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miércoles, 8 de junio de 2016

Habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




JESÚS ENSEÑABA POR PARÁBOLAS
¿QUÉ ES UNA PARÁBOLA?
Existe un gran debate en torno a esta pregunta. Hay estudiosos que dicen que en los Evangelios Sinópticos hay más de setenta parábolas y, otros, que no hay más de treinta.

Para clasificar los tipos de parábolas, los intérpretes han usado diferentes categorías como
  • parábola, 
  • símil, 
  • ilustración, etcétera. 
En ese sentido, Jeremias, el intérprete de las parábolas más influyente del siglo XX, comenta:
Este término [parábola] designa figuras retóricas de toda clase, sin que se pueda establecer un esquema:

  • símil, 
  • comparación, 
  • alegoría, 
  • fábula, 
  • proverbio, 
  • revelación apocalíptica, 
  • enigma, seudónimo, 
  • símbolo, 
  • ficción, 
  • ejemplo (paradigma), 
  • motivo, 
  • argumentación, 
  • disculpa, 
  • objeción, 
  • chiste 
(Jeremias, Parábolas, 24-25, p. 20 de la edición en inglés).

Teniendo esto en mente, nosotros preferimos centrarnos en la función que la parábola tiene en el texto del Nuevo Testamento, en lugar de centrarnos en los diferentes tipos.

Así, enseguida queda claro que las parábolas no son ilustraciones. Manson describe esta idea de una forma muy profunda cuando comenta que «las mentes formadas al modo del pensamiento occidental» están acostumbradas a los argumentos teológicos expuestos de forma abstracta.

Entonces, para ayudar a «popularizar esas conclusiones», se pueden ilustrar con referencias de la vida cotidiana. Pero:
La verdadera parábola … no es una ilustración para ayudarnos a entender una argumentación teológica, sino que es un modo de experiencia religiosa (Manson, Teaching, 73).

Una parte de lo que entiendo que Manson está diciendo quizá pueda verse mejor creando una comparación.

En Lucas 9:57-58 el texto dice: «Iban por el camino cuando alguien le dijo: “Te seguiré a dondequiera que vayas”». Si Jesús hubiera sido de Occidente, habría contestado algo parecido a esto:
Es fácil hacer declaraciones así de valerosas, pero tienes que considerar seriamente el precio que vas a tener que pagar para seguirme. Es evidente que aún no lo has pensado bien. Tienes que saber que no te puedo ofrecer un salario ni ningún tipo de seguridad. Si no lo has entendido bien, quizá sea útil utilizar una ilustración: por ejemplo, ni siquiera tengo una cama propia donde dormir.

Pero Jesús responde:
Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza (Lucas 9:58).

En lugar de contestar con una explicación abstracta seguida de una ilustración clarificadora, Jesús recurre a una confrontación directa, pronunciada de forma sucinta y drástica. La respuesta parabólica está impregnada del carácter sublime de Jesús.

El oyente/lector queda impactado y se siente llamado a responder.

Las implicaciones teológicas obligan a nuestra mente a pensar en las diferentes direcciones que podemos tomar. El texto no incluye la respuesta de aquel discípulo. Le toca responder al lector.

Todo esto ocurre en un instante, en un intenso enfrentamiento.

¡Esto es una parábola! Pensar que podemos captar todo lo que ocurre en una parábola en una definición abstracta es no haber entendido la naturaleza de este rico recurso literario. No obstante, lo hemos de intentar.

Las parábolas de Jesús son una forma de lenguaje teológico concreta y dramática que apremia al oyente a dar una respuesta.

Las parábolas revelan la naturaleza del reino de Dios o indican la forma en la que un hijo del reino debería actuar.

Con esta definición en mente, ahora toca preguntarnos dónde están las parábolas.

LAS PARÁBOLAS ESTÁN DONDE LAS ENCUENTRAS

En cuanto a los formatos en los que encontramos las parábolas de Jesús, hay al menos seis tipos diferentes.

Para su interpretación, es crucial ver de qué forma funcionan en cada uno de los diferentes escenarios.

Los seis escenarios son los siguientes:

  1. La parábola en un diálogo teológico
  2. La parábola en la narración de un suceso
  3. La parábola en el relato de un milagro
  4. La parábola en una colección temática
  5. La parábola en un poema
  6. La parábola aislada

Cada uno de ellos requiere un breve análisis.


  1. Un ejemplo del primer escenario lo encontramos en la discusión teológica entre Jesús y el joven rico (Lc 18:18-30). El clímax de la discusión llega, como ya veremos, con la narración de la parábola del camello y la aguja. La función de la parábola es clave como clímax del escenario en el que aparece, y no la podemos analizar si no tenemos en cuenta dicho escenario.
  2. El banquete en casa de Simón el fariseo (Lc 7:36-50) es un ejemplo de una parábola en la narración de un suceso. La parábola del acreedor y los dos deudores funciona como parte de la narración del suceso. Hay diálogo, pero el elemento central de la escena está formado por las acciones calladas de la mujer.
  3. El relato de la curación de la mujer que estaba encorvada por causa de un demonio (Lc 13:10-17) se convierte en un debate teológico entre el principal de la sinagoga y Jesús, por lo que se solapa con el tipo 1. Sin embargo, se encuentra dentro de la narración de un milagro, y de nuevo la parábola del buey y del burro funciona como una parte clave del todo.
  4. En Lucas 11:1-13 encontramos una colección temática sobre el tema de la oración.       La parábola del amigo a medianoche (Lc 11:5-8) es una parte de esa colección. En este tipo de colección, se debe distinguir entre las diferentes unidades de la tradición que se han incluido en la colección. Es decir, dado que se trata de una agrupación de diversos dichos sobre un tema concreto, es fácil no percibir el lugar en el que debería haber un cambio de párrafo y, por tanto, es muy fácil hacer una interpretación errónea del material (cf. Bailey, Poet, 110ss., 134ss.).
  5. En Lucas 11:9-13, encontramos un poema cuidadosamente elaborado sobre la oración. En la estrofa central del poema, Jesús introduce tres parábolas sorprendentes (Ibíd., 134-141). Su función en ese punto climático es la clave para entender todo el poema.
  6. Por último, en algunas ocasiones podemos encontrar una parábola de forma aislada.     En Lucas 17:1-10 aparecen tres temas que se suceden de forma rápida, y cada uno de ellos tiene algo de discurso parabólico. La primera es la parábola de la piedra de molino y el tema del juicio sobre el temperamento. Le sigue la parábola del grano de mostaza y el clamor de los apóstoles pidiendo más fe. Por último aparece la dramática parábola del siervo obediente en los vv. 7-10. Las tres están relativamente aisladas, no poseen una clara conexión con lo que las rodea, ni tienen un contexto concreto.

Así, en todos menos en el último tipo, la parábola funciona como parte crucial de la unidad literaria a la que pertenece, unidad que debe examinarse cuidadosamente para determinar el sentido de la parábola. 
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lunes, 16 de mayo de 2016

En la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche...Ustedes que pretenden ser justificados en la ley, ¡han quedado desligados de Cristo y de la gracia han caído!

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Abraham y el Cristianismo

Las raíces judías del cristianismo

 Al leer el Nuevo Testamento resulta claro que uno de los asuntos que la iglesia tuvo que enfrentar fue el de su relación con Israel y con las eternas promesas hechas a Abraham y sus descendientes.

Según el testimonio de los evangelios, incluso durante su vida hubo quien asoció a Jesús con Elías, con Juan el Bautista o con uno de los profetas (Mt 16:14; Mc 6:15; 8:28; Lc 8:9, 19).

En sus enseñanzas, Jesús se refirió repetida y constantemente a los textos sagrados de Israel. Lo mismo fue cierto de sus primeros seguidores y de todos los escritores del Nuevo Testamento. Incluso Pablo—el «apóstol a los gentiles», que por lo general comenzaba su misión hablando en la sinagoga de cada ciudad a la que llegaba—en su predicación constantemente citaba la Biblia hebrea; aunque es cierto que siguió la traducción griega que ya existía y, según Hechos, su predicación fue sobre «la esperanza de Israel» (Hch 28:20).

