lunes, 16 de mayo de 2016

Verdadero hijo en la fe... mi estimado hijo...verdadero hijo en esta fe que compartimos...pastorea la iglesia de Dios

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Las cartas de Pablo

¿SON PASTORALES LAS CARTAS DE PABLO?

 Por lo que sabemos, D. N. Berdot, que escribió en 1703, fue el primero en usar el término pastoral para describir las cartas como un grupo.

Medio siglo más tarde, P. Anton usó el término para su comentario sobre estas cartas. La razón de esta descripción es clara: estaban dirigidas a individuos comisionados para cuidar de iglesias con necesidades específicas. Esto se aplica especialmente a 1 Timoteo y Tito, mientras que 2 Timoteo contiene más alusiones personales que eclesiásticas.

 ¿Pero es apropiado el término pastoral para estas epístolas?
La tarea asignada a Timoteo y Tito, que pueden describirse como “comisionados” o “delegados apostólicos”, era tratar los problemas que requerían una autoridad apostólica. La naturaleza del cuidado a recibir tenía más que ver con combatir falsas enseñanzas que con el pastoreo cotidiano de la congregación.

Su meta era dejar establecido un equipo de líderes estable dentro de las iglesias, y no tanto pastorear ellos mismos al rebaño por mucho tiempo. Pero durante ese periodo de tensión eran necesarios el cuidado pastoral, los dones y las cualidades personales, tanto en los delegados apostólicos como en lo ancianos a quienes trataban de establecer firmemente en las iglesias.

Pablo había exhortado previamente a los ancianos de Éfeso a “pastorear la iglesia de Dios” (Hch 20:28). Dichas cualidades pastorales son necesarias hoy, y el término pastoral, aunque no sea completamente apropiado, tiene su valor. ¿Cuál era entonces la relación de Timoteo y Tito con Pablo? ¿Cuál era su cometido?

 La relación de Timoteo y Tito con el autor

 El escritor llama a Timoteo su “verdadero hijo en la fe” (1Ti 1:2) y “mi estimado hijo” (2Ti 1:2), y llama a Tito “verdadero hijo en esta fe que compartimos” (Tit 1:4).

A pesar de las indicaciones de experiencias mutuas entre estos hombres y Pablo, muchos eruditos aducen que estas expresiones de relación afectuosa son construcciones de una carta seudónima a destinatarios ficticios. Sin embargo, en conjunto con las otras referencias a ellos en las cartas, el lector asume con naturalidad una relación real e íntima.

Además, las referencias a la relación de estos dos hombres con Pablo en sus anteriores cartas y (en el caso de Timoteo) en el relato de Hechos son importantes para que se entienda lo escrito.

 Timoteo pudo haber oído a Pablo durante su reciente primer viaje misionero, y quizá se convirtió por aquel entonces.

La primera mención específica de Timoteo está en Hechos 16:1-5, donde se une a Pablo en su segundo viaje misionero. El joven se ganó la confianza del apóstol y, aunque a veces se envió a Timoteo en misiones individuales (1Ts 3:1-6), a menudo trabajaban en estrecha unidad (ver Hch 18:5; 19:22; cf. también las referencias a Timoteo como coautor en 2Co 1:1; Fil 1:1; Col 1:1; 1Ts 1:1; 2Ts 1:1).

Dentro de las cartas de Pablo hay más pruebas del servicio de Timoteo con Pablo (1Co 4:17; 16:10-11; cf. también Ro 16:21, donde Pablo le llama “mi compañero de trabajo”). Por supuesto, en las Cartas Pastorales Pablo habla con afecto de Timoteo, como observaremos en el transcurso del comentario.

 Tito parece haber sido un solucionador de problemas para Pablo.

Es difícil seguir la pista de la correspondencia y la secuencia de visitas entre Pablo y los corintios, incluida la probabilidad de cartas adicionales no registradas en el Nuevo Testamento. Pero está claro que Tito jugó un papel importante como representante de Pablo en Corinto.

Su nombre aparece en 2 Corintios 2:12-13 y 7:5-7, 13-15, así como también en varios versículos referentes a la delicada cuestión de la ofrenda (8:5-6, 16-19). Pablo elogió a Tito por su arduo trabajo en 12:14-18.

Además, Tito acompañó a Pablo a Jerusalén en la importante visita descrita en Gálatas 2:1-5. Al leer la epístola a Tito es evidente que había recibido otra difícil tarea cuando Pablo le dejó en Creta. Durante el período descrito en las Cartas Pastorales, Pablo pidió a Tito que le visitara en Nicópolis (Tit 3:12). Por último, al final de la que muy probablemente es la última de las Pastorales en escribirse, Tito iba camino a Dalmacia, probablemente cumpliendo otra misión para Pablo (2Ti 4:10).

 El anterior resumen nos muestra dos cosas en particular:

  1. Es difícil aislar las referencias personales a Timoteo y Tito del resto de la correspondencia pastoral y separar dicha correspondencia de lo que podríamos llamar una relación en “tiempo real” entre ellos dos y Pablo. Esta observación en sí no constituye una prueba de que las cartas las escribiera el apóstol Pablo mismo ni de que fueran ciertamente enviadas a los destinatarios que se mencionan. Lo que indica es que si el Pablo histórico y el Timoteo y Tito históricos no son el autor y los destinatarios, no solo pasamos de la historia a la ficción, sino que también nos apartamos de una comprensión legítima y natural del texto.
  2. Al asumir aquí una realidad histórica aprendemos que, para ocuparse de complejos problemas y personas hostiles en Éfeso y Creta, Pablo escogió a dos hombres que tenían experiencia, en estrecho compañerismo, aunque quizá con menos madurez, posición social y distinción que los líderes de las iglesias. Esto enseña algo sobre los principios de Pablo al escoger personas para el liderazgo.


 Las situaciones a las que Timoteo y Tito se enfrentaron eran más graves de lo que pudiera parecer en principio. Las falsas enseñanzas ya estaban avanzando con fuerza en Éfeso. El uso del presente en el verbo compuesto “enseñar doctrinas falsas” (1Ti 1:3) indica que esta actividad ya estaba en marcha y no era una simple nube en el horizonte. La mención de “leyendas y genealogías interminables” en 1:4 sugiere una herejía compleja y esotérica.

 En el comentario mismo se tratará la naturaleza de esta enseñanza falsa, pero aquí observamos que incluía una aplicación inapropiada de elementos judaicos (véase la mención de “la ley” en 1:7-11).

