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lunes, 4 de enero de 2016

¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo... Todos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Nos preparamos para enseñar en la Congregación
LA PROMESA BENDITA DE ESTAR NUEVAMENTE CON LA IGLESIA
Hechos 1:9-14

9Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 
10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. 
12Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 
13Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 
14Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
LA PROMESA DE VOLVER
LOS PRIMEROS SÍNTOMAS DE LA COMUNIÓN (Hechos 1:9–14)
PRIMEROS EFECTOS DE LA PARTIDA DEL SEÑOR
1.     El robustecimiento de la fe al ver cumplida su palabra: (a) había venido del cielo (Jn. 6:38, 51, 61, 62); (b) volvería al cielo (Jn. 14:1–3, 19; 16:5, 16) y cumplió.
2.     La confirmación de la esperanza al ver la manifestación de su señorío todopoderoso. Verlo ir, es también ver cómo puede volver. Su ida es la primera fase del retorno. Donde él está nosotros también iremos. El es “las primicias”, después nosotros los que somos de él en su venida.
3.     La inflamación del amor. Necesitaron una visión personal del Señor glorificado para que salieran juntos, y fuertemente unidos en el amor mutuo (Lc. 24:52–53). La lección no ha cambiado.
Esa visión fue la base para formar y consolidar la comunión. Hasta ese presente los que no sabían el significado de la unidad podían “estar juntos” pero no eran uno. Fue necesario que vieran a Cristo ascendido para que todos comenzaran a tener la misma visión, y en consecuencia la misma motivación. Para ser testigos tenían que hablar lo mismo, y vivir lo mismo.

Aunque el término koino̅nia no es frecuente en el libro, la actividad de la comunión es esencial para el desarrollo de la iglesia. Tal como lo estudiaremos más adelante, tiene la función de establecer una unidad vital entre Dios y nosotros (1 Jn. 1:1–3) que no comienza con actividades o labores por nobles que fueren sino con la presencia del Señor resucitado.

Entonces, aparte de haberle oído por cuarenta días, ahora tenían que comprobar algo más.
A. Una misma visión
El cielo es el granero de Dios. Allí está la meta de sus planes tal como se los había mostrado el Señor Jesús (Jn. 14:25). A ese lugar apuntan todos los propósitos de los siglos (Jn. 17:24). ¿Por qué tiene tanta importancia que lo hayan visto ir?

En primer lugar, por el cumplimiento de sus palabras. Durante el ministerio público Jesús lo había insinuado varias veces (Jn. 6:62; 20:17). Había hablado y trabajado en función de su regreso al cielo. Al principio, los doce no lo entendieron, pero ahora lo ven con claridad. Se dan cuenta de la importancia de las promesas cumplidas. Se dan cuenta de que así como Cristo prometió, debían hacerlo ellos. Lo que desde ese momento en adelante dijeran, representaba las palabras de Cristo. Como él había cumplido, ellos también tenían que hacerlo (2 Co. 1:20).

En segundo lugar, porque una misma visión tenía que producirles un mismo sentir; ésta es la estructura de la comunión (1 Co. 1:10). La visión de la victoria de Cristo es fundamental para el servicio (Ef. 1:9–23). Sin visión no hay victoria y es imposible subsistir frente a las fuerzas del mal (7:55–57). La iglesia que estaba en gestación, tuvo este principio en su estructura: once hombres instruidos y comisionados mirando la ascensión del Señor Jesús.

En tercer lugar, porque tenían que saber que la vida que iniciaban era distinta a la anterior. Hasta ese momento, de una u otra manera habían trabajado en función de los dichos de los fariseos o del resto de la gente. Ahora no sólo tenían la versión correcta de lo que había sucedido con Jesús, sino que además poseían el método para hacerlo saber a los demás.

La ascensión es un milagro y la predicación de ese milagro genera otros milagros en transformación y consolación. Lo que hace no es momentáneo ni ficticio, es real (Col. 3:1) y duradero.
B. Una misma explicación
Después de haberles hablado con claridad, Jesucristo dio por concluida su misión en la tierra, indicando con esto que la vida cristiana también tiene sus etapas. El ministerio no finaliza, pero no siempre es el mismo. El había concluido su labor en la tierra; ahora iniciaba otra en el cielo (Jn. 17:4).