 Según los evangelios, algunos de los líderes religiosos de Israel creyeron ver en Jesús un peligro para su nación y su religión. Para prevenir esto, lo entregaron a las autoridades romanas para que fuera crucificado.

Cuando los discípulos de Jesús comenzaron a predicar—después de los acontecimientos de Semana Santa y Pentecostés—tuvieron que enfrentarse a la oposición de muchos miembros del concilio judío, quienes les ordenaron abandonar esas actividades y los castigaron cuando se negaron a obedecer.

 Conforme el cristianismo se fue extendiendo por el mundo gentil, muchos de sus primeros conversos fueron judíos, además de otras personas a quienes los judíos llamaron «temerosos de Dios» (quienes creían en el Dios de Israel y que seguían la mayoría de las enseñanzas morales de las escrituras hebreas, pero que todavía no estaban listos para aceptar la circuncisión, ni seguir todas las leyes rituales y las dietas de los judíos).

Tradicionalmente, cuando esos temerosos de Dios decidían hacerse judíos, solamente se les aceptaba como miembros del pueblo de Israel a través de una serie de actos que incluían un rito bautismal. Una vez realizado, se les consideraba «prosélitos». Sin embargo, a estas personas temerosas de Dios la predicación cristiana les ofreció una nueva opción. Ahora podían unirse a la iglesia a través de un proceso que también culminaba en un rito bautismal, pero dentro de esa comunidad podían adorar al Dios de Israel sin tener que someterse a las prácticas rituales judías que antes se habían interpuesto en su camino.

A tal grado tantos judíos aceptaron la predicación cristiana—a Jesús como el Mesías prometido—que, por varias décadas, una buena parte de los miembros de la iglesia fue de origen judío.

 Algunos vieron al cristianismo como una nueva forma del judaísmo que parecía hacer más accesible la vida religiosa en medio de una sociedad donde los judíos ortodoxos temían mancharse por su contacto con los inmundos gentiles.

Desde esta perspectiva, el cristianismo parecía ser una forma menos estricta del judaísmo. Sin embargo, esta era la continuación de una tendencia que ya había aparecido bastante tiempo antes entre el pueblo judío. Incluso antes del advenimiento del cristianismo hubo judíos que estaban buscando maneras de construir puentes entre su tradición hebrea y la sociedad y cultura helenistas. Para esos judíos, y no solo para los temerosos de Dios, el cristianismo parecía ser una atractiva alternativa.

Debido a esto surgió un espíritu de competencia y sospecha entre los cristianos y los judíos. Una competencia que por lo general se centró en la cuestión de quién interpretaba las Escrituras correctamente.

Los cristianos reclamaron para sí la Biblia hebrea y acusaron al judaísmo de interpretar mal sus propias Escrituras. Insistieron en que había profecías en la Biblia hebrea que apuntaban a Jesús.

Incluso, entre los cristianos pronto comenzaron a circular listas de «testimonios»: pasajes de los profetas y de los otros libros sagrados de los judíos que, según los polemistas cristianos, predecían la llegada de Jesús y muchos de los acontecimientos de su vida.

En el fragor de la competencia y la controversia, los cristianos comenzaron a culpar a los judíos en general por la muerte de Jesús, y no, como en realidad fue el caso, únicamente a la cúpula religiosa de Jerusalén. Culpar a los judíos por la muerte de Jesús tuvo el doble papel de ser un instrumento útil para los cristianos en su polémica contra los judíos y, al mismo tiempo, les permitió dejar a un lado el hecho de que Jesús había sido ejecutado como un criminal subversivo por el poderoso imperio romano.

 Durante esa polémica y competencia, el judaísmo también se hizo más rígido en su oposición al cristianismo, particularmente después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., que los dejó sin templo e identidad territorial. Hasta ese entonces, el judaísmo había sido la religión de un pueblo que tenía una tierra y un antiguo centro de culto. Así pues, se vio en la necesidad de definirse a sí mismo de una manera que no incluyera el templo ni la tierra, además de competir por un lugar dentro de la multitud de religiones que circulaban en el mundo grecorromano.

En esa competencia, su rival más serio fue el cristianismo, precisamente porque éste tenía raíces judías y reclamaba para sí buena parte de la tradición religiosa de Israel. El resultado fue un nuevo despertar del judaísmo cuyo centro fue Jamnia (hoy Yavneh, en Israel), donde algunos eruditos judíos se dedicaron al estudio y también a polemizar contra los cristianos.

En el año 90 d.C., los rabinos reunidos en Jamnia hicieron una lista de libros oficiales (el canon) de las Escrituras hebreas. Todavía se debate si lo hecho en Jamnia fue sencillamente una confirmación de aquello que los judíos habían creído por largo tiempo, o hasta dónde solamente fue una reacción en contra del cristianismo y su propaganda.

En todo caso, el canon de Jamnia excluyó muchos de los libros más recientes que, por varias razones, también fueron algunos de los más citados entre los cristianos.

 Hoy se nos hace difícil entender los debates y controversias que todo esto provocó. Por largos siglos el cristianismo y el judaísmo han sido religiones con una identidad bastante clara, a pesar de que hayan existido diferentes escuelas, tendencias y grupos dentro de cada una de ellas. Durante buena parte de ese tiempo los cristianos ejercieron el poder político y social, y frecuentemente lo utilizaron para suprimir al judaísmo, para abusar a sus seguidores, y hasta para perseguirlos y matarlos. Sin embargo, la situación fue muy diferente durante los primeros siglos de la era cristiana, porque tanto el cristianismo como el judaísmo estaban tomando forma: el cristianismo por ser una nueva expresión religiosa, y el judaísmo porque estaba aprendiendo a vivir bajo nuevas circunstancias (ya sin tierra y sin templo). Así pues, ni el judaísmo ni el cristianismo eran exactamente lo que son hoy. Y por largo tiempo hubo duda sobre cual sería el resultado final de esa competencia.

 La Biblia hebrea
 Al igual que Jesús, los primeros cristianos fueron judíos, y no creyeron ser parte de una nueva religión.

Estuvieron convencidos de que las buenas nuevas—el evangelio—eran que en Jesús y su resurrección se habían cumplido las antiguas promesas hechas a Israel. En otras palabras, que con ello se cumplía «la esperanza de Israel».

Tal como el libro de los Hechos cuenta la historia, al principio los cristianos ni siquiera pensaron que el evangelio fuera un mensaje de esperanza para toda la humanidad. Solamente después de pasar por algunas experiencias extraordinarias fue que decidieron que esas buenas nuevas también eran para los gentiles.

A pesar de esto, basta con leer las epístolas de Pablo para darse cuenta de que las buenas nuevas para los gentiles consistían en que por la fe ellos también eran invitados a convertirse en hijos y herederos de Abraham. Tal como lo diría Karl Barth en el siglo veinte: que los gentiles podían convertirse en «judíos honorarios».

Como judíos—sin importar que lo fueran por descendencia biológica o por adopción mediante la fe—los cristianos tuvieron una Biblia, la Biblia hebrea.

Esta Biblia fue la que leyeron al reunirse para adorar a Dios, para tratar de discernir su voluntad y el significado de los acontecimientos de que habían sido testigos: la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.

En el libro de los Hechos tenemos varios ejemplos sobre cómo Pablo—y otros cristianos—utilizó las Escrituras hebreas para decir a los otros judíos en las sinagogas que Jesús era el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham, y para invitarlos a creer en él.

Así pues, la primera Biblia cristiana fue la Biblia judía. Fue la que usaron para enseñar, la que usaron en las controversias y la que usaron en el culto. Al parecer, ni siquiera soñaron con añadirle otros libros a las Escrituras hebreas.

 Sin embargo, conforme la primera generación de testigos fue desapareciendo, los cristianos sintieron la necesidad de tener algún medio de instrucción que preservara las enseñanzas de aquellos primeros testigos.

Ya no bastaba con leer los libros de los profetas o la ley de Moisés en la iglesia, también se hacía necesario leer materiales que trataran más directamente sobre Jesús y los deberes y creencias cristianas.