Las enseñanzas de dos herejes mencionados por nombre (el término hereje no parece demasiado fuerte, dadas las evidencias), Himeneo y Alejandro, contenían blasfemia o se expresaban de forma blasfema (1:20); esto hizo necesario entregarlos a Satanás. Las palabras “en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas” muestra que las falsas enseñanzas no eran meras especulaciones humanas, sino mentiras demoníacas (4:1).

No es que simplemente los maestros fueran llevados a error, sino que eran “embusteros hipócritas” (4:2). Había también una dimensión ascética en esa enseñanza falsa: “Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos” (4:3). Después de leer sobre mentiras y enseñanzas demoníacas, podemos pensar que, en comparación, “las leyendas profanas y otros mitos semejantes” (4:7) no son tan graves. Sin embargo, que estén en contraste con “la piedad” muestra su carácter engañoso. Otra referencia a las enseñanzas falsas en 6:3-10 muestra que la avaricia también jugaba su parte (6:6-10).

 Hacia el tiempo de 2 Timoteo las actividades de los falsos maestros pueden parecer cosa del pasado. Sin embargo, 2 Timoteo 2:17-18 nos da una pista significativa acerca de al menos una faceta importante de la enseñanza falsa. Himeneo y Fileto “se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar”.

En principio puede no parecer serio, pero Pablo dice que con esa doctrina “trastornan la fe de algunos”. Esta enseñanza ha recibido en ocasiones la denominación de escatología sobrerrealizada. Como personas con cierto interés en la ley y las enseñanzas judías, estos maestros estaban probablemente familiarizados con la idea de las dos edades, la era presente y la venidera. También conocían la enseñanza de Jesús acerca de la inauguración del reino venidero. Aparentemente desdeñaban o contradecían las enseñanzas escatológicas de Jesús y de Pablo acerca de los acontecimientos aún futuros.

 Muchos eruditos han llegado a la conclusión de que algunas personas de la iglesia corintia habían impartido una enseñanza similar aunque no idéntica: los cristianos ya estaban experimentando tanto de la realidad de la edad futura que podían hacer caso omiso de algunas de las pretensiones de la vida de su entorno, envaneciéndose por tener una espiritualidad superior.

Esta escatología sobrerrealizada de los corintios se manifestaba en el ascetismo y el orgullo espiritual. Pero el error de los herejes efesios parece haber sido diferente. Mientras que, al parecer, los de Corinto decían que no hay resurrección (1Co 15:12), Himeneo y Fileto afirmaban que ya había tenido lugar. Esto quiere decir que tuvieron que negar una gran cantidad de enseñanza ortodoxa, y que lo hicieron con la suficiente fuerza como para destruir la fe de algunas personas.

 Otra indicación de la enseñanza falsa y de las serias circunstancias que afrontó Timoteo en Éfeso se encuentra en 2 Timoteo 3:6-9.

Los falsos maestros perjudicaron a mujeres que carecían de una sobria autodisciplina y que se dejaron llevar por deseos pecaminosos. Un comentario curioso sobre estas féminas es que “siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad” (3:7). Por eso están abiertas a ser explotadas en más de un nivel. Junto con otros indicios en las Cartas Pastorales, este pasaje ha sugerido a algunos estudiosos que había algo en estas mujeres (si no en el género femenino en general, como algunos han aducido) que las hacía especialmente vulnerables a la enseñanza falsa.

Ante esta situación, la importancia del culto a la diosa en Éfeso y los significativos cambios sociales en el papel de las mujeres y en cómo se las veía (sobre todo en las incipientes ideas que más tarde convergerían en el gnosticismo), el intérprete de las Cartas Pastorales debe considerar tales elementos como justificación de las limitaciones que Pablo impuso a las mujeres, especialmente en 1 Timoteo 2:9-15.

 Pero no hay que precipitarse a conclusiones poco sabias sobre este punto. Estas cuestiones son complejas e importa la forma de resolverlas. El modo como lo tratamos  consiste en sacar ideas primeramente del material de las Pastorales para entender la situación de la iglesia de Éfeso, permitiendo que esos datos de trasfondo nos ayuden, pero no determinen, en la interpretación.

No sería apropiado ignorar el entorno social y religioso, sobre todo en lo que respecta a las mujeres, pero las condiciones de ellas no eran uniformes en todo el Imperio romano y puede ser que sus circunstancias en Éfeso hayan sido sobrevaloradas por algunos expertos.

No obstante, debemos ser realistas y reconocer que las circunstancias y la consideración de las mujeres de hoy son muy diferentes de lo que podríamos encontrar en otras partes del mundo del primer siglo.

Debemos realizar con cuidado nuestra aplicación del texto. Para hacer frente a las falsas enseñanzas, Timoteo y Tito recibieron autoridad de Pablo como delegados apostólicos. La autoridad especial del apóstol se extendía, por tanto, mediante el ministerio de estos dos hombres a las iglesias en Éfeso y Creta.

Como se señala, no puede identificarse su ministerio con el del pastor moderno. Fueron enviados para tratar circunstancias específicas en nombre del apóstol. Es decir, acudieron bajo el mandato de Pablo y se les encargó aplicar sus mandamientos a las circunstancias de estas iglesias ( 1 Timoteo 1:3-5; 4:1).

 Que las palabras de Pablo en 1 Timoteo 4:13: “Dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos” estén prologadas por “en tanto que llego” significa que esta comisión no era para mucho tiempo, sino por un período limitado, el suficiente para lograr las metas necesarias. Dicho de otro modo, como delegados apostólicos, Timoteo y Tito tenían más autoridad personal de la que poseemos hoy quienes estamos en el ministerio de la iglesia, pues estamos bajo la autoridad de la Biblia. Además, su ministerio tenía un propósito más específico que el del pastor promedio de hoy, aunque ese enfoque no excluyera otros ministerios, como el evangelismo (2Ti 4:5).

 Es importante comprender las implicaciones de este papel singular de Timoteo y Tito como delegados apostólicos.


  1. Su ministerio constituía una extensión de la firme autoridad de Pablo, y ese hecho es parte integral de las instrucciones en las tres cartas.
  2. Reconocer el ámbito específico de su tarea nos previene contra una aplicación indiscriminada e inapropiada de los textos relativos a su ministerio a los ministerios en la iglesia actual, que son distintos.
  3. Dado que el contenido de las tres Cartas Pastorales estaba tan estrechamente vinculado a la misión de estos delegados apostólicos “en tiempo real”, a menos que descartemos a la ligera estas circunstancias y el verdadero alcance de autoridad apostólica presente en ellos, es imposible excluir el papel de Pablo en la composición de las cartas. Si asumimos que los nombres Timoteo y Tito representan meramente a figuras ideales o al “Rvdo. Todopastor”, los intentos de recuperar la situación real y la autoría de las cartas están condenadas desde el principio.


