viernes, 1 de julio de 2011

Investigación Teologica: Metodología de la Investigación aplicada a las Ciencia Teológicas


Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 48Págs | Idioma: Spanish |Categoría: Metodología de la Investigación
Información

Capítulo 1: Introducción a la Investigación      5

Capítulo 2: Los Referentes Iniciales o Introducción     9

Capítulo 3: Marco Teórico        15

Capítulo 4: Marco Metodológico       18

Capítulo 5: Técnicas de Recolección de Datos     23

Capítulo 6: Análisis de los Datos y Conclusiones     28

Capítulo 7: El Reporte de Investigación y Otras Aplicaciones de la Investigación 35

Apéndice 1: Ética e Investigación       37
  
Lista de Referencias         42

Guía de Estudio         43

Según Barrantes el origen del término “investigación” proviene del latín “investigatio”, que significa “seguir un rastro”
Por otro lado, cuando consultamos la palabra investigar en el Diccionario de la Real Academia Española, esta nos da una serie de acepciones, entre ellas rescato las dos primeras: 
  1. Hacer diligencias para descubrir algo. 
  2. Realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia. 
Las dos definiciones nos ayudan a entender lo que se percibe como investigación. Las dos hablan de un procedimiento “hacer diligencias” y “realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático”; y las dos nos hablan de un propósito “descubrir algo”, y “aumentar  los conocimientos sobre una determinada materia”.
La investigación entonces implica un procedimiento, una estrategia a seguir, una serie de pasos que deben realizarse en forma sistemática, con el fin de conocer de una mejor manera un determinado fenómeno o área de conocimientos.
 
 Entre otras definiciones de investigación tenemos las siguientes:   “Realizar acciones que conduzcan al descubrimiento  o conocimiento de una cosa”
“Un proceso sistemático, formal, inteligente y controlado que busca la verdad por medio del método científico y que nace de un sentimiento de insatisfacción, ya sea vital o intelectual, cuyo producto es el conocimiento científico”
 
Hay muchos tipos de investigación. Existen las investigaciones bibliográficas que buscan investigar un tema solamente en los libros, investigaciones de laboratorio, que buscan reproducir experimentos en un ambiente controlado, investigaciones de campo, y muchas otras. En este escrito desarrollaremos lo que llamamos “investigación de campo” es decir, “estudios que se realizan en situaciones naturales y que permiten con mayor libertad generalizar los resultados a situaciones afines”

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Consejería Bíblica Para Todos: Un Curso de Preparación Ministerial


Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 73 Págs | Idioma: Spanish | Categoría: Consejería Bíblica - Curso Académico
Información
Introducción       5
Capítulo 1: Principios bíblicos en el aconsejar   6
Capítulo 2: Consejería y los problemas humanos   17
Capítulo 3: La Biblia ante la psicología    22
Capítulo 4: Características, habilidades y técnicas en la consejería 30
Capítulo 5: Fases de la consejería     41
Capítulo 6: Consideraciones para aconsejar en diversos contextos 47
Capítulo 7: Consejería, emociones y sentimientos   52
Conclusión       55
Lista de referencias      56
Apéndice 1: Formulario de información básica familiar  58
Apéndice 2: Hoja de Atención en Consejería   60
Apéndice 3: Estudios de Caso     61
Guía de estudio       63

El presente curso aborda la temática de la consejería bíblica y cristiana dando prioridad fundamental a la Palabra de Dios, reconociendo que este es un ministerio que debe ser desarrollado por toda la iglesia, algo que se comprueba más adelante en las páginas del curso. 
Por otro lado, hago notar que la consejería es un ministerio que es parte del hacer discípulos, es decir, es parte de la missio dei. Por medio de la consejería estamos discipulando en forma individual a los creyentes para que estos puedan aplicar las Escrituras en los problemas que les surgen en el diario vivir. 
Así que este manual es útil para todos los que trabajan en el ministerio, pastores, evangelistas, misioneros, pastores de jóvenes, maestros de escuela dominical, líderes de ministerios (damas, varones, niños, jóvenes, matrimonios jóvenes, etc.), profesores guías, maestros, consejeros y demás personal de escuelas cristianas. En general, para toda la iglesia. Así como la Gran Comisión de hacer discípulos es un llamado para toda la congregación, las labores de aconsejamiento es un llamado que ningún creyente puede eludir.
 Los términos consejería y aconsejamiento no pertenecen al español según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), por lo menos no en la connotación que nosotros les damos. Estos vocablos más bien son una traducción de la jerga evangélica de la palabra inglesa counseling, una palabra que describe una de las funciones más importantes del ministerio pastoral y de todos los miembros de una iglesia. 
 Con la expresión “consejería bíblica” me refiero a aquella que tiene como fundamento las Sagradas Escrituras. Con esto quiero decir que la Biblia es la que define las motivaciones, los objetivos y las estrategias de la consejería.
Son las Escrituras las que nos dan el fundamento teórico para la práctica de aconsejar. 
Con esto me refiero no solamente a  la parte espiritual sino todas las partes del ser humano porque somos seres integrales. A veces creemos que como cristianos podemos aconsejar sólo en el campo de las cosas espirituales, pero según la Escritura todas las cosas son espirituales, todas están interrelacionadas. Un problema de ira es espiritual, un problema matrimonial es espiritual, etc. La Biblia es suficiente para cambiar vidas, no solo los problemas "espirituales" (Salmo 119). 
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miércoles, 29 de junio de 2011