De cierta manera las cartas de Pablo trataron de llenar esa necesidad. Dado que no podía estar presente en todas las iglesias que había fundado, entonces les escribió.

Sus cartas—con la excepción de su nota personal a Filemón—fueron escritas para que se leyeran en voz alta a toda la congregación.

Esas cartas fueron para instrucción, admonición, reto, inspiración, algunas veces para recolectar dinero y fueron dirigidas a iglesias específicas con necesidades específicas.

Aunque no conocía a la mayoría de los miembros, Pablo incluso se atrevió a escribir una larga carta a los cristianos en Roma. Al parecer lo hizo preparando el camino para la visita que tenía planeada a esa ciudad, pero el poder y discernimiento de esa carta fue tal que se siguió leyendo en la iglesia mucho tiempo después de la muerte de Pablo.

De hecho, el impacto de las cartas de Pablo provocó que muchas iglesias las copiaran y las compartieran entre sí, e incluso que las leyeran en los cultos y las usaran paralelamente a la Biblia hebrea como materiales de instrucción. Casi al final del siglo primero, cuando estuvo exiliado en Patmos, Juan «el teólogo» escribió un libro—Apocalipsis—dirigido a iglesias en la provincia romana de Asia. Pero muy pronto comenzó a circular entre otras iglesias de la región, y con el tiempo fue copiado, vuelto a copiar y leído en todas las iglesias.

 Pablo y Juan de Patmos escribieron para ocasiones específicas y, por lo tanto, no escribieron sobre toda la vida y enseñanzas de Jesús. Ellos todavía estaban vivos cuando algunas personas comenzaron a sentir la necesidad de documentos que se pudieran leer en la iglesia. Necesitaban documentos que presentaran toda la vida de Jesús y sus enseñanzas, y que se concretaron en lo que ahora llamamos evangelios. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que el primero fue el de Marcos, al que poco después le siguieron Mateo y Lucas, y al final el evangelio de Juan.

 Cuando estos libros se comenzaron a leer en la iglesia, los cristianos no debatieron si eran «Palabra de Dios» o no, o si eran inspirados. Al principio, parece que ni siquiera consideraron el asunto de su relativa autoridad en comparación con los libros de la Biblia hebrea.

 Simplemente los consideraron valiosos para su culto, en especial para esa parte del culto que principalmente consistía en la lectura y exposición de las Escrituras. Más o menos como a la mitad del segundo siglo, el escritor cristiano Justino Mártir dijo que los creyentes se reunían «en el día que comúnmente es llamado del sol», y que leían «según el tiempo lo permite, las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas».

Así pues, y al parecer sin mucho debate, fue en el contexto del culto que las «memorias de los apóstoles»—o tal vez los evangelios, o los evangelios junto con algunas de las epístolas—comenzaron a igualarse en autoridad con los profetas.

El reto de Marción
 Más o menos por la misma época en que Justino escribió las palabras ya citadas, se suscitó una controversia sobre la autoridad y valor de las Escrituras hebreas. En parte, esa controversia se debió a que algunos cristianos intentaron rechazar todo lo que fuese de origen judío.

Algunos creyentes cristianos se opusieron de tal forma al judaísmo que llegaron al extremo de intentar romper toda conexión entre su fe y la religión de Israel.

Por ejemplo, aunque fue una secta muy poco conocida, los ofitas (seguidores de la serpiente), decían que el verdadero héroe en el huerto del Edén había sido la serpiente porque intentó liberar a los humanos del poder tiránico del Dios de los judíos.

Los caininitas, tuvieron opiniones semejantes, aunque para ellos Caín fue el gran héroe. No está completamente claro hasta qué punto esas sectas hicieron uso de algunas de las doctrinas cristianas. En todo caso, Marción fue el más famoso y el más influyente de entre los cristianos que intentaron desconectarse de todo lo que se relacionara con la fe de Israel.

 Marción nació en la ciudad de Sinope, en el Mar Negro, y fue hijo del obispo cristiano de esa ciudad. Aunque se sabe poco de su juventud, a mediados del siglo segundo lo encontramos en Roma donde sus enseñanzas empezaron a causar gran revuelo.

Con el tiempo, sus seguidores se apartaron de la iglesia y fue así que surgió la iglesia marcionita con sus propios obispos y estructuras. La existencia de ese cuerpo eclesiástico rival fue la razón por la cual Marción fue tan influyente, y la razón por la que algunos de los líderes intelectuales de la iglesia (que escribieron tratados polémicos contra los judíos) también escribieron tratados contra Marción.

 Según Marción, no solamente había un contraste bastante marcado, sino hasta oposición entre el Dios de la Biblia hebrea y el Padre de Jesús.

Ni siquiera eran dos conceptos diferentes sobre Dios, ¡en realidad eran dos dioses diferentes! Según Marción, el Jehová de la Biblia hebrea era un dios inferior, un dios que—ya fuera por ignorancia o por maldad—había creado este mundo y ahora lo gobernaba.

Este era un dios vengativo que insistía en la justicia y en el castigo por la desobediencia, y cuya veleidad se manifestaba en el hecho de que había escogido arbitrariamente a los judíos como su pueblo privilegiado.

En contraste, según Marción, el Padre de Jesucristo—y el Dios de la fe cristiana—se encontraba muy por encima del pequeño dios de Israel, y muy por encima de cualquier preocupación por lo material o el mundo físico.

Este Dios altísimo perdonaba al pecador en lugar de demandar que se le pagara hasta lo más mínimo que se le debía. Éste no era el dios de la ley y la justicia, sino el Padre de amor y gracia, y el que había enviado a Jesús a este mundo de Jehová para salvar lo que se había perdido, es decir, a los espíritus humanos que Jehová había aprisionado en este mundo material que había creado.

 Según Marción, muy pronto la mayoría de los cristianos se olvidaron de ese mensaje, y solamente Pablo, el apóstol de la gracia, conservó el mensaje de amor y perdón del Dios altísimo.

A pesar de ello, Marción decía que hasta los mismos escritos de Pablo habían sido secuestrados por personas que no habían entendido ese mensaje, ni veían el contraste entre Jehová y el Padre. Así que corrompieron las epístolas de Pablo e introdujeron en ellas todo tipo de referencias a la Biblia hebrea y al Dios de Abraham y Jacob.

 Por eso, a diferencia del resto de la iglesia, Marción rechazó las ancestrales Escrituras de los judíos, no porque fueran falsas en el sentido de que faltaran a la verdad, sino porque eran la verdadera revelación ¡pero de un dios inferior!

Fue por eso que se sintió obligado a proponer una nueva Biblia cristiana, una que no incluyera los libros de los judíos o alguna referencia a esos libros por muy positiva que fuera. En realidad ese fue el primer canon del Nuevo Testamento, que incluyó diez epístolas de Pablo y el evangelio de Lucas.

Y es que, según Marción, este último fue uno de los verdaderos intérpretes del mensaje cristiano por haber sido acompañante de Pablo. Sin embargo, ¿qué hacer con las referencias a las Escrituras hebreas que contenían el evangelio de Lucas y las epístolas de Pablo?

Marción dijo que habían sido introducidas en el texto original por «judaizantes». Por lo tanto, los escritos de Lucas y Pablo tenían que ser limpiados de cualquier referencia a la Biblia hebrea o al Dios de los judíos. El resto de la iglesia se escandalizó con esas enseñanzas.

 Aunque es cierto que había conflictos y competencia entre judíos y cristianos, éstos últimos siempre habían reconocido sus raíces judías. La discusión con el judaísmo era sobre el asunto de si Jesús era el Mesías o no, pero nunca si el Dios de Abraham era el verdadero y Dios altísimo, o si ese Dios había creado todas las cosas.

Los textos de las Escrituras hebreas, que hasta ese entonces los cristianos habían empleado para probar a los judíos que Jesús era el Mesías, ahora habían empezado a tener un uso diferente. Es decir, se emplearon para probar que los libros donde aparecían esas declaraciones proféticas en verdad eran la Palabra del mismo Dios que había hablado en Jesús.