La bendición impartida (Lc. 24:50–51) es el sello de un trabajo bien terminado a su tiempo. No fue apurado ni incentivado por las circunstancias. Simplemente había sido planeado, prometido y ahora cumplido (comp. Lv. 9:22). Todos por igual entienden lo mismo, viven lo mismo y se disponen a hacer lo mismo. Habían visto y pasado por aflicciones, y ahora comprenden su valor. Se dan cuenta de que en las manos de Dios el dolor termina en gloria.
LA ASCENSIÓN DE CRISTO
1.     Las circunstancias: “viéndolo ellos”
a.     dirigido al cielo
     el poder de la resurrección (Mr. 16:19) (Fil. 2:9–10)
b.     recibido por una nube
     la aprobación de Dios (Lc. 9:34, 35) (Ex. 13:21; 16:10; 40:38)
2.     Los beneficios:
a.     formación de la comunión (Hch 2:1)
b.     seguridad de la venida del Espíritu (Jn. 16:7)
c.     confirmación de la intercesión (Jn. 14:16)
3.     La conclusión:
a.     estímulo para el futuro (v. 11)
b.     preparación para las tareas (v. 12)
“FUE ALZADO, Y LE RECIBIÓ UNA NUBE”
1.     Como la conclusión de la primera etapa de su ministerio (Hechos 3:21; Ef. 4:10)
a.     Entró al mundo en humildad (Gá. 4:4)
b.     Salió de él gloriosamente (1 Ti. 3:16)
2.     Como anticipo de la venida del Espíritu (Jn. 16:17)
a.     Tenían que quedar solos para aprender a confiar
b.     Tenían que vivir juntos para practicar la comunión
c.     Tenían que decidir responsablemente para saber actuar
3.     Como la manera de cambiar la visión de los apóstoles
a.     De mirar para atrás a ver el futuro
b.     De mirar para abajo a esperar en el Señor
c.     De mirar hacia lo terrenal a sentir el poder de Dios
C. Una misma expectativa
Una escena muy extraña se produjo sobre el monte de los Olivos adonde con seguridad Jesucristo los había llevado después de vivir en Betania (Lc. 24:50). Era el lugar indicado para la despedida. El texto dice que “estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba” dos personas con vestiduras blancas se pusieron junto a ellos.

Había miles que esperaban en aquellos días la “redención de Israel”, pero solamente unos pocos (v. 10)pudieron contemplar o confirmar al Redentor.

Unos años atrás, mientras los judíos miraban los movimientos de Herodes, y otros contemplaban las campañas conquistadoras de César, los ángeles contemplaban, anunciaban y alababan el nacimiento de Jesús; le ministraron en el desierto; lo asistieron en Getsemaní; montaron discreta guardia sobre la tumba en el huerto. Pero ahora todo había cambiado. La labor de los “seres celestiales” era confirmar la fe de los fieles y ayudarles a mirar el futuro que se avecinaba. Pero sigamos lo que dice el texto:
a.     Los mensajeros: “se pusieron junto a ellos dos varones”.
¿Serían los mismos que habían quitado la piedra del sepulcro? (Lc. 24:4). No lo sabemos. Quienesquiera que fueran, vinieron para dar testimonio de lo que estaba a punto de ocurrir. Lo hicieron para honrar la despedida y animar a los apóstoles. Se pusieron “junto a ellos” como verdaderos paracletos a fin de realizar una doble actividad. Primero, de cariños o reproche, “¿por qué estáis mirando al cielo?” Que es como decir: “No es necesario que lamenten lo que ya es una bendición. Todo lo necesario para el bienestar de ustedes está cumplido y ahora se va para que ustedes sean de bendición a muchos”.

Si tuviéramos que aplicar estas palabras a nuestra vida diríamos que en toda partida de seres queridos hay desconsuelo y desasosiego. Hay preguntas sin responder y miradas que muestran incomprensión o asombro. El vacío es, al parecer, imposible de llenar. Pero aunque esa situación sea difícil, hallamos sentido después que podemos oír la voz del Paracleto (comp. Sal. 126:5–6).

