REALIDAD Hay momentos en que enfrentar la realidad es realmente difícil. Sin embargo, es mucho más lamentable y peligroso vivir tratando de ignorarla. Si usted ha elegido el matrimonio para poder vivir en el mundo de la fantasía o muy pronto terminará su fantasía o lamentablemente terminará su matrimonio. Es verdad que generalmente somos atraídos por personas diferentes, pero la historia es totalmente diferente cuando tenemos que vivir con ellas. Esa es una razón por la que la mayoría de las parejas tienen serios conflictos cuando descubren lo diferentes que son.

Todo cónyuge en determinado momento comenzará a vivir temporadas de antagonismo al notar lo diferente que es la persona con quien eligió casarse. Todo matrimonio tarde o temprano tendrá uno de esos diálogos que en vez de traer esperanza, nos deja con un sabor amargo y que en vez de ayudarnos a encontrar respuestas, nos crea un sinnúmero de signos de interrogación. Es posible que alguna vez usted haya escuchado algunas de la siguientes declaraciones: «Somos tan diferentes que lo mejor sería separarnos», «Somos demasiado diferentes, y aunque no creo que es bueno separarse, creo que de aquí en adelante debes hacer las cosas a tu manera porque yo las haré a la mía», «Cuando yo pienso blanco, tú piensas negro», «Estas diferencias nunca terminarán». Por supuesto que no son palabras fáciles de escuchar y mucho menos si éstas salen de los labios de aquella persona con quien nos comprometimos a permanecer juntos para toda la vida.
 
Por dolorosas que sean estas palabras, sin duda, expresan grandes verdades. Lo desagradable es que nos anuncian que vienen consecuencias que ningún ser racional desea. Separarse o divorciarse por las diferencias, es tan ridículo como querer casarse con alguien que sea igual a uno. Resentirse y no aceptar las diferencias es como querer tener a su lado un robot. Alguien que hable, piense, haga y diga todo lo que uno le mande. Pero, ¿es realmente eso lo que busca el cónyuge que está haciendo estas declaraciones? Mi respuesta enfática a esta pregunta es un rotundo no. Lo que generalmente la persona busca es ser entendida, y en medio de su frustración expresa su desaliento. Obviamente este cónyuge siente que sus puntos de vista, sus formas de hacer las cosas, sus anhelos, sus deseos, no se están tomando en cuenta en la medida que espera.
Hoy, a diferencia de lo que pensaba antes, y después de muchos años de matrimonio, pienso que tras estas declaraciones se encuentra oculto un buen mensaje que se está entregando con el propósito de que sea comprendido. Debo reconocer que no siempre he pensado tan positivamente, pues hubo momentos en que al escuchar estas declaraciones de preocupación de mi esposa, sentí que todo mi mundo familiar se desmoronaba. Cada vez que escuchaba estas palabras me parecía oír el anuncio de una separación, sobre todo cuando concluíamos que no valía la pena seguir hiriéndonos. Era amenazante pensar que no tenía sentido seguir juntos si cada vez que yo hacía algo que a ella no le agradaba, o cada vez que ella hacía algo que a mí no me agradaba, volvíamos a discutir acaloradamente acerca del problema, y una vez más, después de conversar y expresar cada uno sus puntos de vistas, llegaríamos a la repetida y decepcionante conclusión: «Somos demasiado diferentes».

En determinados momentos y queriendo entender nuestras diferencias, tanto mi esposa como yo, tomamos el tiempo para pensar en el pasado y estudiar los antecedentes familiares de cada uno. Después de analizar las respectivas familias, llegamos a la conclusión de que una de las razones por la cuales somos tan diferentes es por la forma tan diferente en que fuimos criados. Creo que todos estamos de acuerdo con esta conclusión, pero una conclusión no es una solución, sobre todo cuando sabemos que tal vez nuestras diferencias nunca terminen y que algunas de ellas nos acompañarán toda la vida. El resultado de este frío análisis ha sido la frustración de mi esposa, su desesperanza y su respectiva declaración comunicándome que ella no podía vivir tranquila con estas diferencias. Precisamente en aquellos momentos aparecía en mi mente una gran incógnita. Si no podemos vivir tranquilos con nuestras diferencias, ¿cuál debería ser la solución o cuál debería ser el siguiente paso? Me pregunté muchas veces, ¿qué debe hacer una pareja que no sabe cómo vivir con sus diferencias?
Soy de las personas que piensan que determinaciones tan importantes como estas de ninguna manera deben ser producto de una decisión emocional, abrupta y sin profunda meditación. Esa es la razón por la que, cuando tuvimos estas dificultades en nuestro matrimonio, decidí pensar seriamente sobre el asunto. Tomé la decisión de investigar lo que Dios desea que todos nosotros hagamos cuando nos encontremos en esas circunstancias. Me repetí constantemente a mí mismo: Si Dios nos creó diferentes y permitió que con diferentes antecedentes, deseos, costumbres, anhelos y metas lleguemos a ser un matrimonio que está supuesto a convivir en la relación interpersonal más cercana e íntima de este mundo, es imposible que Él no tenga una respuesta, no es posible que no haya dejado un camino para poder convivir. Mi conclusión una vez más me daba esperanza pues Dios es el autor del matrimonio, Él creó la familia y sin duda tiene respuestas a nuestras más grandes interrogantes.

Creo que la mayoría de los cristianos, cuando buscamos el consejo divino, actuamos de la misma manera. Generalmente estamos esperando que Su consejo coincida con nuestras expectativas, pero muy pronto me di cuenta de que las respuestas que yo esperaba no eran las que la Biblia me entregaba. Una vez más tenía que ser recordado que las respuestas divinas no siempre son las que los orgullosos y egoístas seres humanos esperamos. Si las respuestas hubieran sido lo que mi esposa y yo esperábamos, Dios habría tenido que darnos dos respuestas diferentes y al aplicar sus consejos, en vez de terminar nuestros conflictos más bien nos habríamos metido en otros mayores porque tanto mi esposa como yo, esperábamos que la Biblia nos diera la razón.
La fórmula divina que descubro en las páginas de la Biblia realmente me resulta paradójica porque rompe los ideales humanos de la misma forma que lo hacen muchos de sus principios. En la historia podemos notar que cada vez que una sociedad ha encontrado una desarmonía entre sus valores y los valores divinos, ésta ha tratado de ridiculizar los categóricos principios y mandamientos divinos. A través de los siglos, los hombres han rechazado los altos valores divinos, porque sin duda, éstos se salen de las expectativas humanas. Las fórmulas divinas no son fácilmente aceptadas por nosotros los humanos. Es difícil aceptar que si nos humillamos, seremos exaltados y si sufrimos seremos bienaventurados. Estas son fórmulas que no encajan en nuestro orgulloso corazón. Pero, Dios no se ha equivocado. Estos fueron los principios que rigieron la vida de Jesucristo, y aunque a los ojos de sus contemporáneos puede haber terminado como un perdedor, ante los ojos de Dios-Padre, su humillación le llevó a la exaltación y su actitud de siervo a la posición de Rey.

Después de pensar en todo lo expuesto, creo que fundamentalmente el éxito de la relación conyugal radica en aceptarnos tal como somos. Ninguno debe intentar cambiar a su cónyuge, más bien cada uno por sí solo debe determinar hacer todos los cambios que sean indispensables para la adecuada relación matrimonial.
Estos cambios serán efectivos siempre y cuando se tome en cuenta las necesidades de la persona amada y cuando nuestra determinación de cambiar no esté basada exclusivamente en la opinión humana sino en el consejo divino, aunque éste vaya en contra de los anhelos humanos.