 Esta reconstrucción, a su vez, está relacionada con la narración de Hechos 20:17-38. En estas palabras a los ancianos de Éfeso, Pablo predijo que los “lobos” atacarían al rebaño y que surgirían otros disidentes “aun de entre ustedes”. Las cartas a Timoteo aluden a circunstancias que coinciden con esa predicción. Si la mención de Timoteo, Tito y Pablo es invento, perdemos esa conexión.

 Al asumir que los Tito y Timoteo históricos son los destinatarios reales de las cartas de Pablo tal como aquí se describen quedan todavía algunos problemas pendientes: en concreto, la dificultad de seguir los itinerarios de Pablo y de Timoteo y Tito.

La afirmación de que hubo viajes misioneros de Pablo y estos dos colaboradores después de la conclusión de Hechos no nos da un panorama completo. En una posible reconstrucción de viajes misioneros adicionales de Pablo, tal vez hacia el este y luego al oeste, a España (sufriendo otro arresto en el proceso), al parecer volvió a visitar Éfeso con Timoteo.

La duración de esta visita no podemos estimarla, pero duró lo suficiente para que Pablo descubriera que se habían cumplido las predicciones dadas por él a los ancianos efesios en Hechos 20 sobre la llegada de lobos y falsos maestros a la iglesia.

Eran problemas de suficiente gravedad como para requerir la visita de alguien que trabajase bajo la autoridad de Pablo, para plantar cara y corregir. Por alguna razón, decidió ir al norte y al este desde Éfeso de regreso a Macedonia (cf. 1Ti 1:3).

Debió de haber visto que, aunque relativamente joven, Timoteo tenía la sabiduría y la madurez suficientes para ocuparse de los problemas en la iglesia de Éfeso y para que “les ordenara[s] a algunos supuestos maestros que [dejaran] de enseñar doctrinas falsas” (1:3).

 Es imposible determinar si Pablo y Tito visitaron Creta antes de la visita con Timoteo a Éfeso o después de la visita a Macedonia. La redacción de Tito 1:5, “Te dejé en Creta”, se entiende con más naturalidad como indicio de que Pablo estaba con Tito en Creta, dejándole allí cuando el apóstol siguió adelante.

La reconstrucción de un itinerario posterior nos dejaría probablemente a Tito abandonando Creta y uniéndose a Pablo en Nicópolis (Tito 3:12). Quizá Pablo fue entonces a España y, mientras se hallaba en la parte occidental del Imperio romano, fue arrestado y encarcelado otra vez. En algún momento, Pablo envió a Tito a Dalmacia (2Ti 4:10).
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Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagan lo que quieran.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Alimentemos a nuestra congregación con pastos frescos
Los Frutos de la carne y del Espíritu
Gálatas 5:13–18
13 Vosotros fuisteis llamados a la libertad, hermanos; solamente que no uséis la libertad como pretexto para la carnalidad. 

Más bien, servíos los unos a los otros por medio del amor, 14 porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  15 Pero si os mordéis y os coméis los unos a los otros, mirad que no seáis consumidos los unos por los otros. 


16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y así jamás satisfaréis  los malos deseos de la carne. 17 Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo que quisierais. 

18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 

Andar en el Espíritu o en la carne
¿Cómo andar en el Espíritu Santo? 
Una pregunta candente
Gálatas 5:13–18
El tono de Pablo en Gálatas 5:1–15 es bastante severo. Al hablar a sus hijos espirituales en Galacia, el apóstol no se anda con rodeos. Su exhortación es clara, puntual y Cristocéntrica.

Pero en medio de todo, el apóstol revela su corazón pastoral. Su confianza está puesta en el hecho de que al final van a volver a Cristo, la única base de su justificación (Gálatas 5:10).

Mediante unas advertencias muy directas propone, en forma de una suposición, que si persisten en regresar a guardar la ley aceptando la circuncisión, habrán abandonado a Cristo y, ante ese supuesto, habrán caído entonces de la gracia (Gálatas 2–4).

Ante tal dilema espiritual, Pablo señala a los judaizantes acusándolos de crear confusión en medio de la iglesia. Los culpa también por querer tratar de bloquear la carrera espiritual de los gálatas (Gálatas 5:7–9, 12). No obstante, el apóstol mantiene todavía su confianza en Dios de que ellos volverán a su principio en la gracia por el oír con fe (Gálatas 3:2).

Hay tal convicción en Pablo que no duda en reafirmar la meta de su andar: “Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor” (Gálatas 5:5,6). En breve resumen, él enfoca su fe en la obra del Espíritu Santo en sus vidas. Este enfoque lo va a ampliar en la próxima sección (Gálatas 5:16–18).

La herencia en Cristo es la libertad en santidad (Gálatas 5:13–15)
Pablo ahora abandona su énfasis en los judaizantes para trazar claramente la realidad del andar con Cristo en el poder de su muerte. Sólo volverá a tocar a los judaizantes al final de la epístola.

En esta sección, el apóstol tiene algo de mayor urgencia e importancia para desarrollar, su énfasis recae en explicar el CÓMO de andar en santidad bajo el control del Espíritu Santo.

En el resto de la epístola Pablo nos presentará la respuesta al clamor nuestro: ¿CÓMO?
Pablo reconoce la tendencia peligrosa de convertir nuestra libertad en Cristo en ese otro extremo, el libertinaje. “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión (término militar-base) para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (v. 13).

Vale la pena recordar las palabras de la señora Jesse Penn-Lewis (a quien usó Dios grandemente en el avivamiento de Gales en 1905): “A veces el error no es más que la verdad desequilibrada, fuera del balance bíblico”.

En aquellos días del avivamiento genuino la divisa fue: “Obedece al Espíritu”. Esto resultó en grandes triunfos, pero pronto el diablo mandó espíritus engañadores que los llevó a extremos dañinos de conducta.

Hubo obediencia, pero no al Espíritu Santo. Dios usó a la señora Penn-Lewis con el énfasis bíblico acompañante de Romanos 6, nuestra muerte a la carne y la fe en el Espíritu Santo para contra balancear lo extremo: en el Mensaje de la Cruz fue la preventiva que preservó tal avivamiento genuino y sigue siendo la dinámica de la santidad hoy.

