Mostrando entradas con la etiqueta libros de la biblia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta libros de la biblia. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de abril de 2015

Nos podemos poner toda la armadura de Dios mas si tu corazón no está bien detrás de la armadura, esto ofrece una brecha al adversario

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


Vistiéndonos con la armadura de Dios
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo … Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efesios 6:10–11; 13
A través de los años me he encontrado con numerosas situaciones en las cuales individuos con buenas intenciones se propusieron entrar en guerra espiritual a un nivel al que Dios no los había llamado. Muchos de ellos habían logrado cierta medida de conocimiento sobre el tema y se consideraron sabios a sus propios ojos. Todos los conceptos de guerra espiritual deben ser sometidos a las autoridades espirituales que Dios ha puesto en nuestras vidas.
El libro de Proverbios contiene maravillosos consejos respecto a la guerra espiritual.
Los pensamientos con el consejo se ordenan; Y con dirección sabia se hace la guerra.
Proverbios 20:18
Porque con ingenio harás la guerra, Y en la multitud de consejeros está la victoria.
Proverbios 24:6
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.
Eclesiastés 9:18
Antes de lanzarnos a militar contra las huestes del mal es necesario examinar nuestras propias vidas y poner en orden aquellos aspectos que no están bien con Dios.
Toda guerra deja heridos a su paso. No hay batallas sin víctimas ni vencedores. La responsabilidad de los oficiales es reducir el número de víctimas entre sus tropas y en especial la de los comandantes. Nos podemos poner toda la armadura de Dios mas si tu corazón no está bien detrás de la armadura, esto ofrece una brecha al adversario.
El Cuerpo de Cristo no ha llegado a un conocimiento claro de lo que es la santidad. Ella mantiene nuestra protección. La armadura de Dios tiene una garantía de un solo día. Tenemos que revestirnos con ella diariamente.
Los teólogos hacen en su teología reformada el énfasis en la santidad de Dios. Esto es muy bueno pero no es suficiente. Necesitamos saber acerca de la santidad a la que el cristiano ha sido llamado. Es necesario tener una percepción clara y precisa sobre la santidad.
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y el se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Santiago 3:13–4:8
En estas Escrituras hallamos cuatro verbos activos. Lo que somos llamados a hacer.
1. Someteos (Nuestra relación con Dios).
2. Acercaos (Nuestra relación con Dios).
3. Limpiad (Comportamiento en las relaciones con otros; algo externo).
4. Purificad (Comportamiento en nuestro andar; algo interno).
¿Hacemos esto en nuestro tiempo de oración? Sí, en parte. ¿Hacemos esto en nuestro tiempo de congregarnos? Sí, en parte. Mas esto no es suficiente. Adán y Eva estaban en la presencia de Dios diariamente. ¿Por qué cayeron? Porque no se mantuvieron en la instrucción de Dios. El primer paso es la fe; mas esto no es suficiente. Nuestro comportamiento refleja nuestro tipo de fe.
Martín Lutero no podía aceptar el libro de Santiago y lo llamaba un libro de paja. No concebía su contraste con el mensaje de Pablo un mensaje centrado en la gracia y no en las obras.
Hoy en día nos hallamos con una generación de hombres muy peculiar. Una generación independiente y autónoma que tiene dificultades para someterse a las autoridades superiores. Uno de cada cuatro creyentes rehúsa creer en la verdad «absoluta» de la Biblia. Aunque la obediencia no sea de gran importancia para esta generación sí lo es para Dios.
Santidad significa «hageos», del griego separado. ¿De qué? No solamente de qué sino por qué. Para Dios. Todo texto en la Biblia que habla de santidad habla de patrones de conducta a seguir.
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviera queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Colosenses 3:12–17
Los versículos del cinco al once nos indican doce cosas que debemos hacer y doce cosas que debemos evitar para vivir en santidad. En 1 Juan 2:3 nos encontramos con la declaración de «en esto sabemos que nosotros le conocemos». ¿Obedezco a Dios? Al desobedecerle plantamos desastrosos resultados: iglesias disfuncionales.
Nuestra obediencia al Espíritu Santo conduce a la santidad. Él vino para traer convicción. Entonces, nos preguntamos: ¿Podemos verdaderamente vivir una vida de santidad? Yo creo que sí aunque no lo suficiente. De hecho tenemos un mandamiento a ser santos, así como nuestro Padre es santo. En 1 Juan 3:6 vemos que el pecado no es parte de nuestro diario vivir. No debe ser parte de nuestra vida cotidiana. Asimismo 1 Juan 1:8 nos indica que todos pecamos diariamente. ¿Cuál es nuestra alternativa? ¿Qué podemos hacer? ¿Acaso debemos vivir con esos pecados? No. Dios nos instruye a resistirlos, mas cuando caemos, Él es justo y fiel de perdonarnos todos aquellos pecados y limpiarnos de toda iniquidad.