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viernes, 19 de agosto de 2016

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable...el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Después de la luna de miel

Para tí, esposo y padre

La luna de miel

Por Jorge Taylor

Y AHORA, ¿QUÉ?

La luna de miel ha terminado y te hallas en casa con tu esposa. Ante ambos se abre una nueva etapa llena de insospechadas interrogaciones.
La luna de miel fue una experiencia inolvidable y feliz que comenzó al concluirse la ceremonia nupcial y salir de viaje. Ahora has empezado otro tipo de relación, “posiblemente una de las más importantes en la vida del hombre”.
Eres esposo. Eres marido. Te parecerá casi increíble, pero… ya estás casado.
¿Qué puedes esperar? ¿Será el matrimonio como lo habías soñado? ¿Qué puedes hacer tú para que la unión de los dos sea feliz? ¿Cómo desempeñar tu parte a cabalidad para que la vida matrimonial resulte satisfactoria en todos sus aspectos?
El éxito del, matrimonio depende de que cada uno de los dos contrayentes cumpla cabal y fielmente las funciones y responsabilidades que le pertenecen. Mucho le toca a tu mujer, desde luego, que es tu querida esposa y el alma de la casa. Pero quizás mucho más a ti, que como hombre llevas la dirección del hogar.
Cuando una pareja decide formalizar su amor en el matrimonio, ambos están generalmente llenos de ilusiones y convencidos de que la unión ha de ser, como se suele decir, “para toda la vida”.
¿Cuáles son, sin embargo, las causas de que no siempre ocurra así? Es un hecho sabido, hoy día más que nunca, que un número considerable de matrimonios terminan en fracaso. Se calcula que dentro de unos diez años más del 50 por ciento tendrán serias dificultades o se hallarán al borde “del divorcio”. ¿Por qué?
La felicidad matrimonial es el resultado de un ajuste de personalidades sobre una base mutua de amor. Cuando alguno de los dos —o ambos— falla en cualquier aspecto de la parte que le corresponde, el equilibrio matrimonial se rompe y la vida en común se hace aburrida o insoportable, si es que antes no termina en la separación.
Pero ese ajuste es algo casi imposible, dirás, puesto que en la vida real muy rara vez se encuentran dos personalidades que armonicen a perfección entre sí. Cierto, y por eso precisamente es aquí donde aparece la primera palabra clave hacia una relación satisfactoria.
Esa palabra es adaptación. Cuando tanto tú como tu esposa entienden y reconocen las respectivas áreas de su responsabilidad en la unión, están en condiciones de adaptarse cada uno a la personalidad del otro.
¿Qué quiere decir esto? Adaptación no significa necesariamente ceder siempre. No es que el hombre espere que su mujer se acomode constantemente a sus puntos de vista; ni que la mujer pretenda que su esposo haga siempre lo que ella quiere. El secreto consiste sencillamente en buscar cada uno primero el bienestar y la satisfacción del otro. Lo cual lleva en sí el resultado sorprendente de producir también la propia satisfacción y el propio bienestar.
La capacidad de adaptación depende proporcionalmente del grado de madurez emocional. Muy a menudo nos encontramos con personas que, aunque adultas en edad —veinte, treinta, o más años— se comportan no obstante como niños.
Seguro que tú conoces muchas personas de ese tipo. De todos modos, permíteme señalar aquí las principales características que muestra la persona que posee madurez emocional.
Podemos empezar por la objetividad. La persona dotada de madurez emocional tiene la capacidad de contemplar cualquier situación desde distintos puntos de vista además del propio. No permite que sus sentimientos o sus intereses personales interfieran con su juicio. Sabe, como si dijéramos, salirse de sí misma y ponerse en el lugar de los demás. Su pensamiento es “objetivo”, es decir, ve no sólo por sus ojos, que es lo “subjetivo”, sino también por los ajenos.
Es obvio que esta cualidad de ser objetivos es de suprema importancia en el matrimonio, donde a diario se presentarán situaciones en que los puntos de vista del marido y su mujer diferirán uno del otro. Puede decirse, además, que sin objetividad no puede haber adaptación.
La madurez emocional se halla también en lo que pudiéramos llamar relación de edad. Quiere decir que una persona normal ha de actuar y conducirse en todo momento en relación a su edad cronológica. “Un niño de cinco años, por ejemplo, que se comporte y piense como un niño de cinco años demuestra madurez emocional. En cambio, una mujer de treinta que actúe como una niña de trece o catorce dista mucho de poseer madurez emocional.
En realidad, pocas cosas hacen tan difícil la adaptación en el matrimonio como el hecho de que alguno de los dos —o ambos— carezca de madurez emocional por falta de relación de edad. El niño ha de ser y hacer como niño; el adolescente como adolescente; el adulto como adulto; el anciano como anciano.
El concepto de la madurez emocional envuelve también sentido de responsabilidad. La persona ha de ser capaz de “responsabilizarse con sus decisiones” —y no refugiarse o depender de las decisiones de otras personas. Significa primeramente que las decisiones no han de tomarse a la ligera, sino como producto de una consideración previa de todas las posibles consecuencias; luego que una vez tomada una decisión, la persona deberá estar dispuesta, a seguir todos los pasos que la misma requiera.
Otra cualidad que forma parte de la madurez emocional es la aptitud de actuar en la vida con independencia. No me refiero a actuar con aislamiento o rebeldía, sino más bien a la capacidad de tomar decisiones y asumir responsabilidades que viene con el desarrollo completo de la personalidad.
Es de suma importancia para la paz del matrimonio que tanto el esposo como la esposa se hallen independientes de ataduras ajenas a su unión. Sucede a veces que el que se casa no parece darse cuenta de que ha entrado en una nueva vida en la que debe cortar, o por lo menos subordinar, la mayoría de sus lazos e intereses con el pasado.
Hay matrimonios en que la esposa; una mujer que por edad ya ha alcanzado completamente la etapa adulta, continúa no obstante apegada a su madre como si aún estuviera en la niñez.
El mismo caso se presenta también a la inversa. Conocí a un hombre que, aun después de casado, tenía que ir todos los días a casa de su madre, donde casi siempre se quedaba a comer. Su esposa preparaba la comida… sólo para quedarse esperando la mayor parte de las veces. Un día la pobre mujer no pudo más y confrontó a su marido con la situación: o compartía la vida con ella como Dios manda, o ella se iba definitivamente para casa de su madre.
Si el que se casa resulta incapaz de asumir la independencia que el matrimonio exige, es que carece de madurez emocional y por lo tanto no puede ser feliz ni traerle felicidad a su cónyuge.
Vale notar lo que dice la Biblia en referencia al matrimonio: “Por esta causa dejará el hombre padre y madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.” Claramente quiere decir la Palabra de Dios que el que se casa ha de independizarse completamente de toda unión anterior, aun la más cercana en la sangre.