Dios: Una Breve Historia del Eterno - Interesante Estudio Para Pastores y Obreros Cristianos



Historia del Eterno - Interesante Estudio Para Pastores y Obreros Cristianos
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 14MB | Idioma: Spanish | Categoría: Teología -   Interpretación   
                    
Información
 Prólogo 11
Introducción:
Contra el Ateísmo Chapucero y la Fe Santurrona 13
 
1. Música y arte: Elton John y la Venus desnuda 17
  1. Ser o no ser 17
  2. Un montón de piedras une a la humanidad 18 
  3. Los hechos desnudos y el disfrute de la vida antes de la muerte 21
2. La psicología y Dios: un hombrecillo en el oído 26
  1. El parricidio de Sigmund Freud 26
  2. Lo que C.G. Jung y Viktor Frankl tienen en común con una estrella del porno 30
  3. Dios y un ramo de flores 33
3. La pregunta: expediciones por el arroyo de fuego (Feuerbach) 39
  1. La prueba de la tarta de nata 40
  2. Reiterados problemas con el Altísimo 43
  3. Una pregunta a vida o muerte 53
4. El Dios de los ateos: una protesta a lo grande 56
  1. Pienso lo que quiero 56
  2. Una comunidad de inquilinos se jubila 59
  3. Una religión celebra el ateísmo 60   
  4. La fiesta con champán, arruinada 63
  5. La placentera venganza del humilde cura 66
  6. El hijo de un pastor protestante asesina a Dios 71
  7. El «más grave accidente previsible» en el templo de la nada 76
5. El Dios de los niños: de la felicidad como estado natural 81
  1. ¿Cómo de real es la realidad? 81
  2. La pezuña en la oreja 86
  3. Un caso para talar y el camino hacia la felicidad ... . 93
  4. El Dios de maestros y profesores:
6. conspiración en el sótano-bar 96
  1. Jugar a los indios con consecuencias letales 99
  2. La verdad bajo la higuera 102
  3. Una anciana testaruda hace un pacto con el diablo . 108
7. El Dios de los científicos: Galileo, Darwin, Einstein y la verdad 114
  1. Una religión inventa la ciencia 115
  2. El mayor golpe mediático de todos los tiempos 121
  3. Darwin cierra un taller de alfarería 127
  4. La catástrofe de una imagen del mundo 133
  5. Milagro, ilusión y realidad 138
  6. El error de Stephen Hawking y las pequeñas imágenes en color del cerebro 144
8. El Dios de los filósofos: la gran batalla de la razón pura 149
  1. Disputa entre santos: las pruebas de la existencia de Dios 150
  2. Proceso sumario contra un pobre desdichado 157
  3. Filosofar en la niebla: un soltero perspicaz 165
  4. Viaje aterrador por el túnel 174     
9. El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob: el misterio en el dobladillo del abrigo 179
  1. El misterio de una bella mujer 179
  2. Una salvífica tentativa de asesinato 182
  3. La más prolongada historia de amor de todos los tiempos 189
  4. Un soberano inquietante 193
10. La respuesta: un acontecimiento apasionante 198
  1. La sorpresa 198
  2. Tumulto entre carniceros y panaderos 206
  3. Una pocilga envejece 216
  4. La sonrisa de los ángeles 225
11. The day after: los valores, la verdad y la felicidad 232
  1. Soluciones inesperadas 232
  2. Karl Valentín y la mística 237
  3. Cómo poner coto a los atracos a bancos 242
12. Dios y la psicología: puntos de contacto 246
  1. Un psiquiatra inquietante 246
  2. Una ballena indispuesta 254
  3. Un león tímido 260
13. Arte y música: la sensualidad de la verdad 268
  1. La belleza salvará el mundo 268
  2. Un rostro misterioso 273
  3. En qué ocupan los ángeles su tiempo libre 277
Epílogo 283
 