El regulador divino sigue siendo siempre el servicio constante por amor los unos a los otros. Pablo cita Levítico 19:18: “… amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová”. Concuerda Jesús en Mateo 22:37–40 al unir el amor a Dios con el amor al prójimo.

Tal transformación depende exclusivamente del Espíritu, pues el ser humano es egoísta en lo sumo.

Sin embargo, en este enfoque en servir a otros haciéndolo en el amor divino, Pablo hace frente a la terrible realidad de que la carne se interpone; tantas veces trastorna la libertad en libertinaje o el legalismo.

Esta realidad se ve plasmada en las luchas despiadadas que resultan en nuestras iglesias.

¿Quién no ha vivido en carne propia las envidias, el rencor y las rupturas en nuestras iglesias y en nuestras relaciones?

Casi no existe una iglesia que no haya sufrido esta tragedia, por grande o pequeña que haya sido. Pablo hace frente ahora a eso entre los mismos gálatas; lo saca a plena luz al ilustrarlo en términos de los animales que así se tratan:
pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros” (Gálatas 5:15).

Miremos otro texto que nos ayude a respaldar este punto:
De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?
¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 
Codiciáis, y no tenéis; 
matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; 
combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 
Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 
¡Oh, almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios?” (Santiago 4:1–4).

Se pudieran multiplicar otros textos semejantes. Tenemos que ser francos: las luchas internas se hacen externas y toman formas escandalosas en las mismas relaciones entre aquellos que dicen llamarse hermanos. En realidad estamos rodeados de las evidencias de la carne en pleno reino. Y todo esto en el supuesto nombre de servir a Dios. ¡Qué barbaridad!

El Espíritu Santo versus la carne en la vida del creyente hoy día
Pablo ya llegó a lo práctico de su tesis. ¿Cuál es el remedio divino contra la carne todavía tan activa entre los hermanos? Para apreciar su énfasis en el ministerio del Espíritu Santo tenemos que volver a trazar los capítulos previos.

Recuerda que Gálatas es un solo mensaje que abarca verdades sobresalientes:

  • lo genuino de la gracia de Dios (Gálatas 1:4, 5); 
  • la autoridad del evangelio en el apostolado de Pablo (Gálatas 1:11, 12); 
  • la obra fundamental de nuestra unión con Cristo en la Cruz (Gálatas 2:20); 
  • el papel clave del oír con fe (Gálatas 3:6, 7); 
  • el grave peligro de trastornar la ley en otra base de la justicia (Gálatas 5:2–4).

Por primera vez en Gálatas Pablo menciona el Espíritu Santo en Gálatas 3:2–5. “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?”.

Esta pregunta clave debiera haber sido suficiente para apagar su interés en la ley. La oferta de los judaizante no les produjo nada, pero el simple oír con fe les trajo la justificación en Cristo y la llegada del Espíritu quien “hace maravillas entre vosotros” (v. 5).

El Espíritu Santo les llegó con base en la fe y produjo en ellos todo aquello en lo que ahora se gozan. El Espíritu Santo llegó gratis, acompañando el evangelio y transformando sus vidas. En agudo contraste la ley les fue estéril.

Las manifestaciones del poder del Espíritu ¿lo hacen por las obras de la ley, o por el oír con fe? Mediante cinco preguntas imposibles de contestar, Pablo introduce al Espíritu de Cristo como la persona que ya vive en ellos y el único que puede traer la libertad en santidad.

El primer paso hacia la victoria:
“Andad por el Espíritu” (Gálatas 5:16)
Ya le toca a Pablo dar los pasos hacia una vida bajo el control del Espíritu. Da una orden, modo imperativo en el tiempo presente siempre en vigor. “Digo, pues: Andad en (por, a través de) el Espíritu, y no (de ninguna manera jamás) satisfagáis (o el tiempo futuro fuerte: satisfaréis) los deseos de la carne” (Gálatas 5:16).

Hay varios matices de significado que podemos considerar. La orden de andar o vivir por el Espíritu está en pie y lo que sigue puede ser una garantía de que no habrá en el futuro. ¿Por qué ceder a los deseos egoístas de la carne?

Algunos interpretan “satisfacer” o “cumplir” (véase el verbo sinónimo en Romanos 8:4) en el tiempo futuro indicativo y otros dicen que es en el modo subjuntivo, un mandato indirecto.

Por un lado, tenemos la seguridad de no ceder a la carne, y por el otro una orden de no cumplir o ceder a la carne. Prefiero la primera interpretación. Ya que es el Espíritu, el Santo, que no nos involucrará nunca en ser cómplice de la carne.

El Espíritu Santo siempre produce la santidad.
Otra razón por la cual no pueden coexistir en paz el Espíritu y la carne en el andar del creyente es debido a la incompatibilidad del Espíritu Santo y la carne (Gálatas 5:17). Son polos opuestos y no hay manera de armonizar sus fines. Se oponen a sí mismos.

Si la carne anda suelta en la vida del creyente, no puede haber control del Espíritu Santo por mucho que hablemos del bautismo del Espíritu o la facilidad de orar, el cantar o hablar en lenguas o aunque, a nuestra manera de ver las cosas, hayamos tenido una gloriosa experiencia en el pasado.

La bendición del Espíritu sólo descansa en quien actualmente es santo en su manera de vivir.

Ya que es el Espíritu de Cristo (Romanos 8:9), sólo habla de Cristo y lo glorifica a Él. “Pero cuando venga el Espíritu Santo de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío, y os lo hará saber” (Juan 16:13–15).

Lo que nos anima es: “Hijitos, vosotros, sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

El creyente sincero frente a las dos dinámicas (Gálatas 5:17)
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”. ¿Qué quiere decir esta última frase? ¿Implica que la vida cristiana es una lucha interminable? De ninguna manera. Aunque estas dos dinámicas, el Espíritu y la carne, tienden en direcciones opuestas, hay que hacer frente a tal hecho, pero no nos obliga a vivir siempre en tal derrota espiritual.

Estas dos dinámicas son contradictorias entre sí; parecen competir; la evidencia de tal contradicción es patente en la vida de cualquier creyente sincero. Sin embargo, el hecho de que existan las dos en el creyente no nos obliga, repito, a vivir sumidos o encerrados en esa interminable lucha. A veces algunos intérpretes nos dejan con esa conclusión, ya sea dicha o inferida.