LA ADAPTACIÓN EMOCIONAL

Al hablar de la adaptación emocional estoy refiriéndome a una de las cualidades más importantes de la personalidad. Es algo que tiene que ver con el control y dirección del mundo variado de los sentimientos. La capacidad de adaptación emocional es indispensable para la armonía y comprensión en el matrimonio, pues de ella depende en alto grado el éxito en la actividad sexual, en las relaciones sociales, y en la organización económica.
Debes empezar, marido recién casado, por reconocer que entre el hombre y la mujer existe una enorme diferencia en la forma de expresar sus emociones. Generalmente el hombre es comedido, mientras que la mujer es espontánea. El hombre piensa que con una vez que diga las cosas basta; la mujer, en cambio, necesita oír con frecuencia las mismas palabras amorosas de su esposo.
No te debes extrañar, pues, si cada mañana o una vez por semana tu esposa te pregunta si todavía la quieres. Esto es para ella como el agua fresca para las plantas. Significa que no debes ser parco en prodigarle a tu esposa los elogios, las atenciones y las galanterías que solía recibir de ti durante la época del noviazgo.
Desde el punto de vista del hombre, el hecho de volver y permanecer en el hogar luego de todo un día de trabajo es prueba suficiente de su amor hacia la mujer. Para ti, tal vez; pero para ella no basta. Tu esposa necesita tus demostraciones de cariño, escuchar de tu voz el “¡Te quiero!” y toda la ternura que refleja el misterio del amor.
Si te examinas a ti mismo, tendrás que admitir que tú también necesitas de las manifestaciones de cariño y de los mimos de tu esposa, si es que de veras la quieres, Pues la expresión del amor es mucho más importante aun para el alma femenina.
En segundo lugar, debes tener en mente que en el matrimonio se busca la unidad de dos personalidades. Pero esta unidad ha de ser para enriquecerlas a ambas, nunca para impedir su respectivo desarrollo. Es decir, tanto tú como tu esposa continuarán desarrollando cada uno su propia individualidad. La unidad de los dos servirá precisamente de estímulo recíproco para ello y a la vez para que los dos lleguen a formar y a ser “una sola carne”.
“Cada marido —dijo Fritz Künkel— es responsable de darle a su mujer la oportunidad de hacerse más mujer de lo que era antes del matrimonio”. Esto significa que la personalidad de la mujer seguirá desarrollándose y que la actitud del marido habrá de contribuir bien a estimular o bien retardar ese desarrollo. Tu esposa no deberá seguir siendo niña ni estancarse en su desarrollo, sino al contrario: gradualmente deberá ir haciéndose más y más mujer. Pero tú tienes que ayudarla.
Permíteme insistir. Esta unidad de la vida matrimonial no significa que las dos personas habrán de llegar a sentir y ser la misma cosa. No; lo que quiero decir es que los dos llegarán a conocerse mejor, a identificarse el uno con el otro y a hacerse cada uno cómo un complemento del otro. Hay una expresión familiar que sirve para ilustrar esta idea: “Mirar uno por los ojos del otro”.
Al principio esta adaptación emocional puede resultar difícil para ambos, ya que en cierto modo significa comenzar a pensar no tanto en yo como en nosotros. Después de haber vivido todos los años anteriores de la vida —dieciocho, veinte, treinta, a veces más— pensando solamente en mí, no es fácil cambiar de pronto y comenzar a pensar en nosotros. Pero es muy necesario e importante. Cuando tú puedas pensar ya en unidad y en lo que tú y tu esposa van a decidir o a hacer, sentirán ambos el aliento estimulante de una nueva corriente de vida.
La adaptación emocional supone también interdependencia emocional. Y esto es importante. En muchos matrimonios existe de hecho una relación de dominio y sumisión, bien sea que el hombre es el dominante y la mujer se somete o a la inversa. En estos casos puede tal vez haber adaptación; pero será una adaptación forzada, anormal. Según estudios e investigaciones, tales matrimonios no pueden conocer plenamente la felicidad. Esta sólo puede alcanzarse cuando entre los dos existe interdependencia emocional, es decir, cuando cada uno depende del otro por lo menos en los aspectos básicos del matrimonio.
No olvido en este punto lo que nos dice la Biblia, que el hombre es la “cabeza del hogar”. Creo que el hombre debe ser el que decida, el que represente, el que ayude y el que asuma, en una palabra, la dirección del hogar. Pero esto no quiere decir que necesariamente el marido haya de ser un dictador, que impone su voluntad y que toma decisiones sin consultar, gústele o no, a su mujer. La interdependencia emocional significa que esa dirección se ha de inspirar en el amor y la comprensión, no en el dominio y la fuerza.
Algo que puede ayudarte en la adaptación emocional es recordar que todavía 10 y tu esposa están en el proceso de conocerse. Generalmente los recién casados han llegado al matrimonio con la idea de que ya se conocen bien. Posiblemente tú piensas que conoces bien a tu esposa. Pues déjame decirte que antes de casarse uno ha conocido sólo una pequeña parte de la personalidad del otro. Es luego en el matrimonio que va descubriendo y sabiendo cosas que antes ignoraba. Dice el Dr. Künkel que se necesitan por lo menos siete años de vivir con una mujer para empezar a conocerla. Así que no pienses que ya tú conoces a la tuya; lejos de eso, vas a ver que cada día te trae rasgos o facetas nuevas de la personalidad de tu mujer que no sospechabas.
Algunos hombres llegan a pensar que su mujer los engañó cuando eran novios pues entonces no mostraban tal tipo de conducta. Pero tal no es realmente el caso. Lo que sucede es que como tú la veías sólo en determinadas situaciones y no todo el tiempo, no podías conocer muchos aspectos de su personalidad. Ahora que viven juntos es otra cosa. Como están bajo el mismo techo, duermen en la misma cama, comen en la misma mesa, y se ven en los más íntimos detalles de la vida doméstica, tienes amplia oportunidad de ir descubriendo y conociendo lo antes no habías podido saber de tu esposa.
Por último, quizás el factor más importante en la adaptación emocional es el grado de madurez emocional que tú y tu esposa hayan alcanzado. Ya hemos comentado sobre el caso de personas que son adultas cronológicamente hablando pero emocionalmente se comportan como niños.
Una persona madura emocionalmente no es como un niño. El niño demanda constantemente; quiere recibir pero no sabe cómo dar. El fenómeno cambia algo en el caso de los adolescentes. Los adolescentes también exigen, sólo que muchas veces no quieren aceptar lo que se les da. Es la misma falta de madurez emocional. La persona con madurez emocional es una que puede recibir y dar amor, cosa que es indispensable para el éxito de un matrimonio.
Otra señal de madurez emocional es la capacidad de comprender los sentimientos de otras personas. Comprender en este caso lleva también la idea de participar. Es muy importante que puedas comprender a tu esposa, es decir, sentir lo que ella siente, identificarte emocionalmente con ella. Cuando llegas a tu casa por la noche y encuentras que tu mujer está triste o desilusionada, tu comprensión será la habilidad de identificarte con ella, de ponerte en su lugar y tratar de saber por qué ella se siente triste o desilusionada. La comprensión a tiempo puede disolver muchas nubes ligeras, impidiendo que se acumulen y se conviertan más tarde en tempestades.
Las personas dotadas de madurez emocional suelen también ser objetivas. O sea, pueden reconocer sus propias faltas y sus propias limitaciones, y están dispuestas a aceptarlas y a corregirlas en vez de tratar de esconderlas y huir de ellas. Cuando el esposo posee la virtud de reconocer sus faltas tanto como las de su esposa y tiene la capacidad de identificarse con ella, el matrimonio está en el camino seguro de la adaptación emocional y la felicidad conyugal.
Tal vez pienses que en el caso particular de tu vida matrimonial la adaptación emocional es muy difícil. En realidad, no tiene por qué ser así. Si ambos, el esposo y la esposa, están de veras interesados en alcanzar la felicidad en su matrimonio, la mitad de la batalla está ganada. Algo que ayudará mucho es que tú, como esposa, se señalen algunas metas para los próximos dos o cinco años. La primera de esas metas debe ser el llegar a comprender bien a tu esposa/o. Lo que quiero decir es que, si hay una meta, ya tú tienes algo a que ceñirte, algo que te sirva de guía.
A menudo nos encontramos con personas que han ido al matrimonio sin ninguna meta. Las probabilidades de que esos matrimonios tropiecen con dificultades son muchas. Ninguna otra meta mejor para tu paz emocional, pues, que la de llegar a comprender de la manera más completa a tu esposa, identificándote con ella y haciendo así que ella encuentre también la paz emocional en su propia identificación contigo.
En su libro Noviazgo, matrimonio y familia, la pareja Schnepp ofrece una serie de consejos acerca de cómo alcanzar la madurez emocional. He aquí esos consejos:
    • Tener dominio propio.
    • Buscar la base racional que hay siempre detrás de todo conflicto emocional.
    • Respetar cada uno al otro y considerar sus necesidades y deseos.
    • No alterarse por cosas insignificantes.
    • Estar dispuestos a tomar decisiones y a hacerse responsables de las mismas.
    • Tener un punto de vista que incluya no solamente las conveniencias propias sino también las de la familia y la comunidad.
    • Adquirir un sentido de equidad guiado por el propio criterio.
    • Poseer una fe profunda y sincera.
    • No caer en la minucia que se manifiesta en encontrar fallas y en regañar o ridiculizar a los demás.
    • Reconocer el derecho del otro a que se contesten sus preguntas y a quedar satisfecho.
    • Estar dispuestos a transigir, excepto en lo fundamental.
    • Ser generosos.
    • Tener sentido de humor.
    • Admitir la corrección y sacar buen provecho de ella.
    • Estar constantemente procurando el mejoramiento y el progreso.
    • Simpatizar con los demás y tratar de comprenderlos y de ayudarlos en sus problemas.
    • Hacerse dignos de confianza y practicar la puntualidad.
    • Cooperar, como cónyuge, a la formación de un hogar en el que todos puedan encontrar paz, amor, dicha y seguridad.