Entonces nuestro andar diario debe ser el de tratar de vivir sin pecado día a día. ¿Acaso podemos vivir un día sin pecar? Los que apresuradamente dicen ¡no!, tienen una teología reformada. Muchos piensan que no pueden hacerlo y como consecuencia se rinden al yugo del pecado y se justifican exclusivamente en la gracia y la misericordia de Dios.
Yo creo que podemos vivir sin pecado al menos temporalmente. Jesús nos dejó un patrón de oración. Debemos clamar cada día al Padre pidiéndole perdón por los pecados y ofensas cometidos el día anterior. «Padre, perdónanos nuestras ofensas … y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos de todo mal». Comenzamos dándole al Señor loor y honra. Clamamos para que el mandato de Dios de establecer su reino aquí en la tierra se haga una realidad. Clamamos por nuestras necesidades y pedimos perdón por nuestras ofensas.
Dios demanda mucho más de sus líderes y pastores que de sus ovejas. Jesucristo dijo que al que mucho le es dado mucho se requiere de él.
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
Santiago 3:1
La Biblia Plenitud comenta en sus notas sobre «Dinámica del Reino» acerca de los rasgos del líder, diciendo: «A los líderes se les juzga con una norma más alta que a aquellos que lo siguen … a los líderes del reino se les juzga no tanto por lo que logran llevar a cabo como por el carácter que revelan. Es decir, de acuerdo a lo que son y no a lo que hacen. Esta alta norma se aplica no tanto a los logros del líder como a la condición de su corazón y su espíritu».1
Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Santiago 3:2
La Biblia Plenitud hablando sobre integridad y moralidad, dice: «El carácter y el reino. El privilegio de llegar a ser un representante autorizado y poderoso del reino de Dios para ministrar la vida de Cristo y los dones del Espíritu Santo a otros, no forma parte de la herencia de quien no vive en santidad … La santidad del corazón y de la vida mantiene expeditas las líneas de comunicación con Dios y aleja de nosotros cualquier agenda privada o carnal. También aseguran el libre acceso del Espíritu Santo para la distribución de sus dones y el cumplimiento de la voluntad del Padre en cualquier situación».2
En el Nuevo Testamento no hallamos muchos requisitos para la membresía de la Iglesia. La Iglesia de Corinto estaba llena de pecado; mas el Señor solo recomendó la excomunión a uno. Sin embargo, siempre que hallamos un patrón o nivel de vida en el Nuevo Testamento, casi sin excepción es para sus líderes.
Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso estoy justificado; pero el que me juzga es el Señor … Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo.
1 Corintios 4:4; 11:1
El apóstol Pablo se examina y se halla limpio de conciencia mas no se justifica ante el hombre sino ante Dios. «Sed imitadores de mí» ¿Podemos como el apóstol abrir nuestras vidas para que sean examinadas? ¿Podemos ser en verdad transparentes y abiertos?
Los discípulos le dijeron a Jesús: Muéstranos al Padre y el Señor les respondió: Si me veis a mí habéis visto al Padre.
Si no podemos decir «imítame a mí» no debemos estar en una posición de liderazgo.
Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.
Efesios 5:11
Cuatro principios no negociables de la santidad
1. Asegúrate de una relación correcta con Dios. ¿Has experimentado un nuevo nacimiento? ¿Tienes comunión diaria con Dios?
2. Confiesa diariamente todos tus pecados. Permite que el Espíritu Santo te traiga convicción cada día.
3. Busca sanidad para patrones de pecado y la influencia de tus enemigos: la carne, el mundo y el diablo.
No estamos exentos de la influencia de los demonios cuyas principales víctimas son los pastores y líderes. La hermana Doris Wagner tiene un ministerio de liberación y la mayoría de su clientela son pastores. Si en tu vida hay un pecado persistente seguramente es algo de naturaleza espiritual y necesitas de ayuda.
4. Permite que otros lean tu barómetro espiritual. No podemos vivir en un vacío. Es necesario que estemos dispuestos a ser responsables y sujetos al escrutinio de nuestras vidas. Puede ser por parte de un amigo o de un compañero de oración. Por escrito y verbalmente debemos darle libertad a Dios para que les revele a estas personas quiénes somos en realidad, y que el discernimiento del Espíritu Santo les revele aspectos de nuestra vida que debemos rendir al Señor.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Salmo 51:10
Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del corazón.
Proverbios 20:27
Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
Salmo 119:9
En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.
Salmo 119:11
1 Op. cit. p. 1648.
2 Ibid., p. 1484.

DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa

lunes, 27 de diciembre de 2010

Jesucristo es El Señor!!!


 
 Tipo de Archivo: | Tamaño: | Idioma:Spanish |Categoría: 
 Información 
 DOWNLOAD HERE>>>

jueves, 8 de julio de 2010

Lección 1—Descubra la Oración



«Ven aquí, Jennifer; es hora de que te acuestes y hagas tus oraciones».
«Jessica, te toca el turno de dar gracias por la comida».
No todos nos habremos criado en hogares donde se decían estas cosas, pero el cuadro de una criatura con las manos unidas en oración y la cabeza inclinada es comprensible en cualquier parte. Aun en muchas casas donde se considera a Jesús como una mera figura histórica y Dios es apenas un concepto discutible, se dicen oraciones. Pregúntele a cualquiera, y la mayoría le dirá que en algún momento ora. Puede tratarse de «un deseo que se eleva al que está allá arriba», o una apasionada súplica a «Dios, si es que estás allí», o un simple recitar frases aprendidas de memoria, pero todos oramos.
Si bien la práctica de la oración es universal, hay muy pocas personas que parecen entender lo que en realidad es. La idea de invocar al Todopoderoso para que haga algo porque «se lo pido» resulta aterradora. Para la mayoría de las personas, la convicción de que Dios realmente habrá de contestar ese pedido casi no existe. ¿Por qué ora, entonces, la gente? Oran porque «a lo mejor da resultado», porque «mi abuela aseguraba que daba resultado», o, al igual que los que no saben qué contestar en un cuestionario con varias opciones, porque «cualquier cosa es mejor que nada». De modo que la oración se vuelve esa «cualquier cosa» que nos permite hacer algo en lugar de no hacer nada. Es lo que «hay que hacer» cuando uno mismo ya no puede hacer nada: «Ya no hay esperanza, de modo que es mejor que le dé una oportunidad a Dios».

Reconozco que estas actitudes pueden parecerles casi blasfemas a aquellos que creen en el poder de la oración y han comprobado que sus oraciones han sido contestadas vez tras vez. Sin embargo, debemos recordar que estamos expuestos a la influencia del mundo que nos rodea y, como resultado, muchos cristianos ya no ven la oración de manera muy diferente que la descrita arriba. Sabemos que deberíamos creer en la oración, y creer que nuestras oraciones van a ser contestadas, pero la verdad es que no entendemos, para empezar, en qué consiste la oración. ¿Por qué es necesario que un Dios que todo lo sabe necesita que le diga lo que me hace falta? ¿Por qué un Dios todopoderoso necesita mis oraciones a fin de obrar?… ¿Qué es la oración, después de todo?
Para comenzar a contestar estas preguntas, busque los siguientes pasajes en los Salmos, y vea si puede emplearlos para formular su propia definición práctica de lo que es la oración. A continuación tiene algunas preguntas para ayudarlo a formular dicha definición.
  1. ¿Qué palabra o palabras se usan además de la palabra oración?
  2. ¿Qué es lo que se pide en la oración? ¿Qué verdad se afirma?
  3. ¿Cambia la actitud en alguna forma durante la oración?
  4. ¿Qué cuadro de Dios se nos pinta en la oración?
  5. ¿Cómo es la actitud del que ofrece la oración?
  6. ¿De qué se trata la oración?
Indica la persona que ofrece la oración la razón por la cual ora?
Indica la persona que ofrece la oración la razón por la cual ora?
  • Salmo 17.1–9
  • Salmo 28.1–7
  • Salmo 55.16–23
  • Salmo 61.1–8
  • Salmo 102.1–22
  • Salmo 141
  • Salmo 142