TODO el mundo opina cargado de razón sobre la cuestión de los valores, sobre las virtudes, sobre la lucha de culturas e incluso sobre el problema de Dios. Pero casi nadie coge esta última cuestión por los cuernos e intenta darle una respuesta directa. Hay que reconocer que también tiene algo de megalómano pretender responder a una pregunta a la que, durante milenios, se han enfrentado las personas más inteligentes y sabias sin llegar a resultados concluyentes. Pero yo, como psiquiatra, no debería sentir demasiado miedo de la megalomanía. Sin embargo, en cuanto hombre débil, uno sólo se cree facultado para siquiera aproximarse a semejante pregunta tras haber leído montañas de sapientísimos libros. Pues, por usar un conocido motivo de la historia de las religiones, teme descalzarse intelectualmente emulando a Moisés, quien ante la zarza ardiente, en presencia de Dios, se
despojó de sus sandalias.
Sobrepasada ya la cincuentena, a lo largo de mi vida y mis diversos estudios he leído gran cantidad de libros y, sobre todo, he acumulado algunas experiencias vitales. Puesto que el problema de Dios me ha interesado de manera especial desde mi temprana juventud y puesto que yo mismo he pasado de forma sucesiva por ambos puntos de vista -el del ateo y el del creyente-, se me ocurrió escribir un libro sobre este inmenso tema partiendo sencillamente del estado en el que ahora me encuentro.
En esta empresa me han sido de ayuda las numerosas conversaciones que, justo sobre esta cuestión, he mantenido con numerosas personas, unas creyentes y otras llenas de dudas, unas de alto nivel intelectual y otras del todo normales, unas escépticas y otras piadosas. Semejantes conversaciones, si se desarrollan con seriedad, van siempre a lo esencial. En ellas, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en conversaciones sobre los yacimientos de gas natural en Siberia oriental o sobre la propia colección de sellos, uno no puede mantenerse personalmente al margen.
Por consiguiente, me he imaginado sin más que sostengo una conversación sobre Dios con un contemporáneo inteligente, pero no excéntrico. Sin duda, lejos de tratarse sólo de teorías, el problema de Dios es -dicho entre nosotros- una cuestión de vida y muerte para cualquiera. Algunas personas que hayan leído libros diferentes de los que yo he leído y tratado a gente diferente de la que yo he tratado escribirían un libro completamente distinto al respecto. Aquí no puedo sino realizar mi contribución personal a esta gran pregunta. Y cuando llegues al final, querido lector, gustoso dejaré que me abras los ojos.
Y entonces escribiré una obra del todo nueva. Pero, hasta entonces, lo único que puedo ofrecerte es el presente libro.
 
 Si pudieras estar absolutamente seguro de que nadie te va a pillar, ¿qué te detendría de atracar un banco? ¿Qué te hace estar tan seguro de que no vas a ser eliminado un día de éstos por medio de una dulce inyección? No es descartable que a la sociedad, por muy buena voluntad que ésta tenga, no se le pueda seguir exigiendo que asuma los costes terapéuticos y asistenciales de la compleja enfermedad que se te va a diagnosticar dentro de poco. ¿Por qué no se arrojan los cadáveres al vertedero de residuos tóxicos y se transforman los cementerios en parques lúdicos para los niños? ¿Cómo sabes que tu marido te es fiel? ¿Cómo sabes que el hijo de tu mujer es también tu hijo? Así pues, y ahora completamente en serio, ¿qué pruebas hay de que Dios exista o, al contrario, de que no exista? Pues «si Dios no existe, todo está permitido» (Dostoievski, Los hermanos Karamazov). ¿O no es así?
Un libro sobre Dios que quiera ser tomado hoy en serio debe plantearse tales preguntas de la vida real, que indefectiblemente afectan a todo varón, toda mujer y todo niño. Pues lo que está claro es que quien de verdad cree en Dios vive de manera diferente de quien no cree en Él. Sin embargo, las personas no siempre somos consecuentes. Los ateos malgastan un tiempo precioso en reflexiones irracionales y, en ocasiones, viven como si Dios tal vez sí que existiera un poquito. Y, a menudo, los creyentes viven la mayor parte de su tiempo como si Dios no existiera. Si partimos de que cada momento de la vida es irrepetible, ambos fenómenos resultan nefastos. Uno dilapida un tiempo vital irrecuperable a causa de un Dios que en absoluto existe o, por el contrario, desaprovecha a ojos vistas la gran oportunidad de su vida; a saber, mostrarse ante Dios como digno de la vida eterna.
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lunes, 27 de junio de 2011