Esta sección de Gálatas introduce el posible conflicto entre el Espíritu y la carne.
Pero en Romanos 7 y 8, Pablo mismo lo examina en mayor detalle describiendo su lucha interna y gemir ante la triste realidad de la carne. Fue lo que experimentó cuando vivía bajo la condena de la ley. Con toda honestidad, el apóstol señala tres pasos hacia abajo en su quebrantamiento durante su dura lucha. Pero, al final, ese proceso lo condujo a una victoria resonante.

Tres pasos en el descenso hacia el quebrantamiento como antesala de la victoria

  1. “¿Luego lo que es bueno (la ley en su debido ministerio), vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso." (Romanos 7:13).
  2.  “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18);
  3. finalmente, Pablo no pudo más: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

Puede existir tal conflicto, pero no es de ninguna manera la suerte o el final del creyente. El evangelio provee los medios por los cuales todo creyente puede vivir bajo el control del Espíritu y no bajo el de la carne, según Pablo asegura a los gálatas.

Pablo relata en detalle la triste experiencia que le pasó cuando en dicha ocasión él aceptó la ley como el medio de la vida cristiana en Romanos 7:7–24. Pero no era la vida cristiana normal (como Watchman Nee afirma en el título de su valioso libro), porque afirma después de la iluminación del Espíritu en el siguiente verso: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo nuestro Señor” (Romanos 7:25).

Después de una brevísima referencia al pasado en Gálatas 7:25(b) se lanza en Romanos 8:1–4. “Ahora, pues, ninguna condenación (ningún tipo de condenación) hay para los que están en Cristo Jesús, Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me (nos) libró (tiempo aoristo/pasado en el original) de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne sino conforme al Espíritu”.

Ésta es la victoria resonante que Pablo elabora en el resto de Romanos 8, el capítulo de la vida victoriosa bajo el control del Espíritu.

Otra Afirmación: bajo la gracia somos guiados por el Espíritu Santo (Gálatas 5:18)
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. Pablo reafirma que la ley sólo trae condenación porque nuestras mejores fuerzas son impotentes. Pero bajo la gracia de Dios nuestras fuerzas débiles se sustituyen por el poder del Espíritu que nos hizo ya nuevas criaturas en Cristo, soltando de una vez la misma dinámica del Espíritu. “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14). Esto es lo que los gálatas, tentados a volver a la esclavitud de la ley, necesitaban oír.

Pablo vuelve a su tesis que el reinado de la ley sólo provoca la carne. Cuanto más el creyente quiere refrenar la carne y sus deseos, tanto más fracaso experimenta. Los esfuerzos inútiles nuestros nos conducen a la desesperación y la frustración.

Debemos recordar que el creyente ya murió a la ley y vive unido a Cristo resucitado. “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis (casados) de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios… Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:5, 6).

La Epístola a los Romanos complementa y coincide con la carta a los Gálatas. Ambos trazan el proceder de la libertad en santidad. Romanos nos da la verdad en forma teológica y Gálatas en forma práctica frente a la ley que provoca la carne en sus múltiples manifestaciones; Pablo pronto hablará en el resto del capítulo, nuestro próximo estudio.

Poderosos puntos para tomar en cuenta

  1. La carne en pleno desarrollo resulta en celos amargos y contenciones y toda obra perversa (Santiago 3:16).
  2. El evangelio nos introduce a una nueva relación: nuestra unión con Cristo, muertos a la ley y unidos a Cristo resucitado quien opera en nosotros a través del Espíritu Santo: “Andad en el Espíritu y no satisfaréis los deseo de la carne” (Gálatas 5:16).
  3. Aunque las dos dinámicas son incompatibles, es nuestra sumisión y obediencia al Espíritu lo que produce la verdadera libertad en santidad (Gálatas 5:18).
  4. No es por los valientes esfuerzos nuestros sino por el oír con fe, nuestra muerte y resurrección en Cristo quien nos llena de su Espíritu. No es tanto una experiencia sino un andar diario.
  5. Pablo tendrá más por decir sobre las obras de la carne contra el fruto del Espíritu en el resto del capítulo cinco. Cerrará con broche de oro el tema con: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:24, 25).
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domingo, 15 de mayo de 2016

Ahora los encomiendo a Dios y la Palabra de su gracia, palabra que puede edificarlos y darles una herencia entre aquellos que son santificados

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Transformados por La Palabra
CÓMO DIOS NOS TRANSFORMA COMO CRISTO
¿cómo hace Dios para formar en nosotros la imagen de Cristo? 
La Biblia nos dice que Dios nos transforma como Cristo básicamente de dos maneras:

  1. Por medio de las circunstancias. No es por casualidad que Romanos 8:29 sigue a Romanos 8:28: ʺAhora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su hijo...ʺ (Romanos 8:28‐29 NIV). ¿Cómo sabemos que todas las cosas son dispuestas para bien? Porque Dios las está usando para hacerme más y más semejante a Jesús. Hay muchísimos versículos en la Biblia acerca de cómo Dios usa las circunstancias para hacernos como Cristo: la prueba de su fe, el sufrimiento produce carácter, el sufrimiento refina tu fe, las pruebas son buenas para usted y todos esos versículos similares. Dios nos hace semejante a Cristo a través de las circunstancias.
  2. A través de la aplicación de la Palabra de Dios a mi vida. Pablo nos dice en Hechos 20:32: ʺAhora los encomiendo a Dios y la Palabra de su gracia, palabra que puede edificarlos y darles una herencia entre aquellos que son santificadosʺ (NIV). Dios nos hace semejantes a Cristo a través de las circunstancias y por medio de la aplicación de su Palabra. Un día, cuando miremos a Cristo directamente, la Biblia dice que seremos cambiados instantáneamente para ser completamente como Él es. Ninguno de nosotros es completamente como Cristo en este momento. Un día vamos a ser completamente como Él porque la Biblia nos dice que lo veremos tal como Él es. En 1 Juan 32 dice así: ʺSabemos que cuando Cristo regrese, seremos como él, porque lo veremos a como él en realidad esʺ (NCV). Cuando lo mire cara a cara instantáneamente será como él. Y todas esas debilidades de carácter se van a desaparecer y será como Cristo porque lo verá cara a cara.