Por ejemplo, aunque por mucho tiempo los cristianos habían afirmado que el pasaje de Isaías 53 predecía que el Mesías sufriría (y contra el judaísmo lo habían usado para probar que Jesús era el Mesías), ahora lo usaron para refutar a Marción y probar que lo dicho por Isaías en verdad era Palabra de Dios
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domingo, 15 de mayo de 2016

Se oye que hay entre vosotros inmoralidad sexual, y una inmoralidad tal como ni aun entre los gentiles se tolera...

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




CORINTO: A LA MIRA DE CRISTO


Corinto
La inexpugnable ciudad

1. Ubicación geográfica

La antigua ciudad de Corinto estaba ubicada en la amplia llanura que está debajo del elevado Acrocorinto, una inexpugnable cima de 630 metros de altura que se alza en la península del Peloponeso.

La escarpada pendiente del Acrocorinto convirtió el lugar en una fortaleza casi invencible, por lo que la ciudad misma gozaba de una relativa seguridad. Entre la antigua ciudad de Corinto y la ciudad puerto de Licaonia, en el golfo de Corinto, sólo había una distancia de más o menos 3.2 kilómetros hacia el norte.

A unos 11 kilómetros hacia el este, estaba el puerto de Cencrea, en el golfo Sarónico. Fue a través de estos dos puertos que Corinto se llenó de comercio y riqueza. Los barcos que venían del occidente (Italia, España y África del Norte) traían sus mercancías a Licaonia; y los barcos que llegaban del oriente (Asia Menor, Fenicia, Palestina, Egipto y Cirene) atracaban en Cencrea.

Capitanes y tripulación evitaban navegar las doscientas millas náuticas que había alrededor del cabo que estaba al sur de la península (cabo Malea), porque las impredecibles tormentas podían convertir la navegación en una aventura traicionera.

Tanto propietarios como marineros sabían que jamás podrían olvidar la pérdida de vidas, barcos y cargamento. Así que preferían anclar en Licaonia o en Cencrea. A partir de estos dos puertos, las mercancías se distribuían en pequeñas naves que recorrían las islas que conectaban la península con Grecia central.

A Periandro (625–583 a.C.) se le ocurrió construir un canal para facilitar el transporte de mercancía, pero en última instancia edificó un cruce de piedra con el nombre de diolkos, palabra que significa plataforma deslizable sobre ruedas.

El sistema consistía en colocar pequeños barcos en plataformas, para arrastrarlos desde el golfo Sarónico (al oriente) hasta el golfo de Corinto (al occidente), y viceversa. De esta forma, Corinto podía recaudar una considerable suma de impuestos, cobrando peaje por el tránsito de mercancías a través del istmo.

En aquellos tiempos, el rey griego Demetrio y los emperadores romanos Julio César y Cayo Calígula tuvieron la intención de cavar un canal que corriera a través del istmo en su parte más angosta (7.25 Km.).

Fue Nerón el que puso en marcha el proyecto, pero por varias razones tuvo pronto que abandonarlo. No logró financiarlo, corría la creencia de que cavar un canal era un sacrilegio y, además, surgió la teoría de que el nivel de las aguas de las dos orillas del istmo era distinto.

Por su parte, Vespasiano asumió el mando de las tropas romanas asignadas a Palestina y esclavizó a muchísimos judíos. Josefo afirma que en el año 67 este general envío cerca de seis mil judíos a Corinto, para que cavaran a lo largo del istmo. Finalmente, a fines del siglo diecinueve (1881–93), ingenieros franceses construyeron y terminaron el canal de Corinto.


2. Historia

En su obra La Iliada, Homero hace mención de Corinto. Esto significa que la ciudad se remonta por lo menos al segundo milenio antes de Cristo.

Su influencia se dejó sentir en toda la península, en el istmo y en partes de Grecia central. Por ser una ciudad atractiva desde el punto de vista económico, Corinto llegó a la cima de su poder en el siglo séptimo a.C. Fue Periandro quien fomentó la influencia económica de Corinto, equipando a los pequeños barcos para que pudieran transitar por el istmo. Pero durante los dos siglos que siguieron, Corinto tuvo que vérselas con Atenas, poderoso rival.

Después vino el conflicto bélico entre Atenas y Esparta, la llamada guerra del Peloponeso (431–404 a.C.). Corinto tomó partido en favor de Atenas. La guerra debilitó tanto a Atenas y a Corinto, Filipo II de Macedonia logró conquistar Corinto en el año 338 a.C. Su hijo, Alejandro el Grande, utilizó a Corinto como centro de comercio y de atracción turística. Después de la muerte de Alejandro (323 a.C.), Corinto se convirtió en la más importante de las ciudades estado griegas del Peloponeso y del sur de Grecia.

Cuando los romanos conquistaron Grecia (196 a.C.), pusieron a Corinto a la cabeza de la confederación de las ciudades de la provincia de Acaya. Cincuenta años después, Corinto se sublevó contra Roma, lo que forzó a Lucio Mumio a destruir la ciudad.

La ciudad permaneció en ruinas por todo un siglo, hasta que Julio César la restauró el año 44 a.C. El emperador también construyó el puerto de Licaonia y el de Cencrea. De esta forma, Corinto se convirtió en una colonia romana, conocida como la Colonia Laus Julia Corinthiensis (= la colonia de Corinto es una alabanza a Julio). Se trataba, pues, de una colonia que daba honor a Julio César. La ciudad volvió a prosperar, llegando a ser un centro de comercio que atrajo a gente de muchas partes del mundo.


3. Población

Como se trataba de una colonia romana, Corinto estaba sujeta al derecho romano. Así que, su gobierno era similar al de la ciudad imperial. La lengua oficial era el latín, aunque el pueblo en general hablaba griego.

Pablo registra los nombres latinos de algunos hermanos que vivían en Corinto: Tercio, Gayo, Cuarto (Ro. 16:22, 23); la pareja judía Aquila y Priscila, Tito Justo Crispo, principal de la sinagoga, y Fortunato (Hch. 18:2, 7; 1 Co. 1:14; 16:17).

Militares o civiles, los oficiales romanos residían en Corinto, como era el caso del procónsul Galión (Hch. 18:12). También vivía allí una multitud de colonos veteranos del ejército y libertos (que antes fueron esclavos) de Roma.

También había comerciantes, artesanos, artistas, filósofos, maestros y trabajadores provenientes de muchos de los países que rodean el Mar Mediterráneo. Dentro de la población también se contaba a judíos provenientes de Israel y de otras partes, a griegos nativos, a exiliados y a esclavos.

Toda esta gente vivía y trabajaba en Corinto o en sus dos puertos, incrementando así su población, su diversidad y su economía. Los campos de sembradío contribuían a la base agrícola de Corinto, la ciudad era un centro fabril, y los dos puertos la convertían en un eje del comercio mundial. En suma, Corinto gozaba de fama internacional.


4. Religión y cultura

En los siglos anteriores al cristianismo, autores griegos y romanos con frecuencia describían a Corinto como la ciudad de la fornicación y la prostitución.

Los griegos acuñaron el término corinthiazethai (literalmente: «vivir a lo corintio») para describir la inmoralidad de la ciudad.

Corinto tenía más de una docena de templos. El antiguo templo dedicado a Afrodita, la diosa del amor, era famoso por su inmoralidad.

Antes de que Corinto fuese destruida por los romanos (en 146 a.C.), Estrabón ya había escrito sobre el templo de Afrodita. Y aunque muchos eruditos han puesto en duda la exactitud de sus palabras, Estrabón afirmó que en dicho templo había miles de prostitutas.

Como Corinto tenía dos puertos, es posible suponer que alojaba una multitud de marineros, comerciantes y soldados. Esto hacía difícil que la ciudad fuese conocida por tener una moral respetable.

El que Pablo tenga que exhortar explícitamente a los corintios a que huyan de la inmoralidad sexual (1 Corintios 5:1; 6:9, 15–20; 10:18) es una indicación precisa de que la promiscuidad era algo bastante común en la ciudad.

Corinto daba libertad para que diferentes grupos religiosos practicaran su fe.

  • Estaba el culto a Afrodita, 
  • Se adoraba a Asclepio, 
  • Se adoraba a Apolos y 
  • Se rendía culto a Poseidón. 
También había altares y templos para las deidades griegas como:

  • Atena, 
  • Hera y 
  • Hermes. 
Otros altares estaban dedicados a los dioses de Egipto,

  • Isis y 
  • Serapis.