Segundo, un anuncio reconfortante. Ni ellos (los dos varones) se quedarían en ese lugar, ni los once. La comisión que tenían y las promesas recibidas necesitaban otras condiciones para desarrollarse. Comenzarían a pensar en todas estas cosas a partir de la ascensión del Señor Jesucristo. Ahora el retorno es una realidad. Más que seguirle con los ojos mientras se iba, tendrían que comenzar a esperarle cumpliendo sus palabras.
b.     El mensaje: “Este mismo Jesús …”
Fue poco lo que les dijeron, o posiblemente Lucas haga un resumen del mensaje. Lo que sacamos en esencia es lo siguiente: En primer lugar, la persona que volverá es la misma que se fue. Ningún acontecimiento de la historia ni otro incidente podría ser el complemento de esa promesa. Vuelve él mismo. Vuelve el Amigo, el Consejero, el Señor poderoso. En segundo lugar, “así vendrá”. 
Así como vino a Belén irrumpiendo en un mundo confuso y totalmente desorientado, así regresaría, pero a diferencia de aquella primera venida, vendrá inesperadamente para muchos, pero con gloria para los que lo esperan (He. 9:28). Era necesario que se comprometieran con la segunda venida del Señor para que sus ministerios fueran humildes, santos y desinteresados en ellos mismos. Tenían que saber que en cualquier momento habría de volver. Esa vuelta por muchas razones es el incentivo para ellos y para nosotros.
PROPÓSITOS DE LA SEGUNDA VENIDA
1.     Ser glorificado en los santos (2 Ts. 1:10)
2.     Aclarar lo oculto de los corazones (1 Co. 4:5)
3.     Reunir a su iglesia (1 Ts. 4:15–17)
4.     Juzgar a los santos y también al mundo (2 Co. 5:10; Mt. 25:31)
5.     Recompensar a cada uno por su labor y fidelidad (Ap. 22:12)
6.     Establecer su reino de justicia y paz (Is. 24:23)
7.     Mostrar su identidad, “Este mismo Jesús” (Ef. 4:9–10)
NUESTRA REACCIÓN HACIA LA SEGUNDA VENIDA
1.     Vivir su inminencia (Ro. 13:12; Fil. 4:5)
2.     Santificar nuestro estilo de vida (Mt. 24:44, 46)
a.     Más santidad (1 Ts. 3:12, 13)
b.     Más sinceridad (Fil. 1:10)
c.     Más vitalidad (1 Co. 1:8)
d.     Más hermandad (1 Co. 4:5)
e.     Más paciencia (Stg. 5:7–8)
3.     Amar ese acontecimiento como único (2 Ti. 4:8)
4.     Esperar que ocurra mientras servimos a otros (Fil. 3:20; 1 Ts. 1:10)
5.     Tener valor para que no nos distraiga el enemigo (Mt. 24:42; Lc. 21:36)
6.     Tener paciencia hasta verla (2. Ts. 3:5)
Además, las palabras “como le habéis visto ir al cielo” no pueden referirse a la venida del Espíritu Santo ni a la comunión espiritual entre Cristo y los suyos (Mt. 28:20), sino a un acontecimiento futuro y singular mucho más significativo que los dos anteriores, sin quitarle a ninguno su gloria. 