Pero ahora en el presente tenemos otra situación. 
Hoy no lo vemos cara a cara; ninguno de nosotros lo ve cara a cara. Entonces, ¿qué es lo que Dios está haciendo mientras tanto? 2 Corintios 3:18 nos da una idea:
ʺPero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espírituʺ (NASB). La NASB es una traducción literal.

Englobe la frase ʺcontemplando como en un espejo.ʺ
Esta es una frase interesante.
En el griego es una sola palabra (katoptrizomenoi).
Es la única vez que esta palabra es usada en la Biblia. Una sola vez. Una sola palabra es traducida ʺcontemplando como en un espejo.ʺ

Lo que dice es que no miramos a Dios cara a cara, no miramos a Cristo cara a cara, vemos su gloria en un espejo. Entonces, ¿qué es el espejo? El espejo es la Palabra de Dios.

Cuando leemos esta Biblia, aunque no veo a Cristo cara a cara, lo veo. Y a medida que le veo, a medida que reflexiono en él, a medida que contemplo como en un espejo la gloria del Señor, soy cambiado, me vuelvo como Él.

Y a medida que miro al espejo de la Palabra de Dios entonces la aplico a mi vida y me transformo en alguien semejante a Cristo.

UN VERSÍCULO MUY IMPORTANTE PARA LA PREDICACIÓN
Santiago usa la misma metáfora del espejo. Aquí está lo que él dice: ʺEl que escucha la palabra pero no HACE lo que dice es como un hombre que ve su rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida enseguida de cómo se miraba.

Pero el hombre que se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y continúa haciendo esto, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo ‐‐ será bendecido en lo que hace.ʺ (Santiago 1:24‐25 NIV)

Este es un versículo muy importante para la predicación. Todo aquel que escucha la Palabra pero no hace lo que ella dice, no sirve para nada.

¿Tiene a alguien en su iglesia que oye la Palabra pero no la hace?
¿Le gustaría dar su testimonio personal acerca de esto?
¿Ha escuchado usted alguna vez la Palabra y no ha hecho lo que dice?

Por supuesto que sí. Y yo también.
Pero, fíjense en tres cosas, el hombre que hace estas tres cosas será bendecido:

  • uno, ʺse fija atentamente,ʺ 
  • dos, ʺno olvidando,ʺ y 
  • tres, ʺhaciéndolo.ʺ 
Si hace estas tres cosas, será bendecido. No es si oye la Palabra de Dios, sino que si mira atentamente, no se olvida y lo hace. Lo que estos versículos nos dicen es que cuando hacemos que nuestra audiencia mire, recuerde y practique la Palabra de Dios ¡son inevitablemente cambiados! Este es el poder de la Palabra de Dios.

EL PROBLEMA NÚMERO UNO EN NUESTRAS CONGREGACIONES
Pero hay un problema muy grande: la gran mayoría de los predicadores están usando un método y un estilo de predicación que hacen que los oyentes miren la Palabra pero no que la recuerden y tampoco que la practiquen.

La miran pero no la recuerden y por lo tanto no la practican. Este es el problema número uno en nuestras iglesias.

Hay mucha predicación que está produciendo oyentes pero no practicantes de la Palabra. Puede que estén llenando cuadernos de notas, puede que estén llenos de información, puede que estén familiarizados con los términos en el griego y el hebreo. Pero francamente un montón de predicación no es más que lecciones históricas con un poquito de gramática griega.

Y la gente está saliendo de nuestras iglesias por millones, muy informados pero no transformados. Están informados pero no son transformados.

El problema no es la gente. El problema está en el púlpito. Es nuestro método y nuestro estilo. No hace mucho George Gallup hizo una encuesta nacional y llegó a esta conclusión: ʺNunca antes en la historia de los Estados Unidos, el evangelio de Jesucristo ha penetrado tanto mientras que al mismo tiempo ha hecho poca diferencia en cómo la gente vive su vida.ʺ

¡Hay algo horriblemente erróneo con nuestra predicación! ¡Hay algo terriblemente erróneo con la manera en que estamos comunicando la Palabra de Dios! El propósito de Dios es hacernos semejantes a Cristo. La predicación debe de hacer lo mismo.

¿Cuál es, entonces, el propósito de la Biblia?
Su entendimiento del propósito de las Escrituras va a determinar obviamente cómo las predica. En 2 Timoteo 3:16‐17, Pablo nos dice,
ʺToda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, pa‐ra reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto en todo, equipado para toda buena obraʺ (NASB).

Lo pongo aquí en el griego porque estos son unos de los versículos más mal entendidos de la Biblia.


Estos versículos no dicen que el propósito de la Biblia es doctrina o reprender o corregir o instruir en justicia.

No, estos no son el propósito de la Biblia.
Estos son cuatro métodos para lograr el propósito.
Estos son cuatro medios para lograr el fin.


  • Fíjense que dice: ʺpros didaskalian” (para enseñar), ʺpros elegmonʺ (para reprender), ʺpros epanorthosinʺ (para corregir), ʺpros paideian ten en dikaiosuneʺ (para instruir en rectitud). 


La Biblia es para estas cosas. Pero después el texto dice: ʺinaʺ (a fin de que). ʺInaʺ. ʺA fin de que.ʺ A fin de que. Este es el propósito, aquí está el propósito de la Biblia: ʺpara que el hombre de Dios pueda ser perfecto en todo, que esté completamente capacitado, completamente preparado, completamente equipado para toda buena obra.ʺ El propósito de la Biblia no es enseñar, reprender, corregir o instruir. El propósito de la Biblia es que nuestras vidas sean cambiadas.

¿Y cómo cambia Dios nuestras vidas?
A través de esas cuatro maneras:

  • a través de la enseñanza, 
  • a través del reprendimiento, 
  • a través de la corrección y 
  • a través de la instrucción en la rectitud. 
2 Timoteo 3:17 en la versión Good News dice así:
ʺPara que la persona que sirve a Dios esté totalmente calificada y equipada PARA HACER toda clase de buena obra.ʺ

¡El propósito de la Biblia es el cambio de vida!
Específicamente entonces, ¿cuál es el propósito de la Biblia? Específicamente es el cambio de nuestro carácter (perfeccionar, madurar, completar) y el cambio de nuestra conducta (reemplazar nuestras malas obras con buenas obras).

El carácter y la conducta. El carácter y la conducta y la convicción. Estos son los temas del Nuevo Testamento. Se ven una y otra vez repetidamente. El propósito es el cambio de vida. No es para llenar la cabeza de información.

