lunes, 13 de febrero de 2012

Semana Santa Pagana: El diablo al acecho y obrando

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Paganismo en la Semana Santa

Los huevos de Pascua, los conejos, los juegos en los que los niños buscan golosinas escondidas o las fogatas han sido formas paralelas de evocar la Resurrección de Jesús, pero sus orígenes paganos se deben a las antiguas civilizaciones que consagraban la llegada de la primavera.

 

Según la Enciclopedia Católica, “numerosas costumbres paganas destinadas a dar la bienvenida a la primavera se fundieron en la fiesta de Pascua” como el huevo, símbolo de vida y germinación en la cultura griega y romana, en la mitología del norte de Europa o en China; o el conejo, símbolo de fecundidad en el antiguo Egipto.
“La Iglesia —de acuerdo con la Enciclopedia de la Religión— no se opuso al huevo de Pascua porque aportaba un símbolo poderoso de la resurrección y de la transformación de la vida en muerte”.
En la Edad Media se extendió la costumbre de regalar huevos por Pascua, y para que fueran más preciados, se decoraban al pintarlos o incluso en las cortes europeas se bañaban en oro.
Los fuegos que se encendían en las fiestas paganas para espantar a los espíritus del invierno se asemejan a los de las celebraciones de la vigilia pascual, que simbolizan la luz de la Resurrección.
En Irlanda, San Patricio introdujo esa práctica, con el fin de sustituir la costumbre de los druidas, de encender hogueras en honor a la primavera, por el símbolo del fuego religioso y cristiano, en honor a Cristo.
El conejo no tiene en cambio ninguna conexión con la Pascua, pese a lo cual se ha convertido en los países anglosajones y del centro y norte de Europa en un personaje similar al de Santa Claus.
La simbología del conejo posee un alto contenido pagano al representar la fertilidad, debido a que es un animal capaz de dar a luz hasta 20 crías al año.
Origen de la “Pascua”
En inglés y en alemán el nombre que se da a la Pascua tiene también orígenes paganos.
Easter, en inglés, viene según Beda, el Venerable, —un erudito monje inglés del siglo VIII—, de Eastre, la diosa anglosajona de la primavera y la fecundidad, que a su vez sería la versión europea de Ishtar —también conocida como Astarte—, diosa babilonia de similares atributos.
En Europa, ese festival era dedicado al equinoccio de la primavera, el 21 de marzo, en el que se celebraba el fin del frío y la oscuridad, y la vuelta a la vida después del invierno.
En Babilonia se creía en una vieja fábula acerca de un huevo de gran tamaño que supuestamente había caído desde el cielo al río Éufrates. De ese huevo extraterrestre —de acuerdo con la historia— fue engendrada Ishtar.
Ostern, el nombre alemán, tendría el mismo origen —derivado de la antigua divinidad de la primavera llamada Ostara—, aunque también se relaciona con la palabra Osten (este), el levante de donde viene la luz del renacimiento primaveral. De ahí se desprende que los huevos de Pascua se pinten como rayos del Sol que renace.
En las culturas griega y latina había también diosas, como la de la tierra, Cibeles, que se festejaban en estas fechas.
La cuarentena —período de 40 días en los cuales los católicos se abstienen de comer carne— es básicamente el ritual pagano dedicado a los 40 días de duelo por la muerte del esposo de Ishtar, Tamuz, que culminaba con la conmemoración de su resurrección, precisamente el domingo después de la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera.
En español, Pascua se deriva de la palabra Pesach, nombre hebreo para las pascuas, una festividad judía que dura entre siete u ocho días, en recuerdo del éxodo y la libertad del pueblo judío que escapó del dominio egipcio en tiempos de Moisés (1513 a. C.).
La cercanía entre ambas comunidades debió de fomentar que muchas iglesias cristianas consideraran la Pascua judía como la fecha idónea para rememorar la Muerte y Resurrección de Jesús.
Por tanto, la conmemoración de la Semana Santa como tal se estableció en el Primer Concilio de Nicea, en el 325 d. C. Con ese decreto, la Iglesia quiso poner término a los ritos paganos, al transformarlos en actos de fe cristianos.
En el proceso de evangelización —como ha ocurrido durante la historia de la Iglesia—, en lugar de intentar suprimir los ritos paganos populares establecidos, era más fácil adjudicar a esas festividades una nueva interpretación cristiana, al conservar costumbres y símbolos asociados al día de fiesta.