Riqueza literaria
  • Ores, proseuchomai. Este es un vocablo aglutinante. El sustantivo euche es una oración a Dios que también implica el hacer un voto; se añade el verbo euchomai, el cual denota una invocación, una petición o ruego. Al agregarle pros, «en la dirección de» (Dios), proseuchomai viene a ser el término que más frecuentemente se emplea para oración.
  • Oración, tefillah; oración, súplica, intercesión. Tefillah aparece más de 75 veces en el Antiguo Testamento, 32 de ellas en los Salmos. En esta referencia, se le adjudicó significado especial a las oraciones ofrecidas desde el templo en Jerusalén, porque Dios protegía esa casa de oración de día y de noche. Hoy la casa de oración ha de ser la casa espiritual edificada en nuestros corazones (Jn 4.24).
  • Hubo orado, palal. Orar, rogar, interceder, suplicar. Este verbo aparece más de 80 veces. Palal nos habla de la oración como intercesión, o sea, el pedirle a alguien con más poder y sabiduría que intervenga a favor de la persona que ora. Por ejemplo, Ana oró por un hijo (1 S 1.12); Ezequías oró porque se extendiera su vida (ls 38.2, 3); y Jonás oró desde el vientre del pez (Jon 2.1–9). Además, palal se encuentra en la promesa de 2 Crónicas 7.14: «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren… entonces yo oiré desde los cielos…» Véanse otros ejemplos del uso de palal en relación con la súplica o intercesión en Génesis 20.7, 17; Números 11.2 y 1 Samuel 12.23.
Nuestro llamado a orar
Hay muchas razones por las cuales orar y muchas ocasiones en las que necesitamos oración. Investíguelas en los siguientes pasajes considerando el tema de la oración. Vea las razones que se dan para orar. 
 
 
  1. ¿Quién nos enseñó a orar? 
  2. ¿Qué beneficios obtenemos al orar? 
  3. ¿Se nos manda orar? 
  4. ¿Qué lugar ocupan la humildad y la sumisión entre las razones por las cuales oramos?
  • Lucas 18.1–8
  • Lucas 21.36
  • Efesios 6.18
  • Santiago 4.3, 7, 8
  • 1 Pedro 5.6, 7

Fe viva
Todos sabemos que debemos orar, pero, ¿por qué? ¿Cuáles son las razones que nos llevan a orar? ¿Se sorprendió alguna vez a sí mismo acercándose a Dios simplemente con una «lista de pedidos» de las cosas que le gustaría que El hiciera? ¿Procura que se cumpla la voluntad de Dios cuando ora? ¿Está aprendiendo a conocerlo mejor durante su tiempo de oración?
Piense acerca de estas cosas y sea sincero consigo mismo. Tenga presentes estas preguntas durante los próximos días y pídale al Espíritu Santo que le ayude a ver costumbres en su vida de oración que deberían ser cambiadas. Luego vuelva y conteste las siguientes preguntas y pídale al Señor que le ayude a orar por motivos dignos.