La iglesia del siglo I esperaba ardientemente que el retorno se produjera en esos días (1 Ts. 4:17). Al pasar el tiempo y observar que las cosas no se daban como lo habían diagramado, la expectativa se enfrió. Sin embargo, Dios no posterga su venida; más vale quiere que todos conozcan sus propósitos (2 P. 3:9). Volver a reiterar la necesidad de recrear en nosotros el estilo de vida que tiene la “presencia” (gr. parousia) como expectativa: “Así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.
D. Una misma reacción
Para aquellos apóstoles la partida del Señor en la manera en que había sucedido y la explicación que los dos varones habían dado tenían valor permanente. No necesitaban quedarse por más tiempo en ese lugar. Todo estaba claro. En su interior ya tenían presente cuáles eran las primeras etapas en el propósito de Dios.
FUNCIONAMIENTO DEL PLAN
1.     Unidad en el retorno de Cristo
     Visión de la ascensión
2.     Unidad en el mensaje de los ángeles
     Confirmación de la fe
3.     Unidad en el testimonio de victoria
     Retorno juntos a la ciudad
4.     Unidad en la espera del Espíritu Santo
     Todos esperan Pentecostés
5.     Unidad en el testimonio que tenían que dar
     Todos reunidos para alabar al Señor
Ni el Señor Jesús les dijo ni los dos varones les explicaron cuánto tiempo habría entre su partida y el retorno anunciado. Pero lo que vivieron fue suficiente para volver gozosos. Caminaron el kilómetro que los separaba desde Jerusalén, no tan ansiosos de que el Señor volviera en ese momento, como sí de poder cumplir con las normas trazadas. Intencionalmente el Señor los había dejado cerca de la ciudad para que pudieran volver a los suyos sin quebrantar las disposiciones de los fariseos. La norma de andar “camino de un sábado” (1, 2 km.) era para evitar que la gente abandonara los contornos de la ciudad en un día de reposo.
a.     Separados del mundo: “se volvieron a Jerusalén”
Lo hicieron no para iniciar las luchas de los últimos tiempos, sino para comenzar en el reino de Dios la nueva etapa a la que habían sido llamados. Iniciaron una nueva manera de pensar porque habían cambiado de mente, habían dejado de pensar en el reino de Israel (cosa temporal) para volcarse al reino de Dios (vida espiritual en un territorio nacional). ¿Qué hicieron?
(1)     Se fueron al aposento alto (comp. Jn. 20:19) La separación solamente y por sí misma no tiene sentido. Necesita también orientación. Es dejar algo para ir a un lugar, a un destino. Así lo hicieron ellos. Estaban unidos a Cristo pero necesitaban mostrar esa unión entre sí. Salieron apresuradamente del monte de los Olivos y se dirigieron al lugar de la comunión. La visión del Señor resucitado era fundamental para concretar la comunión práctica o efectiva entre ellos. Y anduvieron gozosos el kilómetro de distancia tratando de reunirse en un lugar tranquilo para meditar (comp. Hechos 10:9; 20:7–9).
(2)     Se reunieron todos. Todos están presentes porque reconocen que una misma cabeza solamente puede formar un solo cuerpo (comp. 1 Co. 12:12). En forma deliberada Lucas menciona a los once y a las mujeres, pero con seguridad había muchos más. 
La lista recuerda, además, cómo el evangelio es capaz de congregar a personas de distintos trasfondos. Si la unión fuera humana, alcanzaría sólo a los que “piensan como nosotros”. Pero aquí hay un objetivo superior. Es la labor de Dios que crea en los corazones el triunfo de la gracia y que los hace crecer en la fe. Tomás no es más incrédulo, ni Pedro el avasallador del conjunto. Todos han alcanzado una evidente maduración al comprobar la importancia del Cristo resucitado.
b.     Unidos en oración
A este espíritu de paz y unidad se agregó el sentimiento de limitación personal. La suficiencia es contraria a la dependencia. No hay maestros judíos, ni filósofos griegos; hay únicamente hermanos esperanzados en que Dios les dé la salida a los temas pendientes y ponga a cada uno en su lugar para poder cumplimentar el propósito de ser testigos.

La inauguración de la iglesia precedida por una reunión de oración durante diez días (aunque quizás no todo el tiempo), nos demuestra el modo agradable a Dios para esperar el cumplimiento de su palabra. Los grandes momentos de avivamiento están precedidos de celosos espacios vividos en gozosa oración (Hechos 4:23–31; 12:12; 16:13) (comp. Is. 6:8; Mt. 18:19; Jn. 16:23, 24).

Es el modo de preparar el corazón para lo inesperado que vendría de Dios. Estaban seguros de que no sería igual a lo que ya conocían sino de acuerdo a lo prometido.