Semana Santa - la cena del Señor

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Semana Santa - la cena del Señor

EL NUEVO PACTO Y LA CENA DEL SEÑOR
Samuel Edelstein
A. Dios ha hecho varios pactos con individuos, especialmente los judíos (Ro. 9:4, Ef. 2:12).
    Algunos pactos de Dios eran con un solo hombre, pero los beneficios eran para toda su descendencia incondicionalmente (Noé: Gn. 6:18, 9:8-17; Finees: Nm. 25:1-13; David: 2 Cr. 21:7, Sal. 89:3-4,28-36, etc.).
B. El "antiguo" o "primer" pacto se refiere a la alianza de Dios con Israel, un pueblo. Tenía que ver con la ley de Moisés, y cada descendiente tenía que recibir dicho pacto personalmente y llenar ciertos requisitos para disfrutar de sus bendiciones. 
      (2 Co. 3:14-15, Gá. 4:22-31, He. 7:11-28, 8:6-13, 9:1,4,18-22, 10:8-9).
C. El pacto con Abraham fue anterior al "antiguo", pero tenía una relación con este (Gn. 15 y 17).  Antes del pacto, Abraham también recibió una promesa que de alguna manera involucraba a Jesucristo (Gn. 12:1-7, Gá. 3:14-18, Lc. 1:68-75).
D. El "nuevo" pacto es por la sangre de Cristo (Mt. 26:28, Lc. 22:20, 1 Co. 11:25, Ro. 11:27, (Jer. 31:31-34), He. 7:11-28, 8:6-16, 9:11-15, 10:8-14). En 2 Co. 3:4-18 el contraste entre los dos pactos es fuerte: el antiguo es escrito, de piedra, condena, y tiene cierta gloria. El nuevo es espiritual, del corazón, da vida y tiene más gloria.
E. Una comparación entre El Antiguo Pacto y El Nuevo Pacto.
    El Sacrificio
Exodo 12 (La Pascua) 1 Co. 5:7, He. 9:14,15
    El Sacrificio
Ex. 28:1, Nm. 25:1-13, Dt. 10:8    He. 7:11,17,22-28, 10:18-22
    Los Elementos:
Granos y Sangre: Lv. 1-7   Gn. 14:18-20, Mc. 14:22-24
F. La primera Cena del Señor: Mt. 26:26-28
    (Bendecir = Hablar bien, dar Gracias)
    (No eran Su cuerpo y sangre que se repartieron esa noche.)
    (Juan 6 sucede antes y no habla de "cuerpo" sino de "carne".)
G. Las Advertencias en cuanto a la Cena del Señor (Es una cosa seria).
    1. Huir de la idolatría: 1 Co. 10:14-22
(¿Dónde está tu lealtad en relaciones?)
        El Pan =    Unión con Cristo y con otros miembros de su Cuerpo
                    He. 9:2, 13:10, 1 Co. 10:18,21
        La Sangre = Sangre del nuevo pacto: comunión con Dios por el perdón.
    2. 1 Co. 11:20-22:  Compartir nuestra relación en comer juntos; no adelantarse.
    3. 1 Co. 11:27-34:  Comer indignamente = ser culpable del cuerpo y la sangre.
        Examinarse: v. 28,31,33;  ¿especialmente en el área de relaciones rotas?
        Discernir: El Cuerpo de Cristo (no su sangre); v. 33-34; la unidad orgánica.
        Si no, juicio: Enfermedades, hasta muerte- v. 30; juicio de Dios- v. 34.
H. La Práctica de la Cena del Señor: 1 Co. 11:23-26 (como Mt. 26:26-28)
    1. Partir el pan: Compañerismo cristiano (Mt. 14:19, 15:36, Mc. 6:41, 8:6,19, Lc. 9:16, Lc. 24:30,35, Hch 2:46)
    La Cena del Señor: (Mt. 26:26, Mc. 14:22, Lc. 22:19, Hch. 20:7, 1 Co. 10:16,11:24, Hch. 2:42)
    Simboliza la obra de Cristo para unirnos en un sólo Cuerpo:   1 Co. 10:16-17, 12:12-13,20,27, Ro. 12:4-5, Ef. 2:13-16, 5:23,30, Col. 1:14, 3:15
    Hacerlo en memoria de El:    Lc. 22:19, 1 Co. 11:24-25 versus He. 10:3
    Dar gracias/ Bendecir.
2. Tomar la copa:  Dar gracias/ Bendecir; Hacerlo en memoria de El.
    Celebrar el nuevo pacto en su sangre (Sacrificado una sola vez:   He. 10:12,14)
3. Haciendo estas dos cosas, anunciamos la muerte de Jesús hasta su venida.