Abra la puerta para que Dios obre
La oración es la forma en que hemos de someter todas las cosas a Dios. Cuando oramos, invitamos a Dios a que venga y obre en las cosas que nos preocupan. Al obedecer su mandato y colocar nuestras preocupaciones sobre sus hombros, ponemos esas cosas bajo su control en lugar del nuestro. Esto no es sólo sumisión, sino el acto mismo de humillarnos ante Él como nos pide 1 Pedro 5.6–7. Al orar reconocemos que Dios puede hacerse cargo de todo lo que nos preocupa y que nosotros no podemos resolver. Este franco reconocimiento de nuestra condición ante Dios siempre es necesario cuando nos acercamos a su trono. El resultado es que Dios nos exaltará a su debido tiempo. El acudir humildemente en oración ante El no sólo produce la exaltación de nuestra situación por medio de la oración contestada, sino también la de nuestro espíritu en una comunión inmediata con nuestro Padre celestial.
 
  1. ¿Cuáles son las cosas por las que hemos de orar cuando someternos todo al Señor en oración? 
  2. ¿Por quiénes debemos orar? 
  3. ¿Cuándo y cómo hemos de orar? 
  4. ¿Qué otras acciones deberían acompañar a nuestras oraciones? 
  5. ¿Notarnos algún resultado de ellas? 
  6. ¿Cuáles son?
Lea los siguientes pasajes y vea lo que nos dicen.
  • 2 Crónicas 7.14
  • Salmo 32.5–7
  • Marcos 14.3; 
  • Lucas 22.32
  • 1 Tesalonicenses 5.16–22
  • 1 Timoteo 2.1–3
  • Santiago 5.13–16

Información adicional
Con la ayuda de una concordancia o de una Biblia temática, trate de ver cómo eran las oraciones de diversas personas en la Biblia. He aquí algunas cuyas oraciones quizá quiera conocer:

  • Abraham, 
  • Moisés, 
  • Salomón, 
  • Elías, 
  • Jesús, 
  • Pablo,
  • Pedro, 
  • David, 
  • Ana, 
  • Daniel, 
  • Josafat, 
Así como muchos otros reyes, sacerdotes, profetas y apóstoles en la Biblia. Considere 
 
  • qué actitudes se observan en sus oraciones y 
  • cuáles fueron las respuestas que Dios les dio. 
  • ¿Cuáles son las principales características de estas oraciones? 
  • ¿Cómo se advierte la naturaleza del corazón de Dios a través de sus respuestas? 
  • ¿De qué manera se expresan por lo general las oraciones? 
  • ¿Qué podemos aprender de estas oraciones?

Fe viva
Ahora que hemos pasado un tiempo analizando el tema de la oración, 
  • ¿aprendió algo nuevo acerca de ella? Escriba su definición de la oración. 
  • ¿Cómo se ajusta a su vida de oración actual? 
  • ¿Cuál es su concepto de la oración? 
  • ¿Es una práctica sana la oración?
  • ¿Es aburrida? 
  • ¿Es difícil? 
  • ¿Es vibrante? 
  • ¿Qué le diría a alguien que le preguntara: «¿Por qué ora?», «¿Por qué debería orar yo?» 
  • ¿Es válido hacer algo simplemente porque Dios dijo que debíamos hacerlo? 
  • ¿De qué manera mi sumisión a Dios le permite obrar en mi vida? 
Medite acerca de estas cosas y anote sus sentimientos. Pídale al Señor que le ayude a captar su propia perspectiva sobre la oración y el lugar de la misma en su vida. Permítale a Dios hacer que sus momentos de oración sean algo realmente anhelado por usted.