Las Iglesias Locales: Asambleas de una Sola Iglesia - La Esposa del Cordero


Una razón teológica: Las iglesias locales son esenciales en la vida del Reino

Para no dar nada por sentado, primero es necesario preguntarse por qué son importantes las iglesias.
  1. Los creyentes necesitan comunión
    Quizás la primera respuesta es obvia: los creyentes necesitamos comunión. Esto es una parte normal de la vida cristiana. Las escrituras específicamente desaprueban un cristianismo aislado. Por eso encontramos exhortaciones como la de Hebreos 10:25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuanto veis que aquel día se acerca.” Además, estar juntos es necesario para poder cumplir las obligaciones que tenemos mutuamente los unos con los otros. Por ejemplo, “estimularnos al amor y a las buenas obras” (v. 24).
     
  2. La vida nueva es comunitaria
    Un cristianismo solitario no encaja con la realidad comunitaria de la vida nueva. Al ser regenerado, Cristo “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). El concepto de un reino es un concepto social. Creyentes aislados no pueden reflejar esta realidad social. ¿Cómo puede manifestarse, por lo tanto, el reino en la tierra sin una comunidad? Simplemente no puede.
    Además, si consideramos todas las imágenes de la vida cristiana en el Nuevo Testamento, veremos que son comunitarias. Los creyentes forman parte de un cuerpo (I Corintios 12:12-31). Son miembros de una casa (Efesios 2:19, I Tim. 3:15). Son piedras en un edificio (I Pedro 2:5). La iglesia está descrita con la misma terminología que el antiguo Israel – es “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (I Pedro 2:9). Estas son descripciones corporativas. Por eso, el intento de vivir la vida cristiana en solitario es vivir en un estado de autoengaño. No se puede tener el evangelio sin la comunidad que nace de ese evangelio. Howard Snyder resume este hecho con una lógica irresistible al afirmar que “Si la iglesia es el cuerpo de Cristo...entonces la iglesia es una parte indispensable del evangelio.”
     
  3. Las iglesias locales encarnan a Cristo de una manera única
    Cuando Dios quiso dar su palabra definitiva a la humanidad envió a su Hijo (Hebreos 1:2) . En su venida, ese Verbo “se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). La segunda persona de la Trinidad literalmente “montó su tienda” entre nosotros. Existe un sentido de arraigo y permanencia en la visita divina.
    De una manera similar, una iglesia localiza y arraiga la presencia de Dios en una comunidad. Steve Spaulding ha observado que “una iglesia, en contraste con la mayoría de nuestros esfuerzos no eclesiales, es una colonia visible y permanente del reino. Jesús no está de paso. El no desaparece sin dejar rastro.
    Viene a quedarse; a ser vivido; a ser accesible; palpado, visto, oído, entendido.” Una iglesia encarna a Cristo en una comunidad. Pablo informa a los Corintios que “vosotros” (en conjunto) sois el cuerpo de Cristo (I Corintios 12:27), que “vosotros” (en conjunto) sois el templo del Espíritu Santo (I Corintios 3:16-17, ver también Efesios 2:21-22). Dios está presente en su pueblo, y a través de su pueblo, está presente en la comunidad. “Jesucristo, mientras promete habitar en el creyente individual, no encuentra plena manifestación en un ‘cuerpo’ sin “El Cuerpo” de Cristo, el conjunto reunido de los creyentes, la iglesia, su esposa, visible, accesible, con todos los dones del Espíritu en funcionamiento.”
    Esto se convierte en un testimonio poderoso. Como El Verbo hecho carne permitió a la humanidad “ver” la gloria de Dios (Juan 1:14), así también una congregación local hace visible a Cristo. Lesslie Newbigin afirma lo mismo cuando plantea y luego responde a la siguiente pregunta: “¿Cómo es posible que el evangelio sea creíble, que las personas lleguen a creer que el poder que tiene la última palabra en lo que concierne a la humanidad está representado por un hombre colgado en una cruz? Sugiero que la única respuesta, la única hermenéutica del evangelio, es una congregación de hombres y mujeres que lo creen y lo viven.”
  4. Los dones encuentran plena expresión en la iglesia
    Es en la comunidad de la iglesia donde los dones del Espíritu Santo encuentran expresión más completa y estratégica. En nuestra tendencia a pensar horizontalmente sobre la expansión de la iglesia, no debemos olvidar que es el Espíritu Santo quien capacita y potencia a la iglesia para esta misión.
    Consecuentemente, si las comunidades del reino son esenciales en la vida del reino, es de esperar que encontremos dones dados a la iglesia para su mantenimiento, crecimiento y multiplicación. Y esto es precisamente lo que encontramos.
    Si consideramos los diversos dones espirituales dados a la iglesia (Romanos 12, I Corintios 12-14, Efesios 4), vemos dones para la edificación de los santos (profeta, pastor, maestro, liderazgo), dones para servir dentro de la iglesia y fuera de ella (servicio, exhortación, generosidad, misericordia, etc.), y dones para hacer misión (apóstol, evangelista). Todos estos dones destacan la importancia de la comunidad en la vida del reino. Es más, destacan el hecho de que estas comunidades no sólo deben de ser fuertes, sino también que sirven, crecen y reproducen. Todos los dones son necesarios (y por lo tanto, cada creyente es necesario) para la misión total de una iglesia. Howard Snyder ha escrito: “No sólo el don de Howard Snyder ha escrito: “No sólo el don de evangelista, sino todos los dones espirituales son relevantes para el evangelismo de una manera u otra,” porque “el funcionamiento general de una comunidad cristiana es en sí una demostración de la verdad del evangelio y así un testimonio en el mundo y para el mundo.”6 El resultado es un organismo carismáticamente dotado que crece y se reproduce naturalmente.
    Pero además de estas consideraciones teológicas relacionadas con la misma naturaleza de la iglesia, las escrituras nos dan otras razones para iniciar comunidades del reino. Pasemos, pues, al estudio de la historia de la fundación de la iglesia.