Semana santa: ¿Ganancia para quiénes?

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La Semana Santa también es pagana

Cristo muere y resucita: esa es, en apariencia, la temática de la Semana Santa. Pero bajo la capa de cristiandad se esconde un barullo de simbolismos, un conglomerado cultural que escapa de los postulados eclesiásticos.
 

Los huevos, muy presentes en la Semana Santa, simbolizan la vida.


La mayor parte de las celebraciones con las que fijamos los días festivos de nuestros calendarios mezclan la temática religiosa con las tradiciones paganas, el simbolismo de ciertos acontecimientos, naturales o místicos, con las creencias acumuladas a lo largo de los siglos.

Lo mismo sucede con la Semana Santa. La fiesta en la que se recuerda el sufrimiento de Cristo y su sacrificio por todos los mortales tiene un origen mucho más antiguo que el cristiano: con la pascua, los antiguos daban la bienvenida a la primavera, considerada un periodo de esperanza tras la dureza y las calamidades del frío e infructuoso invierno.

La religión rinde culto a la nueva vida
 
Las Iglesias celebran, a su modo, fiestas ya existentes.

Entre las religiones cristianas, la más fiel al mito original y pagano de la Pascua es la evangélica. "La Pascua no se puede disociar de la primavera. En estos días celebramos el nacimiento de las flores, del verde que cubre los campos y los bosques. El ritual cristiano se apropió de esta conmemoración para rendir culto a la resurrección de Cristo", dice el pastor evangélico Joachim Gerhard.
Para los católicos, dentro de la tristeza que domina los días de penitencia en los que se revive el sufrimiento de Jesucristo, no todo en la Pascua es dolor. La Semana Santa es en primer lugar una ofrenda al regreso de Cristo del mundo de los muertos. Cristo resucita al tercer día y de la muerte, nace la vida.
También los ortodoxos conmemoran con la Pascua, "la fiesta de todas las fiestas", como se la denominaba en la Rusia antigua, la resurrección de Cristo. Procesiones de velas y cruces, y grandes liturgias en sus llamativas iglesias recuerdan que el hijo de Dios vive. Cuarenta días, hasta la ascensión de Cristo a los cielos, dura la Pascua ortodoxa. Durante ese periodo, que no siempre coincide con el calendario occidental, los ortodoxos contestan al teléfono con un "Cristo ha resucitado".
Abriendo los mares, Moisés liberó al pueblo hebreo de la esclavitud egipcia. La Pascua es pues para los judíos sinónimo de libertad, de los días en que celebran el comienzo de una nueva vida lejos del cautiverio y dueños de su propio destino.
La religión convive con lo pagano