Los judíos constituían otro de los tantos grupos religiosos.

Los emperadores Julio César y Tiberio concedieron a los judíos libertad para practicar su religión, siempre y cuando se cuidaran de no participar en actos sediciosos contra el gobierno romano. El emperador Claudio confirmó este edicto imperial. Así que, los judíos tenían su propia sinagoga, a la que Pablo fue invitado a predicar, para luego ser expulsado de allí.

Lucas nos relata que los líderes judíos arrastraron a Pablo hasta el tribunal de justicia (bema) del procónsul Galión, para acusarlo de enseñar una religión contraria a la ley (Hch. 18:12, 13).

Sabiendo que la religión judía estaba autorizada, Galión no hizo caso de los alegatos de los judíos, porque nada tenían que ver con el derecho romano. Para él, sólo se traba de un asunto religioso de carácter privado. Como no era un asunto civil, desestimó los cargos.

A nadie le pareció mal que el cristianismo se instalara en Corinto.

Por un lado, la gente estaba acostumbrada a convivir con diferentes corrientes religiosas. Por el otro, se tenía la impresión de que era otra versión de la fe judía, aunque para los gentiles de Corinto era más fácil aceptar la fe cristiana que la religión judía.

Pablo enseñaba que los gentiles que se convertían al cristianismo no estaban obligados a guardar los ritos de la fe judía, tales como la circuncisión. Esta enseñanza terminó enfureciendo a los oficiales de la sinagoga local, quienes llevaron a Pablo ante Galión. Como los judíos no ganaron el juicio, Pablo y la iglesia pudieron continuar predicando el evangelio sin temor a ser agredidos (Hch. 18:10).

La iglesia continuó creciendo, porque el Señor tenía mucho pueblo en aquel lugar. En contraste con los judíos, en Corinto los creyentes se empezaron a reunir en las casas de los hermanos.
Usaron, por ejemplo, la casa de Ticio Justo, que quedaba al lado de la sinagoga. Se establecieron congregaciones en los hogares. Una casa grande albergaría a unas cincuenta personas, mientras que casas más pequeñas, a unas treinta.

Uno de los eventos más destacados de esta ciudad cosmopolita del siglo primero eran los juegos ístmicos, cuya importancia sólo era opacada por los juegos olímpicos. Los juegos ístmicos se realizaban cada dos años al llegar la primavera, e incluían pedestrismo, boxeo, lucha libre y carreras de carros (cf. 1 Corintios 9:24–27).

Durante su estadía de dieciocho meses en Corinto, Pablo debió asistir a los juegos ístmicos de la primavera del año 51 d.C. Suponemos que poniendo en práctica su principio de «a todos me he hecho de todo» (1 Corintios 9:22, 27), usó la ocasión para comerciar con las carpas que fabricaba y para proclamar el evangelio de salvación.


5. Importancia

Pablo optó por predicar el evangelio en las capitales de las provincias. Por ejemplo, predicó en Tesalónica, capital de Macedonia, y en Corintio, capital de Acaya.

El apóstol pensaba que las capitales eran centros estratégicos donde, en algunos casos, el tráfico terrestre se encontraba con el marítimo. Desde Corinto el evangelio se extendió a las aldeas rurales y a las ciudades que estaban a su alrededor, para luego saltar a muchas otras partes del mundo mediterráneo.

Ninguna otra congregación recibió tanta atención de parte de Pablo, quien ofrendó talentos, tiempo y lágrimas en favor de ellos.

La congregación no sólo fue visitada tres veces (2 Co. 13:1), sino que recibió sanos consejos, largas epístolas e incesante oración. Diversos problemas prácticos acosaban a esta inexperta congregación. Como padre de esta iglesia local (1 Corintios 4:15), Pablo aconsejó a los creyentes para que supieran cómo enfrentar todas sus dificultades.

No obstante, el alcance de sus palabras no se limita a un grupo o a un momento histórico, sino que transciende a toda la iglesia universal. La teología que Pablo registra en esta epístola se puede aplicar a las situaciones que se viven en innumerables congregaciones a lo largo de todo el mundo.

De hecho, lo que él enseña acerca del matrimonio, el divorcio, la separación, la virginidad y las viudas (capítulo 7) toca la vida de todos nosotros. Por tanto, esta epístola está dirigida a todos los creyentes de todo el mundo, no importa su edad o la época en la que vivan.

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viernes, 1 de abril de 2016

Si alguien os está anunciando un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema. Hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Alimentamos a las ovejitas que nos dio El Pastor de los pastores
El carácter único del evangelio
Gálatas 1:6-9
6 Estoy asombrado de que tan pronto os estéis apartando del que os llamó por la gracia de Cristo,  para ir tras un evangelio diferente. 
7 No es que haya otro evangelio, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 
8 Pero aun si nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara  un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.  
9 Como ya lo hemos dicho, ahora mismo vuelvo a decir: Si alguien os está anunciando un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema.

Un Evangelio Irremplazable
             ¡¡¡NO HAY OTRO EVANGELIO!!!                                              Gálatas 1:6-9

El tema principal, Gálatas 1:6–9. Después de la salutación, el apóstol Pablo menciona el problema que existía con los gálatas. Después que Pablo había compartido el evangelio de gracia, los cristianos en Galacia habían aceptado otras enseñanzas que eran contrarias al evangelio apostólico. Pablo comienza su exhortación (Gálatas 1:6) con sorpresa de que se hubieran alejado del evangelio. 

La palabra griega methístemi (Gálatas 1:6) tiene la idea de remover (la misma palabra se usa en Hech. 7:16 donde los huesos de los patriarcas fueron trasladados o removidos). Los gálatas estaban a punto de dejar el evangelio apostólico para trasladarse a otro. 

El otro evangelio era una falsificación del verdadero. La palabra evangelio (euaggélion ) significa buenas nuevas y son las que el Apóstol mencionó en Gálatas 1:4. El mensaje de los falsos maestros era de imponer a los cristianos requisitos de la ley (especialmente la circuncisión) como parte del evangelio.

El apóstol Pablo aclara que hay un solo evangelio (Gálatas 1:7), pero que algunos tenían en mente hacer cambiar a los gálatas en sus creencias originales (perturban tiene la idea de levantar una seducción para estorbar la bendición que los gálatas tenían en el evangelio de gracia). 
El método de cómo hacer esta perturbación era de cambiar el evangelio. Cuando se cambia el contenido del evangelio (o también la Palabra de Dios en general), la fe es contaminada con otras ideas que no son de Dios. El cambiar el evangelio es la peor tragedia que puede ocurrir.

Semillero homilético
Los asombros en el evangelio
Gálatas 1:6–9
Introducción: 
En otras epístolas Pablo comienza con una afirmación de los recipientes de la carta, pero aquí entra inmediatamente para referirse al problema que existía en las iglesias de Galacia. Expresa su asombro en forma impresionante.
I.     Una palabra de asombro, Gálatas 1:6.
1.     Por haber desertado el evangelio verdadero.
2.     Por haber abrazado evangelios falsos.

II.     Una declaración de asombro, Gálatas 1:8,9
1.   Anatema es palabra fuerte, de condenación, porque se relacionaba con la práctica de destruir todo el botín al conquistar una ciudad o una tierra.
2.   La aplicación de Pablo abarca las personas que habían abandonado el evangelio verdadero para aceptar los evangelios presentados por maestros falsos.
3.   El asombro vino porque en tiempo corto habían decidido abandonar el evangelio.

III.     Una afirmación firme.
1.     El evangelio que recibieron de Pablo era el único verdadero.
2.     Todo otro evangelio es falso.
(1)     Evangelio de obras.
(2)     Universalismo.
(3)     Aniquilación.
Conclusión: 
A veces estamos asombrados por lo que las personas aceptan como religión. Hay personas que están abiertas a aceptar toda clase de herejías, tales como la Nueva Era, porque dicen que satisface su ser interno. Debemos juzgar los evangelios con la medida de la Palabra de Dios.