Dando por sentada la necesidad indispensable de la adaptación sexual , quisiera recordarte que hay también una adaptación a los distintos cambios o reacciones de tu compañera, cosas que tú no esperabas, cosas que a veces no puedes explicarte. Piensa también en la adaptación cuando surjan las dificultades, las luchas, las peleas. No sé cuándo tendrás el primer disgusto serio con tu esposa ni cuándo se peleará la primera batalla; pero sí te digo que es importante aprender a pelear en la vida del matrimonio. Muchas veces el primer disgusto, la primera pelea, señala pautas para el futuro.
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lunes, 7 de octubre de 2013

Matrimonios forzados: Los niños en la mira

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Niñas en matrimonios forzados 
 

En 2020 142 millones de niñas cambiarán juguetes por marido, a veces de 60 años

 
En 2020 142 millones de niñas cambiarán juguetes por marido, a veces de 60 años
Afganistán, 11 de Septiembre de 2005. Faiz de 40 años con su mujer Ghulam de 11 años / Foto: Stepanie Sinclair
 
Se siguen dando matrimonios concertados con niñas que no llegan a la adolescencia. Muchas sufren graves secuelas físicas y psicológicas. Según Unicef, el 36% de mujeres del mundo de 20-24 años fueron casadas antes de los 18 años.
16 DE NOVIEMBRE DE 2012, MADRID
Lo cierto es que cada año, millones de niñas siguen sufriendo las consecuencias de un matrimonio precoz. Algunas de ellas son tan jóvenes que durante la boda sostienen juguetes entre sus manos. En estas circunstancias, se espera que se conviertan en madres en sus primeros años de adolescencia, cuando ellas mismas todavía siguen siendo niñas.

"Para el año 2020, 142 millones de niñas inocentes en todo el mundo serán separadas de sus familias, privadas de una educación y puestas en peligro debido al matrimonio de menores", afirma Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas.

UNA PRÁCTICA MUY ARRAIGADA
Según información de la plataforma  www.tooyoungtowed.org , las familias sufren una gran presión social por seguir estas prácticas en las comunidades en las que el matrimonio precoz está muy extendido por la sociedad.

Por ejemplo, en algunos pueblos afganos, se considera una deshonra si las hijas de la familia tienen citas con chicos y en la mayoría de comunidades pobres, a las niñas se las ve como una boca más a la que deben alimentar, por lo que “conviene” de algún modo, que se marchen pronto de casa (el precio suele ser mayor cuanto más joven es la niña).

En Amhara, una región de Etiopía, creen que la menstruación es provocada por las relaciones sexuales, por lo que las familias deciden casar a sus hijas antes de que entren en la pubertad.

En definitiva, la práctica de los matrimonios con niños está basada en costumbres muy arraigadas en la sociedad, que muchas veces se justifican con argumentos religiosos.

CONSECUENCIAS DEL MATRIMONIO PRECOZ
Las familias de estas niñas creen que casando a sus hijas tan jóvenes, las están protegiendo, pero nada más lejos de la realidad. La mayoría son casadas con hombres mucho mayores que ellas, algunos incluso de 60 años, y suelen conocerlos por primera vez en la ceremonia de la boda.

Muchas son forzadas a mantener relaciones sexuales y se convierten en pocos días en mujeres adultas a la fuerza, lo que conlleva un fuerte impacto psicológico en las niñas.

Además, en la mayoría de los casos, se exponen al virus del SIDA y otro tipo de infecciones, además de sufrir graves peligros por quedarse embarazadas demasiado jóvenes.

Por otra parte, se las priva del derecho a una educación, ya que cuando las niñas se casan dejan de asistir a la escuela. Con esta tradición lo único que se consigue es que estas sociedades no avancen y sigan manteniéndose sumidas en la pobreza.

DEMASIADO JÓVENES PARA SER MADRES
En cuanto las niñas son entregadas a sus maridos, son forzadas a mantener relaciones sexuales frecuentemente, siempre que el hombre lo desee. En estas sociedades, la fertilidad es de gran importancia, por lo que se espera que la mujer tenga hijos lo más pronto posible.

Son tan jóvenes cuando se casan, que la mayoría de ellas no tienen ningún tipo de conocimiento o información sobre sexo, embarazo o cómo hacer cuando nazca su bebé.

“No sé como se hacen los niños, pero te quedas embarazada y lo llevas en tu estómago. Después lo liberan y el bebé sale” explica Tehani, una joven que fue obligada a casarse a los 6 años de edad.

Tampoco tienen información sobre métodos anticonceptivos: Sólo el 22% de las chicas utilizan preservativo, siendo del 15% en los países del sur de Asia y el África subsahariana.

Debido a la falta de información, la juventud de las niñas y la falta de higiene, muchas de ellas mueren durante el parto entre los 15 y 19 años.

Muchas de ellas sufren lo que se conoce como “fístula obstétrica”, que se produce como consecuencia de un parto que no recibe el tratamiento adecuado y porque el cuerpo de la niña todavía no está lo suficientemente preparado para dar a luz. Una de las consecuencias de esto es que la mujer comienza a tener pérdidas constantes de orina, lo que provoca un fuerte rechazo en el marido. Muchas de las jóvenes que sufren esta enfermedad, son abandonadas por sus esposos, que consideran esta enfermedad consecuencia de un castigo divino.

REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS
Cuando las niñas son obligadas a casarse, se sienten aterrorizadas y avergonzadas. Desde que sus familias las venden a hombres que muchas veces, doblan su edad, hasta que llegan a las casas de sus esposos, son tratadas como una simple moneda de cambio y sometidas a tradiciones ancestrales que aumentan, si cabe, más aun el sentimiento de inseguridad e impotencia en las niñas.

Una de estas prácticas es la mutilación genital, que continúa siendo algo normal en muchas sociedades hoy en día.

A la mayoría de las niñas se las realiza esta práctica antes del casamiento, siendo un proceso muy doloroso y que además, provoca terribles consecuencias para la salud. Una de estas consecuencias es que provoca dificultades durante el parto, poniendo en peligro no sólo a la madre, sino también al niño.

Desde el inicio del proceso del enlace, la niña se convierte en un ser indefenso, sin derechos. Si el marido, resulta ser violento, en la mayoría de los casos, la niña se ve en una situación sin salida, no teniendo más opción que sufrir y aguantar las circunstancias.

NUEVOS DATOS
Según informes de Unicef, el 36% de las mujeres en todo el mundo de edades comprendidas entre los 20-24 años, fueron casadas antes de llegar a los 18 años.

Estos mismos informes estiman que 14 millones de adolescentes entre los 15 y los 19 años dan a luz cada año. Esto supone que estas niñas tengan un alto riesgo de morir durante el embarazo o durante el parto.

CÓMO ACABAR CON EL MATRIMONIO DE NIÑOS
Según Unicef, los gobiernos de las sociedades en las que se practica el matrimonio entre niños debería establecer los 18 años como la edad legal para casarse, y sobre todo, asegurarse de que esto se cumple, ya que a pesar de que en muchos poblados existe esta ley, las ceremonias se dan en secreto, y los gobiernos no se esfuerzan por hacer cumplir tal norma. Para ello, Unicef hace mención sobre la importancia de tener un registro legal de cada nacimiento y cada matrimonio.

“Terminar con el matrimonio precoz es complicado porque incluso a los padres les cuesta entender que lo que hacen tiene una grave repercusión negativa, debido a sus dificultades económicas y a las fuertes presiones sociales y tradiciones”, explica Unicef.

Esta ONG, sabe que las niñas que han podido acabar la escuela no suelen casarse a edades tan tempranas, y por ello está llevando acabo un programa que promueve la educación entre las niñas en países como Bangladesh.

El objetivo principal de esta campaña es que para el año 2015, todos los niños en todos los países del mundo puedan completar por lo menos, la educación primaria en el colegio.

Kishori Abhijan, es un proyecto que se da en Bangladesh, una de las zonas más afectadas por este problema, y también es apoyado por la ONG de Unicef. Se encarga de fomentar los derechos de las chicas adolescentes y lucha por defender a las niñas del matrimonio precoz y las dotes. Esta iniciativa ofrece educación, entrenamiento y contactos para que las chicas puedan incorporarse al mundo laboral.


domingo, 6 de octubre de 2013

Madurez Cristiana: Madurez conyugal - El matrimonio cristiano

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Una Teología Práctica del Matrimonio


Fundaciones

Un paseo a través de la sección del matrimonio y la familia de la librería cristiana local demuestra fácilmente que los cristianos modernos tienen un interés tremendo en el tema del matrimonio y la familia. Pero este negocio en auge matrimonial (libros, conferencias, seminarios, asesoramiento) es en realidad una señal de enfermedad y no de salud. En un sentido muy verdadero, nuestro interés es morboso, casi patológico. Parecemos un enfermo de cáncer terminal, investigando fervientemente los tratamientos alternativos, con la esperanza vana que algo se pueda hacer. Desesperados por la felicidad de nuestras relaciones, y descontentos con lo que nos ha dado Dios, les estamos implorando a los expertos que nos enseñen la salida.
Dios es el Señor. El es céntrico a la integridad de todo, incluso el matrimonio. Tiene la primicia sobre el cielo y la tierra, y todas sus criaturas tienen la responsabilidad moral de reconocer a esa primicia en todo lo que hacen, incluso en como se casan. El hombre y la mujer que juntos tienen esta orientación, en un lazo de alianza, disfrutan de un matrimonio cristiano. Si niegan o no le hacen caso a esta verdad, lo harán por su propio riesgo. El cristiano maduro entiende que la obligación de todas las criaturas es glorificarle a Dios en todo. Por lo tanto es evidente que tal varón cristiano maduro será también un marido de madurez. Igualmente, la mujer cristiana de madurez será una esposa madura. La madurez en el Señor es una condición previa a la madurez en el matrimonio.
Al estudiar el tema del matrimonio, debemos empezar con la enseñanza bíblica sobre la naturaleza y el carácter de Dios. Cuando lleguemos a entender que El es realmente el Señor, nos volveremos hacia El naturalmente para aprender como se aplica su ley benigna al cimiento y al propósito del matrimonio.