Los niños alemanes buscan huevos: una de las tradiciones fijas de la Pascua germana.
"El huevo es un símbolo antiquísimo de la Semana Santa", explica Gunther Hirschfelder, experto en folclore y cultura popular de la Universidad de Bonn. Pero antes de servir a la causa cristiana, el huevo fue un elemento recurrente en muchas otras culturas. "El huevo simboliza la vida", dice Hirschfelder, y ¿qué acto hay más pagano que el de regalar huevos, el lugar donde la Naturaleza forja la vida?
El conejo y la Semana Santa son en muchos países cristianos dos motivos inseparables desde hace siglos. También la simbología del conejo posee un alto contenido pagano. El conejo representa la fertilidad, puesto que es un animal capaz de dar a luz hasta a 20 crías al año.

El conejo simboliza la fertilidad, aunque muchos de los que los deboran no lo saben.
La fertilidad, el nacimiento de la vida, tanto animal, el huevo y el conejo, como vegetal, representada por la llegada de la primavera, no son tradiciones de origen cristiano sino muy relacionadas con el culto al sol y a la madre Naturaleza, y con las ancestrales religiones politeístas.
En Alemania, los huevos y los conejos pasaron a formar parte de la simbología pascuense ya en la Edad Media. A otros países, como España, en los que la estructura de poder de la Iglesia católica era mucho más férrea y eficiente, la tradición del conejo cargado de huevos nunca llegó a implantarse, y hasta hoy, la Semana Santa que se celebra es cristiana. Al menos, en apariencia.


La Semana Santa: A la luz de la Biblia

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LA SEMANA SANTA
 
"Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí"
Mateo 15:8
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La semana santa es otra de las herencias de la liturgia romanista. Es cierto que el padecimiento del Señor 
Jesucristo comenzó el 14 de nisan según el calendario lunar Judío (marzo / abril del calendario cristiano), 
sin embargo, toda la costumbre y tradición que encierra esta fecha, es un inventario establecido por los 
dogmas de la madre de las rameras: el catolicismo romano.

La Cuaresma y el viernes de ayuno
La observancia de la cuaresma y el ayuno el día viernes santo, fue institucionalizado dentro de la liturgia romanista, el año 988 dC. Dicha práctica ha trascendido de generación en generación hasta nuestros días, aún, cuando los teólogos católicos actuales y sacerdotes, niegan que comer carne el “viernes santo” sea pecado. No obstante, la gran masa de feligreses católico romanos consideran un sacrilegio el comer carne aquel día.
La Biblia es categórica en desaprobar costumbres como estas:

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos...” 1 Timoteo 4: 1- 3
El texto es suficientemente claro como para continuar el argumento, sin embargo, es necesario precisar algo mas. Roma ha institucionalizado guardar el día “viernes santo”, es decir el sexto día, que dicho sea de paso, es uno de los días predilectos del satanismo.

Es en esta fecha cuando las pescaderías aprovechan de vaciar sus stock esperando un balance superior al del año anterior. Es en esta fecha cuando miles de personas intentan “recogerse” , tratan de ser mejores, se arriman al televisor para conmoverse con añejas películas de un “cristo” miniaturizado lejos de toda descripción bíblica, y anhelan que llegue el día lunes para continuar la rutina de vidas licenciosas.
En otras palabras, dejan de comer carne un día y se comen el pecado todo el resto del año.

¿De que vale mantener esta tradición empapada de superstición, religiosidad, paganismo, ramitos santiguados y falso recogimiento, si en menos de una semana todo seguirá igual?

Tal vez lo mas importante es que tenemos un día viernes de descanso y que las radios se moderan un poco, y retiran de su programación sandunguera e indeseable.
Vía crucis
Este dogma que impulsa la liturgia romanista y que consiste en la observancia de ciertas estaciones (14) por las cuales habría pasado Cristo camino a la crucifixión, esta lleno de fantasías e ilusiones propias de la teología católica.