    Entre bastidores
Ningún pueblo tuvo jamás un ideal tan alto sobre la oración como el judío, y ninguna religión jamás colocó a la oración en una posición tan elevada en la escala de prioridades como el judaísmo. Pero ciertas fallas se introdujeron subrepticiamente en los hábitos de oración de los judíos. Es preciso comprender que ellas pueden ocurrir, y en efecto ocurren, en cualquier parte. No son fallas producidas por la negligencia, sino por una devoción mal orientada.
Había dos rituales que todo judío debía cumplir cada día: 
  • El shema (que consistía en citar Dt 6.4–9; 11.13–21; Nm 15.37–41 en actitud de oración) el cual debía ser recitado a la salida y a la puesta del sol; y
  • el shemoneh >esreh (dieciocho oraciones fijas que se debían citar en orden) para ser recitado en las horas destinadas a la oración (a las nueve de la mañana, a medio día y a las tres de la tarde).
Además, la liturgia judía proporcionaba oraciones fijas para todas las ocasiones. No había prácticamente nada en la vida para la que no existiera una fórmula de oración. 
  • Había una para antes y otra para después de cada comida; 
  • las había vinculadas a la lluvia y a los relámpagos, 
  • para entrar o salir de una ciudad, 
  • para el momento en que aparecía la luna nueva, 
  • para el momento de usar muebles nuevos, etc., etc.
La intención de esta tradición era incorporar a Dios a cada momento del día. Y sin embargo, a pesar de lo hermosas que son estas oraciones, con el tiempo los fieles comenzaron a recitar las palabras sólo por obligación, sin ningún sentido real de comunicación con Dios. Es esta manera mecánica de orar la que critica Jesús en Mateo 6 al dirigirse a los que dicen sus oraciones para parecer buenos delante de otros.

Señor, enséñanos a orar

Atienda al pedido que hacen los discípulos de Jesús cuando observan su vida de oración. Después de haber vivido diariamente con Jesús y haber aprendido tanto a sus pies, acuden a El con el siguiente deseo: «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11.1). Esta petición no provenía de hombres que no supieran cómo orar. Este es el clamor del corazón de quienes ven en Jesús la relación poderosa y portadora de vida que siempre han anhelado tener.
Cuando llegamos al punto en que la oración comienza a hastiarnos y ni siquiera las respuestas a ella nos proporcionan satisfacción, entonces tiene que haber algo más. Era este «algo» lo que los discípulos veían en la vida de nuestro Señor. Veían a una Persona que encontraba plena satisfacción en una relación diaria con el Padre celestial. Esto era lo que anhelaban los discípulos y es lo que podemos encontrar si nos proponemos aprender a orar en base al ejemplo de Jesús.
Para comenzar a aprender cómo orar, observe la respuesta de Jesús al pedido de sus discípulos. El «Padrenuestro», como se le ha llamado, se encuentra en dos lugares de los Evangelios. Lea ambos textos, con los versículos que le sirven de marco, y haga un bosquejo de lo que allí está escrito.
  • Mateo 6.5–15
  •  Lucas 11.1–14
 


    Fe viva

Ahora que ha completado esta visión inicial del concepto bíblico de la oración, tómese un tiempo para anotar sus percepciones.
  • ¿Cuáles son sus pensamientos básicos acerca de la oración?
  • ¿Hay interrogantes que este estudio le haya traído a la mente? Escríbalos para que pueda considerarlos de nuevo en su estudio, a medida que encuentre respuestas a los mismos.
  • ¿Qué espera obtener de este estudio?
  • ¿En qué áreas de su vida (creencias, pautas y conducta morales, relaciones, dones espirituales, etc.) cree que le ayudará este estudio?
  • ¿Ha encontrado algo en su vida que necesita ser llevado ante Dios en oración? Enumere esos puntos aquí para que recuerde ponerlos en oración. Tal vez desee anotar algunos de sus sentimientos acerca de estas cosas, dándoles la forma de una oración escrita destinada al Señor.
Siguiente: Lección 2—Intimidad con Dios

lunes, 21 de septiembre de 2009

LA HERMENEUTICA BIBLICA: UNA HERRAMIENTA PARA EL OBRERO CRISTIANO


Si eres un obrero cristiano o un ministro del Señor, para interpretar bien la Biblia tienes que ceñirte a las leyes de la interpretación bíblica, este material será de gran ayuda para todo aquel que le interese interpretar fielmente la Palabra del Señor y no caer en apostasías.

martes, 20 de enero de 2009

QUÉ DICE LA BIBLIA: LECCION Nº 2


En esta lección encontrará grandes verdades que atesora la Biblia. Está en formato PDF. Puede bajarlo e imprimirlo para llegar a tener todo un curso valioso para su ministerio.
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html