El apóstol Pablo escribe una exhortación fuerte en base a la gravedad de cambiar el evangelio (Gálatas 1:8). Notemos que en la exhortación hay dos cosas: 
Primera, lo más importante no es el mensajero sino el mensaje. Los maestros falsos pueden tener una máscara de piedad pero su mensaje es venenoso. 
Segunda, no hay otra nueva revelación celestial dada a los hombres para ser salvo. El autor nos dice que ni un ángel del cielo, para aclarar la realidad que no hay un nuevo evangelio dado por Dios a los hombres por medio de agentes celestiales.
 Es interesante que en los tiempos que vivimos muchos ponen su fe en una persona o en experiencias sin tener en mente el contenido bíblico. 
El veredicto apostólico para aquellos que predican un evangelio falso es de maldición. La palabra anatema (anáthema , Gálatas 1:8) tiene que ver con la maldición divina. 
El Apóstol usa esta palabra en Romanos 9:3 donde él desearía ser anatema para la salvación de los judíos. La idea en Romanos 9:3 es separado de la salvación de Cristo, fuera de la gracia de Dios. Podemos decir que la palabra anatema tiene la idea de la maldición total de Dios, algo o alguien que es entregado al juicio divino.
¿A quién busca agradar?
1:10–12
1.     Algunos buscan agradar a los hombres con sus actos. Cristo              condenó a  tales personas (Mat. 6:1–4).
2.     Algunos quieren agradar a Dios, no importa lo que piensan los          hombres   (Jos. 24:15).
3.     Algunos buscan agradar a Dios y a los hombres (Mat. 22:37–40).

Esta exhortación es tan seria que el autor la repite (Gálatas 1:9). 

Hay dos interpretaciones con respecto a la exhortación paulina (como ya lo hemos dicho). Algunos piensan que se refiere al versículo anterior (Gálatas 1:8) donde Pablo menciona la exhortación por primera vez. 

Otros piensan que fue en persona en una de sus visitas. Cualquiera de los dos puntos de vista con que el lector esté de acuerdo, no cambia el pensamiento que esta exhortación fue repetida por el Apóstol a los gálatas para mostrar la gravedad de cambiar el evangelio que les fue dado.
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viernes, 27 de noviembre de 2015

¡Bueno es Jehovah! Es una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él se refugian

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6







Nos preparamos para enseñar a la congregación
  Mensaje contra Nínive, la capital de Asiria
Nahúm 1:1-14
1 Yo soy Nahúm de Elcós. En un sueño Dios me habló acerca de Nínive, y éste es el mensaje que escribí contra esa ciudad: 

      2 Nuestro Dios exige 
      que le seamos fieles. 
      Cuando se enoja, toma venganza 
      de sus enemigos y de sus contrarios. 

      3 Nuestro Dios es muy poderoso 
      y siempre castiga a quien lo merece, 
      pero también es un Dios paciente, 
      y no se enoja con facilidad. 

      Nuestro Dios camina entre las tormentas; 
      las nubes son el polvo que levanta. 
      4 Si reprende al mar y a los ríos, 
      estos se quedan secos por completo 
      y se marchitan las flores del Líbano, 
      los campos de Basán y el monte Carmelo. 

      5 En presencia de nuestro Dios 
      tiemblan la tierra y sus habitantes, 
      y los cerros y las montañas se sacuden. 

      6 Cuando nuestro Dios se enoja, 
      las piedras se hacen polvo, 
      como si las partiera un rayo; 
      cuando nuestro Dios se enoja, 
      nadie puede mantenerse firme. 

      7 Nuestro Dios es bondadoso 
      y cuida de los que en él confían. 
      En momentos de angustia, 
      él nos brinda protección. 
      8 Pero también destruye a sus enemigos; 
      los arrastra como un río desbordado, 
      ¡los persigue hasta en la oscuridad! 

      9-11 Ustedes, habitantes de Nínive, 
      ¿por qué hacen planes malvados? 
      Hay entre ustedes un consejero malvado, 
      que hace planes contra nuestro Dios, 
      pero Dios acabará con ustedes; 
      los destruirá por completo, 
      y no les dará otra oportunidad; 
      les prenderá fuego, como a la paja, 
      como si fueran un montón de espinas. 

  Mensaje al pueblo de Dios
12-14 Nuestro Dios ha dicho: 

      «Asiria es un país poderoso, 
      pero yo lo voy a destruir. 
      Destruiré su templo, 
      sus ídolos y sus imágenes, 
      y todos se olvidarán de él. 
      Dejaré ese país en ruinas, 
      pues sólo merece mi desprecio. 

      »Y aunque a ti, pueblo de Judá, 
      te hice sufrir al principio, 
      ya no te haré sufrir más. 
      Al contrario, te pondré en libertad 
      y no volverás a ser esclavo. 

LA HONRA DE DIOS
NAHÚM
PRÁCTICA homilética
¿Qué demanda la honra de Dios?
Todo el libro
Introducción: 
Para Nahúm la ciudad de Nínive representaba la maldad en su totalidad. Una maldad que todavía frustra y trata de suprimir los planes de Dios y su propósito para su gente. Ante una maldad que nunca responde a Dios, ¿qué demanda la honra de Dios? La honra de Dios vindica en tres formas:
     I.     La terminación de la maldad.
1.     Será completa, Nahúm 1:2–8.
2.     Será para siempre, Nahúm 1:9–15.
3.     Será hecha por el poder de Dios, Nahúm 2:1–3:19.

     II.     El final del sufrimiento del pueblo de Dios.
1.     Dios es fiel a su pacto, Nahúm 1:2, 13, 15.
2.     Dios es paciente con su pueblo, Nahúm 1:3a.
3.     Dios cuida a los suyos, Nahúm 1:7, 13–15.
4.     Dios mantiene su dominio y propósito, Nahúm 1:9.
5.     Dios derrota a los que desafían su sobe-ranía, Nahúm 1:2, 8; 2:13; 3:5–7.

     III.     La destrucción de aquellos que siguen la maldad.
1.     Dios está contra todos los que siguen la maldad, Nahúm 2:13.
2.     Dios hace que los malos sufran lo que les han hecho a otros, Nahúm 3:19.

Conclusión: 
La destrucción de Nínive como el representante de la maldad es vista como una victoria de Dios y una evidencia de que había razón de la esperanza de su pueblo en su poder y su justicia.
I.     LA VENGANZA COMO ATRIBUTO DEL DIOS DE LA VIDA,                   Nahúm1:1-8
1.     El profeta y su misión, Nahúm 1:1
El nombre del profeta significa, como ya mencionamos, consolación o también podríamos decir “tener misericordia”, es decir que él es objeto de la misericordia de Dios pues lo ha colocado para anunciar la venganza que tomará sobre los enemigos de su pueblo, esto es un acto de misericordia para con el pueblo que Dios ama y desde luego Nahúm forma parte de dicho pueblo. 

Sobre Elcós ver Post anterior. El primer versículo describe el mensaje como un oráculo (masa) o lit. “una carga”. Es, en definitiva, un mensaje que le entregó Dios a Nahúm para que fuera presentado, aunque su contenido no fuera fácil. También es calificado como una visión, o sea que no fue visto por todas las personas.
2.     El Dios de la vida es poderoso para defenderla, Nahúm 1:2-8
Como ya se mencionó, esta parte es una poesía, o un himno acróstico realizado a base de la mitad del alfabeto heb., este tipo de construcción era elaborada así para facilitar la memorización.

Hay que entender estos versículos dentro del contexto general del AT, en el cual Dios se presenta como el Salvador del pueblo que estaba bajo el yugo de la muerte (Éxo. 3:7–9). Dios continúa siendo el dador y preservador de la vida.