Hacia una teología Bíblica sobre la Multiplicación de Iglesias: ¿Es lo Mismo que Multiplicar Denominaciones?


Hacia una teología bíblica sobre la multiplicación de iglesias ¿Qué multiplicó Pablo? ¿Número de convertidos, iglesias  o denominaciones (sectas)

Por  Jonatán Haley

Fundar nuevas iglesias es una labor loable que muchas iglesias fomentan por todo el mundo, principalmente por medio de sus misioneros. Pero de este trabajo surge naturalmente una pregunta que muchas veces pasa desapercibida: ¿No deberían estas iglesias, que promueven la implantación de iglesias alrededor del planeta con tanto vigor, iniciar también iglesias en su misma localidad? ¿No deberían nuestras iglesias tener el mismo celo para la multiplicación de congregaciones “en casa”, como en el extranjero? ¿Por congregaciones “en casa”, como en el extranjero? ¿Por qué no fundar una nueva iglesia en nuestra misma ciudad, incluso, en nuestra misma zona de la ciudad?
En sus formas más básicas, me parece que sólo existen tres posibles respuestas a estas preguntas.
Respuesta 1: Es una buena idea entre muchas otras buenas ideas.
Quien responda así, quizás piense: “Es sólo otra manera más a través de la cual una iglesia puede ser fiel a la Gran Comisión. Es algo que nos alegra el corazón cuando lo vemos ocurrir, pero somos igual de fieles al último mandato del Señor si emprendemos otros esfuerzos evangelísticos, como por ejemplo, empezar un programa una vez al mes dirigido a gente sin trasfondo religioso.”

Respuesta 2: Es una mala idea.
Aquel que responda así quizás piense: “Quitaría energía, gente, y recursos de una iglesia que ya tiene suficientes dificultades con sólo mantener los programas existentes. ¡Dar nuestras mejores personas al inicio y mantenimiento de una nueva obra podría retrasar años el avance de nuestra iglesia en sus esfuerzos de crecer y alcanzar a la ciudad para Cristo!”

Respuesta 3: Es una idea imprescindible.
Los que responden de esta forma pensarán: “No sólo tiene apoyo bíblico, sino que llevado a cabo con sabiduría, probablemente representa la mejor manera de ser fiel al mandamiento del Señor de hacer discípulos no sólo en todas las naciones, sino también en casa. La multiplicación de congregaciones locales es clave para el cumplimiento de la Gran Comisión. No es simplemente una idea más entre otras. Es la estrategia por la cual todas otras estrategias han de ser juzgadas, y a la que todas las demás deben eventualmente apoyar.”
Es mi convencimiento que la respuesta 3 es la que mejor encaja con la evidencia bíblica. ¿Por qué? Por tres razones básicas.
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