Esta liturgia es practicada por el romanismo durante siglos y su principal exponente fue el teólogo redentorista Alfonso Maria Ligorio. Cada año vemos por la televisión al papa de Roma efectuando aquel recorrido “cargando” una cruz y cumpliendo fielmente aquellas supuestas estaciones que el dogma establece.

Es importante precisar dos cosas: Primero, que es en esta liturgia donde se establece el concepto de calvario, que más tarde sería enquistado en el lenguaje evangélico. Es importante indicar que la Biblia jamás habla de “ calvario “ . El monte donde Cristo fue crucificado se llamaba “ monte de la calavera o Gólgota”.
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Escena de la película "La Pasión" donde Gibson recrea una de las estaciones del Via Crucis
En segundo lugar, el dogma del Vía Crucis, se ve claramente reflejado en el guión de la película “La Pasión” del cineasta Mel Gibson, y que por descuido, muchos evangélicos se sintieron profundamente “tocados” con la película, aun cuando a los minutos de iniciada, se aprecia una fuerte tendencia mariana y una diferencia absoluta con los relatos bíblicos.

En resumen, vemos que las sutiles fantasías y mentiras del romanismo, se introducen asolapadamente en la iglesia evangélica, de ahí la necesidad de existan hermanos que siempre nos estén informando y advirtiendo de estas cosas.
El testimonio de la iglesia primitiva
La iglesia primitiva, lejos de todo dogmatismo y de liturgias, jamás celebraba
“semana santa”; por el contrario, acostumbraba a recordar el padecimiento del Señor Jesucristo, cada primer día de la semana, veamos:
“ El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente, y alargó el discurso hasta la medianoche.” (Hechos 20: 7)
Si bien, no existe un dogma al respecto, este sencillo relato de la costumbre de los creyentes en Troas con la participación del apóstol Pablo, nos entrega cierta claridad respecto a la frecuencia de la celebración. Cada primer día de la semana.
La verdad es que no podría ser de otra forma, considerando que fue el domingo cuando el Señor resucitó y fue el primer día de la semana cuando el Señor se apareció a sus discípulos. Los creyentes de la iglesia primitiva acostumbraban a reunirse el domingo en la tarde para partir el pan, orar y estudiar las escrituras. La reunión era por la tarde, según entendemos en el relato señalado:
“…. y alargó el discurso hasta la medianoche.” (Hechos 20: 7)
Lamentablemente con el paso del tiempo y hasta nuestros días, las cosas han cambiado. Todo se ha vuelto sofisticado, lleno de liturgias y tradiciones que sencillamente no aparecen en la Biblia, y todo, “gracias” al legado de la iglesia de Roma.
Para nadie es un misterio que muchas iglesias evangélicas se han sumado a las tradiciones y preceptos provenientes del romanismo. No solo lo vemos en las arquitecturas de sus locales de reunión, sino que cada vez mas se observa una estrecha afinidad entre ministros evangélicos y sacerdotes o teólogos católicos. La “semana santa” es una muestra de aquello.

Con este artículo, no se pretende desaprobar a hermanos sinceros que se suman a esta fecha. Nuestro interés es defender la veraz fuente de las santas escrituras, por sobre dogmas, tradiciones o liturgias legadas del catolicismo romano.
Nuestro deber como cristianos es poner en alto la autoridad exclusiva de las santa Biblia porque es la Palabra de Dios. Las tradiciones de hombres no nos deben interesar.

Recordar lo que nuestro amado Señor y Salvador hizo en la cruz del Gólgota por nosotros solo una vez al año, es insuficiente considerando lo frágil que es nuestra memoria. Es necesario recordar con frecuencia lo que Cristo hizo por amor a nosotros y que dicho memorial no sea parte de una liturgia tradicionalista motivada por una fecha institucionalizada, por supersticiones o por tal o cual película de hollywood


domingo, 12 de febrero de 2012

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