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viernes, 3 de mayo de 2013

Formando Discípulos: Un anhelo - a la altura de Cristo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
INTRODUCCIÓN..................................................... 7
1. El PLAN DE JESÚS 9
A. Su misión: Ser Jesús 9
B. Su objetivo: Instaurar el Reino................ 10
C. Su método: Recorrer, proclamar, enseñar y curar 10
D. Su estrategia: Formar discípulos-maestros 11
2. El MAESTRO Y El Discípulo 15
A. los maestros de Israel..... 15
B. Jesús Maestro.................................................... 16
C. El discipulado y el discípulo de Jesús 21
3. LA Pedagogía DE JESÚS...................... 33
4. UN Día CON JESÚS 51
A. En la sinagoga..................................................... 52
B. En la casa de sus amigos.. 55
C. En la puerta........... 58
D. En el desierto : 60
5. El EXAMEN DE ADMISIÓN 65
A. Tener un solo Maestro 66
B. Seguimiento inmediato y definitivo.... 68
C. Renunciar a los obstáculos........ 70
D. Llevar la cruz 76
6. SEIS RELACIONES DEL Discípulo 81
A. Con Dios, como Padre 81
B. Con Jesús, como Maestro.................................. 84
C. Con el Espíritu Santo, como guía 93
D. Con los demás, como hermanos 96
E. Con las cosas, con libertad 102
F. Consigo mismo, como persona 106
7. la DIETA DEL Discípulo 111
A. Información 112
B. Formación 112
C. Revelación 114
O. Transformación 118
8. la Metodología DE JESÚS 121
A. Tomó pan en sus manos 122
Nuestra actitud: Desprogramamos 125
B. Lo bendijo 126
Nuestra actitud: Escuchar 127
C. Lo partió 129
Nuestra actitud: Abandonarnos 158
O. Lo repartió 159
Nuestra actitud: El desprendimiento 160
E. Esto es mi cuerpo 163
Nuestra actitud: Formar cuerpo de Cristo, Iglesia 165
F. Coman todos de él 168
Nuestra actitud: Cómanme 169
G. Hagan esto en memoria mía 170
Nuestra actitud: Formar discípulos 172
9. NUESTRA MISIÓN 175
A. Jesús comparte su misión a sus discípulos 175
B. La gran comisión: Hacer discípulos 184


Era de noche y la noche era fría. El sol se había escondido temprano para no ser testigo de la injusticia más grande de la historia. La luna regaba lágrimas de estrellas por el negro firmamento. Mientras tanto, Pedro se escondía en las sombras del anonimato esperando, temeroso, la sentencia que habrían de dictarle a su Maestro en el palacio del Sumo Sacerdote.

Venciendo temores y arriesgando la vida, se había internado en la cueva del Sanedrín que, sin previo juicio, había determinado la conveniencia de la muerte de un solo hombre por el bien de todo el pueblo. Agazapado en su túnica morada, se protegía, más que del inclemente frío, de cualquier mirada delatora. Su rostro era iluminado de vez en cuando por el caprichoso fuego de una hoguera que reflejaba la angustia de su alma.

En el preciso momento en que el Sumo Sacerdote rasgaba sus sacras vestiduras y declaraba reo de muerte a Jesús de Nazaret, los criados y guardias del palacio descubrieron a Simón Pedro y lo acusaron de crimen capital: "Este también es discípulo de Jesús".

¿Qué luz delató a Pedro como discípulo del Maestro de Galilea? ¿En qué se le notó al pescador de Cafarnaúm que seguía al predicador de Nazaret? ¿Por qué no se puede esconder en las sombras ni ocultar bajo el manto, la pertenencia incondicional a Jesús?

Hay ciertas características, obvias y visibles, que identifican claramente a un discípulo de Jesús. No se trata de símbolos superficiales, sino de una personalidad bien definida que lo hace inconfundible...
Al leer estas páginas seremos iluminados por la fogata de la Palabra de Dios. Ella nos identificará como discípulos de Jesús o como simples admiradores de sus prodigios.

Nos revelará la verdad sobre lo que significa ser un auténtico discípulo;y ante esta realidad no tendremos sino una disyuntiva: dar la media vuelta como el joven rico, o dejar redes llenas de peces, como los pescadores del Mar de Tiberíades.

Quien no esté dispuesto a tomar una de estas dos posturas, es preferible que deje aquí la lectura, porque para permanecer en la indiferencia, es mejor no dejarse cuestionar por la verdad del Evangelio. En fin, seguir adelante significa prender una mecha que no se podrá ya apagar.