Por esa razón es Dios celoso y vengador puesto que para él han significado una ofensa las violaciones cometidas por los asirios cuyo imperio se ha construido a base de la muerte; ahora el Dios de la vida …se venga de sus adversarios, y guarda su enojo contra sus enemigos. Pues no dejará impunes estos crímenes, todos serán castigados por sus pecados pero la venganza de Dios en este caso será contra sus enemigos.
PRÁCTICA  homilética
La venganza de Dios: Dios corrige
Nahúm 1:2–7
Introducción
La palabra traducida como vengador es usada como parte del nombre de Dios mostrando que su venganza es un atributo de Dios. Expresa parte de su naturaleza. Significa que Dios no admite ningún competidor o rival. En la venganza de Dios encontramos:
     I.     El celo de Dios.
1.     Su raíz: El carácter de Dios demanda un castigo. Dios es justo.
2.     Su razón: El carácter del hombre demanda un cambio. Dios es misericordioso.
3.     Su rectitud: El carácter del mundo demanda una corrección. Dios es recto.

     II.     El límite de Dios.
1.     Hay un límite a su paciencia con el hombre.
2.     Hay un límite a su tolerancia de pecado.
3.     Hay un límite a su tolerancia de la inmoralidad.

     III.     La paciencia de Dios.
1.     Implica gran poder, Nahúm 1:3b–5.
2.     Impide la destrucción del pecador, Nahúm 1:7a.
3.     Imparte la salvación, Nahúm 1:7b.

Conclusión: 
La venganza de Dios es una expresión de su paciencia y su justicia. La venganza de Dios está bajo su amor y su misericordia.

Hay términos que se usan y que merecen una explicación más amplia de lo que ya se ha dicho. 

El primer término es celo (canh), palabra que puede tener una connotación negativa, pecaminosa; pero que si se aplica a Dios se indica su preocupación por su pueblo y la búsqueda de bienestar del mismo. Implica también un deseo de Dios para que su pueblo tenga dedicación completa hacia él. No tolera compartir lealtades con otros dioses. La ira (jemah, ap) de Dios es un estado permanente suyo frente al pecado por ser santo y justo. 

Como atributo de Dios no es un sentimiento que aflora cuando alguien peca, es una cualidad personal en la que queda cubierta la persona que está fuera de la voluntad de Dios. La venganza (nacam), otro atributo de Dios; tiene la fuerza de ser retributiva, es decir que es ejercida cuando el hombre o un pueblo quebrantan los principios divinos. Esta palabra es usada en la literatura extrabíblica como para señalar la defensa que uno hace de sus propiedades.

Sin embargo, Jehovah es lento para la ira… lo que nos indica que su ira no es desaforada, caprichosa e irracional como es común entre nosotros; la idea es más bien la de una copa que rebosa y se desborda, es decir, que Jehovah ha tenido paciencia pero esta ha sido desbordada por sus enemigos. 

Este castigo no busca la restauración y el arrepentimiento, y viene en el tiempo adecuado. El ser tardo o lento para la ira no significa una debilidad en Dios, pues inmediatamente se afirma: …y grande en poder. Con frecuencia se ha hecho tal énfasis respecto al amor de Dios y se ha dado pie para que se tenga una imagen frágil de su carácter, asemejándolo a aquel abuelo que todo lo tolera y resuelve las cosas con un golpecito en el hombro.

La grandeza de la ira de Dios se expresa en el pasaje por medio de imágenes violentas y de poder, las cuales explican por sí solas la idea del poder divino. Hay una comparación con una tempestad o gran torbellino, lo cual nos da una idea de grandeza que cubre el firmamento y está por encima de todos los seres vivientes. Son figuras comunes para Dios (Éxo. 19:16; Isa. 28:2; 29:6, etc.). 

Solamente recordemos cuando asecha una tormenta o un huracán, la sensación de miedo es inevitable y el sentimiento de impotencia es un hecho. Un testigo que presenciara en una oportunidad un huracán dijo: “la llegada del huracán me llenó de impotencia, todo el dinero que tengo no podía detenerlo, nada sirve cuando la naturaleza nos demuestra su poder, por eso recordé a Dios y me sentí humillado”. La imagen muestra a Dios en control de la naturaleza, lo cual nos señala la inmensidad de su poder.

Pero el pasaje no solo muestra a Dios en control de la naturaleza sino que él está por encima de ella, la domina, y ella le obedece. El lenguaje usado aquí refleja la interacción de Dios en medio del caos representado por el mar. En el v. 4 dice: Reprende al mar… dando a entender que es dueño y señor del elemento caótico del planeta (Éxo. 14:16–29); esto es probado en los acontecimientos de la creación y el éxodo. 
Por eso si ningún poder de la naturaleza puede sublevarse ante el señorío de Jehovah, mucho menos el poder humano de algún imperio que puede ser arrasado por cualquier evento de la naturaleza como un terremoto, un huracán o una inundación. El objetivo es de todas maneras subrayar la superioridad del poder de Dios sobre el de un imperio humano construido sobre la guerra y la muerte de muchos, lo cual les daba cierta fachada de invencibilidad a los asirios, razón por la cual continuaban sus campañas victoriosas y provocaban la ira de Dios que ahora sería derramada sobre ellos. 
Pero el poder va más allá del caos, Asiria llega hasta su señorío completo sobre la naturaleza; la abundante vegetación es también nada delante de Dios.
PRÁCTICA homilética
El carácter desconocido de Dios, su juicio
Nahúm 1:1–15
Introducción: 
Todas las naciones del mundo buscan la seguridad y la paz. Pero una seguridad y una paz ganadas por medio de la destrucción de otras naciones, tarde o temprano, trae el juicio de Dios. Nahúm nos muestra que en el juicio de Dios encontramos:
     I.     La justicia y el poder divinos, Nahúm 1:2–6.
1.     Dios es vengador. v. 2.
2.     Dios es bueno. v. 3a.
3.     Dios es poderoso. vv. 3b–6.

     II.     La misericordia a los justos y la ira a los injustos, Nahúm 1:7–11.
1.     Dios es constante en su protección a los suyos, v. 7a.
2.     Dios es constante en su misericordia a los suyos, v. 7b.
3.     Dios es constante en perseguir a sus enemigos, vv. 8–10.
4.     Dios es constante en destruir a los que levantan concejo contra él, v. 11.

     III.     La destrucción divina de los enemigos deDiosNahúm 1:12–15.
1.     Dios destruye totalmente la maldad. para librarnos, vv. 12, 13.
2.     Dios destruye completamente porque sus enemigos son viles, vv. 14, 15.

Conclusión: 
El juicio de Dios es tan activo como lo son su amor y su gracia. El amor de Dios demanda que él actúe con el pecador de una manera paciente para brindarle salvación. El juicio de Dios demanda que él actúe con el pecador que nunca se arrepiente de su vida dominada por el pecado, para que respete entonces su santidad.
Roca bíblica
¡Bueno es Jehovah! Es una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él se refugian (Nahúm 1:7).
En el v. 5, aunque continúa la misma idea de los anteriores, aparece un elemento nuevo: los hombres también son objeto de la ira de Dios, …Ante su presencia queda desolada la tierra, y el mundo y todos los que lo habitan. Así como la humanidad es objeto del amor divino igualmente puede ser objeto de su ira. Así como él domina la naturaleza y esta es sumisa ante él, también los seres humanos podemos ser dominados por el Señor y nos daremos cuenta de cuán débiles somos; cuando su ira se desata nadie queda exento de ella, ni aún los más poderosos.

En el v. 6 se desea enfatizar sobre la ira de Dios, que no es un asunto que se puede tomar a la ligera. Se usan tres palabras diferentes: ira (zaam), enojo (ap), ira (jemah). Aquí encontramos ya la relación directa de la ira de Dios con los seres humanos, Dios ha actuado mostrando su poder no solo a través del amor sino a través de la ira, y los hombres han aprendido a ser humildes y sencillos después de esta acción. Se muestra, pues, cómo actúa Dios cuando ha sido desafiado por el orgullo y la prepotencia de los hombres. Las preguntas, ¿Quién resistirá delante de su ira? y ¿Quién quedará en pie ante el furor de su enojo?, tienen respuestas obvias después de que los hombres han hecho rebosar la copa de la tolerancia de Dios.

La venganza de Dios desatada a través de su ira es diferente de los fenómenos con los que fue comparada en los versículos anteriores. A diferencia de la tormenta que cuando se desata afecta a todos por igual sin importar si son buenos o malos, si la merecen o no, la venganza de Dios tiene un propósito definido y está dirigida a un grupo humano específico y por razones concretas en ese momento.