El Pacto
La naturaleza del Dios Trino se presenta en las Escrituras bajo figura de vínculo entre padre y hijo. Dios es el Padre, y Jesucristo su único Hijo. Antes de establecer la fundación de la tierra, el Padre ya había escogido una novia para su Hijo. Esa novia es la iglesia cristiana, los escogidos de Dios. “Y vino a mí uno de los siete ángeles… y habló conmigo, diciendo, ‘Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.’ Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios” (Apo. 21:9–10).
Pablo nos enseñó que debemos conscientemente considerar nuestros matrimonios como representaciones menores del matrimonio central, el de Cristo con su iglesia. Esto es un gran misterio, dice él, pero cuando deja el hombre a su padre y a su madre, y se casa con su esposa, hace una declaración con respecto a Cristo y la iglesia. Dependiendo del matrimonio particular, esa declaración se hace mal o se hace bien, pero siempre se hace.
Por lo tanto comprendemos cómo la fundación del matrimonio tiene que ver con pacto. La relación de Dios con nosotros a través de Cristo es una de pacto – es el Nuevo Pacto – y nuestros matrimonios son una pintura de esa verdad. El cimiento de la vida santa matrimonial es la misma para toda la vida santa – en todo debemos buscar la gloria de Dios. Nuestro Dios Trino es un Dios que hace pacto y que guarda pacto, y El ha escogido al matrimonio como uno de los mejores medios por el cual los hombres caídos le puedan glorificar.
Al atacar la naturaleza del matrimonio como pacto, el error del feminismo ha sido muy eficaz. A través de toda la historia de la iglesia, las herejías destructoras se han usado por el Dios soberano para obligar a la iglesia a definir todo lo que no estaba claro. El hereje Marción fue él que provocó a la iglesia para que identificara el canon de la Escritura, el hereje Ario que obligó a la iglesia a que testificara claramente de la plena divinidad del Señor Jesús, y así sucesivamente. Hoy en día el feminismo está proveyendo ese mismo servicio a través de su reto al pacto del matrimonio.
Sin el desafío del error, podemos muy fácilmente dejarnos ir a la deriva, haciendo lo que nos parece “natural” o “tradicional.” Miles sin número hacen unas cuantas cosas porque “simplemente les parecen correctas.” Sin embargo, siempre y cuando que se desafíe esa costumbre, el tradicionalista se queda perplejo. “Bueno, realmente no estoy seguro porqué hago eso.” Considere, por ejemplo, nuestra costumbre de la mujer tomando el apellido de su marido. ¿Por qué lo hacemos? ¿ Por qué es que María Sánchez se vuelve en María Sánchez de López? ¿Lo requiere la Biblia? Algunos se quedarán sorprendidos, pero la Biblia sí enseña que Dios llama al marido y su esposa por el mismo nombre – el del marido. Esto respalda completamente tanto nuestra costumbre de tomar un nombre nuevo como la verdad del pacto que esa costumbre representa.
“Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a la semejanza de Dios lo hizo; varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados” (Gen. 5:1–2). En otras palabras, Dios creó a Adán y a su esposa varón y hembra; los bendijo y los llamó a ellos dos Adán. Desde el principio, ella era participante en el pacto con Dios en nombre de su marido. Dios no la llama Adán a ella sola; la llama Adán junto con él.
Adán se dio cuenta de su falta de una compañera idónea por primera vez después de ponerles nombres a los animales. “Y puso Adán nombres a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo: mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces, Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar” (Gén. 2:20–21). Cuando Adán les ponía nombres a los animales, no iba pegando etiquetas al azar. En el mundo antiguo, los nombres eran muy significativos, y representaban la naturaleza y el carácter de todo a lo que se le ponía nombre. Esta significación es muy evidente en las narraciones de Génesis en las cuales se le pone nombre a la esposa de Adán. En ponerle nombres a los animales, Adán no encontró ninguno que pudiera ser ayuda idónea para él.
Después de la creación de su esposa, Adán la recibe, y le pone nombre. “Dijo entonces Adán: ‘Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ésta será llamada Varona [Ishshah, no Eva], porque del Varón [Ish] fue tomada.’ Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Gen. 2:23–24).
Como enseña el versículo 24, Adán e Ishshah fueron una pareja paradigmática o de patrón. No fueron simplemente dos individuos cualquiera. Cuando el Señor Jesús nos enseñó sobre el tema del divorcio, apeló a la ordenanza matrimonial desde la creación que se encuentra en los primeros capítulos de Génesis. Nos enseña que Dios es él que une al hombre y la mujer en matrimonio, y lo que Dios ha unido, el hombre no tiene autoridad para separar. Hay tentación de razonar que en Génesis Dios unió solamente a Adán y Eva – dos individuos como individuos. Pero este razonamiento resiste a la enseñanza de Cristo, quien insistió que Adán y Eva fueron una pareja paradigmática. Cuando Dios los unió a ellos, estaba uniendo a cada hombre y mujer que jamás se han unido sexualmente en un vínculo de pacto.
Hay otros hechos que también son obvios en esta ordenanza matrimonial desde la creación. Porque Dios creó a Adán y Eva, la homosexualidad queda excluida. Porque Adán no encontraba ayuda idónea para él entre los animales, la bestialidad se excluye. Y porque Dios creó solamente una mujer para Adán, el patrón de la monogamia está fijado claramente y demostrado a nosotros. La poligamia que se encuentra entre los santos de Dios en el Antiguo Testamento no cambia nada de esto. La poligamia fue instituida por el hombre, y no por Dios. La primera mención de una unión poligamia fue la de Lamec (Gen. 4:19), y eso sin indicación ninguna de aprobación divina. Pero más importante, la poligamia no está de acuerdo con la ordenanza matrimonial desde la creación, o con la pintura dada en el Nuevo Testamento de Cristo y la iglesia.
Así que, este pasaje de Génesis nos enseña que recibiendo Adán a la mujer, y poniéndole nombre a ella, Dios estableció en el patrón para todos los matrimonios desde entonces adelante. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre…” Pues, en este momento Adán aún no le había dado a su esposa el nombre de Eva. Adán le dio a su esposa dos nombres individuales. El primero fue Ishshah, o Varona, porque del varón fue tomada. El segundo fue Chavvah – portadora de vida, o como se dice en español, Eva. “Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva [Chavvah], por cuanto ella era madre de todos los vivientes.” (Gen. 3:20).
En ambos pasajes donde se le da nombre a ella, se afirma claramente que sus dos nombres revelan verdad acerca de ella. El primero revela su dependencia del hombre – del varón fue tomada. El segundo revela la dependencia del hombre de ella – cada hombre desde entonces es su hijo. Siglos después, el apóstol Pablo nos enseña que hayamos de recordarnos continuamente de estas dos verdades en nuestros matrimonios. Cada esposa es un Ishshah, y cada esposa es una Chavvah. Cada una es Varona, y cada una es Eva.
“Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios” (1 Cor. 11:11–12). Fíjese de que la progresión de enseñanza de Pablo sigue el mismo patrón que se ve en Génesis. La mujer “procede del varón (Ishshah), así también el varón nace de la mujer (Chavvah): pero todo (Adán) procede de Dios”.
Dios fue el que llamó a nuestros primeros padres por el nombre colectivo de Adán. Pues, Adán también es un termino genérico por el hombre o la humanidad. Esto muestra claramente la costumbre bíblica de incluir a las mujeres bajo semejante descripción. Nuestro uso en español del genérico hombre y humanidad sigue este ejemplo bíblico exactamente. Lejos de ser insultante a las mujeres, como lo quieren mantener las feministas, refleja el patrón de razón bíblica. La reacción feminista y su rehuso del tomar un apellido nuevo (¡para quedarse con su apellido paterno!), no es simplemente una tontería. Es la rebeldía fundamental contra Dios. Así cuando la Srta. María Sánchez se convierte en la Sra. Diego López, eso no es simplemente “algo que se hace.” Es el sello y la seguridad del pacto matrimonial.
Con esta estructura para entender el pacto de matrimonio, podemos empezar a considerar los propósitos básicos del matrimonio. La Biblia expone tres razones terrenas y básicas para el matrimonio. Ellas son, cada una a su vez: la necesidad para compañerismo idóneo, la necesidad para descendencia santa, y la evitación de la inmoralidad sexual.

Compañerismo Idóneo y Provechoso

La Biblia nos enseña que Dios puso a Adán en el jardín y le encargó un trabajo para hacer. Pero el hombre fue incapaz de realizar ese trabajo solo. Adán necesitaba ayuda, y la mujer fue creada para suplir su necesidad.

  Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Gen. 2:19–24)

Deberíamos ver que la conexión entre el trabajo de Adán de ponerle nombre a las bestias y la frase siguiente – “mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” La mentalidad moderna tiende a considerar del “ponerle nombre a las cosas” como una simple cuestión científica de pegar etiquetas. Pero aquí los nombres que Adán les pone a las bestias son apropiados a la naturaleza de cada uno. Como se mencionó más arriba, en el proceso de poner nombre, él se da cuenta de que no ha hallado ayuda idónea – ninguno entre los animales con una naturaleza comparable con la de él. No hubo ninguno que pudiera ser su ayudante.
En el versículo que viene inmediatamente antes de este pasaje, Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo. Durante todo el proceso de la creación, cada vez que terminaba Dios una obra, la declaraba buena. Por supuesto, tal declaración del Creador indica terminación. Pero la afirmación de el Señor que no era bueno que el hombre esté solo es una indicación clara que la creación del hombre estaba aún incompleta. “Y dijo Jehová Dios: ‘No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él’ ” (Gen. 2:18). Adán estaba incompleto porque no tenía compañera, una quien sería ayuda idónea para él.
El Nuevo Testamento aplica esta verdad en una manera interesante. “Y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (1 Cor. 11:9). Como consecuencia del orden de la creación, los hombres y las mujeres están orientados el uno al otro en distinción. Se necesitan uno al otro, pero se necesitan a su forma. El hombre necesita la ayuda; la mujer necesita ayudar. El matrimonio fue creado por Dios para proveer compañerismo en el trabajo del dominio de la tierra. El mandato cultural, el requisito a llenar y a sojuzgar la tierra, aún está vigente, y el marido no puede llevar a cabo su trabajo en aislamiento. El necesita una compañera idónea para él en el trabajo al cual Dios lo ha llamado. El está encargado con el trabajo y debe recibir ayuda de ella. Ella está encargada con el trabajo a través de servirle a él. El está orientado al trabajo, y ella está orientada a él.