Por otra parte, un discípulo no nace, se hace. Nacemos a la nueva vida por la gracia, mas para llegar a ser discípulo del Maestro de Nazaret se debe seguir una metodología. San Marcos asegura que Jesús hizo discípulos (Me 3,14). Y cuando él a su vez envió a los suyos, les ordenó: hacer discípulos, para aclarar que éstos no se dan por generación espontánea o herencia, sino que es necesario todo un proceso de producción, que será delineado en estas páginas.

Que el Espíritu Santo nos vaya configurando de acuerdo al modelo de Cristo Jesús, para que reproduzcamos su imagen en este mundo y extendamos su misión hasta los confines de la tierra.


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miércoles, 31 de agosto de 2011

Estudio del Discipulado: El Discípulo se Hace No Nace - Para discipuladores Comprometidos


Estudio del Discipulado: El Discípulo se Hace No Nace - Para discipuladores Comprometidos

Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 6.87MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial - Discipulado
Información
El  autor,  Walt  Henrichsen,  es  director  del  ministerio evangelístico  mundial  denominado  «Los  Navegantes»,  que tiene  como  objetivo  poner  en  práctica  los  principios expuestos  en  este  libro,  que  han  dado  como  resultado  la conversión  y  dedicación  a  la  obra  del  Evangelio  de  millares de  obreros  voluntarios  del  Señor,  o  sea  discípulos formadores de otros discípulos.

El  señor  Henrichsen  trabajó  primeramente  entre  los estudiantes  de  la  Western  Michigan  University  de  Ka-lamazoó,  y  más  tarde  fue  director  regional  de  «Los Navegantes»  en  el  Sureste  de  U.S.A.,  residiendo  en  Ford Worht,  Texas.  Hoy  reside  en  la  oficina  central  de  Colorado Streets. Es casado y tiene tres hijos. 
Estamos  acostumbrados  a  oír  un  dicho  popular  totalmente contrario: “El artista nace, no se hace”, y este mismo aforismo, es cierto  en  un  terreno  espiritual.  Jesucristo dijo a Nicodemo: “de cierto de cierto te digo: el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.” 
 
En el Evangelio de Juan leemos: A todos los que recibieron  dioles  potestad  de  ser  hechos  hijos  de  Dios,  a  los  que creen en su nombre, los cuales no son engendrados de voluntad de carne, ni de sangre, ni de voluntad de varón, mas de Dios” (Juan 1:12).  Po  esto  creemos  que  puede  chocar  a  algunos  lectores,  e incluso  prestarse  a  malas  interpretaciones  el  título  del  presente libro “El discípulo se hace, no nace”, como si fuera una negación o contradicción  de  la  enseñanza  del  Nuevo  Testamento.  Pero  de ningún  modo  es  así.  El  doctor  Walter  A.  Henrichsen  es  el  más sincero promotor  de la conversión y la nueva vida en Cristo, en el sentido más estrictamente evangélico.  
 
Estamos cansados de oír proclamar la regeneración bautismal por las grandes iglesias oficiales que suelen atribuir a los sacramentos un valor exagerado “ex opera” por más que exhortan y llaman a sus  fieles  a  hacer  eficaz  en  sus  vidas  la  gracia  de  Dios,  que  según su doctrina les fue aplicada en el bautismo. A esta doctrina de los sacramentos  hemos  opuesto  siempre  los  cristianos  evangélicos  la doctrina  de  la  conversión,  como  inicio  del  nuevo  hombre.  
 
Es  el Espíritu  Santo  de  Dios  quien  persuade  de  pecado  e  induce  la voluntad  extraviada  del  hombre  a  reconocer  la  necesidad  de  su vuelta  a  Dios  con  arrepentimiento  y  -fe.  Solamente  entonces  es cuando se produce el nuevo nacimiento. La gracia de Dios no es un -favor  divino  administrado  mágicamente  mediante  un  rito externo,  sino  el  contacto  voluntario  y  directo  de  cualquier  alma
 
Índice
Prologo Editorial            9

Prefacio              19

1.  La clase de persona que Dios utiliza
2.  Jesús como Señor 
3.  El coste del discipulado.
4.  Una visión adecuada de Dios y del hombre
5.  Evangelismo y el discípulo
6.  Reclutando un presunto discípulo
7.  Cómo entrenar a un discípulo
8.  Impartiendo los puntos básicos.
9.  Convicción y perspectiva
10.  Dones y llamamiento
11.  Multiplicando sus esfuerzos
12.  Escogiendo un objetivo para la vida
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