Juan Calvino dijo: ʺLa Palabra de Dios no es para enseñarnos a hablar sin que se nos entienda o para ser elocuentes y sutiles... es para reformar nuestras vidas, para que tengamos el deseo de servir a Dios, para entregarnos totalmente a él y conformarnos a su buena voluntad.ʺ

D. L. Moody lo dijo así: ʺLa Biblia no se nos dio para aumentar nuestro conocimiento sino para cambiar nuestras vidas.”
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Ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Nadie esta exento de la caída moral... Una realidad











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Se oye que hay entre vosotros inmoralidad sexual, y una inmoralidad tal como ni aun entre los gentiles se tolera...

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




CORINTO: A LA MIRA DE CRISTO


Corinto
La inexpugnable ciudad

1. Ubicación geográfica

La antigua ciudad de Corinto estaba ubicada en la amplia llanura que está debajo del elevado Acrocorinto, una inexpugnable cima de 630 metros de altura que se alza en la península del Peloponeso.

La escarpada pendiente del Acrocorinto convirtió el lugar en una fortaleza casi invencible, por lo que la ciudad misma gozaba de una relativa seguridad. Entre la antigua ciudad de Corinto y la ciudad puerto de Licaonia, en el golfo de Corinto, sólo había una distancia de más o menos 3.2 kilómetros hacia el norte.

A unos 11 kilómetros hacia el este, estaba el puerto de Cencrea, en el golfo Sarónico. Fue a través de estos dos puertos que Corinto se llenó de comercio y riqueza. Los barcos que venían del occidente (Italia, España y África del Norte) traían sus mercancías a Licaonia; y los barcos que llegaban del oriente (Asia Menor, Fenicia, Palestina, Egipto y Cirene) atracaban en Cencrea.

Capitanes y tripulación evitaban navegar las doscientas millas náuticas que había alrededor del cabo que estaba al sur de la península (cabo Malea), porque las impredecibles tormentas podían convertir la navegación en una aventura traicionera.

Tanto propietarios como marineros sabían que jamás podrían olvidar la pérdida de vidas, barcos y cargamento. Así que preferían anclar en Licaonia o en Cencrea. A partir de estos dos puertos, las mercancías se distribuían en pequeñas naves que recorrían las islas que conectaban la península con Grecia central.

A Periandro (625–583 a.C.) se le ocurrió construir un canal para facilitar el transporte de mercancía, pero en última instancia edificó un cruce de piedra con el nombre de diolkos, palabra que significa plataforma deslizable sobre ruedas.

El sistema consistía en colocar pequeños barcos en plataformas, para arrastrarlos desde el golfo Sarónico (al oriente) hasta el golfo de Corinto (al occidente), y viceversa. De esta forma, Corinto podía recaudar una considerable suma de impuestos, cobrando peaje por el tránsito de mercancías a través del istmo.

En aquellos tiempos, el rey griego Demetrio y los emperadores romanos Julio César y Cayo Calígula tuvieron la intención de cavar un canal que corriera a través del istmo en su parte más angosta (7.25 Km.).

Fue Nerón el que puso en marcha el proyecto, pero por varias razones tuvo pronto que abandonarlo. No logró financiarlo, corría la creencia de que cavar un canal era un sacrilegio y, además, surgió la teoría de que el nivel de las aguas de las dos orillas del istmo era distinto.

Por su parte, Vespasiano asumió el mando de las tropas romanas asignadas a Palestina y esclavizó a muchísimos judíos. Josefo afirma que en el año 67 este general envío cerca de seis mil judíos a Corinto, para que cavaran a lo largo del istmo. Finalmente, a fines del siglo diecinueve (1881–93), ingenieros franceses construyeron y terminaron el canal de Corinto.


2. Historia

En su obra La Iliada, Homero hace mención de Corinto. Esto significa que la ciudad se remonta por lo menos al segundo milenio antes de Cristo.

Su influencia se dejó sentir en toda la península, en el istmo y en partes de Grecia central. Por ser una ciudad atractiva desde el punto de vista económico, Corinto llegó a la cima de su poder en el siglo séptimo a.C. Fue Periandro quien fomentó la influencia económica de Corinto, equipando a los pequeños barcos para que pudieran transitar por el istmo. Pero durante los dos siglos que siguieron, Corinto tuvo que vérselas con Atenas, poderoso rival.

Después vino el conflicto bélico entre Atenas y Esparta, la llamada guerra del Peloponeso (431–404 a.C.). Corinto tomó partido en favor de Atenas. La guerra debilitó tanto a Atenas y a Corinto, Filipo II de Macedonia logró conquistar Corinto en el año 338 a.C. Su hijo, Alejandro el Grande, utilizó a Corinto como centro de comercio y de atracción turística. Después de la muerte de Alejandro (323 a.C.), Corinto se convirtió en la más importante de las ciudades estado griegas del Peloponeso y del sur de Grecia.

Cuando los romanos conquistaron Grecia (196 a.C.), pusieron a Corinto a la cabeza de la confederación de las ciudades de la provincia de Acaya. Cincuenta años después, Corinto se sublevó contra Roma, lo que forzó a Lucio Mumio a destruir la ciudad.

La ciudad permaneció en ruinas por todo un siglo, hasta que Julio César la restauró el año 44 a.C. El emperador también construyó el puerto de Licaonia y el de Cencrea. De esta forma, Corinto se convirtió en una colonia romana, conocida como la Colonia Laus Julia Corinthiensis (= la colonia de Corinto es una alabanza a Julio). Se trataba, pues, de una colonia que daba honor a Julio César. La ciudad volvió a prosperar, llegando a ser un centro de comercio que atrajo a gente de muchas partes del mundo.


3. Población

Como se trataba de una colonia romana, Corinto estaba sujeta al derecho romano. Así que, su gobierno era similar al de la ciudad imperial. La lengua oficial era el latín, aunque el pueblo en general hablaba griego.

Pablo registra los nombres latinos de algunos hermanos que vivían en Corinto: Tercio, Gayo, Cuarto (Ro. 16:22, 23); la pareja judía Aquila y Priscila, Tito Justo Crispo, principal de la sinagoga, y Fortunato (Hch. 18:2, 7; 1 Co. 1:14; 16:17).

Militares o civiles, los oficiales romanos residían en Corinto, como era el caso del procónsul Galión (Hch. 18:12). También vivía allí una multitud de colonos veteranos del ejército y libertos (que antes fueron esclavos) de Roma.