El v. 7 hace un equilibrio con lo que se ha dicho: nuestro Dios es un Dios que tiene celo, ira y venganza, pero también Bueno es Jehovah.

En este caso Nahúm celebra la venganza de Dios sobre los enemigos de su pueblo, por eso ¡Bueno es Jehovah! Es una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él se refugian (v. 7). Jehovah está del lado de su pueblo el cual ha sido objeto de agravios por parte de sus enemigos; y si éste pueblo ha sido atacado y oprimido es una ofensa contra Dios. Por eso la venganza de Dios es también la respuesta de los que han sufrido, y que confían en Dios, contra los que han causado ese sufrimiento. 

Nahúm afirma esto sin mencionar que el pueblo de Judá también ha pecado y por lo tanto también recibirá la reprensión de Dios, pero esto no es óbice alguno para abandonar a su pueblo en el momento en que es angustiado por sus enemigos, y para dejar impunes los crímenes de quienes han irrespetado la vida del pueblo que pertenece al Dios de la vida. 

En el v. 8 habla de …al que se levanta contra él, y… sus enemigos, quienes son objeto de su venganza. Ellos han desafiado el poder de Dios tanto por levantarse en forma prepotente como por atropellar la vida de su pueblo. Oprimir al pueblo de Dios es levantarse contra el mismo Jehovah y eso no lo permitirá eternamente el Vengador.

Las figuras que usa Nahúm en este versículo muestran que ya no hay escapatoria para los enemigos y adversarios del pueblo de Jehovah. La primera figura dice: …arrasa con impetuosa inundación al que se levanta contra él. Las inundaciones se caracterizan por cubrir toda la superficie visible sin dejar rastro de lo pasado. Es interesante recordar aquí el diluvio con el que Dios castigó a la humanidad por su pecado (Gén. 7). 

La inundación que anuncia tiene el carácter de impetuosa, es decir arrasadora y destructora, dando a entender que cuando descienda el nivel de las aguas no habrá rastro de los adversarios sobre la superficie terrestre. De nuevo ha usado la figura de los fenómenos físicos que no pueden ser controlados después de que se han desatado, pero en este caso para castigar a los adversarios y desaparecerlos de la faz de la tierra. 

La segunda figura se refiere de otra manera a la tenacidad de la venganza divina sobre sus enemigos ¡Aun en las tinieblas perseguirá a sus enemigos! Dando la idea de que serán perseguidos hasta en la noche, lo cual evidencia la tenacidad del Vengador. Dios no descansará hasta ver destruidos a los enemigos de su pueblo pues no puede dejar que los promotores de la muerte se enseñoreen sobre la tierra y se muestren como los que detentan todo el poder, por ello se cierra la idea de este pasaje al retomar la idea del v. 2 que dice que Jehovah se venga de sus adversarios y guarda su enojo contra sus enemigos.

Nahúm nos muestra en este pasaje un aspecto de Dios que ha sido ignorado, consciente o inconscientemente, por los cristianos al mostrar parcialmente la persona de Dios como un ser tan amoroso que no tiene carácter para reprender, y que si lo hace es a nivel personal. Aquí hay un mensaje para los pueblos que confían en Dios y esperan en él, pues su venganza sobre los que retienen el poder injustamente será una realidad tan cierta como el amor que él nos ha mostrado.
Se debe notar que hasta aquí no se menciona a Nínive, no se ha revelado su nombre. La descripción de Dios en estos versículos es independiente de los actos que puede tener Nínive. Él es vengador, con Nínive o sin Nínive.
II.     LA VENGANZA DE DIOS COMO SEÑAL DE LIBERACIÓN, Nahúm 1:9-14
El profeta advierte que la venganza de Dios es definitiva, él no está jugando cuando de hacer justicia se trata (v. 9). Los enemigos pueden tramar muchas cosas pero la intervención de Dios es definitiva. El anuncio de la intervención de Dios no se ha indicado todavía que es en contra de Nínive. Seguramente los creyentes deben haber estado haciéndose muchas preguntas acerca de su propio comportamiento.

Hay una identificación entre hacer el mal contra Jehovah (v. 11) y haber oprimido al pueblo de Judá (v. 13). Quien trama el mal contra el pueblo de Dios está contra el mismo Dios (Mat. 25:31–46), por esa razón, como él es fiel, se siente agraviado y responde con juicio ante sus enemigos. Este acto de Dios significará para el pueblo de Judá la ruptura del yugo opresor (v. 13).
Roca bíblica
¡He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz! (Nahúm 1:15a).
Cada vez el profeta va delineando y especificando los objetos de la venganza divina. Asiria es el imperio al cual hace referencia el profeta (todavía sin mencionarlo), sin embargo parece que se hace alusión al rey de Asiria (Senaquerib), quien es el objeto directo de esta venganza pues él encabeza a quienes se han convertido en los enemigos de Jehovah, De ti salió un consejero de Belial (v. 11). 

Esta última frase también puede traducirse “un consejero perverso”. La palabra que aparece en la RVA es Belial (beliyael), que es un término bastante fuerte puede significar “perverso”, “inútil” o “perdido”. En pasajes como Deuteronomio 13:13; Jueces 19:22; y 1 Samuel 2:12 lit. significa “hijos de Belial”. El apóstol Pablo lo usa una vez en 2 Corintios 6:15, en donde llega a significar un personaje opuesto a Cristo. En la literatura apocalíptica se usó el término para describir al Anticristo o a Satanás.

Alcanzar el carácter de imperio es intolerable para Jehovah, es casi una consecuencia lógica que aquellos que alcanzan tanto poder anhelan todavía más, a eso el profeta llama …tramó el mal contra Jehovah (v. 11b), porque el emperador asirio consideró con sus hechos altivos y sus políticas soberbias que no había contrincante alguno que pudiera estorbar el extendimiento de su poder opresor. Por esta razón Aunque vivan reposadamente y sean muchos, con todo serán cortados y pasarán (v. 12a) porque Jehovah no admitirá para siempre que su pueblo padezca la opresión.

En la frase …no te afligiré más (v. 12b) hay un cambio de persona, de “ellos” se cambia a “tú”, que parece referirse a Judá; si es así, Jehovah ha permitido la aflicción de su pueblo en la que de alguna manera han sido responsables, pero esto no es lo que desea enfatizar el profeta, más bien es que dicho padecimiento Jehovah no lo permitirá más. 

Ha llegado el momento definitivo para la venganza de Jehovah ¡…no tomará venganza dos veces de su enemigo! (v. 9b) y Nunca más sea mencionado tu nombre (v. 14a) son frases que expresan el carácter definitivo del castigo de Jehovah sobre los gobernantes asirios y como consecuencia sobre todos sus habitantes, quienes de una u otra manera han sido cómplices de lo vil que ha significado este imperio.

Hay un fuerte contraste entre lo poderoso y estabilizado que estaba el imperio asirio (v. 12a) y el fin que le esperaba (v. 10), con lo que el profeta subraya la soberanía de Dios sobre todos los reinos de la tierra como un signo de esperanza para los pueblos que padecen opresión bajo algún imperio. Un refrán popular dice: “No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”. Al leer al profeta podría decirse “No hay imperio que dure cien años sin que Dios lo reduzca a la nada”.

La fe de Nahúm en la acción justa de Jehovah es la fe de los que hoy son conscientes de la opresión y sus causas, quienes confían a Jehovah el anhelo por hacer justicia pues recibirán en el tiempo de Dios la respuesta a su fe. El fin de Nínive es ahora relatado en forma clara. No quedará nada. Tampoco quedará nada de la familia de Senaquerib. 

Pero va más allá, pues también será destruido todo el culto a los dioses asirios. Es interesante saber que Senaquerib fue asesinado por uno de sus hijos mientras rendía culto a uno de sus dioses (2 Rey. 19:36, 37; Isa. 37:37, 38), así se cumplió literalmente este pasaje. Se hace necesario preguntar acerca de los imperios contemporáneos que tienen como dios al consumismo y al materialismo. Ellos serán consumidos en sus mismos templos.
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