Lucas vuelve a repetir la lista de los que “moraban” en el lugar donde probablemente se había celebrado la última pascua. Aparte de confirmar a los “doce” (que son once) con Pedro en primer lugar, dos detalles encantan al leerla.
(1)     La mención de Simón el Zelote, que había pertenecido a una secta fanática guerrillera que luchaba por la independencia política del pueblo hebreo. Josefo asegura que fue un partido fundado por Judas que se levantó contra los romanos en el año 6 DC, pero no sabemos más. Tampoco es de interés hablar de los zelotes, sino de la conquista que el Señor había logrado. 
     Es a este discípulo a quien Mateo y Marcos denominan el cananita (es decir, alguien que sigue un cierto canon o patrón de vida) (Mt. 10:4; Mr. 3:19). El celo de Simón convertido al evangelio, es necesario para la verdadera transformación de la nación.
(2)     La presencia de las mujeres incluyendo las que acompañaron a Jesús desde Galilea (Lc. 8:2) y las que presenciaron la crucifixión y sepultura (Mt. 27:55–56; Lc. 24:10; Jn. 19:25). Estaban también María la madre de Jesús, mencionada por última vez, y asimismo los hermanos del Señor Jesús (1 Co. 9:5). La presencia femenina en un encuentro tan selecto demuestra la honra que el Señor había conquistado para la mujer en general y para la oriental en particular. 
     La igualdad ante Dios que más tarde observábamos en las enseñanzas apostólicas es vital para el desarrollo del cuerpo de Cristo. Cabe agregar que los hermanos de Jesús (hijos de José y María) (Mt. 13:55; Mr. 6:3) no creían en el Señor Jesús antes de su muerte (Jn. 7:5), pero ahora están todos juntos. Jacobo tuvo una entrevista personal con el Señor después de la resurrección (1 Co. 15:7) y Judas probablemente es el escritor de una epístola. Ambos con una actuación destacada (12:17; 15:13; 21:18; Jud. 1).

Esta diversidad de personas se habían unido para perseverar en la oración unánime (Hechos 2:42; 2:46; 6:4; etc.). La prioridad de esperar la respuesta del Señor los desvinculó de los posibles desencuentros entre los distintos pareceres que pudieran tener. Habían aprendido a ordenar las prioridades.
LOS APÓSTOLES EN JERUSALÉN
1.     Es un período de transición—de seguidores a testigos.
     Entre la obra completada de Cristo y la no iniciada del Espíritu.
2.     Es un período de expectativa—de discípulos a predicadores.
     No tenían claro cómo iniciar sus labores
     No sabían cuál era el mensaje que debían dar
     No conocían cuándo ni cómo llegaría “la promesa”
3.     Es una oportunidad para orar—de soluciones diarias a dependencia constante.
     Muchas incógnitas por develar
     Muchas respuestas por confirmar
4.     Es una oportunidad para confraternizar
     Aprender a respetar el liderazgo de Pedro
     Saber decidir sobre los temas más necesarios
     Comprender que para predicar a otros tenían que ser “doce”

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jueves, 6 de agosto de 2015

Allí llanto no habrá, Ni tristeza ni dolor, Porque Jesus El rey del cielo Para siempre será Consolador

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 






Cuan gloriosa será la mañana


Cuan gloriosa será la mañana
Cuando venga Jesús el Salvador
Las naciones unidas como hermanas
Bienvenida daremos al Señor

CORO

No habrá necesidad
De la luz el resplandor
Ni el sol dará su luz,
Ni tampoco su calor.
Allí llanto no habrá,
Ni tristeza ni dolor,
Porque entonces Jesus
El rey del cielo
Para siempre será Consolador

Esperamos la mañana gloriosa
Para dar la bienvenida al Dios de amor
Donde todo será color de rosa
En la santa fragancia del Señor

El cristiano fiel y verdadero
Y también el obrero de valor
Y la iglesia esposa del Cordero
Estarán en los brazos del Señor


ACORDES

Estrofa I:
         E      A        E    E7
Cuan gloriosa sera la mañana
        A      B            E   E7
Cuando venga Jesus el Salvador:
        A      B            G#m  C#m
Las naciones unidas como herma-a-nas,
      F#m     B          E   A - E
Bienvenida daremos al Señor.

CORO:
       B
No habra necesidad
       E
De la luz ni el resplandor,
      B
Ni el sol dara su luz,
       E
Ni tampoco su calor.
      B
Alli llanto no habra,
        E            E7
Ni tristezas, ni dolor;
          A        B              G#m C#m
Porque entonces Jesus el Rey de glo-o-ria
       F#m    B              E
Para siempre sera el consolador.

Estrofa II (misma secuencia de acordes en Estrofa I):
Esperamos la mañana gloriosa
Para dar la bienvenida al Dios de amor.
Donde todo sera color de ro-o-sa
En la santa presencia del Señor.

Estrofa III (misma secuencia de acordes en Estrofa I):
El cristiano fiel y verdadero,
Y tambien el obrero de valor;
Y la Iglesia, esposa del Corde-e-ro
Estaran en los brazos del Señor
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