También había comerciantes, artesanos, artistas, filósofos, maestros y trabajadores provenientes de muchos de los países que rodean el Mar Mediterráneo. Dentro de la población también se contaba a judíos provenientes de Israel y de otras partes, a griegos nativos, a exiliados y a esclavos.

Toda esta gente vivía y trabajaba en Corinto o en sus dos puertos, incrementando así su población, su diversidad y su economía. Los campos de sembradío contribuían a la base agrícola de Corinto, la ciudad era un centro fabril, y los dos puertos la convertían en un eje del comercio mundial. En suma, Corinto gozaba de fama internacional.


4. Religión y cultura

En los siglos anteriores al cristianismo, autores griegos y romanos con frecuencia describían a Corinto como la ciudad de la fornicación y la prostitución.

Los griegos acuñaron el término corinthiazethai (literalmente: «vivir a lo corintio») para describir la inmoralidad de la ciudad.

Corinto tenía más de una docena de templos. El antiguo templo dedicado a Afrodita, la diosa del amor, era famoso por su inmoralidad.

Antes de que Corinto fuese destruida por los romanos (en 146 a.C.), Estrabón ya había escrito sobre el templo de Afrodita. Y aunque muchos eruditos han puesto en duda la exactitud de sus palabras, Estrabón afirmó que en dicho templo había miles de prostitutas.

Como Corinto tenía dos puertos, es posible suponer que alojaba una multitud de marineros, comerciantes y soldados. Esto hacía difícil que la ciudad fuese conocida por tener una moral respetable.

El que Pablo tenga que exhortar explícitamente a los corintios a que huyan de la inmoralidad sexual (1 Corintios 5:1; 6:9, 15–20; 10:18) es una indicación precisa de que la promiscuidad era algo bastante común en la ciudad.

Corinto daba libertad para que diferentes grupos religiosos practicaran su fe.

  • Estaba el culto a Afrodita, 
  • Se adoraba a Asclepio, 
  • Se adoraba a Apolos y 
  • Se rendía culto a Poseidón. 
También había altares y templos para las deidades griegas como:

  • Atena, 
  • Hera y 
  • Hermes. 
Otros altares estaban dedicados a los dioses de Egipto,

  • Isis y 
  • Serapis.


Los judíos constituían otro de los tantos grupos religiosos.

Los emperadores Julio César y Tiberio concedieron a los judíos libertad para practicar su religión, siempre y cuando se cuidaran de no participar en actos sediciosos contra el gobierno romano. El emperador Claudio confirmó este edicto imperial. Así que, los judíos tenían su propia sinagoga, a la que Pablo fue invitado a predicar, para luego ser expulsado de allí.

Lucas nos relata que los líderes judíos arrastraron a Pablo hasta el tribunal de justicia (bema) del procónsul Galión, para acusarlo de enseñar una religión contraria a la ley (Hch. 18:12, 13).

Sabiendo que la religión judía estaba autorizada, Galión no hizo caso de los alegatos de los judíos, porque nada tenían que ver con el derecho romano. Para él, sólo se traba de un asunto religioso de carácter privado. Como no era un asunto civil, desestimó los cargos.

A nadie le pareció mal que el cristianismo se instalara en Corinto.

Por un lado, la gente estaba acostumbrada a convivir con diferentes corrientes religiosas. Por el otro, se tenía la impresión de que era otra versión de la fe judía, aunque para los gentiles de Corinto era más fácil aceptar la fe cristiana que la religión judía.

Pablo enseñaba que los gentiles que se convertían al cristianismo no estaban obligados a guardar los ritos de la fe judía, tales como la circuncisión. Esta enseñanza terminó enfureciendo a los oficiales de la sinagoga local, quienes llevaron a Pablo ante Galión. Como los judíos no ganaron el juicio, Pablo y la iglesia pudieron continuar predicando el evangelio sin temor a ser agredidos (Hch. 18:10).

La iglesia continuó creciendo, porque el Señor tenía mucho pueblo en aquel lugar. En contraste con los judíos, en Corinto los creyentes se empezaron a reunir en las casas de los hermanos.
Usaron, por ejemplo, la casa de Ticio Justo, que quedaba al lado de la sinagoga. Se establecieron congregaciones en los hogares. Una casa grande albergaría a unas cincuenta personas, mientras que casas más pequeñas, a unas treinta.

Uno de los eventos más destacados de esta ciudad cosmopolita del siglo primero eran los juegos ístmicos, cuya importancia sólo era opacada por los juegos olímpicos. Los juegos ístmicos se realizaban cada dos años al llegar la primavera, e incluían pedestrismo, boxeo, lucha libre y carreras de carros (cf. 1 Corintios 9:24–27).

Durante su estadía de dieciocho meses en Corinto, Pablo debió asistir a los juegos ístmicos de la primavera del año 51 d.C. Suponemos que poniendo en práctica su principio de «a todos me he hecho de todo» (1 Corintios 9:22, 27), usó la ocasión para comerciar con las carpas que fabricaba y para proclamar el evangelio de salvación.


5. Importancia

Pablo optó por predicar el evangelio en las capitales de las provincias. Por ejemplo, predicó en Tesalónica, capital de Macedonia, y en Corintio, capital de Acaya.

El apóstol pensaba que las capitales eran centros estratégicos donde, en algunos casos, el tráfico terrestre se encontraba con el marítimo. Desde Corinto el evangelio se extendió a las aldeas rurales y a las ciudades que estaban a su alrededor, para luego saltar a muchas otras partes del mundo mediterráneo.

Ninguna otra congregación recibió tanta atención de parte de Pablo, quien ofrendó talentos, tiempo y lágrimas en favor de ellos.

La congregación no sólo fue visitada tres veces (2 Co. 13:1), sino que recibió sanos consejos, largas epístolas e incesante oración. Diversos problemas prácticos acosaban a esta inexperta congregación. Como padre de esta iglesia local (1 Corintios 4:15), Pablo aconsejó a los creyentes para que supieran cómo enfrentar todas sus dificultades.

No obstante, el alcance de sus palabras no se limita a un grupo o a un momento histórico, sino que transciende a toda la iglesia universal. La teología que Pablo registra en esta epístola se puede aplicar a las situaciones que se viven en innumerables congregaciones a lo largo de todo el mundo.

De hecho, lo que él enseña acerca del matrimonio, el divorcio, la separación, la virginidad y las viudas (capítulo 7) toca la vida de todos nosotros. Por tanto, esta epístola está dirigida a todos los creyentes de todo el mundo, no importa su edad o la época en la que vivan.

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