Niños Santos

Una de las cosas que el hombre obviamente no puede hacer solo es reproducir, y éste es el segundo propósito del matrimonio. Con respecto a llenar la tierra, lo cual Dios ordenó, un hombre solo está completamente desamparado. Por lo tanto el profeta Malaquías nos dice que otro propósito declarado del matrimonio es la bendición de descendencia santa.

  ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. (Mal. 2:15).

Dios nos dice claramente aquí que un propósito del matrimonio es la procreación. Además, si el matrimonio es piadoso, su descendencia también ha de ser santa. Dios declara que desea descendencia santa, y el profeta Malaquías dice, como medio para este fin, la importancia de tratar a las esposas con honor. Si un hombre trata a su esposa en forma traicionera, es obvio que tendrá un efecto negativo sobre los niños. No se dice que los niños santos le dan propósito a la paternidad, más bien que son un propósito del matrimonio.

Protección Sexual

Adán necesitaba una compañera idónea antes de la caída. También antes de la caída, era incapaz de multiplicar descendientes solo. Por lo tanto, los primeros dos propósitos del matrimonio que se mencionan más arriba no son relacionados con la presencia del pecado. Pero la tercera razón que los cristianos deben casarse sí está conectada con la presencia del pecado y la tentación. El apóstol Pablo lo declara de esta manera:

  Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. (1 Cor. 7:2–3).

Vivimos en un mundo caído, y por consecuencia, los cristianos frecuentemente luchan contra las tentaciones del mal, deseo, fornicación, y adulterio. La Biblia no enseña que tales tentaciones siempre se van fácilmente a través de un proceso misterioso de “confiar en Dios.” En realidad, la lucha contra los pecados sexuales les parece a muchos, más como sudar balas que “asoltar y dejárselo a Dios.” La Biblia nos enseña que esta experiencia no nos debe sorprender. Pedro dice que debemos de abstenernos “de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 Pedro 2:11). Pablo usa semejantes imágenes violentas cuando dice que los cristianos deben de darle muerte a sus “miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, malicia, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría” (Col. 3:5).
Ahora Dios ha provisto una ayuda muy práctica para los cristianos mientras luchan contra la tentación sexual; esa ayuda se llama actividad sexual. Para que la pareja tenga protección suficiente, las relaciones sexuales conyugales no deben ser infrecuentes. Es necesario que haya protección frecuente, particularmente para el marido. A la misma vez, el beneficio de las relaciones sexuales no se deben medir simplemente en términos de frecuencia o cantidad. Es necesario que haya protección cualitativa, particularmente para el beneficio de la esposa.
Si las parejas cristianas llegan a entender que el objetivo final de su matrimonio es glorificar a Dios, han tomado un primer paso importante. Luego, si ellas buscan a definir los objetivos secundarios de su unión como se definen en la Escritura, estarán capacitadas para inculcar la instrucción bíblica con respecto a la actitud que deben tener sobre el matrimonio, y para recibir instrucción general y particular en la Palabra de Dios con respecto a sus papeles y deberes en el hogar.

sábado, 2 de febrero de 2013

Edificando su Matrimonio: Un tema para un matrimonio fuerte - Bendecido


. Matrimonio
 Fuerte sobre la Roca


. biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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 Tabla de Contenido

SECCIÓN del ALUMNO

Sesión 1: La Fundación Un Pacto con Dios............................... ..5

Sesión 2: El Edificio Pilares Importantes del Matrimonio.......... .15

Sesión 3: El Techo La Seguridad............................................... 23

Sesión 4: La Sala Comunicación y Perdón………...................... 31

Sesión 5: Cuarto de Niños...........................................................41

Sesión 6: Cuarto de La Pareja Romance y Sexo..... ................. 47

Sesión 7: Cuarto de Juegos Disfruta la Amistad........................ 57

Sesión 8: La Cocina Ingredientes para el Éxito…...................... 65

SECCIÓN del BOSQUEJOS para sesiones 1-6…………………..… 75-92

GUÍA del LIDER
Respuestas a los  Bosquejo y Puntos Importantes de cada sesión

Sesión 1: La Fundación Un Pacto con Dios............................... .95

Sesión 2: El Edificio Pillares Importantes del Matrimonio......... ..98

Sesión 3: El Techo La Seguridad...............................................102

Sesión 4: La Sala Comunicación y Perdón………......................105

Sesión 5: Cuarto de Niños..........................................................109

Sesión 6: Cuarto de La Pareja Romance y Sexo..... ..................112

Sesión 7: Cuarto de Juegos Disfruta la Amistad.........................115

Sesión 8: La Cocina Ingredientes para el Éxito….......................11

Serie: Edificando Su Matrimonio 
Sesión 1: La Fundación, Un Pacto con Dios

Cuándo escucha la palabra matrimonio, ¿Qué viene a su mente?,  ¿Buenos o malos pensamientos?  Cuándo se imagina la palabra matrimonio en su mente, ¿Qué puede ver?, ¿A que se parece?  Cuándo contempla el matrimonio, ¿Qué significa y que involucra?, ¿Una novia de blanco con flores, sonriendo frente a un altar?, ¿O una pareja desilusionada parada frente un abogado declarando que el divorcio es final?

Lo que aprenderemos en esta serie podría cambiar su entendimiento y percepción de lo que es el matrimonio. Las circunstancias y experiencias en su vida podrían afectar la definición correcta de todo en su vida.  Todos tenemos una idea preconcebida de lo que es el matrimonio, pero hoy le queremos pedir es que, deje a un lado esa idea y que escuche la verdad sobre el matrimonio que viene directamente de quien lo creo a usted e instituyó el matrimonio. 

Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.  Malaquías 2:14  RV 1960.

Aquí vemos que el matrimonio es un pacto entre el hombre, la mujer y Dios. Si consideramos el primer matrimonio entre Adán y Eva podemos ver que Dios mismo estuvo involucrado y que formó a Eva para ser la compañera perfecta de Adán. Fue Dios quien le presentó a Eva a Adán y estableció los términos del pacto. 

En estos versículos de  Malaquías, podemos ver que el pueblo de  Israel  había llegado a mirar el matrimonio como algo en el cual ellos ponían sus propios estándares y que podían empezar y terminar relaciones cuando ellos querían, pero Dios nos recuerda que el matrimonio es un pacto y que los estándares para el matrimonio nunca cambian. No debemos seguir la idea del mundo de lo que es el matrimonio, debemos entender y vivir al estándar que Dios tiene para el matrimonio. 
  
El pacto que Dios ha establecido para las relaciones es horizontal y vertical. Horizontal significa que Adán y Eva se relacionaban el uno con el otro. Y vertical significa que los dos se relacionaban con Dios. 
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará
uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Eclesiastés 4:9-12 RV 1960.
Salomón dijo que dos son mejor que uno, lo cual es lo que Dios dijo en Génesis; que no era bueno que el  hombre estuviera solo, pero Salomón termina diciendo que un cordón de tres dobleces no se rompe pronto ni fácil.  Los tres cordones son: el hombre, la mujer y Dios. Significa que en un pacto con Dios la relación es más fuerte.  

Hay tiempos en cualquier matrimonio donde ya sea que el esposo o la esposa o los dos se sienten débiles y sienten que no pueden mas, pero Dios es el cordón que los une a los dos hasta que los dos sean sanados y restaurados. El principio que mantiene unidos al hombre, la mujer y Dios, es un pacto. 

La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.  Salmos 25:14 RV 196
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viernes, 6 de mayo de 2011

Sexualidad y Erotismo en la Pareja: Aconsejamiento Pastoral - Herramienta excelente para Consejeros Matrimoniales




Sexualidad y Erotismo en la Pareja: Aconsejamiento Pastoral - Herramienta excelente para Consejeros Matrimoniales
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 11MBytes  | Idioma: Spanish |Categoría: Consejería Matrimonial
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Prefacio 13
Prólogo 15
Capítulo 1 Salud familiar: ((Fundamentos de una pareja unida)) 17
1. Introducción 17
2. Modalidades de funcionamiento familiar 18
3. Su influencia en la dinámica de pareja según sus combinaciones 19
4. Del mito a la expectativa 22
5. De los extremos al equilibrio 24
Ejercicios: 1,2,3,4 26
Capítulo 2 Los roles en la pareja: ((Una pareja, pareja)) 27
1. Introducción 27
2. Algunas modalidades de relación 28
3. Un poco de historia 29
4. Algunas frases· 32
5. Los roles en nuestra cultura 35
6. Qué ha significado ser -todo un caballero· y -toda una señorita en nuestra cultura. 37
7. Aspectos de la crianza Que contribuyen a la personalidad machista 38
8. Sintomatologia básica del machista 38
9. Conclusión 40
Ejercicios: 5,6 41
Capítulo 3 Anatomofisiología: (Cada cual por su nombre) 43
1. El aspecto genético 43
2. El aparato genital femenino 44
3. El aparato genital masculino 53
Capítulo 4 El cuerpo: "La dimensión desconocida» 67
1. Introducción 67
2. El cuerpo y la personalidad 68
3. Clasificaciones psicológicas-corporales de la personalidad 69
4. La imagen corporal 72
Ejercicio: 7 74
5. Distorsiones del esquema corporal 75
Ejercicios: 8, 9 76
6. El cuerpo y la sexualidad 78
Ejercicios: 10,11,12 79
7. El cuerpo en la Biblia 8
Capítulo 5 El ciclo de respuesta sexual: «Los tiempos del placer" __ 87
1. Introducción 87
2. Fase de excitación 89
3. Fase de meseta 95
4. Fase de orgasmo 99
5. Fase de resolución 102
Ejercicios: 13,14,15. 106
Capitulo 6 Algunas posiciones:  "La creatividad del amor" 107
1. introducción 107
Ejercicios: 16,17,18,19,20. 111
Capítulo 7 Sexualidad y Teología: «¿Amigos o enemigos?" 115
1. La sexualidad y la tradición cristiana 115
2. La sexualidad y la Biblia 123
3. La sexualidad y Jesús 128
Capítulo 8 Factores condicionantes de nuestra sociedad:
«Los frenos del placer" 133
1. Introducción 133
2. Los conceptos religiosos 134
3. Ausencia de educación sexual 138
4. Factores economicosociales 141
5. Factores traumáticos o conflictivos vividos en la infancia y la adolescencia 141
6. Algunos conceptos de sexo 142
7. La salud sexual 144
8. Los fundamentos de un desarrollo sexual sano 145
9. Las funciones del sexo 145
Capitulo 9 Mitos sexuales: «Las falsas verdades" 147
1. Introducción 147
2. Los mitos y el consejero 148
3. El origen de los mitos 150
4. Algunos mitos sexuales 152
5. Otros mitos 160
Ejercicios: 21,22. 165
Capitulo 10 La íntimidad: «La verdadera unión sexual" 167
1. Qué es la intimidad 167
2. La intimidad afectiva 169
3. Intimidad intelectual 171
4. Intimidad sexual 172
Ejercicios: 23,24,25 174
CONCLUSIONES 223
BIBLIOGRAFíA RECOMENDADA 231
BIBLIOGRAFíA GENERAL 235
Capítulo 12 El embarazo: «La creación del amor" 203
1. La herencia 203
2. El bebé antes del embarazo 204
3. El hijo resultado del amor 205
4. Lo que le sucede a la mamá 206
5. Lo que le sucede al papá 206
6. Queremos tener un hijo 207
7. Cómo se produce el embarazo 208
8. Niño o niña 213
9. El embarazo 214
10. La sexualidad durante el embarazo 215
11. El parto 217
12. El puerperio 217
13. Cuando el hijo ya vino 219
14. Algunas funciones básicas 222
Capítulo 11 El pseudoamor: «La otra cara del odio" _
1. Introducción
2. Te amo porque me amas: la tiranía del narcisista
3. Cuando amar es poseer: la tirania de los celos
4. Te pego porque te amo: la tiranía del golpeador
Recomendaciones pastorales
5. Te amo pero te engaño: la tiranía de la infidelidad
Recomendaciones pastorales
Ejercicios: 26,27,28

Hoy, más que nunca, necesitamos una pastoral de pareja, una pastoral del amor y la sexualidad. Una sexualidad vivida sin represiones, sin culpas y sin temores. Una pastoral que hable de frente sobre lo que somos: seres sexuados.

Hemos intentado hablar aquí sobre el amor, sobre el placer, sobre el encuentro con el otro... Nos ha motivado aescribir este pequeño trabajo, el ver vidas destruirse por no poder contar con una información mínima para el enriquecimiento de su vida de pareja. Espero que hayamos cumplido con este objetivo.

Hemos escrito de la manera más simple posible, para que sea de fácil lectura.
Hemos quitado toda nota a pie de página para tener fluidez de texto, que pueda servir tanto a la pareja cristiana como al consejero pastoral.

Este trabajo consta de dos libros; en este primero presentamos algunos aspectos fundamentales y básicos para trabajar en pareja.

En los primeros capitulas comenzamos mostrando que para -unirse- hay que -dejar-, este unirse debe ser en forma -pareja- e igualitaria construyendo ambos una vida en común.

Damos los aspectos básicos sobre anatomía y fisiología sexual y las fases de la relacíón sexual.
También hemos visto lo referente a la imagen corporal y cómo conectarnos con nuestro cuerpo y con el cuerpo del otro desde el placer y no de culpa.

En el segundo libro, Las perversiones sexuales, desarrollaremos ampliamente todas las disfunciones sexuales del hombre: eyaculación precoz, impotencia, falta de deseo, etc.; así como de la mujer; anorgasmia, frigidez, vaginismo, etc.
La dinámica del amor y del enamoramiento y su influencia en elección y constitución de la pareja.
Desarrollaremos lo Que es el erotismo, desde la Biblia, analizando detalladamente el maravilloso libro del Cantar de los Cantares.
Haremos un recorrido sobre métodos anticonceptivos y la sexualidad durante la menopausia y la vejez.
Esperamos Que este libro pueda ser de bendición. En cada capítulo hemos puesto ejercicios, los cuales hemos utilizado con éxito en muchas parejas, tanto en retiros, campamentos de matrimonios como en la consulta pastoral de pareja.
La idea de los ejercicios es Que puedan ser útiles para cada pareja y para Que los utilice cada consejero pastoral.
Hoy más Que nunca los matrimonios cristianos necesitan descubrir una sexualidad sana, creativa, erótica, placentera que una, fusione ymantenga vivo el amor, si al fin de cuentas lo más importante es esto: el amor.
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